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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Juro caminó tranquilamente por las calles, completamente abarrotadas de gente. La ciudad de Tanzaku Gai era una de las mayores ciudades encontradas en el País del Fuego. Juro estaba simplemente maravillado.

"Ya era hora de que Katsue me dejase salir de la aldea"

Aun recordaba la conversación que había tenido lugar en su casa, días atrás.

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Juro practicamente se arrodilló con su pequeña altura, suplicante. Gen, a su lado, también estaba arrodillado y en gesto suplicante. Los hilos de chakra que los unían resultaban hasta cómicos.

— Ni hablar. Tú te quedas en casa — le había dicho Katsue cuando había anunciado en casa que tenía un viaje por hacer.
— ¡Venga ya! ¡Soy mayorcito!
— Aún es muy pronto. No quiero hacer de niñera.
— Tengo a Gen. Estaré bien.
— Cuando puedas manejar la otra marioneta, podrás ir a donde quiera. La básica es muy frágil.

Gen cayó al suelo, quizá dolido por sus palabras. O quizá porque Juro deshizo la técnica. Quién sabe.

— ¡Venga! ¡Me portare bien! — exclamó, sin desistir —. Nunca he salido de la aldea. Quiero ver mundo.
— No se que esperas ver...
— Katsue, llevatelo. Ya es mayorcito.
— Pero...

La intervención de Furui había sido perfecta. Su anciana sensei le había apoyado en todo momento. Era de la opinión de que no viviría y aprendería si no tenía experiencias nuevas. Una mujer sabia. Katsue, ante tanta presión, había terminado accediendo, aunque...

— Pero prometeme que te portaras bien y no te separaras de mi.
— ¡Hecho!

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Y así habían recorrido el camino hacia el País del Fuego durante días. Juro había cumplido su promesa y había hecho todo cuanto le habían ordenado. Para evitar problemas, su hermana decidió no mostrar su identidad a nadie. Hizo que Juro guardara su bandana a buen recaudo, igual que ella misma hizo. Así mismo, también guardó a Gen detrás de la manta que colgaba de su espalda. Aun resaltaba bastante el bulto, pero en el peor de los casos, podía fingir que era un simple muñeco.

Sin embargo, Juro había fallado en su última petición. Tras llegar a al ciudad, horas antes, su hermana le había ordenado — con pelos y señales, para más vergüenza — quedarse quieto mientras ella realizaba sus encargos.

Por supuesto, no había podido resistir la tentación de dar un paseo por la gran ciudad. Tanto, que ya no sabía como volver a la plaza donde le había dejado.

— Espero que no se enfade cuando vea que no estoy...

Tanta gente le asustaba un poco. Pero nadie parecía reparar en él, por lo que no estaba en peligro. Solo tenía que encontrar el camino de vuelta. Ya había pasado por muchas calles. Muchisimas. No debía estar tan lejos. ¿No?

Inmerso entre la gente, trató de seguir caminando. El flujo de personas era inmenso: mujeres, niños, perros, hombres adultos, ancianos... Cada uno con su vida, sus objetivos, sus metas...

— ¡Quita, niño!

De repente, se llevó un empujón que le tiró al suelo. Molesto, vio a un hombre pasar, trajeado, con un bastón en la mano derecha. A su lado iba una marea de mujeres, pegadas a él, ligeras de ropa. Parecían pelearse por ir cogidas de su brazo. El hombre tenía un rostro afilado y una expresión prepotente. Le miró por encima del hombro y siguió caminando, en dirección a una de las muchas callejuelas en las que se ramificaba la calle.
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#2
Despues de estar en el puente Kannabi quise relajarme un poco viendo la parte buena de la civilización, la que no era shinobi y nada quería saber de ellos. Y no hay mejor sitio que Tanzaku Gai. Una ciudad normal y corriente con juergas constantes, obviamente yo no iba a involucrarme, solo ver el ambiente de la ciudad era relajante. Su decadencia me recordaba por qué es importante mantenerse firme, para que cada uno haga lo que quiera.

Por una de sus calles me encontré con un chaval con algo a su espalda, seguramente algún hijo de mercader perdido, porque nadie le echaba cuentas ni él parecía seguir un camino más allá de seguir a la muchedumbre. Estaba empanado mirando a todas partes como si fuera la primera vez que sale de su pueblo. Su mirada inocente me hizo sonreir. Putos niños que ingenuos que son. Claro que yo no sabía que llevaba una maquina de matar a su espalda. Putos niños diabolicos.

Yo iba unos pasos por detrás del chaval, sin embargo, iba mucho más atento que él, porque vi a un hombre idiota venir mucho antes. Para cuando el chico lo viera ya estaría en el suelo, y para cuando el hombre me viera a mi... Me choqué con él de frente, tirandolo al suelo en el acto, soltó el bastón de la sorpresa, cosa que aproveché.

¡Quita, vejestorio!

Me apoyé en el bastón para agacharme a ofrecerle mi mano para levantarse al chico.

¿Estás bien, chaval?

Igual me metía en problemas, pero habia hecho lo que creía justo. El día que presenciara una injusticia y no hiciera nada, sería el último de su vida. Mantuvo a aquel prepotente vigilado por el rabillo del ojo, con esa actitud igual era shinobi de Amegakure.
Nabi
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#3
Juro trató de recomponerse. Era un ninja, maldita sea. Aunque fuese pequeño y estuviese perdido, tenía que tratar de mantener algo de dignidad. Si su hermana le dejase sacar a Gen...

¡Quita, vejestorio!

Ante la sorpresa de Juro, el siguiente en caer al suelo fue el hombre trajeado que le había tirado. Las mujeres que iban a su lado se quedaron petrificadas , observando como el señor caía y perdía el bastón. Juro contuvo la risa.

El autor era un chico, un poco más alto que él mismo. Su pelo era llamativo, rubio y hacia todas las direcciones. Sus ojos, color marrón dorado. Vestía de forma sencilla, y llevaba el bastón del hombre, sobre el que se apoyaba. Amablemente, le tendió la mano, para que se pudiera levantar. La aceptó, intentando no mostrarse receloso.

¿Estás bien, chaval?

— Si... — murmuró, en voz baja, algo impresionado aún —. Muchas gracias. Ya estoy algo mejor.

Se sacudió el polvo y se ajustó la bolsa de atrás. No pudo comprobar el estado de Gen, pero supuso que él también estaba bien. Si no, habría sentido las piezas rompiéndose, junto a su corazón. No. Gen era más resistente que eso. Observó con algo de admiración como el chico controlaba la situación, como sostenía el bastón y vigilaba al hombre. Sin embargo, además del hombre, habría sido una buena idea que vigilase lo que pasaba alrededor de él.

Desde su espalda, un puñetazo golpeó su coronilla. Después, se escuchó un grito. Luego varios. Todos femeninos. El chico pronto se vería rodeado por todo un escuadrón de mujeres furiosas, que antes habían acompañado al hombre.

— ¡Devuelvele el bastón a Satoru-sama! — exclamó una.
— ¡Eso! -- fue secundado por otra.

Todas manifestaron su apoyo. Mientras el hombre se levantaba y se sacudía el polvo, las mujeres, ofendidas, acorralaron al chico. No eran ninjas ni luchadores. Solo parecían ser civiles con muy mala leche. Una se lanzó para darle un puñetazo en el estomago. Otra trató de colgarse a su brazo para impedir que se moviese. Una le agarró de la pierna derecha. Otra más espabilada trató de darle una patada desde su espalda directa al punto más débil de un hombre.

Estaban realmente furiosas.
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#4
El hombre ni se movió, sin embargo, todas las señoritas de compañia que iban con él se volvieron locas. Un golpe a la cabeza por la espalda me sorprendió, pero estaba claro que no tenían ni la fuerza ni la instrucción para asestar un buen puñetazo. Aunque un chichón la mar de feo sí que me iba a dejar.

Además, no aprovecharon del todo que estuviera distraido y no me esperase su reacción, sino que se tomaron su tiempo para avisarme a gritos de que me rodeaban y rodearme. Obviamente yo soy un caballero, así que golpear a damas esta fuera de cuestión.

Señoritas, por favor, vamos a tranquilizarnos y a hablar del tema.

Sin embargo, no estaban dispuestas al dialogo. Desde luego no tenían ninguna noción de combate, se lanzaron a lo loco sin coordinarse ni planear nada, cada una haciendo lo que le parecia. La primera se lanzó a darme un puñetazo, le agarré la muñeca y la lancé sobre otra que se acercaba a agarrar mi brazo, haciendo que se tropezaran entre ellas. La siguiente fue a por mi pierna derecha, levanté de inmediato la pierna para que no me la agarrara pero el último ataque venía por detrás en busca de mi zona sagrada.

Usé el bastón de apoyo para saltar fuera de esa marabunda de mujeres, aterrizando al lado del hombre que aún estaba en el suelo. Lancé el bastón hacia arriba.

Bueno, esto es tuyo.

Me acerqué andando hasta donde estaba el muchacho, sin dejar de vigilar de reojo a toda esa chusma. Cuando estuve lo suficientemente cerca le hablé en voz baja para que no me escucharan:

Sera mejor que nos vayamos de aquí cuanto antes.
Nabi
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#5
Señoritas, por favor, vamos a tranquilizarnos y a hablar del tema.

Por supuesto, las mujeres no se tranquilizaron lo más mínimo. Se lanzaron como fieras desorganizadas, con la esperanza de detener al chico que había dañado a su querido hombre.

Sin embargo, y para sorpresa de Juro, el que el chico rubio hubiese tirado a aquel hombre no era casualidad. Agilmente, se deshizo de las mujeres, con una agilidad impropia de un civil. Literalmente se apoyó en el bastón para saltar y romper el rodeo de las mujeres. Después, lanzó el bastón hacia su dueño original, quien observaba, asombrado.

Mientras Juro observaba todo, una mujer, quién había decidido no participar en los golpes, se le acercó.

— ¿Quieres venir conmigo, pequeño?
— ¿Eh?

Eso solo provocó una carcajada por parte de la mujer.

— Toma anda, para cuando crezcas. Si alguna vez pasas por aquí...

Ante la sorpresa de Juro, la mujer le dio una pequeña tarjeta cuadriculada de visita. Después, se fue, al tiempo que el chico rubio se acercaba a él.

Sera mejor que nos vayamos de aquí cuanto antes.
— S-Si, vamonos de aquí.

El grupo numeroso del hombre y las mujeres no harían nada para detenerlos. Juro, confiado, decidió seguir al chico rubio. Después de todo, le debía algo. Mientras caminaban, no pudo evitar ojear aquella pequeña tarjeta. En ella se podía ver a una mujer igual que las anteriores. El título decía algo como "Burdel de las Camelias rojas".

Solo cuando se hubieran alejado lo suficiente, cogería confianza para hablar.

— Esto... Gracias por la ayuda. Casi te metes en una buena por defenderme — murmuró, algo avergonzado. Él no podría haber hecho algo así —. Soy Juro.

Le tendió la mano y le sonrió amistosamente. Tras esperar su contestación, decidiría compartir lo de la tarjeta.

— Por cierto, una de las mujeres me dio esto. ¿Es alguna clase de bar donde trabajan o algo así?
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#6
Una de las mujeres, y al parecer, la más inteligente, en vez de meterse en el berenjenal de pegarse con un shinobi de Uzushiogakure se fue directa al chaval y le ofreció una tarjeta de su establecimiento y de sus servicios.

— S-Si, vamonos de aquí.

El nene me siguió obedientemente y nos alejamos de la muchedumbre en dirección al castillo que ocupaba buena parte de la ciudad, era el mejor sitio para estar un poco más tranquilos.

— Esto... Gracias por la ayuda. Casi te metes en una buena por defenderme. Soy Juro.


No te preocupes, pero la proxima vez tendrás que defenderte tú solito.

Le estreché la mano al entrañable chaval.

Yo soy Senju Nabi, encantado.

— Por cierto, una de las mujeres me dio esto. ¿Es alguna clase de bar donde trabajan o algo así?

Ciertamente una pregunta complicada, tendría que buscar una tangente por la que escaparme. No tenía ni idea de cómo se trataban esas cosas con los chavales hoy en día, en los tiempos de guerra todo era más sencillos, los niños se morían antes de preguntar cosas.

Juro-kun, lo que pasa en esta ciudad son cosas de mayores. Así que lo que esa mujer ofrece es compañia, porque a los hombres les gusta la compañía de las mujeres hermosas, ah, y alcohol, seguramente tambien te darían alcohol. Porque el alcohol hace que no te preocupe nada en la vida y te deja el cerebro hecho trizas y el corazón negro. Así que no puedes ir a ese lugar, aún eres demasiado joven para esas cosas.

Estaba a punto de tener la charla con un niño que acababa de conocer, de ahí a ser padre hay un paso y ese paso incluye otra charla incomoda sobre sexualidad, así que dejemoslo estar por ahora. Ya habiamos dejado atrás la zona principal de la ciudad que incluia clubs de alterne y otros negocios sucios, ahora estabamos en la parte milenaria de la misma, con ese enorme castillo y demás estructuras más antiguas.

¿Y has venido solo, Juro-kun? ¿Tienes que ir a algún sitio o encontrarte con alguien?
Nabi
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#7
El chico le estrechó fuertemente la mano.

Yo soy Senju Nabi, encantado.

El apellido resonó en su cabeza. Eso hizo que se fijase más en lo que tenía alrededor. Más bien, en lo que tenía delante. En el cuello del chico rubio — Senju Nabi, había dicho — colgaba una bonita bandana de Uzushiogakure. Sintió un escalofrió, de esos tan fuertes que retumban por toda la columna.

Sin darse cuenta de su repentino malestar, Nabi le explicó acerca de su inocente pregunta.

Juro-kun, lo que pasa en esta ciudad son cosas de mayores.

Juro trató de atender a su explicación, pero su mente daba vueltas.

"Es un ninja de otra aldea. Pero me ha ayudado. Eso no quiere decir que sea malo, aunque tampoco sabe que soy un ninja..."

— Así que lo que esa mujer ofrece es compañia, porque a los hombres les gusta la compañía de las mujeres hermosas, ah, y alcohol, seguramente tambien te darían alcohol.

"Mejor me mantengo así, si me pilla, solo diré que no me lo preguntó. Nadie tiene que ir luciendo su bandana, ¿no? "

Decidido a mantenerse con él un rato más, trató de atender a lo que le estaban diciendo.

— Porque el alcohol hace que no te preocupe nada en la vida y te deja el cerebro hecho trizas y el corazón negro.

"Me he perdido completamente"

Concentró sus esfuerzos en la última frase que salió de los labios del rubio.

— Así que no puedes ir a ese lugar, aún eres demasiado joven para esas cosas.

— ¡Entendido! — exclamó, dando por cerrado el tema antes de que le pillase.

Mientras caminaban, pensaba y hablaban, Juro notó que habían abandonado la zona más "oscura" de la ciudad, en la que se había internado inconscientemente. Parecían haber entrado en una parte más vieja, con el castillo, a lo lejos y diversas estructuras. Nabi, a su lado, continuó la conversación.

¿Y has venido solo, Juro-kun? ¿Tienes que ir a algún sitio o encontrarte con alguien?

Eso hizo que su mente se espabilase.

— La verdad es que vine con mi hermana mayor, hace unas horas, pero tenía que hacer unos asuntos y me separé de ella — explicó, sin dar demasiados detalles. No pretendía irse de la lengua —. Luego tendré que ir a la plaza, aunque antes quería ver un poco de la ciudad.

Nadie tenía porque saber que se había perdido y que llevaba un buen rato vagando como un niño abandonado. Igualmente su hermana estaría ocupada. No había una gran prisa.

— ¿Qué hay de ti?
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#8
El chaval puso una cara de empanamiento increible mientras le hablaba, como me recordaba a mi a su edad, pero finalmente parecía que había entendido el no acercarse a los clubs de alterne. Con eso y un bizcocho me come todo el... pastel.

— La verdad es que vine con mi hermana mayor, hace unas horas, pero tenía que hacer unos asuntos y me separé de ella . Luego tendré que ir a la plaza, aunque antes quería ver un poco de la ciudad.

Así que se trataba de una pobre pareja de hermanos comerciantes que seguramente vivian en medio del bosque y tenían que cazar su comida y vivir cada día con el miedo de que los descubran unos bandidos o un dinosaurio.

— ¿Qué hay de ti?

¿Yo? Me gusta esta ciudad, siempre hay alguien que necesita ayuda por aquí y así puedo aprovechar mi entrenamiento para hacer algo útil con mi tiempo libre. Como te he ayudado a ti, esta gente se cree superior por tener dinero, yo les demuestro que no tienen nada de superior por ser ricos.

Mi sonrisa se ensanchó conforme le enseñaba al muchacho que en este mundo había gente buena y con valores y que esa gente estaba en Uzushiogakure. Grande y fuerte Uzushiogakure.

Entonces ¿quieres visitar algún lugar en concreto?
Nabi
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#9
Mientras conversaba con Nabi, Juro se preguntó que escondería detrás de su semblante tranquilo.

¿Yo? Me gusta esta ciudad, siempre hay alguien que necesita ayuda por aquí y así puedo aprovechar mi entrenamiento para hacer algo útil con mi tiempo libre. Como te he ayudado a ti, esta gente se cree superior por tener dinero, yo les demuestro que no tienen nada de superior por ser ricos.

— Vaya, eres como un heroe — murmuró Juro, sorprendido de sus declaraciones. ¿Así debían de ser los ninjas?

"Entonces soy un ninja horrible" — pensó, para sí.

Desde luego, él no iba por ahí salvando a la gente o preocupándose por los demás. Solo por sí mismo. Eso le hizo sentir un poco culpable, de repente.

Entonces ¿quieres visitar algún lugar en concreto?

— ¿Algun lugar? — La pregunta le pilló de sorpresa. No esperaba que se preocupara tanto por él —. Bueno, estaría bien ver el castillo. Parece lo más imponente. Aunque sea por fuera.

Juro estaba al tanto de que ese era el castillo del señor feudal, y que las visitas estaban limitadas a ciertos días, cuando él no estaba presente. Perdido en el tiempo y en la gente, no tenía ni idea de nada más ahí.

— ¿Tú que vas a hacer? — preguntó, de repente. Lo cierto es que no quería separarse de aquel chico aún —. La verdad es que me gustaría escuchar más. ¿Podrías contarme alguna de tus aventuras?

Para Juro, aquel chico había ascendido de categoría. Después de ayudarle y contarle eso, a sus ojos, se acercaba más a la idea de heroe que parecía haberle querido vender.

"Quizá escuchandole aprenda a ser mejor ninja"
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#10
— Vaya, eres como un heroe

Oh, no, para nada. Solo hago lo que creo que hay que hacer, aunque la mayoria de las veces acabo metiendome en problemas. Imaginate que en vez de un sequito de mujeres que no habían peleado en su vida me hubieran rodeado unos mercenarios. Entonces sí que hubieramos tenido problemas y muy serios.

La reacción del jovenzuelo me había pillado por sorpresa, nadie nunca jamás me había llamado nada semejante a heroe. De hecho, era más bien al contrario, o directamente, ni me llamaban. Sin embargo, el brillo en los ojos de Juro me decía que le había calado más hondo de lo que me podía imaginar.

— ¿Algun lugar? Bueno, estaría bien ver el castillo. Parece lo más imponente. Aunque sea por fuera.

Pues al castillo va. Seguro que hay algún puesto de comida cerca.

Puse rumbo al castillo asegurandome de que el muchacho me siguiese.

— ¿Tú que vas a hacer? La verdad es que me gustaría escuchar más. ¿Podrías contarme alguna de tus aventuras?


No tengo mucho que contarte, la verdad, aunque te parezca un shinobi hecho y derecho aún no he vivido casi nada. Lo más interesante que puedo contarte es sobre aquella vez que me encontré un shinobi de Amegakure que experimentaba con ranas o cuando casi me rompí un brazo en los Grandes Juegos de Uzushiogakure.

Le comenté de pasada para que eligiese él de mi gran variedad de historias que contenía un total de dos, a pesar de que mi tonificado cuerpo y mi esbelta mente pudieran dar a pensar que he tenido muchisimas más que ahora mismo no pueda recordar.
Nabi
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#11
Mientras hablaban, ambos continuaban el camino. Juro, sin mucho a donde ir, seguía por completo al joven rubio, quien parecía saber a donde iba. O al menos lo aparentaba.

Oh, no, para nada. Solo hago lo que creo que hay que hacer, aunque la mayoria de las veces acabo metiendome en problemas. Imaginate que en vez de un sequito de mujeres que no habían peleado en su vida me hubieran rodeado unos mercenarios. Entonces sí que hubieramos tenido problemas y muy serios.

"Tiene razón. Pero eso también entra en el perfil de heroe" — reflexionó para sí.

Juro sonrió, satisfecho, cuando Nabi se mostró de acuerdo con su intención, casi infantil, de ir al castillo. Incluso mencionó algo de comida. La verdad es que no había comido en todo el día. No es que las tripas le rugieran, pero no le importaría tomar algo.

Por otro lado, la respuesta acerca de su deseo de escuchar sus aventuras fue algo extraña.

No tengo mucho que contarte, la verdad, aunque te parezca un shinobi hecho y derecho aún no he vivido casi nada. Lo más interesante que puedo contarte es sobre aquella vez que me encontré un shinobi de Amegakure que experimentaba con ranas o cuando casi me rompí un brazo en los Grandes Juegos de Uzushiogakure.

Juro frunció el ceño. Nunca había visto a un ninja de Amegakure —y tenía que admitir que eso de que experimentaba con ranas era curioso —, pero lo segundo que mencionó le recordó a alguna clase de evento de aldea. Que él supiese, en Kusagakure no habían hecho nada así.

— Cuéntame acerca de lo segundo — terminó por decir —. ¿Los Grandes Juegos de Uzushiogakure? ¿Es alguna clase de prueba de nivel para los ninja que hacéis por ahí?

A Juro casi le brillaban los ojos de la emoción. Le encantaba saber cosas. Desde que Furui le leía cuentos, de pequeño. A su manera de ver esto no era muy diferente.
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#12
— Cuéntame acerca de lo segundo ¿Los Grandes Juegos de Uzushiogakure? ¿Es alguna clase de prueba de nivel para los ninja que hacéis por ahí?

Sonreí ante la elección del muchacho.

Tienes buen ojo, Juro-kun. Sin duda una historia memorable.

Entramos en lo que parecía un pequeño parque más abandonado que Kusagakure si les atacara un bijuu. Llamarlo parque a lo mejor era un poco exagerado ya que se trataba de un cuadrado lleno de arena para que jugasen los niños y un par de bancos para que se sentaran los padres o tutores legales de los muchachos. O sus abuelos. O sus tios. O sus pederastas, no, casi que esos mejor no.

Vamos a sentarnos que igual esto va para largo.

Le señalé el banco que menos pinta de caerse a cachos en cualqueir momento tenía y me dirigí hacia él. Sin embargo, una aparición repentina hizo que mi culo no llegase a hacer contacto con las barras de madera que componian tan magnifico asiento.

¡El heladero ha llegado a la ciudad! ¡Helados fresquitos para el duro veranito joder que solaco que pega!

Un hombre empujaba un carro mágico del que emanaba un aura de frivolidad impresionante, como si se autocongelase a sí mismo. Aquel cantante cantaba todo lo que hablaba, incluidas las partes que no rimaban.

¡Señor! ¿Tiene un helado de esos que tienen dos palos y se parten y entonces son dos helados?

¡Otra cosa no tengo, pues es lo que más vendo! ¡Aquí tienes jovenzuelo, espero que no te pesquen con anzuelo!

Le pagué lo que valía el helado, cantidad que no recuerdo de forma totalmente valida porque así es más fácil rolear sin pensar en el dinero. Lo desenvolví y lo partí, pasandole la mitad a mi invitado en una ciudad que no era mía. Me senté en el banco y empecé la historia tras darle un lametón al helado.

Era una bonita mañana de primavera, o tal vez era una tarde, ni idea, la cuestión es que nos reunimos una pequeña muchedumbre y los mejores Genins de nuestra generación en el enorme jardín de cerezos que tenemos en la hermosa Uzushiogakure, que en primavera florecen y cambian toda la estetica de la villa a una mucha más gloriosa. Algún día con algún jutsu conseguiremos que esa belleza sea eterna.

Tras un breve sorteo para hacer dos equipos, en mi equipo estaban la más hermosa de las Kunoichis y de toda mujer que haya visto, oido o siquiera imaginado, Eri-hime. Pero no solo es jodidamente preciosa, sino que además es inteligente, cariñosa, amable, gentil, espabilada, hábil, ágil, diestra, atractiva, una gran oradora y la mejor madre que mis hijos vayan a poder pedir. Ah, y tambien estaba Senju Riko, que es un calientabragas con menos fuerza que un pedo de un gato amenio.


Hice una breve pausa para relamer el helado que empezaba a derretirse a una velocidad digna del verano que estaban viviendo.
Nabi
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#13
Nabi sonrió. Pareció que Juro había acertado con la elección.

Tienes buen ojo, Juro-kun. Sin duda una historia memorable.

Mientras lo decía, Juro notó como entraban a un pequeño lugar parecido a un parque. Estaba prácticamente vació, y no en muy buenas condiciones, pero pasaría. De todas formas, mejor si nadie les molestaba.

Vamos a sentarnos que igual esto va para largo.

¡Si!

Juro se sentó en el banco que el rubio le señaló con cuidado. Aun así, este no le acompañó al momento, si no que salió corriendo en dirección hacia algo. Poniendo más atención, se dio cuenta de que era un heladero, el cual arrastraba un típico carrito de feria. Ante la mirada estupefacta de Juro, Nabi le compró una especie de helado de dos palos, que partió para darle la mitad. Juro trató de disimular la sorpresa.

Gracias... — murmuró, preguntandose si todos los ninjas de otras aldeas eran tan amables como este.

Estuvo a punto de preguntarle por el precio, pero aun seguía lo suficientemente atontado como para dejarle continuar la historia.

Era una bonita mañana de primavera, o tal vez era una tarde, ni idea, la cuestión es que nos reunimos una pequeña muchedumbre y los mejores Genins de nuestra generación en el enorme jardín de cerezos que tenemos en la hermosa Uzushiogakure, que en primavera florecen y cambian toda la estetica de la villa a una mucha más gloriosa. Algún día con algún jutsu conseguiremos que esa belleza sea eterna.

Tras un breve sorteo para hacer dos equipos, en mi equipo estaban la más hermosa de las Kunoichis y de toda mujer que haya visto, oido o siquiera imaginado, Eri-hime. Pero no solo es jodidamente preciosa, sino que además es inteligente, cariñosa, amable, gentil, espabilada, hábil, ágil, diestra, atractiva, una gran oradora y la mejor madre que mis hijos vayan a poder pedir. Ah, y tambien estaba Senju Riko, que es un calientabragas con menos fuerza que un pedo de un gato amenio.


Juro sonrió ante lo dicho. Trató de imaginar a aquella chica que Nabi describía, pero le costó. Debía de ser alguien imponente, fuerte, valiente... y sobretodo, muy alta. Aprovechando el parón, Juro interrumpió, levantando la mano.

— ¡Pregunta! — exclamó, como si estuviesen en algún concurso — ¿Eri-hime es tu novia? ¿Y cómo era el otro equipo? ¿Eran fuertes? ¿Más que vosotros?

Las preguntas se acumulaban en su boca, realmente emocionado. Subió las rodillas al banco, mientras trataba de tomar el helado antes de que se derritiese del todo.
Hablo / Pienso

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#14

— ¡Pregunta! ¿Eri-hime es tu novia? ¿Y cómo era el otro equipo? ¿Eran fuertes? ¿Más que vosotros?


La primera pregunta nubló por completo a todas las siguientes, y yo que estaba tranquilamente comiendome un cacho de helado. Me tragué medio helado de la sorpresa y despues la mitad de esa mitad me salió por la nariz en forma liquida entre toses y moqueos. Cuando pude volver a respirar, saqué de mi bolsillo mi pañuelo de seda para limpiarme los restos de helado de la nariz.

¿¡Pero no me escuchas cuando habló!? "La kunoichi más hermosa de la villa, la más lista, la más hábil, etece etece" ¿Cómo iba a estar con alguien como yo? Ella acabará con el mejor shinobi de Uzushiogakure, el favorito para ser kage, si es que no acaba siendo kage ella misma, lo cual es muy posible. Yo solo soy yo, ella es... ella.

Despues de eso me quedé relamiendo lo que me quedaba de helado, dubitativo. Estaba claro que él no era quien, bueno, es que no era nadie, era totalmente imposible que Eri-hime se fijara en alguien asín. Y aún más despues de lo del Valle del Fin, seguramente todo lo que me decía era por educación.

Mi mente empezó a divagar pensando en Eri-hime, mirando la tierra como si esperara que me diera alguna respuesta, ni siquiera necesitaba la respuesta correcta. Por un momento me olvidé por completo de Juro.
Nabi
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#15
Nabi pareció sobresaltarse ante la pregunta de Juro. Tanto, que armó un desagradable espectáculo en el que estuvo involucrado la mitad de un pobre helado, babas y mocos entre en otros. Juro se quedó algo impresionado ante la visión, mientras se sentía algo mal.

Pensó en decir algo, pero Nabi le reprendió enseguida.

¿¡Pero no me escuchas cuando habló!? "
—Lo siento... — murmuró Juro, cortado, sin entender su error.

Sin embargo, no hizo falta adivinar nada...

La kunoichi más hermosa de la villa, la más lista, la más hábil, etece etece" ¿Cómo iba a estar con alguien como yo? Ella acabará con el mejor shinobi de Uzushiogakure, el favorito para ser kage, si es que no acaba siendo kage ella misma, lo cual es muy posible. Yo solo soy yo, ella es... ella.

Juro tragó saliva. Eso le extrañó. Nabi se había visto muy seguro hasta ese momento en que la había mencionado. ¿Ese efecto tenía el amor en las personas? Por que estaba claro que había algo ahí.

Nabi se evadió tras ello. Miraba para algún lado, pero Juro era consciente de que había perdido completamente su atención. Algo incomodo, carraspeó levemente. Una garganta infantil también se irritaba.

— Lo siento, pero... no hace falta ponerse así. Quiero decir, no se quien es esa chica ni he visto lo impresionante que debe ser, pero tú me has ayudado antes. Pareces tener buen corazón. Y bastante habilidad como ninja ¿Por qué no iba a fijarse en eso? ---- murmuró, tratando de subirle la moral, hasta avergonzado. ¿Por qué tenía que estar en esa situación? Debería haber cerrado la boca... —. No deberías pensar tan bajo de ti... Oye, si quieres, podría hablar con ella del tema.

Sonaba estupido, porque seguramente ella estaría muy lejos de ahí ahora mismo. Pero quizá si algun otro día sus caminos coincidian...

Puedo decirle lo impresionante que eres. Seguro que con eso se fija más en ti — le animó, apoyando levemente una mano en su hombro.
Hablo / Pienso

Avatar hecho por la increible Eri-sama.

...

Sellos implantados: Hermandad intrepida
  • Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60
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