Al ver como Juro se disculpaba me sentí mal por hacer al pobre muchacho sentirse incomodo, al fin y al cabo, yo sí que quería ese tipo de relación con Eri-hime... No era una locura que al chico se le hubiese ocurrido preguntarme si había conseguido tan divino logro. Además, mi enfado es conmigo por ser un debil mental y no tener la voluntad suficiente para declararme despues de tantos años a su alrededor, revoloteando en la lejania como una mosca. ¿Y si me acercaba y me daba un manotazo por zumbarle al oído?

— No te preocupes, no tienes que disculparte, he exagerado un poco. Me has sorprendido con esa pregunta.

— Lo siento, pero... no hace falta ponerse así. Quiero decir, no se quien es esa chica ni he visto lo impresionante que debe ser, pero tú me has ayudado antes. Pareces tener buen corazón. Y bastante habilidad como ninja ¿Por qué no iba a fijarse en eso?

Juro estaba exagerando incluso más que yo. Suspiré, en otro momento me hubiera encandilado con las palabras del chico, pero... lo mejor sería bajarle de esa nube.

— No soy tan impresionante, solo he evadido los ataques de unas mujeres que se preocupan más de no romperse una uña que de asestar el golpe. Y mi corazón no es tan bueno como puedas pensar. Tengo mucho odio acumulado, solo intento ser justo y extender la justicia de Uzushiogakure al resto del mundo, que es más bien injusto y caotico. Si las otras villas entendieran esto, todos podrían gozar de la verdadera paz.

No deberías pensar tan bajo de ti... Oye, si quieres, podría hablar con ella del tema.

— No es que piense bajo de mi, es que ella está tan arriba. — levanté la mirada al cielo, porque iba bien con la metafora. — Aún así, si algún día te cruzas con ella, puedes contarle una historia impresionante sobre una emboscada de asesinos profesionales sobre el solitario ninja, Senju Nabi.

Juro se alegró de ver como el chico volvía a sus cabales, con una disculpa , casi hasta avergonzada.

No soy tan impresionante, solo he evadido los ataques de unas mujeres que se preocupan más de no romperse una uña que de asestar el golpe. Y mi corazón no es tan bueno como puedas pensar. Tengo mucho odio acumulado, solo intento ser justo y extender la justicia de Uzushiogakure al resto del mundo, que es más bien injusto y caotico. Si las otras villas entendieran esto, todos podrían gozar de la verdadera paz.

"¿Las otras villas? ¿A que se referirá?" — se preguntó, al escuchar esa parte.

No importaba. El chico siguió hablando, y no iba a interrumpirle para eso. Sería demasiado sospechoso que preguntase. A Juro no se le daba demasiado bien la mentira.

— No es que piense bajo de mi, es que ella está tan arriba. Aún así, si algún día te cruzas con ella, puedes contarle una historia impresionante sobre una emboscada de asesinos profesionales sobre el solitario ninja, Senju Nabi.

Con eso, Nabi logró arrancarle una carcajada. La tensión poco a poco se desvaneció nuevamente.

— Muy bien. Lo recordaré. — Era tan poco probable que llegase a verla alguna vez. Pero oye. Todo podía ser. Una ninja de Uzushiogakure llamada Eri. ¿Por qué sus caminos no se deberían cruzar alguna vez?

Esbozó una nueva sonrisa, a la espera de más información.

— ¿Y qué pasó luego? — preguntó. Solo le había contado lo más básico, los dos equipos. ¿Se enfrentaron? ¿Quién salió ganador en esa caso? ¿Cómo serían las pruebas? Aun no se había enterado ni de la mitad de la historia, y ya le había interrumpido con esa estupidez. Culpa suya.

Logré borrar de su rostro las preocupaciones que habían despertado tras mi reacción a su bochornosa pregunta, pero es que el cabrón acertó en toda la llaga con un clavo ardiendo al primer intento.

— Muy bien. Lo recordaré. —

El joven mochuelo aceptó sin pensarselo dos veces hablar bien de mi delante de Eri-hime si alguna vez se la cruzaba. Era improbable pero no imposible, contra más puntos tuviera a mi favor mejor para mi. Sonriente me pidió más datos sobre los juegos, y yo que ya me había olvidado que estaba contandole esa anecdota...

— ¿Y qué pasó luego? —

— Ah sí, bueno, pues la cosa estaba asín. Eri-hime, Riko y yo en un equipo, y en el otro, Kotezuma, o algo así, que es un samurai camuflado de shinobi, porque va siempre pegado a su katana como un Amenio a una nube, Ayame, no, Arare, no... un Uchiha, que solo sabe leer y leer como si no hubiera mañana, y Sakamoto-san, una kunoichi que lo que tiene de bonita lo tiene de mala hostia.

Le di un par de lametones al helado antes de seguir.

— Como te puedes imaginar teníamos todas las de perder, los músculos de Riko y mis neuronas podían echar un pulso y probablemente perderían ambas partes. Si hubieramos tenidos que pegarnos ahí mismo, igual ganabamos pero en juegos de equipo nuestras posibilidades de ganar eran menores a las suyas porque Riko era muy de liarla, y así fue...

Juro sonrió nerviosamente, mientras Nabi seguía relatando su historieta.

— Ah sí, bueno, pues la cosa estaba asín. Eri-hime, Riko y yo en un equipo, y en el otro, Kotezuma, o algo así, que es un samurai camuflado de shinobi, porque va siempre pegado a su katana como un Amenio a una nube, Ayame, no, Arare, no... un Uchiha, que solo sabe leer y leer como si no hubiera mañana, y Sakamoto-san, una kunoichi que lo que tiene de bonita lo tiene de mala hostia.

Juro frunció el ceño. Nabi no se expresaba demasiado bien, pero podía entender, que en el equipo contrario había una especie de samurai, una mujer con carácter y...¿ un Uchiha?

Recuerdo lamer su propio helado, mientras esperaba más información.

— Como te puedes imaginar teníamos todas las de perder, los músculos de Riko y mis neuronas podían echar un pulso y probablemente perderían ambas partes. Si hubieramos tenidos que pegarnos ahí mismo, igual ganabamos pero en juegos de equipo nuestras posibilidades de ganar eran menores a las suyas porque Riko era muy de liarla, y así fue...

— Así que la prueba iba de juego en equipo — terminó deduciendo Juro — ¿Que teníais que hacer? ¿Y cómo es que la lió? Si además teníais a la mejor en vuestro equipo, ¿no? Eso debería haberos dado ventaja.

Juro trataba de resistir el mareo que le provocaba la expresividad de Nabi. No es que no supiese comunicarse, es que le costaba entender cuando hablaba en serio y cuando estaba de broma.

— Así que la prueba iba de juego en equipo — terminó deduciendo Juro — ¿Que teníais que hacer? ¿Y cómo es que la lió? Si además teníais a la mejor en vuestro equipo, ¿no? Eso debería haberos dado ventaja.

Negué con la cabeza lentamente ante la ingenuidad del pobre Juro, estaba claro que no entendía nada de nada. Le miré a los ojos antes de empezar a hablar para asegurarme de que me viera negar lentamente con la cabeza.

— Juro, algún día en esta vida entenderas una verdad tan grande, que eclipsará el resto de verdades que sepas hasta la fecha. Un tonto tiene mucho más poder que los tres kages juntos. Porque un tonto puede liarla tanto, pero tanto tanto, que pierdas una guerra que estaba practicamente ganada. Atento, porque te voy a contar como un tonto perdió una batalla, pero una princesa ganó la guerra.

Me puse en posición, apoyando mis codos en las rodillas y encarando lo máximo posible a Juro, entonces le di un buen repaso al helado para poder hablar un rato largo antes de volver a darle mi atención.

— Con los equipos formados, nos explicaron el primer juego. Era el juego de la cuerda, no sé si has jugado nunca. Basicamente cada equipo tira de un lado de la cuerda y ésta tiene una cosa en el medio. Cuando consigues traer la cuerda hacia tu lado lo suficiente, ganas. Lo que más cuenta en este juego es el agarre que consigas, si el suelo es tierra el equipo con menos fuerza poco a poco se ira arrastrando hacia el lado del otro equipo.

Bien, pues como nos permitían usar técnicas mientras no infligieramos daño alguno a nadie, saqué mi bomba sonora para joder vivos a los otros tres. Obviamente lo conseguí, pero por infortunios de la vida no pude seguir tirando de la cuerda ya que me lesioné el brazo. Teníamos al equipo contrario justo donde quería y Eri-hime tiraba con fuerza y determinación. Como puedes ver ya por este punto de la historia, lo teníamos hecho, si Riko se hubiera quedado quietecito tirando de la cuerda. ¡Pero no! Cogió, con sus dos huevacos, y usó una técnica de Suiton para pegar al otro equipo al suelo y, de paso, a la cuerda. Es decir, cuando solo nos quedaba tirar para ganar, pegó la cuerda al suelo, paralizando toda la ofensiva.

Estaba exasperado, solo de recordarlo me dan ganas de gritarle y zarandearle hasta que vacie su estomago en sus propios pies y entonces obligarle a chuparse los pies y que vuelva a vomitar en los pies de Shiona-sama.

— Así que la lección es cuando seas Riko, deja que tu equipo haga el trabajo de verdad y dedicate a fregar los platos.

Volví a darle mi atención al helado mientras esperaba la replica de Juro a mi primera prueba.

Nabi se puso muy serio repentinamente. Negó con la cabeza ante lo dicho por él, con gesto imponente. Juro se calló al instante.

— Juro, algún día en esta vida entenderas una verdad tan grande, que eclipsará el resto de verdades que sepas hasta la fecha. Un tonto tiene mucho más poder que los tres kages juntos. Porque un tonto puede liarla tanto, pero tanto tanto, que pierdas una guerra que estaba practicamente ganada. Atento, porque te voy a contar como un tonto perdió una batalla, pero una princesa ganó la guerra.

Nabi se acercó aún más a él. Para entonces, él ya había ganado toda su atención. Ni si quiera se atrevió a articular palabra.

— Con los equipos formados, nos explicaron el primer juego. Era el juego de la cuerda, no sé si has jugado nunca. Basicamente cada equipo tira de un lado de la cuerda y ésta tiene una cosa en el medio. Cuando consigues traer la cuerda hacia tu lado lo suficiente, ganas. Lo que más cuenta en este juego es el agarre que consigas, si el suelo es tierra el equipo con menos fuerza poco a poco se ira arrastrando hacia el lado del otro equipo.

Juro sabía el juego. No es que hubiese jugado mucho — de hecho, odiaba esa clase de juegos. La fuerza nunca era algo que le fuese bien — pero alguna vez en su niñez lo había hecho. Aun así, nunca se lo hubiera imaginado como prueba ninja. Continuó esperando a que Nabi le contase más, dandole al helado.

— Bien, pues como nos permitían usar técnicas mientras no infligieramos daño alguno a nadie, saqué mi bomba sonora para joder vivos a los otros tres. Obviamente lo conseguí, pero por infortunios de la vida no pude seguir tirando de la cuerda ya que me lesioné el brazo. Teníamos al equipo contrario justo donde quería y Eri-hime tiraba con fuerza y determinación. Como puedes ver ya por este punto de la historia, lo teníamos hecho, si Riko se hubiera quedado quietecito tirando de la cuerda. ¡Pero no! Cogió, con sus dos huevacos, y usó una técnica de Suiton para pegar al otro equipo al suelo y, de paso, a la cuerda. Es decir, cuando solo nos quedaba tirar para ganar, pegó la cuerda al suelo, paralizando toda la ofensiva.

Juro notó la exasperación de Nabi. No sabía quien era ese Riko — aunque ya sabía que era un ninja de Uzushiogakure. Poco a poco iba guardando esos nombres en su memoria — pero no debían de llevarse demasiado bien.

— Así que la lección es cuando seas Riko, deja que tu equipo haga el trabajo de verdad y dedicate a fregar los platos.

— Seguro que no lo hizo a propósito... — murmuró, sin saber muy bien que decir —. Lo tendré en cuenta. Supongo.

Imaginó que bajo una delicada metáfora Nabi quería indicarle que si no iba a ser útil en una situación, no dijese nada. Pero ante tal despliegue de palabras, ¿Qué iba a decir?

— Ahora te queda la parte de la guerra — le recordó Juro, deseoso de saber como finalmente Eri — supuso que la princesa era ella — lograba ganar sobre el resto.

— Seguro que no lo hizo a propósito... Lo tendré en cuenta. Supongo.

Casi me atragantó ante las palabras del muchacho.

— Joder, es que si lo hizo a propósito ya sí que lo mato.

Despues solo pude soltar una carcajada ante la inocencia de Juro, era obvio que no lo había pensado para jodernos a nosotros, pero el hecho de que por su culpa perdimos esa ronda.

— En la guerra poco importan las intenciones y mucho el resultado final. Si en vez de unos inocentes juegos en la villa hubiera sido un combate real podríamos haber perdido mucho más que una estúpida cuerda.

Suspiré intentando expulsar tanta seriedad de mi cuerpo.

— Ahora te queda la parte de la guerra

— Vaya un público impaciente que me ha tocado.

Le comenté con un tono bromista mientras le soltaba una sonrisa afable.

— Como imaginaras, al final perdimos esa ronda. Pero en la siguiente teníamos que usar el cerebro, por suerte, ellos no lo hicieron desde el principio. Consistió en que cada miembro de cada equipo tenía que hacer un examen de lógico y el equipo que mejor hiciera los examenes. Bien, habían tres examenes repartidos en tres mesas y cada mesa tenía dos sillas. Así que en cada mesa tenían que quedar uno de cada equipo.

Pues los del otro equipo no lo acabaron de entender y se sentaron dos en la misma mesa, dejando a Riko sin lugar en el que sentarse. Así que los jueces les llamaron la atención y Sakamoto se fue avergonzada. Al final se suspendió el juego, pero Eri-hime terminó la primera, casi ni me había dado tiempo a acabar de leer mi examen y ella lo tenía hecho ya. Fue tan impresionante que juraría que Uchiha-san se meo encima.

La última parte de ese día estaba algo distorsionada por el dolor que me produjo casi reventarme el brazo en la primera prueba así que los detalles que eran algo vagos para mi pobre cerebro los rellené con mi propia imaginación, que la mayoria de veces superaba a la realidad con creces.

Nabi no pareció tomarse tan mal como Juro pensaba lo que mencionó. Exclamó con seriedad el hecho de que lo había hecho a propósito, para luego reírse un rato. No era tan mala gente. Nadie podía ser tan cruel, nadie con buenas intenciones al menos.

— En la guerra poco importan las intenciones y mucho el resultado final. Si en vez de unos inocentes juegos en la villa hubiera sido un combate real podríamos haber perdido mucho más que una estúpida cuerda.

Juro permaneció en silencio. Asimiló lo dicho. Esta vez, como una lección pura y dura.

"En el fondo, entre tanta estupidez, todo lo que me esta contando es muy valioso"

— Vaya un público impaciente que me ha tocado. — mencionó, sonriendolo.

— Es tu culpa. Lo haces muy interesante.

Juro le devolvió la sonrisa, riendo timidamente. Quizá se estaba pasando un poco, pero pocas veces le habían enganchado así. Quizá por saber que es un ninja quien se la esta contando — uno real y de otra aldea, no como su hermana, de quien ya estaba cansado de oír tonterias —, o quizá porque sabía con certeza que había pasado.

— Como imaginaras, al final perdimos esa ronda. Pero en la siguiente teníamos que usar el cerebro, por suerte, ellos no lo hicieron desde el principio. Consistió en que cada miembro de cada equipo tenía que hacer un examen de lógico y el equipo que mejor hiciera los examenes. Bien, habían tres examenes repartidos en tres mesas y cada mesa tenía dos sillas. Así que en cada mesa tenían que quedar uno de cada equipo.

Pues los del otro equipo no lo acabaron de entender y se sentaron dos en la misma mesa, dejando a Riko sin lugar en el que sentarse. Así que los jueces les llamaron la atención y Sakamoto se fue avergonzada. Al final se suspendió el juego, pero Eri-hime terminó la primera, casi ni me había dado tiempo a acabar de leer mi examen y ella lo tenía hecho ya. Fue tan impresionante que juraría que Uchiha-san se meo encima.

Juro escuchó atentamente. En realidad, quedó un poco decepcionado. La palabra "Guerra" era muy relativa. Ya sabia que no hablaba de una batalla literal. Pero aun así, la última prueba fueron un par de exámenes que realmente ganaron, en parte por la habilidad de Eri, y en parte por la descalificación del equipo contrario. Aun así, no quiso demostrarlo abiertamente. No quería que le malinterpretase: era una historia genial.

— Vaya, quien iba a decir que iba a ser una prueba de inteligencia. Miden todos los aspectos de un ninja — silbó Juro, en tono de admiración. Se preguntó que habría pasado con la gente en las gradas, observando el espectáculo —. Y así ganasteis. Increible. Imagino que con tu brazo tampoco podrías hacer mucho. Y el tal Riko, bueno, no parecía muy espabilado por lo que cuentas. Eri era la más capacitada, y no le quita nada de merito que ganase por todos. Debio de ser digno de ver.

Juro trató de imaginarse cada una de las situaciones que le había contado Nabi, ilusionado.

— Sería genial conocerlos algún día — terminó por decir, deduciendo que ya había acabado la historia.

Hasta yo pude notar la decepción momentanea en los ojos de Juro, sí, los Juegos habían acabado de una manera un tanto desalentadora. Las expectativas estaban altas y las pruebas se desarrollaron algo lentas y encima la gente abandonó el barco cuando pareció hundirse, lo que nos dejó con una victoria que tampoco es que se sintiera muy victoriosa.

Aún así, le embargó su propia emoción.

— Vaya, quien iba a decir que iba a ser una prueba de inteligencia. Miden todos los aspectos de un ninja Y así ganasteis. Increible. Imagino que con tu brazo tampoco podrías hacer mucho. Y el tal Riko, bueno, no parecía muy espabilado por lo que cuentas. Eri era la más capacitada, y no le quita nada de merito que ganase por todos. Debio de ser digno de ver.

— Un brazo malherido no es nada para mi, en su momento me entrené para ser igual de diestro con uno que con el otro y ahora ni me acuerdo cual era el bueno y cual era el malo. Supongo que esperabas algo más de acción, la verdad es que la violencia es algo en segundo plano ahora que todo es paz. No creo que eso sea algo totalmente malo, pero tampoco creo que sea bueno relajarnos tanto.

Era una duda profunda mia, porque despues aparecen los malos que se han estado entrenando durante años para atacar y nosotros aquí jugando a la época de paz con menos ninjas que dedos en los pies.

— Sería genial conocerlos algún día

— Por eso no te preocupes que los conoceras seguro, a Eri-hime por lo menos que llegara a ser Kage y verás su cara hasta en la sopa.

Le dije con una sonrisa, intentando que no decayera la conversación a temas demasiado serios para un chaval inocente como él.

— Sería genial conocerlos algún día —

— Un brazo malherido no es nada para mi, en su momento me entrené para ser igual de diestro con uno que con el otro y ahora ni me acuerdo cual era el bueno y cual era el malo.

Juro asintió. No era la primera vez que lo escuchaba. Muchas veces había visto a a Furui siendo capaz de tales prácticas. Ella le había dicho que era un talento natural y que había nacido así.

— Supongo que esperabas algo más de acción, la verdad es que la violencia es algo en segundo plano ahora que todo es paz. No creo que eso sea algo totalmente malo, pero tampoco creo que sea bueno relajarnos tanto.

Juro se sonrojó un poco. Quizá se le había notado demasiado. Igualmente, pronto se le pasó la verguenza, mientras escuchaba a Nabi hablar acerca de la paz y de que no deberíamos relajarnos.

"¿Relajarnos? ¿Contra que?" — no manifestó sus dudas en voz alta. Pero realmente él parecía temer que fuese a pasar algo.

Quizá solo era un paranoico. Tendría que preguntarle a su hermana. Aunque no había escuchado de ninguna amenaza cercana, puede que la prevención no estuviese de mas.

— Por eso no te preocupes que los conoceras seguro, a Eri-hime por lo menos que llegara a ser Kage y verás su cara hasta en la sopa.

Otra sonrisa. Estaba más que seguro de que Nabi tenía unos sentimientos muy fuertes por esa tal Eri. Realmente le picaba la curiosidad.

— Entonces tendré que darme prisa en encontrarla. Difícilmente podré hablar con un kage — mencionó, como si tal cosa — . Algo me dice que tú tampoco estarás muy lejos de ella en ese caso.

No iba con malicia, aunque disfrutaba la situación. Tomo un poco más de helado.

— Eso esta bien. También querría volverte a verte, claro.

— Entonces tendré que darme prisa en encontrarla. Difícilmente podré hablar con un kage. Algo me dice que tú tampoco estarás muy lejos de ella en ese caso.

Sonreí viendo que Juro había captado mis intenciones perfectamente.

— Todo kage que se precie necesita un secretario y una mascota. Intentaré ser lo primero y si no siempre puedo optar por lo segundo.

— Eso esta bien. También querría volverte a verte, claro.

Estaba claro que le había alegrado el día al muchacho, que inicialmente hubiera acabado siendo abochornado y golpeado en medio de una calle llena de gente que pocas intenciones tenían de ayudarle. Por una cosa así había decidido venir a esta ciudad en primer lugar, pero no esperaba que me saliera todo tan redondo.

— A mi en la sopa no me vas a ver, pero normalmente deambulo por el País de la Espiral como un alma en pena cuando no tengo nada que hacer. La verdad es que Tanzaku Gai es de los lugares que menos me gustan, así que intenta no perderte por aquí de nuevo.

Mire el palo del helado mientras deshacía en la boca lo que me quedaba de él que se había despegado del palo y ahora rebotaba libremente en la calidez de mi saliva derretidora. No ponía nada, ni un intentelo de nuevo. Había oído que en algunos ponía premio o ganador y entonces el vendedor tenía que darte uno gratis. Bueno, yo ya había ganado suficiente ese día, sería mejor dejar descansar a la suerte.

— Todo kage que se precie necesita un secretario y una mascota. Intentaré ser lo primero y si no siempre puedo optar por lo segundo.

Juro volvió a reír. Al final se iba a separar de él e iba a seguir sin saber cuando hablaba en serio y cuando no. Ya se lo tomaba a risa también.

Siguió lamiendo el helado, ya casi derretido. ¿Cúanto tiempo llevaban hablando?

— A mi en la sopa no me vas a ver, pero normalmente deambulo por el País de la Espiral como un alma en pena cuando no tengo nada que hacer. La verdad es que Tanzaku Gai es de los lugares que menos me gustan, así que intenta no perderte por aquí de nuevo.

— Lo tendré en cuenta. No pienso volver por estos lugares, si el destino me lo permite — murmuró, hinchando las mejillas, en gesto de enfado —. La próxima vez no me meteré en ningún lió. O al menos, no necesitaré a nadie que me ayude. No te preocupes. Será un encuentro entre conocidos.

Lo tenía claro. Asintió con convicción, mientras tomaba la última parte de su helado. Tras terminar de lamer el dorso, pudo ver que había algo escrito en él.

"GANADOR"

— ¿Eh? — murmuró Juro, tratando de asimilar lo que tenía delante.

— Lo tendré en cuenta. No pienso volver por estos lugares, si el destino me lo permite La próxima vez no me meteré en ningún lió. O al menos, no necesitaré a nadie que me ayude. No te preocupes. Será un encuentro entre conocidos.

Me reí ante la expresión de enfado tan infantil que había puesto Juro, le puse la mano en el hombro antes de darle el consejo del año.

— Intenta no meterte en más problemas o la próxima vez te patearé el culo a ti en vez de a ellos.

— ¿Eh? —

Ese monosilabo me hizo fijar mi atención en Juro, que estaba empanado mirando su helado, o lo que quedaba de él, es decir, el palo. La palabra "Ganador" estaba grabada en el susodicho palo. Me levanté de golpe, buscando al vendedor ambulante de helados con la mirada por los alrededores, pero hacía un buen rato que los habíamos comprado. Igual estaba en otro pueblo ya y todo.

— Parece que el vendedor ya no está, podríamos buscarlo pero podríamos tardar la tira y tu hermana podría estar buscandote ya. Creo que es mejor que vayas a buscarlo con ella y así lo compartis entre vosotros, que yo con uno ya tengo para todo el mes.

Nabi comenzó a reirse de él, cosa que hizo que aumentase aún más su gesto.

— Intenta no meterte en más problemas o la próxima vez te patearé el culo a ti en vez de a ellos.

Nabi se levantó de golpe tras leer la palabra "GANADOR" en su helado. Por desgracia, el vendedor había huido antes de poder darle su merecido premio. Juro se decepcionó. Tan rápido alguien te daba algo como te lo quitaba.

— Parece que el vendedor ya no está, podríamos buscarlo pero podríamos tardar la tira y tu hermana podría estar buscandote ya. Creo que es mejor que vayas a buscarlo con ella y así lo compartis entre vosotros, que yo con uno ya tengo para todo el mes.

Juro alzó la vista de golpe y miró a Nabi.

— Mi hermana...

Observó la luz del sol. ¿Cuánto tiempo había pasado? No lo sabía exactamente, pero por lo que parecía....

"Oh mierda"

Abrió los ojos como platos. Katsue. Se había olvidado por completo de ella. Ahora mismo, debía de estar buscándole por las calles.

— Me va a matar... — exteriorizó sus pensamientos, más como un susurro — Gracias, no se donde tengo la cabeza. Tienes razón, tengo que encontrar a mi hermana antes de que me encuentre ella.

"Y me mate"

Estuvo a punto de salir corriendo. Pero entonces se detuvo por última vez ante el chico de ojos marrones y pelo rubio. Ante el shinobi que le había salvado.

— Esto... bueno, ya te lo he dicho, pero gracias por ayudarme. Y por el helado. Y por todo — murmuró, pensando en donde iba a ir el palo de helado en cuanto le pillase —. Pero aparte de los agradecimimentos, ha sido un placer conocerte. Realmente esperó que nos encontremos de nuevo.

Por cinco segundos más no iba a pasar nada.

— ¿A dónde iras tú ahora?

Pude contemplar de primera mano la desesperación de un hermano menor, alzó la mirada como buscando una respuesta divina sobre qué hora era, yo tampoco tenía ni furcia idea así que le dejé dudar él solito.

— Me va a matar... Gracias, no se donde tengo la cabeza. Tienes razón, tengo que encontrar a mi hermana antes de que me encuentre ella.

Por un momento pareció que iba a salir corriendo del acojone, entonces se paró a mirarme a mi, yo que estaba esperando algo de él, como que se fuera volando o que se meara encima.

— Esto... bueno, ya te lo he dicho, pero gracias por ayudarme. Y por el helado. Y por todo. Pero aparte de los agradecimimentos, ha sido un placer conocerte. Realmente esperó que nos encontremos de nuevo.

— De nada por todo y no te preocupes por eso que seguro que nos volvemos a ver, preocupate más de encontrar a tu hermana por ahora.

— ¿A dónde iras tú ahora?

— Pues volver por donde he venido, hacia mi villa.

Parecía que le costaba despedirse al chaval, así no hacía más que preocuparme a mi tambien, a ver si al final nos encontraba su hermana y aún me caía a mi un regaño por su culpa.