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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Al fin estaba alli, descolgó los hombros y dejo escapar un suspiro de alivio.la mochila en su hombro se deslizo pero logro atraparla con su mano - N-necesito un descanso - mascullo para si, estaba algo despeinada y su ropa llena de tierra, como si hubieran caminado por encima suyo no una, si no muchas veces. Saco fuerzas de quien sabe donde y se acerco al primer hostal que se encontró, tenia buena apariencia asi que no escatimo en gastos, al menos en ese instante.

- ¡Bienvenida! -le recibió una mujer con una gran sonrisa - ¿En que podemos ayudarle? - la morena le vio, con ojos suplicantes y solo atino a decir una dola cosa - aguas termales -chillo en un murmullo lastimero que asusto a la mayor, la invitó a seguir y ella personalmente la llevo hasta el lugar en donde las pequeñas piscinas se encontraban - por favor, póngase cómoda - tomo algunas cosas, entre ellas una toalla y un yukata - tome esto, los vestidores están por allá - sonrió una ultima vez y tras una reverencia se marcho. Akane se quedo allí, de pie, pensando en que solo quería zambullirse y relajarse, no salir nunca del agua parecia una buena opción.

La muchacha se dispuso entonces a buscar un lugar, ya hiria a cambiarse luego. De momeo, procuraría hallar un lugar tranquilo donde relajarse.
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#2
Geki apenas había salido de las calientes piscinas termales, se había secado y se dirigía en busca de algo de comer, aquellas aguas no sólo relajaban músculos, sino qué también abrían el apetito. El calor que sentía su cuerpo se reflejaba en sus cachetes, los ruborizaba y le hacía sudar la frente sin importar el poco tiempo que había salido del agua.

Se encontraba descalzo y el piso chirriaba cuando sus pies mojados patinaban en el lustre de la madera. Ya, en el vestidor, se puso su kimono negro y verde, hacía algún tiempo que ya no lo usaba diario y era una prenda cómoda para ese tipo de situaciones.

Tras cambiarse, se dirigió por los pasillos de papel y madera tratando de encontrar alguna especie de comedor, pero le dificultaba el hecho de que nunca había visitado con anterioridad el lugar. Igualmente, esto no le molestaba, aprovechaba a disfrutar del decorado, los papeles pintados, las reliquias, algunos de los cantos de aves que llegaban al lugar y el calor del vapor empujado por el viento hacia el interior del edificio.

Pese a sus esfuerzos el Senju no encontró a nadie en el lugar que pudiera orientarlo, hasta que se topó con ella. Una muchacha grande, de piel morena en la entrada del lugar. Allí también se encontraban empleados del establecimiento, aunque el estómago le pedía a gritos que les consultara por comida los ignoró. La bandana que llevaba la muchacha había capturado la atención de Geki y la siguió unos pasos, hasta que la distancia que los separaba le permitiera hablar sin gritar.

—¿Uzushio aquí? Le preguntó con cara desconfiada mientras entrecerraba los ojos.
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#3
Akane se tensó un poco al escuchar aquella voz, no porque le hubieran tomado por sorpresa (aunque debía admitir que así había sido) sino, por las palabras que el desconocido pronuncio. La morena se dio vuelta lentamente y entonces vio a un jovencito más o menos de su edad, que le observaba de manera poco grata - Ah... - "conozco esa mirada" dejo escapar un suspiro cansino - Esto es como un dejavu - murmuro para sí misma, recordando su anterior encuentro con aquel muchacho pintoresco que, al igual que quien tenía enfrente, pertenecía a una aldea diferente a la suya.

Cerro los ojos con cierta molestia y dejo escapar otro suspiro, uno más sonoro que el anterior ¿Porque tenía pagar ella por las estupideces de otro? ¿Que no habría un lugar en donde antes de acusarla de algo le saludaran primero? - Que modales - se cruzó de brazos, supuestamente ofendida - ¿Qué tiene de extraño que YO esté aquí? - Cuestiono la jovencita cruzándose de brazos con una sonrisilla - ¿Que? - entrecerró la mirada y la sonrisa en sus labios se ensancho un poco más - ¿Acaso crees que haré algo? - lo observo por algunos minutos mas de la misma manera y luego, estallo en risas. Pudo jurar que se le escaparon algunas lágrimas de la mucha risa que le dio, quizás no debía bromear con algo tan serio, pero estaba tan aburrida de que le vieran como a un delincuente que, no le importo mucho.

- ¡Ay por favor! - exclamo en voz audible pero no tan alto para que el resto de personas que estaban a su alrededor le escucharan - Deja de verme así, solo vine a tomar un baño como todos los mortales ¿o acaso no tengo derecho a eso? - cuestiono con ese semblante tranquilo y sonrisa traviesa que le caracterizaba.
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#4
Geki se volvió un paso atrás y tragó saliva. Su cara se desdibujo en una mezcla de sorpresa, sonrojo y miedo. De ninguna manera esperaba aquella respuesta por parte de Akane *Estos de Uzu están todos locos, mejor será que tenga cuidado* Pensó mientras seguía congelado en frente a la muchacha, de seguro que si estuvieran en una serie animada una gota se le hubiese dibujado en el contorno de la cara. ¿Qué debía hacer ante una persona que se comportaba de tal manera? no estaba muy seguro, así que al terminar de escucharla suspiro, intentando cambiar su energía.

—Bueno te pido disculpas —Interrumpió, cruzándose los brazos y volviendo a su cara de desconfianza, pero esta vez era un poco más agresiva ya que no le gustaba pedir perdón. —Igualmente no confío en ustedes. Le dijo con un tono más elevado y señalándola con un dedo —Te estaré vigilando de cerca. cerró volviendo a la postura de cruzarse los brazos.

Al Senju sin dudas que le ponía nervioso la presencia de un ninja allí, en especial los de Uzushio. Se había decidido que no perdería de vista a aquella muchacha mientras él estuviera en ese lugar. Tendría que descubrir cuáles eran los planes macabros que traía entre manos.

Estaba convencido, no le despegaría ni un ojo de encima. *Maldición estos de Uzu algo traman* refunfuño en su interior.
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#5
¿Le tenía miedo? No supo si reírse o molestarse, la forma en que la trataba comenzaba a parecerle exagerada, pero no menciono nada, solo se dedicó a observarlo y planear su siguiente movimiento.

La kunoichi rodo los ojos y negó despacio con la cabeza, aunque le molestara esa mirada suya debía admitir que había encontrado la excusa perfecta para divertirse ese día - Puesto que tus disculpas no son honestas, no, no las acepto~ – canturreo la muchacha, claramente bromeando, pero no iba a decírselo, no de momento. Ahora lo importante y primordial era ese baño en las termas, necesitaba relajarse y estaba claro que no conseguiría eso quedándose allí, de pie, jugando a las miradas con el chico.

Se dio vuelta entonces, dispuesta a marcharse de allí, debía buscar un lugar menos concurrido en el cual relajarse – ¿Sabes qué? –una sonrisa ladina se apodero de los labios de la morena que, por sobre su hombro, le dedico un fugaz vistazo – ¿Iré a darme un baño, planeas seguirme hasta allí? – pregunto divertida, en espera de las reacciones que el otro pudiera tener ante sus palabras. Akane seguramente le hubiese ofrecido alguna golosina, pero no quedaba nada que obsequiar así que el jovencito tendría que conformarse con su sentido del humor.

La de cabellos verdes emprendería la marcha una vez escuchara lo que el otro tuviera por decir, realmente deseaba sumergirse en las aguas de aquel lugar y descansar su cuerpo, sobre todo sus piernas.
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#6
El Senju bufó, dejando escapar el aire de una manera que fue fácilmente audible para los demás. Sabía que la chica lo había dejado en jaque, de ninguna manera iban a permitir que un hombre entrara en las piscinas que fueran destinadas para mujeres, ni tampoco quería recibir un par de golpes por entrometerse. Cerró los ojos y giró la cara resignado.

—Puedes hacer lo que se te plazca. Dijo, de repente, su estomago rugió de forma estrepitosa —¡Qué tienes suerte! te ha salvado la campana. Se volvió de nuevo a la kunoichi —Te estaré vigilando Uzu. Y con los índice y el dedo medio se señalo los ojos y le devolvió la seña a la chica, mientras se alejaba dando pasos cortos hacia la recepción.

Estaba un poco enojado, no iba a poder hacer nada en esa situación. Pero bueno, al menos, lo había intentado, no podía sin embargo, bajar la guardia.

Subió un poco la cabeza pero no encontró a nadie en el lugar. Se posó en el mostrador de la entrada apretando un especie de timbre, el mismo sonó ring ring... intentando llamar la atención del servicio. Su estomago volvió a rugir pero esta vez acompañado por un poco de dolor, la verdad que estaba necesitando comida.

—¿HOLA? dijo un poco con el tono elevado *Mierda, me estoy muriendo de hambre en este lugar*
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#7
Quiso cortarle el dedo solo por señalarla ¡Que grosero! ¡tratándola como a una criminal! Se mantuvo sonriente, aunque le molestara la actitud del de cabellos grises. Se marcho antes de que este concluyera, no quería amargarse el dia, así que se alejo con un suave contoneo del lugar. Busco un espacio libre, con pocas personas y se sumergió en las aguas, se hundió hasta los hombros y suspiro satisfecha.

sin embargo, en medio de su agradable baño su estomago se quejo - owww - chillo la morena, molesta consigo misma. Su estomago reclamaba comida y ella no podía hacerlo esperar, con pesar salio de las piscinas, envuelta en una toalla, y luego se cambio al yukata que antes le habían proporcionado. se adentro en los corredores y pronto llego a la recepción, en donde para su desgracia se encontraba el niño que antes le había importunado.

- miren nada mas, si es el chico grosero de antes- "que suerte" siceo la muchacha con cierto deje de burla. también toco la campanilla y minutos mas tarde apareció una mujer - ¿En que puedo ayudarlos? - los observo con detenimiento en espera de una respuesta.

- El llego primero, que hable - comento la jovencita apoyada en la pared - No quiero que vaya a indignarse y me trate mal una vez mas - agrego, encogiéndose de hombros. La joven mujer que les atendía no supo que decir - y...¿que deseas? - pregunto por segunda vez, en esta ocasión observando a Geki.

Akane por su parte, clavo sus orbes color miel sobre el contrario - ah, antes de que lo olvide niño -se alejo de la pared en la que se encontraba y se acerco tan solo unos pasos al peligris - No vuelvas a señalarme con ese dedo tuyo, no sea me tropiece y te aplaste~ - Sonrió la Akimichi. Aunque solo fueran palabras, porque claramente no seria capaz de tal cosa, quería dejarle muy claro que su actitud le molestaba.
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#8
El ninja soltó aire fuerte, esta vez fue un suspiro intentando escapar toda pesadez que tenía en la cabeza, mientras escuchaba hablar a la Akimichi. Se cruzó de brazos nuevamente tras el reclamo y miró a la chica dedicándole un revoleo de sus ojos en las órbitas. La observó, esta vez un poco más detalladamente, la verdad que no parecía una amenaza, o si lo fuera ¿Por qué se estaba acercando a él? Algo no cuadraba, o directamente no cuadraban las sospechas de Geki. Luego de analizarla de arriba a abajo, se giró hacia la recepcionista.

—Un menú del día por favor. Se detuvo y contempló a Akane nuevamente.

—Que sean dos, si la dama apetece. Soltó y tras un giro empezó a caminar hacia una mesa que se encontraba en la misma sala.

La mesa era de madera cuidadosamente tallada. Tenía un pequeño mantel verde sobre ella, unas flores de colores en el centro le daban vida. Los bancos que rodeaban la superficie eran largos y pesados, aptos para que cuatro o más personas compartieran ese lugar. Una luz tenue entraba por una ventana cercana y amplia que enseñaba un paisaje despejado pero bastante pintoresco y con un toque calmo.

Geki daba pasos lentos, su cara era como de ido o de una mente en blanco mientras se sentaba allí, con la mirada perdida hacia aquella ventana. Puso su codo sobre la mesa apoyando la cara sobre su mano y descanso su cabeza allí mientras esperaba que le trajeran la comida.
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#9
Una sonrisa de victoria se dibujó en su rostro redondo y regordete, confirmo lo que el peligris había dicho y le siguió hasta la mesa en donde se sentó. Akane se hizo un par de sillas más allá - Te diría gracias, pero... - Clavo sus ojos miel en los azabaches contrarios - Es lo menos que puedes hacer, por señalarme y tratarme como a una criminal - agrego desviando la vista de Geki, alisando con sus manos la tela verde del mantel que cubría gran parte de la mesa.

Espero paciente a que trajeran la comida, mientras observaba atreves de la ventana el pintoresco paisaje que se presentaba fuera. El baño le había caído de maravilla, aunque había sido corto, se sentía renovada "Debo invitar al abuelo" pensó, mientras tarareaba intentando distraerse para no pensar más en el hambre que tenía.

-Aquí tienen, disfrútenla -

La voz de la señorita la saco de sus pensamientos, y el olor de la comida llego rápidamente a su nariz, embriagándola - ¡Gracias! - su rostro se ilumino ¡Ya podía saborearlo! casi pudo jurar que babeaba, y sinceramente no le importaba. El menú consistía en Udon, una sopa con pastas gruesas acompañadas con algunos mariscos y kabayaki sobre arroz blanco. Todo olía muy bien, así que no se tomó la molestia en esperar a que su acompañante comenzara a comer, no habían protocolos que la detuvieran cuando se traba de su más grande pasión: Comer.

- ¡Provecho! – tomo los palillos y se llevó el primer bocado.
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#10
El senju observaba comer a su compañera nueva con una pequeña pizca de asombro y desconfianza. Aunque estaba brindando un show de gula no le extrañaba que comiera tanto, ya que lo superaba en tamaño y peso. El ninja esperó un moemnto antes de empezar a comer, parecía que quisiera decir algo pero al final se lo guardó. Tomó los palillos y empezó a llevar comida a la boca. Se podía sentir un poco de envidia del chico en cada mirada que le daba mientras mordía el pan para combinar con el bolo en su boca.

—Te debo una disculpa.— espetó, acompañado de una mirada seria —Lamento haberte tratado como una criminal... es que hace días que estoy aquí intentando resolver una misión y todavía no he conseguido nada, ni una sola pista.

Se recostó sobre el respaldo de la silla, no era tan acolchado como el asiento. Dedicó una mirada al techo, perdida, sin prestar atención en los detalles, luego llevó las manos a la cara y se la frotó un poco, intentando espabilar.

—Perdón, no tendría que arruinar la comida con mis comentarios. Negó con las manos y evitó mirarla a los ojos. Concentró su atención en el plato y pellizcó otro bocado. La comida estaba deliciosa y por lo pronto lo reconfortaba un poco.

—No quiero molestarte más, espero que este plato haya sido suficiente para que me perdones. El chico se levantó e hizo una reverencia de agradecimiento. Y se retiró del salón en silencio.
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