La fecha del tan esperado Examen estaba cada vez más cerca. Para los participantes sería el final de un proceso de espera que se habría llegado a extender más de lo imaginado. Para un puñado de gente sería una completa pesadilla tener que recibir con los brazos abiertos a tantos extranjeros de golpe, y encima de eso probablemente estarían super excitados con el gran evento. Probablemente todas las piedras de Uzushiogakure habrían sido dadas vueltas apropósito con el solo objetivo de saber después si alguien había tocado algo que no debía.

Considerando los antecedentes de la última vez que ninjas de una aldea habían visitado otro lugar que no fuese su aldea, sería lo menos que podía esperarse, y quizás también, que cada cual llevase su bebida.

El viaje se haría en barco, un magnifico barco bien equipado y capaz de llevar a todos a la vez. Desde el shinobi más importante hasta el marinero más prescindible y sus correspondientes pertenencias.

Para él no tenía demasiado valor el examen, ya tenía el chaleco y la placa, pero había gente cercana que si tenía que presentarse. La Arashikage no los acompañaría en aquella aventura, pero si su mano derecha, a la cual salvando su vida había ganado su rango. Era probable que entre la tripulación hubiese otro shinobi médico, alguien especialmente encargado de velar por la salud del séquito pero solo por si acaso, Manase Mogura se terminó sumando de una manera u otra a aquella expedición.

Desgraciadamente, el Uzukage no ofrecía alojamiento para todos los que fuesen a bajar de aquella nave, solo los convocados a examinarse gozarían de tal beneficio. El hospedaje del médico corría por su propia cuenta. Sin intención alguna de ser menos, buscaría pagar el mejor hotel que la Aldea Oculta del Remolino tuviese para ofrecer.

Una vez la embarcación tocase puerto, y que el séquito recibiese las instrucciones pertinentes para replegarse a sus respectivos hospedajes, se adentraría en el interior de la aldea.