De nuestras cenizas - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: País del Agua (https://ninjaworld.es/foro-pais-del-agua) +--- Foro: Ciudad sumergida de la Niebla (https://ninjaworld.es/foro-ciudad-sumergida-de-la-niebla) +--- Tema: De nuestras cenizas (/tema-de-nuestras-cenizas) Páginas:
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RE: De nuestras cenizas - Ryūnosuke - 25/01/2020 Arriba, abajo. Arriba, abajo. Su pecho temblaba del esfuerzo, su único pulmón era como un bombín de bicicleta tratando de oxigenar un trasatlántico hinchable. No se trataba de voluntad, no se trataba de olvidar el dolor, aquella era una limitación tan grande como perder un brazo. De hecho, se estaba dando cuenta, el Gran Dragón hubiese preferido perder eso que el pulmón. Negándose a aceptarlo, embistió con fuerza. Su brazo se alargó hacia atrás, como si fuese a golpear con el puño al Hōzuki. Sus dedos índice y corazón se iluminaron, y en el último momento, el puñetazo se convirtió en un golpe al aire, de derecha a izquierda, que llevó consigo una ráfaga de viento que amenazó con cortar a Kaido en dos. RE: De nuestras cenizas - Umikiba Kaido - 26/01/2020 Puños fuertes. Piernas bien asentadas. Cuerpo ligeramente curvado para una evasión o un contraataque. Kaido repasaba todos sus movimientos como si se encontrase en la clase de primero de academia, dispuesto a sacar el mayor provecho de ese combate como la fuera posible. Y si quería aprender, si realmente deseaba obtener una enseñanza que le pudiese convertir en un mejor ninja, tenía que tratar de cruzar esa montaña maltrecha llamada Ryū en plena igualdad de condiciones. —¡Ven! El gyojin no se movió. Mantuvo su posición. Aferró sus pies al hielo con chakra. ¡Fuerte, fuerte! sus ojos inamovibles de la mole que avanzaba hacia él con furia asesina. ¡Valiente, valiente! y esperó, esperó hasta el último momento mientras que las mareas de su interior ya se habían empezado a mover desde el inicio de la arremetida, mientras su brazo izquierdo se retraía levemente y el derecho, jugueteaba en subterfugio en otros linderos de su cuerpo. Y es que ni siquiera se inmutó cuando comprendió que Ryū no acabaría su arremetida con un puñetazo sino que éste invocó la furia de fūjin para cortar a Kaido a la mitad. Él no tenía desde luego la resistencia de ese monstruo ni iba a poder soportar un tajo con la indiferencia de Ryū, pero lo cierto es que... un Hōzuki nunca ha de temer a ser cortado. ¡Fiusj! Kaido dio un paso fuerte impulsándose hacia el viento cortante, y atravesándolo; mientras su cuerpo se convertía en agua allí en donde debía haber vísceras y sangre. Y no sólo eso, sino que en el movimiento de avance ya había balanceado su brazo para que éste saliera despedido de su cuerpo, a nivel del hombro, como un cañón propulsado por el agua presurizada de su cuerpo y que viajó directo hacia el rostro de Ryū. RE: De nuestras cenizas - Ryūnosuke - 26/01/2020 Ryū apenas giró el rostro para recibir el impacto en su mejilla. Un auténtico cañonazo que impactó contra la muralla que era el Gran Dragón sin siquiera hacer mella, más allá de empaparle. —¿Hmm? —soltó, sorprendido. ¿Eso era todo? Un metro separaba a dragón y tiburón, y el primero aguardó al segundo, esperando que eso no fuese todo lo que tenía que ofrecer. RE: De nuestras cenizas - Umikiba Kaido - 26/01/2020 No, desde luego que eso no era todo. Sonrió ampliamente y... Kaido ejecutó el sello del tigre. El hielo bajo los pies de Ryū se vio de pronto abierto a bocarrajo por un poderoso torbellino que le impactó de forma ascendente, y cuyo movimiento en espiral tendría que retorcer su cuerpo hasta elevarlo, incluso. Ya se lo había dicho en el inicio del combate. No habría piedad alguna. RE: De nuestras cenizas - Ryūnosuke - 26/01/2020 Kaido sonrió ampliamente y… … y justo en el momento antes de entrelazar las manos, lo vio. La súbita transformación. Las pupilas rodeadas de un halo dorado. Los iris teñidos por el ocre. Los párpados y el contorno de los ojos de un amarillo anaranjado. Kaido formó el sello del Tigre, pero Ryū también, a una velocidad sustancialmente mayor. El Gran Dragón podía ser puro músculo, pero no le faltaba destreza. Todo pasó muy deprisa. De la boca de Ryū salió un dragón flamígero, que solo tuvo que recorrer un metro para impactar en el cuerpo del Hōzuki. Y, casi acto seguido, una bala subterránea perforó el hielo e impactó de lleno en el cuerpo del Gran Dragón, que salió volando varios metros hacia el cielo antes de caer sobre el hielo. Justo al lado de Cometruenos. —Hmm… Tenía la piel en carne viva. Le dolían los músculos. Le ardía el pulmón. Todo su cuerpo pedía tregua, enviando un mensaje alto y claro a su cerebro: para, para, para…Él les respondió levantándose. Él les respondió buscando con la mirada a Kaido. Él les respondió alzando de nuevo la guardia. Mientras le quedase una brizna de aire, no iba a parar. Nunca. RE: De nuestras cenizas - Umikiba Kaido - 26/01/2020 No podía hacer nada ya para evitar que su técnica transcurriera en el tiempo, así como tampoco pudo evitar que un miedo intrínseco recorriera su cuerpo al comprobar el cómo esas extrañas tonalidades que cubrían el rostro de Ryū, marcas que no eran sólo un detalle estético, sino que parecían traer consigo un poder inmenso —o así lo había demostrado en el Kaji Saiban—. aparecían en él. Y con ellas, el Dragón recuperó su esencia de manera tal que fue capaz, una vez más, de escupir fuego por sus fauces. Las técnicas impactaron en sus respectivas víctimas prácticamente al unísono. Su torbellino había elevado a Ryū en una fulgurante poder giratorio hasta dejarlo expedido en el aire, y haciéndolo caer por la gravedad como la haría una inmensa bola de plomo. Kaido, finalmente, sólo fue capaz de confiar en sus capacidades innatas y recibir el aliento del dragón como si fuera parte de él. Puso las manos en frente de las fauces del Dragón chino y gritó sin contemplación a medida de que su cuerpo iba asimilando el calor de la técnica y generando estelas de vapor a causa de la acelerada forma en la que actuaba el Suika. Cuando llegó la explosión, Umikiba Kaido explotó en cientos y cientos de gotas de agua que se desperdigaron por el hielo resquebrajado y que no buscaron unirse sino hasta pasados unos segundos, cuando las secuelas del Gōryūka hubiesen cesado. Vivo, pero sumamente herido y exhausto; el gyojin se formó a unos cuantos metros de su oponente. No hizo nada, porque no era capaz. No tenía aliento. Y aunque no tenía ni una herida, la conmoción estaba ahí, haciendo que los huesos le dolieran como si estos hubiesen sido calcinados. Kaido volvió a sonreír. —Eres una maldita bestia —soltó entre largas bocanadas de aire—. incluso en este estado, has logrado llevarme al límite. Si hubiera luchado contigo antes del Kaji... No hubiese tenido ninguna chance de ganar. Sencillamente, ninguna. RE: De nuestras cenizas - Ryūnosuke - 26/01/2020 Resollaba. Resollaba como un toro exhausto, arriba y abajo. Arriba y abajo. Su único pulmón no daba oxigenado tanto músculo y tanta energía. Tenía chakra de sobra, tanto como para lanzar tres torbellinos que arrasarían con todo el lago si quisiese, uno tras otro. Pero se sentía tan agotado que no podría moldear dicho chakra para convertirlo en viento y fuego. Era como un bijū en el cuerpo de un humano. ¿Cómo era posible? Él era el Gran Dragón. Él no conocía la debilidad, ni la derrota… Ni la derrota. —Yo… puedo… seguir —dijo entre bocanadas de aire, negándose a aceptar lo que su cuerpo le decía a gritos. RE: De nuestras cenizas - Umikiba Kaido - 27/01/2020 —No, no puedes. Y yo tampoco —admitió, apoyándose en el mango de nokomizuchi para ponerse de pie. Miró a Ryū y sonrió—. estás en negación, maestro. Y ese es el problema. Que hasta que no admitas que no estás al cien por cien, no podrás saber qué es lo que necesitas para volver llegar a la cima de tu Poder. »Sabes, yo no lo entendí hasta hace un par de semanas. No os conté nada porque me daba vergüenza admitir que esa cabrona me pateó el culo, literalmente. Pero bueno, es lo que es. No podría vencer a Amekoro Yui ni queriendo —dijo, sin ningún tipo de remordimiento. Sonreía como si fuese sólo un dato curioso y no una mancha en su record de victorias y derrotas—. estuve en Amegakure. O bueno, un clon. No estaba en mis planes aparecer allí, pero una de mis antiguas compañeras de Aldea estuvo en Coladragón mientras preparaba el cargamento de la fábrica de Guko y trató de llevarme con ella. Usó una técnica de teletransportación muy similar a la de Akame, pero eso ya es un cuento para otro momento —dio unos cuantos pasos para acercarse hasta el guerrero de ébano y continuó—. ella me miró, Ryū, y yo no pude moverme. No pude puto moverme. ¿Eso qué quiere decir? que aún no soy lo suficientemente fuerte. Que mi voluntad es quebrantable. Que mis sentidos no reaccionan lo suficientemente rápido. Que mi cuerpo no es tan duro como quisiera que fuese. —Necesito tu ayuda. Necesito que admitas que te falta un jodido pulmón y que nada va a ser igual sin él. Necesito que alcances tu cima, coño, y que me muestres el camino hasta ella. Sólo así podré moverme cuando ella me vuelva a ver. RE: De nuestras cenizas - Ryūnosuke - 28/01/2020 —Hmm. Ryū se quedó pensativo, con el ceño fruncido, mirando fijamente a Kaido. Pensando sobre lo que él creía que era un estado de negación. Sobre que no estaba al cien por cien. Y no, no era eso. Simplemente necesitaba más tiempo para recuperarse… … solo eso. Tiempo para habituarse a tener solo un pulmón. Tiempo para que este creciese, rellenando el vacío dejado por el otro. Tiempo para que sus músculos se habituasen de nuevo al movimiento, y al peso. Solo eso, se repitió, como un mantra. Pero Kaido tenía una curiosa revelación. Una que bien podía haber dicho antes. Uno de sus clones había estado en Amegakure no Sato, llevado por una técnica de teletransportación, y había estado frente a la Arashikage. Aún siendo tan solo un clon, ni tan siquiera había podido moverse. Se había quedado paralizado ante aquella mujer llamada Yui. —Ella me miró, Ryū, y yo no pude moverme. No pude puto moverme. ¿Eso qué quiere decir? Que aún no soy lo suficientemente fuerte. Que mi voluntad es quebrantable. Que mis sentidos no reaccionan lo suficientemente rápido. Que mi cuerpo no es tan duro como quisiera que fuese. Ryū avanzó hasta él y le miró con los ojos de alguien que no era humano, sino un monstruo. Un dragón. Los ojos de alguien que no entiende de palabras, ni de sentimientos, ni de discursos. Alguien que solo sabe distinguir una presa cuando la ve delante e hincar el diente. Por un momento, ese preciso momento, Kaido creyó ver en él al Ryū de antaño. —Si no eres lo suficientemente fuerte, deshazte de las cosas que te vuelven débil —dijo, y su voz, ronca y gutural, era la de alguien que había hecho honor a sus palabras. Hasta límites dantescos—. Si tu voluntad es quebrantable, destrózala hasta que ya no haya nada que quebrar. —Tomó a Cometruenos por el mango y la echó al hombro—. Si tus sentidos no reaccionan a tiempo, convierte al tiempo en una cuenta atrás. Una cuenta atrás variable, pero inevitable, de la muerte de tus enemigos. —Posó una mano en el hombro de Kaido, y el Hōzuki sintió el peso de dos montañas pellizcándole el trapecio—. Si tu cuerpo no es lo suficientemente duro, corta las partes blandas. Había hablado. Ese era el camino. —No importa que no lo entiendas del todo, Kaido. —Ryū se dio la vuelta y empezó a caminar de vuelta a Ryūgū-jō—. Pronto lo harás. RE: De nuestras cenizas - Umikiba Kaido - 28/01/2020 Y es que sólo hace falta creer para que algo que ansíes realmente acabe siendo verdad. Él lo sabía, Ryū, el verdadero Ryū, seguía ahí en algún lado. Solo hacía falta excavar entre la vergüenza y la ira para encontrarlo. Cuando el dragón le vio a los ojos, Kaido sonrió. Y lo hizo no porque entendiese a la perfección su discurso, o porque fuera capaz de percibir el verdadero mensaje oculto tras las finas líneas de sus palabras, pero algo le decía que aunque por más enigmático que fuese, las soluciones que le ofrecía su nuevo maestro tenían sentido. ¿Y qué sintió el Tiburón cuando las montañas peregrinas se postraron sobre su hombro? ¿que se hundía? no. Más bien le alzaban. Le mostraban el camino. Umikiba Kaido se dio vuelta y siguió física y espiritualmente los pasos de Ryū, el Gran Dragón. |