—Quizás estés en lo cierto, quien sabe.—Mostraba algo de indiferencia a las deducciones que iba sacando el niño sobre su noche.

—Oh, si. Disculpa.—No recordaba para nada que no se había presentado, pasaron los temas de conversación pero ninguno de los dos había dicho nada sobre su nombre.—Me había olvidado de presentarme, la conversación empezó un poco de golpe.—reía un poco——Mi nombre es Maki Isamu.

A partir de ese momento, empezó a sentirse un poco más cómodo en el lugar, en parte también por estar hablando con alguien que era muy asiduo del bar. También ayudó un poco que se haya expresado y hablado tanto con alguien. El niño le seguía pareciendo una persona interesante, aunque no le terminaban de encajar más que nada por las pocas similitudes que ambos tenían y sus opuestas formas de ser.

—¿Y tú? ¿Cómo te llamas?—Se le notaba un poco más suelto en su forma de hablar, aunque no en demasía.

Hacía a un lado ambos vasos que pidió, uno vacío y el otro con el líquido, ya caliente por el paso del tiempo, para que luego la mesera se lo lleve.

Tras mencionar su nombre, era de esperarse que Isamu exigiese el de su interlocutor. Lo que no sabía, es cómo podrías esperar de su alocado aspecto, el otro genin no podía simplemente venir y decir su nombre como la gente. No, primero tenía que sonreír, levantarse de un salto y apoyar un pie en la mesa y el otro en la silla.

—Yo soy...

Se despojó de su chaqueta y la alzó sosteniéndola con la mano derecha cómo si fuera una especie de bandera mientras con la zurda se cubría la mitad del rostro, abriendo los dedos para dejar visible su ojo.

—King Rōga~ Sonrió enseñando su dentadura, la cuál terminó resplandeciendo con un intenso brillo provocado por el reflejo de las luces del interior del local.

Algunos de los comensales rieron, otros simplemente lo ignoraron. De una u otra forma ambas reacciones se debían a que conocían de sobra su actitud, aunque no faltaron los que si le miraron con extrañeza, pero fue una mínima parte.

Pero de pronto, una voz pareció soltar un pensamiento en voz alta.

—Ciertamente, a los locos no les puedes curar con razonamiento — Dijo el joven que hasta hace poco había estado cerca bebiendo el agua mineral.

—¿Ryōma?— Giró la cabeza para observar y parpadeó con sorpresa, eso si, sin bajarse de la mesa y mucho menos perder la pose extravagante.

La presentación que hizo Rōga para tan solo decir su nombre mostraba el contraste entre ambos shinobis. Isamu se lo quedaba mirando, algo sorprendido por todo la escena que hizo el chico, sin palabras de lo que acababa de pasar. Con su dedo índice se rascaba la cabeza, sintiéndose algo confundido por lo que acababa de pasar.

»Creo que no puede estar sin hacer nada por mucho tiempo.—A pesar de lo que se le pasaba por la cabeza, esa pose y aquella forma alocada de presentarse le hizo sacar una sonrisa.—Menos mal que moví los vasos.

Alrededor de estos dos, se sentía las reacciones que habían tenido las demás personas ante el actuar del más chico. No parecía de todos que haya ningún problema con lo que acababa de pasar.

En eso una voz se hacía notar entre las personas, que al parecer se dirigía hacía la mesa que estaban ambos genins. Parecía ser un chico con una edad similar a la de Rōga.

»¿Y éste?—clavaba sus ojos, mirándolo de reojo, en el otro chico que se había expresado cerca de la mesa.

La mirada de Isamu se volvía a dirigir al chico que estaba aún encima de la mesa. Rōga parecía conocer al chico que apareció de la nada y aportó su opinión ante la situación.

—¿Quien es?—sin dar muchas vueltas en el asunto y con algo de intriga sobre la otra persona.

—Un viejo compañero — De un brinco volvió a asentar las posaderas en la silla cayendo de sentón en la misma, sacudiendo parte de la mesa en el proceso pero milagrosamente sin accidentarse tras la marometa. —Aunque no me esperaba que un Don Perfecto viniese a un sitio cómo este — Se cruzó de brazos.

—¿No se supone que tú nos dijiste que acudiéramos? — Se paró y se acercó hasta la mesa con rostro serio.

No era muy alto, tenía estatura promedio de su edad. Su cabello era negro, lacio y largo, con mechones cayendo a los costados de su rostro. El resto estaba peinado a manera de trenza que caía hasta la mitad de la espalda. Vestía una gabardina khaki larga que le llegaba hasta las rodillas y dejaba ver unas botas shinobi. Con las manos se ajustó las gafas que reflectaban las luces del lugar.

El Yotsuki parecía extrañado de la actitud del otro.

—Ciertamente los llamé pero no pensé que atendieran a la invitación. Y viendo que Kintaro y Rengetsu no están aquí acerté en parte. De todo,s el que menos me esperaba que fuera a venir eras tú; el del comportamiento modelo y ejemplo a seguir para los demás—. Se recostó en el asiento sonriendo, aunque luego pasó su vista nuevamente a Isamu. —Este tipo era el típico de las notas perfectas. Buen rendimiento físico, buen desempeño intelectual y sobre todo niño bonito que era la envidia de la clase. Historial impoluto, nunca desobedecía y aconsejaba a los demás. El número uno de la clase .— Señaló al otro apuntando con el pulgar.

—Y aún así, te las arreglaste para que te promovieran a genin un año que a todos los demás. Para luego enterarme de que te has montado una fiesta porque te van a mandar al Torneo de los Dojos — Guardó ambas manos en los bolsillos.

—¿A qué viene esa hostilidad? — Alzó una ceja confundido, pero relajado.

Si bien lo señalaba como alguien de buen ejemplo, ahora mismo no lo estaba demostrando tras interrumpir a el diálogo de Rōga e Isamu.

—Compañeros. Ya veo.—Se mantenía expectante ante la situación y viendo de que iban a hablar estos dos. No parecía estar muy de buenas el muchacho con gafas, parecía estar muy serio y algo irritado para estar en una supuesta fiesta que lo invitaron.

Luego del salto sobre la silla, el mayor de los tres se asustaba un poco al ver como se tambaleó la mesa y movía sus manos rápido para que los vasos no se cayeran.

Rōga parecía decir todo el tiempo las cualidades que tenía el otro chico durante sus años en la academia. Parecía tener un muy buen concepto de él y además lo elogió en varias situaciones. Lo que Isamu no tenía del todo claro es si toda esa descripción que dio sobre la conducta del otro era halagándole o usándolo de forma despectiva, ya que lo pone como un estereotipo de alguien que era el modelo a seguir de la clase. También esto debido a la respuesta del otro chico, que se lo notaba con cierto rencor y algo agresivo frente a la presencia del joven músico.

—¿Torneo de los Dojos? Interesante...—No tenía idea de la información que soltó el chico de trenzas. Nunca se le pasó por la cabeza que el chico que tenía sentado en frente suyo iba a disputar el famoso torneo.—Parece un poco diferente con respecto a lo que me acabas de decir.—Reía un poco para intentar romper la tensión que se respiraba en el ambiente. Aunque quizás aquel comentario no era lo necesario para que eso pase.—¿Pasó algo entre ustedes dos? Pareces un poco enojado.—Miraba al joven de gafas y se mantenía con bastante tranquilidad.

A pesar de que no era su problema y no conocía mucho de los otros dos, parecía que había algo que lo intrigaba, no tanto la relación entre ellos dos, sino la situación rara que se estaba dando en ese momento. Incluso, le divertía un poco que uno hablaba de lo bueno que era y el otro respondía cada cosa como si estuvieran hablando mierda de él.

—No ha pasado nada — Dijo seco, aunque su tono de voz decía lo contrario. —Y ese es justamente el problema. Que este Bestia aparentemente tiene tantos humos en la cabeza que se terminó olvidando de sus supuestos amigos.— Afiló la mirada.

—Oeh, oeh — Puso ambas manos en la mesa. —¿Qué se supone que es esto? Tú no eres así. Vamos, sabes que no fue culpa de nadie, si la burocracia nos manda a separar pues ni modo. Ustedes tienen su equipo y yo el mío — Se encogió de hombros. —Y ni eso es seguro, pues con todo el ajetreo al final sensei está más ocupado con la Arashikage que entrenándome — Suspiró.

—Paso de discutir — Se dio la vuelta. —Quería ver si estabas bien y ver si podía apoyarte un poco, pero si de por sí estás en un Torneo al que yo no fui invitado, realmente no hay consejo alguno que yo pueda darte — Empezó a andar para irse. —Buena suerte — Diría aquello a manera de despedida.

El Yotsuki parpadeó varias veces y luego se recostó de nuevo en su silla.

—What the fuck is wrong with him?

Estaba algo confundido con la situación entre los ex compañeros de equipo. Isamu simplemente se mantuvo al margen frente al discurso del chico, que se le notaba con algo de envidia por las oportunidades que se le estaban dando al extravagante shinobi.

Espero a que ambos terminaran de hablar y que el otro se marchase para reírse un poco de la situación que acababa de pasar.

—Para que querer enemigos con gente así.—Se le notaba un poco risueño aún, pero también confundido. Sentía que la entrada a la conversación fue fugaz, algo agresiva hacía Rōga y bastante gratis, no había mucha necesidad de hacer eso.—Por lo que llegue a entender de la conversación, entiendo que tuviste un par de oportunidades que quizás él no. Pero no entiendo porque te tenía tanta envidia si se supone que se llevaban bien.—recogía los hombros.—Tampoco es mi problema y tal vez no debería meterme, pero de todos modos se me hace raro.

Isamu se sorprendía un poco por la cantidad de gente que aún había en el bar. No era mucho de acudir a estos lugares, así que era normal que no este acostumbrado a eso.

—¿Entonces toda esta fiesta es para festejar que vas a ese torneo?—Estiraba, esta vez, sus piernas y su pecho, mientras se acomodaba nuevamente en su silla—No estoy muy informado con respecto a eso, pero si estoy en lo correcto van ninjas muy fuertes ahí, ¿verdad?—Aunque sus palabras parecían inseguras, su tono de voz y su mirada parecían estar bastante seguros de lo que decía.

—¡Pero te juro que no es un mal tipo!— Pese a todo, Rōga seguía empeñado en defender al chico de gafas a capa y espada. Aún con la aparente diferencia de opiniones que acaban de tener, se le notaba que tenía una estima muy grande y que estaba muy confundido con la actitud mostrada. —No lo había visto así antes. Nunca creí que fuese del tipo de persona que envidia a los demás. Pero bueno, ya luego intercambiaré un par de palabras con él cuando tenga tiempo — Se recostó con los brazos cruzados, algo pensativo.

Sin embargo más pronto que tarde, Isamu sacó a la luz el tema del Torneo, con lo cuál el Yotsuki podía sentirse más cómodo para hablar.

—Y sí. En un par de días tomaré el tren para ir al Valle de los Dojos, ¿así que qué mejor que una despedida por todo lo alto?— sonrió súper presuntuoso. —Lo de ninjas fuertes no lo dudo. Este año parece que van a hacer dos divisiones; no se conforman con mandar a los genin a lucirse enfrente de los feudales, sino que han mandado incluso jōnin en esta ocasión — Sin pena ni gloria, levantó las piernas y las colocó sobre la mesa mientras inclinaba su asiento un poco hacia atrás. —De hecho, al parecer a mí me han mandado a la categoría de los veteranos, a la segunda sé que irán un par de novatos que conozco... En mi caso sé que estaré con probablemente dos de los jōnin más poderosos de Amegakure... Me tienen bastante estima para que me pongan a su altura, así que cómo mínimo debo tratar de no perder en primera ronda. Aún cuando me toque algún jōnin de otra aldea, no es pretexto. Si me han dado esa oportunidad es porque me ven capaz.

»Aunque no negaré que en parte me preocupa las connotaciones negativas que puedan acarrearse dada la salida de Kusagakure de la Alianza... Me trae malos recuerdos de cuando las alianzas no tenían pacto alguno.

—Quizás tuvo un mal día nada más.—Intentaba justificar el comportamiento del otro, ya que Rōga tenía mucha insistencia de aclarar que el chico que se acababa de ir era una buena persona. Al parece le tenía un cierto respeto y aprecio a pesar de todo lo que acababa de pasar. Deja simplemente el tema pasar y no quiere seguir indagando ni molestando más con eso.

Parecía que Rōga se sentía bastante cómodo hablando sobre el tema del torneo, dando detalle de cada aspecto del torneo, todo lo que iba a pasar y un poco de su punto de vista con respecto a ciertos temas.

—¿Tu vas contra jōnin?—No pensó que era alguien tan fuerte como para enfrentarse contra jōnin. Y no era que lo veía como alguien débil, sino que le costaba entender lo fuerte que era, ya que en el contexto donde lo conoció es diferente con respecto a los aspectos de la vida de un shinobi.—Si te han elegido para esa división, seguramente estas al nivel. Espero que te vaya bien.—Le sonreía de manera amigable e intentaba darle buenas vibras. Le parecía admirable y respetable que alguien de su rango pueda enfrentarse a los mejores ninjas de las demás aldeas.

Pero Rōga hacía un comentario sobre Kusagakure y la situación política que se estaba dando.

—¿Dices que eso afectara el torneo de alguna manera?—Preguntaba un poco inocente, pero también sin saber que era lo que podía llegar a ocurrir.—¿Hablas sobre los enfrentamientos en sí o algo más allá de eso?

—Eso me temo, me trae malos recuerdos — Por primera vez en toda esa noche, parecía alicaído.

Suspiró y cerró los ojos.

—Cuando yo me gradué, las aldeas estaban en tensión. Recuerdo que existía un resquemor natural entre Amegakure y Uzushiogakure, mientras los de Kusagakure se mantenían en una posición neutral ante los demás — Se bajó las gafas por sobre los ojos nuevamente. —Era una terrible sensación, pues a dónde fueras nunca sabrías si a quién conocías sería un amigo o enemigo. Y en el peor de los casos, si por algún motivo lograbas empatizar con alguien, existía ese miedo a que tal vez algún día serían enemigos — Respiró muy hondo y se cruzó de brazos.

»En aquel momento me puse a pensar que yo sólo era un genin novato que no tenía nada que ver con el asunto, pero ciertamente por las acciones de otros es que nos vemos involucrados queramos o no, pues nos debemos a nuestras aldeas y a nuestros kage.

»Supuestamente, las aldeas se habían unido de una manera mucho más cercana que durante la "Era de Paz de Shiona", pero no sé que demonios sucedió que ahora la nueva Morikage ha mandado todos los esfuerzos al caño en menos de lo que canta un gallo. Vuelvo al punto inicial, los genin no tenemos la más mínima noción de las decisiones que toman los altos mandos. Me sabe mal, por que sé que en épocas de tensión una pequeña chispa causada por una tontería se volverá un problema como un incendio.

—Es lo que nos toca vivir lamentablemente. Tengas o no relación con una o varias personas de otra aldea, siempre vas a estar en la deriva de la decisión de los de arriba.—Suspiró, dando una pequeña pausa.—Supongo que te tocó de cerca aquel momento que mencionas o quizás estabas al margen y a la espera de que toda esa situación explote.

Se le hacía raro ver al muchacho que se mostraba tan confiado de esa forma.

—Tienes razón por el hecho de que no tenemos ni la más mínima idea de la decisiones que toman los de arriba.

—Supongo que las acciones que esta tomando Kusagakure tiene que ser indicador de que algo planean. En ese caso, entiendo que estés preocupado y a la espera de que algo malo pase. El Torneo de los Dojos puede ser el pretexto perfecto y el detonante para que se de algo entre las aldeas.—Cerraba los ojos y recogía los hombros.—De todos modos, tu ya lo dijiste, los genins no tenemos idea de las decisiones de los altos mandos y no nos queda más nada que esperar lo que pasará. Aunque si debes estar atento, no deberías comerte mucho la cabeza con eso, simplemente ve a dar lo mejor de ti. Además, también van a estar los mejores ninjas de cada aldea, no creo que estén del todo vulnerables a que algo de esto suceda y deben estar al tanto de todo o casi todo.—Si bien intentaba transmitirle cierta tranquilidad a Rōga, todo lo que decía parecía sonar bastante lógico.

—Ojalá fuera tan fácil hacerse la vaca — Rezongó.

Las palabras del otro no le daban consuelo alguno. "No, no le voy a dar la razón a Hanamura." Sus dedos apretaban con fuerza. "Sagisō, Tsukiyama..." Tenía buenos amigos en Kusagakure, pero, ¿cómo le verían ellos a él? ¿Cómo reaccionarían en caso de que se diese un conflicto? Él lo tenía claro, pero no tenía ni la más remota idea de que pensaban ellos. Y aún, aunque no fuese él mismo quién se viese involucrado, sabía que otros ninjas en Amegakure estaban más que dispuestos en pasar a la acción, mismo caso para Kusagakure. Era un callejón sin salida. Pero ciertamente tenía su lealtad muy clara.

—Dudo que Kusagakure intente algo contra la Alianza Tormenta-Espiral en pleno torneo, al menos de forma premeditada. Justamente por los puntos que expones — Suspiró.

—Heh, que se suponía que venía a festejar, pero de alguna manera he logrado ponerme de mal humor llenándome la cabeza de preocupaciones — Al final no se resistió, y sacó nuevamente el cigarrillo de sus bolsillos. —Sé que en Uzu hay alguien terriblemente fuerte que no me gustaría toparme...— Acallló, no quería decir más de lo necesario. —Pero pase lo que pase, pienso ir a lucirme.

—En parte es mi culpa, no tuve que haber tocado ese tema desde un principio. Disculpas por eso.

Parecía notar un poco afectado a Rōga por indagar en ese tema. Sin intención, parecía que había tocado una fibra sensible del pequeño shinobi. No se le pasó nunca por la cabeza que se ponga de esa manera.

—Solo debes ir a demostrar lo fuerte que eres y dar un buen espectáculo en esos enfrentamientos.—Haciendo referencia hacía lo último que dijo. Ignoraba el tema de esa persona que tenía miedo de cruzarse, ya que no quería seguir profundizando sobre algo que evidentemente lo ponía de malas.

»Parece ser que no esté del cien por ciento confiado en sí mismo. Igual debe haber muchos ninjas muy fuertes allí.—Un bostezo se le escapaba de su boca. Comenzaba a sentirse algo cansado por las horas que eran, no solía estar despierto tan tarde en lo general.—Quizás hay algo más, tampoco es que lo conozco bien. así que da igual.

Se quedaba unos momentos callado, dando vueltas en su pensamientos pero sin estar totalmente ido y prestando atención al ambiente, su alrededor y el chico con el que estaba hablando.

El Yotsuki en realidad, se estaba refiriendo a Uchiha Datsue, el Jinchūriki de la Espiral. Más que nada, por su propia riña personal. Si se llegaban a enfrentar, nada garantizaba que alguna mala decisión con camuflaje de accidente no fuera a ocurrir.

—Oeh ¿Ya te estás durmiendo? — Exclamó al ver al otro chico bostezar. Aunque le parecía difícil pode llegar a conciliar el sueño con todo el escándalo de la fiesta.

—Bueno era de esperarse de alguien que no suele rondar por acá, se necesita cierta determinación para aguantar en la fiesta — Se puso de pie. —Cómo dije, aquí será hasta que el cuerpo aguante, ¡ASÍ QUE DEBE SEGUIR EL CONCIERTO! — Tomó su guitarra de pronto y la rasgó con un estridente sonido que bien pudo haberle reventado los oídos a su interlocutor. —Siempre es bueno tenre alguien con quién charlar, y recuerda que acá las puertas siempre estarán abiertas para quién quiera volver. Quién quita y quizá tú algún día también seas parte de la familiy —. le guiñó el ojo. —Ahí lo dejo a como quieras tomártelo.

El resto de los comensales empezaron a auparlo luego de aquel riff, aplaudiendo para que se subiera el escenario.

—All right, ¡a la gente lo que pida!— Pegó un gran salto por encima de las mesas, subiéndose a la tarima con presteza mientras los asombrados seguían coreando para exigir una nueva pieza. —¡YOOOOSHAAAAAAAAAA!

Y de ahí ya no iba a bajarlo nadie. Aparentemente la tristeza se había ido tan fácil como vino, ¿o era la música lo que le devolvió a su habitual yo? Los gritos y las cabezas sacudiéndose de un lado a otro no parecían frenar. El otro chico de la trenza aparentemente también se había marchado. La algarabía duraría hasta la madrugada.

—¿Humm?—Levantaba una ceja y su cara se mostraba sorprendida al notar como de la nada el niño se levantaba y pasaba de parecer estar un poco decaído a estar tan eufórico como en un principio. El ruido de la guitarra lo tomó, también, por sorpresa y logra llegar a aturdir a Isamu por un momento. —Ya me parecía que estabas muy estático.—Sonreía de medio lado y cerraba los ojos.—Muchas gracias por eso, lo pensare. Y, en general, gracias por todo.

La gente del bar, nuevamente, empezaron a corear cada canción como si fuese la última que escucharan. Parecía que había empezado la fiesta por segunda vez en la noche.

El shinobi más novato se quedo viendo al otro como seguía con el espectáculo por unos momentos más. Pero no tardó mucho en levantarse de su silla y hacerse hueco entre la gente, con cierta facilidad ya que era fácil verlo venir por su altura.

—Que el show siga.—Susurraba para él mismo, mientras caminaba lentamente hacia la salida. En la puerta del bar, con su mano hacía un gesto de despedida dirigido al joven cantante y salía de ahí sin mucho apuro, para ir tomando rumbo hacía su casa.