Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
En el rostro de Akito estaba dibujada esa sonrisa que conocía bien, era un tanto manipuladora, ¿cómo ocultarlo? Lo conocía bien, él venía hacia mi, quería algo, quería que yo lo hiciera...
—Veo que estas leyendo, eso está muy bien— anunció entrando en mi cuarto. En mis manos descansaba un tomo sobre Las plantas y sus propiedades—. Que coincidencia, vengo a decirte algo, mejor dicho, a proponertelo.
—¿Qué será esta vez?— respondí cansinamente —. Que sepas que aún no me das mi "recompensa" por lo del viaje a Yukio— volví a poner mi atención en el libro.
Mi padre se acercó misteriosamente hacia mi, su voz se volvió un susurro casi inaudible, pero él sabía lo que hacía, escuché con atención lo que me decía y luego me separé bruscamente de él, mi rostro era un... Un verdadero dilema —¿Eso es posible?— cuestioné primeramente —. ¿Es legal?
Lo pensaba y me parecía increíble, ¿realmente me lo estaba pidiendo?
Al día siguiente...
Miré a todos lados, el corazón me latía a mil por hora, parecía no haber nadie a mi alrededor, seguí caminando al interior del parque, aunque nadie me veía, aparentemente, no podía fiarme de ello «Camina natural, no vas a hacer nada malo, no estas haciendo nada sospechoso» me repetía mentalmente.
«Uno que sea grande, uno que sea fuerte» recordé sus palabras. Mis ojos paseaban por cada uno de los cerezos, me había desviado del sendero principal, pero eso no me hacía sentir más segura.
30/04/2019, 15:49 (Última modificación: 30/04/2019, 15:50 por Yoshimura Ken. Editado 1 vez en total.)
El día era ideal para dar un paseo y ¿qué mejor que ir al jardín de los cerezos para alegrarse la vista con el paisaje? En aquel parque enorme podía relajarse, caminar, hacer ejercicios o incluso dormir una siesta al disfrute de la fresca brisa.
No esperaba encontrarse con dificultades esa tarde pero de todos modos llevaba consigo su fiel boken y su fiel kodachi, además de su comunicador, ´´un hombre preparado es un hombre con vida´´ le había dicho su maestro Hijikata en uno de sus muchos sermones sobre el mundo ninja y el camino del guerrero.
Como sea su mente no estaba pensando en eso, solo pensaba en que hacer durante el resto del día, podía simplemente quedarse en el parque a contar las hojas y flores de algún cerezo o podía entrenar por allí, de momento solo pensaba y caminaba.
Sus manos se posaron tras su nuca, a la vez que su vista se elevó al cielo para ver el mismo y el follaje de las plantas, días pacíficos como este pronto se le acabarían cuando se volviera un ninja activo e importante para la aldea si es que un día lo hacía.
Por andar pensando y viendo solo el alto follaje de los arboles ya estaba perdido dentro del gran jardín, solo que todavía no se daba cuenta, tonto de él, quien sabe que sorpresa le esperaba esa tarde por andar des concentrado.
30/04/2019, 16:09 (Última modificación: 30/04/2019, 16:11 por Aburame Mei. Editado 1 vez en total.
Razón: Agregar spoiler
)
Mis pasos temblorosos me terminaron de llevar al corazón del jardín, el simple hecho de saber que podría estar haciendo algo que creía incorrecto e incluso que me parecía ilegal me había puesto nerviosa, muy nerviosa; volteaba múltiples veces, sentía que me seguían, cada ráfaga de viento que agitaba las hojas, cada rama que pisaba o cada pájaro que pasaba me alertaba, ¿ya había dicho que el corazón me latía a mil?
—Cálmate, que te va a dar un infarto— me dije mientras me daba unas palmadas en mis mejillas, aunque eso no surgía efecto, seguía esperando el momento en que alguien me llamase y me dijera: ¿Qué haces aquí? o ¿Porqué tienes esa actitud tan sospechosa? Sí llegase a escuchar esas palabras seguramente moriría ipso facto.
«Que eres una shinobi! Dios! Usa tus técnicas y ten mente fría!» reprochó mi voz interna, y ciertamente tenía razón, ¿porqué no tomaba las previsiones necesarias?
—Este parece ser perfecto— musité mientras mi mano paseaba por el tronco de un gran cerezo, era tan grande que sus raíces resaltaban por sobre las demás y su tallo tendría cuatro metros de diámetro, sí, era perfecto.
Estiré mis brazos y de mis mangas surgió un batallón de insectos que se desplegaron por el perímetro, cubriendo tres puntos, dejándonos al árbol y a mi en una especie de triangulo, volví a ver a mi alrededor, mi corazón se revolucionó nuevamente, me hice con una cuchilla «perdón por esto» recité, y luego...
¡Crash!
¡Crash!
¡Crash!
¤ Kikaichuu no Jutsu ¤ Técnica de la Destrucción Parásita - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Aburame 10 - Gastos:
2 CK activar (divide regen. de chakra),
5 CK por masa de insectos (máximo 3)
- Daños: 15 PV por ataque con masa de insectos - Efectos adicionales: (ver descripción) - Sellos: Ninguno - Velocidad: - - Alcance y dimensiones: -
La técnica de la destrucción parásita es una práctica exclusiva del clan Aburame. Cuando los bebés recién nacidos alcanzan la edad de un año, sus cuerpos son ofrecidos a insectos Kikaichuu como anfitriones. Los Kikaichuu se alimentan del chakra del usuario, y el usuario utiliza a los insectos como su arma en combate. El ninja es capaz de comunicarse con insectos, además de los que tiene en su cuerpo, por lo que resultan efectivos para la recogida de información.
Además, los insectos macho pueden oler a la hembra en un radio de quince kilómetros, por lo que son excelentes rastreadores. Tener esta técnica activa garantiza el uso de otras técnicas derivadas de los Kikaichuu, y además permite utilizar varias masas de insectos del tamaño de una pelota de fútbol, que pueden moverse rápidamente para atacar. Si una masa de insectos es herida, no puede volverse a utilizar en tres turnos.
La vista de ken volvió a bajar hacia el camino, entonces pudo darse cuenta de que había llegado al centro del gran jardín de los cerezos, se vio algo desconcertado al verse rodeado de tanto arboles tan coloridos y bellos pero algo más llamo su atención, una joven de vestido negro y cabello azulado estaba a la distancia, se veía sospechosa por decirlo así, desde la distancia se notaba que estaba tensa.
Ken la observo ladeando la cabeza levemente, notando como un enjambre de insectos salían de sus brazos y se lanzaban contra un árbol que estaba junto a ella, al veer eso sus ojos se abrieron en grande era la primera vez que observaba algo como eso.
Vio a la joven sacar una cuchilla y al parecer cortar el tronco del árbol con ella, eso lo hizo actuar. Se encontraba a unos 5 metros al flanco izquierdo de la chica, así que le pego un grito.
- ¡Hey! – Exclamo, no sabía que estaba haciendo con ese lindo cerezo pero no parecía ser nada bueno, si no podía ser nada bueno si estaba en una parte tan lejana del jardín.
- ¿Qué cree que hace señorita? – No era un guarda bosques ni nada pero respetaba la naturaleza y le gustaba cuidar del medioambiente, a su juico nada justificaba dañar a un bello árbol que estaba en todo su esplendor. Su tono pudo sonar algo autoritario a pesar de su baja estatura. Sin perder tiempo se acercó con rapidez hasta quedar a unos tres metros.
El metal nunca llegó a tocar la firme corteza del árbol, gracias a la ayuda de mis fieles amigos, los Kikaichuu, pude saber que no me encontraba a solas, aunque la posición era comprometedora... Muy comprometedora.
— ¡Hey!
El anuncio de la persona no tardó en llegar, tal y como me acaban de prevenir. Mis insectos volvieron a su cómoda morada y el kunai seguía descansando en mi mano.
— ¿Qué cree que hace señorita?
La pregunta no fue respondido tan rápido como el hubiese esperado, no. Mis orbes primeramente lo analizaron de arriba abajo, era de baja estatura, de cabellera teñida y con un rostro muy peculiar... La vestimenta no es que me aportara un gran dato sobre como referirme exactamente, lo único que sí llamó mi atención fue la katana que yacía en su cinto, no lucía la bandana, ¿sería un espadachín?
Arrugué el entrecejo —. ¿Eres hombre o mujer?— solté con cierta confusión, ignorando su interrogante.
No espero que la joven se detuviera por su presencia, fue como si lo hubiera escuchado acercarse o algo así, la vista de ken estaba seria y fija en la joven hasta ver como los insectos volvieron a ocultarse en ¿ella? Eso lo hizo levantar una ceja, que cosa más extraña.
Sin embargo solo recibió de contestación una molesta pregunta de si era hombre o mujer, demonios ¿porque siempre todos le preguntaban eso? Era cierto que todavía no estaba bien desarrollado pero tampoco tenía figura de niña. ¿Acaso su voz no era suficiente para notar que era hombre?
- Ujum… - Murmuro aclarando su garganta para hacer su voz más gruesa y masculina. - ¡Soy hombre! ¿No es obvio? No trate de distraerme, vi que está planeando hacerle algo malo a ese árbol. – intuía que era algo malo lo que la joven planeaba hacer, después de todo esos árboles eran como un patrimonio natural de la aldea, aunque existían un montón no debería de dañarse ninguno.
Ahora ken esperaba una respuesta por parte de la joven, su postura seguía firme, sus brazos cruzados contra su pecho, su mirada seria y su boca algo torcida.
La respuesta de mi interlocutor no tardó en llegar, se podía sentir la molestia y seriedad en sus palabras —. Oh... Por un momento dudé en llamarle señorita, pero ya aclarada la confusión podemos seguir— comenté en tono jocoso, mientras decía eso el kunai volvió a mi porta objetos, apoyé la izquierda en el tronco del tallo y empecé a caminar con calma en sentido contrario, aunque siguiendo la circunferencia, para terminar saliendo del otro lado del árbol.
*Flashback*
—Es crucial que lo hagas esta noche, hoy tenemos luna llena, pero no cualquier luna llena, sino la luna llena amarilla, es el momento perfecto pa-
—Y... ¿Y sí alguien me ve?— interrumpí.
—Tendrás que hacer uso de tus habilidades, y de aquello que hemos estado practicando.
*Flashback*
Y en mi mente recordé lo que dijo «Piensa que es una misión» fue su primer gancho, pero el que le hizo ganar fue el segundo «¿No quieres saber qué va a pasar?»
—¿Entonces piensas que estoy haciendo algo malo?— me aseguré de que realmente esa fuera su insinuación —. ¿Es que no sabes en que luna estamos?— ahora era yo quien me acercaba al muchacho, sí es que podía decirse que realmente lo fuese —. Te lo diré, porque seguramente no lo sabes, pocos lo saben en realidad— estaba prácticamente a medio metro de distancia de él.
—Estamos en luna llena, ¿sabes lo que significa o tampoco?— mis orbes se clavaron en los suyos.
Ken enarco una de sus cejas ante la respuesta de la muchacha ¿Cómo era eso de que dudo de llamarle señorita, pero más importante porque dijo eso de podemos seguir? ¿Seguir con qué? No estaban teniendo ninguna discusión, si acaso era una charla poco amistosa pero las intenciones del peli teñido no eran malas ni tampoco quería buscar pelea.
Vio atento como la chica caminaba alrededor del árbol perdiéndose de su vista por unos segundos, en los que intento verla inclinando su cuerpo hacia uno de sus costados, cuando ella volvió a salir de detrás del árbol él se enderezo.
Paro los labios en una mueca al escucharla preguntar aquello de si pensaba que estaba haciendo algo malo, pues si claramente parecía que estuviera haciendo algo malo y al verla comenzar a acercarse él fue retrocediendo por mera precaución, no era que la chica le asustara ni nada de eso, no, en teoría a él no le asustaba nada, solo era que le habían enseñado a ser precavido.
Asintió con la cabeza mientras retrocedía. – Pues no parece que estés haciendo nada bueno. – Le comento en respuesta, después de eso escucho esa extraña pregunta de si sabía en qué luna estaban ¿Qué clase de pregunta era esa y que tenía que ver con este asunto? Él no tenía idea, volvió a enarcar una de sus cejas.
Cuando la chica se detuvo él también lo hizo, guardando una distancia de dos metros entre ambos, su mirada entonces se fijó en los ojos esmeraldas de la contraria, cielos tenia ojos bonitos aunque su aura en general fuera misteriosa por las ropas oscuras que llevaba y por el tono de su cabello.
- No sé qué tiene que ver lo de la luna pero si puedes decírmelo. – Asintió cerrando los ojos un segundo, entonces bajo sus manos para que estas quedasen una a cada lado de su cuerpo , siendo la izquierda la que quedo cerca de las empuñaduras de sus espadas pero el disimulo aquello apoyando las manos en su cintura, una de cada lado.
Esa muchacha que tenía enfrente le intrigaba mucho, quería preguntarle y quería saber que era lo que estaba haciendo y que habían sido esos insectos que al parecer se ocultaron dentro de ella.
- No suelo pedirles explicaciones a los extraños, ni meterme en asuntos ajenos pero en este caso si requiero una explicación… lo siento. – No podía irse así como así y olvidar lo que había visto, si ya había visto mucho.
El hecho de que el muchacho empezara a retroceder me causó gracia, incluso se dibujó en mi rostro una sonrisa de satisfacción, seguí avanzando hasta que se detuvo, sí es que en algún momento se detenía, o si alguna raíz me hacía el favor de hacerlo caer.
—Todo el mundo sabe que la marea cambia en relación a la luna, ¿eso sí lo sabias o no?— pregunté, esperando no tener que explicar todo desde el principio. Indistintamente sí mi interlocutor se habría detenido o no, yo empezaría a caminar y pasaría a un lado de él, dejando atrás al árbol y posiblemente al peliteñido.
—Aunque el mar no es lo único que se ve afectado por el ciclo lunar, algunos dicen que hasta nuestra propia sangre y que cualquier líquido en el planeta tierra se verá afectado— hice un pequeño silencio para ver sí me seguía—. ¿Sabes a donde voy?— y no me refería literalmente a donde me dirigía caminando.
De repente la misteriosa chica mencionaba las mareas y el efecto que la luna tenía sobre estas ¿Qué tenía eso que ver con los arboles? Ken no la entendía, después de retroceder para guardar la distancia de dos metros entre ambos se quedó observándola con la cabeza ladeada, era muy extraña su forma de hablar, o bueno al menos el no entendía a que se refería o cual era el punto de lo que esta mencionaba.
Vamos podía ser más clara y menos misteriosa…
- Como dijiste eso todo el mundo lo sabe pero ¿qué tiene que ver con esto? -
le pregunto eso viendo como la chica empezaba a moverse de nuevo en su dirección aunque esta vez no iba directo hacia él, frunció su ceño moviendo hacia el lado contrario para dejarla pasar, escuchando lo que esta decía sobre que la luna no solo afectaba a las aguas sino que también a ¿la sangre? Ese comentario sí que lo asusto o al menos le dio un mal presentimiento, de nuevo no entendía su punto y de nuevo no sabía a qué se refería con eso.
- No te entiendo, así que preguntare de nuevo ¿todo eso que tiene que ver con esto? – Ya se estaba molestando, prefería que le fuera directa, si no tenía malas intenciones para con los cerezos bien podía decirlo.
- No creo que te refieras a que tu mal actuar se deba a la fase de la luna ¿o sí? – Termino su comentario con esa interrogante, ya conocía ese mito de que las noches de luna llena eran más raras que las noches normales y que con la luna llena se cometían más fechorías, aunque no sabía si esa noche habría luna llena y de paso, ni siquiera era de noche.
- Solo dime ¿Qué hacías aquí? ¿y que ibas a hacerle al cerezo? – Le pregunto cruzándose de brazos para verla con seriedad.
Seguí mi caminar con un paso lento y despreocupado, al parecer el muchacho no lograba agarrar el rumbo que le quería dar a la conversación, ¿para que seguir explicando?
Me detuve en un pequeño escampado, miré el cielo y lancé un largo suspiro, me encontraba más tranquila, de nada me sirvió preparar todo una coartada si no tuve que utilizarla, mejor dicho, no me vi en suficientemente expuesta.
—No creo que te refieras a que tu mal actuar se deba a la fase de la luna ¿o sí?
Volteé a verle, ¿ era en serio? Le vi con cierta indignación —.Esto es la vida real, no una serie de televisión, no es un juego, eso no es posible, además, todavía falta mucho por anochecer...
—Solo dime ¿Qué hacías aquí? ¿y que ibas a hacerle al cerezo?— preguntó cruzándose de brazos.
—No lo vas a entender— dije despreocupada —. Tampoco te lo voy a explicar.
— Ya no hay chiste que esté aquí —giré a la izquierda, y empecé a caminar, sí mis cálculos no me fallaban, estaríamos a aproximadamente dieciocho metros de distancia de aquel enorme cerezo, la distancia ideal. Esperaba a que él dejara de seguirme, por lo que después de dar unos cuantos pasos miré hacia atrás.
Que molesto era que la chica no se explicara con claridad y peor aún que pretendiese marcharse dejando a ken así de confundido como estaba. ¿De verdad pensaba que la dejaría irse así como así? No señorita el necesitaba respuestas, no quería quedarse con la interrogante.
- Espera, espera ¿pretendes irte así nada más? – Dijo viéndola a la distancia, ya había un buen trecho entre ambos ya que no la estuvo siguiendo durante su caminar pero ahora si estaba a punto de ir corriendo hacia ella y no tardo en avanzar a paso rápido quizás sus intenciones parecerían violentas pero no, simplemente le pasaría por el costado y se pondría frente a su camino, girando para verla.
Una vez plantado frente a ella le dirigía de nuevo una mirada seria. – Si te vas al menos dime tu nombre primero… - Exigió aquello olvidando presentarse el mismo pero bueno al calor del momento no le paso por la cabeza el identificarse el, después de todo él no estaba haciendo nada malo pero ella, bueno ella quizás si planeaba algo malo.
—No tengo ninguna obligación contigo— respondí lo suficientemente alto para que me escuchase, pero ni siquiera volteé a mirarle, no obstante, todo cambió cuando unas rápidas y fuertes pisadas me alertaran de su avance, por lo que instintivamente me viré y flexioné mis rodillas y subí la guardia.
— Si te vas al menos dime tu nombre primero… — el muchacho se había plantado frente a mi, intentando obstruir el paso, exigiendo le diese mi nombre.
—¿Estas condicionando mi ida? ¿Crees que tengo que responder a todas tus preguntas porque sí? — cuestioné acercándome a él directamente, mis cejas se unieron y mi ceño se frunció, incluso por mi forma de caminar se podía percibir mi molestia —. Quizá te diga mi nombre y no lo entiendas, como traté de explicarte lo anterior.
Seguí de largo evadiendole —. Vete a molestar a alguien más.
¨No tengo ninguna obligación contigo¨ Esas palabras fueron tan molestas, que rayos era cierto, no tenía ni porque quedarse, ni mucho menos que darle su nombre pero tampoco debía de ser grosera y para él era una gran grosería que pretendiera irse sin explicar el punto de antes.
Ken podía ser muy despistado y terrible con los acertijos por eso le gustaba que le aclararan las cosas, después de todo solo de esa forma podría aprender.
¨¿Estas condicionando mi ida? ¿Crees que tengo que responder a todas tus preguntas porque sí?¨ De nuevo lo hizo molestar con esas palabras, claro no tenía que responderle mala pero era una grosería que no lo hiciera, la vio acercarse permaneciendo firme y serio sin dejarse intimidar demasiado por la más alta, él también podía hacerse el duro y de mal carácter a veces.
Inflo su pecho respirando profundo mientras la escuchaba decir¨Quizá te diga mi nombre y no lo entiendas, como traté de explicarte lo anterior. ¨ No eso ya era el colmo, él no era tan tonto como para eso, además era una gran ofensa no decir tu nombre una vez que te lo han pedido, esa era una costumbre a la que el respetaba mucho.
Antes de poder hacer nada la vio seguir de largo a la vez que decía ¨ Vete a molestar a alguien más.¨ y eso sí que fue el colmo, la gota que rebaso el vaso.
- Quizás no pueda evitar que te vayas o hacer que me digas tu nombre… Pero en ese caso no dejare de molestarte. – Dijo eso después de darse vuelta para seguirla, estaba empeñado en no retirarse así nada más y menos después de ser tan ofendido.
Avanzo para colocarse a la par de ella guardando algo de distancia mientras que la observaba fijamente.
- Hablar con acertijos no es una buena forma de explicar las cosas y peor aún no es bueno dejar a la gente con la interrogante pero además de eso, además de eso es un gran insulto que te quieras ir sin siquiera decirme tu nombre. – Explico mientras que la seguía, a él no le gustaba buscar problemas pero estaba tan ofendido con la actitud de la contraria que no podía retirarse y olvidar las cosas.
El muchacho aguantó estoico todas y cada una de mis palabras, mi cara tal cual libro abierto hubiese dejado en descubierto mi molestia, si fuera papeles invertidos, lo gracioso del caso es que yo sí estaba molesta y aunque mi rostro no terminaba de confirmarlo bastaba escuchar mi tono de voz, sonaba irritada, bastante irritada.
—No quería decirlo todo tan literal, es todo— respondí a su aseveración sobre los acertijos.
Para el colmo de los colmos él no se daba por vencido, terco se quedaba corto con la actitud de este chico, ahora aseguraba que no se separaría de mi —. Voy a empezar a pensar que eres un acosador, ¿lo eres?— pregunté deteniéndome nuevamente.