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Donde las gaviotas lloran - Versión para impresión

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Donde las gaviotas lloran - Sasaki Reiji - 10/08/2016

Desde la posición del joven yamanaka, se podían ver las fuertes olas chocando contra la fría roca del cabo. El graznido de las gaviotas que buscaban comida por la zona parecía un llanto lastimero. A esas horas de la tarde y bajo la lluvia, no se veía ninguna persona desde la playa, aunque desde luego habría pescadores en los barcos que pescaban a lo lejos de la costa.

La verdad era que Reiji adoraba aquella soledad. El silencio, el llanto de las gaviotas, el ruido de las olas al chocar contra la roca. Y lo mejor de todo: nadie a quien tener que dirigirle la palabra. Por que eso era lo peor de estar con la gente y ser mudo al mismo tiempo. Siempre había un incomodo silencio cada vez que alguien le hablaba y reiji le respondía con gestos de la mano. La primera reacción era siempre ponerse a la defensiva, sobretodo cuando no sabían lo que era el lenguaje de signos y creían que iba a atacarlos con alguna técnica. Después simplemente se daban cuenta de que el joven era mudo y solo hablaba con gestos. Y entonces era cuando aparecía aquel silencio incomodo.

Y luego estaba la parte que no era tan silenciosa. Las bromas y las burlas. Había tenido que soportarlas casi a diario desde que había ingresado en la academia, y no solo de sus compañeros, si no de muchos otros alumnos, mas mayores e incluso mas pequeños. Por suerte había terminado la academia hacia relativamente poco, y ya no estaría obligado a ver a esas personas, aunque siendo de la misma villa tendría la mala suerte de cruzarselos por la calle algún día.

Por eso había decidido salir de viaje un tiempo. Un par de semanas, un mes entero quizás. Aun era joven y quería ver el resto del mundo. Aunque dados los últimos acontecimientos, el mundo no parecía un lugar muy seguro para visitar, sin embargo aun no había salido del país de la lluvia, y aquella playa solitaria ya le parecía un lugar mucho mejor que algunas de las calles de su villa.

"Ojala esta tranquilidad durara para siempre..."

Pensó el joven mientras la lluvia y el viento golpeaban suavemente su rostro...


RE: Donde las gaviotas lloran - King Roga - 10/08/2016

—Ahh, ahhhh, ¡CHU!

Ya llevaba un buen rato estornudando, el clima del País de la Tormenta era terrible, o al menos así le parecía a él. Por momentos hasta preferiría volver a la sequía del desierto, luego se acordaba del insoportable calor y se le pasaba. En última instancia lo que de verdad extrañaba era la verde calma del bosque en su tierra natal, se le hacía difícil tolerar otros terrenos y ahora para colmo propablemente iba a acabar resfriado.

—¿Me puedes decir porque vine a...?— Ladeó la cabeza buscando a alguien, pero sus palabras se cortaron al recordar que esta vez no lo acompañaba su guardaespaldas.

Era verdad, al igual que la vez que fue al País del Viento se sentía raro pues su leal sirviente no estaba a su lado. En esta ocasión su destino le hizo recorrer buena parte del trayecto en tren hasta Shinogi-To, sin embargo a partir de ese punto tuvo que enfrentarse directamente a las inclementes condiciones climáticas por el resto del camino. No sólo llevaba su capa de viaje, sino que había adquirido un kasa de paja para cubrirse la cabeza, pero aún así se le resultaba imposible acostumbrarse; suerte tenía que al llegar a Coladragón la lluvia era menos acentuada, persistía pero en menor medida.

Este viaje era algo especial, pues estaba buscando pistas del pasado, pistas que su familia quiso enterrar en otros tiempos. Su problema radicaba en que no sabía por donde empezar ni a quién recurrir, sacó un mapa de un morral que llevaba pero en aquel papel mojado ya no había nada más que garabatos ilegibles.

"¿No podían usar tinta a prueba de agua?"

Cualquiera esperaría que con las constantes lluvias ya habrían inventado cosas impermeables o algo así. Al final tendría que encontrar alguna señalización o simplemente pedir indicaciones. Caminaba por la costa, pero aquellas playas estaban igual de desoladas que un desierto, o al menos eso creía hasta que divisó a un muchacho cerca de la orilla.

—¿Hoolaa?— Intentó llamar su atención desde lo lejos.

El adolescente parecía estar concentrado en algo, se le hizo raro que estuviera en un lugar tan apartado y por eso trataría de irse con cuidado. Caminó hasta él trotando en la arena sin prestar mucha atención a lo demás.

—Disculpa— Reverenció con cadencia al saludar —Necesito algo de ayuda, no soy de por aquí y me he extraviado— Explicó.


RE: Donde las gaviotas lloran - Sasaki Reiji - 14/08/2016

Pero pedir calma en mitad de una tormenta era como pedirle a un grupo de niños de cinco años que se quedaran quietos y callados mas de un minuto. Imposible. El joven Yamanaka escucho una voz que saludaba a lo lejos. Ni se giro para ver quien era, si le saludaba por que le conocía, era una mala señal. Si le saludaba por que no lo conocía, también era una mala señal.

"Si lo ignoras no existe, si lo ignoras no existe..."

Pero por mas que se lo repitiera a si mismo una y otra vez, podía sentir como la otra persona se acercaba cada vez mas por el ruido de sus pisadas sobre la arena mojada de la playa. No quería ver a nadie, ni hablar con nadie, solo quería que lo dejaran en paz. Y se lo haría saber, aunque la otra parte no le entendiera.

— "No te disculpo"— Dijo en el lenguaje de signos. Si hubiese podido hablar, eso se hubiera escuchado en un tono bastante seco y grosero —"La verdad es que no me importan tus problemas, lárgate y déjame en paz"

"Ojala me haya entendido y se largue..."

Por desgracia, era muy difícil encontrarse con otras personas que conocieran el lenguaje de signos, de hecho, algunos shinobis con poca cultura lo confundían con algún tipo de sello, y creían que el joven Yamanaka quería atacarlos.


RE: Donde las gaviotas lloran - King Roga - 14/08/2016

Al inicio el chico parecía no haberle escuchado pues ni siquiera se dió la vuelta cuando le llamó, el Takanashi simplemente pensó que no le había hablado con la suficiente fuerza. Sin embargo lo más extraño vino a continuación, cuando el adolescente finalmente se giró para contestarle simplemente hizo algo extraño con las manos, algo que le hizo sentir una sensación de déjà vu al de ojos dispares.

"Oh, es mudo"

En efecto, las señas que hizo se le hicieron familiares pues no era la primera vez que trataba con alguien sin la capacidad de hablar, ya antes había tenido que tratar con aquel moreno que conoció en su misión en Kuroshiro. Pero eso no quería decir que supiera interpretar lo que le había querido decir, la última vez para lograr entenderse tuvieron que recurrir a papel y lápiz. Al menos esta vez pudo darse cuenta desde el inicio.

La situación se le hizo incómoda, bueno, más de lo normal. Ahora que se fijaba bien el chico llevaba en el cuello una bandana de Amegakure, hacía ya tiempo que no se topaba con un shinobi de esa aldea, pero eso no cambiaba para nada la situación.

—No he entendido, lo lamento— Se le escuchó decir con tono apenado.

Ahora estaba en un aprieto, estaba perdido bajo la lluvia y la única persona que podría haberle ayudado no podía decirle nada, sí que tenía muy mala suerte ese día. Los efectos de la humedad seguían haciendo mella en él, el frió le calaba por debajo de la ropa y no había esperanza alguna de que dejara de llover.

—¡Chh! ¡Chh!— Se cubrió la boca y volteó la cara al estornudar.


RE: Donde las gaviotas lloran - Sasaki Reiji - 17/08/2016

"Y eso tampoco es mi problema... y sin embargo me lo tengo que tragar, estaría bien que aparecieran unos piratas y lo secuestraran, o que se yo, que un amable pescador lo pillara con el anzuelo sin querer y lo arrastrara por la playa... también podría partirlo un rayo..."

La verdad es que después de que le dijera que no le entendía había dejado de prestarle si quiera atención, estaba distraído en las distintas formas en las que el chico podría desaparecer de su vista. Si, buscaba ayuda, pero a Reiji no le importaba lo mas mínimo en aquel momento. No es que odiara al mundo, ni a las personas, ni tampoco era mala gente, simplemente rechazaba al mundo antes de que el mundo lo rechazara a él. Como una especie de mecanismo de defensa que había creado. Aunque no siempre le funcionaba...

Ni tampoco se volvían realidad sus pensamientos, así que tubo que idear algo para que el otro chico se marchase y lo dejase en paz. Siempre estaba la opción de marcharse uno mismo, pero Reiji estaba seguro de que el otro tío le seguiría, y esa idea le gustaba menos que estar allí plantado frente al muchacho. Por suerte se acordó de que, aun sin papel ni tinta, había una forma para comunicarse con el sin usar su telepatía.

Busco con la mirada a un y otro lado, para ver si lograba visualizar una roca o algún objeto en el que pudiera tallar texto. Por suerte para el joven de Amegakura, algún cerdo había abandonado en la playa a su suerte una botella de sake vacía. Así que usando el poco conocimiento que tenia sobre las artes del Fuinjutsu, escribió todo lo que tenia que decirle sobre la superficie blanca de la botella.

"No me importa, no son mis problemas"

Le dio la botella, y volvió a meter sus manos en los bolsillos y a observar las agitadas olas del mar bajo el cielo tormentoso.


RE: Donde las gaviotas lloran - King Roga - 18/08/2016

Ante la incertidumbre de no saber que hacer el Takanashi se resignó a suspirar mientras veía como el chico se dedicaba a buscar algo con la mirada. Se quedó intrigado pues no sabía que era lo que planeaba el Amegakuriense, pero pronto lo descubrió al ver como tomaba una botella de sake para luego grabar algo en ella con algún método desconocido. El chico de la sudadera se la entregó aunque lo que estaba escrito en ella no era para nada agradable.

"No me importa, no son mis problemas"

Al de ojos dispares le da bastante igual que le manden al demonio, está más que acostumbrado, pero lo que si le incomoda es que la gente sea descortés. Entendía bien el mensaje, probablemente el otro chicho quería estar solo, pero Tatsuya creía que si tanto lo deseaba se lo pudo haber dicho en otro tono y él no era de los que tenían pelos en la lengua, se lo echaría en cara sin remordimiento alguno.

—Si lo que querías era que me fuera pues me iré, pero no hacía falta ofende... ¡Chh!— Se cortó a media frase tapándose la boca por culpa del estornudo, aunque tampoco era como que tuviera mucho que decirle —Gracias de todas formas, con permiso— Reverenció por puro protocolo, se dió media vuelta y se dispuso a seguir vagado por la costa.

No le iba a discutir por una nimiedad, pero al no encontrar ayuda por parte del mudo pues tendría que buscar a alguien más o simplemente dar vueltas hasta llegar al pueblo.

"Tengo que resguardarme en algún sitio antes de que me de una pulmonía"


RE: Donde las gaviotas lloran - Sasaki Reiji - 26/08/2016

¿Acaso aquello podía ser real? ¿De verdad había logrado que aquel extraño extranjero se marchase sin mas? Algo dentro de el no podía creerslo. Pero el caso era que aquel muchacho se acababa de dar la vuelta y volver por donde había venido. Menudo logro había logrado. Ojala los matones de su academia hubiese sido así de simples de convencer. Ojala se hubieran pirado con tan solo escribirles que lo dejaran en paz. Pero jamas fue así.

"Bueno... parece que el río ha vuelto a su cauce... La pregunta es ¿Durara esta calma o volverán a aparecer los problemas?

Allí, lejos de casa, acababa de de rechazar de forma despectiva a alguien que pedía ayuda. El joven Yamanaka debería sentirse culpable o algo similar, sin embargo lo único que sentía en su interior, en aquel momento, en aquel lugar, mientras el otro chico se alejaba cada vez mas, era paz. Armonía, tranquilidad. Probablemente el joven no era consciente de que lo que acababa de hacer no estaba bien, pero su experiencia con las personas ajenas a su familia casi nunca resultaba positiva, así que se había acostumbrado a tratar a los demás de esa forma.

Y después de mucho tiempo por fin había empezado a dar sus frutos. Pese a que, antes de irse el otro chico había tratado de replicarle algo de su comportamiento a Reiji, el joven de amegakure había dejado de prestarle atención. De hecho había vuelto a su posición inicial, y solo le prestaba atención a la suave brisa, la dulce caricia de las gotas de lluvia sobre su rostro, el sonido que producían las olas al romper y el lastimero graznido de las gaviotas que por algún extraño motivo le recordaba mas a un llanto que al sonido que producía un ave.

Este es uno de los momentos de esos que dice la gente que deseas que se pare el tiempo para siempre.

Lo malo es que anochecería, por que el tiempo seguiría su curso natural, imparable. Y en ese momento tendría que volver al pueblo a buscar alguna habitación donde dormir. Por que el joven Yamanaka quería ver mas mundo, quería explorar otras regiones. Y ahora que habían construido el tren, era mucho mas sencillo y rápido. Pero había que descansar para estar al máximo. Pero sobretodo había que estar relajado, como lo estaba él en aquellos momentos.


RE: Donde las gaviotas lloran - King Roga - 27/08/2016

El atardecer era mucho más oscuro a lo que estaba acostumbrado, en un lugar como el País de la Tormenta donde casi nunca hay sol, las nubes se apoderaban del firmamento creando un paisaje grisáceso que podía resultar hasta tenebroso, las gaviotas graznaban lastimeramente y en medio de eso estaba el joven de la capa negra aún sin poder encontrar refugio. Aunque lejos de amedrentarse por la tétrica escena estaba más preocupado por la lluvia que por otra cosa, para colmo empezaba a relampaguear con más fuerza, indicando así que se avecinaba una tenpestad.

—¡Tch! ¡Tch!

El kasa poco le ayudaba, necesitaba un paraguas o bien irse de ahí. El problema estaba en que para ambas cosas primero necesitaba saber ubicarse. Tras vagar un rato logró divisar un pequeño puesto de comida en las orillas de la playa donde un grupo de borrachos estaban gritoneando y los que no era porque ya estaban demasiado ebrios como para hablar siquiera.

"Ni de broma"

Si llegaba a pedir indicaciones ahí iba a teminar más perdido de lo que ya estaba. Al final siguió su rumbo hasta que por fin llegó al mentado pueblo, parecía un lugar bastante animado, las calles estaban abarrotadas de vendedores de pescado y alguna que otra cosa, pero lo principal era la olorosa especialidad de la ciudad.

"POR FIN"

Tenía que admirlo, estaba exasperado ya.


RE: Donde las gaviotas lloran - Sasaki Reiji - 5/09/2016

La verdad es que pese a la aparición de aquel muchacho el día había sido de lo mas tranquilo, sin que nadie le molestase o le agobiase. Pero tenia que volver a la ciudad con la mayor brevedad posible. ¿La razón? por que aunque las posadas no cerrasen a lo largo de la noche necesitaba comprar papel y algo para escribir antes de que las tiendas cerrasen. ¿Por qué? por que era mudo y probablemente lo necesitaría para comunicarse con la gente, pero sobretodo para comunicarse con los dueños de las posadas.

Por eso mismo tuvo que marchase poco después de que el otro chico lo dejase en paz. No es que el sol fuera a esconderse pronto, por que se pasaba la vida escondido, pero Reiji no sabia la hora exacta que era, y tampoco quería dormir en mitad de la calle. Lo bueno es que, aunque el otro chico no lo sabia, el pueblo quedaba bastante cerca de la playa, por lo que no tardo nada en alcanzarlo y comprobar que las tiendas aun seguían abiertas.

Compro un par de pergaminos para escribir y una especie de pluma que tenia la tinta por dentro y que permitía escribir sin tener un tintero al lado. Había visto eso antes por el distrito comercial de amegakure, pero como por la manera en la que estaban fabricados tenían una duración limitada, nunca les había prestado atención. Pero ahora la verdad es que no le importaba, no iba a necesitarlos tanto tiempo.

Reiji iba de camino a la calle principal para empezar a buscar alguna posada donde descansar cuando sus ojos captaron algo a lo lejos que le llamo la atención: El chico que le había molestado en la playa por que supuestamente estaba perdido estaba paseando por las calles de la ciudad. No dudo ni un segundo, si el otro le había molestado para nada, solo por fastidiar, debía tener alguna razón y la averiguaría.

Caminaba mientras escribía algo en un trozo de pergamino de los que acababa de comprar y cuando estuvo lo suficientemente cerca, le planto el papel en la cara, para que pudiera leerlo.

—"Así que me has molestado para nada ¿verdad? ya sabias el camino y has venido a fastidiar mi tranquilidad... Es divertido reírse de un mudo ¿verdad? Es gracioso reirse viendo como intenta comunicarse contigo ¿verdad?" —Dictaba aquel trozo de papel.


RE: Donde las gaviotas lloran - King Roga - 9/09/2016

A pesar de haber dado con el pueblo eso no necesariamente significaba que sus problemas se hubieran acabado, seguía mojado y los dientes le temblaban ya. Pasó de estar perdido entre la nada a estar perdido entre la multitud, era como si estuvieran de feria o algo pues había anormal actividad.

"Suerte tendré si logro encontrar donde hospedarme"

A pesar de todas las penas que estaba pasando en ningún momento pensó en echarse para atrás e irse, tenía algo muy importante que investigar. Así pues empezó a vagar en busca de algún sitio para secarse, pero no estaba dando resultados positivos. Primero le preguntó a un anciano de lentes, pero este lejos de ayudarle de buena gana le exigió una exorbitante suma de dinero a cambio de sus servicios como guía turístico. Obviamente el espadachín pasó de él, no porque no pudiera pagar, sino por la macabra sonrisa de avaro que tenía el viejo.

Mientras seguía camiando una mujer de falda corta pareció notar que estaba perdido y se acercó a él diciéndole que sabía donde podría pasar una "cálida noche", el pelinegro prefirió rechazarla pues no le agradó mucho la idea de que ella le "reconfortara".

"¿Acaso nadie acá puede ayudarme de verdad?"

Caminaba mirando de un lado hacia otro, prestando atención a su alrdedor para ver si distinguía algún letrero que le indicase algo. De pronto apareció una silueta que caminaba directo hacía él, parecía poco probable, pero en efecto se trataba del chico que conoció en la costa y que ahora le había encarado como niño malcriado mientras le ponía un papel en toda la cara.

—¿Ahh?— Fue lo único que pudo exclamar mientras sus ojos dispares se posaban sobre la hoja.

El espadachín enarcó una ceja y el grado de curvatura de la misma aumentaba con cada palabra que leía. El chico por algún extraño motivo creía que el de Taki se estaba burlando de él, cuando en realidad el Takanashi estaba más perdido que el hijo de la llorona y si apenas había dado con el pueblo no era por su ayuda precisamente. Lo que decía no tenía lógica, razón por la cual le dejó una extraña sensación de desconfianza.

"Me desprecia cuando le pido ayuda, luego me corta el paso y ahora me levanta el falso. Parece ser de los problemáticos."

Dió un largo suspiro antes de hablar, discutir con personas que siempre encuentran un motivo para amargarse la vida no suele dar buenos resultados, bueno, de por sí él casi nunca obtiene buenos resultados.

—No tengo ni idea de donde has sacado esa conclusión, querías que te dejara en paz y eso hice. Además yo ni siquiera sabía que eras mudo como para que me vengas con ese cuento— Exclamó mientras se cruzaba de brazos —Si no me vas a ayudar, ahora soy yo el que te pediré que te retires por favor— Remató con expresión estoica mientras le enseñaba con la palma de su mano el camino.

En condiciones normales el espadachín quizás se hubiese comportado más amable, pero tras aquella falta de respeto no tenía intenciones de darle más explicaciones.


RE: Donde las gaviotas lloran - Sasaki Reiji - 15/09/2016

—No tengo ni idea de donde has sacado esa conclusión, querías que te dejara en paz y eso hice. Además yo ni siquiera sabía que eras mudo como para que me vengas con ese cuento— Exclamó mientras se cruzaba de brazos —Si no me vas a ayudar, ahora soy yo el que te pediré que te retires por favor— Remató con expresión estoica mientras le enseñaba con la palma de su mano el camino.

¿Que de donde había sacado aquella conclusión? El joven Yamanaka tenia muchas respuestas a aquella pregunta. Constantemente había sido molestado y fastidiado por los demás por culpa de su defecto ¿Por que iba a ser diferente aquel chico por el mero hecho de ser de otro país? Sí, el chico tenia razón en una cosa: ¿Por que iba a saber un desconocido que Reiji era mudo? Sin embargo aun quedaban un par de premisas a tener en cuenta.

Tomando como verdad que el de Takigakure no sabia que era mudo, si ya conocía el camino al pueblo ¿Por que había ido a preguntarle a alguien que estaba solo en mitad de la playa? Estaba totalmente claro: Había visto su tranquilidad a lo lejos, había sentido envidia y había decidido molestar.

Y lo ultimo de todo: Le estaba señalando el camino. Con un gesto. Pese a que él si podía hablar. Se estaba burlando de él,se estaba riendo de su desgracia, por mucho que dijese que no. Sin embargo, como le había dejado en paz cuando se lo había pedido, Reiji haría lo mismo. Claro que no sin devolver la pelota a su campo. Giro de nuevo el cuaderno hacia él, y volvió a escribir.

—"Ríete de mi desgracia todo lo que quieras, pero si lo que quieres es que me marche, en vez de burlarte imitando a un mudo, podrías quitarte de en medio. Me tapas la entrada a la posada"

Después de mostrarle el papel, señalo el cartel que estaba encima de la puerta que el joven de takigakure tenia a sus espaldas.


RE: Donde las gaviotas lloran - King Roga - 16/09/2016

"¿Hmmm?"

Sus ojos se posaron sobre la hoja y no puedo evitar enarcar la ceja al ver como le acusaba de seguir burlándose del chico de la lluvia. Lo escrito en aquel papel simplemente no tenía ningún sentido para el espadachín, además de que seguía siendo irrespetuoso era totalmente absurdo. Luego el mudo señaló tras la espalda del de la capa negra y Tatsuya con su expresión seria se limitó a ladear la cabeza un poco para mirar de reojo el letrero, confirmando que en efecto, la posada estaba tras él.

"Yare yare, estaba tan distraído por su interrupción que no me había fijado"

Era difícil prestar atención a los alrededores si te ponían un papel en la cara. No obstante decidió no darle más vueltas al asunto, por fin estaba en la posada y lo único que deseaba era poder darse una ducha caliente. En cuanto a su amargado interlocutor, era obvio que le armaría bronca sin importar lo que dijera.

—Casualmente este era el lugar que buscaba, pero bueno, no te quito más tu tiempo— Comentó redirigiendo su mirada hacia el Amegakuriense —Adelante— Dijo haciéndose a un lado para ceder el paso.

En cuanto el mudo pasara el iría detrás, bueno, si es que el adolescente no intentaba volver a reclamarle por alguna inexistente razón. Tatsuya ya estaba más que acostumbrado a soportar esa clase de berrinches cortesía de su hermanastro Katsuo, no le extrañaría que el de la capucha siguiera alegando; lo interesante sería ver que pretexto se inventaba.


RE: Donde las gaviotas lloran - Sasaki Reiji - 23/09/2016

—Casualmente este era el lugar que buscaba, pero bueno, no te quito más tu tiempo—Comentó redirigiendo su mirada hacia el Amegakuriense—Adelante —Dijo haciéndose a un lado para ceder el paso.

Pese a todo, el interlocutor de Reiji era una persona bastante rara a ojos de este. Primero hacia burlas sobre el muchacho de amegakure, para luego quitarse cuando se lo decían. Por otro lado, eso también parecía sospechoso. Acaso... ¿quería que pasara delante para apuñalarlo por la espalda? podría ser, pero había demasiada gente en la calle para eso. Y a no ser que fuere una especie de infiltrado que quisiera provocar una guerra entre la lluvia y la cascada...

"Te estas volviendo paranoico, seguro que solo es un gilipollas mas... deja de darle vueltas, entra ahí dentro y métete en la cama... te hace falta"

Pese a lo que acababa de decirse a si mismo, el joven todavía tenia sus dudas, que se acentuaron cuando al pasar, el joven de la otra villa entro tras de el. Aunque era verdad que había mencionado que estaba buscando precisamente ese lugar, a Reiji no le gustaba tenerlo a su espalda. Le daba muy mala espina.

Dentro, el local no era nada del otro mundo. Debido a las constantes lluvias del país, el lugar tenia el suelo hecho de piedra, puesto que al humedecerse la madera se hinchaba. Aquello debía ser algo poco común para alguien de fuera, pero era bastante frecuente que los edificios de la propia Amegakure fueran así. En las paredes, del mismo material, colgaban algunas pinturas de ríos y montañas nevadas, tal vez para hacer algo mas acogedor aquel gris lugar. Detrás del mostrador se encontraba una joven de unos treinta años con el pelo largo y rubio, de ojos azules y mirada distante, como si su mente estuviese en otro mundo.

—Buenas tardes... —Dijo la muchacha cuando se dio cuenta que habían entrado dos clientes.

Reiji se acercó al mostrador y escribió:

—"Quisiera una habitación para pasar la noche"

—Claro, pero solo nos queda una habitación con dos camas libres, tendrás que compartir...

—"Ni de coña, te pagare las dos camas"

—Esta bien, pues teniamos una habitación libre, pero ya no, lo siento mucho chico... —Dijo mirando al joven de la cascada


RE: Donde las gaviotas lloran - King Roga - 25/09/2016

Todo parecía haberse arreglado, por fin podría resguardarse, cambiarse de ropa, echarse una buena cena y descansar. Pero el hado no estaba de acuerdo en darle un respiro. Mientras esperaba que el mudo terminase de hablar con la recepcionista el espadachín se detuvo a admirar la extraña arquitectura del sitio, pero su atención se volvió de nuevo al mostrador cuando la mujer rubia que atendía habló algo de compartir cuarto.

"¿Acaso parece que venimos juntos? No pienso estar en la misma habitación que él"

Antes de que pudiera vociferar en contra de eso el de la capucha nuevamente le escribió algo a la recepcionista, solo para informarle luego al Takanashi que ya no había lugar.

—Ahhhhhhhggggg— Fue lo único que salió de su boca mientras se llevaba la mano derecha a la cara, restregándose los ojos por la frustración.

Por cederle el paso al adolescente ahora el espadachín nuevamente se había quedado vendido, pues el mudo se quedó casualmente con la última habitación de la posada. No era la primera vez que terminaba perjudicado por actuar de forma cortés, pero en vez de ser mas arisco con la gente siempre trata de pensar que era solo una cosa del momento y mantenerse positivo. Aunque cada vez se le hacía más difícil aguantar esas cosas.

"No sé porqué sigo siendo tan amable con la gente si lo único que me saco es que me desprecien"

Estaba enojado, pero no se iba a desquitar con quién no tenía la culpa. No se iba a rendir, ir a buscar otra posada en medio de la noche no era una opción, pero tampoco tenía muchas ganas de quedarse en la calle. Se acercó a la recepcionista y apoyó sus brazos recostándose sobre el mueble, siendo esto una actitud anormal en él.

—¿Está usted segura de que no hay ninguna habitación desocupada? Quizás alguna reservada pero que los ocupantes aún no hayan venido. Ya sabe, aunque sea solo por hoy. Que estoy dispuesto a pagar un poquito más si es necesario— Dijo mientras sacaba disimuladamente un billete de 100 Ryos.

No se le da bien negociar, de hecho nunca había abusado de su dinero para sacar favores. Pero en esos momentos no tenía más remedio que recurrir a ello. Ya si mucho iría al día siguiente a buscar otra posada.


RE: Donde las gaviotas lloran - Sasaki Reiji - 13/10/2016

—¿Está usted segura de que no hay ninguna habitación desocupada? Quizás alguna reservada pero que los ocupantes aún no hayan venido. Ya sabe, aunque sea solo por hoy. Que estoy dispuesto a pagar un poquito más si es necesario—

—Bueno... Si pones tres billetes mas como ese estoy dispuesta a darte una de las camas que a comprado mudito...

"¿COMO?" ¿Que clase de trato al cliente es ese? Yo he pedido las dos camas

El joven de amegakure se apresuro a escribir en su nuevo cuaderno, justo debajo de donde pedía las dos camas. Aunque lo que mas le molesto no fue aquel tipo de corrupción, sino que se refiriese a el como "mudito". No solo lo estaba llamando mudo, si no que ademas lo estaba tratando como a un niño pequeño.

—¿Que quieres? no me pagan lo suficiente en este trabajo, ese dinero extra me vendría muy bien, tampoco es que puedas quejarte ¿sabes? si lo haces puedo darle las dos camas a él, así que mejor estate calladito, o bueno, que dejes de escribirme, vaya, lo que quiera que hagáis lo mudos, y en fin... no puedes usar dos camas a la vez, así que... ¿que mas te da?

Pero a Reiji si que le importaba. No quería compartir la habitación con el chico raro aquel que le había molestado por ser mudo. Pero mucho menos quería pasar la noche en un lugar con una mujer como aquella. El problema era que, a esa hora ya iba a ser, no solo peligroso, si no difícil encontrar otro sitio para dormir, así que lo único que podía hacer era tragar, y rezarle a todos los dioses para que el muchacho de takigakure no llevase mas dinero encima.


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