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[Unific] Mil pájaros al vuelo - Riko - 14/05/2018 En la morada de Akiko parecía no haber minuto de descanso siempre que su sobrino estaba allí, cosa que últimamente era algo extraño dada su reciente costumbre de viajar cada dos por tres, por eso, aquel día la mujer había decidido entrenar un poco con el joven. Le despertó temprano y entre los dos prepararon un desayuno digno de campeones, pues no se podía entrenar con el estómago vacío. — ¿Tienes ganas de entrenar con tu tía, Riko? El peliblanco miró a la mujer, con los ojos aún medio cerrados del sueño que tenía y, como pudo, contestó. — No me gusta cuando hablas de ti misma en tercera persona, es raro. Y el joven devolvió su mirada a su bol de cereales, removiéndolo con parsimonia y, de cuando en cuando, llevándose alguna cucharada a la boca que tardaba un buen rato en tragar. ... Esperaron a que Riko terminara de espabilarse del todo, aunque Akiko ayudó a conseguirlo metiéndole una pequeña descarga por la espalda cuando estaba distraído. La mujer esperaba en el amplio jardín, un lugar perfecto para entrenar combate cuerpo a cuerpo y, si se tenía suficiente cuidado, algún que otro ninjutsu que no fuera demasiado destructivo. «Que no te pase como en la misión, por dios...» Empezaron con lo básico, un pequeño intercambio de golpes para calentar en los que ninguno de los dos se esforzaba al máximo, sobre todo la mayor, y una vez hubieron calentado, comenzó el verdadero entrenamiento. Riko atacaba a su máxima velocidad, patadas giratorias, puñetazos directos e incluso se atrevía a realizar alguna que otra acrobacia para tratar de conectar sus golpes y, cada vez que lo hacía, su tía lo golpeaba por chulearse. — Hay que ser efectivo, no llamativo, no hace falta que hagas florituras de esas. En una arremetida del Senju, comenzó a realizar una serie de sellos y un potente chorro de agua salió de su boca en dirección a su tía que, al verlo, le imitó haciendo su propia serie de sellos, tras las cuales se generaron unas potentes descargas eléctricas de sus manos que chocaron con la técnica de Riko y la volatilizaron. Y una bombillita se le encendió al peliblanco entonces. — Oye tía, no te lo había contado antes pero, en uno de los viajes que hice, aprendí a usar esa técnica. Mira. Y ante los ojos confusos de la mujer, realizó los tres sellos necesarios y unas descargas eléctricas salieron de sus manos estampándose contra el suelo frente a los pies de Akiko, que se quedó parada unos segundos, mirando a su sobrino con la mayor cara de sorpresa que se pueda llegar a poner y se abalanzó sobre él, de repente. — ¡Ay Riko, qué alegría! ¡Jamás imaginé que llegaras a tener la misma naturaleza de chakra que tu madre! Y entonces a Riko le dio un vuelco el corazón, no sabía aquello, nunca se lo habían contado y, por lo que sabía, su padre usaba técnicas Suiton por lo que ahora él podía usar las naturalezas de sus dos padres, y las mismas que usaba su tía Akiko. — ¿Sabes qué? Voy a enseñarte una técnica súper molona, ya verás. Ve por tus cosas que nos vamos a ir unos días tú y yo. ... Tardaron un día entero en llegar al lugar que la mujer había fijado como su objetivo, aunque habrían tardado menos si Riko hubiera estado más dispuesto a viajar de noche. A pesar de todo, a medio día se encontraron en la cima de un montículo de roca que resaltaba por encima de los demás, en el que había varias rocas de gran tamaño, algunas con muescas de haber recibido golpes de quién sabe qué. — Bueno Riko, aquí es. Aquí aprendí yo misma la técnica que te voy a enseñar, escucha y presta atención. — Tras esto hizo una serie de sellos larguísima, la más larga que había visto el genin en su vida y, tras ésta, electricidad apareció en la mano de la mujer, haciendo un sonido característico. — Esta técnica es el Chidori, todo lo que tienes que hacer es concentrar el chakra en la palma de tu mano, darle forma y ¡puf! Riko miró a su tía con el gesto torcido, sabía de sobra que aquello no iba a ser tan fácil, pero la emoción de aprender una nueva técnica le empezó a recorrer el cuerpo desde la punta del pelo hasta las uñas de los dedos de los pies. — Está bien, voy a probar. Dejó sus cosas en el suelo, hizo la serie de sellos y se concentró al máximo para llevar el chakra a la palma de su mano. — Te has equivocado en el noveno sello. — Dijo Akiko en un tono neutro, casi sin sentimiento, que asustó al joven peliblanco. — Pe-Perdón. ... El rostro del peliblanco se iluminó, y no solo de emoción, las primeras chispas que surgieron en su mano iluminaron la zona brevemente, incluso su tía se había levantado emocionada, pero, tras un fuerte chispazo, que provocó un pequeño corte en el brazo de Riko se desvaneció la técnica. — ¿Estás bien? — Sí, no te preocupes. — Y volvió a realizar la serie de sellos. ... Había pasado casi todo el día y había parado únicamente para comer. La luz del sol comenzaba a apagarse dando paso a la noche, señal de que se acercaba el momento de parar del todo por aquel día y esperar al día siguiente, pero Riko no quería esperar. Realizó la serie de sellos, se concentró y, en su mano, tras unos breves chispazos, su chakra Raiton se hizo presente en la palma de su mano, y esta vez no desaparecía, allí estaba, produciendo ese mismo sonido que, según le había explicado Akiko, le daba nombre a la técnica. — ¡TÍA! ¿Qué hago ahora? La mujer se levantó, se acercó a él rápidamente y le señaló una de las grandes rocas con magulladuras que había allí. — ¿Ves esas piedras, corres a por ellas y ¡atacas! — Explicó, haciendo el movimiento que debería utilizar a la hora de golpear con la técnica. El Senju asintió, se centró en una de las numerosas rocas que allí había y se lanzó hacia allí sin pensarlo ni dos segundos y, de repente, todo a su alrededor desapareció, solo existía la roca, no podía ver nada que no fuera su objetivo, y, cuando estuvo a su altura, golpeó, haciéndole una pequeña muesca. — Oye tía... ¿Es normal no pueda ver nada más allá de a lo que voy a golpear? Akiko asintió, era algo que aún no le había explicado. — Así es, es una técnica tan rápida que una persona ordinaria no puede variar su trayectoria, por lo que es una técnica de doble filo, si te esquivan, estás vendido, si no... bueno, ellos verán. — Sonrió la mujer. — De todas formas, eso no es todo el potencial de la técnica, deberías ser capaz de concentrar mucho más el chakra en tu mano para poder atravesar fácilmente cualquier oposición, aunque quizás aún seas demasiado inexperto en el Raiton como para lograrlo. — Explicó la mujer. Riko descansó hasta el día siguiente, tratando de mejorar la concentración de su chakra pero, por más que lo intentaba, no conseguía perfeccionar la técnica hasta el punto óptimo, necesitaba mucho más entrenamiento en su recién descubierta naturaleza del chakra. |