-¡Ay! Soy tan feliz de haber podido hablar contigo al menos una vez. - Comenzó a divagar cuando soltó a Juro de sus pinzas que tenía por brazos, el pobre moreno solo podía quedarse en su sitio y suspirar, y eso le hacía bastante gracia a la kunoichi de cabellos azules.

''¿Y ahora qué hará esta?''

Hana dedicó una reverencia a Juro y sacó un papel de su escote, dándoselo al chico.

-¡Es mi dirección! - Explicó, pegando sus manos en el pecho a modo de entusiasmo. - Por si algún día decides invitarme a salir... ¡Haré lo que sea por ti! -Volvió a chillar. - Ahora debo irme, así que con vuestro permiso, ¡hasta más ver! - Y se fue corriendo por el camino rodeado de cerezos, sin haber reclamado su portaobjetos ni habiéndose disculpado con Eri por haberla casi atravesado la cabeza con un kunai.

- Estos jóvenes de hoy en día... - Susurró a Juro cuando Hana estaba lo suficientemente lejos, luego mostró una sonrisa burlona. - Con que... ¿Un ligue? Vaya, debería buscarte un mote más apropiado que Juro-chan... - Comentó, graciosa, luego mostró su sonrisa habitual. - Es broma, Juro-chan, me alegro de que hayamos completado esta misión con éxito.

Habían hecho un gran combo cuando fueron a atarla, eso no iba a dudarlo, aún así Juro había hecho la mayor parte del trabajo, así que sin duda alguna estaba impresionada de su compañero de Uzushiogakure. Tendría problemas si tuviese que luchar contra él, de eso estaba muy segura.

-¿Y ahora qué quieres hacer? - Comentó, encogiéndose de hombros.

Juro se quedó estático mientras Hana sacaba un papelito, de un lugar bastante comprometido. El chico se preguntó cuanto tiempo llevaría ahí dentro, y cuanto tiempo llevaría planeando aquello. Prefirió no preguntar, había cosas en el mundo que era mejor no saber.

Le costó alargar la mano para coger el papel, pero lo hizo.

- Claro, ¡Adios! - exclamó, con una fingida alegría. En cuanto la tuvo lejos, dió un suspiró de alivio.

Juro escuchó la pequeña burla de Eri, y le devolvió la sonrisa. Tenía que admitirlo, podía considerarse hasta gracioso, pero habías sufrido...

- Si, espero que no se le ocurra volver a las andadas. No quiero tener que vigilar mi espalda siempre - comentó, con tono cansado. Algo le decía que no le molestaría más, pero por si las moscas - Has estado bien...

Juro se había quedado sorprendido al ver la patada que le había dado a Hana, tan rápidamente. Le había ayudado bastante. El sol poco a poco fue desapareciendo, llegando el atardecer, y dando claras señas de que la noche estaba de camino.

"Quizá Katsue ya haya vuelto" - pensó, esperanzado. Igualmente, se le haría de noche a la vuelta.

- Creo que ya es hora de que me vaya, mi hermana estará esperándome - comentó Juro, mirando a Eri con una sonrisa - Ha estado bien, tenemos que repetirlo. Sin la acosadora, si puede ser.

Con todo lo sucedido en el Jardín de Cerezos, el atardecer apareció como un reloj, recordando a Eri que no había cumplido su cometido en comprar ingredientes para hacer galletas. Así pues, después de que Juro dijese que ya era hora de que se marchase, ella no se iba a quedar allí sola, de eso estaba segura.

-Bueno, yo debería buscar alguna tienda para comprar los ingredientes de mis galletas...- Dijo rascándose la nuca mientras sonreía. -Ha sido un gran placer compartir este paseo contigo, ¡espero repetirlo algún día!

La chica ondeó su mano izquierda en dirección al moreno, despidiéndose así del chico sin palabras, y antes de que pudiese si quiera contestarla, la joven kunoichi del remolino ya había desaparecido de su campo de visión.

Aún desde la lejanía, se podía escuchar un grito. -¡NO CIERREN ESA TIENDA!