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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Ya había pasado un buen tiempo desde la graduación de los dos jóvenes Uchiha. Aún no habían tenido su primera misión, y aunque las semanas se hacían largas, siempre lograban encontrar algo con lo qué distraerse hasta que la realidad de ser un genin les tocara finalmente la puerta. Pero tan ansioso como siempre, Kota se sintió inquieto durante todo ese tiempo pues la espera se le hacía eterna, aún y cuando no estuviese plenamente seguro de cómo se presentaría esa realidad fortuita en la que tanto pensaba. Sin embargo, no era tan difícil hacer suposiciones, teniendo en cuenta que la madre de ambos solía contar anécdotas sobre sus tiempos de juventud alegando que padecía casualmente de las misma dubitativa:

La tan evasiva pregunta... ¿y ahora qué?

Pero lo cierto era que a pesar de que los tiempos habían cambiado, muchas de las costumbres y procederes seguían siendo los mismos. Una vez fuera de la academia, se pretendía que los graduados a través de las misiones y el continuo entrenamiento pudieran progresar acorde a sus años de crecimiento. Muchos apostaban por mantener dicho proceso dentro de los círculos familiares, pero otros se inclinaban hacia ciertas opciones que existían simplemente por disponer de una alternativa. Y Naomi, consciente de que no era muy buena idea que el padre de los chicos se encargara directamente de una nueva etapa (y no porque no estuviese calificado, pero el pasado turbio lo hacía todo más complicado) decidió abogar para que los chicos tuvieran la oportunidad de probar otra opción.

—¿Un Sensei? —preguntó Kota, un tanto incrédulo.

—Sí, un maestro. Tu padre y yo consideramos que será bueno para ustedes tener a alguien ajeno a nosotros para progresar y Uzushiogakure tiene muy buenos postulantes cada año para esta tarea. Estoy segura de que muchos de sus compañeros también aplicaron para tener un Sensei, así que si os preocupa ser los únicos... pues no es así.

El peliblanco volteó a ver a su hermano extrañado, pero por alguna razón aquella noticia le había agregado emoción al día. Tendrían a una persona experimentada que se encargase de ellos y quizás podrían aprender cosas nuevas, sin dejar por fuera el hecho de que con un ojo vigilante podrían hacer menos lío que estando los dos solos.

—Me agrada, me agrada. ¿Tú que piensas Yotita?
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#2
Hasta aquel día, los dos mellizos habían estado aprendiendo de su padre con quién guardaban un rencor putrefacto que algún día estallaría en mil pedazos y solo una de las dos partes podría contarlo. Su madre no era gilipollas y a sabiendas de lo que había detrás de todo aquello pudo ver que aquello no seria beneficioso puesto que la tensión y un ambiente cargado haciendo que el aprendizaje fuese demasiado lento, costoso y por tanto poco productivo. Por ella, Naomi y Seiyo optaron por acordar un plan B.

*¿Un sensei?* me preguntaba para mis adentros

Naomi se fue explicando cuando Kota hizo la pregunta en voz alta. Pero sabía que sus palabras eran una profunda mentira. Ella sabia tan bien como nosotros dos que la razón que le había llevado a esa decisión no era la que alegaba en aquellos momentos. Pero Kota se lo tragó y además se mostró bastante interesado ante aquella posibilidad. Por supuesto que tendría sus cosas positivas, pero no me acababa de agradar la idea. deberes, tareas a realizar, horarios de trabajo; en definitiva los caprichos de una persona que ni siquiera conocíamos. ¿Sería buena persona? ¿O acabaría resultando ser otro gilipollas como papá? A Seiyo se le toleraba por ser precisamente quién era, el líder de la familia y alguien que a pesar de los pesares había que respetar y tolerar, pero a un desconocido que me tendría que dar órdenes... ni de coña.


-Supongo que no nos podemos negar ¿No? Aunque parece que a Kotita incluso le emociona la idea- chasquee la lengua, mostrando el extremo contrario a la postura de Kota -¿Quién es? ¿Cómo es?-
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Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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