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[Cronología] Shokkou Riko - Versión para impresión

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[Cronología] Shokkou Riko - Riko - 8/05/2015

El comienzo
Era tarde, el cielo había oscurecido hacía tiempo y en la cueva un pequeño fuego era toda la iluminación. El fuego crepitaba en el pequeño habitáculo donde se encontraban todos los integrantes del pequeño grupo que había decidido dejar atrás la civilización para convivir con sus animales más venerados, las arañas. Bueno, todos no, el Sabio no se encontraba allí y nadie sabía por qué. Nadie conocía su nombre, todos le llamaban el Sabio, un anciano de larga barba blanca y cabeza con total ausencia de pelo.

De repente, y sin previo aviso, el anciano apareció en la sala aparentemente exaltado, se podía observar en él una mezcla de nervios y felicidad, todo en uno.

¿Qué sucede, Sabio? — Preguntó uno de los presentes al observar al hombre.

Y todos apoyaron la pregunta, levantándose de donde estaban sentados para acercarse al viejo y ayudarlo a tomar asiento en el centro de la pequeña sala, junto al fuego, y, después todos se colocaron al rededor suya, para escuchar lo que tenía que contarles.

Me han hablado... Después de tanto tiempo... ME HAN HABLADO — Dijo el hombre de larga barba blanca soltando una pequeña risa nerviosa al final.

Un murmullo general se levantó en el lugar, todos sabían a lo que el anciano se refería, pero ninguno terminaba de creérselo, después de tanto tiempo... ¿Era posible que...? Aún así nadie alzó la voz, esperando a que el Sabio decidiera continuar explicándose.

Las arañas, se han comunicado conmigo, llevamos mucho tiempo esperando este momento y por fin ha llegado, han decidido hablarnos sí... Y no solo eso... — Otra vez la misma risa nerviosa de antes, se veía lo emocionado que se encontraba.

¿Cómo que no solo eso? ¿Qué quiere decir? Por favor, explíquese Sabio.

El anciano levantó la mirada, y de nuevo, la misma risa nerviosa. — Está bien, ya me explico. Estaba yo caminando por las entrañas más profundas de la cueva, cuando, de repente, Kumomaru, la mismísima líder de las arañas se me presentó en persona...

Una exclamación de asombro recorrió todo el habitáculo, Kumomaru se había aparecido, nunca lo había hecho y, precisamente aquel día lo había hecho... Aquello que el Sabio tenía que contarles era sumamente importante si había sido la propia Kumomaru la que se había comunicado con él.

Y esto fue lo que me dijo. ''Mucho tiempo ha que nuestros linajes viven como uno solo, cooperamos para coexistir, y vivimos en paz desde nuestro acuerdo, y nosotras, las arañas, queremos ofreceros un pequeño obsequio por todo este tiempo... Dentro de 5 veranos, nacerá un niño, no, una araña, no, tampoco... Una mezcla de ambos, una criatura con cuerpo de humano, pero con habilidades de araña. Esta criatura será la prueba de gratitud de las arañas hacia los humanos. Pero claro... Ponemos ciertas condiciones... Al niño se le debe permitir ir a la Villa de Uzushiogakure, pues nosotras queremos que el poder de esta criatura sea reconocido, por lo que, nada más nacer, será enviado a la Villa, y criado por una familia de allí, ¿entendido?''

Todo quedó en silencio, un silencio de desconcierto, pero a la vez de asombro, ¿de verdad había dicho eso? ¿De verdad iban a cruzar sus linajes formando una criatura semejante?

Y... Usted que ha contestado, Sabio?

El anciano miró fijamente al muchacho que le había preguntado y, después posó sus ojos en todos y cada uno de los presentes en la sala, clavando la mirada de manera casi imperceptible en una pareja.

He aceptado.

El día esperado
No se oían más que los desgarrados gritos de una mujer, toda la cueva se inundaba de ellos cada vez que ella gritaba. Se encontraban en una sala, una sala bastante grande, en la que se encontraba todo el grupo de personas que habitaba el lugar y, además, también se encontraban allí tres arañas, Kumomaru, la líder, y sus dos consejeras.

La presencia de tanta gente se debía a la gran expectación que se había creado al rededor de aquel evento. Sí, en aquella ocasión, un simple parto era todo un evento en la vidas de personas y arañas que allí se encontraban. Tal y como había anunciado la líder de las arañas, tras 5 largos años de espera, una joven pareja iba a dar a luz a su primer hijo, el único niño que nacería aquel verano, por lo que sin lugar a dudas, tenía que ser él.

Las horas pasaban y el bebé parecía no querer abandonar su lugar en el vientre de la mujer, que continuaba chillando de dolor, haciendo todo lo que el Sabio la decía para ayudar al niño a salir. Pero nada, no parecía estar dispuesto a salir. Las horas seguían pasando y la mayoría se habían ido a descansar, en la sala tan solo quedaron, la mujer, su marido, el Sabio y Kumomaru, esperando pacientemente a que ocurriera el milagro.

De repente, los gritos de la mujer se vieron calmados, y fueron sustituidos por el llanto de un bebé. Al fin, al fin había tenido lugar, el nacimiento de tan esperada criatura, se había hecho esperar, pero ya estaba allí en los brazos del Sabio envuelto en unas mantas para protegerlo del frío.

Bien Sabio, espero que cumplas tu parte del trato. — Dijo Kumomaru, y acto seguido, abandonó el lugar.

La pareja estaba abrazada, ella tumbada en la cama, convaleciente del parto, y él de pie, junto a la cama.

Bueno, ¿cómo habéis decidido que se llamará el niño? — Preguntó el anciano con una nota de tristeza en su voz.

Ambos se miraron, y fue la madre la encargada de responder. — Se llama Riko... Espero que haya elegido una buena familia para él, Sabio, confío en usted... — Dijo la mujer con los ojos inundados en lágrimas, acababa de conocer a su hijo, y se lo quitaban.

Sí, no os preocupéis...

...

Aquella misma noche el anciano se presentó en las puertas de una enorme mansión situada en el interior de la Villa de Uzushiogakure y llamó con tres golpes secos en la puerta de madera que daba entrada a la casa.

¿Quién es a estas horas? — Inquirió de mal humor abriendo la puerta, pero su expresión cambió totalmente al reconocer la cara del anciano, que lo miraba sonriente.

Siento molestar... Pero he venido por lo que hablemos hace un par de años, ¿lo recuerdas? — Y tras decir esto, bajó la mirada, en dirección al bulto que sostenía con sus brazos.

El hombre asintió enérgicamente. — Sí claro, ¿cómo olvidarlo? Pasa, por favor, estás en tu casa.

Al entrar pudo observar la gran cantidad de lujo de la que vivían rodeados, la casa era enorme, con dos pisos, el primero en el que se encontraban las zonas comunes, sala de estar, cocina, comedor... Y en el segundo, las habitaciones y los baños. En la sala de estar había una gran puerta corredera que daba a un enorme jardín, con una fuente en el centro y gran cantidad de plantas muy bien cuidadas.

Vaya, veo que no me equivoqué con la decisión que tomé en su día... Toma Ryu, este será tu hijo, Riko, lo siento si tenías pensado otro nombre... Pero ha de llamarse Riko, ¿de acuerdo? ¿Dónde se encuentra Hina? — Dijo el anciano ofreciéndole a su invitado el niño que sostenía entre los brazos.

De... De acuerdo, Riko se llamará. — Dijo con una sonrisa mientras cogía al niño. — ¿Hina? Está durmiendo, no se encontraba muy bien hoy.

Ya veo... Bueno, me marcho ya Ryu, espero no arrepentirme de esto. — Y, sin mediar más palabra, se marchó.

No lo harás.

Shokkou Riko
Riko, un niño que se podría decir, había tenido mucha suerte, había nacido en una familia poderosa en la villa, todo el mundo les conocía, ¿cómo no conocer a uno de los mayores comerciantes? Así es, su padre, Shokkou Ryu se dedicaba al comercio de todo tipo de bienes, desde alimentos, pasando por armas y acabando por joyería. Era un negocio próspero y les proporcionaba una cantidad de dinero importante. Pero, tal y como decían sus padres, no todo lo da el dinero, Riko había tenido suerte de estar en una familia en la que sus padres le querían tanto. Su madre, Hina, estaba todo el día con él, se iban a jugar al parque, le compraba dulces y le colmaba de besos siempre que podía.

A la edad de tres años se manifestó en él un poder que nadie sabía de donde procedía, o, al menos, eso es lo que decían. Era capaz de formar telarañas, no telarañas normales, si no mucho más resistentes.

Cuando el joven fue capaz de controlar este poder, decidió que quería convertirse en un ninja, quería aprovechar esta extraña habilidad, y aprender a manejarlo completamente era la mejor manera de hacerlo.

Papá, ¡quiero convertirme en ninja!

Esta declaración de intenciones pilló completamente por sorpresa al hombre, pero era lo que esperaba que hiciera. — Claro hijo, cuando tengas edad de entrar a la academia, empezarás, ¿vale? — Dijo sonriendo, mostrando la alegría que le daba que el niño hubiera tenido tan claro lo que quería hacer.

¡Tomaaaaaa! ¡Seré el mejor ninja de todos papá, ya lo verás!



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