[+18] Tu capa, mis drogas - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Uzushiogakure (https://ninjaworld.es/foro-uzushiogakure) +--- Foro: Calles de la Aldea (https://ninjaworld.es/foro-calles-de-la-aldea) +--- Tema: [+18] Tu capa, mis drogas (/tema-18-tu-capa-mis-drogas) |
RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Uchiha Datsue - 20/10/2017 La presión. La humedad. El deseo irrefrenable. Simplemente, era demasiado para él. No pudo contenerse más. —¡Oh…! —se le escapó un gemido entrecortado, mientras sentía como su ser se iba abriendo paso en el interior de Noemi. Era más que agradable. Más que placentero. Era puro éxtasis. Puro delirio. Sus caderas empezaron a moverse de forma inconsciente, en un movimiento acompasado y comedido. Sentía la lujuria apoderándose de cada parte de su ser. Sus manos bajaron de nuevo, deslizándose por la piel de ella hasta asentarse en cada lado de sus caderas. Tenía una sensación indescriptible. Era como un náufrago perdido en la inmensidad del mar, que para saciar su sed, bebía del agua salada. Obviamente, tan solo conseguía deshidratarse más y acrecentar su avidez, pero loco por la desesperación, tan solo bebía más y más. A él le sucedía parecido. —Ah… Oh… Sus movimientos empezaron a acelerarse; su respiración, a entrecortarse. Flap, flap, flap. El cuerpo de Datsue abofeteando la ingle de Noemi con cada embestida. Con la inercia, los pantalones de Datsue bajaban más y más, hasta finalmente caer contra el suelo. Con cada embestida, la mesa crujía bajo ellos, quejándose como un anciano haría por semejante alboroto. Aspiró el aliento de ella, esta vez sin llegar a besarla, mientras sus gemidos iban aumentando en intensidad. —Oh… Oh… ¡Oh…! Sentía que todos sus músculos se tensaban. Se tensaban demasiado, como cuando estiras una goma hasta el punto en que crees que se romperá si tiras un milímetro más de ella. Recordó entonces su primera vez. Se lo llevaría a la tumba con él, pero había sido un fiasco total. Pese a que más tarde lo había compensado, la prontitud de su primera vez había resultado decepcionante, rayando lo vergonzoso. «Esta vez no…» Haciendo acopio de una fuerza de voluntad que no creía poseer, rebajó su movimiento hasta casi detenerlo. Entonces, aprovechando como excusa un cambio de posturas, respiró hondo para tratar de serenarse, mientras alzaba a Noemi por las nalgas y la llevaba en volandas, apartándola de la mesa y dejando que todo el peso de su cuerpo recayese sobre él. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Koko - 20/10/2017 La sensación que le provocaba Datsue al penetrarla era indescriptible. En ocasiones normales pensaría que aquello era imposible, que lo que el chico tenía entre las piernas no podría ingresar jamás en su interior y mucho menos alojarse en su interior en su totalidad. Pero luego de unas pocas embestidas lo había logrado, provocando que así también los testículos chocasen contra ella. Pronto la intimidad de la rubia comenzaría a empapar buena parte del sector pélvico del shinobi mientras que gemía, algo bajo para evitar despertar a su hermana, pero lo suficientemente fuerte para que aquel que tenía delante fuese testigo del placer que sentía. La Sakamoto poseía una mirada completamente perdida, no paraba de gemir y jadear mientras que sus pechos se mecían constantemente con cada embestida recibida. Pero pronto el contrario decidiría cambiar posturas, para la cual la tomó con firmeza de los glúteos para alzarla y prácticamente dejar que todo el peso de la chica hiciera el trabajo, que seguramente le resultaría más estimulante al ella caer con mayor fuerza. A medida que la intensidad aumentaba los músculos de la exkunoichi se tensaban y también estaba salivando de una forma excesiva, tanto que tenía que acallar jadeos para tragar seguido. Parecía ser que algo se aproximaba, una sensación que conocía muy bien pero no por los medios convencionales y… —El baño… Tengo que ir —dijo entrecortada en parte por lo agitada que estaba y por otro lado por lo que Datsue no paraba de hacerle. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Uchiha Datsue - 20/10/2017 La pausa apenas fue un pequeño alto al fuego, como cuando el capitán pide a su escuadrón que detengan el ataque para simplemente comprobar si los enemigos han sobrevivido al cúmulo de explosiones. Una tregua superflua, como todas las que se hacían en papel mojado. Un claro en la tempestad, breve y fugaz, que se veía roto por el primer trueno. Ahí empezaba la verdadera tormenta. Datsue no encontraba sitio que le dejase satisfecho. O eso, al menos, pensaría alguien que le estuviese observando en aquel momento. La silla. La encimera. La pared. El propio suelo… El Uchiha se movía, arrastrando a Noemi consigo, como un león enjaulado de un sitio a otro, sin permanecer en ninguno de ellos por mucho tiempo. Llegó un punto en el que su fuerza de voluntad dijo basta. Llegó un momento en el que, por mucho autocontrol que hubiese demostrado hasta entonces, simplemente se quería dejar llevar, como cuando el sueño es tan fuerte que eres hasta incapaz de permanecer con los ojos abiertos. Entonces… —El baño… Tengo que ir. «¿Qué?» ¿¡Tenía que ser justo en aquel preciso momento!? —Yo… No puedo… No puedo… —Apoyó una mano contra la pared, mientras sentía que las rodillas le temblaban. La otra todavía sujetaba a Noemi, manteniéndola en el aire contra él. Se le escapaban las fuerzas…—. Oh… ¡Oh…! Los músculos le ardían. Se tensaban. Tanto que se rompió. Estalló. Sus gemidos entrecortados dieron paso entonces a un murmullo apenas audible, mientras su cuerpo descendía lentamente junto con el de Noemi, hasta anclar las rodillas en el suelo, rendido. Respiraba con dificultad, con el corazón palpitándole en el pecho. Tenía el rostro enterrado en el cuello de ella, mientras seguía abrazándola. Había sido… Había sido... Había sido como alcanzar el cielo. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Koko - 20/10/2017 En cuanto la rubia soltó aquella petición, el Uchiha pareció entrar en pánico, pero entre movimientos e intentos por moverse siguió moviéndola sobre su intimidad, lo que significa que el estímulo perduró y las ganas de ir al baño de la chica aumentaban cada vez más, de una forma exagerada e incluso anti-natural si es que se lo preguntabas a ella. —Rápido —dijo casi suplicante. Poco a poco los músculos de la joven se fueron tensando hasta que terminó ocultando su rostro en el pecho ajeno, con las extremidades flexionadas en torno al cuerpo del shinobi. Hasta que lentamente fueron descendiendo hasta la altura del piso. A medida que aquello ocurría, la Sakamoto sentía algo ingresando a su cuerpo, algo sumamente cálido que logró estimularla un tanto más. Aquello provocó que la exkunoichi no se viese capaz de aguantarse, no iba a llegar al baño para lo que ella suponía era orinar y ya. En su lugar, al contraerse todos sus músculos al mismo tiempo, el interior de su intimidad terminó por estrujar a la del contrario con fuerza, casi parecía que no estaba dispuesta a dejar que Datsue saliera de allí, pero al cabo de unos segundos comenzaría a dilatarse, dejando en absoluta libertad al contrario. Aquello iba a afectarla, según ella, ya que no podía ver nada allí abajo por culpa de sus propios pechos y la postura en la que se encontraban, acababa de orinarse sobre el Uchiha. Por ello ahora se mostraba algo molesta y con ojos llorosos a pesar de haber sentido un placer inigualable. Algo que jamás se imaginó posible pero que definitivamente le había encantado. —Bueno… Ahora tengo que ir por otra cosa —le dijo algo apenada por lo sucedido. Tanto que no podía establecer contacto visual con el contrario. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Uchiha Datsue - 20/10/2017 Se encontraba sin fuerzas. Como si él fuese un globo y alguien le hubiese pinchado, deshaciéndose hasta quedar sin aire. Le entró somnolencia, modorra… Su cuerpo se había tensado demasiado y ahora necesitaba recuperarse. Las puntas de los mechones sueltos de Noemi le rozaban el pecho y le provocaban cosquillas. Estaba cabizbaja... —Bueno… Ahora tengo que ir por otra cosa. «¿Eh?» Colocó ambas palmas de sus manos sobre las mejillas de Noemi, haciéndole alzar la cabeza con delicadeza. Entonces fue cuando se dio cuenta que tenía los ojos llorosos. Se puso de pálido de golpe. ¡Pensaba que le estaba gustando! ¿Tan mal lo había hecho? ¿O es que le había dolido? Cientos de hipótesis asolaban ahora la mente del Uchiha, como avispas en una colmenta. No sabía qué pensar, y la duda le estaba matando. —¿E-estás bien? —preguntó, en un hilo de voz, visiblemente nervioso. Era una situación en la que nunca se había encontrado y se manejaba tan bien como lo haría un pez fuera del agua—. Pensaba que… Pensaba que... pensaba que te estaba gustando… —susurró, con voz afligida. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Koko - 21/10/2017 Si Datsue no se apuraba terminarían por hacer un desastre en el piso, pues la rubia no iba a poder retenerlo absolutamente todo en su interior por mucho tiempo. Pero él primero tenía que asegurarse de algo, para lo que la obligó primero a mirarle y la vio con los ojos llenos de lágrimas, lo que le dio que pensar que no le había agradado nada de lo hecho. —No es eso —le dijo volviendo a bajar la mirada, como si ahora pudiese llegar a ver algo—. Es que no pude aguantar —agregó llena de vergüenza y con tono sumamente tembloroso. Y es que orinarse sobre alguien era motivo de vergüenza, aunque Datsue no parecía enterado en lo más mínimo de lo que acababa de ocurrir, probablemente porque deducía que los fluidos que le habían empapado eran los suyos propios o tal vez mezclados con los primeros que salieron de la intimidad de la Sakamoto. —Supongo que tendremos que lavarnos, ¿no? —propuso suponiendo que al shinobi también le gustaría lavarse la pelvis. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Uchiha Datsue - 21/10/2017 Cuatro horas más tarde…
El pecho de Datsue subía y bajaba, de forma lenta, con cada respiración. Jugaba con un dedo con un mechón suelto de Noemi, que recostada sobre él, dormía apoyando la cabeza sobre su hombro. Era increíble lo mucho que se parecía aquella situación con la de meses atrás. Era casi idéntica. Ella, abrazándose a él, dormida. Él, dejándose abrazar, despierto. En ambas noches se oía el repiqueteo de la lluvia sobre el cristal de la ventana. En ambas noches, una luz iluminaba la habitación de cuando en cuando seguida del retumbar de un trueno. En ambas noches hacía frío. En ambas noches se daban mutuo calor. Pero no hacía falta poseer un sharingan para darse cuenta que había detalles que no coincidían. Primero estaban los más obvios. Noemi había perdido parte de una pierna y un brazo en el proceso. Tampoco estaban vestidos de la misma manera, más que nada porque en aquella ocasión no estaban vestidos en modo alguno. Luego, estaban los más sutiles. Noemi no estaba borracha, ni Datsue se había visto obligado a quedarse con ella. Datsue seguía sin dormir, pero eran por motivos diferentes. En uno, por su tremenda incomodidad. En otro, porque no quería. No quería, porque sabía muy bien lo que le deparaba si lo hacía. «Shukaku…» Eran algo más de las doce de la noche. No muy tarde, ciertamente, pero es que ambos habían quedado exhaustos. Tras su peculiar brega en la cocina, ambos jóvenes habían considerado a bien darse una rápida ducha en el cuarto de baño para quitarse el sudor. Al final la ducha se alargó mucho más de lo que hubiesen pensado… convirtiéndola de todo menos en rápida. Más tarde, viendo que Koko podría despertar en cualquier instante y que ninguno tenía unas particulares ganas de responder a preguntas incómodas, decidieron trasladarse a su casa. Total, solo cinco metros de pasillo separaba a ambos hogares. Su apartamento no estaba de lo más ordenado y limpio, cosa de la que se arrepintió nada más entrar al verle el rostro a Noemi, aunque luego no pareció importarle demasiado a ninguno de los dos. La gran mesa circular que el Uchiha usaba tanto como para comer como de escritorio era un caos de papeles. Tras su paso por allí, seguía siendo un caos… pero con menos papeles. Poco después, el Uchiha descubrió un defecto en el sofá que no se había dado cuenta hasta entonces. Una de las maderas que le atravesaban por dentro debía estar rota, porque empezó a hacer un crujido lastimero y rítmico mientras permanecieron allí. Los dos jóvenes siguieron explorando la casa como dos críos pequeños en busca de un tesoro. Era como si se hubiese abierto un nuevo mundo lleno de posibilidades ante ellos. Como si hubiesen estado vendados hasta entonces, y todo lo que creían que tenía solo una utilidad, tuviese en realidad muchas más. Pero aquel nuevo descubrimiento no solo se limitó a las distintas partes del hogar, sino que también exploraron los cuerpos del uno y el otro. Datsue en particular, en una ocasión, tomó el riesgo de abandonar el Monte de Venus para aventurarse en zonas más… prohibidas. Nunca se había alegrado tanto de haber hecho honor a su sobrenombre. Por eso, aunque era todavía medianamente temprano para lo que estaba acostumbrado últimamente, y pese a que había estado esforzándose por mantenerse despierto, finalmente la modorra se convirtió en somnolencia, y esta, como la barca que discurre de forma apacible por las aguas de un lago, transportó su consciencia al mundo onírico. Una risa escalofriante le dio la bienvenida. La pesadilla que tantas veces había sufrido se volvió a repetir como un bucle. Los Hermanos del Desierto mataban a Zoku. La bola de fuego se volvía después contra ellos. Ahora Datsue la devolvía de nuevo, pero el Uzukage ya no se encontraba allí, sino su padre. Luego su madre. Akame. Nabi. Eri. Plum… Noemi. El Uchiha se vio sorprendido. Semanas soñando siempre lo mismo, y de pronto un cambio. Como telón final, cerrando aquella obra macabra, Anzu. Siempre ella. Siempre murmurando las mismas palabras: «Traidor»
Más voces se unieron a ella, como en otro tiempo, en otra era, los farolillos de papel se iban uniendo a otros mientras la corriente del río del Árbol Sagrado los arrastraba en Año Nuevo. Las voces dejaron de acusar para empezar a tomarse la justicia por su cuenta. Le dejaban el cuerpo como un erizo de tantos shurikens, kunais y katanas que le clavaban. Le ahorcaban. Le arrancaban los miembros de cuajo. Le sacabann los ojos… «JIAAAAA, JIA, JIA, JIA» El cuerpo de Datsue dio una violenta sacudida al despertarse. Tenía el pecho empapado en sudor. El vientre. Las piernas. Tenía taquicardia y el rostro pálido. «Hijo de puta… Ni esta noche me dejarás tranquilo» RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Koko - 21/10/2017 Las últimas cuatro horas habían sido simplemente agotadoras, al nivel que Noemi no pudo mantenerse despierta por más tiempo y terminó recostada sobre el pecho de aquel que la había acompañado durante todo ese tiempo. Uchiha Datsue. Curioso que aquel encuentro tuviese tantas similitudes, pero con algunas ligeras diferencias que probablemente hacían de este encuentro algo bueno y que no llevaría a malas interpretaciones de ningún tipo. Por su parte, ella había quedado más que satisfecha con todo lo que hicieron, a pesar de que algunas cosas probablemente serían desaprobadas por su familia, pero no tenían por qué enterarse de nada de aquello, ni siquiera Koko, quien seguía durmiendo en el departamento de junto. Lamentablemente, algo ocurrió, una fuerte sacudida la hizo literalmente caerse de cabeza al piso. El shinobi se había levantado de golpe, ignorando que la rubia había estado plácidamente recostada sobre él y por ello terminó cayendo de la cama. No podía quedarse callada, así estuviese desnuda y hayan intimado hace relativamente poco, algo así tenía que tener consecuencias y por ello, sumamente enfadada se sentó en el piso —ignorando que estaba en absoluta evidencia— más que lista para echarle una buena bronca al contrario. —¿¡Qué mierda te p…!? —Antes de terminar la frase la exkunoichi pudo ver la expresión de terror en el shinobi, cosa que la dejó perpleja. Guardó silencio por un momento. Noemi no se veía enojada ya, pero si preocupada. Con bastante esfuerzo se las arregló para subirse una vez más a la cama y estrechar entre sus brazos al Uchiha, obligándole a aplastar el rostro entre sus generosos senos. No iba a decirle nada, no sabía lo que ocurrió y lo único que podía deducir era que se trataba de una pesadilla, pero en ocasiones así en las que uno no sabe lo que decir, es mejor callar. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Uchiha Datsue - 21/10/2017 También era mala suerte, pero así como las muchas casualidades y accidentes que les habían conducido hasta allí, el azar quiso volverse esta vez en su contra, y la violente sacudida que dio Datsue hicieron que la kunoichi cayese de la cama. La culpa era del Uchiha, por no haberlo previsto. Tendría que haber sugerido que fuese ella quién durmiese al lado de la pared, y no él. Despertar así no debería ser muy agradable, y la rabia en seguida tiñó el rostro de la exkunoichi. Sin embargo, algo debió ver, porque al instante cambió su semblante. Probablemente, el cuerpo sudoroso y pálido de Datsue, que denotaba la pesadilla que acababa de sufrir. Dígase una cosa de Sakamoto Noemi: tenía una manera de lo más curiosa de reconfortarle. Le abrazó, como hubiese hecho cualquiera para sosegar a alguien, pero a una altura… algo distinta. El Uchiha no se quejó. Tenía que admitir que era una sensación de lo más agradable. Una sensación de la que nunca creía fuese a cansarse. Además, estaba más que acostumbrado a despertarse en medio de aquellas pesadillas. El problema no era al despertar, el problema era el hecho en sí de despertar. De no poder tener un sueño reparador. De no poder conciliarlo por más de una hora. Sus manos se deslizaron por la espalda de Noemi hasta llegar a sus hombros, tirando suavemente de ellos y arrastrándola por su cuerpo hasta que los ojos de ambos quedaron a la misma altura. —No deberías darme ese tipo de… abrazos, ¿sabes? —esbozó un media sonrisa. Ya se encontraba mucho mejor, aunque tenía la piel de gallina por el sudor frío que perlaba todavía su piel—. No si quieres que te deje dormir por el resto de la noche. —dejó caer, mientras uno de sus dedos se deslizaba como una serpiente por la espalda de ella. Los cabellos de Noemi caían como cortinas doradas a cada lado de su rostro, separándolo del exterior y haciendo que su mundo se redujese al rostro de ella. «Dios… qué guapa es». Datsue había perdido la cuenta de las ocasiones que había pensado aquello a lo largo del día. —De hecho, mejor será que no duermas muy pegada a mí —añadió—. Tengo pesadillas desde hace semanas. Me voy a despertar así como mínimo diez veces más. —Eso, siendo muy generosos. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Koko - 22/10/2017 —Así que es habitual —dedujo rápidamente la rubia, permitiendo al contrario separarse ligeramente, pues la idea no era matarle por asfixia ni similares. Pronto Datsue pareció mucho mejor, como si hubiese tenido un despertar común y corriente, cosa que aliviaba en parte a la exkunoichi pero todavía estaba el hecho de que parecía ser que el chico llevaba su tiempo ya incapaz de dormir y no podía culparle. De cualquier manera, el Uchiha intentaba aparentar que todo estaba bien y la broma que soltó le sacó una pícara sonrisa a la rubia, quien arqueó ligeramente la espalda por las cosquillas que le provocó el roce de la mano del contrario con su espalda desnuda. —¿Sabes? Dicen por ahí que si estás excesivamente cansado puedes dormir sin llegar a soñar nada, como si tu cerebro se apagara —le dijo acercándose más y más hasta plantarle un candente beso en el que parecía dispuesta a devorarle el rostro al shinobi. Mientras aumentaba la intensidad del beso, la Sakamoto comenzó a girarse obligando al contrario a hacer lo mismo ya que le tenía aún abrazado. De esa manera pudo cambiar posiciones tumbando al Uchiha sobre el colchón y quedando ella sentada sobre él. —Hasta que uno de los dos no pueda más, ¿vale? —dijo antes de comenzar con aquello. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Uchiha Datsue - 23/10/2017 —¿Sabes? Dicen por ahí que si estás excesivamente cansado puedes dormir sin llegar a soñar nada, como si tu cerebro se apagara. El Uchiha esbozó una sonrisa. Seguramente Noemi no lo captase por la proximidad de sus rostros, pero era una sonrisa amarga. No, aquello ya lo había intentado. Por eso las últimas semanas había ganado en músculo. Se había ejercitado como nunca, buscando precisamente llevar a su cuerpo al estado de la extenuación. Pero no había funcionado. Y no había funcionado porque, aunque hubiese conseguido que su cerebro quedase tan agotado que ni un sueño produjese —cosa que ni siquiera sabía si era posible—, no hubiese tenido éxito en su objetivo. Y no lo hubiese tenido porque el responsable de aquellas pesadillas no era él, sino el Shukaku. Una bestia maligna que disfrutaba torturándole como un niño pequeño disfrutaría con su nuevo juguete. Pero Noemi le besó, cortando la respuesta que sus labios querían formar, y quitándole importancia a sus pensamientos. Entonces, ella le propuso un trato. Un trato de lo más curioso: —Hasta que uno de los dos no pueda más, ¿vale? El rostro de Datsue se iluminó, como cuando un primo —así era como llamaban los timadores a los incautos que se dejaban estafar fácilmente— caía en uno de sus fraudes. «Oh… No sabes lo que acabas de decir…» Y entonces… • • • —¿Nos vemos mañana entonces? —preguntó, tirando del obi del kimono de ella para pegarla a él. Pasaban las doce del mediodía. Por bastante. Se encontraban frente a la puerta del apartamento de Koko, aunque todavía no habían llamado a la puerta. El Uchiha, vestido con un pantalón de pijama, una camisa de tiras y unas zapatillas de andar por casa. Total, tan solo se había tenido que desplazar cinco metros desde su casa para llegar hasta allí. Por lo demás, al Uchiha se le veía bastante cansado. Tenía ojeras, y los ojos rojizos, característicos de no haber dormido casi nada. Por una vez, eso sí, el responsable no era Shukaku… … O al menos no el único. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Koko - 23/10/2017 A la mañana siguiente... Ninguno de los dos reaccionó. Eran más de las doce del mediodía, tal vez ya incluso eran las dos que apenas si se habían decidido a levantarse y hacer todo lo que debieran, entre ello, vestirse. Tarea para la cual Noemi tuvo que confíar una vez más en Datsue, pues por sí sola le hubiese tomado mucho tiempo más del habitual ponerse el kimono bien peor, atarse el obi justo en la espalda. Con algo más de ayuda de parte del Uchiha, la rubia llegó hasta el departamento de su hermana. La pecosa que la noche anterior se la había pasado tumbada bajo las sábanas. Cuando estaba a un simple gesto de lograr apoyarse contra la pared, algo tiró de su vestimenta obligándola a dar un pequeño saltito para retroceder y poder recostarse en el cuerpo del contrario. —¿Mañana? Más tarde mejor —le dijo coqueta. Aunque aquella expresión sugerente en su mirar se borró rápidamente al voltearse con la intención de besar a aquel detrás suyo. Aquellas ojeras tan marcadas habían sido por su culpa, o eso suponía ella que apenas si tenía unas marcas diminutas en comparación de las del chico. —Lamento lo de anoche, pensé que tal vez si te cansabas lo suficiente ibas a poder dormir —dijo algo apenada. Ya hubiese tocado la puerta, pero lamentablemente necesitaba de sus extremidades buenas para mantenerse en el lugar, y las malas no alcanzaban la puerta así que nuevamente dependía del shinobi que la acompañaba. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Uchiha Datsue - 23/10/2017 —¿Mañana? Más tarde mejor —dijo ella, poniendo a prueba su templanza. Sonrió nasalmente, e iba a corresponder el beso que ella parecía iba a darle tras darse la vuelta, pero entonces algo la detuvo. Probablemente, la cara que tenía Datsue. Debía de ser todo un poema. —Lamento lo de anoche, pensé que tal vez si te cansabas lo suficiente ibas a poder dormir. —Yo no lo lamento —dijo, lacónico, y tiró de ella para plantarle un beso. A veces, un gesto valía más que mil palabras. Entonces, dejó que su zurda escapase hacia… … la puerta, dando tres toques seguidos con los nudillos. Ciertamente, estaba muy cansado. Lo primero que iba a hacer al despedirse sería comer algo e ir directo a la cama. Una buena siesta, interrumpida tan solo por su próximo encuentro. O por el Shukaku, quien irremediablemente también acudiría a fasdiarle aquel breve descanso. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Koko - 23/10/2017 ¿Qué no lo lamentaba? ¡No había dormido nada por culpa de ella y su maldita idea! Pero antes de que la rubia pudiera decir nada, en ese preciso instante en que abrió la boca para protestar, Datsue la obligó a callarse con un beso, uno que le gustó demasiado, tal vez porque estaba dándole la espalda y era una postura un tanto sugerente. Pero lo importante era que mientras se besaban se pudo escuchar una serie de ruidos secos. Datsue había llamado a la puerta. Pero a Noemi pareció no importarle y siguió con aquel beso. Poco tiempo pasó para que la puerta se abriese lentamente, dejando ver del otro lado a una pecosa de aspecto cansado. Casi parecía no haber dormido nada al igual que el Uchiha, pero la realidad era que apenas si estaba despertando de un tremendamente largo sueño. La expresión de la Kageyama seguramente no era lo que se esperarían los otros dos, en lugar de mostrarse... Serena, tranquila como si nunca nada hubiese pasado, frunció el entrecejo y los miró fijamente. Había algo que no encajaba, y probablemente el beso tuviese algo que ver. —¿Qué me perdí? —Preguntó algo extrañada. Cualquiera llegaría a la conclusión de que no había leído la nota que le habían dejado. Y de paso, la Sakamoto parecía demasiado centrada en el beso como para prestarle atención a su hermana. RE: [+18] Tu capa, mis drogas - Uchiha Datsue - 23/10/2017 Datsue se dejó llevar, deslizando sus manos sobre el vientre de ella y apretándola contra él. Creyó que nunca se cansaría de besar aquellos labios. De saborearlos. De aspirar el aliento que desprendían. Se dejó llevar tanto que incluso había olvidado que acababa de llamar a la puerta. Se dejó llevar tanto que ni siquiera la oyó abrirse. —¿Qué me perdí? Su propia hermana pillándoles in fraganti y Noemi continuando el beso como si no estuviese allí. Demonios, aquella chica iba a conseguir volverle loco. Tuvo que hacer un tremendo esfuerzo para ser, esta vez él, quien interrumpiese el beso. Carraspeó al dirigir su mirada a Koko. —Pues… Resulta que… Y luego sucedió que… —Datsue iba haciendo gestos con la mano, como si quisiese indicar algo, pero sin aclarar nada en absoluto—. Solo para que después… Y entonces pues… En fin —terminó por decir, viendo que decir nada y lo que él estaba haciendo eran lo mismo, a pesar de que no parase de hablar—, que ya los detalles te los cuente tu hermana. Dio un último beso a Noemi, esta vez en la mejilla, para luego acercarse a su oído y susurrarle unas breves palabras. —No me hagas esperar demasiado… Dicho aquello, y tras asegurarse que Noemi no perdería el equilibrio tras soltarla, volvió a su casa, cerrando la puerta tras de sí. Pegó la espalda contra la pared y dejó que su cuerpo se deslizase hasta caer sentado. Debía comer, pero estaba tan cansado… … tan cansado que incluso podría dormirse allí en el suelo. Sus párpados fueron cerrándose poco a poco, mientras se hacía un ovillo. Sí… dormir en el suelo no era tan incómodo. Especialmente cuando estabas tan agotado que ya ni sentías nada. De fondo, una risa. Una risa que le daba la bienvenida… «JIAAAAA, JIA, JIA, JIA»
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