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En invierno la libido arde más fuerte - Versión para impresión

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RE: En invierno el libido arde más fuerte - Ritsuko - 4/07/2016

—Claro que puedo. —Respondió casi burlona mientras se disponía a retirarse pero venga, un hombre gigante se le apareció delante.

~¿Es en serio? ~Pensaba la kunoichi que ahora tenía la mirada clavada en el mastodonte, incrédula por ver ese intento estúpido por parecer intimidante justamente frente a una kunoichi con algunos patos volados.

A ella por lo menos le daba lo mismo, le rodearía y se retiraría pero enseguida, los guardias a los que había ayudado terminaron por clavarle un puñal por la espalda, acusándola así porque si de todo el lío que se había montado y en consecuencia, el gigante intentó usar su voz y presencia para intimidarla cosa que no tuvo ningún efecto en la joven que había optado por alejarse un par de pasos.

—Claro. —Respondió con tonadita alegre ante la pregunta del grandote.

—¡Que tus guardias son unos mierdas! —Soltó sonriente con una mano extendida en dirección a los dos que había ayudado.

—Esos dos inútiles corrían a ese ladrón que YO atrapé, gritando a todo el mundo “¡Que alguien lo detenga!” —Explicaba Ritsuko, haciendo uso de la ironía de una manera que hacía parecer que estaba en plena obra de teatro.

Finalmente tras devolver la mirada al gigante poco intimidante se cruzó de brazos y le dedicó una mirada bastante punzante, casi como si pretendiese intimidarle.

—Así que dígame. ¿Por qué mierda tendría, esta pequeña y/o mocosa, que hacerse cargo de este desastre cuando los que faltaron a su deber fueron aquellos dos…?

Si llegaba a tener algún tipo de inconveniente le era totalmente indiferente, estaba lista para defenderse y sabía perfectamente como burlar al gigante ese que parecía poco ágil.



RE: En invierno el libido arde más fuerte - Hanamura Kazuma - 5/07/2016

El esperaba que la pelirroja diera alguna ingeniosa y rebuscada explicación que fuera capaz de sacarla de aquel embrollo. Aunque parecía algo poco probable, pues aquel sujeto de grandes dimensiones se mostraba como alguien de carácter fuerte y difícil de convencer.

Claro. —Respondió con tonada alegre ante la pregunta del grandote, mientras que más guardias iban llegando para atravesarse en las distintas salidas del local.

La jovencita se plantó frente al hombretón, como si fuera exhibir una defensa digna del más sagaz de los abogados. El joven de ojos grises se permitió una leve sonrisa, esperando que la muchacha y su ágil lengua solucionaran todo… Craso error.

Se le hizo un poco difícil entender todo lo que estaba diciendo, pues la joven hablaba con una velocidad que hacía parecer que no conocía la existencia de la coma o el punto. Lo único que se alcanzó a distinguir entre aquel gorjeo eran las palabras “Mierdas, inútiles y desastre”. Eran pocas palabras, pero entre líneas y pos sus expresiones corporales, se podía entender que no tenía intención alguna de tomar ni un ápice de responsabilidad por lo sucedido.

¡Estos odiosos extranjeros y su incapacidad para hablar como gente normal! —exclamó luego de “escuchar” lo dicho por Ritsuko—. ¡Todos alerta y que ningún sospechoso salga del local mientras logro averiguar qué sucedió, realmente!

Los guardias en las entradas y en el interior se pusieron en alerta y fijaron su vista sobre todos los que tuvieran algún rasgo que les hiciera parecer sospechosos. Aquello, por supuesto, hizo que la mayoría de la atención se centrara sobre la pelirroja y por extraño que pareciese, también en el peliblanco. Y por más extraño que pudiese parecer, casi nadie fijaba su vista en el ladrón.

¡Zokushimasu, Fuzoku! —Les gritó a los guardias que mantenían sujeto al ladrón—. ¿Qué fue lo que robo ese sujeto que ameritaba semejante problema?

Esto, Jefe. —Zokushimasu tomó el saco que llevaba el bandido y se lo acercó al jefe, que se lo arrebató de las manos para comenzar a revisar su contenido.

Un florero, una placa para una puerta, unas botas, unos panes y ropa húmeda… ¿¡Por semejante estupidez causaron este destrozo!? —Rugió mientras otra vena se marcaba en su frente.

Señor, ya le dijimos que fue la mocosa pelirroja la que causo esto —se defendió Fuzoku—. Seguramente era cómplice del ladrón y estaba buscando una manera de ayudarle a evadirnos.

¡Cállense!, no quiero escuchar una palabra más de ninguno de los dos —pidió llevándose la mano al entrecejo—. Hey tu, si tu el albino —señalo a un extrañado Kazuma—, te ves sospechoso, dime; ¿Qué hacías aquí?

Solo estaba leyendo y de pronto todo se derrumbo.

Bien, parece que sabes hablar, con normalidad —se mostraba un poco menos molesto—. ¿Has visto quien causo todo esto?

Espere, todo esto fue un accidente. —Aseguro, haciendo un esfuerzo enorme para no señalar a la chica de cabellos rojos.

¡Eso no fue lo que te pregunte! —exclamó mientras se acercaba al joven, pero en el camino pisó algo que le detuvo. Se trataba de la etiqueta que tenía el estante del pasillo donde estaba el peliblanco. La alzo y la leyó—. “Demonología, pornografía, satanismo, voodoo, necromancia y brujería”

»Nada me repugna más que estos extranjeros y su bizarra e irrespetuosa conducta… —Aseguro con un desprecio bastante marcado, luego de leer aquello con una voz bastante alta, lo suficiente para que todos los presentes lo oyesen.

«Joder, no me fije en que sección estaba!» Pensó mientras los colores se le subían al rostro, haciendo que su típico tono moreno se viera mucho más rojizo «Además… ¡¿Por qué diablos, una biblioteca tiene un estante con libros como esos?!»

Esto… —No sabía ni que decir, ni dónde ocultar su cara de vergüenza.

He visto suficiente —dijo levantándose—. Nos llevaremos a los dos extranjeros y al ladrón a la estación. Allá los mantendré bajo custodia hasta que aclaremos un poco las cosas y veamos quien es el culpable de todo esto.

«Vamos, mantente calmado. El sujeto sólo está cumpliendo con su trabajo...» Aunque en el fondo sabía que aquel viejo tenía ideas preconcebidas y un fuerte lado xenófobo, también sabía que era un agente de la ley cumpliendo con su trabajo.

Acompáñenos, por favor. —Le dijo a Ritsuko un joven oficial que se paró frente a ella con una cuerda en las manos.

Solo esperaba ver si todo fluiría con calma o si, de nuevo, la pelirroja lograría que todo se descontrolase.


RE: En invierno el libido arde más fuerte - Ritsuko - 5/07/2016

Tras ser ignorada olímpicamente por el que parecía ser el jefe de toda la bendita guardia, una parda más de inútiles comenzaron a llenar la biblioteca deambulando de un lado a otro sin hacer absolutamente nada productivo, solo miraban por aquí, tocaban los libros, los papeles y cosas así, nada realmente útil puesto que las cosas eran jodidamente sencillas pero…

—Gordo e inútil. —Susurró para sí misma refiriéndose claramente al grandote que la quiso intimidar.

Luego de mil vueltas, que los guardias intentasen justificarse una vez más y que el gigante interrogara un poco al albino que mal le caía a la pelirroja, ordenó básicamente que los retuvieran a todos los allí presentes. Ahora la cuestión, ¿por qué Ritsuko seguía allí y no se había ido ya? Un par más de guardias del pueblo estaban ahí parados estorbando y para colmo uno de ellos se le acercó con una cuerda.

—¡JAJAJA! —Río enérgica.

Acto seguido, la kunoichi hizo un rápido movimiento con su diestra y cortó la dichosa cuerda sin provocar ningún daño a nadie haciendo uso de una de las cuchillas de sus mangas.

—Voy a ir, pero por voluntad propia, ¿entendiste? —Soltó severa fulminando al oficial con la mirada.

Lo peor era que a ninguno parecía importarle la bandana que ella llevaba atada a la cintura, es decir, con algo de lógica sabrían que esa cuerda era completamente inútil para un shinobi en especial porque la idea probablemente era atarle las manos juntas. O sea, podría hacer sellos fácilmente y echar fuego por cualquiera de las válvulas.

Pero cada minuto que pasaba Ritsuko se enojaba más y más, quería irse y dejar de perder el tiempo pero esta parda de idiotas no se lo permitía, en su lugar la estaba reteniendo en contra de su dichosa voluntad.

—Moved el culo de una puta vez… —Exigió al guardia que pareció dispuesto a atarla de manos.



RE: En invierno el libido arde más fuerte - Hanamura Kazuma - 8/07/2016

El joven sostenía la soga con firmeza, a la espera de que la sospechosa decidiese colaborar… Pobre novato; La muchacha realizó un rápido movimiento de su brazo, como si deseara espantar a un molesto insecto, y la cuerda se cortó como por arte de magia ante sus lentos e inexpertos ojos.

Voy a ir, pero por voluntad propia, ¿entendiste? —Soltó severa, fulminando al oficial con la mirada.

El muchacho retrocedió intimidado, y desde entonces se mantuvo así mismo a una distancia prudencial de la kunoichi.

Otro oficial se acercó prontamente hacia donde yacía esperando el peliblanco. También se plantó delante con una cuerda para sujetar sus manos, solo que luego de ver lo sucedido con su compañero se mostraba un tanto inseguro. Kazuma ofreció, con suma amabilidad, sus manos para que se las ataran como mejor les pareciera. «No es que sea mucho problema de todos modos.» Se las amarraron de forma compleja e intrincada, pero deshacerse de aquellas restricciones era un juego de niños para un ninja con entrenamiento. Lo importante era dar la impresión de que estaba dispuesto a colaborar, de forma que el asunto pudiera resolverse con la mayor prontitud y facilidad.

Moved el culo de una puta vez… —Exigió al guardia que pareció dispuesto a atarla de manos.

Que el grupo de Matsuda se quede para ayudar a mantener el orden —exigió con voz grave y autoritaria—. Los demás nos vamos a la estación. ¡En marcha!

Con aquella orden comenzaron a caminar detrás de aquel sujeto, dejando atrás la tienda y a un pequeño grupo de efectivos. El oficial de mayor rango, el grandulón, iba al frente, liderando la caminata. Los demás se mantenían unos pasos detrás de él en una especie de formación que dejaba a los tres sospechosos en el centro del grupo, dificultando cualquier posible intento de escape.

«Ahora que me fijo…» Recién en aquel momento, luego de cinco minutos de caminata, fue que el Ishimura se fijó en el hecho de que un tercero estaba acompañándolos. «Es extraño… No sé porqué es tan difícil notarlo.» Quizás fuese porque su atención había estado centrada en la pelirroja, a la espera de que intentase escapar o algo similar.

Aquel ladronzuelo tenía un aspecto común y un poco cutre; Era de estatura media y piel bronceada, con ojos pequeños y un semblante de pocos amigos. Tenía un gorro feo gorro amarillo que dejaba escapar algunas canas, y que permitían aproximar su edad. El sujeto no tenía nada de resaltante, excepto por dos cosas; Su imperturbable rostro, que prácticamente tenía escrito la palabra “culpable”, y lo extraordinariamente débil que era su presencia, tanto así que era muy fácil distraerse con una pared y olvidar que el sujeto estaba caminando a su lado.

Caminaron otros diez minutos bajo el nublado y frío cielo invernal. Se detuvieron frente a un gran edificio cuyos muros color rojo brillante lastimaban la vista. Por supuesto no era la estación de policía, sino un negocio que se encontraba a medio camino.

Tengo unos asuntos pendiente aquí —dijo con cierto tono de complicidad—, descansaremos un poco hasta que los termine… Pero ni se les ocurra bajar la guardia, recuerden que estamos de servicio.

Pero esto es… —Susurro en voz baja.

Como si hubiesen percibido la cercanía de un ingreso monetario, algunas personas comenzaron a salir del establecimiento. Todas eran mujeres, con ropas que iban desde lujosas hasta unas un tanto provocativas. No hacía falta que Kazuma leyera el gran letrero que estaba fuera de su alcance visual, pues era más que obvio que el grupo se había detenido en un prostíbulo. Casualmente era el que se encontraba a tan solo una calle de la plaza donde el moreno y la muchacha “problemática” se habían conocido en horas de la mañana.

Mientras el jefe del grupo entablaba conversación con una bonita y, de gráciles movimientos, señora de generosas proporciones, los demás se colocaron junto a una pared en espera de lo que pudiese pasar. Los sospechosos quedaron un poco separados mientras pasaba el rato.

Desde la posición de Ritsuko y Kazuma se podría escuchar la conversación del grandulón y ver un poco sus gestos y movimientos.

Vamos, Jefe Banryoku, es un día frío y adentro hay un lecho cálido, ¿Por qué no pasamos y nos relajamos un poco? —Preguntó mientras paseaba un dedo por su quijada.

No lo sé, es que solo he pasado a saludar… Además, sabes que estoy en servicio. —Alego con poca convicción.

Jejeje —rió con complicidad—. Pero, siempre dices eso y siempre terminas desatando tu lujuria sobre mí… ¿Por qué sería diferente en esta ocasión? —Preguntó, mientras se arrimaba hacia él.

Diablos, Tatsuko… Tus artimañas son tan efectivas como siempre… —Dijo, rindiéndose a los encantos de aquella mujer.

El jefe se dejó llevar del brazo hasta entrar en la casa roja. Luego de unos instantes un grupo de mujeres se acercó al encuentro de los vigilantes. Debió ser algo premeditado y acordado, pues la cantidad de “damas” era exactamente la misma que de oficiales.

En cierto punto, todos en la escolta se encontraba embobados en aquel conversar que tenían. Justo entonces la atención de la pelirroja estaba en un sitio y la del peliblanco en otro.

Nah, solo estamos llevando a algunos alborotadores al cuartel —era lo que podía escuchar Ritsuko—. Han tenido suerte de que el causante del problema fuese atrapado, solo tendrán que soportar un sermón, testificar y entonces ya no serán nuestro problema.

Cierto —contesto otro, el cual también fue escuchado por la nativa de Taki—. Si el jefe los hubiese capturado a ellos dos nada más… Lo más probable es que hubiese buscado la forma de condenarlos y ponerles una multa millonaria —rió mientras abrazaba a una mujer delgada y escasamente vestida—. Digo, según él; el chico es solo un pobretón que quiere vestirse como rico, pero la muchacha es, sin duda, una de esa ricachonas excéntricas.

Mientras tanto…

Kazuma se mantenía ocupado viendo como las nubes giraban, se fusionaban y se volvían a separar en la caótica danza de los vientos invernales. En cierto punto perdió el interés y decidió pasear su vista por los alrededores. Solo había guardias y prostitutas. «Y esa chica problemática.» Nada más, eso era todo lo que podía observar. «Pero… No…» Claro, lo había olvidado; En aquel sitio tenía que haber algo más «¿Dónde está aquel ratero?»

Aprovechando la distracción, el principal sospechoso se dio a la fuga. Kazuma trato de moverse para buscarle, pero olvidó que tenía las manos atadas a la espalda y cayó al suelo. En medio de las risas que aquello provocó, pudo ver como en el callejón que daba a la parte trasera de aquel sitio, había una puerta abierta y en el suelo aquel feo sombrero amarillo que había estado llevando el prófugo.

El de cabellos blancos se limitó a poner cara de incomodidad y a mirar ocasionalmente en dirección a la pelirroja, que a lo mucho estaría a un metro y medio de él. Tan poco normal era su actitud que eventualmente la muchacha tendría que notarla, mas no así los guardias que tan distraídos estaban.


RE: En invierno el libido arde más fuerte - Ritsuko - 9/07/2016

El intento de intimidar de Ritsuko pareció ser muy efectivo, el oficial se alejó un par de pasos de ella y dejó caer al suelo los trozos de cuerda presumiblemente inútiles para lo que la querían puesto que eran demasiado cortos como para mantener bien amarrada a una persona.

De cualquier manera la kunoichi cumpliría con su palabra y en cuanto toda la guardia comenzó a marchar ella les siguió ignorando totalmente al moreno y al otro que desde un principio ni presencia tenía, hasta su madre era más carismática que ese ladrón idiota.

De un momento a otro, mientras todos iban caminando por las calles que Ritsuko había recorrido para llegar hasta la biblioteca los guardias hicieron una pequeña parada en el bendito prostíbulo que ella había mencionado en algún momento al albino que les acompañaba y no pudo evitar soltar esa mueca de desagrado al ver como el jefe de jefes comenzaba a coquetear con una fémina bastante voluptuosa.

—¿Ves? No te mentía. —Le soltó con cierto asco al moreno haciendo referencia a lo que le había dicho en cuanto se lo encontró.

Sin esperar respuestas ni nada por el estilo, la kunoichi se acercó a un poste cercano donde colgaba un cartel de ‘propaganda’ y apoyó su espalda en este, cosa que todo su peso descansara en el cartel y pudiera ‘descansar’ un poco al menos.

Gracias a esto, la pelirroja fue capaz de escuchar una conversación entre guardias de lo más interesante. ~¿Yo? ¿Adinerada…? ~Repitió en su cabeza con cierta sonrisita divertida, con suerte tenía dinero para pagarse la posada y comida, de ahí que aceptase trabajos tan estúpidos como llevar una cartita de amor de una adolescente interesada a un anciano ricachón.

Pero la atención de la de Taki se volvió a centrar en el otro shinobi que la había estado acompañando, era algo curioso y hasta cómico en un principio pero luego a causa del lugar donde se encontraban la mente de la chica se vio obligada a interpretar las cosas de otra manera y un ligero rubor se adueñó de sus mejillas.

—No hombre, que no soy una furcia. —Le dijo algo incómoda al chico.

Lo último que le faltaba era que le pidieran de ‘esos’ servicios por no dignarse a negar una acusación hecha de la nada en su contra. Y como era de esperarse, ni se dio por enterada que faltaba el ladrón.



RE: En invierno el libido arde más fuerte - Hanamura Kazuma - 10/07/2016

No hombre, que no soy una furcia. —Fue lo que le dijo su compañera sospechosa.

Aquellas palabras repentinas le sacaron de su preocupación por el hombre que se había escapado. Incluso lograron diluir un poco el enojo que sentía por aquella afirmación de que el prostíbulo estaba en el sitio que la muchacha había dicho.

Ya lo sabía desde un principio —dejó escapar un suspiro largo y cansado—. No solo por la bandana, cosa que cualquiera podría tener, sino por la forma de moverte, se me hace bastante obvio que eres una kunoichi.

De pronto se sentía bastante culpable; En retrospectiva; la forma en la que había actuado no era la manera en que él mismo hubiese preferido. «Si hubiese sido discreto y la hubiese ignorado las cosas no se habrían complicado tanto.» Era consciente de que su guardiana lo habría colgado de la orejas de haber sido testigo de semejante falta de cortesía para con una dama… «Aunque tampoco es muy dama que digamos.» En la Academia de las Olas ya le había educado sobre como reaccionar ante los insultos o agresiones verbales, pero lo de Kazuma siempre fue el esgrimir su espada y no palabras… No podía esperarse una defensa ni adecuada, ni sutil, de su parte.

Cielos, el jefe de los guardias se va enojar cuando venga —se dijo aquello a sí mismo, pero Ritsuko también pudo escucharlo—, aquel ladronzuelo a aprovechado que estos sujetos están distraídos y se ha escapado.

Dijo aquello de forma calmada y casi indiferente, con una voz baja, pues a diferencia de la konoichi, él no había escuchado que pasaría si llegaban a la estación sin aquel pillo. Era obvio, sin nadie a quien echarle la culpa, todos los problemas y culpas recaerían sobre ellos dos.


RE: En invierno el libido arde más fuerte - Ritsuko - 13/07/2016

—Entonces no jodas. —Soltó de mala gana cruzándose de brazos y desviando la mirada a un lado.

Seguía apoyada contra el poste y no parecía dispuesta a moverse en la brevedad al igual que todos los guardias de turno que no paraban de hablar estupideces con las prostitutas, además, se llevarían una hermosa sorpresa cuando se enterasen que la pelirroja realmente no tiene demasiado dinero como para pagarles lo que ellos se esperaban que entregase.

~Lo bueno es que ya me sacó las dudas él solo. ~Pensaba en silencio Ritsuko refiriéndose claro, a las acusaciones del moreno en su contra. Quedaba claro que las agresiones habían sido gratuitas y no que realmente pensase eso de ella aunque su vestimenta usual seguía provocando cierta confusión en las personas.

—Como se metan al local me voy. —Susurró para sí misma antes de soltar un bostezo.

Tal vez podría tomarse una siesta, después de todo había estado moviéndose de un lado al otro durante todo el santo día y se la había pasado aburrida, así que roncar el resto del día no le haría ningún daño.

O eso era lo que pensó la pelirroja antes de escuchar a su no tan querido compañero.

—¿Qué mierda… Dijiste…? —Interrogó con una mirada cuanto menos intimidante dirigida al de Uzushio.

Ya habían sido suficientes acusaciones en su contra en tan solo un día y no iba a permitir que la sigan molestando con cuestiones ‘legales’ que ni siquiera le correspondían. Pero también quería estarse bien segura de que había escuchado bien.



RE: En invierno el libido arde más fuerte - Hanamura Kazuma - 14/07/2016

«¡Esta loca! Se molesta cuando ha sido ella quien ha venido a joderme primero.»

¿Qué mierda… Dijiste…? —Interrogó con una mirada cuanto menos intimidante dirigida al de Uzushio.

El joven de piel morena le sostuvo la mirada, con la suya propia que se mantuvo calmada, durante unos instantes, pues no entendía a qué venía aquella reacción tan exagerada. Bueno, aunque con lo poco que había visto de la personalidad de la muchacha, podía darse cuenta de que era alguien con unas costumbres y modo de comportarse bastantes extraños.

Que el ladronzuelo se fue —su voz era como si le estuviera hablando a alguien de pocas luces—. De hecho, me parece que se ha metido al local.

»No veo por qué tanto escándalo por ello.

Por supuesto, él no había escuchado lo mismo que la pelirroja. Él suponía que las cosas irían bien y sin más complicación si colaboraba; El jefe llegaría y al ver que se había escapado alguien montaría una bronca enorme y regañaría a sus subordinados. Luego les llevaría a la estación y entonces tendrían que escuchar un sermón largo y pesado. Al final solo tendrían que testificar y firmar algún documento en donde prometían no volver a meterse en problemas. «Si, esto no es la gran cosa.»


RE: En invierno el libido arde más fuerte - Ritsuko - 6/08/2016

La idea de que la única persona que les sacaría de todo el lío se haya escapado no le gustaba para nada a la pelirroja y se notaba en su mirada iracunda que ahora mismo estaba fijada en el moreno de Uzuhio.

—No entiendes… Genial. —Soltó despectiva en lo que desviaba una vez más su atención a los guardias.

No parecían estar próximos a regresar a sus labores así que sin problemas podrían retirarse, o eso suponía ella pero de todas formas los shinobis tenían mayor soltura a la hora de escapar y escabullirse por lo que no sería un problema mayor el escapar de ellos.

—Lo escuché de los guardias, con ese ladrón nos dejarían libres pero ahora que se escapó probablemente la paguemos por él, así que o lo encontramos o nos piramos. —Dijo con un tono algo bajo para asegurarse que ninguno de los inútiles que estaban con las prostitutas le escucharan.

Aunque… Siendo sinceros, ¿por qué hablaba en plural? No tenía sentido si el albino ese le caía fatal además que no había vínculos con Uzushiogakure por los cuales tuviese que temer… Siendo así Ritsuko no hallaba motivo real para mantenerse con él ni vincularse de ninguna manera.

—Nos vemos. —Fue lo único que atinó a decir la pelirroja.

Sin más, decidió emprender el escape por el primer callejón que tuvo en vista, total, los guardias tendrían que pelearse un poco con sus furcias para poder librarse y a ella seguramente no la molestarían la próxima vez que se la cruzaran.



RE: En invierno el libido arde más fuerte - Hanamura Kazuma - 7/08/2016

Lo escuché de los guardias, con ese ladrón nos dejarían libres pero ahora que se escapó probablemente la paguemos por él, así que o lo encontramos o nos piramos. —Dijo con un tono algo bajo para asegurarse que ninguno de los inútiles que estaban con las prostitutas le escucharan.

Espera, ¿Que? —Al de ojos grises le costaba creer lo que aquella muchacha estaba diciendo, pero de ser verdad, las cosas podrían torcerse bastante.

Nos vemos. —Fue lo único que atinó a decir la pelirroja.

Aguarda —dijo, mientras se levanta tras ella.

«Ahora, ¿qué hago? —el de ojos grises barajo todas las posibilidades—. Si dejo que se marche y yo me quedo, me caerá toda la bronca a mi solo —descarto aquella opción—. Si me escapo, estaré solicitado por la ley, y con mis rasgos no será muy difícil que den conmigo —Ni quería imaginar la ira de Naomi si llegaba a encontrar un cartel con su rostro—. Por lo que mi única opción es que encontremos a aquel sujeto.»

Por más que le molestara, el menor de todos los males sería el colaborar con aquella jovencita y traer de regreso al pillo aquel. Solo quedaba una interrogante «¿Cómo la convenzo para que colabore conmigo?» Se le había hecho bastante obvio el hecho de que no era la clase de persona que se queda a encarar los problemas y a resolverlos «Quizás pueda convencerla de otra forma.», pensó, mientras maquinaba lo que iba a decir. Mientras se preparaba para los dos posibles escenarios de respuesta que se manifestaron en su gris mente. Un plan era como él y otra era como su espada.

Mira… —llamo la atención de la pelirroja en el último instante antes de marcharse—. Sé que no te agrado y el sentimiento es poderosamente mutuo. A ninguno le conviene ser buscado por la ley de este lugar «Aunque creo que soy el único al que le importa eso.» Así que, si me ayudas a traer de vuelta a aquel bribón y a dejar las cosas en orden, te recompensare… Claro, siempre y cuando esté dentro de lo razonable. Algo como toda la ropa que desees o toda la comida que quieras.

Se sentía un poco bajo pidiéndole ayuda a alguien de su calaña, pero las circunstancias así lo requerían. Además, aquella era su mejor oferta y la opción menos problemática, pues la única otra alternativa era hacer algo que estaría entre uno de los consejos típicos de Bohimei; Dejarla que intente escapar, tratarla como a una criminal y luego capturarla por la fuerza para hacerla volver y que se hiciera responsable, con todos los golpes, sangre y daños que aquello pudiese requerir. «Bueno, mientras acepte la oferta, no tendré que recurrir a la violencia.»

Dime, ¿aceptas o te vas? —Preguntó con voz serena.


RE: En invierno el libido arde más fuerte - Ritsuko - 9/08/2016

¿Qué aguarde? No no no, casi que sale corriendo ni bien escuchó aquello porque en serio, ya no quería saber nada con ese pueblo ni con el moreno de la aldea de menganito. Algún día puede que descubra el símbolo en la bandana tapada por mechones blancos pero… No había apuro ni necesidad de obligarle a nada, por lo menos así pensaba la pelirroja que como de costumbre, se buscaba los bolsillos inexistentes.

Con una mirada fulminante que dejaba todo en claro, Ritsuko se volteó a mirarle una vez más, la idea del mensaje era muy sencilla realmente. ~¡No me jodas! ~Pero en lugar de recibir algún tipo de respuesta el chico se mantuvo en silencio, parecía estar mentalmente en otro sitio por como… No la miraba por decirlo de alguna manera, fue algo incómodo para ella.

Así que, teniendo a un tipo que te cae mal justo frente a ti, en absoluto silencio meditando una posible y coherente propuesta, ¿qué harías? Puede que un puñetazo en la cara fuese lo mejor, para la pelirroja era muy factible e incluso alzó un puño dispuesta a aplicar su lógica indiscutible pero justo el chico reaccionó y prosiguió.

Sé que no te agrado y el sentimiento es poderosamente mutuo. A ninguno le conviene ser buscado por la ley de este lugar

La kunoichi no pudo evitar alzar levemente una ceja al escuchar aquello. ~¿Apenas te enteras…?

Así que, si me ayudas a traer de vuelta a aquel bribón y a dejar las cosas en orden, te recompensare… Claro, siempre y cuando esté dentro de lo razonable. Algo como toda la ropa que desees o toda la comida que quieras.

Y tristemente en algo llevaba razón y era que conveniente no le resultaba el ser buscada en un pueblo, justo en las fronteras y para colmo relacionada a su propio país, después de todo podrían llegar a traerle problemas mayores para con la aldea y molestar a Yubiwa nunca era buena opción.

—¿Sabes cuál es el problema con tu idea…? —Soltó Ritsuko sumamente tranquila mientras se cruzaba de brazos. —No sabemos siquiera a donde fue y el pueblo es muy grande para que lo revisemos solo dos. —Agregó casi al instante.

Por lo menos ella no tenía ni la más mínima idea de a dónde se podría haber ido ese ladrón, que sin lugar a dudas era sencillo confundirle con un individuo más en aquel lugar.



RE: En invierno el libido arde más fuerte - Hanamura Kazuma - 18/08/2016

¿Sabes cuál es el problema con tu idea…? —Soltó Ritsuko sumamente tranquila mientras se cruzaba de brazos—. No sabemos siquiera a dónde fue y el pueblo es muy grande para que lo revisemos solo dos. —Agregó casi al instante.

No, no, que si se donde se fue —respondió rápidamente—. Estoy seguro de que ha entrado al burdel, observa —señalo la puerta trasera que se encontraba a unos metros de ellos. Allí en el suelo se encontraba aquel feo sombrero amarillo que sin duda pertenecía a aquel bribón—. Es simple; dejamos unos clones para que no lleguen a notar que nos fuimos, entramos, buscamos al sujeto, lo sacamos y luego de entregarlo a la ley todo se terminara.

Por la forma en que lo había dicho, parecía mucho más fácil de lo que era en realidad. Una cosa era buscar a alguien en un bar o entre una multitud, pues lo había hecho antes y sabia como moverse en esas situaciones. Pero jamás había perseguido a alguien adentro de un prostíbulo, por lo que se le hacia un poco difícil imaginar la forma en la que tenía que actuar en una situación así «Quizás si actuó como un cliente… De seguro el pillo también ha pensado lo mismo.»

Vamos será fácil y lo haremos antes que noten que no estamos. —No sonaba como el plan más convincente del mundo, pero a falta de opciones, era lo mejor que podía ingeniar.


RE: En invierno el libido arde más fuerte - Ritsuko - 23/08/2016

~El día que me dé la razón lloraré.~Pensó por un instante al recibir aquella negativa ante su comentario sobre el paradero del ladrón, para colmo eso implicaba entrar en el prostíbulo lo cual aumentaba considerablemente sus sospechas y con ellas el rubor de su rostro se hacía presente.

—Ya te dije que no soy furcia… —Fue lo primero que atinó a responder la pelirroja aunque luego recordó el detalle de que ella aun es menor de edad, a saber el moreno.

Lo importante era que ella por lo menos no sería aceptada fácilmente allí dentro por su físico que delataba que se trataba de una menor de edad, aunque quien sabe, capaz hacen excepciones. Igual el albino seguramente traería dinero, su vestimenta al menos así lo indicaba ya que se veía algo costosa.

—Te acompañaré pero hasta ahí no más, como te vea hacer algo raro me iré, ¿entendido…? —Afirmó la kunoichi mientras hacía los sellos para hacer el mísero bunshin, uno que se quedaría ‘apoyado’ en el poste en el que ella misma había estado previamente.

Obviamente no era tarada como para ir y hacerlo justo frente a todos los guardias, se escondió, en un callejón y luego envió su clon con toda la concentración del mundo para asegurarse que la ilusión no fuese muy exagerada ni nada, ya solo le quedaba meterse al prostíbulo y esperar al albino que seguramente entendería algo mejor a donde debían de ir y todo.

No fue muy bonito para la pelirroja meterse en un edificio de esa naturaleza y se le notaba demasiado incómoda, no quería estar allí, para colmo era sin lugar a dudas llamativo que una chica tan jovensita como lo era ella (al menos en apariencia) se metiera. ~Espero que no intente pasarse… ~Pensó claramente refiriéndose al moreno.



RE: En invierno el libido arde más fuerte - Hanamura Kazuma - 26/08/2016

Te acompañaré pero hasta ahí no más, como te vea hacer algo raro me iré, ¿entendido…? —Afirmó la kunoichi mientras hacía los sellos para hacer el mísero bunshin, uno que se quedaría ‘apoyado’ en el poste en el que ella misma había estado previamente.

¿”Raro”? de qué… —le tomó unos instante el comprender a qué se refería la pelirroja—. Cielos, no —aseguro con un poco de rubor—, Solo buscaremos al sujeto y ya.

El Ishimura se dirigió hacia la puerta y asegurándose de que nadie le estuviese viendo, creo un clon de sí mismo. Luego lo envió a que se colocara donde había estado hace unos instantes. Tenía suerte de que aquellas señoras fueran tan hábiles manteniendo la atención de los hombres sobre ellas. Como shinobi le parecía un truco que podría ser de mucha utilidad en el futuro, pero como hombre le parecía un tanto perturbador él que una mujer tuviera la capacidad de atontarle tan fácilmente.

Procedió a abrir la puerta y a pasar con sumo cuidado, cuál misión de infiltración. Le hizo una seña a su ahora compañera de búsqueda para que le siguiera.

Este lugar… —Balbuceo.

Aquella debía ser la entrada trasera o una salida de emergencia, pues en cuanto entro vio que tan solo había un largo pasillo vacío y una cuantas puertas con símbolos extraños. Tan sólo el entrar, provocaba que se sintiera en un mundo completamente distinto. Quizás fueran aquellos colores rojos y rosas de carácter tan pasional o puede que se tratase de aquel curioso olor a perfume de ramera que parecía estar en todas partes… Lo cierto es que la mera atmósfera le hacía sentirse un tanto incomodo, más aún estando acompañado de una chica.

Veamos. —Sin pensarlo mucho, abrió una de las puertas para asomarse.

Debían de ser habitaciones aisladas del ruido, pues en cuanto la abrió un caudal de sonidos salió expelido de la misma. Quien sabe si la muchacha los escucho, pero él no le prestó mucha atención a los gritos de extraña connotación y los fuertes sonidos de latigazo. Quizás porque aquello que vio le sorprendió de sobremanera.

Esto… —cerró la puerta antes que notaran su presencia—. No está ahí. Había mucho cuero y objetos extraños, pero no el sujeto al que buscamos —se le podía notar un poco turbado—. Mejor, busquemos por otro lado.

Al final del pasillo había otra puerta que se encontraba medio abierta y que parecía llevar a otra estancia.


RE: En invierno el libido arde más fuerte - Ritsuko - 3/09/2016

Le miró casi extrañada al escucharle casi que ‘negando’ entender el mensaje que le había dado ella misma con esa simple frase. Pero por suerte terminó por captar y hacer silencio, ahorrándole a la pelirroja una explicación de lo más incómoda.

Solo buscar al ladrón, salir, y hacer de cuenta que nada pasó, era lo más factible y vaya que estaba de acuerdo con ello. Por ese sencillo detalle era que Ritsuko se dedicaría a cooperar con el moreno y entraría al local como bien le habían indicado que hiciera, aunque no quitaba que la chica estaba bastante nerviosa y al mismo tiempo incómoda. Posiblemente de haber estado acompañada de otra chica o cierta otra persona estaría algo más relajada pero no era el caso.

Ambos shinobis comenzaron a recorrer ese extraño pasillo por el que no deambulaba ni un alma. ¿Tendrían que revisar todas y cada una de las habitaciones…? Trabajo complicado y más para un par de jóvenes sin demasiada experiencia militar como lo eran aquellos dos.

—¿Revisaremos puerta por puerta…? —Preguntó claramente nerviosa la kunoichi que seguía al albino a tal vez un metro de distancia.

El pasillo se notaba sumamente tranquilo, sin ruidos ni nada que lo perturbase hasta que el de Uzushio tuvo la brillante idea de abrir una puerta y comprobar su interior…

Gritos y sonoros ruidos de látigos impactando contra carne se hicieron presentes por todo el pasillo logrando hacer que el rostro de la chica se pusiera tan rojo como su propio cabello.

~¿Cuero…? ¿Y esas cosas raras que eran…? ~Se cuestionó a si misma mientras lentamente se iba sentando usando la pared como soporte para su espalda y flexionaba las piernas lo más posible para refugiar su rostro entre ellas.

—Vámonos… —Dijo la pelirroja en un tono lo suficientemente bajo para que su voz no fuese escuchada por prácticamente nadie más que ella.

—¿Estás segura…? —Fue la única respuesta que consiguió, aunque no se esperaba que fuese de su propia madre.



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