Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Hana levantó la kodachi y con un rápido movimiento cortó la cabeza a la sombra, pero ésta no se dividió como la anterior, sino que desapareció al igual que todas sus réplicas, una por una, en una pequeña nube de humo.
Eri apareció tras ella, encima del muro a una distancia prudente del arma de la chica.
—¿Estás bien? —preguntó cuando ella bajase el arma—. Eso que acabas de presenciar es un genjutsu, ¿qué sabes de ellos?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Cuando la katana atravesó al individuo, en vez de dividirse, se deshizo. Pocos segundos después, el resto de atacantes habían desaparecido también. Hana envainó la kodachi al ver a su sensei sobre su muro.
—¿Estás bien? Eso que acabas de presenciar es un genjutsu, ¿qué sabes de ellos?
— Sí, bien. — las manos le temblaban levemente, pero la voz le salía más serena — Sí, son ilusiones. Entonces, ¿he roto la ilusión? No debería poder deshacerla desde dentro ¿no?
Trago saliva y sintió que le ardía la boca. Aún siendo una ilusión, la seguridad y la sencillez con la que había decidido cortarle la cabeza a su atacante, la abrumaba.
— Sí, son ilusiones. Entonces, ¿he roto la ilusión? No debería poder deshacerla desde dentro ¿no?
Eri negó con la cabeza.
—Lo he cortado yo —informó su ahora sensei, bajándose para quedar a la misma altura que Hana—. Normalmente, si te encuentras bajo un genjutsu, lo mejor sería que, una vez sepas que es una técnica ilusoria, te deshagas de ella.
Le enseñó dos dedos, posando su dedo índice de la otra mano encima del primero subido.
—Utilizar el Kai, que te liberará de la técnica. —Luego pasó el dedo al otro—. O que otra persona te libere.
Sacó un par de shuriken de su portaobjetos y, tras señalar el suyo propio perdido entre dos troncos de haberlo tirado antes contra una sombra; dijo:
—¿Ves las dianas de aquellos árboles? —señaló dos dianas de madera algo dañadas en un par de árboles a unos metros de ellas—. Dale al blanco.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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—Lo he cortado yo. Normalmente, si te encuentras bajo un genjutsu, lo mejor sería que, una vez sepas que es una técnica ilusoria, te deshagas de ella.
Imitó el sello extraño que le enseñaba su sensei. No tenía ni idea de Genjutsu, cuando lo explicaron en la academia lo desatendió por completo, total, ¿qué daño podía hacer una ilusión? Solo eran lucecitas y colorines.
— ¿Y si no sabes utilizar el Kai? ¿No puedes liberarte? — de repente se percató de lo indefensa que estaba ante aquella rama.
—¿Ves las dianas de aquellos árboles? —
— Sí. — contestó serenamente
Aceptó el par de shurikens que le ofrecía Eri, dudando. Miró los shuriken en sus manos y miró las dianas. Pensó que sería facil darle a alguna parte de toda la diana, que tenía varios círculos, cada uno en el centro del anterior y más pequeño, hasta el centro, que era blanco y enano.
— Dale al blanco.
Hana tragó grueso e intentó no girarse a mirar a su sensei Uzumaki con expresión de haber visto a un fantasma. ¿Blanco? ¿Como en el centro? Pero si en la academia se conformaban con que diese en la totalidad de la diana. Era imposible dar en el centro. Por lo menos para Hana, que el Shurikenjutsu lo tenia donde estaba su único shuriken, por los suelos. Tenía un shuriken porque la habían obligado a comprarse uno para practicar, sino ni eso tendría.
Respiró hondo, dejando que los malos pensamientos se fuesen. Miró las dianas y se colocó los shuriken para lanzarlos. Las dianas, los shuriken y hacer que se juntasen, eso era todo lo que tenía un mente. Lanzó el primero a la primera diana y, encarandose a la otra diana girando levemente, lanzó el segundo. Estuvo muy tentada a cerrar los ojos y encogerse, para no ver el estropicio, pero se mantuvo muy quieta con los ojos abiertos esperando ver qué decía su sensei de su actuación.
La vio imitar su sello, pero ella no sabía nada de Genjutsu, es más; seguramente supiera solo lo que le habían mencionado en la academia y casi ni eso, pues era bastante poco y si no especializabas en ello, menos todavía.
—¿Y si no sabes utilizar el Kai? ¿No puedes liberarte?
Eri se encogió de hombros.
—Te puedes liberar si te hacen daño fuera del genjutsu —dijo—. Siempre puedes consultar manuales sobre genjutsu sobre ello, Hana.
Luego pasaron a practicar el tiro de shuriken, pero la pupila no parecía muy feliz. En verdad, no parecía feliz con nada, y a cada segundo que estaba con ella, se sentía más nerviosa. ¿Acaso imponía? ¿O no estaba siendo una buena sensei? Se rascó la cabeza mientras miraba a la rubia concentrarse y mirar a las dianas señaladas por la Uzumaki, que simplemente miraba hacia ella, esperando, hasta que por fin, Hana lanzó un shuriken.
Para su suerte, el primero dio en la diana, justo al borde del centro, pero no tuvo tanta suerte, o quizá debería haber apuntado mejor. El peor que llevo, sin duda, fue el segundo, que lanzó y dio contra el árbol, pero de detrás del que tenía sujeto la diana.
Eri apretó los labios para no reírse, le sabía mal, no quería hacer sentir mal a Hana, así que lo disimuló como buenamente pudo y carraspeó antes de hablar.
—Bueno, no ha estado mal, podría haber estado mejor —mencionó después de unos segundos—. Creo que ahora vendría bien algo de Taijutsu, me has dicho que sabes lo básico, ¿no? Vamos poco a poco con lo que menos sabes a lo que más sabes, ¿vale? —explicó, luego se puso en posición de combate—. Venga, pégame.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri le comentó que podía liberarse del Genjutsu sufriendo de fuera de la ilusión, pero la remitió a los manuales para más información. Hana odiaba los manuales, sería mucho más fácil si se dejasen de tanta formalidad y escupiesen la información tal cual, además había dos cientas aclaraciones para cada punto, ¡como si fuese tonta!
Volviendo a lo que nos ocupa, el primer shuriken fue perfecto, por lo menos para la genin, que desde que salió de la academia no había siquiera pensado en practicar lanzamiento de shuriken. El arma se clavó en el borde de la diana, tan pegado, que para ella convalidaba perfectamente. El segundo, que había ido a otro árbol, igual no le había salido tan bonito ni preciso.
—Bueno, no ha estado mal, podría haber estado mejor. Creo que ahora vendría bien algo de Taijutsu, me has dicho que sabes lo básico, ¿no? Vamos poco a poco con lo que menos sabes a lo que más sabes, ¿vale?
Hana levantó ambas manos de golpe, entre nerviosa y asustada.
— ¿Qué? No... no podría pegar a un superior y menos a mi sensei, no creo, no debería... Es decir, Eri-sensei es un Jounin, pegar a un Jounin, nonono. — negó varias veces con la cabeza como si estuviese intentando pensar en un cubo de cuatro dimensiones.
— ¿Qué? No... no podría pegar a un superior y menos a mi sensei, no creo, no debería... Es decir, Eri-sensei es un Jounin, pegar a un Jounin, nonono.
Eri suspiró, dejando caer sus dos brazos. Lo único que las diferenciaba era una chapa y experiencia, y aunque entendiera el respeto —o el miedo— que Hana tendría en aquellos momentos, no dejaba de habérselo pedido ella.
—Venga, Hana, solo será un combate amistoso para medir tus aptitudes y tu nivel y saber por dónde comenzar, nada más —inquirió la Uzumaki—. Y si no lo haces seré yo la que empiece, y ninguna queremos eso.
Le guiñó un ojo.
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—Venga, Hana, solo será un combate amistoso para medir tus aptitudes y tu nivel y saber por dónde comenzar, nada más. Y si no lo haces seré yo la que empiece, y ninguna queremos eso.
Hana tragó saliva. Al oir las palabras de Eri lo tuvo claro, el significado tras ellas era obvio. Iba a dolerle, tanto si le hacía caso como si no, la Uzumaki por lo menos una hostia le iba a dar. Además, técnicamente era una orden de una Jounin, tampoco podía ignorarla. Vale, tenía que hacerlo, al menos intentaría hacerlo bien.
— Muy bien, lo haré. Preparate. — lo había querido decir en plan cauteloso, de, Preparate, por favor, no me mates por pegarte. Y le había salido en plan, Te voy a machacar.
Pero ahora era tarde para echarse atrás, debía tener confianza, seguridad y todo eso. Miró con detenimiento a Eri, no tenía el portaobjetos en ningún lado, así que era difícil decir si era diestra o zurda. Lo mejor sería empezar con algo sencillo. Hana se puso en guardia y esperó a que la Uzumaki se hubiese preparado, como le había dicho.
Una vez lo hiciese le lanzaría un puñetazo buscando el costado izquierdo de Eri, con su puño derecho. Sencillo y tan eficaz como cualquier otra cosa.
La chica había dicho que se preparase, y Eri alzó una ceja. ¿Cómo que se preparase, si hasta hacía un momento había dicho que no quería? Estos genins eran más volátiles que un kusajin en una guerra.
—Adelante —invitó ella, posicionándose de nuevo en modo de defensa.
Hana se puso en guardia y la notó mirarla, como si estuviera analizándola. Eso estaba bien, la ayudaría en sus futuras misiones o combates, así que asintió, obviamente contenta por su pupila.
De pronto, la rubia le lanzó un puñetazo a su costado con su diestra. «Esto va a doler...» no quería esquivarlo, quería saber cuanta fuerza tenía, pero tampoco quería esquivárselo de buenas a primeras, así que lo recibió, sintiéndolo en su costado tal y como ella había buscado. «Tiene algo de fuerza la cabrona...»
Antes de que pudiera festejar nada, Eri se agachó y barrió sus piernas con una de las suyas, apoyándose en el suelo con su derecha mientras flexionaba la pierna restante, buscando que cayese al suelo.
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—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
El puño derecho de Hana golpeó el costado de Eri y la rubia no pudo evitar pararse un momento. Había pensado en qué hacer cuando la bloquease o la esquivase, pero no se esperaba para nada llegar a golpearla.
— Oh. — se le escapó cuando golpeó a la pelirroja.
Sin embargo, poco tiempo le iba a dejar la Uzumaki para reaccionar. Se agachó y barrió con una pierna a la rubia, que cayó al suelo de culo. Dudó un segundo más de lo debido, porque no tenía claro si seguían o habían acabado, pero viendo que Eri no había dicho nada, Hana pasó a la acción. Aprovechó su posición para darle una patada baja a la pelirroja, por la parte de atrás de la rodilla, buscando tirarla a ella también.
No iba a conseguir mucho con su fuerza, pero no quería quedarse parada y admitir sin más que no tenía nada que hacer. Tenía que intentarlo o Eri le pegaría igualmente.
La genin no esquivó el barrido y acabó con su trasero besando el suelo presa de su sorpresa al haber impactado uno de sus golpes. Eri, algo más experimentada que ella, notó como la rubia buscaba sorprenderla con una patada baja y que las dos se quedasen en el suelo.
Por eso la Uzumaki saltó, esquivándola como pudo, y en un rápido movimiento se agachó para tomarla de la pierna, y con la otra mano, sujetó su mano derecha, la que había usado para darle un puñetazo y la que probablemente era su dominante.
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Eri, lejos de recibir la patada de la rubia, la esquivó con facilidad. Para cuando Hana había empezado a pensar en cómo reaccionar, la Jounin se había adelantado ya tres o cuatro pasos. Tras esquivarla, había agarrado su pierna buena y con la otra mano había llegado hasta el brazo derecho de Hana, privándola de sus dos extremidades buenas.
Viendose arrinconada, la rubia intentó un último golpe en el que ni ella confiaba demasiado. Apoyandose unicamente con su brazo izquierdo, dobló la pierna que no estaba sujeta para darle con el talón en las costillas a Eri. En el momento en que impactase, intentaría zafarse de los agarres de la pelirroja, aunque después se iría de cabeza al suelo.
Hana parecía una presa dando sus últimos golpes por su propia supervivencia, incapaz de alejarse de su presa que ya tenía los colmillos entorno a su blanco y dulce cuello. Eri la sujetó con fuerza, esperando que ella se dejase, pero Hana no se doblegó y como pudo, intentó darle un talonazo en su pecho, que esquivó girando y llevándosela consigo, quedando ella debajo para luego, con toda la fuerza que le quedaba, lanzándola lejos de ella.
Con rapidez volvió a poner ambos pies sobre la tierra del campo de entrenamiento, pero no dejó a la chica, y tras realizar una serie de sellos, lanzó dos cadenas a la rubia que salieron de sus propias palmas de las manos, dispuestas a apresarla.
¤ Uzumaki no Shibari ¤ Atadura de Uzumaki - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos:Uzumaki 50 - Gastos: 35 CK (impide regeneración de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:(Uzumaki 80) El usuario no necesita estar en contacto con las cadenas para inmovilizar al objetivo - Sellos: Tigre → Liebre → Carnero - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Las cadenas pueden llegar hasta los 8 metros de distancia
El chakra del clan Uzumaki puede manifestarse en forma de cadenas de chakra espectral, por eso el usuario es capaz de de lanzar dos largas cadenas de ambas palmas de las manos hacia su objetivo, de tal forma que quedará atrapado entre las cadenas (máximo 3 turnos) sin ser capaz de realizar ningún movimiento mientras el usuario y el adversario estén conectados. Sin embargo si el usuario pierde la concentración, o el objetivo sufre algún daño, las cadenas se desharán y la inmovilización perderá todo su efecto. El usuario deberá tomar las cadenas con ambas manos mientras la técnica esté activa, y no podrá ni mantener ni realizar ninguna técnica aparte de esta propia.
(Uzumaki 80) El usuario lanza las cadenas hacia su objetivo y lo inmoviliza por dos turnos completos, sin necesidad de estar en contacto con las cadenas para lograr dicha inmovilización, sacrificando alcance (pueden llegar hasta los 5 metros de distancia).
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Parecía que Eri era capaz de hacer cinco o seis cosas en lo que Hana pensaba y hacía una, y lo peor es que no lo parecía, era real. La patada de Hana no llegó a ninguna parte, en vez de eso, la Uzumaki rodó y lanzó a la genin con las piernas.
De nuevo, en lo que la rubia dedicaba un pensamiento a como demonios combatir a una Jounin que tenía más fuerza que ella, era más ágil que ella y muchísimo más experimentada que ella, Eri ya se había puesto en pie y hecho toda una secuencia de sellos.
Lo máximo que alcanzó a hacer Hana antes de que el par de cadenas brillantes que le había lanzado su sensei la alcanzasen fue dar un paso atrás, que no le sirvió absolutamente de nada. Las cadenas la rodearon y apretaron sin piedad, sin dejarle ni un poquito de margen de movimiento. Forcejeo durante aproximadamente cinco segundos antes de darse por vencida.
— Vale, me rindo. ¡Tampoco hacía falta ponerse así!
Podía simplemente haberle dicho de parar, sin tener que usar las cadenas del demonio.
La vio forcejear contra sus cadenas que la rodearon e impidieron cualquier movimiento, y la chica, aun intentando deshacerse en vano de su atadura, no pudo más que rendirse ante su sensei.
— Vale, me rindo. ¡Tampoco hacía falta ponerse así!
Eri jadeó una última vez antes de retomar su postura habitual, con los brazos cruzados, mirando a Hana desde arriba. Luego suspiró y se acercó a ella, sentándose en el suelo y deshaciendo las cadenas para que pudiera descansar junto a ella.
—Nadie te dará cuartelillo en cuanto te encuentres cara a cara con un enemigo —explicó la Uzumaki, apoyándose sobre sus piernas—. Solo quiero que estés preparada y no te pase nada malo. —«O desaparezcas...» pensó, incómoda, al recordar como nunca supo nada más acerca de Riko, su anterior y único pupilo hasta ese momento, el cual le había dejado un mal sabor de boca por su marcha.
Se apartó el cabello del rostro y miró a la rubia con una sonrisa.
—¿Hay algo más que quieras mostrarme? —preguntó, ya curiosa, mientras dejaba caer sus manos hacia atrás, apoyándolas detrás de su cuerpo.
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