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Cerrar la puerta y tirar la llave - Versión para impresión

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Cerrar la puerta y tirar la llave - Sama-sama - 29/01/2019

La comitiva de Amegakure entró el el Valle de los Dojos de nuevo. Tan sólo eran un puñado de amejin; eran los suficientes amejin, sin embargo: dos de sus ANBU, Hōzuki Shanise y la triste protagonista de una historia de amargura: Aotsuki Ayame. O más bien, lo que quedaba de ella. Pelo blanco como una nube, el cuerpo de la chica había cambiado mucho desde que el Gobi hubiera tomado posesión de su frágil cuerpo.

La llevaban en un carro. Esposada. Con un sello en el estómago que impedía que despertara. Cualquier precaución era poca para con un bijuu. Además, quién sabe si alguno de esos dichosos Generales de Kurama pudo haberse enterado de que iban a volver a revertir la técnica de sellado: sin duda las medidas, aunque algo crueles, estaban totalmente justificadas.

Shanise no podía evitar pensar en por qué demonios Amedama Daruu se había empeñado en visitar tanto a Ayame incluso en aquellas circunstancias. Le habían prohibido acompañarles, no sólo porque tendría que encontrarse con varios uzujin cara a cara, y Shanise no estaba dispuesta a que la recién estrenada Alianza se fuese al garete de perder el control el chico; Yui sospechaba, en su paranoia habitual —aunque quizás tuviera razón en aquello— que Daruu podía tener algún tipo de complicidad con el bijuu, o que más bien éste había conseguido manipular su mente, de alguna extraña forma.

Bajaron a Ayame del carro y la cargaron al hombro entre ella y uno de los ANBU a través del frondoso Hokutōmori. Esta vez, los de Uzushio habían sido los primeros. Shanise comprobó que la mesa ya había sido arreglada. Sonrió. No supo cómo Yui y Hanabi habían convencido al Jūchin para volverles a dejar entrar allí.

Dejaron a Ayame en el banco de piedra, boca abajo. Aquella ropa de prisionera dejaba su sello al aire.

Habéis tardado más de lo acordado —protestó uno de los tres Uzumaki que Uzushiogakure envió: un anciano encorvado cuyo cabello, al contrario que el de los otros dos, ya había perdido el carmesí característico de los miembros del clan. Lucía un mostacho poblado que le cubría prácticamente toda la boca. Casi no se notaba que estaba hablando—. ¿Sabes lo que estas viejas piernas tienen que aguantar cada vez que tengo que esperar de pie?

Anda, Ryūjo, deja de quejarte. —Habló una de los otros dos, una Uzumaki visiblemente mayor, pero también visiblemente vivaz—. No es para tanto.

Lo siento, lo siento, señores —se excusó Shanise rápidamente—. Teníamos que extremar las precauciones, además... ella no puede caminar.

De hecho, más vale que no lo haga. Quiero vivir todavía al menos cien años más... —El último. Un enjuto pelirrojo con los ojos negros. Señaló a la mesa—. Tendrán que sujetarla bien. Tiene que estar despierta para que funcione.

Shanise arrugó el morro, dubitativa. Finalmente, hizo aparecer cinco llamas de color azul en sus dedos, y deshizo la técnica de sellado de la tripa de Ayame dándole la vuelta. Antes de que el Gobi recobrase la consciencia, la acostaron del lado correcto de nuevo. Ella tomó sus brazos y los ANBU de las piernas.

Háganlo ya. Que sea rápido.

Los Uzumaki se acuclillaron frente a Kokuo, dibujaron unos intrincados sellos alrededor de ella y formularon un sello.

¡¡Kai!!
¡¡Kai!!
¡¡Kai!!

Sería doloroso, sin duda. Pero todo era por Ayame.

Para traerla de vuelta, debían meter de nuevo al monstruo en su jaula. Cerrar la puerta. Y tirar la llave.


Daruu Sama-sameando, hueco de rol.



RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Aotsuki Ayame - 30/01/2019

Kokuō lo supo en cuanto vio a Shanise acercarse a su celda acompañada de los guardias. Lo supo cuando ambas cruzaron la mirada, sin necesidad de palabra alguna: La hora había llegado.

«Kokuō... no hagas nada.»

Le rogó Ayame, aunque no habría hecho falta que se lo dijera. Estaba harta de luchar, y sabía que cualquier acto de rebeldía sería inútil. Ya se lo habían demostrado una y otra vez durante las últimas semanas. Por eso se mantuvo inmóvil mientras los guardias abrían la celda, no movió un músculo cuando el chasquido de la llave y el chirrido de la puerta se clavaron en sus oídos. Y aún así la redujeron. Por si acaso el monstruo les saltaba al cuello, se dijo, justo antes de que la mujer clavara sus dedos en su abdomen y todo se oscureciera y girara a su alrededor. Ni siquiera iba a poder sentir el aire fresco antes de que la encerraran de nuevo y para siempre...

«Kokuō...»



. . .



Despertó con las manos esposadas tras la espalda en una incomodísima posición. Estaba tumbada boca abajo sobre una superficie áspera y dura, piedra supuso. Háganlo ya. Que sea rápido.intentó moverse para acomodarse, pero varios pares de manos la retuvieron en el sitio, sosteniendo sus brazos y sus piernas contra el banco. Gruñó, alarmada y aterrorizada. Una única lágrima se escapó de uno de sus ojos.

«No hagas nada. Demuéstrales... Demuéstrales que no eres el monstruo que ellos dicen que eres.»

El corazón le galopaba en el pecho. El nudo en la garganta la asfixiaba de dolor. Su cuerpo se tensaba, anhelante de huir. Tenía miedo. Estaba absolutamente aterrorizada. Pero ninguno de aquellos humanos sintió ningún tipo de compasión por el monstruo al que estaban subyugando.

Háganlo ya. Que sea rápido —ordenó Shanise.

Y varios ancianos se agacharon junto a ella. Kokuō intentó mover la cabeza, sólo para ver qué iban a hacer con ella. Pero la tenían firmemente sujeta contra el banco de piedra, apenas podía respirar correctamente.

¡¡Kai!!
¡¡Kai!!
¡¡Kai!!


Desde luego, no fue un proceso tan tranquilo como cuando Kuroyuki llevó a cabo la técnica.

Fue como si una mano gigante de hierro la hubiese apresado de repente y tirara con violencia de ella hacia abajo. Hasta ahora había estado apoyada sobre un banco de piedra, pero ella se sintió atravesarlo, literalmente. Se sintió caer, caer caer... Y las paredes se cerraron a su alrededor, obligándola a encogerse hasta lo imposible para no resultar aplastada. Y Kokuō gritó. Gritó con toda la fuerza de sus pulmones.

¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!

Para la cautiva fue justo lo contrario. El espacio se abrió para ella, pero antes de que pudiera alzar el vuelo una fuerza invisible tiró de repente de ella hacia arriba, a toda velocidad. La luz se hizo más intensa, punzó sus ojos sin piedad, abrasó su piel. Y Ayame gritó. Gritó con toda la fuerza de sus pulmones.

¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!

Sus cabellos se oscurecieron paulatinamente, desde la raíz hasta la punta. Ayame quiso llevarse las manos a los ojos, pero seguían apresadas tras su espalda y no pudo hacer más que revolverse sobre sí misma, aullando de nuevo. Cegada por el dolor, apretó la frente contra el banco de piedra. Las lágrimas borraron todo rastro de la sombra rojiza de sus párpados y, al cabo de varios minutos de agonía, la muchacha se derrumbó sobre la piedra, temblando, jadeando.

Ah... ah...


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Sama-sama - 30/01/2019

Al instante, una luz cegadora les envolvió, desde el sello. Shanise apretó bien a Ayame, más que para evitar que el bijuu escapara en el último momento, porque el terrible y profundo grito de dolor era insportable. Cerró los ojos y apretó los dientes hasta que el resplandor se apagó y Ayame dejó de gritar. Hasta que su voz cambió, y volvió a ser la de ella.

Allí estaba. Aotsuki Ayame.

No me lo puedo... creer... ¡Ha funcionado! —dijo uno de los ancianos Uzumaki.

¿Cómo que no te lo puedes creer? ¿¡Es que acaso no lo teníais terminado!?

Jovencita, no hemos tenido la oportunidad de... probar esta técnica. Francamente, es el trabajo más difícil de nuestra vida.

Tsk... —Shanise chasqueó la lengua, molesta, y fijó la vista en Ayame. Al menos, era ella de verdad. Había vuelto de verdad. Sintió euforia. Estuvo a punto de llorar. Cuánto había tenido que pasar aquella muchacha, desde aquella misión con los hilos de chakra natural—. Como sea... gracias.

Si nos disculpas, nosotros vamos a irnos ya —dijo el último de los ancianos—. Tenemos que informar a Hanabi-kun.

Shanise, sin mirarles, les hizo un gesto con la mano.

Id, id. Nosotros nos quedaremos un rato. Ayame está muy débil. —Se subió a la mesa y se arrodilló junto a Ayame, acariciándola el pelo—. Ayame, Ayame. Eh. Ya está. Todo está bien. ¿Ves como eras más que un jarrón para nosotros? Ya está.

»Bienvenida de vuelta.


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Aotsuki Ayame - 30/01/2019

Escuchaba voces a su alrededor, pero sonaban lejanas, embotadas en sus oídos. No entendía lo que decían y le daba igual. Le daba igual porque estaba sintiendo la fresca brisa primaveral acariciando su rostro, revolviendo sus cabellos, estaba sintiendo el tacto de la piedra bajo su cuerpo, estaba escuchando el canto de los pájaros desde más allá. Un águila chilló desde el cielo.

Y los labios de Ayame se curvaron en una fugaz y tenue sonrisa. Volvía a sentirse viva.

Ayame entreabrió los ojos y la luz incidió de nuevo sobre sus iris, ahora castaños, como siempre debieron ser. Y los colores y las sombras comenzaron a tomar forma frente a sus ojos. Aún así, le costó varios segundos despertar a su cerebro para asimilar lo que estaba ocurriendo. Tres ancianos, completamente desconocidos, hablaban entre sí y con otra figura que se encontraba junto a ella. Una figura a la que sí conocía. La conocía muy bien. La visión no duró mucho tiempo, las lágrimas no tardaron en empañar su vista de nuevo. Pero sí se dio cuenta de que las tres figuras comenzaban a alejarse.

Gr... grac... gracias... —sollozó, terriblemente debilitada.

Si sus agradecimientos habían sido o no escuchados sería algo que nunca sabría. Los ancianos se marchaban, y una mano suave y cálida acarició sus cabellos.

Ayame, Ayame. Eh. Ya está. Todo está bien. ¿Ves como eras más que un jarrón para nosotros? Ya está. Bienvenida de vuelta.

Shanise...-senpai. Lo... lo siento... —pronunció, y sus hombros se convulsionaron cuando rompió a llorar de nuevo. Se avergonzaba de hacerlo, pero no podía hacer nada por evitarlo. Quiso reincorporarse, pero tal y como estaba le resultó imposible—. Mis... mis manos... —suplicó.


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Amekoro Yui - 30/01/2019

¿Pero por qué te disculpas, Ayame? —dijo una Shanise envuelta en lágrimas de alegría—. ¡Oh, sí! Las esposas... lo siento. —La jounin deslizó sus manos hacia la espalda y sacó la llave con la que a continuación retiraría las esposas supresoras de chakra de Ayame—. ¿Puedes levantarte, o te ayudamos?

¡Al fin! La jinchuuriki ha vuelto.

Estaba harto de tener que lidiar con ese monstruo día sí y día también... Bienvenida, Guardiana.

Shanise se giró y les dirigió a sus ANBU una mirada severa.

Se llama Ayame —espetó—. Y ahora, moved el culo de vuelta a Amegakure y decidle a Yui-sama que todo ha salido bien. Yo me quedaré hasta que Ayame pueda emprender el viaje sana y salva.


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Aotsuki Ayame - 30/01/2019

¿Pero por qué te disculpas, Ayame? —preguntó Shanise, con los ojos anegados de lágrimas, y Ayame no supo bien que responder—. ¡Oh, sí! Las esposas... lo siento.

Shanise sacó unas llaves desde la parte posterior de su espalda y se inclino sobre ella. Con un ligero chasquido, las esposas se abrieron y las muñecas de Ayame quedaron libres. Y no sólo eso, el chakra volvía a recorrerla con normalidad. El corazón le latía con fuerza. Volvía a ser el Agua.

¿Puedes levantarte, o te ayudamos? —le preguntó la Jōnin.

Pero Ayame, deseosa de saborear su libertad, ya había apoyado sendas manos y había intentado reincorporarse. Demasiado rápido. Las piernas le fallaron en el último momento y calló de nuevo al suelo de rodillas. Pese a que su cuerpo se encontraba en perfecto estado, ella aún se sentía terriblemente débil. Era como si su espíritu aún no se hubiese amoldado a la carne que le pertenecía, como si de verdad hubiera estado casi tres meses sin andar y sin moverse...

Casi tres meses... Una estación entera.

¡Al fin! La jinchuuriki ha vuelto.

Estaba harto de tener que lidiar con ese monstruo día sí y día también... Bienvenida, Guardiana.

«Kokuō no es un monstruo... Y yo no soy una Guardiana. Ya no.» Ayame les dirigió una mirada sombría. Había reconocido las voces de sus carceleros, no, de los carceleros de Kokuō. Por supuesto que lo había hecho. Había sido testigo de todos aquellos días de prisión. Y le habría encantado tener las fuerzas para corregirles y ponerles en su lugar, pero...

Se llama Ayame —les espetó Shanise por ella—. Y ahora, moved el culo de vuelta a Amegakure y decidle a Yui-sama que todo ha salido bien. Yo me quedaré hasta que Ayame pueda emprender el viaje sana y salva.

Ayame había dejado de prestarles atención. Se contemplaba las manos con lágrimas en los ojos, incapaz de creer aún que la pesadilla se había acabado. Se palpó el rostro, acarició sus cabellos, sus hombros, sus brazos... Volvía a ser ella. Aún con aquellas ropas de carcelera, volvía a ser Aotsuki Ayame. Quiso chillar de pura felicidad, quiso reír, quiso levantarse y bailar, correr, elevarse en el cielo con sus alas de agua. Pero lo único que lograba hacer era llorar y llorar...

Anhelante de contacto humano, la muchacha se arrojó a los brazos de Shanise.

—Gracias... gracias... gracias... —repetía una y otra vez.


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Sama-sama - 30/01/2019

Tsk... —Shanise había recibido a Ayame y la apretaba contra su hombro, molesta. La condenada iba a hacerle llorar otra vez—. Venga, va, ya está. Ya está. Vámonos de aquí. —Poco a poco, Shanise ayudó a Ayame a bajar de la mesa y a reincorporarse. Ofreciéndole la cintura como apoyo, las dos caminaron lentamente hacia una mochila de tela que había apoyada en un árbol cercano—Te he traído tu ropa, pero supongo que querrás cambiarte en un... sitio mejor.

»Déjame que coja la mochi... ¡hop! ...la mochila. —Nuevamente, iniciaron una marcha lenta, casi parecía una bienvenida triunfal. Pero su aspecto no tenía nada de triunfal. Arrastrándose, emprendieron el camino de salida de Hokutoumori—. Estamos en el Valle de los Dojos. En Hokutoumori, no sé si lo conocerás —dijo—. Supongo que habrá muchas cosas que querrás preguntar, aparte de seguir agradeciéndome. Cuando quieras.


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Aotsuki Ayame - 30/01/2019

Shanise chasqueó la lengua pero recibió a la llorosa muchacha entre sus brazos. No se había dado cuenta hasta aquel momento. Había anhelado su libertad, poder moverse, poder caminar, poder ser ella misma, pero no se había dado cuenta de cuánto echaba de menos un abrazo, cuánto echaba de menos tener contacto físico con alguien.

Venga, va, ya está. Ya está. Vámonos de aquí.

Ayame asintió, sorbiéndose la nariz, y se obligó a separarse de la mujer. Shanise la obligó a bajar de la mesa de piedra y a reincorporarse. La muchacha aceptó su ayuda y se apoyó en ella para caminar, aunque era evidente que se estaba esforzando por moverse por sí misma sin ayuda. Sin demasiado éxito, todo hay que decirlo. Salieron de aquel curioso templo que se abría al aire, y Ayame respiró hondo, impregnándose del exterior.

Te he traído tu ropa, pero supongo que querrás cambiarte en un... sitio mejor —dijo Shanise, mientras se acercaban a un árbol cercano, en cuya base descansaba una mochila.

Mi ropa... —Ayame ahogó una exclamación. Pero era evidente que, por mucho que estuviera deseando deshacerse de aquellos harapos de prisionera que dejaban su sello al aire, debía también esperar a que estuvieran en un sitio... más recogido.

Déjame que coja la mochi... ¡hop! ...la mochila.

Iniciaron de nuevo la lenta marcha. Un pie tras otro, se internaron en el bosque, y Ayame recuperó enseguida su característica curiosidad.

Estamos en el Valle de los Dojos —explicó Shanise, como si le hubiese leído el pensamiento—. En Hokutōmori, no sé si lo conocerás.

Ayame asintió en silencio, algo sombría. El Valle de los Dojos, donde todo había comenzado... era tan irónico que hubiese acabado también allí...

Supongo que habrá muchas cosas que querrás preguntar, aparte de seguir agradeciéndome. Cuando quieras.

No se lo tuvo que pedir dos veces.

¿Cómo... cómo lo habéis conseguido? Revertir de nuevo el sello, quiero decir. ¿Quiénes eran esos ancianos?


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Sama-sama - 30/01/2019

Miembros del Consejo de Sabios Uzumaki de Uzushiogakure —contestó Shanise—. Nuestro equipo en Amegakure no consiguió hallar la forma de revertirlo. En cuanto cómo lo han hecho, tengo la sensación de que ni ellos entienden muy bien cómo —rio—, pero lo han hecho, y ahora vuelves a estar aquí, y eso es lo que importa. —Shanise la miró un breve instante—. Tuvimos que hacer algunas concesiones, aunque al final creo que el acuerdo fue beneficioso para todos.

»Ahora somos aliados. Hemos formado la Alianza de las Tres Grandes. Uzushiogakure, Amegakure, Kusagakure.


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Aotsuki Ayame - 30/01/2019

Miembros del Consejo de Sabios Uzumaki de Uzushiogakure —contestó Shanise.

Y Ayame se quedó boquiabierta.

¿Uzushio...gakure? —repitió, incapaz de dar crédito a lo que acababa de escuchar.

Nuestro equipo en Amegakure no consiguió hallar la forma de revertirlo. En cuanto cómo lo han hecho, tengo la sensación de que ni ellos entienden muy bien cómo —se rio en voz alta—, pero lo han hecho, y ahora vuelves a estar aquí, y eso es lo que importa.

Shanise intercambió la mirada con ella, y Ayame no pudo evitar sonrojarse y romper el contacto visual, agachando la cabeza. Y ella había llegado a pensar que se habían olvidado de ella...

Tuvimos que hacer algunas concesiones, aunque al final creo que el acuerdo fue beneficioso para todos. Ahora somos aliados. Hemos formado la Alianza de las Tres Grandes. Uzushiogakure, Amegakure, Kusagakure.

La muchacha ahogó una exclamación de euforia, pero, y aunque trató de esconderlo, no pudo evitar que una sonrisa temblara en sus labios.

«¡Lo hemos conseguido, Eri-chan!» Pensó para sí, radiante de felicidad. Desconocía si su carta había llegado finalmente a manos del Uzukage, aunque esperaba que sí, pero todo parecía indicar que, tal y como deseaban, la tensión entre las tres aldeas había terminado por fin.

Aunque no se podía decir lo mismo sobre la relación entre ciertos shinobi...

¿Puedo preguntar qué tipo de concesión, Shanise-senpai? —preguntó en apenas un susurro, apurada ante la posibilidad de que la aldea hubiera tenido que hacer un gran sacrificio sólo por ella.


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Sama-sama - 30/01/2019

Shanise se detuvo en momento. No sabía qué tipo de reacción tendría Ayame al volver a hablar de ese mocoso impertinente, pero en el fondo, le debía saber toda la verdad.

Les entregamos a Watasashi Aiko —dijo, seca—. Así que al final ese Datsue se salió con la suya.

»Aunque algo me dice que las cosas pueden cambiar —siguió, no muy convencida—. Por lo visto, los Generales de Kurama asesinaron a Uchiha Akame. Ahora, sólo queda él como jinchuuriki.

»A ver si ahora que tiene a Aiko nos deja de una vez en paz a todos.


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Aotsuki Ayame - 30/01/2019

Y Shanise se detuvo un instante, y Ayame con ella. Durante un instante, sólo el viento se movió a su alrededor. La jonin pareció pensarse la respuesta, pero al cabo de varios segundos habló:

Les entregamos a Watasashi Aiko —dijo, seca—. Así que al final ese Datsue se salió con la suya.

Ayame abrió los ojos como platos. Aiko. Watasashi Aiko. La kunoichi inmortal. Ella sólo la había visto en un par de ocasiones: en una de ellas le ofreció su ayuda para entrenar el lanzamiento de shuriken para que pudiera aprobar el examen de genin, en la otra había interrumpido sin querer su encuentro con Uchiha Datsue... Dando comienzo a todo aquel torbellino de locura y sinsentido. Lo último que había sabido de ella es que había sido sepultada en el fondo del lago por orden de la Arashikage y ahora... Ahora esa kunoichi era intercambiada por su libertad como si no fuera más que un paquete de cromos.

La Arashikage había accedido a entregar a una kunoichi inmortal, un arma terriblemente peligrosa si adoptaban el papel del estratega, y todo por recuperarla a ella.

Ayame agachó la mirada y hundió los hombros.

E... entiendo... —murmuró, súbitamente abrumada.

Aunque algo me dice que las cosas pueden cambiar —continuó Shanise, no muy convencida—. Por lo visto, los Generales de Kurama asesinaron a Uchiha Akame. Ahora, sólo queda él como jinchuuriki. A ver si ahora que tiene a Aiko nos deja de una vez en paz a todos.

¡¿Uchiha Akame ha muerto?! —exclamó, sin poder evitar un nuevo sobresalto—. ¿El mismo Akame que me...? —"Que me apalizó en el torneo, que ascendió a jonin de un tiempo a otro, que presumía de ser un profesional... Sacudió la cabeza, centrándose en lo verdaderamente importante—. ¡Pero se supone que esos Generales buscan revertir los sellados para dejar a los bijuu libres, no matarnos!

Se calló de golpe, como si le hubiesen asestado una bofetada. De repente se había sentido como si hubiese hablado de más, pero...


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Sama-sama - 30/01/2019

Shanise asintió. Era una duda normal... para alguien que no conociese algo de Fuuinjutsu.

Sí, Ayame, buscan revertir los sellados, ¿pero cómo se revierte el sellado de un jinchuuriki a medias? —cuestionó—. No lo haces. No puedes hacerlo. El bijuu no podría tomar el cuerpo. O eso es lo que yo supongo que ha pasado. —Negó con la cabeza—. No podían hacerlo con los dos vivos. De modo que se cargaron a uno de ellos. Ahora tienen vía libre para revertir el sellado de Datsue. Suponemos que van tras él.

»Sé que esto te va a resultar chocante, pero os tenéis que proteger a toda costa. El escenario ha cambiado. Ahora el enemigo... es otro.


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Aotsuki Ayame - 30/01/2019

Shanise asintió, comprensiva ante su pregunta aunque no extrañada ni sorprendida. Mas bien al contrario.

Sí, Ayame, buscan revertir los sellados, ¿pero cómo se revierte el sellado de un Jinchūriki a medias? —le preguntó.

Y menos mal que era una pregunta retórica que no buscaba respuesta, porque, en cuanto a técnicas de sellado se refería, Ayame era una auténtica negada. Bastante le costaba ya comprender que se hubiera conseguido dividir el chakra de un Bijū a la mitad...

No lo haces —continuó—. No puedes hacerlo. El Bijū no podría tomar el cuerpo. O eso es lo que yo supongo que ha pasado. No podían hacerlo con los dos vivos. De modo que se cargaron a uno de ellos. Ahora tienen vía libre para revertir el sellado de Datsue. Suponemos que van tras él.

»Sé que esto te va a resultar chocante, pero os tenéis que proteger a toda costa. El escenario ha cambiado. Ahora el enemigo... es otro.


Sí... Kurama...

Ayame volvió a desviar la mirada, sombría. La imagen del rostro burlón de Datsue volvió a pasearse por su mente, y el recuerdo del último encuentro que había tenido con él (o, mejor dicho con Kokuō) le hizo apretar los puños, llena de rabia.

Si es lo que se me ordena hacer, como kunoichi de Amegakure lo haré —asintió, mucho más seria de lo que acostumbraba a ser.

Porque, desde luego, pos simpatía no iba a proteger a ese Uchiha.


RE: Cerrar la puerta y tirar la llave - Sama-sama - 30/01/2019

Shanise pareció leer a través de ella como a través de un vidrio bien limpio, porque inmediatamente contestó:

¿Crees que a Yuyu le hizo mucha gracia la idea? —dijo, riéndose—. Cuando acabó el examen de chuunin, Amedama Daruu visitó el despacho de la Arashikage para sugerir sellar una gran cantidad de sellos explosivos junto a Aiko por si Datsue intentaba recuperarla. —Hizo una pausa—. ¿Sabes cuántos sellos metió ahí Yui? ¿Sabes cuánto le gustó la idea? Sólo te digo que hemos tenido que tener mucho cuidado para sacarla. Tanta polvora podría haber creado un puto tsunami en el lago de Amegakure. —Salieron de Hokutoumori. La silueta de los diferentes asentamientos en el Valle enseguida fue visible. Y el aire fresco, la libertad.


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