Caminaba como uno más de lo habitantes, las calles a esa hora estaban bastantes libres y con poco flujo peatonal, por lo que podía desplazarse con libertad en cualquier dirección sin tener que prestarle mucha atención al camino, claro siempre y cuando echando un ojo para estar seguro.
En mi interior sentía una sensación de satisfacción al ver que mi abanico estaba totalmente en plenitud y reestructurado, por un momento me detuve en medio de la calle y saque mi collar para observar aquellos objetos juntos y me di un momento para recordar a mis figuras paternas y mi vida pasada. “Cuanto daría por volver a pasar un tiempo en familia y sentir el calor de un hogar, de mi hogar.” Ahí estuve por unos cuantos segundos.
-Creo que tomaré algo.- Murmuré y busqué mi cartera para ver de cuánto era mi capital y dirigirme a un local, sin embargo, mis ánimos bajaron al ver que me quedaba muy poco. -Creo que no será hoy…- Dije después de suspirar y resignarme, tendría que llegar a casa primero.
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15/03/2016, 19:53
(Última modificación: 15/03/2016, 19:54 por Tsukiyama Daigo.)
Era una mañana fresca, mas no fría en las calles de Takigakure. Tanto Tatsuya como mi padrastro se fueron de la aldea y me dejaron solo con nuestra madre enferma. ¿Quién se creen ellos que soy para dejarme cuidándola? ¿su enfermera? me dije a mi mismo en voz baja mientras caminaba.
A estas horas había poca gente por las calles y las tiendas estaban apenas acabando de abrir sus puertas tampoco es como si fuera yo a hacer mucho porque se recupere pensé mirando a un lado y al otro, aburrido por no tener absolutamente nada que hacer.
Tsk, tengo hambre, tendría que haber comido algo antes de salir pensé en voz alta, casi al mismo tiempo que un chico rubia parecía lamentarse por no tener dinero. Me pregunto si a mi me queda algo de dinero pensé mientras revisaba en mi propia cartera, solo para darme cuenta que seguramente no tenía más dinero que el. Chasqueé la lengua disgustado y guardé las manos en mis bolsillos para continuar andando, pasando seguramente al lado del chico del abanico.
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Team pescado.
Guardé mi cartera, después de todo perdía tiempo en ver algo que me deprimía ”Tendré que hacer unas cuantas misiones para poder darme algunos gustos” Me dije, sin embargo, no tenía muchos ánimos, quería seguir vagueando por un tiempo más.
Me iba dispondría a retomar mi curso a mi casa cuando lo sentí, alguien me había tropezado, o yo a esa persona, no sabía bien como era el asunto más me voltie a ver quién era. -Lo siento.- Dije asumiendo el error, pero al ver su rostro me di cuenta que parecía enojado y alejé un paso. -¿Estás bien?- Pregunté con cordialidad.
”Espero que no se haya enojado, aunque también fue su culpa…” En mi interior seguía pensando de quién fue el error, pero la verdad no era relevante, en realidad quería escuchar que todo estaba bien para poder irme a mi casa, tenía muchas cosas que hacer y el día estaba empezando.
Solo por curiosidad agarré mi abanico y lo revise y lo abrí, demostrando aquella hermosa flor de loto en su fondo blanco, quería estar seguro de que no le hubiera ocurrido nada por el impacto, aunque estaba seguro que un golpe como esa no le haría un ni rasguño quizás podría haberle dejado mal terminado y aún estaba a tiempo para volver a la tienda; a simple vista estaba bien.
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Luego de unos pocos pasos, al llegar al lado del chico del abanico enorme, noté como se daba la vuelta probablemente para seguir con su trayecto.
Yo no pensé en apartarme, no tenía motivo para hacerlo, ya que pensaba que que se apartaría el. Pero nos tropezamos.
Lo siento Me dijo intentando disculparse a la vez que dabe un paso hacia atrás. Hmpf resoplé un poco fastidiado por su actitud cordial, aunque me divertía un poco. Acaso tiene miedo?.
¿Estás bien? me preguntó seguidamente, probablemente en un intento de ser cordial. Yo no le respondí en seguida puesto que muy poco tiempo después desplegó su abanico gigante, probablemente solo para revisarlo. ¿para que necesitaría un abanico tan grande? Si apenas estamos en primavera.... pensé con una leve media sonrisa, me parecía algo curioso el hecho de que andase con un abanico tan grande por la calle.
Luego de poco tiempo mirándolo revisar el enorme abanico decidí responderle con una afirmativa. Sí, estoy perfecto. le dije. En verdad su actitud extraña había conseguido divertirme y mejorar en cierta medida mi humor. Pero vigila por donde andas ¿quieres? acabé por decirle, esta vez con mi mal humor característico.
Para cuando acabó de revisar el abanico yo lo seguía mirando curioso. Me parecía extraño que una persona como el llevase un abanico tan grande, de hecho, me parecía raro que cualquier persona llevase un abanico tan grando. Quiero decir: ¿¡Quién necesita un abanico tan enorme!?
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Me percaté que el chico estaba viendo mi arma, la dejé abierta un poco de tiempo más y le pregunté. —¿Te gusta? Se ve genial ¿Verdad?.— En realidad estaba presumiendo un poco, pero también estaba un tanto orgulloso de aquella pieza. Sin más la guarde, no tenía caso de seguir mostrando mi arma en medio de la calle.
Sin más me dispondría a marchar, al parecer no habría problema ni nada, después de todo había sido un simple tropiezo de ambos, nada porque pasar a mayores; sin embargo, sus palabras fueron dichas de la peor manera posible y aquello me enojo y de la misma forma le respondí. —Tú también puedes ver por donde caminas.— Mi rostro lo demostraba todo, una cara entre seria y enojada, mis cejas buscaban fusionarse en el entrecejo.
El “buen ambiente” cambió, por lo menos para mí, me molestaba lo caradura que podía llegar a ser las personas a veces, por el simple hecho de no querer admitir sus errores como lo demás; fue por eso que mi ánimo cambio bastante.
Así que me quedé ahí parado frente a él, con mis brazos cruzados, esperando su respuesta, para saber si tendría que ir al ataque con algún argumento o podría irme en paz a mi casa, a la final podría llegar a darle un golpe y todo, pero las agresiones físicas no eran lo ideal y mucho menos en medio de la calle.
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Aparentemente el rubio se había dado cuenta de que había despertado mi interés por su enorme y nada usual abanico. ¿Puede que haya sido por mi mirada curiosa? ¿O porque simplemente porque en verdad lo estaba mirando demasiado fíjamente? Fuera por la razón que fuera había conseguido despertar la chulería del joven, que aparentemente estaba orgulloso de su... ¿arma? ciertamente dudaba de su utilidad, aunque un golpe con eso tenía que doler fijo.
Luego de haberle dicho yo que mirase por donde anda, me dispuse a irme, al fin y al cabo ninguno de los dos tenía mucho que hacer allí. Pero por lo que parecía el otro chico no lo iba a permitir
Tú también puedes ver por donde caminas. Me dijo, bastante enfadado por cierto. sonaba bastante enfadado ¿puede que haya sido por lo que había dicho? En cualquier caso eso era algo que me importaba poco y menos. La gente se enfada y a veces se insulta por la calle ¿que haría de esta vez especial?.
Me di la vuelta para encararle. Tenía una cara seria con las cejas formando un arco, casi uniéndose, dando a entender su enfado. Ohhh, parece que ha cambiado de actitud pensé divertido al ver su cara, a la vez que esbozaba una media sonrisa algo burlona. Heh me reí levemente de manera seca mientras me disponía a responderle y me acercaba a el tranquilo, con las manos en los bolsillos y buena onda, como si no pasase nada. Al fin y al cabo solo habíamos tropezado.
¿por qué tan serio amigo? tan solo te hice un pequeño aviso le dije cuando estaba justo a su lado, aparentando buen rollo. Hoy no parecía tener ganas de discutir. Sígueme contando sobre esa cosa ¿a que clase de monstruo hay que abanicar con ella? Le dije bromeando Mientras intentaba por simple gusto reconducir la conversación.
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Mi mensaje fue escuchado y él se dio la vuelta, parecía de lo más tranquilo y relajado, ahora mismo el que estaba fuera de lugar era yo ”¿por qué está tan calmado? me dije viendo su expresión. A fin de cuentas siempre era lo mismo una persona que no podía admitir también parte de su culpa y si no fuera poco se enojaba por lo sucedido.
Mi expresión se mantuvo por unos instantes mientras escuchaba sus palabras, traté de ir haciéndola desaparecer lentamente, después de todo no era algo tan importante, lo que en realidad me molestaba era el descaro de ciertas personas.
—Sí dijeras las cosas con un mejor tono se podrían evitar inconvenientes.— Expliqué con un tono no muy amable, pero tampoco grosero, mejor dicho serio. —Yo también te hice un aviso, nada más.—
—¿El abanico?— Dije en voz alta, después de todo tenía razón, el objeto había llamado su atención. —Solo es un objeto de arte…— Mencioné sin dar explicaciones. —Al parecer tu no llevas nada de interés, por lo menos a simple vista — Dicho aquello lo miré descaradamente de arriba abajo buscando algún objeto de interés.
—Pero si quieres te puedo dar un poco de aire con mi abanico — Dije sonriendo un tanto malicioso.
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Aparentemente el rubio había reaccionado a mi calma, por alguna razón parecía confundido y era comprensible, lo normal hubiese sido que respondiese de mala manera y que alguna especie de discusión hubiera tomado lugat ahí mismo. Pero a pesar de que la idea parecía muy tentadora en principio, no estaba del humor para hacerlo.
El chico parecía estar haciendo un esfuerzo por abandonar su cara de enfado mientras yo hablaba, Era comprensible que le costase un poco, al fin y al cabo mi actitud cambió demasiado de repente. No tardó demasiado en responderme.
-Tú también puedes ver por donde caminas.- Me dijo con un tono serio -Yo también te hice un aviso, nada más.- Remató, justo antes de responder a mi interés por su singular arma. -¿El abanico?- Fue lo que preguntó en voz alta, seguramente sin intención de que yo le respondiese, por lo que no lo hice. -Solo es un objeto de arte…- continuó sin dar más explicaciones de las necesarias.
Pues... que arte más curiosa. Pensé respecto a lo que había respondido el chico sobre su abanico, casi al mismo tiempo que el señalaba el hecho de que yo no llevaba ningún tipo de objeto extraño. -Pues... no es como si llevar cosas tan enormas fuese lo más normal del mundo.- Le respondí, todavía con mi media sonrisa anterior.
El ambiente parecía en cierta medida mejor, y de hecho lo era. En esos instantes el joven y yo estábamos hablando tranquilamente, sobre un abanico enorme que probablemente era un arma, eso sí, pero charlando al fin y al cabo. Este tipo de situaciones suelen ser extrañas para mi, ya que no soy el tipo de persona que acostumbra a hablar tranquilamente con cualquier desconocido, pero ciertamente estaba cómodo con esa situación.
-Pero si quieres te puedo dar un poco de aire con mi abanico.- Me dijo el poco tiempo después con una sonricilla maliciosa.
Espera, ¿Estaba haciendo lo que creía que estaba haciendo? No estaba seguro de con qué intención lo estaba diciendo, pero definitivamente eso me sonaba a reto. ¿Acaso me está retando? Genial, llevo un tiempo esperando por esto Pensé animado justo antes de responderle -heh, si eso significa lo que creo que significa, cuando quieras.- Respondí con una sonrisa parecida a la suya mientras chocaba mi puño derecho contra mi palma izquierda. Estaba bastante animado y con ganas de tener un combate, tan solo era cuestión de ver si el chico frente a mi estaba igual de emocionado.
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—En ocasiones muchas personas llevan objetos interesantes solo que no le prestamos suficiente atención, quizá si enfocaras más podrías hallar algo interesante.- Expresé como si supiera de lo que estaba hablando, ya que pude ver algunos artefactos interesantes y llamativos en algunos viajes.
Aquel sujeto captó mi mansaje sin dificultad, bueno tampoco podría decirse que se tratase de algo muy complicado, hasta un estudiante de la academia sabría entender aquello. —No hay mejor momento que el ahora ¿Qué dices?— Di un chance no muy largo para que el respondiera a su solicitud. —De ser así vayamos a otro lugar que sea más cómodo.— Evidentemente no íbamos a empezar un combate en el medio de las calles de las aldeas.
—Podemos ir a las plataformas de la academia, o prefieres ir a un lugar en donde vean la paliza que te voy a dar?— Manifesté como si estuviera seguro de que podría ganarle, a ciencia cierta no sabía, pero el tener mi abanico de nuevo conmigo me tranquilizaba porque dependía bastante de ese objeto y este era el momento para ver que también había quedado después de su reparación.
La idea de tener una batalla me agradaba, ya que podría tomarlo como un entrenamiento y socializar nunca estaba de más, también podía saber qué clase de habilidades tenían mis compañeros de aldea, en fin, tenía una cantidad de beneficios que venían a mi mente, quizá solo estaba buscando más motivos para iniciar un combate.
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31/03/2016, 22:14
(Última modificación: 31/03/2016, 22:24 por Tsukiyama Daigo.)
—En ocasiones muchas personas llevan objetos interesantes solo que no le prestamos suficiente atención, quizá si enfocaras más podrías hallar algo interesante.- Me respondió el joven a mi primera observación. Sonaba como si supiese de lo que estaba hablando, como si la experiencia se lo hubiese inculcado. O al menos así parecía intentar que sonara.
Aparentemente mi teoría era cierta: el chico frente a mi quería pelea ¿Y quién era yo para negarlo? Al fin y al cabo yo no estaba menos emocionado por pelear que el. —No hay mejor momento que el ahora ¿Qué dices?— Fue lo que me dijo dando a entendar que estaba tan emocionado como yo.
asi sin darme tiempo para responder, el rubio continuó hablando. —De ser así vayamos a otro lugar que sea más cómodo.— Me invitó. Obviamente no tenía la intención de pelearse en la calle y eso era comprensible. heh, definitivamente no quiere que se vea la paliza. Pensé muy confiado ya que, según yo, el quería ir a otro lado para que no viesen como lo derrotaba y no por lo extraño que resultaría ver a un ninja y a un intento de ninja peleando en la calle.
-Genial, no sé a que estamos esperando- Le respondí, claramente emocionado por pelear con el.
—Podemos ir a las plataformas de la academia, o prefieres ir a un lugar en donde vean la paliza que te voy a dar?— Me dijo bastante seguro de si mismo. Probablemente una seguridad justificada, ya que yo era una mierda como ninja en ese momento pero yo solo podía pensar una cosa al respecto. Idiota...
-Hmpf, te haré tragar tus palabras. Vamos a la academia- Le respondí con una leve sonrisa. No pretendía sonar grosero a pesar de que esa impresión era la que daba en un principio, en verdad lo decía con ánimos de picarlo, con intención de alimentar sus ganas por combatir.
A partir de ese momento esperé su respuesta para dirigirme junto a el hacia las plataformas de la academia y poder tener nuestro duelo.
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No fue para nada difícil lograr encontrar una batalla en medio de la calle, ¿quién lo diría? Aunque aquello no estaba en mis planes siempre había tiempo para entrenar un poco más, y si era con un contrincante totalmente nuevo, porque eso significaba mucho que descubrir de esa persona, habilidades, técnicas, tipo de batalla, un libro abierto totalmente, sin embargo, aquel shinobi no expresaba mucho, ninguna idea de cómo podría desenvolverse, por mi parte él ya vio mi abanico y por lo menos tendría la idea de que tenía alguna función.
—Ya lo veremos.— Sonreí como él. —Bueno a la academia entonces.— Dije en tono neutral mientras me dirigía en dirección de aquel roble que alojaba las instalaciones de la academia. ”A esta hora no debe haber mucha gente entrenando”
---- Por cierto soy Yusei, y tú?— Pregunté al recordar que iba a combatir con alguien sin siquiera saber si nombre, vaya educación la mía ¿qué pensarían mis padres?
”Espero que tenga alguna habilidad interesante”
En el transcurso del recorrido a la Academia no dije nada más, me mantuve en silencio pensando en qué podría intentar aplicar contra él, no obstante, si él comentaba algo o realizaba algún tipo de pregunta le respondería.
Ambos ninjas no tendrían ningún inconveniente para llegar a las raíces del árbol sagrado, al verlo recordé que ahí también era un lugar que podía usarse para tener combates.—Pensándolo mejor no tenemos por qué subir, aquí mismo podríamos empezar nuestra batalla.
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5/04/2016, 01:01
(Última modificación: 5/04/2016, 01:20 por Tsukiyama Daigo.)
El joven parecía querer seguirme el juego. No solo no se tomó mi provocación como una grosería, sino que incluso me siguió la corriente respondiendo con una actitud parecida.
Genial... Pensaba con una mezcla entre alegría y emoción que aumentaba a medida que avanzábamos. ¡Esto va a ser genial! Continuaba repitiendo con todavía más emoción. Estaba a punto de tener un combate con un completo desconocido, eso no es cosa de todos los días para un gennin apenas graduado como yo, y lo que es más: ¡Parecía ser una persona fuerte! ¿O puede que yo sea el débil? No lo creo, pensar eso sería una estupidez.
-Por cierto soy Yusei, y tú?- Se presentó el joven durante el trayecto a la academia, pretendiendo que me presentase yo de la misma forma.
Volteé la cabeza para mirarlo. Yusei podría notar cierta emoción por el combate en mi rostro, emoción que no trataba de ocultar. -Me llaman Katsuo, Takanashi Katsuo- Me presenté con cierta indiferencia a la presentación, que me importaba bastante poco en comparación a la idea de combatir contra el.
Durante el viaje no hablé mucho más de lo necesario, y lo necesario fue absolutamente nada, ya que el rubio parecía tener tantas ganas de hablar como yo: cero.
Pero el tiempo que pasamos no lo gasté en nada, porque estuve trazando una estrategia magnífica para acabar la disputa de la manera más efectiva... o puede que no tan efectiva... Muy bien, solo necesito clavarle un buen puñetazo en la nariz al empezar el combate y ya está, la pelea será mía; luego le daré un par de golpes más y esto acabará antes de que pueda darse cuenta de quien le ha pegado.
No demasiado tiempo despues de que hayamos partido llegamos a nestro destino, más o menos. LLegamos a las raíces del árbol sagrado, donde Yusei y yo nos detuvimos. -Pensándolo mejor no tenemos por qué subir, aquí mismo podríamos empezar nuestra batalla.- Me dijo, dando a entender que quería empezar el combate allí mismo. Yo sonreí con cierta emoción por el combate.
-¿Mmmm? perfecto entonces, podremos empezar antes- Dije sin miedo a mostrar lo animado que estaba por el combate. -Podemos empezar cuando quieras- Concluí instantes antes de dar un par de pasos tras de mi, quedando a una distancia de dos metros de Yusei y levantando la guardia con ambos puños cubriendo el mentón, las piernas algo separadas entre si quedando ladeado respecto a el y los codos cubriendo mi torso. El combate había empezado.
Vida –0 –
Chakra –0 –
Inventario:
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