Si la naturaleza dice que no. - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Base de datos del rol (https://ninjaworld.es/foro-base-de-datos-del-rol) +--- Foro: Historia, acontecimientos y ambientación (https://ninjaworld.es/foro-historia-acontecimientos-y-ambientacion) +---- Foro: Tramas pre-reset 2017 (https://ninjaworld.es/foro-tramas-pre-reset-2017) +---- Tema: Si la naturaleza dice que no. (/tema-si-la-naturaleza-dice-que-no) |
RE: Si la naturaleza dice que no. - Uzumaki Eri - 7/03/2016 -Y-yo... V-vale... Solo si Noemi-neesan también viene - No le agradaba entrar a un lugar desconocido sola y con un hombre que acababa de decirle piropos extraños sin conocerla de nada. Bueno, tampoco estaba acostumbrada a este tipo de situaciones, raramente salía de la aldea, y dentro de ella solían decirle esas cosas para molestarla, así que no solía tenerlos en cuenta. El chico esbozó una sonrisa ladeada al escuchar la afirmación de la más pequeña, cuando una brisa descolocó sus oscuros cabellos, haciendo al joven de aquel lugar llevarse una mano a la cabeza, intentando impedir que algún que otro mechón rebelde le dañase la vista. —Por cierto, me llamo Sakamoto Noemi, ¿Puedo preguntar por el suyo? —Habló volviendo la mirada al de sexo masculino enarcando una sonrisa cordial. -¡Pero qué modales los míos! Mi nombre es Furukawa Kuro, ¡un placer, Noemi-san! - se presentó mientras saltaba por la ventana, quedando frente a la nombrada con la diferencia es que el chico medía más que la joven de Takigakure. El joven, rondando la mayoría de edad por sus facciones, vestía con una chaqueta holgada y abierta, de color carmesí, mientras que en su interior se podía apreciar una camiseta de color amarillo oscuro y un pañuelo a medio hacer adornaba su cuello, de color negro con detalles rojos y amarillos. De parte inferior vestía unos pantalones típicos ninja, de color negro. posó ambas manos en su cintura, y luego se fijó en la muchacha de Uzushiogakure -¿Y la pequeña? - Preguntó mientras se inclinaba y movía la mano frente a la de cabellos celestes. -M-Mizumi Eri - Al notar su cercanía se escondió todavía más detrás de la rubia mientras hacía un puchero y desviaba la mirada, Kuro negó varias veces mientras volvía a incorporarse. -Un placer, Eri-chan- Soltó, luego viró su cuerpo hacia la puerta, indicándoles el camino si decidían pasar un cierto tiempo allí. ''¿Será de fiar?'' Frunció el ceño mientras buscaba con la mirada a Noemi. -Ah, por cierto, si ven a un hombre mayor, de cabellos blanquecinos, es mi abuelo y dueño de este lugar, suele ser un tanto gruñón, pero creo que vuestra visita le agradará - Entonces se perdió en el interior del edificio, dejando la puerta abierta. RE: Si la naturaleza dice que no. - Koko - 16/03/2016 Nuevamente la kunoichi tuvo que retorcerse en su mente tras escuchar las palabras de la pequeña que estaba oculta detrás suyo. Esos "neesan" la estaban torturando pero no de mala manera, por el contrario, casi que estaban despertándole un instinto que ella al menos desconocía o desde cierta perspectiva un instinto que no debería de tener por ningún motivo. De todas formas, no había nada que pudiera llegar a hacerle a ello, después de todo disfrutaba de ese trato pese a que dejaba en evidencia la diferencia de edades. Volviendo a lo importante, ese desconocido del otro lado de la ventana al instante en que escuchó el nombre de la mayor de las jóvenes saltó por la ventana y procedió a presentarse. Acto seguido, hizo un pedido a Eri para que hiciera lo mismo aunque lo hizo con algo de timidez de por medio. De cualquier manera, lo que Noemi no podía evitar era analizar con la mirada el aspecto físico de este hombre que tenía delante. ~De no ser por el Uchiha me lo pensaría… ~Confesó en su mente manteniendo una mirada serena y esa cordial sonrisa en su rostro. Luego de las presentaciones, el tal Kuro decidió soltar un comentario acerca de un posible encuentro dentro de lo que se suponía era un restaurante. Un abuelo algo gruñón que vaya uno a saber que tipo de persona sería en realidad y claro, en ese instante en que ellas debían de seguirle al interior del edificio la rubia aprovechó para voltearse a mirar a su compañera de cabellos celestes aunque con una mirada bastante más seria. —Si llega a pasar algo… Intenta escapar aunque sea por alguna ventana. ¿Sí? —Dijo a la más joven, esperando que aceptara lo que le decía. Por mucho que sean kunoichis no podían ir y matar civiles así porque si y menos en otro país, aunque en realidad si hacían bien las cosas no tendrían ningún problema pero siendo genins… Habiendo hecho las aclaraciones necesarias para con su compañera, Noemi se dispuso a seguir los pasos del joven ingresando así al restaurante donde todo se veía en muy buen estado y claro que debía de ser así, si se trataba de un lugar completamente nuevo ya que ni en el mapa figuraba siendo este de hace menos de un mes. —Dígame señor Kuro… ¿Por qué construyeron el restaurante en el medio de la nada? —Unos momentos atrás habían mencionado los motivos, pero era algo demasiado abierto a la imaginación para el gusto de la rubia así que buscaría algo más de detalle en medida de lo posible, aunque siempre estándose atenta de todo a su alrededor para evitar perderse o algo por el estilo si algo llegaba a pasar. RE: Si la naturaleza dice que no. - Uzumaki Eri - 17/03/2016 —Si llega a pasar algo… Intenta escapar aunque sea por alguna ventana. ¿Sí? —Dijo a la más joven, esperando que aceptara lo que le decía. -Eh... ¿Pu qué? - Susurró, aun sin avisparse de la situación en la que estaba. Luego negó con la cabeza repetidas veces -Claro, haré lo que digas, Noemi-neesan - Afirmó con una amplia sonrisa. Ambas siguieron al moreno cuyo nombre era Kuro, que se había internado dentro del gran edificio que, efectivamente, tenía un aspecto totalmente nuevo. Nada más entrar había un recibidor el cuál contaba con unas paredes pintadas de color claro y suelos totalmente de madera oscura; a la derecha, unas escaleras se perdían en la oscuridad y al fondo del recibidor se encontraban unas puertas entre abiertas por donde se coló cual felino el joven. Eri lo siguió corriendo, entre divertida y curiosa, como si fuese una chiquilla de cinco años corriendo tras su gato mientras jugaban al pilla-pilla. Una vez dentro encontró un enorme salón con mesas bajas y cojines a sus lados esparcidos por todo el lado izquierdo de la estancia mientras que en el derecho se alzaba una barra con unos cuantos sillones altos, todo decorado de forma rústica y cómoda para los sentidos y para el cuerpo. Tras la barra había una puerta, quizás dirigida para la comida. —Dígame señor Kuro… ¿Por qué construyeron el restaurante en el medio de la nada? — -Oh, ¡por favor, llámeme Kuro a secas, Noe-san! - Alegó mientras movía su mano hacia delante y hacia atrás frente a su cara, restándole importancia. -Como ya he comentado antes, este restaurante donde habitamos además, fue construido para aquellos viajeros que se pierden y necesitan un lugar para descansar. ¡También disponemos de habitaciones libres! Pero eso... - Bajó la voz, acercándose a la rubia hasta quedar cerca de su oído. -... No se lo recomiendo, ya que mi abuelo es un poco caro... -¡A quién llamas tu caro, pedazo de vago! - Una voz cansada se hizo presente en el lugar, detrás de la barra para ser exactos, haciendo que tanto Eri como Kuro diesen un respingo al no esperarse dicho susto por parte de aquella voz: un hombre ya entrado en edad, de cabellos blanquecinos apareció en escena. Por suerte el restaurante estaba vacío. -¡Abuelo! Mira, mira, las he invitado a pasar - Alegó moviendo los brazos mientras señalaba a ambas kunoichis de diferentes villas. -Oh... ¡Buenas, buenas! - Eri frunció el ceño, pero luego se acercó, cautelosa, y se subió a uno de los sillones altos para saludar al señor dueño. -¡Hola! - Saludó moviendo su izquierda efusivamente, sacando una gran carcajada al abuelo de Kuro. -¡Oh vaya, qué mona! ¿Cómo te llamas, pequeña? - Su tono de voz, antes emitido por un gruñido más bien, ahora había pasado a ser uno totalmente alegre. -No seáis tímidas y pedid lo que queráis, invita la casa hoy. - Se ofreció, haciendo a su nieto ampliar su sonrisa. RE: Si la naturaleza dice que no. - Koko - 19/03/2016 La pregunta que recibió en respuesta a esa pseudo advertencia hizo que el corazón se le acelerase considerablemente e incluso que sus mejillas adquirieran cierto rubor. Esa combinación entre esa manera de hablar y su inocencia enamoraba a Noemi aunque de una manera sana, no haría nada indebido con una niña ni tampoco la secuestraría aunque ganas le sobraban. ~Necesito conocer a sus padres… Así sabré como criar a mis niños… ~Pensaba mientras miraba embobada a la peliceleste incapaz de articular palabra, por lo menos por unos segundos. Para no dejar esperando al tal Kuro, ambas chicas ingresaron al restaurante y le siguieron por un par de pasillos hasta lo que parecía ser la sala principal donde los clientes seguramente harían sus pedidos y comerían, aunque se podían vislumbrar algunas escaleras adicionales que daban a la planta alta, que de no ser por la aclaración del guía personal que se habían conseguido de puro milagro supondría que se trataba del sector "residencial", donde vivirían los dueños del local o algo así. Aunque claro, tuvo cierta desconfianza al ver como el hombre se le acercaba tanto, a una distancia más que peligrosa pero por suerte un ligero desvío hizo que se le quedase cerca del oído y pudiese susurrarle. —Ya veo… —Soltó la kunoichi al escuchar aquello, no pretendía quedarse pero… —Es una lástima… —Agregó al cabo de un instante suspirando levemente como si se le acabase de presentar un verdadero dilema, cosa que no era para nada cierta. De cualquier manera, lo que sea que zurcase la mente de la rubia se iría tan rápido como llegó ya que una voz adicional se hizo presente, era la de un anciano en teoría y al cabo de un instante pudieron confirmarlo puesto que un hombre de cabellos blanquecinos se hizo presente haciendo que Noemi, al igual que Kuro y Eri, diese un pequeño salto causado principalmente por la sorpresa que le llevó escuchar esa voz proveniente de la nada. De todas formas no dijo nada, era obvio pensar que se trataba del abuelo que había mencionado el que las había guiado. Luego del susto, al menos la de Takigakure pretendía presentarse ante el anciano, cosa de causarle la mejor impresión posible pero el más joven de los hombres allí presentes le ganó de mano diciéndole que las había invitado y claro, él les había asegurado que no tendrían que preocuparse por ningún tipo de gasto y así terminó por reafirmarlo el mayor. —Muchísimas gracias. —Soltó Sakamoto dedicándole una reverencia y como extra una de esas sonrisas que a tantos hombres había fascinado. —Por cierto, mi nombre es Sakamoto Noemi, encantada. —Agregó al poco dirigiéndose claramente al anciano pese a que había preguntado por el nombre de la peliceleste que parecía bastante más animada que hasta hacia unos segundos atrás. De igual manera, la rubia terminó por desviar la mirada hacia el más joven de los hombres con una ligera sonrisa. —Entonces… ¿Que nos recomendaría ordenar? —Consultó llevándose ambas manos delante de su cuerpo, atrapando con delicadeza la muñeca de su brazo derecho con la zurda logrando que con ambos brazos su busto se viera realzado levemente de forma totalmente inconsciente. Según se había visto inicialmente, no tendrían ningún inconveniente con lo que se refería a mesas ya que el lugar estaba absolutamente vacío a excepción de aquellas cuatro personas que se mantenían conversando. RE: Si la naturaleza dice que no. - Uzumaki Eri - 28/03/2016 —Por cierto, mi nombre es Sakamoto Noemi, encantada. — La rubia y más mayor de las jóvenes que allí se encontraba se presentó con unos modales que a Eri le sonaron como si de su propia aldea fuese residente y no la propia, pero sonrió al notar como aun fuera de Uzushio, las buenas maneras gobernaban y eso hacía a la muchacha llenarse de orgullo por dentro. -Yo soy Eri, ¡muchísimas gracias por la invitación! - Alegó inclinándose para imitar a la de Takigakure, recreando así una especie de reverencia un tanto exagerada, sin poder hacer competencia a la rubia, que, nada más terminar la inclinación, sonrió de una manera indescriptible para ambos hombres de la estancia. Era un contraste bastante diferente, lo coqueta y natural que tenía una contra lo infantil e inocente que tenía la otra. -Noemi-san... - Susurró un tanto avergonzado mientras rascaba su nuca, incapaz de articular una frase en condiciones tras haber quedado fascinado ante la belleza de la kunoichi, y no fue otra sino ella misma la que le dio un pequeño empujón para salir de aquel trance. —Entonces… ¿Que nos recomendaría ordenar? —. Así, parpadeó varias veces y saltó por encima de la barra para colocarse al lado de su abuelo, midiendo quizás una cabeza más de lo que el anciano medía, y soltó. -Veréis, aquí se suele servir platos preferentemente hechos con pollo, y de beber, siempre destacará nuestro té verde... - Como si de la carta propia se tratase, el joven lo recitó con la mirada de aprobación de su abuelo y la cara de fascinación de la kunoichi de Uzushiogakure. -¡Y-yo quiero té verde! P-pero no tengo hambre... ¿Está mal si no pido nada para comer? - Hizo un pequeño puchero al sentirse bastante mal pese a ser invitada por ambos hombres, ya que se habían ofrecido, ¡y ella lo pagaba sin tener hambre! Pero no le gustaba comer por comer... - No te preocupes, tu solo siéntete como en casa y descansa, ¡este lugar es para eso! - Esta vez fue el mayor quién habló, restándole importancia a la preocupación de la joven que mostró una sonrisa ante las palabras tranquilizadoras del abuelo de Kuro. Éste, entonces, se giró a la rubia, y preguntó. -Y a usted, joven señorita, ¿qué le gustaría tomar? RE: Si la naturaleza dice que no. - Koko - 30/03/2016 No había absolutamente nada en este mundo que le diera más placer a Noemi que poder manipularh hasta cierto punto las reacciones de los hombres, Kuro era un claro ejemplo de tal cosa por como se había quedado sin palabras ante la coqueta sonrisa que la mayor de las chicas le había dedicado y no tardó demasiado en saltar la barra para comenzar su acto de empleado ejemplar. —Pollo… —Repitió para si misma la rubia mientras se llevaba una mano al mentón y la otra la utilizaba de soporte para su codo, además que había adelantado uno de sus pies para que quedase frente al otro y poder así darse suaves golpes entre las suelas de sus sandalias. Mientras pensaba la pequeña de Uzushio se le adelantó un poco, no era buena hora como para ponerse a comer carne de ningún tipo. -¡Y-yo quiero té verde! P-pero no tengo hambre... ¿Está mal si no pido nada para comer? - Fueron las palabras exactas de Eri, a lo que Noemi terminaría por agregar. —Y… ¿Algún dulce para acompañar el té? —En ese momento desvió la mirada a su compañera buscando algún tipo de aprobación o aunque sea una señal de que no le gustaba la idea, cualquier cosa le servía. Aunque luego de la pequeña consulta formulada por la de Taki el anciano allí presente terminó por hablarle directamente, dejándole en claro que algo se le había pasado por alto. —Ah, mil disculpas. —Respondió al instante haciendo una ínfima reverencia con la cabeza y llevándose la mano que tenía en el mentón a la parte trasera del cuello. —Té verde estaría bien. —Terminaría por decirle al anciano. Ahora lo único que les quedaba pendiente era el asunto de los postres, si Eri aceptaba mejor, y si Kuro o su abuelo les indicaban lo que tenían por ahí disponible (de ser el caso) mucho mejor. RE: Si la naturaleza dice que no. - Uzumaki Eri - 1/04/2016 —Y… ¿Algún dulce para acompañar el té? — Sería lo que preguntaría la kunoichi de Taki cuando Eri mencionase lo que buscaba de aquel lugar, haciendo que el dueño, el señor de cabellos canosos, sonriese ante la ocurrencia de la rubia y le asestase un codazo a su nieto, claramente ofendido por haberse olvidado de mencionar aquella comida que se encontraba en la carta. -Siento que el despistado de mi nieto no te haya comentado sobre nuestra especialidad - Alegó justo después de carraspear, claramente ofendido. Kuro solo alcanzó a encogerse de hombros. -De postre... Tenemos kakigōri, ¡nuestra especialidad! - Exclamó, levantando una mano al cielo, justo cuando unos transeúntes aparecieron por la puerta con cara de confusión. -Mis disculpas, Kuro os tomará el pedido mientras yo me encargo de nuestros nuevos clientes, ¡buenos días, jo, jo! - Comentó alejándose en dirección a los nuevos, ahora clientes, para explicarles qué era aquel lugar y si querían tomar algo, todo bajo la atenta mirada de la kunoichi de Uzu, quien, divertida, soltó una pequeña carcajada que intentó amortiguar ocultando su boca tras sus manos, haciendo que Kuro sonriese satisfecho. -Entonces... Dos té verdes para este dúo, y... - Comentó mientras se apoyaba en la barra, esperando la contestación sobre si querían postre o no. - ¿Qué es el kakigōri? - La inocencia de Eri entró en escena, apoderándose del lugar que antes nunca había visto, haciendo que Kuro ampliase su sonrisa y mirase de soslayo a Noemi, imaginándose si la mayor sabía o no lo que era. -Es un postre muy típico de donde venimos, es... Como un helado de hielo con leche, de diferentes sabores, tenemos fresa, limón, té verde y manzana, ¿queréis probarlo? - Preguntó levantando ambas cejas y abriendo los ojos más de lo que ya estaban, emocionado por poder realizar por primera vez aquel plato sin que su abuelo le ordenase por la espalda. -¡Yo quiero, yo quiero de limón! - Exclamó sentándose sobre la barra y moviendo las manos hacia los lados, claramente emocionada por probar algo nuevo y que sonaba delicioso. -Noemi-neesan, ¿tú también quieres? RE: Si la naturaleza dice que no. - Koko - 6/04/2016 Resultó ser que el más joven de los del sexo masculino había pasado por alto un detalle en este caso importante que eran los dulces, después de todo no era buena hora para almorzar o cenar, si no más bien para una merienda ligera como la que Noemi buscaba. El anciano comenzó a hablar, explicando que tenían cierta especialidad en lo que a postres se refería pero al igual que la más joven de las kunoichis, la rubia no entendió a qué se referían ya que nunca en su vida escuchó acerca del tal "kakigōri". De cualquier manera, Eri se le adelantó haciendo gala de esa inocencia que le sumaba varios puntos de ternura. ~Cóntrolate mujer… ~Se decía a si misma la rubia que luchaba contra esa necesidad de alzar en brazos a la pequeña peliceleste que no dejaba de llamarla "neesan". —Claro, uno de manzana si no es molestia. —Diría la mayor aprovechando para desviar completamente su mirada de la menor. —Ahora… ¿Vamos a cualquier mesa? —Consultó Noemi mirando el establecimiento que se encontraba prácticamente desértico, a excepción de ellas, Kuro, su abuelo y otros desconocidos que con un poco de suerte no harían líos exagerados. RE: Si la naturaleza dice que no. - Uzumaki Eri - 8/04/2016 —Claro, uno de manzana si no es molestia. — Noemi habló, y al parecer ella también quería probar aquel postre típico del lugar, bueno, de eso tampoco estaba totalmente segura, pero si ellos lo afirmaban, Eri no tenía por qué llevarles la contraria. -¡Qué guay, seguro que está muy rico, rico! - Exclamó emocionada. -Oh, ¡pues marchando dos kakigōri y dos té verdes para las señoritas! - Kuro continuó con el ánimo de Eri, pero antes de marcharse por la puerta que debía ser la entrada de la cocina escuchó la dulce y aterciopelada voz de la mayor de las dos —Ahora… ¿Vamos a cualquier mesa? —El joven se llevó una mano a la frente, ¡se le escapaba todo aquel día! -Claro, mientras no os sentéis en la que están los clientes que está atendiendo mi abuelo, ¡el restaurante es todo vuestro! - Alegó, y esta vez si se fue. Eri se levantó de su asiento y tomó a Noemi de la mano suavemente, tirándola hacia el centro de la estancia sin esperar un rechazo de la mayor -Nee, nee, Noemi-neesan, ¿nos podemos sentar al lado de la ventana? - Pidió con una sonrisa avergonzada, ya que anteponía sus propios deseos ante los de los demás, pero es que estaba muy emocionada. -Ahí, ahí, ¡vamos! La peliazul corrió a sentarse sin hacer mucho ruido, pensando que si no daría muy mala imagen para el dueño del lugar y la regañarían, ¡eso era lo último que quería! Así que esperó a que Noemi se sentase con ella y esperaría mientras jugaba con sus pulgares hasta que Kuro trajese el pedido. Y el pedido no tardó ni diez minutos, ya que ambas podrían vislumbrar a un joven buscando con la mirada a sus nuevas dos clientas con cara de duda, haciendo que Eri ahogase una sonrisa y se levantase para dar a conocer su ubicación -¡Aquí, Kuro-san! - El susodicho posó su vista en la pequeña, y luego en la rubia que con ella debería encontrarse, y se fue acercando hasta que llegó y depositó el pedido en la mesa. -¡Qué aproveche! RE: Si la naturaleza dice que no. - Koko - 9/04/2016 La peliceleste no paraba de demostrar su alegría y emoción ante la situación en la que se encontraban además de que habían sido invitadas de forma gratuita, mejor imposible aunque claro, cualquiera sospecharía aunque sea un poco respecto de tan generosa oferta. ~Mejor no digo nada. ~Pensaba Noemi incapaz de atacar el torrente de energía positiva que irradiaba la pequeña kunoichi. —Bien entonces. —Respondió a Kuro justo antes de voltearse a ver cual sería una buena mesa, en primera instancia no vio a Eri pero ella le atrapó la mano y comenzó a tirar obligándola a avanzar entre mesas comentando acerca de su deseo por una ubicación en particular. —Claro que si, donde quieras. —Respondió con una sonrisa incapaz de darle una negativa a la más joven. Al final llegaron a una mesa obviamente vacía justo al lado de la ventana y algo alejada del mostrador y la cocina, pero que tenía bonita vista al exterior que seguramente era el motivo por el que Eri quería sentarse por allí. —¿Segura? Creo que no estamos lo suficientemente lejos. —Dijo con aire bromista mientras tomaba asiento con cierta delicadeza y acto seguido atrapaba un par de mechones de su cabello para comenzar a hacer una pequeña trenza la cual desharía y volvería a armar constantemente. Estar juntas en un restaurante desconocido era algo bastante curioso para dos desconocidas, aunque a la rubia lo que le preocupaba era lo que pasaría ahora, después de todo habían estado hablando con Kuro y seguramente se mantendría algo más al margen dejando a ambas féminas relativamente solas y por ende, tendrían que hallar algún tema de conversación aunque… ~Lo del torneo queda descartado. ~Pensaba la rubia. En eso uno de los empleados del restaurante llegó al fin tras la señal de Eri, con los pedidos de ambas. —Fue más rápido de lo que imaginé… —Comentó en lo que se acercaba un poco el pote con el postre helado. —Muchas gracias. —Diría a Kuro antes de darle la primera probada al postre que tenía delante y llevarse una grata sorpresa. —¡Está bueno! — RE: Si la naturaleza dice que no. - Uzumaki Eri - 9/04/2016 —Fue más rápido de lo que imaginé… — Eri asintió a la afirmación de la chica, y el moreno solo alcanzó a sonrojarse levemente, mostrando otra de sus ya conocidas sonrisas. -Vaya, la verdad es que, con tan poca clientela... Las cosas marchan rápido cuando hay clientes - Declaró un tanto avergonzado mientras dejaba los postres y la bebida en la mesa. -Muchas gracias - Agradeció después de que hiciese lo mismo su compañera de mesa y no tardó en llevarse una buena porción de helado a la boca, concordando con lo que diría Noemi. -¡Está muy bueno, sí! - Exclamó mientras volvía a meterse otra cucharada, y otra, y otra, hasta que rápidamente el helado se fue terminando. -Eri-chan tu cabe- No pudo terminar la frase, ya que la joven susodicha ya se andaba llevando una mano a la frente, con un gesto de dolor cubriéndole el rostro. ''Mi... Mi cabeza... Duele...'' Había comido demasiado rápido y el frío no le había jugado una buena pasada, así que se quedó quieta para que se le pasase el dolor, con un ojo entreabierto mientras observaba a la muchacha de Takigakure sin ningún problema de cabeza, quizás debería fijarse de ella, tomarla como una buena referencia... Suspiró lentamente mientras Kuro desviaba la mirada de la mesa con el ceño fruncido ante los gritos de los nuevos clientes, y Eri, tras estabilizar su pequeño dolor, lo comprendió todo. Los clientes que eran atendidos por el abuelo del moreno no eran clientes, ¡eran maleantes! Y al parecer querían todo el dinero, o si no lo pagarían caro, palabras textuales que pudo escuchar Eri. Sin embargo, antes de que la peliazul pudiese actuar de forma propia, tan rápido como el rayo, Kuro saltó las mesas con destreza y pateó el estómago de uno de los intrusos, el cual tenía a su abuelo cogido por el cuello de su túnica, enviándolo un par de metros tras de él, casi rozando la puerta de entrada del restaurante. El otro que estaba con él - eran dos los que se encontraban dentro del recinto -, no perdió tiempo y se encaró en una pelea cuerpo a cuerpo con el moreno. El abuelo, por su parte, al caer al suelo se golpeó con el pico de la mesa más cercana y perdió el conocimiento, pero Kuro, inconsciente de lo que pasaba, no cayó en cuenta de lo que le sucedió al hombre. Pero no caería en cuenta rápidamente, ya que había incluso más merodeadores por el lugar. De la ventana salieron otras tres personas, sumando cinco ladrones, y dos de ellos tomaron a la rubia desprevenida, el otro tomó a la de Uzushiogakure, intentando impedirles el movimiento. -¡Aki! ¿Cómo no nos habías dicho que habían semejantes bombones de postre en este restaurante? - Alegó uno de los que sujetaban a la rubia, perforándola con la mirada. -Termina rápido con el mequetrefe y quitales todo el dinero de la caja, ¡nos llevamos a las chicas! - Afirmó mientras forcejeaba con la rubia. Sin embargo, no habían caído en algo. Las jóvenes eran ninjas. RE: Si la naturaleza dice que no. - Koko - 10/04/2016 Todo era demasiado tranquilo y alegre, la pequeña de Uzushio había sufrido lo que comunmente se conoce como cerebro congelado por estar comiendo algo helado sin ninguna pausa y le sacó una ligera risita a la rubia que sabía bien que eso no era nada grave y se le pasaría en cuestión de segundos. —Si lo comes despacio te evitas esos dolores. —Le indicó con una sonrisa casi sintiéndose la madre de la pequeña. Pero toda la alegría del momento se esfumaría cuando los otros clientes comenzaron a gritar de una forma bastante desagradable y Kuro saltó en dirección a los mismos tras caer en cuenta de que todos estos eran una banda de maleantes. Bastante lógico si lo pensábamos un poco, que las bandas inútiles tomen por objetivo un restaurante en el medio de la nada y tal, aunque en cierto otro era estúpido suponiendo que tuviesen poca clientela por la ubicación pero que más daba, Noemi no se quedaría quieta sin hacer nada así que despegó el culo de la silla y metió su mano en el portaobjetos para tomar los shurikens y senbons que traía consigo. Lo malo es que un segundo después de que los sacó el sonido de los vidrios partidos en mil pedazos la hizo voltearse pero ya era algo tarde para hacer nada, un par de hombres la habían atrapado mientras que a Eri tan solo uno. ~Por dios… ~ Lanzar shurikens o senbons la tenía complicada ya que estaba casi totalmente inmovilizada así que luego de una fracción de segundo de forcejeo se resignó. La única opción que tenía era la de liberar a la de Uzushio y confiar en que le ayudaría de alguna manera. —¿Ni siquiera un café o un helado antes...? Que poco caballeros. —Dijo la de Taki en lo que mandaba a levitar un par de shurikens utilizando pura y exclusivamente su chakra. Las manos si bien no las tenía totalmente libres podía girarlas hasta dejar las palmas apuntando al techo y siendo que la tenían completamente inmovilizada podía darse el lujo de concentrarse en la técnica. En cuestión de segundos, los shurikens salieron disparados en dirección al tercer delincuente que tenía atrapada a la peliceleste, con un poco de suerte la liberaba y ya luego a saber lo que haría la pequeña. ~Venga Eri… ~ PV: 100/100 CK: 90/100 -10 –Inventario: ¤ Bandana Ninja (En el cuello) ¤ Wakizashi x1 (En la espalda) ¤ Shuriken x6 -2 – (En el portaobjetos)¤ Senbon x5 RE: Si la naturaleza dice que no. - Uzumaki Eri - 14/04/2016 Siempre la menospreciaban por su tan característico rasgo de altura, estúpidos incompetentes, caracacas. En fin, ahora sabrán lo que vale un peine de kunoichi. Noemi se adelantó a sus movimientos contra el bandido que la tenía presa, y con destreza aquellos shuriken dieron de lleno en los brazos del hombre que la retenía, aflojando el agarre que mantenía sobre la pequeña de Uzushiogakure. Eri, aprovechando la vía que había despejado la shinobi de Taki, no dudó en caer y propinarle un barrido que dejó al bandido en el suelo medio inconsciente. Apuf... Menos mal que solo tenía a uno... Suspiró para sus adentros y dirigió la mirada a los dos extraños que retenían a la chica ahora con más fuerza, sin perder de vista a la menor. Despacio, llevó su mano izquierda a su portaobjetos. ''Mierda, no tengo mi mecanismo oculto... Bueno, habrá que improvisar... Supongo.'' Cogió un par de shurikens y fijó la vista en sus oponentes, rápidamente lanzó cada shuriken al hombro del brazo que retenía a la rubia, haciendo a estos retroceder y ceder en el agarre que en ésta tenían. En el otro lugar de la estancia, Kuro se encontraba en una situación bastante peliaguda. Escupiendo sangre tras el derechazo que el delincuente le había propinado en su moflete, se encontraba tirado en el suelo y con dificultades al levantarse. Eri desvió por un momento la mirada hacia el moreno y lo vio en un apuro, por lo cual sus nervios comenzaron a bullir dentro de ella, ¿qué hacer? ¡Tsk! Apretó los puños y corrió lo más rápido que pudo, o mejor dicho, lo que le dejaron sus cortas piernas, y con suerte su izquierda pudo impactar con la nariz de uno de los dos maleantes. -¡Noemi-neesan, ayuda a Kuro-san! - Chilló mientras el otro hombre se aproximaba a ella. • PV: 160/160 • CK: 140/140 Objetos: Kit médico [Cintura] Hitai-ate [Frente] Portaobjetos [Cintura] [8/10]
RE: Si la naturaleza dice que no. - Koko - 15/04/2016 Pese a la situación nada favorable en la que se encontraba la rubia, pudo ver claramente como la menor se defendía de una manera excepcional dejando perpleja a la de Taki. ~Definitivamente no sería bueno tenerla muy cerca en un combate… ~Pensó por un instante para luego intentar hallar la manera de zafarse del agarre de los otros dos que parecía ser que habían decidido aplicar más fuerza. Lo suficiente para dibujarle en el rostro una mueca de dolor a Sakamoto. Para su suerte, la peliceleste no la abandonó y lanzó un par de shurikens gracias a los cuales lograría zafarse pero a diferencia de la de Uzushio, ella sencillamente se alejaría un par de pasos para tomar su katana con la vaina incluída, no pretendía matar a nadie vamos. El lado positivo era que aplicando un poco de chakra en la espada logró imbuirla en electricidad cosa que seguramente intimidaría y haría más contundentes los golpes que pudiera dar con esta. Poco después de liberar a la rubia, Eri quiso lanzarse a auxiliar a Kuro, aquel que momentos previos las había estado atendiendo de una forma impecable que se le notaba en apuros, pero lamentablemente se vería interrumpida por uno de los bandidos. -¡Noemi-neesan, ayuda a Kuro-san! - Chilló la menor ordenándola abiertamente. ~¿Desde cuando soy la mandoneada? ~Se preguntó a si misma tras chasquear la lengua y desistir a sus impulsos. En un abrir y cerrar de ojos Noemi alcanzó a la parda de bandidos que estaban apalizando al empleado y en primer medida le dio un certero golpe en la cara al último que había atacado, con lo cual también se llevó un hermoso choque eléctrico. —¡Váyanse ahora mismo o no respondo! —Exigió la kunoichi manteniéndose de pie entre el golpeado moreno y los otros. —Si siguen jodiendo no dudaré en matarlos. —Agregó sin siquiera darles tiempo de respuesta, con un poco de suerte se ahorraba el tener que pelear aún más… Además que el choque eléctrico que se llevó el otro debería ser suficiente advertencia para que dejasen de molestar ya que podría haberle matado fácilmente si hubiese desenfundado la katana. PV: 100/100 CK: 84/100 -6 – Reg. Dividida –Inventario: ¤ Bandana Ninja (En el cuello) ¤ Wakizashi x1 (En la espalda) ¤ Shuriken x4 (En el portaobjetos) ¤ Senbon x5 RE: Si la naturaleza dice que no. - Uzumaki Eri - 16/04/2016 Como la velocidad del rayo - nunca mejor dicho -, la kunoichi de Taki alcanzó el lugar donde se encontraba Kuro siendo malherido por los bandidos, sin embargo, y haciendo gala de su posición de kunoichi, intimidó como ella al parecer sabía, sin dañar más de lo necesario a los maleantes. —¡Váyanse ahora mismo o no respondo! — Eri escuchó aquella frase mientras propinaba un puñetazo en la cara a uno de los dos hombres que con anterioridad habían retenido a la rubia, sin embargo el otro, aprovechando su posición de dos contra una pequeña niña, la tomó desprevenida y la retuvo pasando uno de sus brazos por el cuello, casi tomándola la respiración a la fuerza. —Si siguen jodiendo no dudaré en matarlos. — un escalofrío recorrió la espalda de la peliceleste al escuchar esas palabras, o bien porque sentía que su respiración se escapaba por momentos, no lo sabía, solo actuaba por inercia al intentar deshacerse del hombre que prácticamente quería hacerla abandonar el mundo de los vivos por la fuerza. Sin embargo, ante tales palabras de la de Taki, el bandido se asustó y deshizo el agarre, haciendo a Eri caer sobre sus rodillas y toser abiertamente, mientras tomaba bocanas de aire descontroladas. -Joder, Akuma, tío, vámonos, estas dos saben lo que hacen, y antes de que nos pillen prefiero salvar mi pellejo. - Aseguró el bandido que se encontraba en el suelo, aquel que había barrido Eri de una patada baja, mientras que los dos que se estaban encargando de la huérfana asentían con avidez. El que recibió el choque eléctrico, sin embargo, no parecía tan dispuesto a irse tras recibir un golpe así, la furia carcomía su mente y su cólera cegaba su visión, mientras que el otro había salido por patas de allí ante la advertencia de la rubia. Entonces el espectáculo se convirtió en un bandido contra la joven de Takigakure, mientras que los demás, pavoridos, abandonaban el restaurante por donde habían venido. Eri se levantó como buenamente pudo y se acercó a Kuro lentamente, le tocó la cara y observó que no se encontraba en tan mal estado como había imaginado, además, Noemi había demostrado ser una de las mejores kunoichi que la de ojos verdosos había podido espectar en mucho tiempo, se alegraba de haberse encontrado con ella, si no, seguramente la pequeña no hubiera podido deshacerse de aquellos bandidos. -Tranquilo Kuro, soy médica, podré curarte mientras Noemi-neesan acaba con todos ellos - explicó con una sonrisa, y pronto sus manos se embadurnaron de una luz verdosa sobre el cuerpo del moreno. -Noemi-san... - susurró el empleado, divisando con dificultad a la rubia. -T-ten cuidado. El bandido, mientras tanto, había cargado con todas sus fuerzas hacia la rubia, con el puño en alto, buscando una abertura de la kunoichi para dejarla fuera de combate y saquear el establecimiento. • PV: 160/160 • CK: 116/140 24 –Objetos: Kit médico [Cintura] Hitai-ate [Frente] Portaobjetos [Cintura] [8/10]
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