Erase una vez en el País del Viento - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Base de datos del rol (https://ninjaworld.es/foro-base-de-datos-del-rol) +--- Foro: Historia, acontecimientos y ambientación (https://ninjaworld.es/foro-historia-acontecimientos-y-ambientacion) +---- Foro: Tramas pre-reset 2017 (https://ninjaworld.es/foro-tramas-pre-reset-2017) +---- Tema: Erase una vez en el País del Viento (/tema-erase-una-vez-en-el-pais-del-viento) |
RE: Erase una vez en el País del Viento - King Roga - 24/07/2016 —Creo entender cómo te sientes. Es la misma sensación de impotencia que el propio Tatsuya sintió aquel día, la de no ser lo suficientemente fuerte para hacer las cosas, el dolor de ver como la gente moría delante de él así sin más. Quizás la diferencia estaba en lo que ocurrió al volver a la vida. Sin embargo sabía que no todos reaccionaban de la misma manera, lo único que podía intentar era compartir su visión de las cosas. —Hay varias cosas que te puedes plantear, o al menos eso fue lo que hice yo— Admitió. En ese momento Tatsuya miró a lo alto del monolito como si buscase un nombre. Esbozó una fina sonrisa, aunque su expresión era más de congoja que de alegría. —¿De verdad crees que la gente de aquí murió así sin más?— Inquirió sin quitar su vista de la piedra —Aquí murió un bandido, o mejor dicho un ex-bandido. Un hombre que incurrió en el mal pero que al final de cuentas terminó arrepintiéndose y decidió cambiar. Sin embargo, cuando el quizo empezar una nueva vida esta le fue arrebatada, me entristece pues yo lo conocí— Tenía los ojos un poco llorosos —Aquí hay miles de historias, talvez no sean grandes aventuras, pero que representan mucho para quienes las recuerdan, así como yo recuerdo a ese bandido, así recuerda la gente a sus seres queridos. Cada quién es el héroe de su propia vida. Con el tiempo Tatsuya llegó a pensar que las acciones pequeñas no son diferentes de las grandes, ambas valen por igual y no se debe menospreciar el recuerdo de nadie. El pelinegro se frotó los ojos y miró al Ishimura. —Ahora bien... ¿De verdad crees que los ninjas estamos para pelear y morir por la causa?— Durante mucho tiempo, el mismo habría dicho que sí, pero eso había cambiado —Se nos enseña a no temerle, a que está bien lo que nos pase si logramos cumplir la meta. Con todo respeto, es un mal chiste. Aquel día se nos dió la oprtunidad de comenzar de cero, desde entonces juré que no me iba a morir de una forma tan estúpida. No se trata de morir por los sueños o por lo que amas, si de verdad amas algo vivirás para protegerlo, si de verdad deseas algo vivirás hasta conseguirlo— El Takanashi en ese momento apretó con fuerza la empuñadura de su espada. —Me prometí que de ahora en adelante haría lo que estuviera en mis manos, aunque yo no tenga el poder de otros, hay cosas que aunque pequeñas estaré feliz de hacer si con eso logro ayudar en algo— Tatsuya se mostraba mucho más decidido —No te culpes por estar vivo, alégrate de estarlo, vive por quienes ya no están. Así mismo no te mortifiques por lo que no hiciste, piensa en lo que puedes hacer. »Vive tu vida de manera que no te arrepientas a la hora de tu muerte. RE: Erase una vez en el País del Viento - Hanamura Kazuma - 26/07/2016 El joven de ojos grises no compartía, ni entendía por completo, la corriente de razonamiento de su compañero. Aun así, escuchaba con aprecio y atención aquellas sólidas palabras que parecían nativas de su corazón. Quizás fuera por el respeto que le tenía, pero sentía que aquellos pensamientos expresados eran algo valioso que le gustaría conservar en su memoria, pues eran como una balada que exponía la personalidad del aquel joven de Takigakure. «Creo que somos tan diferentes por dentro como por fuera.» Suspiro con tranquilidad y su expresión se acercó un poco más a lo que era habitualmente. —Si… Algo similar me dijeron mis superiores en la aldea, pero indudablemente me pareció que solo era la postura de quien sobrevivió y se lava el alma con palabras nobles y bonitas. »Creo que los habitantes de esta ciudad no buscaban ser llamados héroes o mártires. Yo también conocía a personas que para bien o para mal jamás olvidaré —fragmentos de imágenes y voces pasaron fugazmente por su mente—. Estaban bien… Al menos hasta que llegamos los ninjas con nuestros problemas y convertimos todo lo que poseían, eran y conocían en un recuerdo que ha nadie da consuelo. Miro al suelo y con su zapato removió un poco la superficie que yacía bajos sus pies. Puede que fuera algo solo mental, o que realmente fuese una secuela de lo ocurrido, pero aun después de tanto tiempo podía seguir percibiendo aquel particular olor a quemado. No era como las cenizas de un incendio, era como si el sol hubiese bajado y calcinado la tierra durante un instante que permanecería marcado eternamente en aquella tierra. —Ya sé lo que me molesta —fue leve, casi imperceptible, pero un poco de ira se expandió en su voz—. Esto no fue un desastre natural, fue fruto del juego político que las tres aldeas ninjas tenían entre sí. Un torneo que solamente era una cortina de humo para un crisis militar. Una guerra fría tras bastidores donde todos tenían un cuchillo apuntando al cuello de quien yacía a su lado. Pero nadie estaba ni remotamente preparado para la aparición de un Bijuu y su contención, aun habiendo una supuesta Jinchuriki participando en el torneo… En retrospectiva, fuimos muy estúpidos y arrogantes. »Dicen que la única cura para la arrogancia y la estupidez es la muerte… Parece que nos hemos curado de ambas, aquello que nos cegaba —ahora formaban tratados de paz y acuerdos de cooperación que hacía tiempo se presentaban como inconcebibles—, y solo se necesitaron las vidas de miles de personas para ello. Aquella última frase, llena de sarcasmo, culpa y enojo, representaba lo que pensaba sobre lo ocurrido. RE: Erase una vez en el País del Viento - King Roga - 26/07/2016 Al escuchar la respuesta de su amigo el Takanashi sintió amargura en la boca, principalmente porque le recordó la discusión que tuvo con su padre cuando le obligó a ir al torneo. Desde un principio el pelinegro estaba consciente de la tapadera que implicaba el evento, pero al final terminó siendo arrastrado en medio de todo, aunque no todo fue malo. —Lejos de ser una cura es un pretexto. La gente está unida ahora pero porque le tienen miedo a algo, pero en cuanto pase la amenaza volveremos a caer en lo mismo— Lo afirmó con tono neutro, era algo que simplemente daba por hecho y ya —Es más, ni siquiera eso. Para muestra mi país, con todo y lo ocurrido aún siguen peleando con la gente del Bosque. En ese momento se cruzó de brazos, cerró los ojos y negó con la cabeza mientras soltaba un profundo suspiro. Parpadeó lentamente y volteó la cabeza hacia atrás, buscando con su mirada los lindes del valle. Kazuma tenía buena parte de razón, pero Tatsuya no tenia tiempo para preocuparse por esas cosas, no, tenía otros dilemas que solucionar. —Lo peor del asunto es que mientras las tres aldeas jugaban a la guerra psicológica existía un cuarto que se estaba riendo de nosotros— En ese momento varias cosas pasaron por su cabeza, detalles que había pasado por alto. Tatsuya ladeó la cabeza buscando los ojos grises del Ishimura, no le había dicho esa información a nadie más que no fuera de Taki, pero el peliblanco era un amigo en quién confiar. No sabía ni siquiera porque lo ocultaba, sin embargo tras su última frase como mínimo debía explicarle lo que sabía. —Tal y como dices no fue algo natural, sin embargo alguien se está aprovechando de nuestra ignorancia. Para no dar tanto rodeo lo resumiré: Hay alguien que parece tener interés en los bijuu, está operando tras bambalinas y tenía espías infiltrados el día del ataque— Mostraba total seguridad al hablar —Sonará poco creíble, pero es la verdad. En mi posición actual no estoy en condición de hacer averiguaciones, primero debo ocuparme de otros asuntos— Remató. En parte eso era lo que le ayudaba a mantenerse estoico, tener que centrarse en sus objetivos en vez de andarse lamentando. RE: Erase una vez en el País del Viento - Hanamura Kazuma - 29/07/2016 El de joven de Takigakure se mostraba, en cierta medida, de acuerdo con lo dicho por su interlocutor. No era algo sorprendente, pues aunque pudiera haber infinitos puntos de vista y opiniones, la realidad que todos vivieron y padecieron fue la misma. —Tal y como dices no fue algo natural, sin embargo alguien se está aprovechando de nuestra ignorancia. Para no dar tanto rodeo lo resumiré: Hay alguien que parece tener interés en los bijuu, está operando tras bambalinas y tenía espías infiltrados el día del ataque —Mostraba total seguridad al hablar— Sonará poco creíble, pero es la verdad. En mi posición actual no estoy en condición de hacer averiguaciones, primero debo ocuparme de otros asuntos —Remató. «Eso es bastante grave…», pensó mientras encontraba la mirada de su amigo. —Tiene sentido: Los Bijuu, como pudimos comprobar en carne propia, son fuerzas más allá de lo comprensible por nosotros. Capaces de causar destrucción a una escala inimaginable —entendía las implicaciones que tendría aquello—. Es perturbador el pensar que alguien quiera utilizarlos para el mal. Más aterrador aún es que pueda hacerlo con semejante facilidad. Observo los alrededores y luego de un instante cerró los ojos. En su mente, una serie recuerdos basados en todos sus sentidos formaron un desfile que le hacía retroceder en el tiempo hasta el instante que cambió el mundo. Quiso imaginar qué sucedería si en lugar de uno solo, alguien tuviera el control sobre las nueve legendarias bestias con cola. La magnitud de la destrucción era demasiada para darle forma, incluso en su mente. —Esto podría ser el aviso de que se aproximan tiempos oscuros, Tatsuya. RE: Erase una vez en el País del Viento - King Roga - 30/07/2016 —Se supone que el Rikudo Sennin nos advirtió de un enemigo cuyo poder va más allá de cualquier otro, pero si todavía tenemos que lidiar con otros locos como el que quiere a los bijuu se va a complicar todo— Se cruzó de brazos al hablar —Creo que la gente se ha tomado todo esto de forma demasiado relajada. Aún así, tampoco sería bueno que las personas llegasen a una histeria colectiva por eso— Negó con la cabeza. Un enemigo que es capaz de distorsionar la realidad con tal de lograr su objetivo no es para tomar a la ligera, Tatsuya realmente se preocupaba por eso, había estado meditando sobre lo ocurrido desde hace tiempo aunque no como para martirizarse todos los días, solo trataba de tenerlo en mente. En adición, sabía que tenía que estar preparado, aunque él no fuese alguien excepcionalmente fuerte se veía en la obligación de ayudar por poco que fuera. "En la guerra no importa si quieres participar o no, la calamidad puede alcanzarte cuando menos te lo esperes" A su forma de ver, no necesariamente tuvieron que ser los Dojos del Combatiente, cualquier otro sitio pudo haber sido víctima del bijuu. Le molestaba también que la gente olvidase lo ocurrido en Kusagakure, le parecía hipócrita la actitud de muchos al ver como muchos que se dolían por los Dojos pasasen por alto que la Aldea de la Hierba también fue víctima de un bijuu. En todo caso su trabajo era estar alerta si algo así se volvía a repetir. —Se me hace un poco triste tener que escarbar en cosas tan negativas justo ahora que nos hemos reencontrado, lamento no haber podido sacar algo mejor para dialogar— Sonrió un poco apenado —Creo además que ya es hora de que vaya de regreso a la estación, debo tomar un tren rumbo al País del Viento. RE: Erase una vez en el País del Viento - Hanamura Kazuma - 3/08/2016 —Se me hace un poco triste tener que escarbar en cosas tan negativas justo ahora que nos hemos reencontrado, lamento no haber podido sacar algo mejor para dialogar —Sonrió un poco apenado—. Creo además que ya es hora de que vaya de regreso a la estación, debo tomar un tren rumbo al País del Viento. —Creo que dado el momento y el lugar, era el tema de conversación más adecuado. —Después de todo, nadie visitaba un cementerio para ponerse a conversar sobre cosas triviales. Nadie que guardara un poco de respeto, claro. El joven de ojos grises observo el cielo por un segundo, recordando que él también tenía asuntos pendientes con aquel conocido de su maestro. «Será mejor que también concluya lo que vine a hacer.» Se plantó frente al enorme monolito y como por arte de magia, o acción de algún fuinjutsu, materializó un ramillete de tanpopos. Eran blancos como las nubes y tan ligeros y delicados como las mismas, cualidades típica de aquellas planta. Levantó su brazo con la voluminosa y vistosa carga hasta tenerlo por encima de su cabeza. Entonces, solo quedó el esperar por unos instantes. Las corrientes del valle le otorgaron una suave y cálida brisa primaveral que entonaba un murmullo tranquilizador. De él emano cierto regocijo al percibir como las delicadas semillas eran llevadas por el viento hacia algún lugar imposible de adivinar. «Son para ti, Haruka. Es mi forma de agradecerte… De recordarte.» Eran cientos y miles, aquellas semillas que flotaban sin rumbo fijo en un estado de libertad difícil de describir. Ver los aquenios danzando hacia el cielo le hizo pensar en cosas tales como; La fragilidad de la vida, el correr del tiempo, la inocencia y la liberación del ser. En cuanto la última de las semillas se alejó de él, bajo su brazo y dejó escapar un suspiro que, de alguna forma, le hizo sentirse más ligero y juicioso. Se giró hacia su amigo, en busca de conectar sus pensamientos con lo último que había dicho. »El País del Viento… —le parecía un destino un tanto extraño para un viaje de negocios—. Por lo que se; es un lugar árido y bastante hostil con quienes no van preparados. Aunque siento tú… Si te adaptas igual a como lo hiciste en aquel bosque, creo que no tendrás ningún problema. No quería quitarle más tiempo al Takanashi y deseaba cumplir con el compromiso que le había llevado a aquel sitio en primer lugar. Comenzó a caminar hacia el puente, continuando su vida y dejando atrás, al menos por el momento, aquella lápida y el recuerdo de lo que había sucedido. RE: Erase una vez en el País del Viento - King Roga - 4/08/2016 Al parecer su compañero creía que aquello era una conversación necesaria, hasta se podría decir que fue algo beneficioso pues los dos compartieron sus puntos de vista. Quizás pensaran de diferente forma, pero aún así cada quién sabía respetar la opinión del otro y eso era lo importante. Eran muy distintos, pero a pesar de ello lograban entenderse bastante bien. —Entiendo— Se limitó a decir. Pronto algo captó su atención, Kazuma hizo aparecer un ramo de dientes de león de la nada. El pelinegro se sorprendió ante el truco, pero más sorprendido se quedó cuando vió como las semillas eran llevadas por el viento hacia un destino desconocido. Aquello le dió una sensación extraña, aunque por la forma en que Kazuma se había plantado enfrente del monolito creyó entender lo que ocurría. "Así que tú también tienes alguien a quién recordar" Tatsuya sonrió con complicidad. Acto seguido el genin de Uzushio retomó la conversación, haciendo hincapié en el sitio que el de ojos dispares planeaba visitar. —¿Hmm?— No sabía muy bien a que se refería, pero intuyó que era por como se guió en aquel bosque —Ohhh, bueno, la verdad es que estoy acostumbrado a los ambientes boscosos, pero un desierto es algo totalmente diferente, no creo que se me haga fácil— Se permitió reir un poco mientras se dedicaba a caminar junto a su compañero. La gente iba y venía; Tatsuya los observaba pero también pensaba un poco sobre lo dicho por el peliblanco. —Debo decir que me siento mejor en los ambientes naturales, más que en las ciudades---- No era que le desagradasen las urbes, simplemente prefería lo otro. RE: Erase una vez en el País del Viento - Hanamura Kazuma - 5/08/2016 —¿Hmm? —No sabía muy bien a qué se refería, pero intuyó que era por cómo se guió en aquel bosque—. Ohhh, bueno, la verdad es que estoy acostumbrado a los ambientes boscosos, pero un desierto es algo totalmente diferente, no creo que se me haga fácil. —Se permitió reír un poco mientras se dedicaba a caminar junto a su compañero. —Ya veo —dijo, siguiendo la gracia de la situación, mientras caminaba—. Creo que es algo normal, no se puede estar preparado para todos los ambientes, menos cuando la vida de ninja y las circunstancias te llevan a lugares lejanos y extremos. Todos sentimos las naturales inclemencias cuando nos introducimos en ámbitos desconocidos. —Una última frase de la autoría de su maestro, que hacía referencia a los rigores físicos, mentales y espirituales. »A menos, claro, que seas como Gurirusu Kuma. Ese tipo es impresionante. —Se refería a un famoso escritor, aventurero y explorador que, según las historias, había estado en innumerables lugares tanto salvajes como hostiles y había sobrevivido a todos ellos solo, y con el mínimo de equipamiento. Kazuma había leído algunas de sus muchas publicaciones y terminó desarrollado cierto respeto por la forma de vivir de aquel sujeto. «Ahora que lo pienso… No tiene ningún libro sobre cómo manejarse en la jungla urbana y mucho menos uno que cuente como sobrevivió en el Kinoko no Mori.» —Debo decir que me siento mejor en los ambientes naturales, más que en las ciudades. —No era que le desagradasen las urbes, simplemente prefería lo otro. —¿En serio? —Kazuma le sonrió a la vez que mantenía una mirada un poco incrédula—. ¿Prefieres estar en las oscuras y calurosas entrañas del bosque de hongos que en una plaza de la ciudad? —No pudo evitar reírse con sobriedad al término de su pregunta. RE: Erase una vez en el País del Viento - King Roga - 6/08/2016 Por muchas vueltas que le diera el Takanashi simplemente no se veía en el desierto, de hecho no estaba muy seguro de como se las iba a apañar en tal lugar. El Ishimura hizo referencia a algún aventurero, pero el Takanashi a pesar de haber viajado por buena parte del mapa jamás se había visto en medio de un ambiente extraño. Además, el peliblanco no parecía estar convencido del todo sobre lo dicho por el de ojos dispares. —Eto... Bueno, quitando lo de lo oscuro no era tan mal lugar, digo, era cálido y hasta bonito— Río un poco. Hubo muchos factores que no le hicieron apreciar en todo su esplendor el Bosque de los Hongos en aquella ocasión, entre los depredadores y la amenaza biólogica no podía turistear a gusto. A pesar de que juró nunca volver a poner un pie en ese lugar, talvez algún día cambiase de opinión. —Digo, una vez visité la capital de la Espiral, Yamiria. Debo decir que todos esos comercios y negocios me hicieron sentir un poco perdido. Ya estaban saliendo de la otrora ciudad conocida como los Dojos del Combatiente, el tiempo se va volando muy rápido cuando disfrutas de una charla y en este caso el Takanashi había estado feliz de platicar con él. La aglomeración de gente indicaba que ya estaban cerca de la estación. —¿Tú también tomarás algún tren?— No sabía ni siquiera a donde iba el Ishimura. RE: Erase una vez en el País del Viento - Hanamura Kazuma - 6/08/2016 —Eto... Bueno, quitando lo de lo oscuro no era tan mal lugar, digo, era cálido y hasta bonito. —Río un poco. —Sí, de una manera un tanto brutal y peligrosa. —Añadió, una vez más, su risa a la conversación. Sin duda, el Bosque de Hongos era un lugar tan increíble como peligroso. El de ojos grises no había quedado con ningún resentimiento hacia el sitio, pero había jurado que la próxima vez que fuera seria más fuerte y estaría preparado para lo que pudiese presentarse. Aunque… Era consciente de que difícilmente podría estar preparado si sucedían tantas cosas oscuras y bizarras como en la pasada visita. —¿Tú también tomarás algún tren? —No sabía ni siquiera a donde iba el Ishimura. Se encontraban al inicio del puente que llevaba al monumento. Aquel recorrido era bastante largo, pero se completaba rápidamente si se tenía a alguien con quien conversar a gusto. El joven de blanca cabellera observo con atención el valle, como si aquello fuera a darle una pista de lo que tendría que hacer a continuación. —No… No lo creo —se mostraba un poco dudoso—. Tengo que buscar a cierta persona y entregarle algo, un encargo de mi maestro. Según la dirección, vive en una de las muchas construcciones en las laderas del valle. Kazuma tenía dudas porque conocía la usual naturaleza de los encargos de su viejo mentor. Siempre le enviaba a tratar con gente sumamente problemática. Con aquello deberes, las cosas jamás eran simples y siempre resultaban impredecibles. Tomo de su bolsillo un papel y en él leyó la dirección exacta de la casa que debía visitar, mientras de manera cansada, pensaba en todos los problemas con los que tendría que lidiar. —Parece que aquí se separan nuestros caminos, Tatsuya. —dijo, con voz neutra mientras recordaba que su amigo tenía un tren que tomar y que no podría acompañarle. Parecía una despedida un poco pronta e inoportuna para tan inesperado y agradable encuentro, pero como bien dicen: Los caminos que se separan hoy, puede que mañana vuelvan a encontrarse. En el caso de ambos, puede que fuera más pronto de lo que pensaban. RE: Erase una vez en el País del Viento - King Roga - 7/08/2016 —Tienes razón, el tiempo se fue volando muy rápido, pero me alegra que hayamos podido vernos— Sonrió. Se sentía extraño al despedirse —Pues entonces debo seguir a mi destino, hasta pronto— Reverenció y luego caminaría hasta la estación. A pesar del adiós no lo sentía como tal... Estando ya en línea de espera se dió cuenta de que mucha gente cargaba maletas de aquí para allá mientras él prácticamente no llevaba más equipaje que lo que llevaba puesto encima, no se había percatado de ello antes y al darse cuenta se sintió como un bicho raro. Al abordar ya tenía reservado un vagón de primera clase, pues había estado tomando el mismo tren desde que partió para evitar retrasos. El resto del viaje transcurriría con normalidad y quizás con algo de monotonía, los paísajes pasaban dibujados en la ventana y el Takanashi suspiraba mientras sus ojos se posaban en el cristal sin mirar nada en específico. Uno de los camareros del tren entró para llevarle un refrigerio y saludarle. —¿Bonito día verdad?— Parecía entusiasmado por platicar —Últimamente hay muchas personas que van al País del Viento— Comentó mientras servía. —Es verdad...— Ahora que lo pensaba era raro que tanta gente quisiera ir a un lugar tan inhóspito —... ¿A que se deberá?— Decidió seguirle el hilo al azafate. —Hay algunos rumores al respecto— Hablaba como si fuera un secreto de estado —Dicen que hace una decáda hubo una lluvia de meteoritos en alguna parte del desierto y lo más sorprendente, recientemente ¡alguien encontró un yacimiento de platino en el área de impacto! El Takanashi alzó una ceja, aquello confirmaba sus sospechas. "Así que lo de la lluvia de estrellas era verdad" Todo cuadraba: Una mina de metal precioso había provocado un éxodo de cientos de viajeros en busca de una fuente de riqueza desatando una "fiebre de platino". Quién sabe cuantos estaban interesados en buscar su pedacito de gloria, pero una peregrinación de ese calibre puede tener efectos adversos. —¿Usted también busca el platino?— Se notaba que no tenía pelos en la lengua a la hora de preguntar. —Sinceramente no... "...Yo busco algo más preciado" —Oh pues bueno, yo me retiro por ahora, con permiso— Dijo mientras salía de la habitación. El de ojos dispares buscaba un tesoro muy distinto al del resto de la gente, además de que había cierto hombre con quién debía reunirse. No podía quedarse quieto al escuchar de un misterioso herrero que vivía en alguna parte del desierto, se dice que poseía unos poderes extraños con los cuales era capaz de forjar espadas con sus propias manos sin tener que usar fuego ni ninguna otra herramienta. A pesar de que sonaba más a fantasía que a realidad la idea le resultaba muy interesante y decidió ir a verlo personalmente. Tenía la esperanza de que le ayudara a solucionar la reciente crisis en la que se había metido. *** Al despertar a la mañana siguiente vió como el paisaje había cambiado radicalmente, no había rastros de árboles ni de lago, ahora todo era un páramo de rocas y arena. Pero había algo que estaba mal, el tren estaba detenido y rápidamente salió a indagar que había ocurrido. No era el único intrigado, muchos pasajeros se bajaron para ver que pasaba y resultaba que habían tenido un problema con la caldera de la locomotora. Tardarían un par de horas en arreglarlo, pero igual no es como si él hubiera tenido mucha prisa, era solo que no tenía forma de matar el aburriemiento. RE: Erase una vez en el País del Viento - Hanamura Kazuma - 7/08/2016 —Tienes razón, el tiempo se fue volando muy rápido, pero me alegra que hayamos podido vernos —Sonrió. Se sentía extraño al despedirse—. Pues entonces debo seguir a mi destino, hasta pronto. —Reverenció y luego caminaría hasta la estación. —Tan formal como siempre… —Dijo en voz baja, mientras comenzaba a caminar en dirección contraria. No le tomo mucho el llegar hasta el lugar que indicaba la dirección en el papel. Se trataba de un edificio de dos pisos de altura y de un ancho considerable. Se detuvo en la entrada, en donde se podía escuchar el golpear de los martillos y el cortar de las sierras. Daba la impresión de que se trataba de una especie de taller. «Acabemos con esto.» Dio tres sonoros golpes en la puerta, y esperó a que esta se abriera, mostrando a un sujeto alto y robusto, vestido con gruesos guantes y delantal. Aquel hombre se encargaría de guiarlo hasta el interior de la edificación, lugar donde debía estar el encargado de la misma. Después de recorrer unos cuantos pasillos, llegaron a lo que parecía ser tanto una gran oficina, como una sala de descanso donde yacía una sola persona. —Saludos —le dijo una voz mientras su guía se retiraba—. Tú debes de ser el representante del señor Yoshiake. —Así es —confirmo él—. Y tú debes ser la intermediaria con la que debía reunirme. —Correcto —afirmó la mujer que se encontraba descansando en un gran y cómodo sofá, que también parecía ser su escritorio—. Adelante, siéntate y hablemos. El de ojos grises busco una silla y procedió a sentarse a unos dos metros por delante de donde se encontraba aquella señora. Era una mujer de cabellos gruesos y castaños, similar a la madera con la que trabajaban en aquel sitio. Era de ojos color granate y de sonrisa confiada, como la de quien sabe que es lo que hace en todo momento. Kazuma la observó con cuidado y le calculo no más de treinta años. —Me gustaría ir directo al grano —se aclaró la garganta—. Tengo el pago acordado para lo que he venido a buscar. —Sí, bueno… Las cosas se han complicado un poco y aun no he conseguido mi parte del acuerdo. —Explícate, por favor. —La voz del Ishimura era serena, pero daba a entender que no estaba dispuesto a andar con rodeos. —Veras, no es mi culpa —se excuso—. Ya había quedado con aquel herrero en que me enviaría el prototipo y que luego se le pagaría con la cantidad acordada. El señor Yoshiake le había prometido un jugoso contrato si las primeras pruebas resultaban ser satisfactorias, pero el sujeto parece haberse echado para atrás. Según él, está siendo acosado por ciertas personas y no confía en enviar su “obra maestra” por tren, ya que los bandidos podrían robarla. —Entonces, es imposible que las envié… Pero, si sigue interesado en el trato, estará esperando a que alguien vaya buscar el encargo ¿no? —Es lo más probable, pero se presenta como algo difícil; El sujeto es una especie de artesano ermitaño que vive en las afueras de Inaka y el viaje parece ser más peligroso de lo que aparenta. Veras, no tengo personal capacitado como enviarle hasta tan lejos y yo no puedo desatender mi puesto de trabajo, por lo que contrate los servicios de un par de transportadores… Pero, al parecer, desaparecieron sin dejar rastro. —Ya veo por donde va todo el asunto —era algo típico en los encargos de su maestro—. Como dice mi maestro: “Si el agua no llega al pueblo, has de revisar qué es lo que obstruye el flujo del río”. —Si vas para aquel sitio, deberías de tener cuidado; El viaje es peligroso y parece que tu señor maestro no es el único que está interesado en poner sus manos sobre las artes de aquel sujeto y puede que el sujeto mismo no quiera vender su invento a nadie —se desperezó y dirigió una mirada felina hacia el peliblanco—. Como sea, mi asunto es que puedo hacer ahora que ya no te hace falta la ayuda de un intermediario. —Aún puedes ganarte el favor de mi maestro, si colaboras conmigo. —Bien —tenía una expresión de complicidad—. Soy una profesional. Dime, ¿Qué necesitas? Además de una nueva corbata. El joven de cabellos blancos bajo su mirada y pudo apreciar que su prenda colgaba de un pequeño hilo «Ese Tatsuya… Estuvo más cerca de lo que pensé.» —Necesito toda la información de la que dispongas, el libre uso de tus contactos y un tren que me lleve a Kuni no Kase hoy mismo. —Exigió mientras se arrancaba el corbatín roto. RE: Erase una vez en el País del Viento - King Roga - 9/08/2016 "Esto es tedioso" Había transcurrido una hora ya y el personal del tren no lograba arreglar la caldera. La gente se estaba desesperando, no sólo por la tardanza sino por el temor de quedarse varados en medio de la gigante caja de arena, era el peor lugar para ello. A diferencia de los bosques y ciudades ahí no había nada que pudieran usar para ayudarse. El Takanashi por su parte no podía hacer nada para ayudar, ya se había resignado a eso y suspiraba mientras esperaba en su vagón; una vez más el camarero entró llevando el almuerzo y de nuevo parecía tener ganas de platicar. —Lamento mucho los incovenientes, en nombre de todo el personal le pido disculpa por el retraso— Dijo apenado. —No hay problema, es algo mecánico al final— Dijo quitándole importancia al asunto. —No es bueno que nos quedemos varados, talvez usted que es extranjero no lo sepa. Pero hay otros peligros de los que preocuparse. —¿Ah sí? ¿Cómo cuales?— Le daba mala espina aquel comentario. —Existen muchos bandidos en el desierto, desde que empezó a funcionar el sistema ferroviario surgieron bandas criminales que se dedican a asaltar trenes— Tomó la charola y la abrazó como si estuviera asustado —Van montados a caballo y se dedican a abordar los trenes por la fuerza, aunque por lo general solo atacan trenes de carga, raramente asaltan los de pasajeros. El de ojos dispares se puso a pensar, a pesar de ser un tren de pasajeros como decía el camarero estando estancados serían blanco fácil de los bandidos. No se veía en medio de semejante pelea, debía hacer algo, aunque sus conocimientos de maquinaria eran más que nulos no le haría daño preguntar. —¿Que hace falta para echar a andar el tren? —No sabemos exactamente, necesitamos un mecánico. Hay uno en la garita de control que hay unos kilómetros más adelante, justo en un cruce de cambio de vías, pero— Su rostro se ensombreció —Nadie quiere ir solo por miedo a ser víctima de los maleantes, es demasiado peligroso. —Pues están de suerte, las cosas peligrosas son de mi especialidad— Se levantó de su asiento y se paró firme ante el botones —Iré yo por el mecánico— Se ofreció. —¿¡Pero y los criminales!? —No traigo esto solo de adorno— Dijo mientras removía la tela de su capa para enseñar su bandana con el símbolo de Takigakure. Fue así como el espadachín decidió encaminarse al puesto control en busca del mecánico. A pesar de que el no conocía para nada sobre el desierto tenía la suerte de que solo necesitaba seguir las vías para llegar a su destino. El botones le dió una cantimplora con agua avisándole que la cuidase pues con el calor del sol la sed no se haría faltar. A partir de ahí lo que le deparaba era incierto. RE: Erase una vez en el País del Viento - Hanamura Kazuma - 18/08/2016 —Puedo ver el tren —aseguro mientras se levantaba—. Debió detenerse por algún inconveniente mecánico. »Vamos, chicos, hagan un último esfuerzo, debemos alcanzarlo antes de que arranque de nuevo. Kazuma se encontraba recorriendo las vías en una zorrilla, un ingenioso artefacto que podía desplazarse por los rieles y que funcionaba con dos palancas que eran accionadas por la fuerza humana. Por si solo no hubiese sido capaz de llevar tal aparato muy lejos, pero por fortuna, aquella intermediaria le había proporcionado todo la fuerza muscular que necesitaba. Quienes le mantenían en movimiento eran dos hombres, ambos trabajadores del taller. Eran bastante altos y musculosos, como quienes están acostumbrados a laborar utilizando la fuerza bruta. Aunque, tenían bastante pericia pues su movimiento rítmico y constante le habían hecho recorrer kilómetros de vía en una fracción del tiempo que les tomaría a dos personas normales. —Ya casi... En cuanto lleguemos, acoplaremos este artefacto al tren y abordaremos para tomar un descanso. El sol ardía con fuerza y ambos hombres comenzaron a dar signos de cansancio. Se podía ver que eran personas duras, pero el desierto podía ablandar a cualquiera. Sin embargo, se mantenían estoicos. Quizás por orgullo, al ver que el joven de cabellos blancos no se había quejado del calor en ningún momento, a pesar de que sus ropas se notaban sumamente incómodas para aquel clima árido. *** —¿Todo en orden? —Preguntó mientras mantenía su vista fija sobre el tren. —Al parecer tenemos algunos invitados inesperados. —Respondió aquel que iba llegando, a la vez que colocaba su caballo al lado. —¿Y que mas? —Desde aquella elevación se podía ver la totalidad del tren, pero poco más. —Los oteadores me han dicho que alguien ha salido en dirección a la siguiente estación, en busca de un mecánico, probablemente. Y al parecer alguien se aproxima al tren desde atrás en una zorrilla. —Solo tenemos que encargarnos y ya. —Sí, ya envié un grupo a cada extremo para que se encarguen de las alimañas. Sin ser conscientes del peligro que se cernía sobre ellos, Kazuma y Tatsuya continuaron con su camino. RE: Erase una vez en el País del Viento - King Roga - 27/08/2016 Tatsuya empezaba a sentir los efectos del sol, en la lejanía el horizonte se veía borroso por las ondas de calor mientras una pequeña lagartija se escabullía entre las piedras y la poca hierba desértica que apenas si lograba crecer en las orillas de las vías. Por suerte podía seguirlas, de no poder ya estaría perdido en aquella inmensa caja de arena. "Solo falta que unos buitres empiezen a volar en círculos sobre mi cabeza..." Había que ser muy positivo para bromear sobre eso, pero es que en medio de aquella escena lo último que necesitaba era desanimarse. Igual tampoco era para tanto, sacó la cantimplora y tomó un par de tragos con mucho cuidado a manera de evitar derramar una sola gota. Si por el fuera ya se la habría bebido toda, pero estaba consciente que lo mejor era guardarla para luego en caso de emergencia. Para su suerte entre las deformadas siluetas que había enfrente poco a poco se fue dibujando el contorno de lo que parecía ser un edificio. En efecto, era la garita de control que controlaba el cruce de vías justo al lado de un depósito. En ningún momento disimuló su alegría, el de la capa negra esbozó una sonrisa y apresuró el paso para llegar a su destino. Sin embargo no era el único que se dirigía a ese lugar, un relinchar seguido de el sonido del galope iban acompañados por una gran nube de polvo indicando así que un grupo grande se acercaba. "Ya había olvidado que no es bueno tentar al karma" No eran buitres, pero quizás eran algo peor. Suficiente tenía con la historia que le contó el camarero para saber que aquello sólo podría traer problemas. Podría imaginar que quizás eran viajeros perdidos o algo por el estilo, pero su suerte era tan mala que prefería mejor no hacerse ilusiones. El grupo se acercó y le rodeó, se reían y chiflaban mientras cabalgaban alrededor de él; algunos llevaban pañuelos en la cara, otros tantos llevaban un estilo de sombrero que se le hacía un tanto raro al Takanashi, aunque la indumentaria de los jinetes era lo que menos importaba. —¿Se les ofrece algo caballeros?— Parecía una pregunta ingenua aunque su rostro mostraba que estaba muy alerta. |