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[Unific] El fantasma gris se manifiesta - Hanamura Kazuma - 18/01/2016 El viaje que realizaron desde el país de la espiral fue largo e igualmente entretenido, gracias a la gran cantidad de bosques, ríos y ricos en el camino, pero ya estaba llegando a su fin. Por las vías de la pequeña pero pintoresca nación del fuego, transitaba una caravana formada por una treintena de personas, algunos carros y varios caballos. A pesar de los hombres en armadura que la rodeaban en formación, se trataba simplemente de una comitiva encargada de escoltar a un adinerado comerciante. «Me parece que atraemos muchas miradas.» —Aseguro Kazuma, al notar cómo la gente de los pueblos cercanos al camino les observaban. No era para menos, pues en el centro de aquella formación se trasladaba una inmensa carroza, tirada por seis fuertes caballo, tan ostentosa como sólo lo sería una caja de oro rodante. La única que el Ishimura viera tan opulenta, sería la que yacía guardada en el jardín de los cerezos y que pertenecía a la kage para su uso en ocasiones especiales. Y de alguna manera, sabía que el que fueran tan parecidas no era coincidencia. —Viejo… Recuérdame ¿por qué traemos un grupo tan grande a un viaje como este? —Esta es la mínima compañía que el señor Tensei lleva cuando sale del país. —Respondió rápidamente Naomi. —Ya veo… ¿Pero realmente era necesario un carruaje como este? Solo ha hecho que la marcha sea más larga y difícil. —a pesar de preguntar, sabía la respuesta. Si la Uzukage hacía acto de presencia, seguramente lo haría en su vehículo de lujo. Sabiendo esto, su maestro no querría pasar por menos y la igualaría en opulencia—. De verdad me cuesta entender esa competitividad que tiene con la kage. Sus ojos verdes grisáceos se clavaron en su joven alumno, y este decidió no acercarse al tema. No sabía qué pudo haber pasado entre Tensei y Shiona, pero le parecía natural que con la edad la gente se hiciera enemigos, y no conocía a nadie más viejo que su guardián o que su kage. —Ya estamos cerca de nuestro destino y de tu encuentro. Creí que te vería más nervioso, pero te noto calmado, casi aburrido y hasta conversador —inquirió con una sonrisa burlona—. Hablando de ausente… ¿Tu sensei no aceptó la invitación que le habías hecho? —No lo sé… Solo me asegure de que recibiera la invitación —miró al asiento que le habían preparado—. Quizás venga luego, cuando ya todo haya comenzado. —Espero así sea. Estoy seguro de que se encuentra tan interesada como yo en ver tu progreso. El motivo del viaje era un evento sin antecedentes conocidos por el peliblanco; un torneo de gran envergadura, donde se invitaba a algunos de los más resaltantes jóvenes ninjas de cada aldea oculta. Se podría decir que era el escenario para que la nueva generación mostrará su potencial. Los jóvenes recibieron las invitaciones que les daban derecho a llevar a tres acompañantes. El piel morena, optó por llevar a Naomi y a Tensei y habiéndose quedado con una vacante, decidió invitar a Shiori. —No estoy seguro de que tipo de expectativas tendrán respecto a mí… Pero tengo mis propios motivos para realizar este viaje, y no son impresionar o agradar a nadie —aseguró con mirada desafiante—. En todo caso solo me interesa el ponerme a prueba, encontrar mis límites y utilizar toda la experiencia adquirida para volverme más fuerte. —Me alegra saber que tiene una resolución tan clara, Kazuma-sama —aseguro ella. Por lo general detestaba el que su señor combatiera, principalmente porque siempre lo hacía arriesgando la vida en busca de un ideal inalcanzable, en ocasiones desafiando la ley misma—. Puede contar con todo mi apoyo y con que mis plegarias pedirán por su victoria. —Pero en esta ocasión lo hacía de manera competitiva y en busca de su crecimiento personal. Aquello la colmaba de satisfacción. Justo en aquel momento un hombre a caballo se acercó al carruaje que les llevaba, y les indico que ya se encontraban en su destino, un lugar conocido como los dojos de combate. Se trataba de un lugar bastante alejado, un valle oculto entre las montañas, donde se levantaba una hermosa e imponente ciudad de carácter muy tradicional. Famosa no solo por su estilo y arquitectura, sino también por ser una meca para los practicantes del combate, ya fuese con espadas o artes marciales. Al pasar por la entrada, el joven no pudo evitar sentirse maravillado por el atuendo de aquellos guerreros que vigilaban la entrada, y que también parecían ser usuarios de kenjutsu. —Parece un lugar bastante agradable —aseguro Kazuma, mientras sacaba la cabeza por la ventanilla—. No se… Tiene un ambiente casi místico, familiar. —Eso tiene sentido… Teniendo en cuenta que no es la primera vez que vienes que estas en este lugar… Es nostálgico, me recuerda cuando conocí a tu padre. En aquel entonces tendría tu edad. —¿De qué hablas viejo? —pregunto extrañado—. Mis padres jamás me trajeron a este lugar. —Jejeje. Ya lo entenderás muchacho —aseguró, con la certeza de que sabía algo que el joven ignoraba, como era costumbre—. Por cierto… Ya elegí el lugar donde nos quedaremos. Nos estableceremos en el pony de oro, el hotel más lujoso de la ciudad. —Yo paso… No creo poder prepararme en un lugar como aquel. No sé como es, pero si sé que tan extravagante puedes llegar a ser. —Ya me había imaginado tu negativa —dijo suspirando—. Por eso he hecho los arreglos necesarios para que seas recibido en un pequeño monasterio del valle, un lugar bastante bonito. Estoy seguro de que te resultara interesante. También he librado a Naomi de todos sus deberes para conmigo, esto con el fin de que pueda cuidar de ti. —Me parece genial lo del lugar tranquilo para prepararme, pero creo que puedo cuidarme por mí mismo —dijo, mostrándose tan joven como era—. Por lo que no necesito una niñera. —Sí que la necesitas, chico ¿Crees que no sé en qué clase de problemas te metes cuando no te están observando? Luchar con piratas, cazar bandidos. Naomi te acompañará para que no te metas en problemas. Después de todo es la única que puede hacerte entrar en razón —dijo, un poco molesto por no tener ese poder sobre su protegido—. De todas formas, tendré listas un par de habitaciones en el hotel, por si quieres ir o por si tu sensei hace acto de presencia. En cuanto estuvieron cerca de la ciudad tomaron caminos distintos. Kazuma y Naomi hacia el dichoso dojo y su tutor legal hacia la ciudad. A este último no le hubiese importado hacerles compañía, pero tenía asuntos pendientes y una imagen que cuidar, o quizás sólo fuese que no podía resistir la tentación de los grandes lujos. Luego de caminar por un camino difícil y montañoso, ambos jóvenes llegaron al lugar que buscaban. Se trataba de un sitio bastante peculiar; en medio de una hondonada, formada por las escarpadas paredes montañosas que le rodeaban, se levantaba una pequeña montaña de cúspide plana. En aquella área se encontraba una construcción de piedra y madera de aspecto antiguo, pero muy bien cuidado. La única entrada a aquel sitio era un puente de piedra que cruzaba un precipicio. —Puedo ver que le ha gustado, Kazuma-sama —dijo sonriendo, al ver la expresión del joven—. Mientras estemos en la ciudad podrá venir cuando quiera y pasar el tiempo que considere necesario. Estoy segura de que en este lugar podrá alcanzar su máximo físico, mental y espiritual. —Gracias, Naomi. No sé qué tan trascendental será todo este asunto, pero estoy seguro que luego de esto nada será igual para mí —aseguró—. Por ahora hagamos una breve visita antes de volver a la ciudad con el viejo. Con una sonrisa tenue y una melena ondeante, el joven se comenzó su andar mientras sentía en su ser como los vientos del cambio comenzaban a soplar. Luego de regresar a la ciudad los jóvenes se dispusieron a localizar el alojamiento de su maestro. Pero por mucho que buscaron no consiguieron el sitio indicado. Luego de caminar por cerca de un hora dieron con el motivo; Resultaba que el viejo hotel "El pony de oro" resultaba demasiado grande y extravagante para lo acostumbrado en aquel valle. Por lo que fue demolido y en aquella extensión de terreno se construyeron algunos hospedajes más pequeños y sencillos. Entre ellos estaba uno llamado "El pony dorado". —Este lugar parece mucho más acorde a nuestras necesidades ¿no te parece Naomi? —Preguntó él mientras permanecían de pie frente al hotel. —Si... Es bastante reservado —aseguro dudando un poco—. Pero debemos contactarnos con el maestro para que sepa donde estamos y evitar problemas. —Seguramente el viejo estará buscando un lugar más lujoso, pero estoy muy cansado como para arrojarme a la tarea de buscarle —dijo, tratando de lucir fatigado—. Además tu me estas acompañando, así que no hay problema del cual preocuparse... Vamos entremos antes que anochezca. La posada "El Pony Dorado" era un hotel cuya arquitectura era una muestra del estilo nippon tradicional. La edificación constaba de un solo nivel cubierto con tejas de un color gris oscuro y sostenido por paredes de roca de un gris más claro que el del techo. Las puertas que llevaban hacia la estancia principal eran las típicas corredizas de madera ligera. Al tratarse de un establecimiento de un único piso contaba con relativamente pocas habitaciones para la gran afluencia de visitantes en aquellos momentos, sin embargo contaba con los comodidades básicas; un restaurante con un menú sorprendentemente amplio y una zona de descanso y relajación bastante confortable. Las instalaciones reciben su nombre de una aclamada piscina en cuyos extremos yacen dos estatuas doradas de ponys, que hacen la veces de fuente de burbujas en cada ocasión que el agua comienza a circular. El hotel suele ser bastante solicitado por señores acaudalados, pero por causa del evento que transcurría en la ciudad, se encontraban al máximo de su capacidad y con pocas posibilidades de reservar aposentos para los visitantes. —Buenas ¿tiene alguna habitación disponible? —Preguntó Naomi a la recepcionista. —Buenas tardes señorita, ha llegado a tiempo pues se acaba de desocupar una —respondió con ensayada cortesía—. Por si le interesa; Aceptamos animales y la totalidad de nuestras habitaciones disponibles son de una cama matrimonial, sin embargo y si así lo solicita, podemos adaptar los dormitorios para hasta cuatro personas —le explicó cortésmente—. Entonces dígame ¿usted y su joven amante desean una pieza matrimonial? —Preguntó, llevándose una mano a la boca en gesto de complicidad. —Esto... No me atrevería... Digo, no es mi amante. —Tartamudeo Naomi que se encontraba roja a mas no poder. —Una habitaculo con dos camas individuales estara bien. —Respondió el Ishimura que lucía completamente calmado. Aquel lugar tenía las paredes pintadas con un bonito color crema mientras que el suelo estaba hecho de tatamis de color verde oscuro. Contaba con dos armarios hechos de caoba oscura. Las camas eran sencillas; una estructura hecha con las misma madera de los otros mueble, sosteniendo un juego de colchones, almohadas y edredones blancos. —Debo admitir que el ambiente es bastante cómodo. —Admitió mientras se lanzaba a la cama luego de colocar su espada en una mesita que se encontraba al lado de la cama. «Siento que todo está en su debido orden y que solo queda esperar el gran evento.» Mientras se dejaba arrastrar por el sueño, inconscientemente deslizó una mano hacia Bohimei, y un solo pensamiento compartido en forma de palabras susurrantes se hizo presente. —Puede que dentro de poco se manifieste el fantasma gris. —Puede que dentro de poco se manifieste el fantasma gris. —Puede que dentro de poco se manifieste el fantasma gris. |