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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
No había sido convocado a ningún tipo de misión, debido, quizás, al revuelo que se había montado por la muerte de la Uzukage, desconociendo aún cómo había podido suceder tal cosa. Por ello decidió aprovechar el tiempo y llevarse a su hermana de viaje.

Desde que se graduó ella prácticamente no habían hablado, y eso no le gustaba, ni a él ni a la chica que tenía al lado y que disfrutaba admirando el paisaje. Eri, por su parte, estaba encantada de poder viajar con su hermano mayor, Ryu había estado tan ocupado haciendo vete tu a saber qué cosas que no habían tenido tiempo para pasarlo juntos, así que cuando éste le propuso salir a viajar juntos, no dudó en decir que sí al instante.

Y allí se encontraban, sentados detrás de un carro que les había prometido acercarles a Yachi.

• • •

Yachi era un pueblo pequeño, bastante frecuentado por turistas de muchos sitios. Situado en el País de la Lluvia donde prácticamente nunca dejaba de llover. La pequeña quedó maravillada cuando su hermano y ella bajaron del carro, enamorándose a primera vista del paisaje que encontraba ahí cerca.

¡Mira Ryu, mira cuantos campos!

El chico sonrió y le revolvió el pelo para luego dejar caer sobre ella una capa con capucha, idéntica a la suya pues ambos deberían resguardarse un poco del agua que caía sobre sus cabezas.

Tengo que ir a ver a un amigo que vive por aquí, ¿prefieres investigar sola o me acompañas?

¿Tardarás mucho? — Cuestionó la joven sin dejar de admirar el paisaje.

Lo dudo.

Entonces voy a investigar un poco, además, tengo hambre, voy a ver si encuentro un sitio para tomar algo. — Y anunciando aquello, se fue a investigar aquel pequeño pueblo.

No parecía muy grande, así que pronto divisó un lugar donde poder refugiarse de la lluvia y tomar algo. Parecía algo similar a un café, pero donde vendían helados, tés y también postres. Era algo normal ya que siendo un pueblo turístico, debían cubrir todas aquellas necesidades. La joven leyó el cartel donde ponía ''Yachiría".

Con un suave golpe, la puerta se abrió hacia dentro, y un olor a dulce inundó las fosas nasales de la joven. El lugar era pequeño pero se encontraba bien colocado: hileras de mesas adornaban la estancia y una barra de madera se encontraba a la izquierda, con asientos repartidos cercanos a ella. El lugar era brillante, de parees blancas y suelos marrones claros. Eri tomó asiento en la barra, junto a una joven, y tomó la pequeña carta que se encontraba a su derecha.

«Veamos, qué puedo tomar...»
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—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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#2
Era temprano en la mañana, el padre de Reika y sus tres hermanos habían salido a cumplir con sus respectivas misiones, por tanto, su madre: Yuna y la propia Reika estaban solas en casa pero despiertas desde hace rato.

-Reika ¿Tienes libre hoy?¿Me acompañas a Yachi?- preguntó la mujer de cabellos dorados al igual que la joven kunoichi

-¿A Yachi?¿Que tienes que hacer allí?- le preguntó curiosa

-Debo ir a buscar las calabazas que encargué- dijo la ex kunoichi a su hija -Una vez allí si quieres puedes salir a explorar el lugar, es que no quería viajar sola de ida y a la vuelta- agregó la mujer a lo cual su hija aceptó gustosamente.

***

Aunque desde Amegakure el viaje no era demasiado largo, lo accidentado del terreno que constituía el camino de viaje a Yachi, hizo que el mismo se alargara un tanto bastante largo.
Aunque no fue para nada aburrido, pues madre e hija tienen muchos temas de interés para ambas. Una vez allí la madre se dirigió hacia los huertos mientras que, por su parte, la kunoichi salió en dirección de las calles del pueblo.

La chica caminaba tranquilamente, armada con su paraguas cuyo color coincidía con el morado del yukata que llevaba puesto. Aunque había desayunado, ya habían pasado unas cuantas horas y al pasar por un local cuyo cartel resaba "Yachiria" se le antojaba poder tomar un te blanco, por suerte para su bolsillo su madre le había prestado unos cuantos ryos para poder comprarse algo que comer y beber.

Al entrar allí, kunoichi cerró su paraguas y le dejo en el respectivo receptáculo, para luego dirigirse hacia la barra cerca de una (al menos fue lo que ella pensaba) niña de cabellos morados
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#3
Una vez decidida por tomar un pequeño batido, la joven, entusiasmada; levantó la mano sobre su cabeza para llamar al camarero que allí se encontraba, pero...

¡Discul-

No logró terminar la frase pues su codo terminó golpeando la piel blanda de alguien. El color rápidamente huyó de su cara, pensando en lo que acababa de hacer. ¡Acababa de agredir a alguien sin querer! Lejos de sentirse satisfecha, se levantó de un brinco y giró su pequeño cuerpo hacia la persona que acababa de recibir un codazo.

¡L-lo siento muchísimo! — Exclamó, horrorizada. — No era mi intención, de verdad, ¡por favor, perdóneme! — Su cuerpo se dobló hacia delante, sin todavía vislumbrar a la persona en cuestión. El color acudió de nuevo a sus mejillas, iluminándolas de un color carmesí para nada a juego con sus cabellos.

«Ay, por favor, que no me mate...»
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#4
La kunoichi casi llegaba a la barra, cuando de pronto, el codo de la "niña" de cabello morado impactaba en la mejilla de la rubia -Más cuidado- le dedicó, no levantó la voz, tampoco se mostró disgustada...No del todo, no era razón para iniciar una sesión de golpes, pero la mirada indicaba que sea mas cuidadosa, no por ella, pero tal vez algún día se cruce con alguien para nada centrado como ella.

-No hay problema, pero por favor no me trates de usted, que tan sólo tengo 14 años ni que fuera tan mayor- el rostro de la kunoichi se ablando tras aquellas palabras hacia la "niña". Uno de los meseros estaba cerca y la rubia llamó la atención de este con la mano cuando miro hacia la posición de ellas -quisiera un té blanco por favor- quizá la "niña" aprovecharía la oportunidad para hacer su pedido también.
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#5
La persona que resultó afectada no era más ni menos que una joven que parecía tener su edad, de cabello rubio corto y unos ojos grandes y llamativos. No pareció enfadarse por lo sucedido y simplemente lo olvidó a los pocos segundos para seguir con su labor de pedir un té en aquel recinto. Los espectadores que habían acudido por si rodaba la sangre simplemente volvieron a sus asientos refunfuñando decepcionados.

Yo tomaré lo mismo que ella. — Ordenó antes de que el responsable se fuese. — Gracias, eres muy amable. — Alegó ahora a la rubia con una sonrisa, sentándose de nuevo junto a ella. Luego se cercionó de algo que brillaba en su frente y que pasó por alto por el accidente. — Disculpa mis modales de nuevo, pero... ¿Eres una kunoichi de la Lluvia?

Aquella pregunta estaba llena de asombro, solo había conocido a un par de shinobis de otras aldeas, y lo normal no era coincidir con gente de otras villas así, como quien no quería la cosa.
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#6
Ambos corrían rápidamente hacia el pueblo de Yachi, ninguno había traído paraguas, a pesar de que sabían que se dirigían a un sitio de constante lluvia, apresuradamente se acercaron al primer local que encontraron, y con un brusco empujón abrieron la puerta de entrada, ni siquiera habían leído el cartel con el nombre del lugar, aunque por su apariencia, habían deducido que podrían tomar o comer algo.

- Ve a sentarte- susurro el mayor señalando una mesa ubicada al final del local- Yo iré a ver que hay- acoto mientras comenzaba a avanzar a la barra tratando de sacarse las vistas de encima, al parecer su entrada había sido demasiado llamativa.

- Si, solo asegúrate que sea dulce- exclamo la castaña sin importarle su entorno y comenzando a quitarse la mayor cantidad de agua posible de su cabello mientras se dirigía al lugar señalado.

- Disculpe- exclamo el empapado peliazabache, interrumpiendo la conversación de dos Kunoichis, ya que sin darse cuenta, al levantar el brazo para llamar la atención de los empleados del lugar, mojó inconscientemente a ambas jóvenes junto a un par más de personas que se encontraban en la barra del local.

****

La elección del nuevo Uzukage no era algo que realmente le importara, y para ser sinceros, ni siquiera conocía el nombre de los anteriores, era un tema en que realmente estaba nulo, por lo que, cansado de escuchar tantas veces sobre el mismo tema, decidió hacer un viaje, talvez a su regreso ya habría acabado la crisis.

El viaje fue algo bastante largo, la distancia a recorrer era considerable, pero esta vez tomo precauciones para no perderse, a diferencia de él, Sakura era bastante inteligente, a pesar de su corta edad, por lo que la obligo a acompañarlo, ya que ella no quería salir de Uzushio sin conocer quién sería el nuevo líder, Aunque Ashito no estaba dispuesto a pasar nuevamente por el insoportable aburrimiento que produce un viaje de esa distancia, solo.

- Ashito, porque tuviste que traerme, caminar es muy aburrido.

- ¿Quieres que corramos?- respondió el peliazabache con una sonrisa burlándose de la niña y alejándose de la misma para evitar golpes.

Sakura, ya resignada a llevar a cabo un viaje en contra de su voluntad, opto por visitar la zona turística de las Tierras de llovizna, más concretamente, el pueblo al cual la mayoría se refiere al gran rio debajo del enorme cañón. Más que las vistas, a Sakura le atraía la constante llovizna que regaba toda la zona, había escuchado que el sentir las pequeñas gotas del lugar humedecer tu rostro era una sensación sin igual, claro que para los que le gusta el agua, porque para Ashito no era muy agradable que digamos, no solo por el hecho de no saber nadar, sino porque los días nublados carecen de color, lo que le da una extraña nostalgia, pero aun así, él era quien había llevado a la pequeña castaña sin su consentimiento, por lo que a ella le correspondía escoger el lugar.

Asi fue como dos pequeños empapados invadieron Yachiría, sorprendiendo a quienes estaban dentro, en particular a un par de kunoichis.
Verás

La gente vive su vida ligada a lo que ellos mismos creen que es correcto y cierto, asi es como definen su realidad, pero, ¿que significa estar en lo correcto o en lo cierto?, son solo conceptos vagos, su realidad puede ser tan solo un espejismo.
Victoria

- Hablo-

<<Pienso>>



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#7
-No hay problemas, solo ten más cuidado- le dijo la rubia Amegakurense a la chica pelimorada, siempre manteniendo la amabilidad con la que la había tratado desde el principio -o sea, entiendo que fue accidentalmente, además, no era como para iniciar nada fuera de lugar- agregó la kunoichi.

-Pues si, me gradué durante los primeros días de Primera Flor- hizo una pausa mirando su bandana que utilizaba a modo de diadema -veo que tu tamb...- la kunoichi Amegakurense no termino de completar lo que estaba por decir cuando el movimiento del brazo de alguien salpicó de agua a ambas kunoichi, la ninja de cabellos dorados resoplórdenes pesadamente y se giró para ver que sucedía: un muchacho de cabello negro y mojado hasta el apellido era el responsable -más cuidado por favor- no tardó en dar con la revelación de que también era otro ninja de Uzugakure. -¿Que los trae tan lejos de casa?- les preguntó, no de forma agresiva, pero se notaba verdadera curiosidad y sorpresa -No me molesta en lo más mínimo pero...¿Porque tanto ninja extranjero cerca de Amegakure? - se preguntaba la kunoichi Amegakurense, no quería pensar en ninguna cosa rara conspiranoica, pero le parecía verdaderamente raro.
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#8
Al parecer, la joven que se encontraba a su lado era una kunoichi de la Lluvia, ni más ni menos. «El mundo es un pañuelo...»

Sin embargo cuando la rubia iba a continuar hablando, un par de cabezas empapadas hicieron acto de presencia, y una de ellas, cuando se sentó su acompañante, se acercó a la barra donde sin querer mojó a ambas chicas que se encontraban dialogando; a Eri no pareció importarle que mojase su ropa —que bastante mojada estaba ya—, pero le hizo gracia las palabras de la otra joven, solo que no dejó que ésta lo viese, sería un gesto bastante descortés. Lo mejor fue ver el rosto del chico que había entrado ahora: era de su propia villa, sí, le conocía; sabía su nombre de oída pues nunca había coincidido con aquel chico que si recordaba bien, se llamaba Ashito.

Vaya, hola Ashito-san. — Dijo mientras saludaba al chico. — Disculpa kunoichi-san, mi nombre es Furakawa Eri y andaba de viaje por el País de la Lluvia con mi hermano, paré aquí a descansar un poco y tomar algo. — Explicó una vez se diese la vuelta para encarar a la rubia. — ¿Y a ti? Imagino que vendrás más a menudo, al estar cerca de Amegakure... Aunque tampoco sé donde está. — Aquello último lo dijo de forma sincera, pues también sentía cierta curiosidad por aquella chica.

Luego miró de reojo al chico, sin mirarle completamente pues, la verdad, nunca había intimado con él y ya que su acompañante había preguntado a ambos, solo esperó a que respondiese.
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#9
Al llamar la atención de los empleados del lugar, se sumó también la atención de otras personas ubicadas en la barra del local, la mayoría con una vista no muy agradable hacia el ninja del remolino. Las palabras descontentas de la Rubia no se hicieron esperar, aunque Ashito ni se inmuto por las mismas, ya que no tenía ni la menor idea de que había sucedido.

<<Eh… ¿más cuidado con qué?>> pensó algo confundido, para luego prestar atención a las palabras de la acompañante de Reika quien se sentaba a su lado. Una niña bastante pequeña, parecía de su edad, pero a la vez no, además por su bandana podía deducir que era una compatriota de Uzu, aunque no tenía ni la menor idea de cómo sabia su nombre, nunca había prestado atención a su alrededor en la aldea, solo le había importado una persona, y nadie más.

- H-hola- correspondió al saludo el niño mientras llevaba su mano a su cabeza rascándola, su confusión podía notarse claramente, una kunoichi le pide cuidado con a saber qué cosa y otra lo saluda por su nombre cuando él no tiene ni la menor idea de quién es.

Antes de que Ashito pudiera indagar sobre la identidad de la kunoichi de cabellos purpuras, la misma se presentó a su acompañante respondiendo a la interrogante planteada por la chica de Ame.

Furukawa Eri, le sonaba de algo, talvez si se la había cruzado un par de veces, aunque nunca se habían dirigido palabra, de hecho, ahora que lo relacionaba con sus días de Academia, si la podía recordar.

Luego de un par de palabras extras de Eri hacia la rubia, se vio obligado hablar, ya que Reika les había preguntado a ambos, y no quería parecer un desubicado, sin contar que ya había molestado a la kunoichi, no sabía cómo, pero lo había hecho.

- Yo soy Kurusu Ashito- exclamo inclinando su cuerpo levemente en su presentación- Bueno, también vine aquí con mi hermana- acotó señalando con su dedo la mesa donde la misma observaba hacia afuera por una ventana- Queríamos despejarnos un poco de la situación de la aldea, así que ella escogió este lugar- soltó sin siquiera pensar lo que había dicho, aunque de haberlo pensado, tampoco hubiera retenido sus palabras, su cerebro no daba como para discernir que debía o no debía decir, sin la intervención de alguien sensato terminaría hablando de mas, y eso era algo que no debía siquiera insinuar, ya que la situación interna de Uzushio no estaba muy bien que digamos, aunque nadie le había prohibido hablar sobre ello.
Verás

La gente vive su vida ligada a lo que ellos mismos creen que es correcto y cierto, asi es como definen su realidad, pero, ¿que significa estar en lo correcto o en lo cierto?, son solo conceptos vagos, su realidad puede ser tan solo un espejismo.
Victoria

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#10

Eri
Ashito
Reika

Les parece que hagamos los turnos asi?

-Quiza sea una cuasualidad o quiza no...pero que coincidencia ambos vienen con sus hermanos- pensaba la kunoichi amegakurense al escuchar a ambos ninjas del remolino -Yamanaka Reika, acompañé a mi madre que fue a buscar unas calabazas a los huertos que habia encargado hace un tiempo- se presentó la joven kunoichi

-No queda muy lejos, unos cuantos kilometros, el camino en si no es largo, aunque si complicado por lo accidentado del terreno explico la rubia -Igual se tonaba de lejos que ninguno es de aqui, miren a su alrrededor son los unicos mojados de pies a cabeza- dijo a chica que ahora se mostraba sonriente -¿como lo hacemos? pues es secreto de Amegakurense- el secreto no era otro mas que estar armado con un paraguas o capa impermeable, de hecho Reika no estaba seca al 100% pues tanto ella como cualquier otro habitante del pais de la tormenta tenia los pies humedos.

-¿Problemas en Uzushiogakure?- pregunto la kunoichi con genuino interes, se escuchaban cosas por la villa, todos rumores que la kunoichi creia, eran mentiras de algunos alborotadores que les gustaba desparramar falsos rumores, los té que ambas chicas habian pedido ya estaban en frente a ellas, uno blanco para la rubia y los mismo para la pelimorada -Eri-san ¿te molesto con una pregunta? ¿de que color es tu cabello?- era la primera vez que veia ese tono de gris en el cabello de una persona -¿Y el de tus ojos?- pregunto nuevamente con genuina curiosidad, al igual que como habia preguntado antes a Ashito
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#11
Nada de lo que haya que preocuparse, Reika-san. — Respondió mientras miraba a la persona que traía sus bebidas y miraba a Ashito esperando a que hiciese su pedido.

Luego tomó uno de sus mechones púrpuras que caían por ambos lados de su cara y lo estrujó, ¿había algo malo con su color de cabello? Sabía que sus ojos eran bastante inusuales, pero, si hay gente con pelos verdes y rojos... ¿Qué pasaba con tenerlo púrpura?

Mi color de cabello es púrpura, Reika-san, lo heredé de mi madre. — Respondió con lentitud mientras pegaba un sorbo a su té. — Respecto a mis ojos, todos en mi familia tenemos estos, incluso mi hermano tiene los ojos magenta, así que es algo normal para mí... — Sabía que estaba hablando de más aunque no le importaba, hacía mucho tiempo que no hablaba de su familia, y quisiese o no; echaba de menos que su hermano cuidase de ella.

Mordió su labio inferior y la mano derecha comenzó a temblarle, desde su graduación su hermano se había ido distanciando de ella cada vez más y Eri no podía hacer nada para impedirlo. Pero aquel momento y aquel lugar no eran los idóneos para aquello, así que trató de serenarse.

Sin embargo, alguien irrumpió corriendo el lugar empapado de pies a cabeza. Era una mujer algo regordeta, de pelo largo alborotado y ojos muy abiertos y expresivos. Parecía asustada por algo.

¡Ayúdenme por favor!


Por mí perfecto Reika :3
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#12
La joven rubia se presentó mostrando una actitud por mucho diferente de la de hace unos minutos atrás, también explico la razón del porque se encontraba en ese lugar, pero eso no era algo que le interesara mucho, aunque si giro un par de veces su cabeza en un vistazo a su entorno al notar que sí, ciertamente eran los únicos empapados en el lugar. Volvió a centrar su atención en la kunoichi de Ame cuando esta indago sobre su aldea.

- Lo que pasa es que…

El peliazabache estaba dispuesto a responder ignorantemente la pregunta de Reika, pero fue interrumpido por la de orbes magenta, quien respondió por el mientras recibía su pedido, tanto el empleado del lugar como su compatriota acompañante se quedaron observándolo en espera de su pedido, luego de algunos minutos algo incomodos, el niño cayo en cuenta de que esperaban algo de él.

- Eh… necesito esto- expresó estirando su mano para tomar la carta de la barra, luego de mirarla por unos segundos, se dispuso a realizar su orden-Quiero dos té negros, y…- se frenó como si estuviera haciendo algún calculo avanzado con sus dedos- una y media docena de anpan por favor, si pudiera llevarlos a aquella mesa estaría agradecido- agrego señalando nuevamente la mesa de su hermana.

Al volver su atención con las kunoichis, ya se había perdido parte de la conversación de las mismas, Eri explicaba a la rubia sus tan llamativos rasgos. A Ashito no le sorprendía el color de cabello de la Uzureña, había visto colores parecidos en la cabellera de varios, no solo en Uzu, sus ojos eran ya un tema aparte, ese color en particular, no lo había visto en nadie, era la primera vez que lo veía, sin duda alguna encajaban a la perfección con su compatriota, la verdad, no podía imaginar a otra persona con esos tan característicos ojos, tendría que verlo para poder hacerse una imagen.

Si Ashito fuera una persona perceptiva, o siquiera un poco atenta, habría notado lo tembloroso de su brazo o la mordedura del labio de Eri, pero definitivamente no era alguien que pudiera percibir esa clase de detalles, e incluso si los notaba, no sabría a que se deben, por lo que tampoco indagaría sobre ello.

De repente la puerta se abrió de par en par, sorprendiendo a todos los presentes, una mujer un poco pasada de peso ingreso al lugar corriendo y con sus ojos como platos, se le notaba asustada y acelerada. Ashito rápidamente respondió al pedido de la mujer, alejándose de las kunoichis para ir en auxilio de la recién llegada.

- ¡Que pasó, que necesita!- pregunto en el mismo tono alarmante en que la rellenita había pedido socorro.

Por mi no hay problema
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Victoria

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#13
-Entiendo... - dijo la kunoichi luego de que la kunoichi del remolino diera su explicación acerca de su color de cabello y ojos -Pido disculpas si te incómoda mi pregunta, es que soy daltonica y no ubico bien el tono de gris en el que te los veía- agregó Reika a su interlocutora.

Al parecer ninguno de los dos ninjas de Uzushiogakure no le contaría acerca de cómo es la situación que están pasando en su villa, a la kunoichi tampoco le importaba tanto como para insistir en que le hablen del tema, demaciado ocupada estaba con su propia vida en Amegakure no Sato.

El muchacho peliazabache, quien se mantenía en silencio mientras las kunoichisu hacían su intercambio de palabras, rompió el mismo cuando una mujer con algo de sobrepeso entró pidiendo ayuda. Corrió con desespero hacia la mujer y preguntó con urgencia porque estaba así.
La rubia, por su parte, oía desde su posición y estaba dispuesta a ayudarme si hacia falta, aunque al de ir verdad, no comprendía aquella desesperación del muchacho del remolino -¿Que estará pasando?- se dijo la rubia en su interior
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#14
Oh, lo siento, no sabía que eras daltónica... Mis disculp-

Pero una mujer interrumpió su disculpa, una mujer con sudor en su rostro, perlando su frente donde algunos cabellos rebeldes se adherían a él como si su vida dependiese de ello.

¡Están masacrando los cultivos de mi marido! ¡Mis queridas calabazas...! — Explicaba a las personas de su alrededor. — Pero nadie me escucha, he avisado... ¡Ayúdenme!

Pero la gente del local solo había reparado en ella unos breves segundos, los necesarios para identificar quién era aquella mujer, luego volvieron a sus quehaceres y a sus bebidas, ignorando por completo el auxilio de aquella ciudadana de Yachi.

Eri estaba desconcertada, ¿a qué venía aquella ignoración? ¡Necesitaba ayuda! Pegó un sorbo que acabó prácticamente con su té y puso unos cuantos ryoo sobre la mesa. Luego miró a Reika y a Ashito, para ver qué decían sus caras.

Deberíamos ayudar a la señora. — Dejó caer mientras se levantaba de su asiento.
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#15
- Oh, vaya…- el joven se sorprendió, nunca había siquiera escuchado sobre una persona daltónica, y aunque quería interrogar a la Amenia sobre cómo era, no tuvo tiempo, rápidamente salto en auxilio de la mujer que ingresaba al local.

Sakura quiso acercarse y ver si podía ayudar en algo, ya que a pesar de sus muy notorias diferencias, ambos hermanos reaccionaban prácticamente igual de impulsivos en ese tipo de situaciones, pero se detuvo en seco sin siquiera bajar de su asiento, Ashito nunca le permitió ponerse en riesgo estando presente, incluso si él recibía una paliza, no dejaba que ni respire cerca de un problema, por lo que con solo una mirada de su hermano, la niña volvió a colocarse donde se encontraba, más aun con el tono alarmante con el que mujer relataba los sucesos que la habían puesto en ese estado.

Ashito reacciono al sonido de la madera siendo golpeado por la mano de Eri colocando el pago por lo ingerido, ese fue el momento en que se dio cuenta de que no había pagado aun por lo que pidió, y considerando la situación, probablemente se retiraría antes de recibir su pedido, aunque Sakura si lo recibiría, por lo que velozmente corrió hasta la barra para desocuparse rápido y poder ayudar, pero calcular el monto de su cuenta lo retuvo más de lo que creía.

El peliazabache aún continuaba calculando el precio de su pedido, cuando se escucharon las palabras de Eri, sin lugar a dudas la respuesta de Ashito era positiva.

- Claro que si- respondió rápidamente girando su cabeza hacia la kunoichi de estatura más pequeña- Pero…eh…- el joven parecía bastante avergonzado sobre lo que diría, pero aun así, el cálculo no era su fuerte, de hecho, nada que involucre estudio lo era- No sé cuánto es lo que debo pagar- comento a la vez que rascaba su cabeza mirando hacia abajo.

<< Tengo que ponerme a estudiar urgente>>pensó mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro.
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