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Jornada en la Ciudad Arbórea - Versión para impresión

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Jornada en la Ciudad Arbórea - Hanamura Kazuma - 19/09/2018

Mes de Augurio del año 218



Aquella había sido una temporada difícil: semanas de estudio intensivo y las tribulaciones de presentar una segunda forma para el examen de ascenso. Pero ahora todo eso carecía de peso, era un genin y no tenía nada que reprocharse a sí mismo. Ahora, el mundo y sus posibilidades ilimitadas se habrían ante él. Aun así… prefería tomarse las cosas con un poco de calma, como le gustaba.

Su tutor, sintiéndose en la obligación de recompensar su esfuerzo y comprometerlo a que continuase su camino con aquella misma devoción, le ofreció la oportunidad de viajar a cualquier parte del continente. En sí, eran una vacaciones pagas con el destino dependiendo de sus jóvenes impulsos. La mera idea le provoco vértigo: el continente era enorme, había mucho para conocer y experimentar, quizás demasiado para una sola vida, quizás justo lo suficiente. Decidió que comenzaría con pasos pequeños (luego ya tendría la posibilidad de expandir sus horizontes), limitandose al territorio del País del Bosque.

Jamás había viajado a otro lugar. Claro, estaba el viaje que realizo desde su pueblo, al sur, hacia Kusagakure; pero en aquel trayecto la falta de costumbre y las comidas extrañas le hicieron mal, impidiéndole experimentar las distracciones de la travesía y las impresiones del camino. A su corta edad, lo único que relacionaba con un viaje era una fiebre con escalofríos y un dolor de estómago. Por eso se sentía un poco tímido ante la inmensidad del mapa de Oonindo, pero su temor jamás había sido algo que le impidiese seguir avanzando: habiendo limitado el territorio, se decantó por visitar la capital, Tane-Shigai, ubicada en la periferia del Bosque de Hongos. El camino cruzaba variedad de bosques sutiles, pero la ruta constaba de una relativa línea recta, fácil de trazar en el mapa.

El inicio de su viaje no contenía muchas expectativas; pero a medida que transcurrían los días y que se iba empapando con el ánimo de las historias de camino, su emoción fue creciendo. En las posadas, paso de ser indiferente con los relatos de viajes a ser un asiduo escucha, pese a que no siempre podía creer lo que escuchaba. Pensaba en las imposibilidades de una ciudad construida sobre árboles, pero no rechazaba que resultaría una imagen romántica, digna de un relato épico.

Y así, pasaron los días, sumergido en quiméricas ideas sobre lo que podía estarle esperando. Aunque, segura y justamente por su expresión y ánimos aparentes, el cochero que le había llevado debía de pensar que estaba cargando con un muchachito apático y lacónico.

Finalmente, cuando el coche se detuvo en un puesto de revisión; cuando se bajó animado del mismo y cuando levanto su mirada hacia las alturas, no pudo sino quedarse conmovido por las dimensiones y arbórea belleza de Tane-Shigai.


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Aburame Mei - 19/09/2018

Tane-Shigai, o mejor conocida como la ciudad construida entre los árboles, un lugar fantástico para los naturalistas como mi persona, digna para el asentamiento de un señor feudal, adecuada para encontrar productos únicos; no obstante, también tenía su contra parte, había rumores oscuros, sí, así como en cualquier otro lugar, pero no por tener una hija kunoichi se podrían alejar las preocupaciones de un padre, aunque en realidad yo le estaba acompañando a él la situación se volvió un poco confusa y con la promesa de que me dejaría curiosear por la ciudad removí la placa de mi frente y mi cuerpo se protegió con una túnica de tela gruesa de color azul.

El viaje hasta esta ciudad había transcurrido con regularidad, un poco más de un día en compañía de mi padre quien me comentaba alguna que otra aventura de su juventud, no es que fuera un viejo ahora mismo, pero no era tan joven como parecía...

En cuanto arribamos miré a mi padre, él ya conocía lo que quería decirle, así que con cierta resignación suspiró —.No te metas en problemas— sin más nada que poder agregar a todo el jarabe de lengua que pudo en el trayecto del viaje, tomó otro rumbo, no sin antes haberme dado una palmada en la espalda.

—Nunca me meto en problemas— respondí con rapidez, bueno... Nunca la primera vez.

Sonreí, cuando mis ojos no pudieron verle mi sonrisa se amplió a un más, debía demostrar que podía valerme por mi misma y crecía, no lo suficiente como para llevar gafas y esa túnica siempre, pero lo hacía.

«¿A dónde voy?» Miré a todos lados mientras caminaba lentamente, mis ojos paseaban lentamente por mis alrededores.


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Hanamura Kazuma - 19/09/2018

En lo que suele ser una convención ancestral queda aclarado que los rumores suelen ser exagerados, y que no hay que darles crédito; y allí, al frente y adelante, se levantaba hacia los cielos Tane-Shigai, demostrando que el dicho también era cierto en su extremo opuesto, ya que los relatos no hacían justicia a semejante magnificencia. La ciudad yacía parcialmente desnuda, con su vestido de hojas bermejas descansando en el suelo, con algunas rezagadas flotando en las frías corrientes de aire otoñal.

Pensó en que las gruesas ramas y las copas desabrigadas se extendían hacia el cielo del crepúsculo como si fueran manos esqueléticas, bellas y tenebrosas.

El grito de un sujeto que iba con prisa le hizo apartarse del camino principal, donde yacía una columna de carros que esperaban por la revisión de documentos y la constatación de intenciones. El decidió pasar por donde lo hacían todas las personas de a pie. Le detuvo un soldado enorme e intimidante, uno de entre los muchos que había allí. Le pregunto su oficio e intenciones con voz demandante. Se limitó a mirarle y respondió que era un ninja (alzando su cabello para mostrar la reluciente placa metalica) y que estaba en un viaje de recreación. El hombre retrocedió unos pasos y le miro con cautela; luego le permitió el paso deseándole paz y descanso.

Aquella actitud no le extraño, ya sabía (por anécdotas y relatos) que los ninjas eran tratados como guerreros de elite de los cuales había que tener cuidado, no molestarles y mantener las distancias. Aquella clase de respeto le resultaba de lo más cómodo y conveniente; después de todo ni se habían molestado en revisar sus pertenencias.

Mientras la luz del sol se extinguía, paseo por las bases de la ciudad, pues no se animaba aun a subir a alguna estructura. Le costaba concebir la forma de desplazarse en aquel sitio, aunque se le hacía obvio que la urbe se dividía en niveles y que los inferiores debían de ser los barrios bajos. Eso explicaba porque en algunos lugares que eran más oscuros que el resto había tanta suciedad.

Al final, guiado por las cientos de lámparas que comenzaban a encenderse, ascendió en un ascensor de poleas hasta un nivel al azar. Allí se acercó a un mirador y observo la ciudad, iluminada con el brillar dorado de las luces nocturnas. No había calles, solamente cientos de pasarelas y puentes colgantes. Las estructuras, yacían sujetas como insectos a las superficies de los árboles o bien estaban construidas dentro de los mismos. Era inmensa, laberíntica y con incontables plataformas, paseos y cornisas, hasta donde alcanzaba la vista. Todo en madera, el material con mayor disponibilidad y economía de uso.

Sintió hambre. Camino sin rumbo hasta que dio con lo que parecía ser una posada de aspecto acogedor. De ella emanaba el olor de algo delicioso cocinándose en el fuego del hogar. Había un poco de ruido, sí, pero era el típico conversar y reír de las paradas para viajeros. Se detuvo frente a la puerta y la empujo con fuerza.


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Aburame Mei - 20/09/2018

Busqué el camino por el cual se había perdido Akito, juraba haberle visto subir por alguno de aquellos elevadores, y yo seguía con la tierra bajo mis pies... No es que fuese malo, sino que el atractivo de este lugar estaba arriba, sobre las ramas, casi llegando a las nubes. Incliné mi cabeza hacia arriba y vi la majestuosidad, y monstruosas, instalaciones que yacían sobre mi; me formé tras unos hombres y en segundos pude notar como el suelo se hacía cada vez más pequeño y como las pasarelas se presentaban frente a mis ojos, y aquello no era lo único... Las lámparas adornaban todos los caminos y la gente transitaba con calma, era un panorama bastante acogedor.

«No recordaba que fuese tan linda»

Ya en una de las pasarelas miré hacia abajo, se veían muchos metros de altura, el inframundo se veía oscuro y mucho menos agraciados que el mundo aquí en las alturas. «No sé porqué perdí tanto tiempo allá abajo sí todo lo genial está aquí»

Tras dar unas cuentas vueltas por la zona encontré una tienda que llamó mi atención, vendían artículos de bisutería, así que entré y me tomé mi tiempo para observar cada producto en busca de uno en especial, o similar, pero no... Era difícil, muy difícil que los artesanos se dedicaran a esculpir calaveras, o tallarlas, o lo que fuese...

«Imagino que tendré que seguir encargandolas...»

Salí de aquel local y fue imposible no notar el cambio en la iluminación, estaba oscureciendo y apenas tendríamos un par de horas en Tane-Shigai, no tenía señales de mi padre y eso significaba que aún no terminaba, en conclusión más tiempo para mi.

Con la intención de descansar un poco y de comer algún dulce me di nuevamente un paseo por los alrededores, no obstante, no conseguía encontrar un lugar que llamase mi atención, por lo menos visualmente, así que dejé de ser tan exigente e ingresé a una posada que estaba a mi derecha, realmente quería sentarme y beber algo. El interior era cálido y el aroma a comida inundó rápidamente mis fosas nasales, al parecer cocinaban rico, había varias personas sentadas y charlando, todo transcurría de lo más normal.


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Hanamura Kazuma - 21/09/2018

Entro y se encontró con que el ambiente le resultaba agradable, aunque el local parecía estar abarrotado. Todo el mundo estaba en lo suyo, y ni parecían notarle. Se acercó a la barra mientras miraba sus alrededores (la decoración era rustica y tradicional, con variedad de cuadros y osamentas de diversas bestias), casi chocando con uno de los mesoneros, quienes demostraron tener unos reflejos muy afilados para lidiar con los viajeros distraídos.

Dígame, señor, en que podemos servirle —pregunto con cortesía el joven que atendía a los recién llegados—. ¿Acaso desea una cerveza para limpiar de su garganta el polvo del camino? ¿Quizás algo más fuerte para un valeroso ninja? ¿O puede que algo suave, si esta en servicio?

Kazuma no estaba acostumbrado a que le tratasen con tanta formalidad y respeto, por lo que se sentía un poco desubicado, aunque muy agradecido.

Solo busco algo sustancioso para comer —aseguro—, algún plato típico; estoy de visita y quisiera conocer los sabores de la ciudad.

Por supuesto, estoy seguro de que quedara satisfecho con nuestros platillos… Aún tenemos una mesa libre. Puede esperar allí mientras lo atiende uno de nuestros mesoneros.

¿No hay problema? Digo, una sola persona ocupando una mesa entera.

Si así lo quiere, puedo asegurarme de que nadie le moleste allí.

No, no se preocupe —repuso con cortesía—. No necesito una mesa entera para comer, y si llega algún otro cliente no me molestaría un poco de compañía.

Con aquello dicho y aceptado, se dirigió hacia la única mesa desocupada, que yacía cerca de la pared, al lado de una ventana. La vista era agradable. No pudo evitar acercarse al cristal y admirarse con el ir y venir de la gente a través de los puentes de aquel nivel, amparadas por las cálidas luces que iluminaban la ciudad.


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Aburame Mei - 21/09/2018

Tras dar un par de pasos pude denotar que el lugar estaba abarrotado, prácticamente.

«Parece que es más popular de lo que parece»

A pesar de que todo el mundo parecía estar ocupado, uno de los trabajadores me abordó, era evidente que no podrían dejar ir a un nuevo cliente.

—Muchas gracias, muy atento— caminé por dónde me señalaba posiblemente uno de los anfitriones, o mesoneros, no sabía bien qué era, porque después vi que tenía el mismo uniforme que los demás, mientras me desplazaba lentamente para evitar tropezar con alguien, escuchaba como me decían que no tenían ninguna mesa disponible —. Oh... Vale, entiendo, sí, se ve que tienen todo ocupado— no obstante, el sujeto no se daba por vencido, halagaba cada uno de los platillos que salían de la cocina, y para muestra un botón, realmente el local estaba abarrotado.

«¿Compartir la mesa con un extraño?» Esa era una de las soluciones del hombre, la otra sería esperar a que se desocupase una, y a una dama no era bueno hacerla esperar. «Solo será un par de minutos, no creo que nada malo pueda pasar...»

—De acuerdo, usted gana, ¿en dónde está la mesa?— dije con resignación y tras escuchar que se encontraba junto a la ventana la ubiqué visualmente para luego caminar con sumo cuidado, lo difícil era evitar tropezar a la gente con la túnica que cargaba.

Al llegar noté que en ella había una persona bastante joven, un chico de tez morena y cabellera blanca, estaba despeinado, tenía ojos grises, se veía bastante tranquilo, como una persona tímida. —Buenas, disculpa, ¿es usted quién está dispuesto a compartir la mesa?


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Hanamura Kazuma - 23/09/2018

Buenas, disculpa, ¿es usted quién está dispuesto a compartir la mesa?

Las palabras le tomaron por sorpresa, arrancándole de la distracción del espectáculo que se mostraba en la ventana. En su interior dio un respingo, pero en el exterior giro su rostro con natural tranquilidad, observando con curiosidad a la recién llegada.

Si… Adelante, hay suficiente espacio para los dos —dijo, mientras la inspeccionaba con la mirada.

Se trataba de una muchacha, acaso mayor que él. Su piel se mostraba clara hasta en las mejillas y su rostro yacía contorneado por la caída de una capa negra, densa, extensa. La misma cubría con sinuosidad el resto de su cuerpo, como emulando un rio nocturno o subterráneo. Resaltaban en su apariencia unos ojos de un color verde vivido y profundo, como el que representa la más pura vida vegetal o como el que es propio de una joya misteriosa cuyo nombre no alcanzaba a recordar.

Disculpa la pregunta —le dijo, atrapado por la curiosidad que encendía aquel oscuro manto que cubría a la chica—, ¿también has venido a conocer la ciudad?

¿Qué clase de pregunta era aquella? Una inocente o quizás una tomadura de pelo, y es que su tono fuerte pero sereno, que se había elevado un poco por encima del murmullo, hacía difícil el determinarlo.


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Aburame Mei - 25/09/2018

Con la aprobación del muchacho me sentí con un poco más de confianza para separar la silla y darme el merecido descanso que necesitaba mi cuerpo, no sabía sí seguir la conversación con él, por lo que primeramente me mantuve en silencio contemplando con cierta admiración la infraestructura y el diseño interior.

—¿Eh?— miré a mi compañero de mesa —. Algo así, no es precisamente la primera vez que vengo, pero sí es la primera vez que tengo cierta libertad para explorarla con calma— expliqué sin entrar mucho en detalle sobre mi propósito como acompañante, podría deducir que el chico que estaba frente a mi sí había venido por turismo o similar, por lo que no preguntaría su motivo, sería como ser redundante, ¿no?

Lo que sí llamaba atención era aquel trozo de metal brillando en su frente, el símbolo grabado anunciaba que pertenecía a la aldea de la hierba, por lo que miré con detenimiento bien la placa y luego pregunté —. ¿El mesero ya tomó tu pedido? No aguanto la sed— busqué al trabajador con la mirada.

«Debo tener cuidado con lo que digo delante de él»


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Hanamura Kazuma - 25/09/2018

Ya veo… Esta es mi primera vez aquí —aseguro—: es mucho más impresionante que todas las historias que escuche por el camino.

De verdad que aquello era totalmente distinto a lo que se esperaba: creía que sería un lugar común y corriente (según sus estándares) vanagloriado por los viajeros y por contadores de historias que jamás la habían visto. No pensó que fuese un lugar fácilmente comparable a las ciudades imposibles y fantásticas de los relatos que solía leer. Supuso que, si había en el mundo otros lugares así, le gustaría leer un poco sobre algunas crónicas de viajes y similares.

La mirada de la chica se encontró con uno de los mesoneros, quien atendió inmediatamente a su silenciosa llamada.

Díganme, ¿Qué desean ordenar?

A mí me gustaría probar la gastronomía de la ciudad, pero no conozco ninguno de sus platillos —confeso—, ¿quizás pudiese recomendarme una especialidad o algo así?

Por supuesto —contesto el trabajador—: un plato típico de esta temporada es el guiso de ardilla arborícola gigante. El mismo lleva patatas, nueces, castañas y calabaza.

Interesante, jamás he comido ardilla, pero suena delicioso —se dijo, mientras que la imagen de una ardilla servida junto con las nueces que comía se le hacía muy irónico—. Quiero eso y agua para beber.

Entendido. Y la señorita, ¿Qué desea ordenar?


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Aburame Mei - 27/09/2018

«Yo no recuerdo haber escuchado alguna historia antes de venir la primera vez» hice memoria, pero nada venía a mi mente.

Tras mi barrida visual por el lugar mi llamado fue atenido por un de los mesoneros, quien se acercó con unos cuantos pasos hacia la mesa que compartía con el chico, acababa de caer en cuenta que había sido muy mal educada, no me había presentado, no sabía como se llamaba...

«¿Ardilla gigante?» Arrugué el rostro tras imaginarme el cuerpo de una ardilla de dimensiones considerables en el plato... Sacudí mi cabeza levemente de un lado a otro para alejar ese pensamiento.

— Sí... Este.. Hmmm... Un granizado de fresa, y sí tienen un trozo de pastel también, por favor— Pedí, realmente no había decidido nada hasta que me preguntaron.

«No me acostumbro a llevar esto...» miré la capa, pesaba y daba calor, mucho calor...

—Por cierto, que maleducada soy, mi nombre es Mei, un gusto— saqué mis brazos de aquella túnica y apoyé mis codos sobre la mesa, entrelazando mis dedos, para luego dejar descansar mi quijada entre mis manos, mi mirada estaba fija en la del muchacho.


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Hanamura Kazuma - 27/09/2018

Entendido —dijo el mesero, mientras anotaba y repasaba todo velozmente—. En unos minutos estarán listas las ordenes.

Con aquello dicho, se retiró. Entonces quedaron únicamente el joven de cabellos blancos y la muchacha del manto negro. Esta última se disculpó por el olvido correspondiente y se presentó con el nombre de Mei.

Mi nombre es Hanamura Kazuma —correspondió él, con una leve inclinación de cabeza—, y también me es un gusto el conocerte.

Por un instante deseo preguntar sobre el apellido de la muchacha, si es que tenía uno o si era una hija no reconocida; pero ya había aprendido, no sin ciertos problemas, que había que tener suma moderación y cuidado cuando se dirigiesen preguntas a una fémina.

Dime, Mei-san, ¿Qué te ha parecido la ciudad hasta ahora? —pregunto, mientras le sostenía la mirada con una serenidad casi impasible.


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Aburame Mei - 29/09/2018

—Gracias— sonreí amablemente al camarero.

Mi acompañante se presentó como Hanamura Kazuma, su apellido no lo conocía, quizá pertenecía a algún clan pero no utilizaba el apellido del mismo, o simplemente no pertenecía a algún clan reconocido.

—Ahora que soy un poco más consciente que la última vez que vine, puedo decir que me percaté del detalle que mientras más arriba estuviese hay mejor estatus social, también me gusta mucho la infraestructura de los puentes y los ascensores, me parece fascinante — seguramente lo que acababa de decir era lo más evidente a simple vista, pero hasta ahí llegaba mi poca percepción del lugar —. Ahora, de la gastronomía típica no lo sé... Es que no me imagino comiendo ardilla... Quizá cuando vea tu plato me anime en otra oportunidad.

Era imposible para mi saber que él era un shinobi y no tratar de averiguar o informarme un poco sobre su vida o aldea, o algo... —Entonces, ¿cómo es la vida de los ninjas?


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Hanamura Kazuma - 29/09/2018

Interesante —comentó, con evidente curiosidad por la distribución social de aquella ciudad—. Imagino que lo más difícil en esta ciudad es superar la sensación de vértigo que provoca el cruzar los puentes y pasarelas, y el vivir sin el temor de que las paredes y plataformas se desmoronen y caigan al vacío.

Kazuma no pudo evitar sonreír ante el comentario de la muchacha (aquel sobre lo extraño de un plato de ardilla). El hecho es que a él también le parecía extraño, pero su natural curiosidad lo hacía comportarse como un pionero explorador en el campo de lo culinario. Su experiencia le había dicho que había platos que eran más agraciados por el costumbrismo culinario que por sus atributos gustativos. Aun así, su apetito jamás se amilanaba ante la expectativa de un plato nuevo, exótico o popular.

Entonces, ¿cómo es la vida de los ninjas? —pregunto de repente.

No estoy seguro, recién me gradué, aun no tengo experiencia y me inquietan muchas dudas —reveló con indolencia—. Para mí es como adentrarse en un misterioso bosque: no hay una meta clara, pero si muchas preguntas oscuras, y abarca cada parte de lo que vez; y no hay caminos, solo el que tú haces avanzando, porque no puedes recorrer el mismo sendero que otros han tomado… Un sitio donde todos buscan y hallan algo distinto…

»En fin, es bastante complicado, pero es lo más interesante que hasta ahora he conseguido.

¿Su respuesta tenía algún sentido? Puede que ni siquiera alegóricamente, pero aquella era la imagen que el mundo tomaba dentro de él, acaso contribuyendo a la popular creencia de que la gente de Mori no Kuni lo comparaba todo con un bosque.

Y tú, Mei-san, ¿a qué te dedicas?


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Aburame Mei - 1/10/2018

—Lo había pasado totalmente por alto, pero tienes razón— aseveré cuando mencionó sobre el temor al vértigo, o el miedo de que en cualquier momento uno de aquellos puentes o elevadores pudiese desprenderse —. No había pensado en ello, imagino que la mayoría de las personas y niños que han crecido aquí habrán superado ese tipo de dificultades desde la infancia.

«Al menos parece analizar las cosas»

Kazuma diría que no es más que un recién graduado y entonces dio rienda suelta a su percepción sobre el rumbo que un shinobi podría tomar, su perspectiva sonaba de lo más deprimente, recubierta por cierta neblina de oscura y que entorpece tu avance, la misma que dificulta localizar de dónde vienen los estímulos que te rodean, que no te deja saber cómo y por dónde avanzar.

—Vaya... No pensé que la vida de ustedes los ninjas fuese tan enigmática— terminaría respondiendo ante la revelación del muchacho.

«Hasta a mi se me quitaron las ganas de ser ninja...»

Y como toda buena persona con cuatro dedos de frente, él realizó la misma pregunta que yo —. Ayudo a mi papá con la jardinería, algo que no tiene nada de estelas de misterios ni nada de ese tipo en particular— respondí sin mucha dilación, realmente no sabía como hacerlo sonar interesante, o mejor dicho, sí sabía pero no quería.

—Tengo que admitir que muero de curiosidad por ver tu plato— busqué al camarero para saber sí vendría pronto, por lo menos con mi bebida que se me estaba secando la garganta con tanta charla.


RE: Jornada en la Ciudad Arbórea - Hanamura Kazuma - 1/10/2018

Vaya... No pensé que la vida de ustedes los ninjas fuese tan enigmática— terminaría respondiendo ante la revelación del muchacho.

Lo sé, es interesante, ¿verdad? —agrego él.

La muchacha revelo que se dedicaba a la jardinería, ayudando a su padre en el oficio. Ella parecía desestimar tal actividad como algo sin misterios, pero a Kazuma le parecía algo sumamente intrigante.

Eso es fascinante. Yo también practico un poco de jardinería, para el cultivo y otras cosas simples —reveló, mostrando un tanto de entusiasmo—. Siempre me han llamado la atención las técnicas para cuidar de las plantas.

Mientras la conversación continuaba, el mesero se acercaba a la mesa con el par de órdenes.

Disculpen la tardanza. He aquí lo que pidieron —dijo, mientras colocaba todo organizadamente en la mesa—: Un granizado de fresa y un pastel de frutos otoñales para la señorita y un guiso de ardilla para el joven.

Las alimentos dulces y coloridos que había pedido la muchacha contrastaban con el platillo de Kazuma: el suyo era un elegante tazón de madera relleno con un guiso espeso, oscuro y de aroma tentador. Al lado le acompañaba un tazón de arroz, mesclado con algunos granos de maíz.

El mesero se retiró y el peliblanco procedió a remover un poco su plato, como buscando algo que delatase el origen del mismo. Pero no encontró nada, la carne estaba cortada como si fuese la de cordero, y se veía absolutamente corriente.

Interesante —dijo mientras inspeccionaba su comida—. Cuando me dijo que era de ardilla supuse que me encontraría algo como un pequeño cráneo, como con las cabezas de pescado en las sopas marinas.

¿Aquello le hubiera parecido genial? Si, aunque eso resultaría un tanto macabro para los turistas. Además, si aquellas ardillas eran “gigantes”, el cráneo de alguna de ellas no cabría en el plato.


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