Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Los últimos días del Kaguya habían sido más animados. Ya no se solía quedar en casa si Akashi salía, si no que se iba a entrenar, a dar un paseo aprovechando que ya iba conociendo mejor las calles de la Villa... Y aquel día no iba a ser distinto. Su compañero había salido temprano para hacer recados, por lo que Riko no perdió el tiempo y se vistió rápidamente.
Había pensado empezar a entrenar un par de veces al día, ya que lo había dejado de lado desde que llegó a Uzushiogakure, prácticamente, por lo que, una vez estuvo listo, se dirigió hacia el Jardín de os Cerezos, lugar en el que, si no tenía mal entendido, se podía entrenar sin mayor problema.
Era temprano por la mañana, y el aire frío se dejaba notar, a pesar de que en el cielo no se podía ver ni una nube y el sol iluminaba con todo su esplendor.
El pelinegro se dirigió a una de las muchas plazas en las que se podía poner uno a entrenar, se quitó su sudadera, dejándola a un lado y en ese momento, empezó a calentar, dando un par de vueltas a la plaza a la carrera para empezar a sudar y entrar en calor. Después se colocó en el centro de la misma y empezó con lo que iba a ser el entrenamiento de la mañana, Taijutsu.
Golpeaba el aire con todas sus fuerzas, moviéndose deprisa, puñetazo con la derecha, dos pasos a la izquierda, patada giratoria, paso atrás...
Aquella mañana el Sarutobi se había levantado con el pie izquierdo y, como siempre pasaba estaba de muy mal humor, casi rozando las ganas de destrozarlo todo, por suerte su padre había salido y estaba desayunando solo en su casa.
Tras acabar rápidamente el desayuno salio a la calle casi corriendo y dirigiéndose al jardín de los cerezos a entrenar, necesitaba patear algo, destrozar algo, lo que fuera para descargar toda aquella ira. Cada vez estaba mas enfadado y cada vez perdía mas el control sobre si mismo.
Una vez llegado al jardín el de Uzu miro a su alrededor y vio a lo lejos a otra persona, parecía que practicaba Taijutsu, pero al estar lo suficientemente lejos poco le importo, haciendo rápidamente sellos y ejecutando su primera técnica, dirigida directamente contra un árbol, que separado de los demás era el perfecto blanco
- Katon: Sarutobi Karyū Endan
Un precioso dragón salio surcando el cielo directo hacia aquel pobre árbol, que al recibir la técnica por tres lados distinto quedo convertido en simples cenizas totalmente.
El Sarutobi aun estaba enfadado, así que miro a su alrededor y tras ver un árbol se acerco a el, saco un Kunai y comenzó a dar golpes con este y patadas sin piedad. Quería olvidarlo todo, olvidar el dolor, olvidar la pena, ahora solo estaba el y su ira. Su control sobre si mismo cada vez era menor y estaba perdiendo mas y mas los estribos, pegaba sin parar y sin observar lo que pasaba a su alrededor. Si alguien no le paraba era capaz de arrasar con todo el campo de entrenamiento con sus técnicas de fuego.
PV: 100 CK: 110 - 30 = 80
- Hitai-ate [En brazo derecho]
- Portaobjetos
· Kunai x2
· Shuriken x2
¤ Katon: Sarutobi Karyū Endan ¤ Elemento Fuego: Bala de Llamas del Dragón de Fuego de Sarutobi - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Sarutobi 25 - Gastos:
Cada chorro de fuego mide 1 metro de ancho, y pueden alcanzar un total de 5 metros de longitud (sin multiplicar)
Cada chorro de fuego mide 1'5 metros de ancho, y pueden alcanzar un total de 10 metros de longitud (multiplicado x2)
Cada chorro de fuego mide 3 metros de ancho, y pueden alcanzar un total de 20 metros de longitud (multiplicado x3 y x4)
El usuario moldea su chakra para convertirlo en llamas que son manipuladas para darle la forma de un genuino dragón de fuego. Dado que el arte de hacer que las llamas obedezcan la voluntad de un shinobi es terriblemente difícil, la maestría para llevar a cabo esta técnica está limitada a los ninja más habilidosos. Aún así, se transmite a los más jóvenes del clan Sarutobi mediante un estricto entrenamiento. Tras avanzar peligrosamente hacia el enemigo, el chorro de fuego se divide en tres para atacar desde el lado derecho, el izquierdo y la parte frontal de manera simultánea al enemigo, que podría quedar reducido a cenizas en cuestión de segundos.
Los Sarutobi, inventores originales de esta técnica, tienen su propia versión, mucho más versátil y extremadamente peligrosa.
A mitad de su entrenamiento, y de la nada fue capaz de ver de soslayo un destello, algo que sin duda no había sido natural, por lo que desvió su mirada y vio como un joven de pelo largo y negro lanzaba una técnica ígnea hacia un árbol y como lo convertía en ceniza en apenas unos segundos.
«¡Jooooooooder!»
Le había sorprendido, sí, pero al principio no le dio más importancia, simplemente era alguien que había ido a entrenar allí como él, por lo que siguió a lo suyo. Pero de repente, empezó a escuchar golpe, y allí estaba, ese mismo chico dando patadas a otro de los árboles, patadas con una fuerza desmedida, por lo que dejó lo que estaba haciendo y se acercó.
—Perdona pero... ¿estás bien? Como sigas así voy a tener que llevarte al hospital con algún hueso de la pierna roto, y créeme que no es agradable. — Le dijo cuando estuvo a una distancia suficiente como para que le escuchara sin problemas.
La furia de Takeshi en aquel momento era enorme, ni el dolor de sus nudillos ni el de sus piernas parecía notarse. Es en aquellos momentos en los que recordaba todo lo que había pasado hacia tanto tiempo, su madre, su muerte. El joven Gennin apenas podía parar.
Por suerte poco a poco se estaba agotando y fue justo entonces cuando sintió una voz por detrás, avisándole de que le tendría que llevar al hospital si seguía así. El Sarutobi paro en seco y se quedo mirando el árbol. Había quedado bastante machacado y el marrón de la corteza se había fundido con el rojo de la sangre de Takeshi. Comenzó a respirar y a tranquilizarse cada vez mas.
Tras unos segundos se dio la vuelta y miro a aquel sujeto, vio que era otro shinobi de Uzu, al igual que el, por la vestimenta parecía también un Gennin, así que intentando forzar una sonrisa, a pesar del enfado se dirigió a el y le dijo:
- No te preocupes, estoy bien pero a veces se me va un poco la cabeza. Mi nombre es Sarutobi Takeshi, ¿puedo saber como te llamas y a que clan perteneces?
En cuanto el pelinegro habló y se acercó, el chico paró en seco de golpear el árbol y, tras unos segundos, le encaró, dejando que Riko viera la cantidad de heridas y magulladuras que se había hecho golpeando el tronco del árbol, en el que se podía ver con cierta claridad manchas de la sangre del muchacho.
- No te preocupes, estoy bien pero a veces se me va un poco la cabeza. Mi nombre es Sarutobi Takeshi, ¿puedo saber como te llamas y a que clan perteneces?
El Kaguya torció el gesto, sin tener muy claro si le estaba diciendo la verdad, con esas herdias no sería mala idea ir al hospital a que le curasen.
—¿Estás seguro? Puedo acompañarte al hospital si quieres, sobre todo para que no se te infecten esas heridas. — Se ofreció el pelinegro. —Pues mi nombre es Kaguya Riko, un placer conocerte Takeshi.
Sin duda alguna era un chico extraño, y tenía que haberle pasado algo gordo para que hubiera terminado dándole una paliza a un árbol así por que sí.
Tras la pregunta del Sarutobi, el chico que se había acercado a el le respondió ofreciéndole ir al hospital a curarse las heridas, para después decirle que su nombre era Kaguya Riko.
Asi que un Kaguya eh, interesante, este tipo debe ser bastante fuerte
Poco a poco la ira de Takeshi comenzaba a desaparecer y se tranquilizaba cada vez mas. Fue justo entonces cuando comenzó a sentir el dolor, tanto en sus manos como en sus piernas. Le ardían, sobre todo los nudillos, parecía como si los tuviera al rojo vivo.
Maldita sea, debo dejar de hacer esto y controlarme un poco mejor
Al bajarle la adrenalina también comenzó a notar cierto mareo, había usado casi toda su fuerza para aquello, había descargado toda su ira sin pensárselo dos segundos. Se sentó un momento en el suelo y miro al chico que tenia delante para decirle:
- Esta bien, si puedes acompañarme me harías un favor, pero déjame descansar dos minutos aquí antes de salir y mientras tanto podrías contarme tu historia Kaguya Rico -.
La cabeza del Sarutobi seguía yendo a mil por hora, mientras que el dolor atravesaba sus manos y sus piernas maltrechas, pero poco a poco se olvidaba de aquello y se concentraba en aquel individuo.
Esto es un Kaguya, Takeshi. De este hombre hay que hacerse amigo.
El joven Sarutobi tardó unos segundos en responderle, unos segundos en los que sin duda toda la adrenalina que tenía en el cuerpo había disminuido lo suficiente como para que empezara a sentir el dolor en las heridas que se había hecho.
«Hay que estar chalao...»
Riko vio como su compañero se sentaba en el suelo, probablemente por culpa del cansancio y del dolor.
- Esta bien, si puedes acompañarme me harías un favor, pero déjame descansar dos minutos aquí antes de salir y mientras tanto podrías contarme tu historia Kaguya Rico -.
Riko se sentó a su lado, dispuesto a esperar allí hasta que el joven estuviera listo para ir al hospital a curarse.
—Pues la verdad, no es una gran historia, vivía en una aldea fuera de aquí y me he tenido que venir aquí para recibir adiestramiento ninja, y eso ha sido hace poco, así que... No hay mucho más. — Concluyó encogiéndose de hombros. —¿Y tú qué? ¿Cuál es tu historia? — Se interesó el Kaguya.
El Sarutobi había puesto las manos a su lado para no mancharse de sangre, enfrente suya a unos metros tenia también su capa, que se había quitado casi sin darse cuenta justo un poco antes de ejecutar su técnica contra el árbol.
Observo como el chico se acerco y se sentó a su lado, después procedió a responderle a la pregunta. Un chico de otra aldea, aquello hizo que el Sarutobi se quedara extrañado, jamas había conocido a nadie de otra aldea y que ahora perteneciera a la suya.
Después pregunto a Takeshi por su historia, este mirando a la nada le contó solo un poco, aquello que le interesaba, aun no podía fiarse de el del todo.
- Bueno, la mía es simple también. Vivo con mi padre, un respetado ninja en esta aldea, mi madre murió cuando yo era pequeño y poco mas la verdad, aparte de que has visto como a veces pierdo la cabeza - Dijo aquello ultimo entre risas.
Después miro al Kaguya, seguía extrañado, le seguía pareciendo muy raro. Se levanto y se dirigió a el.
- Vamos a curarme estas heridas un poco, por el camino podrías decirme de que aldea vienes y por que te fuiste -.
Fue a por su capa, la recogió y se la puso pero manteniendola abierta y sin ponerse la capucha, miro a aquel chico y espero a que se moviera y le siguiera. Se conseguía mantener en pie, pero el marea aun proseguía, aunque el no se rendiría jamas, podría aguantar sin problema.
- Bueno, la mía es simple también. Vivo con mi padre, un respetado ninja en esta aldea, mi madre murió cuando yo era pequeño y poco mas la verdad, aparte de que has visto como a veces pierdo la cabeza -
Riko asintió, aquel muchacho había sufrido la pérdida de su madre y eso, de alguna forma, quizás tuviera algo que ver con aquel arranque de ira que acababa de presenciar.
—No pasa nada por perder la cabeza alguna vez, pero al menos, hazlo contra algo menos duro que un árbol. — Respondió el Kaguya, con una cara inexpresiva.
Y entonces Takeshi se levantó.
- Vamos a curarme estas heridas un poco, por el camino podrías decirme de que aldea vienes y por que te fuiste -.
Y rápidamente el pelinegro se incorporó también, acompañándole de cerca sin sujetarle ya que, de momento, parecía que podía caminar por su cuenta y riesgo, aunque estaba listo por si en cualquier momento tenía que ejercer de apoyo.
—Pues es un pequeño poblado, algo lejos de aquí, y vine aquí en cuanto descubrieron lo que podía hacer, que al parecer es algo bastante raro de desarrollar. — Se encogió de hombros.
Caminó siguiendo el paso del Sarutobi.
—¿Y por qué te has puesto así? Si puedo preguntar. — Dijo refiriéndose al ataque de ira del muchacho contra los árboles.
Takeshi estaba, el chico le aconsejaba que si volvía a perder la cabeza, lo hiciera contra algo menos duro que un arbol. El Sarutobi sonrió y dijo:
- Para ser duro y fuerte, hay que dar contra lo duro y lo fuerte, de todas formas no me importa, esto solo me fortalece -.
Después se puso de pie Takeshi y su nuevo amigo le siguió, dirigiéndose juntos hacia el hospital. Respondió a su pregunta sobre a que poblado pertenecía. No le dio ningún nombre y aquello le extraño un poco, pero la conversación siguió y desemboco en la pregunta de cual era el motivo de su enfado. El Gennin miro hacia lo lejos, a la nada, recordando aquellos momentos. Después miro a su nuevo amigo y le dijo:
- Cosas del pasado, a veces en la vida pasan cosas que no deben, pero eso ya no importa -.
Siguió andando tranquilamente, parecía que iban bastante rápido pues el hospital no quedaba ya muy lejos. Miro de nuevo a su compañero.
- ¿Cual es esa aldea? ¿Nunca has pensado en volver algún día y ser el Kage de allí?
- Para ser duro y fuerte, hay que dar contra lo duro y lo fuerte, de todas formas no me importa, esto solo me fortalece -.
Desde luego que aquel muchacho tenía unos ideales que, lejos de estar equivocados, se tomaba demasiado al pie de la letra, pues el pelinegro no veía ningún beneficio a reventarse piernas y brazos contra un árbol, ya que, como iba a pasar en esa ocasión, acabarías en el hospital, como Takeshi.
—Tienes razón, pero quizá esa frase no deberías tomártela tan... literalmente. — Concluyó el joven.
Rápidamente se pusieron en marcha dirección al hospital, y en el trayecto el pelinegro se interesó por el motivo que había llevado al Sarutobi a castigarse de aquella manera contra el tronco del árbol.
- Cosas del pasado, a veces en la vida pasan cosas que no deben, pero eso ya no importa -
Y aunque no dejaba de tener razón, quizás no terminaba de ser una buena excusa, y Riko le dio un pequeño golpecito en el hombro.
—No deberías machacarte por cosas que ya no puedes cambiar.
Era algo simple, pero era lo mejor, entendía la rabia o tristeza que pudiera sentir una persona por algo pasado, pero al final, es algo que no puedes cambiar, por lo que tienes que seguir adelante.
- ¿Cual es esa aldea? ¿Nunca has pensado en volver algún día y ser el Kage de allí?
Aquel cambio de conversación le pilló con la guardia baja, pero se recompuso rápidamente.
—Bueno verás, no vengo de una aldea shinobi, en la que haya un Kage, más bien es un pequeño pueblecito donde vivimos de lo que trabajamos, sí que voy de vez en cuando, pero ahora mismo mi meta es esto. — Dijo señalándose la bandana.
Aquel chico le había dicho que no se tomara literalmente la frase de que para ser duro hay que pegar a cosas tan duras. Por una parte Takeshi en sus pensamientos le daba la razón, pero cuando perdía la cabeza era casi imposible pararle hasta que su cuerpo dijera no mas, así que suponía que aquella escena se repetiría muchas veces mas, pero le daba igual, iría al hospital, le curarían y ya esta, vuelta a empezar.
También le dijo que no se machacara tanto por el pasado, pero el Sarutobi mientras miraba hacia adelante, bajo los ojos.
"Es difícil cuando ha pasado lo que ha pasado, es difícil cuando la culpa es de uno mismo, pero me vengare"
En cuanto a la pregunta de la aldea, el chico le dijo que no era una aldea ninja, sino una normal que visitaba de vez en cuando. Después se señalo la bandana y dijo que su meta era aquello, a lo que Takeshi sonrió, pues en parte su meta también era eso, convertirse en uno de los mejores ninjas.
Tras andar durante largo rato, Takeshi prácticamente había olvidado sus heridas y el dolor, pero justo llegaron al hospital, miro al chico para decirle:
- Si me esperas a que me curen te invito a una pizza, pues has sido bueno conmigo y te lo mereces, si quieres incluso puedes pasar conmigo y, quizás, solo quizás, te cuente un poco mas a fondo mi historia, quizás en un futuro hagamos algo importante juntos -.
Después de decirle aquello se internaría dentro del hospital, no sabia si su nuevo amigo le seguiría, pero quería curarse cuanto antes para poder volver a la calle de nuevo.
La conversación parecía acortar el camino del Jardín hasta el hospital, por lo que, antes de darse cuenta se encontraron prácticamente en la puerta del mismo.
- Si me esperas a que me curen te invito a una pizza, pues has sido bueno conmigo y te lo mereces, si quieres incluso puedes pasar conmigo y, quizás, solo quizás, te cuente un poco mas a fondo mi historia, quizás en un futuro hagamos algo importante juntos -
El Kaguya asintió, ¿cómo podría rechazar una invitación a pizza? Pero antes de eso, acompañaría al joven al interior, y nada más entrar, en la recepción, un hombre de mediana edad se les acercó, mirando al Sarutobi, más concretamente a sus heridas, de las que podía ver la sangre reseca y la piel levantada.
—¿Pero qué te ha pasado jovencito? Parece que te has caído por un barranco.
El tono del hombre mostraba tranquilidad, aquello era normal de ver en un hospital, por lo que se quedó allí de pie esperando una respuesta del genin.
Finalmente su nuevo amigo le siguió tranquilamente hacia dentro del hospital, donde encontraron a otra persona en la recepción que le pregunto por sus heridas. El Sarutobi con una sonrisa dijo:
- Bueno vera señor, un árbol me insulto y claro, aquello no podía quedarse así, si pueden curarme les estaría eternamente agradecido -.
Tras eso Takeshi se movió hacia una sala para que le curaran las heridas, pues tenia hambre y quería seguir hablando con su nuevo amigo. La persona de la recepción le acompaño y le llevo a una salita donde le curaron. Cuando lo hicieron Takeshi sintió cierto dolor, aunque ya era normal llegar con esas heridas al hospital, así que ya ni le preguntaron mas cosas
Cinco minutos mas tarde Takeshi apareció por la puerta con las manos vendadas y se volvió a encontrar con su nuevo amigo, se dirigió a el para decirle:
- Sera mejor que nos vayamos a comprar esa pizza - Y sin mas preámbulos salio del hospital rápidamente, ya por el camino le contaría alguna cosa mas de su historia a su nuevo amigo.
- Bueno vera señor, un árbol me insulto y claro, aquello no podía quedarse así, si pueden curarme les estaría eternamente agradecido -.
Al principio el hombre se quedó parado, tratando de ver cualquier atisbo de broma en las palabras del genin, pero, una vez pasaron unos segundos y vio que el joven no daba ninguna explicación más lanzó un sonoro suspiro, de cansancio, y le indicó con su mano que le acompañara mientras se frotaba los ojos con la otra.
No tardaron apenas nada en salir, o al menos eso le pareció a Riko, que esperaba sentado a que su nuevo compañero saliera para poder marcharse.
—Y la próxima vez pégate contra algo más blando. — Le diría el médico mientras se alejaban.
Takeshi tenía las manos vendadas, probablemente para evitar una infección que le causara problemas mayores.
- Sera mejor que nos vayamos a comprar esa pizza
Riko asintió complacido, sin duda tenía hambre, y nada mejor que una buena pizza en compañía para aliviarla.
—¿Tienes alguna pizzería preferida? ¿O te da igual? — Preguntó el pelinegro.