Otoño-Invierno de 221
Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Nivel
|
|
32 |
Exp
|
|
71 puntos |
Dinero
|
|
4420 ryōs |
Ficha de personaje
|
|
Aotsuki Ayame Datos básicos
· Fecha de nacimiento: Hikariyōbi, día 31 de Caída del Pétalo del año 203 · Residencia: Amegakure · Sexo: Femenino ♀ · Facultad personal: Ichizoku: Hōzuki (鬼灯一族) · Naturalezas del chakra: Suiton (水遁) Descripciones
· Física: Es una joven de mediana estatura y con un cuerpo que ya comienza a perfilar las típicas curvas femeninas. Pese a su oficio como kunoichi, apenas ha desarrollado musculatura por lo que a simple vista puede dar la impresión de que es una chica más frágil y quebradiza de lo que en realidad es. Lo que no se puede negar de ninguna manera es que la fuerza física no es su mayor virtud, sino su agilidad felina. Su mano hábil es la derecha. Su cabello es largo, ondulado y del color del carbón que refleja destellos azulados a la luz del sol. Vencido por la gravedad, cae sobre su espalda como una cascada oscura, casi sobrepasando la mitad de esta y los extremos de sus mechones se entrecruzan y abrazan en diferentes rizos. De hecho, a la altura de su sien derecha, un característico rizo se eleva en contra de la gravedad. Es muy raro verla con el pelo recogido, pues le gusta llevarlo siempre suelto. Su rostro es redondeado, de gesto casi infantil y tez pálida como la luz de la luna. Más pálida incluso de lo que sería lo normal al vivir en una aldea donde nunca llega la luz del sol. Destacan sus ojos de color avellana (con ligeros destellos verdosos cuando reciben de forma directa la luz del sol) grandes, atentos, increíblemente expresivos y de mirada siempre curiosa y ávida de conocimiento. Son dos sus marcas más características. La primera, y la que define su apellido, es una marca de nacimiento con forma de luna menguante de color azulado que luce en la frente y que ya no oculta como solía hacer antes. La segunda la lleva entre los omóplatos, y se trata de un sello que representa el kanji "hierro" (鉄) y retiene el poder del bijū que hospeda en su interior... La bestia de las cinco colas, el Gobi. Le gusta vestir ropas cómodas y flexibles que no le resten movilidad y al mismo tiempo le proporcionen el abrigo suficiente para resistir el inclemente tiempo de Amegakure. Su uniforme de kunoichi suele constar de un uwagi sin mangas de color azul eléctrico que ciñe a su cintura con un cinturón ancho de color negro y cuya hebilla, plateada, recuerda a una luna por su forma. Cubriendo sus brazos, y con ellos los mecanismos ocultos que ciñe a sus muñecas, lleva dos mangas de color violáceo que están ceñidas hasta el nivel del codo y después se abren de forma amplia hasta el final de su longitud. Además, en pos de ocultar el sello de su espalda, ha adoptado la costumbre de vendarse el torso. Lleva pantalones largos de color oscuro, y encima de estos una suerte de falda violácea que adopta la forma de tres pétalos. Completan el uniforme las botas ninja de color azul que calza y la placa que la identifica como kunoichi de Amegakure, atornillada en la manga derecha a la altura del bíceps. · Psicológica:
Después de todas las experiencias vividas en los últimos tiempos, Ayame ha tenido que aprender a templarse y ahora actúa con una mayor madurez. Ya no se deja provocar con tanta facilidad y, por suerte o por desgracia, ya no es tan ingenua a la hora de confiar en las personas que no conoce. Después de tantas traiciones y confianzas frustradas, Ayame ha levantado un muro a su alrededor y ya no se abre con la misma facilidad hacia los desconocidos. Aunque hacia sus más allegados, y hacia sus familiares y amigos (las personas más importantes en su vida) se muestra igual de alegre, infantil e inocente como siempre solía ser. Suele pecar de falta de confianza en sí misma, sobre todo cuando se compara con los demás. Y aunque siempre se muestra voluntariosa de seguir luchando con todas sus fuerzas, es fácil que termine desanimándose y hundiéndose en su falta de autoestima. Su notable inseguridad le lleva a buscar constantemente el reconocimiento de los demás, y es esa búsqueda lo que la empujaba a esforzarse al máximo en su trabajo como kunoichi. Siempre daba todo lo que tenía para cumplir con éxito sus misiones, aunque no siempre lo hacía de la manera más eficiente y su impulsividad le lleve a cometer algunos fallos. A lo largo de los años su familia le ha inculcado de manera indirecta una especie de código de honor que sigue a rajatabla: Jamás, por muy débil que pueda parecer un enemigo a simple vista, subestimaría su poder. Jamás, sean las circunstancias que sean, alargaría innecesariamente el sufrimiento de un posible objetivo (la tortura no entra en su mente como una posibilidad, y un innato desprecio crece en ella ante las personas que se jactan del sufrimiento ajeno). También guarda cierto orgullo como Hōzuki: ella es el agua. Y como tal, no puede ser restringida, ni ahogada, ni contaminada. Atributos
· Nivel: 32 • Fuerza: 30 • Resistencia: 40 • Aguante: 40 • Agilidad: 110 • Destreza: 60 • Poder: 80 • Inteligencia: 80 • Carisma: 50 • Voluntad: 60 • Percepción: 100 • PV: 295 • CK: 355 Facultades
• Ichizoku: Hōzuki: 85 • (Ninjutsu)
• Genjutsu: 90 • (Bukijutsu)
Inventario
•Comunicador avanzado [Oído izquierdo] [Media cuadrícula de mapa, 15 turnos de batería] •Hitai-ate [Hombro derecha, manga] [Defiende 7 PV] •Carcaj con 15 flechas [Espalda] [15 PV/flecha] •Hankyu [Antebrazo izquierdo] •Mecanismo oculto de kunai [Antebrazo derecho]
Méritos y defectos
¤ Bendición de Amenokami
Estás acostumbrado a recibir la lluvia sobre tu cuerpo. El agua no te entorpece para pelear, ni en la tormenta más furiosa. Además, no te resfrías ni sufres de hipotermia porque tu cuerpo esté mojado en condiciones normales. Los personajes de Amegakure tienen este mérito desbloqueado de manera totalmente gratuita.
«Entre aguas vivo y agua soy. ¿Por qué iba a detenerme una tormentita como esta?»¤ Diseñador (coste de 2 puntos) El usuario obtiene una evolutiva extra. Este mérito puede escogerse al crear la ficha, o alternativamente más adelante si se tienen defectos de sobra y puntos de mérito disponibles. La evolutiva debe crearse al subir de nivel, pero puede ser utilizado en cualquier momento.
«¡Oh! ¡Se me ha ocurrido una idea genial! ¿Y si utilizara el chakra, lo moldeara de esta forma y lo utilizara para...? ¡Soy un genio!»¤ Sueño ligero (coste de 1 punto) Puedes despertar inmediatamente ante la menor señal de problemas o peligro, sin vacilación o entumecimiento alguno.
«Mira que duermo como un lirón, pero siempre me jamás he tenido problemas para despertarme. Un pequeño ruido, un pequeño toque en el hombro, alguien pronunciando mi nombre... No hace falta mucho más que eso.»¤ Sentido agudo (coste de 1 punto) (Oído) El usuario posee uno de sus cinco sentidos amplificado anormalmente de nacimiento, y por lo tanto podrá usarlo con un poco más de destreza que el resto de personajes. Debe especificarse el sentido aumentado. La agudeza del sentido es mucho mayor con una Percepción elevada.
«Hey, ¿no me digas que no has oído eso? ¡Venía de por allí! ¡No han sido imaginaciones mías!»¤ Defensor (coste de 1 punto) El ver a un aliado, un amigo, un compañero, un familiar o un amor estar en un peligro real... Te llena de determinación. Puedes lanzarte a ayudar a alguien querido a pesar de tu baja Voluntad.
«Papá, mi hermano mayor, Daruu-san... Todos ellos son personas muy valiosas para mí... ¡Por eso no permitiré que les pongas un dedo encima!»
¤ Fobia agudizada (otorga 1 punto)
Sientes un miedo insuperable hacia algo (ejemplos comunes son las arañas, las serpientes, las multitudes y las alturas). Siempre que estés en presencia de estos elementos, se suspenden todas las bonificaciones a los atributos, y si tienes una Voluntad baja, podrías quedar totalmente paralizado.
«Desde que me sellaron al Gobi, no soy capaz de soportar la oscuridad. Es un miedo inconsciente... Es un miedo estúpido... Es un miedo irracional... Y yo lo sé... Pero no puedo evitar quedarme paralizada cada vez que me quedo a oscuras. En realidad, casi tengo más miedo de ver algo en esa oscuridad que el hecho de no ver.»¤ Intolerancia (otorga 1 punto) Sientes un desprecio irracional (o justificado) hacia cualquier cosa, desde personas a determinadas actitudes o grupos. Éste desprecio no es ligero, sino que es bastante marcado, y puede conducir las acciones de tu personaje hacia una dirección equivocada. Ten en cuenta que algunas cosas podrían ser demasiado triviales para esto. Pregunta a un administrador.
«Las drogas no son más que una manera estúpida de quemar el dinero y tu propia salud para evadirte del mundo exterior y de la realidad. Quien hace eso es un cobarde, y no merece mi respeto.»¤ La curiosidad mató al gato (otorga 1 punto) Sientes una terrible curiosidad por todo lo encerrado, prohibido u oculto, lo que a veces te lleva a cometer actos de imprudencia sólo para satisfacer esta manía de saber lo que hay detrás de todas las cosas.
«¿Qué es eso? ¿Y eso? ¿Por qué brilla? ¿Y qué hace? ¡Oh! ¿Puedo pulsar ese botón rojo?»¤ Negado en Fūinjutsu (otorga 2 puntos) Niega el derecho al uso de una facultad en toda la vida como shinobi, y ésta deberá permanecer en 0 puntos. No se incluye la negación de la facultad personal.
«No hay manera... No consigo comprender todas esas fórmulas y símbolos extraños. No consigo comprender cómo funcionan esas técnicas. ¡Y ni siquiera soy capaz de sellar una mota de polvo en un pergamino!»Extras
· Recuerdos de todo lo referente a lo ocurrido en la trama de Perdida en mis Propios Pensamientos bloqueados con la técnica Shinkyou Kabe no Jutsu · Recuerdos de todo lo referente a la liberación de Kokuō ocurrido en la trama de Cerrar la puerta y tirar la llave bloqueados con la técnica Shinkyou Kabe no Jutsu |
Historia
|
|
Historia de Aotsuki Ayame
Capítulo I - Silencio mortal
Para cualquier persona, un nacimiento debería ser el acontecimiento que trajera la máxima felicidad a su familia. Un nacimiento es sinónimo de vida, el milagro de la vida que es capaz de iluminar los ojos de la persona más dura y sombría del planeta... Un nacimiento es una dicha, en todos los sentidos de la palabra. Sin embargo, para la familia Aotsuki, el nacimiento de su segunda hija fue sinónimo de vida y muerte al mismo tiempo… Tratando de calmar los desbocados latidos de su corazón, Zetsuo se asomó por la ventana. La argéntea luz fantasmal de la luna menguante destellaba en sus ojos aguamarina. Era una noche escalofriantemente silenciosa. Era Hikariyōbi y la lluvia no caía sobre la aldea. Y aunque él no era un hombre especialmente supersticioso, sintió que se le ponía el vello de punta. Se sentía como un extranjero dentro de su propia villa, como si estuviera contemplando un cuadro que no estuviese acostumbrado a ver. Un chillido de dolor rasgó el inquietante mutis en el que estaba sumido el hospital y la mujer que se encontraba en la camilla se encogió en un espasmo. Tenía todos los músculos del cuerpo tensos, su rostro estaba contraído por aquel terrible sufrimiento que la sacudía en sucesivas oleadas que cada vez se producían de manera más frecuente. —Vamos, aguanta. Pronto pasará todo... —le susurró, con el corazón encogido por la angustia, y apartó varios mechones de cabello blanco como la nieve de su rostro empapado por sudor. Pero su esposa se estremeció con una nueva contracción, y sólo pudo responder con un nuevo quejido—. ¡ENFERMEROS! ¡¿A QUÉ COJONES ESTÁIS ESPERANDO?! Dadas las circunstancias, se negaba a apartarse de ella para ir en busca de ayuda. En un gesto desesperado, se dio la vuelta y en apenas un parpadeo se vistió con la bata que había traído con él. Aotsuki Zetsuo era, ante todo, un reconocido jonin dentro de la aldea. Pero por su maestría en el arte de la medicina también se había ganado un puesto importante en el hospital de Amegakure. No habían sido pocas las personas que habían tratado de convencerle para que no asistiera al complicado parto de Hōzuki Shiruka, que había comenzado al ponerse el sol por el oeste, pero no estaba dispuesto a quedarse de bazos cruzados, impotente, mientras su esposa sufría de aquella manera. —Aguanta, Shiruka, cariño. Debes aguantar. Ya queda poco, vamos —le repitió, buscando aquellos ojos avellana que tanta tranquilidad le transmitían. Pero los tenía firmemente cerrados en aquella mueca de sufrimiento que precedió a un nuevo grito. Zetsuo ya estaba maldiciendo la ineptitud de sus compañeros cuando varios médicos y enfermeros entraron atropelladamente en la habitación. Todos ellos cargados con los múltiples utensilios y bolsas de suero que necesitarían durante la intervención. —¡Vamos, deprisa! ¡Ya está lista! —¡Joder, ya era hora! ¡Pues claro que está lista! Los siguientes momentos pasaron toda velocidad ante él. Estaba aturdido, las alarmadas voces de los médicos y los angustiados gritos de Shiruka giraban en torno a él como un furioso torbellino que era incapaz de ordenar. Sintió que le faltaba el aire, que todo en torno a él se difuminaba como si se hubiera sumergido repentinamente en un océano embravecido. Pero debía concentrarse. Por eso, sacudió la cabeza bruscamente y dejó de prestarles atención. Todos estaban concentrados en su trabajo, en su misión: traer con vida a la niña y conservar la de la madre. Pero las complicaciones no tardaron en sucederse. Una tras otra. Como un efecto dominó que terminaría desencadenando en la más absoluta catástrofe. El bebé no se había colocado correctamente. El cordón umbilical se había enrollado en torno a su delicado cuello. Si no hacían algo terminaría por asfixiarse. Los gritos de Shiruka eran cada vez más desesperados. —¡La estamos perdiendo! Los pitidos de la máquina que monitorizaba las constantes vitales de su mujer se aceleraron súbitamente. Zetsuo alzó la cabeza, sobresaltado. —¡Mierda! Vamos, Shiruka... —¡La tenemos! ¡Tenemos a la niña! ¡Está bien! Los gritos cesaron. Zetsuo exhaló un suspiro de alivio, y una sonrisa cansada tembló en sus labios cuando el pulso de su mujer se estabilizó. Entre fatigados resuellos, Shiruka había abierto los ojos y le dedicó aquella hermosa sonrisa que estaba reservada sólo para él. Los lloros de la pequeña pronto inundaron la habitación cuando los médicos cortaron de una vez el vínculo que la mantenía unida a su madre y sus pulmones cataron por primera vez el oxígeno del aire. Una canción de vida. —Sabía que lo conseguirías —Zetsuo acarició sus cabellos con ternura. Shiruka ladeó débilmente la cabeza, aún con aquella sonrisa cansada. —Mi niña... quiero cogerla... —suspiró, y Zetsuo accedió a sus deseos inmediatamente. Tras limpiar al bebé y envolverlo entre toallas, lo acercó al cuerpo de la mujer. Ella lo rodeó inmediatamente entre sus brazos, con lágrimas de felicidad brillando en sus ojos. La criatura calmó sus lloros, y sólo entonces Zetsuo reparó en lo pequeña y frágil que parecía. Y en la diminuta marca de nacimiento que lucía en su frente: una luna menguante de color azul. Era, sin duda alguna, una Aotsuki—. Ayame... Es Ayame... Mi pequeño lirio... —la voz de su mujer sonaba extraña, y Zetsuo frunció el ceño cuando un mal presentimiento encogió su corazón. —Shiru... —¡Detened la hemorragia! —¡¿QUÉ?! No se había dado cuenta hasta entonces, pero la luz de la luna revelaba una mancha oscura que se estaba comenzando a extender en las sábanas, antes pulcras. Era sangre. Sangre que no dejaba de manar del cuerpo de Shiruka, malherido tras el parto. Lívido estaba ahora el rostro del médico, que trató de establecer contacto visual con su mujer y contempló horrorizado que la vida se le escapaba de los ojos. Un repentino llanto infantil inundó sus oídos. El bebé fue arrancado inmediatamente de los brazos de su madre para poder socorrerla. Los pitidos acuchillaban sus tímpanos, cada vez más rápido, cada vez más rápido... —¡APARTAOS! —bramó Zetsuo, y sus manos, apoyadas sobre el bajo vientre de Shiruka, se envolvieron en un sobrenatural destello esmeralda que se sobrepuso a la luz de la luna y envolvió las paredes de la habitación—. ¡SHIRUKA, AGUANTA! —Cuídala... Ayame... Debe crecer fuerte y sana... Con aquellas palabras, todo terminó. Simplemente no pudo hacer nada por evitar la tragedia. Shiruka había cerrado sus hermosos ojos para siempre. Y, cuando Zetsuo fue consciente de lo que aquello significaba, gritó como nunca lo había hecho. Gritó el nombre de Shiruka, y su desgarrador aullido de impotencia y dolor reverberó por todos y cada uno de los ladrillos del edificio. Ni siquiera fue consciente de lo que sucedió a continuación. Todo lo que sucedía a su alrededor había dejado de tener sentido para él. Cuando volvió en sí, estaba sentado en una de las sillas del pasillo con los antebrazos apoyados sobre las piernas y los ojos dolorosamente húmedos clavados en el suelo. Le escocían los nudillos, y cuando se miró reparó en que sangraban copiosamente. —Papá. Frente a él se encontraba un chiquillo de apenas cuatro años, de cabellos blancos y revueltos y una tez tan pálida como la nieve. No reconoció su mirada. Sus ojos parecían dos cubitos de hielo a medio derretir, inundados de lágrimas y llenos de temor. Entre sus brazos sostenía con esfuerzo un fardo de toallas que se movían ligeramente al compás de la ahora calmada respiración del bebé. Pese a su corta edad, el pequeño Kōri se había encargado de cuidar de su hermana pequeña de una manera increíblemente valiente para la situación que estaba viviendo. —No tienes que estar triste, papá. A mamá no le gustaría. La inocencia de los niños es capaz de remover las almas más impávidas, pero los ojos de Zetsuo parecían haber perdido toda su expresividad. Una parte de él se había ido con su mujer y otra parte culpaba de su pérdida a la criatura que su primogénito sostenía entre sus brazos. Se debía a las últimas palabras de su mujer, a su última voluntad, pero hasta el más férreo y firme de los hombres se derrumbaría al perder lo que sostiene su vida. Shiruka había sido su pilar fundamental, y sus sentimientos por ella le habían convertido ahora en un hombre débil. "Los sentimientos nos vuelven débiles."
Capítulo II - El ojo del huracán
Era innegable que la muerte de Shiruka había sido un golpe devastador para toda la familia. Kōri había perdido a su madre. Su hermanita debería crecer sin conocer el amor materno. Pero sin duda, el que se llevó el golpe más duro fue su padre. Desde que tenía uso de razón, la imagen que Kōri tenía de Zetsuo era la de una hombre severo y férreo como un muro de hormigón. Jamás había permitido que las emociones nublaran su juicio, siempre había actuado con el raciocinio de lo que él consideraba su ideal y no existía fuerza en el planeta capaz de hacerle cambiar de opinión una vez había decidido algo. Pero la pérdida de Shiruka parecía haber borrado de manera definitiva cualquier rastro de sentimiento de su corazón. Zetsuo volvió al trabajo apenas unos días después de la trágica noche. Todo podría indicar que, dejando a un lado la profunda tristeza que sentían, la vida de los Aotsuki había vuelto a la normalidad. Nada más lejos de la realidad. El médico regresaba a casa cada día a la misma hora. Y cada día a la misma hora se dejaba caer sobre un sillón que se encontraba cerca de la ventana en el comedor y hundía la mirada en una copa de cristal rebosante de un líquido de llamativo color. Arrullado por el repiqueteo de la lluvia contra el cristal, era como si estuviese meditando la manera de poder hundirse en ella y ahogar su pena de una vez por todas. Kōri trató de acercarse en más de una ocasión a él, curioso por conocer la naturaleza de aquellos vistosos brebajes. Pero su padre siempre le apartaba con la misma explicación de que era un veneno que mataba a los monstruos que estaban dentro de él y no le dejaban dormir. Aquella situación se siguió repitiendo durante largos meses. El pequeño Kōri terminó por rendirse a la impotencia y la curiosidad le abandonó. Y llegó un momento en el que su padre tomó todo su equipamiento ninja y salió atropelladamente de casa mascullando algo acerca de un monstruo y no volvió hasta ocho días después. Para entonces Kōri había comprendido que debía ser él quien se hiciera cargo de la situación. Y así, aquel chiquillo que ni siquiera llegaba a los seis años de edad, se vio obligado a abandonar prematuramente la infancia que debería haber disfrutado y a pausar momentáneamente sus clases en la Academia Shinobi para poder ayudar con el cuidado de su hermanita. Fue durante ese tiempo cuando Kōri y Ayame estrecharon sus lazos. Kōri sorprendió en más de una ocasión a su hermanita observándole en la distancia mientras él practicaba con sus armas y los movimientos que había aprendido en su corta estancia en la Academia. Y más de una vez incluso le permitió ayudarle con sus ejercicios cuando eran lo suficientemente sencillos para una niña pequeña como ella no resultara herida en el proceso. Ayame iba floreciendo de manera lenta pero inexorable, y Kōri fue testigo de cómo aquel fenómeno pareció despertar a su padre de su extraño sopor. Y aunque no le pasaba desapercibida la oscura sombra acusadora que danzaba en los ojos de Zetsuo cada vez que miraba a su hermana, muchas veces le descubrió comentándose en voz alta lo mucho que su hija se iba pareciendo a su madre. Nunca sabría si aquellas exclamaciones encerraban rabia o cierto alivio en sus palabras, pero lo cierto era que no podía quitarle la razón. Él había heredado el albinismo de Shiruka, pero Ayame se había quedado con sus grandes ojos avellana y el extraño remolino de cabello que brotaba en el lado derecho de su cabeza y que dibujaba un gracioso y característico rizo a la altura de su sien. Sin embargo, al contrario que ella, sus cabellos eran de un color azabache intenso con destellos azules, como los de su padre. El tiempo siguió su curso, y poco a poco la situación pareció retornar a la verdadera tranquilidad. La tormenta se alejó de la familia, y la calma volvió. Pero lo que ninguno de ellos sospechaba era que simplemente se encontraban en el ojo del huracán. Y que este arremetería con fuerzas renovadas tras alimentarse de las aguas del océano. Una semana antes de que Ayame cumpliera los tres años, Zetsuo regresó a casa bastante más tarde de lo que solía ser habitual en su horario de trabajo en el hospital. Estaba visiblemente fatigado, y unas notables ojeras hundían sus ojos aguamarina. Para los ojos de Kōri, era como si su padre hubiera envejecido varios años de golpe. —¡Papi! —exclamó una alborozada Ayame, que corrió a abrazarse a su pierna como solía hacer cada vez que volvía a casa. En un gesto casi automático, Zetsuo apoyó una mano sobre sus cabellos azabaches. —Bienvenido, padre. ¿Ha ocurrido algo? —Acompañadme los dos, tengo algo que contaros. —¡Bien! ¡Un cuento! Es un cuento, ¿verdad? Aquellas ingenuas exclamaciones arrancaron inevitablemente una sonrisa de los labios del hombre. Pero no era, precisamente, una sonrisa alegre. —Sí... Un cuento... —suspiró, antes de conducirlos al comedor. Indicó a sus dos hijos que se sentaran frente a él, e intrigado por la excesiva seriedad del rostro de su padre, Kori frunció el ceño. Su hermana pequeña no parecía ser consciente de la extraña gravedad del asunto, y se mantenía en su sitio dando botecitos por la emoción—. Érase una vez... cinco países y nueve monstruos llamados bijūs. Los Kage de esos países eran unos líderes avariciosos que deseaban el poder más que nada en el mundo, y esa ambición les llevó a utilizar el poder de los nueve monstruos para conseguirlo. Pero la codicia es uno de los pecados más peligrosos, un parásito que se instala en el corazón de las personas y termina por romperlas desde dentro. Estas bestias no dudaron en aprovecharse aquellos sentimientos avariciosos y se volvieron contra los Kage. Destruyeron esas cinco grandes naciones con sus colmillos, garras y cuernos. Así, las villas fueron destruidas, y miles de vidas desperdiciadas... —No me gusta este cuento, papi... —Kōri escuchó murmurar a Ayame. Cuando la miró, pudo comprobar que sus ojos estaban anegados en lágrimas y sus labios estaban fruncidos en un puchero de disgusto. Pero él sabía que gestos como aquellos no conseguirían llamar a la compasión de su padre. Y aunque su hermana no fuera capaz de comprenderlo en aquellos instantes, sin duda el mensaje que trataba de transmitirles iba más allá de ser un simple cuento. Era algo importante que afectaba a la vida de todos los miembros de aquella casa. —Los supervivientes de la catástrofe pidieron nuestra ayuda. Y junto a Uzushiogakure y Kusagakure se consiguió derrotar a los nueve monstruos tras arrinconarlos en el Valle del Fin, donde hoy coinciden los terrenos de los tres países que firmaron el pacto. Allí fueron aniquilados, a manos de tres legendarios héroes que por aquel entonces eran los primeros Kage de las aldeas. —¡Bien! ¡Monstruos malos fuera! ¡Buuuuuh! —volvió a intervenir la chiquilla, en aquella ocasión con una eufórica exclamación. Pero Kōri no apartaba los ojos de los de su padre. —¿Y ahora ha aparecido otro? —le preguntó, directo como una saeta. Zetsuo le miró largamente durante unos segundos; después, asintió con seriedad. —Más que aparecer, creo que ha revivido. El Gobi, el bijū de cinco colas, ha vuelto de entre los muertos. Por suerte, en esta ocasión era sólo uno y no nueve. —Y por eso te marchaste hace tres años. Ese era el monstruo del que hablabas… Zetsuo volvió a asentir. —Si ha reaparecido un bijū, es más que probable que sólo sea cuestión de tiempo que lo hagan los demás. Parece que es inútil intentar matarlos, esos monstruos se alimentan del odio y el dolor humanos y aunque podamos disfrutar de otros ciento cincuenta años de paz terminarán resurgiendo tarde o temprano. En aquel entonces conseguimos reducirlo y sellarlo. Pero hasta hoy no se ha decidido qué se debía hacer con él. Mañana debemos acudir los tres ante Yui-sama. Aquello le pilló desprevenido. Ayame les miraba alternativamente. Era evidente que hacía tiempo que había dejado de comprender aquella conversación y se había perdido en algún punto del terrorífico cuento. Por parte de Kōri, él había visto más de una vez a Yui-sama, pero nunca se había presentado ante su persona. Tan sólo conocía los escalofriantes rumores que rodeaban a su persona y sabía que había sido una buena amiga de su difunta madre. El hecho de que requiriera de la presencia de los tres no podía sino considerarse un mal presagio si pensaban en el tema con el que estaban tratando. Pero nunca dejó que la inseguridad se reflejara en su rostro, siquiera en sus ojos. Él, Aotsuki Kōri, era un muchacho que hacía mucho que ya había dejado de ser un niño. Incluso había sido entrenado con dureza por su propio padre en numerosas ocasiones para que dejara siempre los sentimientos a un lado, para que actuara con la cabeza fría y calmada como el hielo que le daba su nombre. "Un buen shinobi debe ocultar y bloquear sus sentimientos a los demás."
Capítulo III - Monstruo
Zetsuo salió del despacho de la Arashikage después de un largo rato. Ninguno de los dos infantes que le esperaban en el pasillo podía siquiera imaginar el tipo de diálogo que habían mantenido su padre y Yui, pero Ayame se estremeció al ver su rostro taciturno. Parecía difícil imaginar que su padre pudiera presentar un gesto aún más sombrío que el que tenía antes de entrar en aquel despacho. Por lo visto, se había equivocado terriblemente. Ni siquiera se le escapó el hecho de que ahora iba acompañado por un séquito de cinco hombres vestidos con uniforme y que ocultaban sus rostros detrás de máscaras que representaban a un animal en concreto: Serpiente, caballo, pájaro, dragón, y caballito de mar. Ayame se escondió tras la pierna de su hermano al verlos. No sabía quiénes eran aquellos tipos. No sabía qué querían. Y ni siquiera podía estar segura sobre si eran hombres o mujeres, viejos o jóvenes, feos o guapos... Su padre la miró de manera significativa, y entonces se acuclilló para que sus ojos quedaran a la misma altura. —Escucha, Ayame — Nunca antes la había hablado de aquella manera. Y aunque su tono de voz trataba de sonar conciliador, a Ayame no le pasó desapercibido el tinte preocupado que lo teñía—. Tienes que acompañar a estos hombres y hacer todo lo que ellos te digan. ¿Lo has entendido? —¿Por qué? —replicó, aterrada—. ¿Quiénes son estos señores? No me gustan, papá... Zetsuo dejó escapar el aire por la nariz en un quedo suspiro. —Estos señores son ninjas de la confianza de Arashikage-sama, Ayame. No te pasará nada con ellos. Pero Ayame se había sobresaltado repentinamente, y había vuelto a esconderse tras las piernas de su hermano. El de la máscara de caballito de mar se había agachado para situarse junto a Zetsuo, y el médico le dirigió una afilada mirada por el rabillo de sus ojos aguamarina. —Hola, pequeñaja. Tú debes ser Ayame, ya estás hecha toda una señorita —su voz sonaba enlatada tras la máscara, pero sin duda era la de un hombre joven. Sin embargo, aunque sus palabras trataban de acercarla más a él, aquella careta se le antojaba terroríficamente siniestra. Ayame se encogió aún más sobre sí misma con un pequeño puchero y el hombre apoyó los antebrazos sobre las rodillas flexionadas—. Eh, eh, eh, no tienes nada que temer. Puedes llamarme Umiuma, ¿sí? Sólo quiero ser tu amigo. La chiquilla le dirigió una interrogativa mirada a su padre, quien asintió lentamente. —Ve con ellos, Ayame. Umiuma le extendió la mano, y Ayame terminó por aceptar el gesto, aún a regañadientes. Los dedos del hombre se cerraron en torno a la delicada manita de la pequeña. Se reincorporó y comenzó a empujarla con él con suavidad. Los otros cuatro enmascarados custodiaban sus espaldas, y Ayame miró hacia atrás un último instante, acongojada. —Papi... Hermano... No entendía qué estaba pasando, pero tenía un mal sentimiento al respecto. ¿Acaso habría hecho algo malo? ¿Su padre se habría hartado de ella por cualquier razón? Una lágrima se deslizó por su mejilla con lentitud. ...
—¿Qué significa todo esto, padre? ¿Qué es lo que quieren de Ayame? Con la espalda apoyada en la pared más cercana, la voz de Kōri le sorprendió. Zetsuo dejó escapar un profundo suspiro y alzó la mirada hacia un punto inexistente en el techo. —Yui-sama me ha comunicado que el Consejo de Kage de Uzushiogakure, Kusagakure y Amegakure ha decidido lo que van a hacer con el bijū que conseguimos reducir —hizo una breve pausa, pero la apremiante mirada que le dirigió su hijo le invitó a continuar—. Esos shinobi que acabas de ver están especializados en el arte del sellado. Al parecer, han conseguido desarrollar una técnica para encerrar a esos monstruos dentro de cuerpos humanos. Encerrarlos en vasijas conlleva más riesgos a efectos prácticos, por lo que a medida que vayan reapareciendo, los Kage crearán lo que ellos han llamado "jinchūriki", o Guardianes, para custodiar su poder y evitar que ocurran de nuevo las calamidades del pasado. No le pasó desapercibido que el rostro de Kōri, ya de por sí marmóreo, se había vuelto del color de la leche en cuestión de segundos. —Y Ayame va a ser la primera "jinchūriki", la primera Guardiana… —afirmó—. Deberían haberme escogido a mí en su lugar, padre. Es Ayame: una niña infantil, caprichosa y muy asustadiza. No va a poder llevar una carga así. Zetsuo se quedó pensativo unos instantes. Era consciente de que su hijo no dudaría a la hora de proteger y sacrificarse por su hermana pequeña, ya lo había demostrado todos aquellos años. Pero también sabía que el chico no rehusaría obedecer la orden de un superior para proteger la aldea, cualesquiera que fueran las consecuencias. Le había educado para ello, después de todo. —La razón de que sea Ayame la elegida para el proyecto es que ya han comprobado que ella es compatible. Y tú no lo eres. —replicó, crudo. —¿Acaso es la única persona compatible en toda la aldea? —No. Seguro que hay decenas, pero ya sabes que Shiruka era una buena amiga de la Arashikage. Eso nos convierte en un grupo cercano a la líder de la aldea, por lo que podrá protegerla mejor que si fuera cualquier otro desconocido. Nos tenderá una mano ante cualquier dificultad. Además, parece que existen ciertos factores de riesgo. Y entre ellos está la edad: cuanto más joven sea el huésped, mayores serán las probabilidades de éxito. El chakra de uno se adaptará al del otro con mayor facilidad, y no se producirán problemas de rechazo. Zetsuo se sentía orgulloso de servir con tal honor a su villa. Tener la oportunidad de ofrecer a su propia hija para que fuera la llave de la paz de Amegakure era una responsabilidad que cualquier otro shinobi envidiaría. Pero entonces, ¿por qué una parte de su alma se estremecía de terror y preocupación por mucho que tratara de contenerse? «Cuídala... Ayame... Debe crecer fuerte y sana...»
...
Ayame fue la primera en entrar en la sala y lo primero que sintió fue un hormigueo recorriendo todo su cuerpo. A simple vista no había nada en aquella habitación vacía a la que la habían conducido Umiuma y los otros cuatro hombres, pero sentía que le costaba respirar, sentía que allí había algo de verdad. Acechándola. —Vamos, pequeñaja, no tengas miedo —Umiuma la empujó con suavidad al interior, y los demás enmascarados se desplegaron por la habitación. Ayame avanzó acongojada, aún con la extraña sensación de que algo tenía los ojos clavados en ella. Cuando miró hacia arriba se dio cuenta de que el techo de la sala estaba tan alto que sólo podía sospechar que se encontraba más allá de la nebulosa de tinieblas que luchaba con sus afilados tentáculos contra la luz de las antorchas que crepitaban dispersas por doquier. De repente captó algo que atrapó su atención. Al principio había creído que la sala estaba completamente vacía, pero en la misma pared del fondo se alzaba una titánica urna de color blanco. Una serie de símbolos del color de la sangre discurrían sobre sus paredes como una serie de diminutas hormigas, pero Ayame no logró descifrarlas. De hecho hacía poco que había comenzado a aprender a leer, y lo único que supo identificar fue el carácter más grande de todos y en torno al que se expandían todos los demás: "Cinco". «No me gusta...» Retrocedió un paso, con un gemido de angustia. No sabía explicar el por qué, pero el sentimiento que la había estado acosando desde que había puesto un pie en esa sala provenía de aquella vasija. «Es malo... me está mirando...» Se estremeció, sin poder evitarlo. Casi pegó un brinco cuando sintió una mano cerrarse sobre su hombro. —No tengas miedo. Conmigo estarás bien, ¿sí? —la voz de Umiuma era suave como el terciopelo, pero ni siquiera aquello logró aplacar su nerviosismo. —¿Por qué me habéis traído aquí? ¿Papá está enfadado conmigo? ¿Va a castigarme? —preguntó, temerosa. Aunque una parte de ella no quería escuchar la respuesta. Umiuma suspiró ligeramente. Casi podía adivinarse una sonrisa en aquel gesto. —¡Claro que no! —exclamó, pero el silencio que precedió a aquellas palabras le puso los pelos de punta. —Todo está listo, Umiuma —aquella voz era de mujer y provenía de la que tenía la máscara del caballo. Umiuma se volvió hacia aquella, sumido en aquel tenso silencio. —¿Listo para qué? —preguntó Ayame, incapaz de controlar los temblores que sacudían su pequeño cuerpo. —Escucha, Ayame —Umiuma se volvió hacia ella. No era capaz de ver siquiera sus ojos, pero su voz sonó grave en aquella ocasión. El hombre colocó las manos sobre sus hombros—. No vamos a permitir que te pase nada malo, ¿sí? Pero tienes que confiar en nosotros. Tienes que ser valiente. —Ayame se mordió el labio inferior, insegura. El hombre enmascarado aprovechó ese silencio para volverse hacia la vasija—. Dentro de esa urna está encerrado un peligroso monstruo, un bijū... Concretamente, el de las cinco colas: Gobi. La miró significativamente, y Ayame contuvo la respiración. Recordaba con todo lujo de detalles el cuento que les había contado su padre sobre los bijū y las antiguas aldeas la noche anterior. Pero el cuento se había hecho realidad, el monstruo había revivido de verdad y ahora parecía tener algo que ver con ella. ¿Pero el qué? —Arashikage-sama te ha escogido para que seas la heroína de la aldea. La Guardiana. Su llave de la paz. No podemos arriesgarnos a que se escape de nuevo y ocasione una catástrofe como las que destruyeron las cinco antiguas aldeas. Por eso... Sacaremos a ese monstruo de esa jaula y lo meteremos dentro de... —¡NO! ¡No quiero! —exclamaba la pequeña Ayame, casi pataleando de puro terror—. ¿Por qué no se puede quedar ahí? ¿Por qué yo? ¿Por qué...? Rompió a llorar entre delicados gemidos. Pero una parte de ella sabía que no tenía elección, que tenía que hacerlo. Su padre le había dicho que hiciera todo lo que le dijeran. Si no obedecía ahora, su padre y su hermano se enfadarían con ella... Y el monstruo se los llevaría con mamá... La dejarían sola... Umiuma la abrazó repentinamente, y la chiquilla tensó todos los músculos del cuerpo en un gesto inconsciente. —Tranquila, no te pasará nada. No lo permitiré, ¿sí? Haciendo esto podrás proteger a toda la aldea del poder de ese monstruo. A tu papá y a tu hermano mayor. ¿No quieres eso? Ayame volvía a morderse el labio inferior, incapaz de responder. Aprovechando aquel momento de vacilación, Umiuma la ayudó a desprenderse de su camiseta, y la empujó con suavidad hacia el centro de un círculo perfecto formado por los cuatro hombres hombres enmascarados. Él se unió a ellos tras dirigirle una última mirada. —Comencemos —pronunció, y los cinco hombres comenzaron a entrelazar sus manos al unísono en una larga secuencia de gestos. Sus labios formulaban una serie de palabras que no alcanzó a comprender. La vasija se agitó violentamente, y Ayame se volvió hacia ella con un brinco. Sus ojos volvieron a quedar atrapados por el hipnotizante recipiente. De su abertura había comenzado a manar una especie de energía blanquecina que fluía como la niebla y se dejaba caer por el efecto de la gravedad sobre las losas de piedra que conformaban el suelo. Ayame jadeó; pero, antes de que pudiera siquiera moverse, una oleada de energía brotó del contenedor y la sacudió como un baño de vapor ardiente. De aquella niebla se alzó una figura dantesca, colosal. Una figura que le hizo sentirse como una pequeña hormiga frente al ojo de un huracán. Una figura que parecía estar sacada de sus más terroríficas pesadillas: sus rasgos no estaban definidos, pero Ayame logró distinguir que se sostenía sobre cuatro patas, y que cinco jirones de aquella extraña energía ondulaban tras su cuerpo con violencia. Por un momento sintió que las piernas le fallaban, pero alguien la sostuvo antes de que cayera al suelo. De repente, una intensa quemazón le atravesó la espalda como una cuchilla al rojo vivo. Recordaba haber gritado, pero no recordaba haber escuchado su voz. Un bramido agudo, gutural, sacado del más aterrador de los cuentos, se sobrepuso a su propia voz. El calor se extendió desde el centro de su espalda hasta abrasar sus brazos y sus piernas. Su cabeza parecía a punto de estallar... Y cuando no pudo soportarlo más y cerró los ojos, una serie de destellos del color de la sangre quemaron sus retinas antes de que todo se oscureciera a su alrededor. Lo último que recordaría antes de perder la conciencia definitivamente sería la rampante voz de una mujer que gritaba, aullaba. Parecía terriblemente enfadada, y Ayame sintió un miedo tan primitivo que estremeció cada fibra de su ser. ¿Era mamá?
Capítulo IV - Advertencia
La operación había durado más de lo que podrían haber previsto. En realidad, no deberían haber tardado más de diez minutos. Veinte, si se demoraban demasiado. Pero aunque Ayame había terminado por resignarse a su deber, el bijū se había resistido con cascos, cuernos y dientes. Una hora después, la pequeña se recuperaba en una camilla en una habitación privada y asegurada con esmero. «Si hubiésemos contado con más hombres...» Se dijo, con un profundo suspiro de cansancio. Habían sido cinco; pero, en realidad, los que habían participado activamente en el proceso de sellado habían sido dos: Caballo y Dragón. Serpiente y Pájaro habían sido los encargados de asegurar la protección de la sala. Y él, el de asegurar el bienestar de la nueva jinchūriki. Ni siquiera se sorprendió cuando salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí y vio a Aotsuki Zetsuo plantado allí, con la espalda apoyada en la pared. No había rastro de su otro hijo. —Todo ha ido bien —le dijo, aunque el hombre no había abierto siquiera la boca. Sus ojos hablaban por él, y estaban clavados en él. Odiaba aquella mirada—. Ahora mismo, Ayame está descansando. Se despertará dentro de un par de horas, aproximadamente, y entonces podréis verla. ¿Sí? Zetsuo seguía mirándole con aquellos ojos de águila. —¿Por qué habéis tardado tanto? Dijisteis que el proceso no llevaría más de media hora, como mucho —había entrecerrado los ojos, el color aguamarina apenas era visible en aquellas finas hendiduras que habían creado sus párpados. Cambió el peso de una pierna a la otra, incómodo. —Hubo algunos contratiempos, sobre todo con el bijū. Ese bicho no estaba dispuesto a quedarse quieto de ningún modo. Chillaba como un caballo en celo —hizo una breve pausa, y al cabo de algunos segundos suspiró—. Esto no es un tema relevante al sellado del bijū y a la conversión de tu hija en jinchūriki, pero debo decírtelo de igual manera: Estáis en problemas. Zetsuo entrecerró aún más los ojos. —¿Qué quieres decir? —Mientras estaba sujetándola para que no se moviera durante el sellado, uno de sus brazos... se deshizo en agua. La tensión en el ambiente se condensó. Zetsuo permanecía con su rostro marmóreo, imperturbable. No pareció extrañado, pero tampoco pedía más explicaciones al respecto. Y sin embargo... —Ha heredado la sangre de su madre, ya sabes lo que eso significa. Zetsuo separó la espalda de la pared, pero sus ojos permanecían fijos sobre él. Por un momento, se asemejaba más a un águila preparándose para abalanzarse sobre su presa que a un hombre. —¿Qué significa? —preguntó. Pero no era una pregunta de ignorancia, sino una amenaza disfrazada de ingenuidad. —Que no tardarán en enterarse y vendrán a por ella, ya sabes cómo son. —Ella es una Aotsuki. —Una Aotsuki con las habilidades de un Hōzuki. Reclamarán ese poder como suyo, y más ahora que es una Guardiana. Lo sabes muy bien, Zetsuo. —¿Acaso es una amenaza, Karoi? El hombre volvió a suspirar. Después de toda la operación estaba demasiado cansado para tolerar el humor del viejo médico. Volvió a removerse y echó a andar. No le preocupaba la presencia de Zetsuo en mitad del pasillo, pero cuando pasó junto a él dejó caer sus últimas palabras: —No es una amenaza. Es una advertencia. Se arrancó la máscara del caballito de mar del rostro y respiró hondo, aliviado de catar el aire fresco de nuevo. Su misión había concluido por el momento.
Capítulo V - Nos pertenece
Ayame tuvo que quedarse algunos días en cama. No había tardado en recuperarse del sellado del bijū en su cuerpo, pero el proceso de adaptación pareció llevar más tiempo del esperado y arrastró a la pequeña a sufrir una intensa fatiga que le impidió seguir con su vida habitual. Fue en esa época cuando la niña, hasta ahora siempre alegre y despreocupada, desarrolló su actual nictofobia. Se despertaba continuamente en mitad de la noche entre alaridos de terror y sudores fríos. Nunca quiso hablar de sus pesadillas con nadie más, pero pronto adoptó una costumbre que a su padre no le hizo ninguna gracia: colarse en su cama mientras él dormía. Zetsuo sabía que dejar que su hija durmiera en su cama no era un atajo para resolver su repentino miedo a la oscuridad, sino un agravante. Por esa razón optó por echar el pestillo a la puerta de su habitación todas y cada una de las noches. Poco tardaría en darse cuenta de que aquel gesto era inútil, pues Ayame comenzó a colarse en el cuarto de su hermano mayor. Y en el momento en que Kōri imitó a su padre, la encontraron más de una noche hecha un ovillo en mitad del pasillo llorando desconsoladamente. Por si no fuera suficiente, las amenazas de Karoi no tardaron en cumplirse y el huracán alimentado por las aguas del océano no tardó en presentarse en su casa. ...
Un cegador destello atravesó sus párpados firmemente cerrados, y el estallido de un trueno justo por encima de su casa retumbó en cada fibra de su ser. Ayame se encogió violentamente sobre sí misma, entre lastimeros gemidos de terror. Se había hecho un ovillo, refugiada bajo todas las mantas que había encontrado en su habitación. Pero sabía que no era eso lo que verdaderamente necesitaba. Los demonios que la acosaban en sus pesadillas estaban en el interior de su cabeza, y ni un millar de mantas podrían protegerla de ellos. —Necesito agua... Temblorosa como un cervatillo, se atrevió a levantarse de su cama y avanzó a tientas hacia la salida de su cuarto. Le alivió comprobar que su padre no había cumplido su amenaza de encerrarla allí si volvía a colarse en otra habitación que no fuera la suya. Estiró el brazo para abrir la puerta corredera y salió al pasillo. No se fijó siquiera en que, al fondo, la habitación de su padre estaba abierta de par en par y, ajena a aquella extraña circunstancia, comenzó a avanzar con cuidado de no hacer ruido. Pero fue el sonido de unas voces desconocidas en la puerta de entrada lo que le hizo frenar en seco. —...fectamente a qué hemos venido, Zetsuo. —Alcanzó a escuchar. El propietario de aquella voz no parecía hacer ningún tipo de esfuerzo en no querer ser escuchado pese a las altas horas de la noche. Era un hombre adulto. Quizás, de una edad similar a la de su padre. «¿Quiénes son?» Se preguntó Ayame, asomando la cabeza tras una esquina. Pero desde su posición sólo alcanzaba a ver la espalda de Zetsuo, que se alzaba imponente en el recibidor. —La niña nos pertenece, es una Hōzuki. —Es curioso que me exijáis algo así casi cuatro años después de su nacimiento. ¿Qué os ha demorado tanto? ¿O es que no es sólo una casualidad y estáis buscando algo más que a una simple Hōzuki? ¿Buscáis a la jinchūriki? Un tenso silencio se adueñó de la estancia y Ayame contuvo la respiración con el corazón latiéndole con fuerza. ¿La estaban buscando a ella? ¿Pero por qué? ¿Y quiénes eran esos hombres? Sentía la boca seca. Tenía una terrible necesidad de beber. Pero se había quedado clavada en el sitio, incapaz de moverse siquiera. —Ese tema no entra dentro de lo que nos concierne aquí y ahora. ¡Danos a la muchacha, Zetsuo! —Ni hablar. —Calma, por favor. Piénsalo con detenimiento. Ayame es una Hōzuki, debe estar con su clan, es lo natural. En esta familia no hay ningún representante que le pueda ayudar a desarrollar su poder correctamente. Aquí solo se estancará. Estará mucho mejor bajo nuestro tutelaje, y tú podrás ir a verla cuando lo desees. No te la estamos arrancando de los brazos, sólo queremos que crezca como una poderosa kunoichi. —¿Acaso estáis sordos, o qué cojones os pasa? Ayame es una Aotsuki, y como tal está bajo mi custodia. No os la entregaré a vosotros ni a nadie que ose venir a esta casa con gilipolleces como estas —Zetsuo empujó la puerta, dispuesto a cortar de raíz la conversación, pero Ayame escuchó un golpe seco, y esta se detuvo. —Nuestro líder no estará satisfecho con tu respuesta, Aotsuki Zetsuo. Esto no quedará así. Sea como sea, ella será nuestra. —Intentadlo —Zetsuo pronunció aquella simple palabra en apenas un susurro, pero de alguna manera se escuchó en todos y cada uno de los rincones de la casa, calando en los oídos de los presentes como un furioso maremoto. Ayame se estremeció violentamente, y entonces se dio cuenta de que le temblaban las manos y las piernas. Un último portazo zanjó la conversación. Su padre suspiró, como si con aquello se quitara un gran peso de la espalda. Se dio la vuelta y allí la sorprendió, acuclillada tras la esquina, aferrándose con fuerza a la pared y las lágrimas deslizándose por sus mejillas. —Yo... no quiero irme... —murmuró, con un hilo de voz—. No quiero... Zetsuo no respondió. Se quedó mirándola unos instantes que se le hicieron eternos y después escuchó el sonido de sus pasos avanzando por el pasillo. Una mano se apoyó sobre la cabeza de la pequeña, revolviendo sus cabellos. —Vete a dormir, niña.
Capítulo VI - Miedo creciente
No se volvió a mencionar lo sucedido aquella noche. Ayame no preguntó al respecto, ni su padre dio ningún tipo de explicación. Pasaron los meses y, a cada día que pasaba, los recuerdos de lo sucedido se fue difuminando en sus mentes como si no hubiese sido más que una pesadilla. Cuando Ayame cumplió los seis años, Zetsuo decidió ingresarla en el Torreón de la Academia. Convertirla en una kunoichi hecha y derecha, que superara sus propios miedos; y, sobre todo, que fuera capaz de defenderse por sí misma, era su objetivo principal. Siendo la jinchūriki y con la sombra del agua amenazándola, lo iba a necesitar más que nunca. Cuál sería su sorpresa al descubrir que, lejos de resistirse o refunfuñar frente a su destino, Ayame mostró una emocionada predisposición que logró dejarle perplejo. Quería seguir los pasos de su hermano. Quería jugar a esos divertidos ejercicios que había compartido con él cuando era más pequeña. Y de esa manera, comenzó las clases en el siguiente año académico. Para su sorpresa, coincidió en clase con un vecino de su mismo edificio: Hanaiko Daruu. Pero lejos de lo que podría ser lo previsible en una situación así, Ayame mantuvo las distancias, tímida, y apenas llegaron a cruzar alguna que otra palabra más que cuando era estrictamente necesario. Aun así, todo iba como la seda, y así lo reflejaba su rostro inmensamente feliz. Cada día se despertaba con ganas de volver a la academia y aprender algo nuevo. Se divertía, y gracias a su actitud positiva hacía grandes progresos rápidamente. Hasta que llegaron los problemas... —¡Eh! ¿Qué es eso que tienes en la frente? ¿Acaso eres un alien? ¡Mirad todos, Ayame es un extraterrestre! ¡ALIEN! ¡ALIEN! Un grupo de abusones había centrado su atención en Ayame. Todo por culpa de la marca de nacimiento propia de su familia que lucía en la frente. Al principio trató de no darle importancia... Pero la chiquilla era más inofensiva que un cervatillo, y al negarse a defenderse... —Vamos, niñata, dame tu dinero para el almuerzo. Y como se te ocurra contárselo a alguien te daremos tal paliza que te arrancaremos los dientes de tu fea cara. A los insultos se sumaron las extorsiones. Ayame siempre calló, jamás dijo una palabra de lo que le estaba ocurriendo. Quizás por miedo a las amenazas, quizás por miedo a decepcionar a su familia... Fuera la razón que fuera, lo cierto fue que la situación cada vez se repetía con más frecuencia. Ayame se separó de sus compañeros de clase, se aisló en una burbuja de autocompasión, comenzó a anudarse tiras de tela en torno a la frente como si ello fuera a conseguir hacer desaparecer los insultos... Y cada día llegaba más y más triste a casa. Su padre le preguntó, mil y una veces. Ella le esquivó con mil y una evasivas. Finalmente, se aisló también de su familia. Incluso su relación con su inseparable hermano se enfrió. Y su rendimiento académico terminó por derrumbarse inevitablemente. Las señales comenzaron con un pequeño retraso con respecto a sus compañeros de clase. Pero ese retraso fue aumentando y terminó convirtiéndose en un abismo. Y así, el día del examen, llegó lo inevitable. —No apta… —repitió, por enésima vez, con la carta húmeda por sus lágrimas sujeta entre sus temblorosas manos. No terminaba de creérselo. Quizás aquella era la razón por la que no dejaba de leer, una y otra vez, aquellas dos palabras que iban a marcar sus meses posteriores—. No apta… Había suspendido el examen de graduación a genin. Tendría que continuar en la Academia durante varios meses, sino años, más. ¿Pero cómo se lo diría a su padre? ¿Cómo podría mirarle a los ojos sin la bandana en su frente y decirle que había fracasado en su examen? |
Cronología
|
|
Pasado (~hasta el año 217)
Daruu - ¿Al fin un poco de calma? Año 217 (14 años, Estudiante de Academia)
✿ Bienvenida ✿
✿ Daruu - Sizigia✿ Keisuke, Hazegawa y Daruu - ¿Dónde está mi pizza? ✿ Mogura y Aiko - La puntería de un topo ✿ Kagetsuna - Quince para medianoche ✿ Primera flor ✿
✿ Keisuke, Reika, Mogura, Aiko, Karamaru - El rey del torreón ✿ Caída de Pétalo ✿
✿ Unific - La segunda y última oportunidad✿ Daruu - (D) El ingrediente secreto ☼ Ascua ☼
☼ Daruu - (D) Perdidos entre tuberías ☼ Kaido - La línea de los dioses ☼ Taeko - Entre leyendas ☼ Senju (Nabi) - Al otro lado ☼ Flama ☼
☼ Daruu - Acompañados por el caballito de mar ☼ Daruu - Nuestra primera cita ☼ Eri - Alejadas del combate ☼ Datsue y Koko - Una mala coordinación ☼ Ceniza ☼
☼ Evento: Torneo de los Dojos. Primera ronda - VS Ritsuko ☼ Unific - Yo seré la luna llena ☼ Daruu - El patito frito ☼ Evento: Torneo de los Dojos. Segunda ronda - VS Riko ☼ Akame y Haru - Un pañuelo para lustrar una espada ☼ Evento: Torneo de los Dojos. Tercera ronda - VS Yota ☼ Evento: Torneo de los Dojos. Final - VS Akame ☼ Daruu - Adiós, dojos, adiós ❦ Descenso ❦
❦ Daruu - (D) Bollitos de calabaza ❦ Daruu - (D) Demostración en el patito pluvial ❦ Eri - ¡Música, maestro! ❦ Entretiempo ❦
❦ Augurio ❦
❦ Evento: Los hilos del mundo - Prólogo ❦ Evento: Los hilos del mundo - Tercer hilo ❦ Riko, Juro, Reiji - La marca de la calabaza ☃ Viento gris ☃
☃ Daruu, Kaido, Mogura - Alquequenje Año 218 (15 años, Genin)
✿ Bienvenida ✿
✿ Yota - Flechas cruzadas en la nieve✿ Daruu - (C) Al otro lado del papel ✿ Datsue - Una deuda pendiente ✿ Mogura - Oscuros rumores ✿ Primera Flor ✿
✿ Kaido - Agua que no has de beber ☼ Ascua ☼
☼ Daruu - Choque de olas ☼ Daruu - Luz purpúrea ☼ Daruu - Un enfrentamiento anunciado ☼ Daruu - Mesa para dos ☼ Flama ☼
☼ Daruu - (C) Los crímenes del distrito comercial ☼ Daigo, Ryuko - Paredes vetustas al calor del verano ☼ Ceniza ☼
☼ Daruu, Kaido - Un escalón más ☼ Evento: Examen de Chūnin - Comienza el examen ☼ Evento: Examen de Chūnin - Primera prueba ☼ Akame, Daruu, Datsue, Kaido - Cuentas pendientes ☼ Daruu, Eri - Un atardecer en la costa del remolino ☼ Nabi - Entre cerezos, pero sin flor ☼ Evento: Examen de Chūnin - Segunda prueba ☼ Reiji - ¿Dónde está la bolita? ☼ Etsu - De tal palo, tal astilla ☼ Evento: Examen de Chūnin - Primer combate: Uchiha Datsue VS Aotsuki Ayame ☼ La caza de la bestia ☼ Daruu, Kaido - La redención del triple traidor ❦ Descenso ❦
❦ Unific - ¿Qué es lo que puedo hacer?❦ Entretiempo ❦
❦ Zetsuo - La fortaleza de Amegakure ☃ Viento gris ☃
☃ Daruu - La asombrosa reapertura de un par de cosas importantes☃ Mejunje de calabaza ☃ Eri - Perdida en mis propios pensamientos ☃ Aliento nevado ☃
☃ Akame - Una de los nuestros☃ Daigo, Kuroyuki - ¿Por qué alguien haría esto? ☃ Juro, Datsue - ¿Qué es esto? ☃ Reika, Mei - Zarpemos ☃ Daruu - Tras la estela del lirio (antes de la página 5) ☃ Despedida ☃
☃ Unific - Tu historia☃ Daruu - Tras la estela del lirio (a partir de la página 5) ☃ Daruu - Entrega urgente ☃ Daruu - Tras la estela del lirio (a partir de la página 9) Año 219 (16 años, Chūnin)
✿ Bienvenida ✿
✿ Daruu y NPCs - Rejas dobles ✿ Shanise - Cerrar la puerta y tirar la llave ✿ Primera Flor ✿
✿ Daruu - Regreso a casa✿ Daruu - Relajémonos ✿ Roga - Al mal tiempo, buen rock ✿ Yota - El valle de la fatalidad ✿ Nabi - Rojo como un tomate y azul como un arándano ✿ Caída del Pétalo ✿
✿ Datsue y Daruu - Palomas blancas✿ Akame - ¡Don Prodigio y su compañía están en la ciudad! ✿ Akame y Kaido - El Club de la Trucha ✿ Daruu, Datsue - ¡Llueve Nueve! ☼ Ascua ☼
☼ Yota - Templos e Ídolos ☼ Samidare - (C) Los misterios del subterráneo ☼ Eri y Mogura - (C) El chacachá del tren ☼ Ranko - El lirio y la orquídea ☼ Daruu - (A) Las Náyades ☼ Daruu, Datsue - La reunión de los tres verdaderos grandes ☼ Daruu - (B) La Cacería Salvaje ☼ Daruu, Datsue - Torbellino ☼ Daruu, Yui - Matagenerales ☼ Etsu - En mosca cerrada no entran bocas ☃ Viento gris ☃
☃ Daruu, Ren - Jamones entre nubarrones☃ Kaido - Pescaíto frito ☃ Yui - Revelaciones ☃ Despedida ☃
☃ Daruu, Datsue - Las noticias vuelan ☃ Rōga - ¡Corre! ☃ Reiji - El juego del trilero ☃ Zetsuo - El hombre que espera Año 220 (17 años, Jōnin)
☼ Ascua ☼
☼ Daruu, Datsue - Regreso al valle ☼ Evento: Torneo de los Dojos. Primera ronda - VS Daruu ☼ Daruu - Par de imprudentes ☼ Chiiro - Almas rotas ☼ Unific - Un soplo de aire fresco ☼ Ranko - Sobre moda no hay nada escrito ☼ Evento: Torneo de los Dojos. Primera revancha - VS Eri ☼ Daruu - Nuestra vida ☼ Daruu - Pelea de churros ☼ Eri - Déjà vu ☼ Daigo - Los colores no importan si la película está en blanco y negro ☼ Evento: Torneo de los Dojos. Quinto Puesto - VS Daigo ☼ Evento: Torneo de los Dojos. Final - La llegada de Dragón Rojo ☼ Evento: El ataque de Kurama - Kreuzung III ☼ Evento: La llegada de Dragón Rojo - Llueve sobre lo mojado ☼ Evento: Regreso a Amegakure - Oda a los fuertes ☼ Daruu , Kaido - Abatidos ☼ Unific - Reconfiguración ☼ Flama ☼
☼ Shanise, Hanabi, Kintsugi - Reunión para una nueva era☃ Viento gris ☃
☃ Hayato - Cultivos pasados por nieve☃ Juro - Por un cielo sin cadenas ☃ Kaido - (S) Tormenta en el Norte ☃ Yui - (S) Tormenta de traiciones ☃ Shanise - La voz perdida ☃Daruu - Contigo ☃Grupal de Amegakure - Hasta siempre, Amekoro Yui ☃Unific - Pesadilla antes del amanecer ☃Uchiha Datsue y Amedama Daruu - Viejos amigos, nueva voz (En proceso) ☃Murakisho Suzume - Una canción perdida en la lluvia (En proceso) |
Técnicas del sistema
|
|
Nº total de técnicas: 57/64 Habilidades: ¤ Autoridad de la Tormenta Técnicas: ¤ Suiton: Amegakure no Jutsu ¤ Suiton: Ame Kenshutsu no Jutsu ¤ Suiton: Amedama no Jutsu Habilidades: ¤ Shinobi Buki Kumite Técnicas: ¤ Fuda: Kassei-ka Técnicas: ¤ Genjutsu: Kai ¤ Shinshin no Genjutsu ¤ Kasumi Jūsha no Jutsu ¤ Magen: Kokoni Arazu no Jutsu ¤ Genjutsu: Beru no Narasu ¤ Kori Shinchū no Jutsu ¤ Ippan no Genjutsu ¤ Jigyaku no Jutsu ¤ Shinkyou Kabe no Jutsu ¤ Magen: Narakumi no Jutsu ¤ Magen: Jubaku Satsu ¤ Nehan Shōja no Jutsu Técnicas: ¤ Suika no Jutsu ¤ Suiton: Gōsuiwan no Jutsu ¤ Suishi Suiteki no Jutsu ¤ Mizu Fūsen no Jutsu ¤ Mizudeppō no Jutsu ¤ Suiton: Oni Sakana Habilidades: ¤ Escape de Chakra de Bijū ¤ Telepatía de las bestias con colas ¤ Cicatrización Mejorada Técnicas: ¤ Iaido: Nikkō Habilidades: ¤ Escalada Vertical ¤ Andar sobre el Agua Técnicas: ¤ Bunshin no Jutsu ¤ Henge no Jutsu ¤ Kawarimi no Jutsu ¤ Sunshin no Jutsu ¤ Gentōshin no Jutsu ¤ Kage Bunshin no Jutsu ¤ Meisaigakure no Jutsu ¤ Sennō Sōsa no Jutsu Técnicas: ¤ Fūton: Toppa ¤ Fūton: Chakura Nagare no Jutsu Técnicas: ¤ Suiton: Mizurappa ¤ Suiton: Mizuame Nabara ¤ Suiton: Teppōdama ¤ Suiton: Suikōdan no Jutsu ¤ Mizu Bunshin no Jutsu ¤ Suiton: Suigadan ¤ Suiton: Suishōha ¤ Suiton: Suijinheki ¤ Suirō no Jutsu ¤ Kirigakure no Jutsu ¤ Suiton: Suiryūdan no Jutsu ¤ Suiton: Daibafuku no Jutsu ¤ Suiton: Suidanha Habilidades: ¤ Shinobi Kumite |
Evolutivas
|
|
Evolutiva conjunta con Daruu
¤ Unmei no Akai Ito
¤ Hilo Rojo del Destino - Requisitos: Ninjutsu 70 Daruu y Ayame han firmado un Pacto de Invocación con sangre. Mediante el uso de la técnica Kuchiyose no Jutsu, previo pago de 160 CK, uno puede invocar al otro cuando lo necesite como lo haría con un miembro de una Familia Animal Shinobi. El gasto de la invocación puede ser compartido en el momento en el que uno siente la acción de la técnica sobre su cuerpo.
[b][color=#AB2040]¤ Unmei no Akai Ito[/color][/b] Técnica enseñada por Daruu
¤ Chishio Kuchiyose no Jutsu
¤ Técnica de la Invocación Sanguínea - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Ninjutsu 70 - Gastos:
- Efectos adicionales:
- Alcance y dimensiones: (ver tabla de gastos) Mediante un profundo estudio de las técnicas de invocación, el usuario firma un pacto de sangre consigo mismo. De esta forma, consigue la habilidad de invocarse a cualquier lugar donde se haya dejado un rastro de sangre (por herida o deliberadamente, reciente o una marca seca). Una buena marca de sangre puede tardar años en desaparecer (2 años onrol), por eso esta técnica es útil si se utiliza discretamente en enclaves estratégicos seleccionados por el usuario. Los rastros accidentales de sangre, producidos por heridas o cortes, sólo duran el tiempo que dure la trama en el que se producen. Las marcas duraderas son marcas dibujadas deliberadamente con el kanji de caramelo.
Normalmente, las técnicas de invocación utilizan una nube de humo para camuflar la táctica y sorprender y amedrentar al oponente. En este caso la discrección es clave y se opta por un efecto mínimo de "distorsión" en el ambiente, tras el que el usuario aparece y desaparece. También se produce un pequeño tinte rojo en la distorsión. Cuando la invocación finaliza, el rastro de sangre objetivo desaparece, consumido por la técnica. Si el usuario desea mantener una marca que había dejado, deberá volverla a dibujar. Por un coste adicional de 10 CK por persona, el usuario puede llevarse consigo a otros seres vivos, siempre y cuando le toquen en el momento que éste de la palmada. Cabe destacar que tanto el gasto como el efecto de llevárse a otra persona consigo no es voluntario, es decir, un adversario podría perseguir al ejecutor si conoce el efecto de la técnica. Cualquier clon resultado de una técnica de clonación que consiga replicar sangre (como los clones de sombra) puede invocar al usuario a su posición. Asímismo, el usuario puede invocar a su posición a cualquiera de estos clones. (Ninjutsu 100) Esta técnica puede aprovecharse del concepto de invocación inversa para invocar hacia el usuario objetos o personas marcadas por su sangre. En el caso de los objetos, no deberán pesar ni ser más grandes que un ser humano. En el caso de las personas o los animales, deben responder a la llamada de la técnica voluntariamente, o ésta fallará. [b][color=#AB2040]¤ Chishio Kuchiyose no Jutsu[/color][/b] Mérito Diseñador
¤ Seidō: Kodama
¤ Camino de la Voz: Eco - Tipo: Apoyo (Genjutsu ambiental) - Rango: C - Requisitos: Genjutsu 30 - Gastos:
- Efectos adicionales:
- Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 10 metros a la redonda desde la posición del usuario La segunda de las técnicas de voz creadas por Ayame.
Combinando su destreza con las ilusiones y el poder de su voz, el usuario es capaz de hacer proyectar su voz, o cualquier sonido que realice, desde un punto diferente a su ubicación real en un determinado área. Así, puede hacer creer al oponente que el sonido ha sido emitido en una dirección diferente a donde realmente se encuentra. Con una mayor Destreza, además de proyectarla, también es capaz de imitar cualquier voz que haya escuchado con anterioridad y conozca de antemano. Una vez proyectada o imitada la voz, no puede cambiarse ni la ubicación ni el tono empleado a no ser que se vuelva a pagar el coste de energía que supone la ejecución de la técnica. «Si entras en el bosque, de los kodama no te has de fiar. Si sigues sus voces, perdido para siempre te hallarás.» — Antigua leyenda del Bosque de Azur. [b][color=blueviolet]¤ Seidō: Kodama[/color][/b] Primera evolutiva (1-5)
¤ Amenokami no Suishin
¤ Espinas de Agua del Dios de la Lluvia - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos:
- Efectos adicionales: (Hōzuki 60) El usuario puede hacer aparecer las espinas mientras se encuentra en su estado líquido - Sellos:
- Alcance y dimensiones: Las espinas tendrán una longitud máxima de medio metro de longitud y dos centímetros de diámetro La habilidad de licuar el cuerpo a voluntad es innata entre los miembros del clan Hōzuki, y Ayame ha aprovechado esta cualidad tan característica para desarrollar su propia técnica.
Con el Suika no Jutsu activado, el usuario es capaz de licuar a voluntad diversos puntos en su cuerpo, y no la totalidad de este como viene siendo habitual. Así, mediante una ligera estimulación con su chakra, el agua emerge violentamente desde estos puntos, elongándose y girando a toda velocidad sobre sí mismas, formando una serie de afiladas espinas constituidas enteramente por agua que buscan el cuerpo de su objetivo para perforarlo como si de un erizo de mar se tratara. Con un mayor dominio de la técnica el usuario es capaz de aumentar el número máximo de espinas que puede crear e incluso de hacerlas aparecer mientras se encuentre en su estado líquido. «Amenokami peina las nubes con sus temibles espinas, ahuyentando de Amegakure la temible sequía.» —Antigua leyenda de Amenokami.
[b][i][color=dodgerblue]¤ Amenokami no Suishin[/color][/i][/b] Segunda evolutiva (6-10)
¤ Seidō: Ningyo no Umeki
¤ Camino de la Voz: Lamento de la Sirena - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Ninjutsu 20 - Gastos: 20 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Expulsión, y ensordecimiento y pérdida del equilibrio momentáneo - Sellos: Pájaro (mantenido) - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: La voz se extiende en forma de cono desde la posición del usuario hasta los dos metros y medio de largo y un máximo de un metro y medio de ancho antes de perder sus propiedades y disiparse. La primera de las técnicas de voz desarrollada por Ayame.
Tras realizar el sello correspondiente y acumular y moldear el chakra en sus cuerdas vocales, Ayame exhala un potente chillido contra su objetivo. La voz, potenciada con su chakra, crea una onda de choque de tal magnitud que es capaz de rechazar a su adversario y lanzarlo varios metros en dirección contraria. La potencia del sonido también afecta a la estructura de su oído interno, por lo que se ensordecido y perderá el equilibrio durante unos segundos. La debilidad de esta técnica radica en que se trata también de un arma de doble filo. Forzar de esa manera las cuerdas vocales también afecta a la garganta de Ayame, que deberá esperar un periodo de tiempo (dos turnos) para volver a utilizarla. Si por cualquier necesidad, Ayame se fuerza a utilizar esta técnica hasta tres veces sin dejar pasar al menos tres turnos de descanso, su garganta quedará tan dañada que se quedará sin voz hasta el día siguiente. «¿Que lo más aterrador de una sirena es su canto? Eso es porque aún no las has escuchado llorar.» — Conversación entre dos marineros del País de la Tormenta. [b][color=blueviolet]¤ Seidō: Ningyo no Umeki[/color][/b] Tercera evolutiva (6-10)
¤ Mizu Tōgō
¤ Asimilación Acuática - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos:
- Daños: - - Efectos adicionales:
- Velocidad: Muy lenta - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo La habilidad más característica de los Hōzuki es su capacidad para transformar su cuerpo en agua. Y Ayame ha tomado esta base para ir un paso más allá y, de algún modo revertir esta capacidad: Conseguir que el agua pase a ser parte de su cuerpo.
De esta manera, es capaz de absorber el agua evaporada en el ambiente, o tomarla directamente de fuentes de agua naturales, para restaurar sus propias heridas. Dadas las características de la técnica, esta será más efectiva cuanta más agua consiga recolectar del ambiente: máxima si se encuentra cerca de fuentes de agua (al menos un metro) o sumergida en ellas, media si debe tomar el agua evaporada en el aire y no está cerca de fuentes de agua, y mínima en ambientes secos como desiertos o similares. Sin embargo, esta técnica es extremadamente lenta y requiere de una gran concentración, por lo que Ayame deberá mantenerse completamente inmóvil y no podrá realizar ninguna otra técnica o acción mientras mantenga el Mizu Tōgō activo. «Yo soy el agua. Y el agua es parte de mí.» — Aotsuki Ayame. [b][color=dodgerblue]¤ Mizu Tōgō[/color][/b] Cuarta evolutiva (11-15)
¤ Seidō: Hankyōteī
¤ Camino de la Voz: Ecolocalización - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos: Ninjutsu 40 - Gastos:
- Efectos adicionales:
- Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 1 metro a la redonda por cada 10 puntos en Percepción La tercera de las técnicas de voz de Ayame.
Como si de un sónar se tratara, la ecolocalización consiste en la interpretación del eco recibido a partir del rebote del sonido emitido contra cualquier objeto sólido. Conociendo este fundamento, Ayame ha sido capaz de desarrollar una técnica que le permite emular este fenómeno. Mediante la emisión de chasquidos o sonidos vocales de diferente frecuencia, aplica su propio chakra a las ondas sonoras que se extienden a su alrededor y es capaz de interpretar el eco recibido e identificar cualquier objeto sólido que se encuentre en el radio de acción de la técnica y su ubicación. En el nivel más básico de la técnica sólo es capaz de tomar una instantánea del momento en el que la realiza, de modo que los movimientos podrían pasar desapercibidos si no es capaz de interpretarlos. Sin embargo, con algo más de maestría, Ayame puede mantener la técnica en el tiempo y utilizar la ecolocalización como si de sus propios ojos se tratara durante el tiempo que se mantiene activa. «Cuando me fallan mis ojos, confío en mi oído.» — Aotsuki Ayame. [b][color=blueviolet]¤ Seidō: Hankyōteī[/color][/b] Quinta evolutiva (16-20)
¤ Hikōgo no Jutsu
¤ Técnica del Pez Volador - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos:
- Daños: - - Efectos adicionales:
- Velocidad: Muy rápida (formación) - Alcance y dimensiones: Las alas tienen una envergadura total de cuatro metros Usando la técnica del Suika no Jutsu como base, el usuario multiplica el agua del interior de su cuerpo con ayuda del chakra y la expulsa a través del centro de su espalda. El agua no llega a desprenderse de su cuerpo, sino que se divide y toma direcciones opuestas, formando tras la kunoichi dos alas constituidas enteramente por este líquido que parecen brillar con cristales de lapislázuli y que le permite volar con total libertad.
La velocidad de desplazamiento y los movimientos que pueda realizar en el aire dependerán del Poder y la Inteligencia del usuario (que sustituirán a los correspondientes atributos de Agilidad y Destreza para cuestiones como acrobacias). Sin embargo, dado que el usuario está utilizando la técnica de la hidratación como base, las alas se desharían de inmediato si llegase a recibir un ataque que le obligara a convertir todo su cuerpo en su forma líquida o si fueran estas las que sufrieran un daño superior a 20 PV, de manera que el usuario debería volver a pagar el coste energético si deseara volver a formarlas. «Las aves no son las únicas que son capaces de surcar los cielos. ¿Acaso no has oído hablar de los peces voladores?» —Aotsuki Ayame. [b][color=dodgerblue]¤ Hikōgo no Jutsu[/color][/b] Sexta evolutiva (16-20)
¤ Seidō: Ningyo no Uta
¤ Camino de la Voz: Canto de la Sirena - Tipo: Apoyo (Genjutsu auditivo) - Rango: A - Requisitos: Genjutsu 40 - Gastos:
- Efectos adicionales:
- Velocidad: Muy Rápida - Alcance y dimensiones: 8 metros a la redonda del usuario La cuarta de las técnicas de voz de Ayame.
Con el sello del Pájaro mantenido, Ayame comienza a cantar. Su voz, empapada de su propio chakra, se extiende a su alrededor y a oídos del objetivo va adquiriendo una belleza y un magnetismo sin igual que, tras unos breves instantes, embelesa sus sentidos, dejándole parado en el sitio. Con un mayor dominio de las artes ilusorias, Ayame puede potenciar el efecto de la ilusión hasta el punto en el que esta crea una fuerte sugestión en su cerebro que le provoca el irresistible deseo de acercarse a ella. Pese a todo, el canto sólo afectará a aquellos cuya Voluntad sea inferior a la Inteligencia de Ayame. Además, en caso de ser afectado, el objetivo saldrá de la ilusión en el momento en el que él o la realizadora de la técnica sufra cualquier daño (o pierda la concentración y deje de cantar en el caso de la última). Esta técnica requiere de una gran concentración y crea una notable fatiga en sus cuerdas vocales, no podrá utilizarse hasta haber pasado como mínimo dos turnos y no podrá usarla si, por cualquier razón, se ha quedado afónica. En su versión más básica, Ayame será incapaz de moverse mientras la ejecuta. Sólo con un experto dominio de las artes ilusorias será capaz de hacerlo, y aún así lo hará muy lentamente con Inteligencia < 40; de forma lenta con Inteligencia entre 40 y 80, y con normalidad con Inteligencia > 80. «¡Cuidaos de las sirenas! ¡Escucharlas será...!» — Conversación a bordo del último barco naufragado cerca de Coladragón. [b][color=blueviolet]¤ Seidō: Ningyo no Uta[/color][/b] Séptima evolutiva (21-25)
¤ Bijū Bunshin no Jutsu
¤ Técnica del Clon de la Bestia con Colas - Tipo: Apoyo - Rango: S - Requisitos: Ninjutsu 70, Amistad con el Bijū - Gastos: 50 CK (impide regeneración de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: Sello de clonación especial - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: - Técnica inspirada en el Kage Bunshin no Jutsu; sin embargo, al contrario que en esta, el usuario no divide su chakra para crear los clones, sino que tira del chakra de su Bijū y lo proyecta al exterior. De esta manera crea una réplica real del shinobi que lo usa, pero con los rasgos del Bijū en cuestión (en el caso de Ayame, el pelo blanco con las puntas de color crema y los iris aguamarina con una sombra roja bajo el párpado inferior) y su personalidad, por lo que podrán ser diferenciados sin ningún tipo de problema ni necesidad de Dōjutsu. Además tiene total libertad de movimiento con respecto a su creador.
Al realizar esta técnica, el usuario deja de tener acceso al chakra del Bijū, pues es este quien lo adquiere como reserva de energía (100 CK), y a las habilidades innatas que le otorga. Además, el clon del Bijū será capaz de realizar tanto las técnicas del usuario como las técnicas que tiene como Bijū, pero no podrá acceder a las diferentes formas de Jinchūriki (capas de chakra y demás). Sin embargo, esta técnica no replica las armas y herramientas del usuario, por lo que deberá pasárselas en caso de que necesitara utilizarlas. Al ser una réplica real y no ilusoria, también puede sangrar, aunque se dispersará ante tres golpes físicos o un ataque lo suficientemente fuerte (30 PV), o si el usuario original de la técnica sufre un daño único de más de 50 PV. En el momento del desvanecimiento de la réplica, el Bijū volverá al interior del cuerpo del Jinchūriki en el que se encuentra sellado, y con él el chakra restante que le quedara en ese momento. Alterador (Chibi Bijū Bunshin no Jutsu - Técnica del Clon de la Pequeña Bestia con Colas): Con esta variación de la técnica, la réplica del Bijū no adquiere la forma humana del usuario en cuestión, sino que toma la forma original del Bijū pero en una versión mucho más disminuida de tamaño. En el caso de Kokuō, pasaría a tener como máximo el tamaño de un caballo adulto y, dado que no cuenta con manos para realizar sellos, no podría realizar las técnicas del usuario sino que se limitaría a las suyas propias como Bijū. En esta forma, Kokuō puede asestar cornadas, coces, coletazos y placajes (20 PV por golpe), así como lanzar bombas de vapor ardiente comprimidas hasta a 5 metros de distancia (40 PV, 24 CK). El uso de esta alteración de la técnica se ve limitado a uno por día. Alternativamente, Kokuō puede gastar 25 CK de su reserva de energía para cambiar entre su forma humana y su forma de bijū. «Desgraciadamente no puedo hacerte libre... Pero al menos podemos ser compañeras.» —Aotsuki Ayame.
[b][color=navajowhite]¤ Bijū Bunshin no Jutsu[/color][/b] Octava evolutiva (26-30)
¤ La Voz del Mar
- Requisitos: Genjutsu 80 - Efectos: Las técnicas de Genjutsu sensoriales del usuario pasan a ser auditivas (ver descripción) Mediante la combinación de su maestría en las artes ilusorias y su especialidad en técnicas que emplean el sonido, Ayame ha logrado hallar la manera de desplegar todas las técnicas de Genjutsu de su repertorio utilizando su voz como herramienta desencadenante.
Sin embargo, para utilizar una técnica con su voz el procedimiento será exactamente el mismo que si la ejecutara de forma normal, con una pequeña diferencia: Ayame deberá realizar los sellos pertinentes mientras entona sus canciones, y deberá seguir cantando mientras dure la ilusión (si es que esta se prolonga en el tiempo). Por el resto, tanto las características, como los requisitos y como los alcances y dimensiones de las técnicas se mantienen intactos, por lo que, por ejemplo, alguien que la escuchara cantar, pero se encontrara fuera del alcance de la ilusión, no caería en ella. Cualquier ilusión se cortaría en el momento en el que el afectado dejara de escucharla. De esta manera, las técnicas ilusorias sensoriales que por defecto se consideraban visuales pasan a ser auditivas; y por tanto escaparán a ojos que puedan ver a través de ellas como es el caso del Sharingan. «Su verdadero poder estaba en su voz.»
[b][color=blueviolet]¤ La Voz del Mar[/color][/b] Novena evolutiva (26-30)
¤ Futton: Gobi no Bakuhatsu
¤ Elemento Vapor: Explosión del Cinco Colas - Tipo: Ofensivo (quemadura) - Rango: S - Requisitos:
- Daños: 100 PV - Efectos adicionales: - - Carga: 6 - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: El vapor se expande alrededor del usuario en un radio de 2 metros a la redonda, o lo lanza desde sus manos con una amplitud de 2 metros y una longitud de 5 metros El chakra de Kokuō mezcla, de forma natural, las formas elementales del Katon y Suiton para crear técnicas de elemento Futton.
En comunión con el chakra de su bijū, Ayame incrementa la temperatura del agua de su propio cuerpo y de su chakra hasta el punto de ebullición, momento en el que estalla a su alrededor en una violenta nube de vapor ardiendo que quema a todo aquel que se encuentre dentro del rango de ataque y expulsándolo en la dirección opuesta. De forma alternativa, Ayame también puede decidir si lanzar la nube de vapor desde las palmas de sus dos manos hacia delante en línea recta. Durante la realización de la técnica, Ayame adquiere momentáneamente el aspecto de bijū, volviéndose sus cabellos blancos y sus ojos aguamarina, y su piel adquiere un potente tono rojizo debido a la presión y el calor soportados. «No podéis retener al Agua... Y mucho menos al vapor» [b][color=navajowhite]¤ Futton: Gobi no Bakuhatsu[/color][/b] Décima evolutiva (31-35)
¤ Suiton: Mizushuriken
¤ Elemento Agua: Shuriken de Agua - Tipo: Ofensivo (cortante) - Rango: S - Requisitos: Suiton 80 - Gastos:
- Sellos:
- Alcance y dimensiones:
Tras la realización de los sellos pertinentes, el usuario utiliza su chakra para condensar el agua del aire del ambiente en forma de pequeños shuriken constituidos por este elemento que son arrojados contra un objetivo. Estos shuriken de agua superan incluso a los shuriken de metal normales, ya que al girar a tal velocidad aumentan la presión del líquido del que están formados y también crece su potencia para hacer daño. Estos shuriken pueden trazar parábolas complicadas con 40 de Inteligencia o más.
El usuario puede decidir sacrificar alcance para lanzar los shuriken en área, con él siendo su centro. De esta manera, estas armas surgen a su alrededor y son lanzadas en todas direcciones. En esta versión, los shuriken no pueden trazar parábolas de ningún tipo. La cúspide del poder de esta técnica llega en su versión Ōmizushuriken, en la que el usuario levanta su mano al cielo y sobre su palma condensa el agua del aire del ambiente en forma de gigantesco shuriken de agua que lanza contra su objetivo. Con 50 de Inteligencia o más, este dantesco shuriken puede realizar parábolas complicadas. Los shinobi más expertos, con 80 de Inteligencia o más (y volviendo a pagar el coste energético de la técnica), pueden hacer que el Ōmizushuriken vuelva a su mano después de ser arrojado para volver a intentar otro lanzamiento. « El vaivén de las mareas del mar trajo consigo saltos de espuma y alguna que otra sorpresa más. » —Fragmento de la canción de un bardo anónimo a bordo de un navío. [b][color=dodgerblue]¤ Suiton: Mizushuriken[/color][/b] Undécima evolutiva (36-40)
Duodécima evolutiva (36-40)
|
Técnicas alteradas
|
|
Primer alterador (1-5)
¤ Suika no Jutsu
¤ Técnica de la Hidratación - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Hōzuki 10 - Gastos:
- Efectos adicionales:
- Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: - Técnica insignia del clan Hōzuki. Los miembros del clan son capaces de licuar cualquier parte de su cuerpo, desde un simple pelo hasta convertirse por completo en agua. Esto les permite reducir el daño de ataques físicos enemigos, evitar heridas mortales, infiltrarse en una estructura o mezclarse con una superficie acuática para lanzar un ataque sorpresa. De esta técnica se derivan muchas otras, fruto de la capacidad del Hōzuki para modificar cualquier parte de su cuerpo a voluntad. Cuando un usuario de la técnica se desmaya mientras la utiliza, se transforma en una especie de masa gelatinosa.
El jutsu es muy versátil, no obstante, tiene dos grandes puntos débiles: el primero es que el usuario debe ser capaz de prevenir que va a recibir un golpe para absorberlo, o transformarse nada más recibirlo, por lo que queda vulnerable a ataques a los que no pueda reaccionar (de sigilo y por la espalda). El segundo es que si una técnica de Raiton impacta en el usuario mientras está utilizando esta o cualquier técnica que requiera el Suika como requisito, éste recibirá un 50% más de daño por parte de dicha técnica. El uso de soporte no puede utilizarse para esquivar un ataque en el momento en el que se lo lanzan al usuario. Alterador (Suika no Jutsu: Henkō Nendo - Técnica de la Hidratación: Cambio de Viscosidad): Al momento de activar el Suika no Jutsu y con un pequeño gasto de energía adicional (7 CK), Ayame es capaz de cambiar la viscosidad del agua que compone su cuerpo para volverla más o menos densa según sus necesidades. De esta manera, es capaz de cambiarla de un estado más líquido a uno más viscoso, o viceversa, para adoptar sus características y poder incluso atrapar a alguien momentáneamente (sólo si su Fuerza es inferior al Poder de Ayame). [b][color=dodgerblue]¤ Suika no Jutsu[/color][/b] Segundo alterador (5-10)
¤ Suiton: Mizuame Nabara
¤ Elemento Agua: Campo de Captura del Sirope Escarchado - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos: Suiton 20 - Gastos: 18 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Atrapa los pies del enemigo durante 2 turnos - Sellos: Carnero → Tigre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: El chorro se expande sobre el suelo con una extensión de 3'5 metros de ancho y 6 de largo El usuario escupe una masa de agua muy densa y viscosa, imbuida con chakra Suiton, y la esparce en un amplio área sobre el suelo. Se trata de una corriente de agua pegajosa que puede utilizarse para formar una trampa adhesiva que inhibe el movimiento de una o varias personas. Si el enemigo conoce de antemano los efectos de la técnica, o la ha sufrido con anterioridad, resulta fácil de evadir simplemente canalizando el chakra a través de los pies para andar sobre el campo de agua sin tocarla realmente, aunque esto sólo es posible si consigue hacerlo a tiempo.
Alterador (Suiton: Suberi Yasuihara - Elemento Agua: Campo Resbaladizo): Cambiando las propiedades de fricción y viscosidad del agua expelida con esta técnica, el charco resultante pasa de ser una trampa pegajosa a una superficie increíblemente resbaladiza sobre la cual es muy difícil mantenerse en pie sin sufrir un buen resbalón. [b][color=dodgerblue]¤ Suiton: Mizuame Nabara[/color][/b] Tercer alterador (10-15)
¤ Hankyu (arco pequeño)
- Tipo: Arma de disparo -Tamaño: Grande - Requisitos: Fuerza 15, Destreza 40 - Precio: 750 ryos - Daño: - - Efectos adicionales: - - Alcance: 10 metros por cada 15 puntos en Destreza (máximo 30 metros) Un arco es un arma que se utiliza para disparar flechas sobre un objetivo distante. Consiste en una pieza de madera de poca calidad de forma curva que está unida por sus dos extremos con una cuerda, no mide más de 60 cm de alto. Con 60 de Destreza se pueden disparar hasta dos flechas al mismo tiempo.
El usuario puede apuntar a un punto vital de un objetivo a un máximo de 10 metros de distancia. Si posee más de Percepción 60, puede hacerlo a la distancia máxima de alcance del arco, pero sólo si está completamente inmóvil o se desplaza muy lentamente. Una gran destreza visual (Percepción 120) le permitirá hacerlo con objetivos en movimiento. Alterador (Orihankyu - Arco plegado): El arco de Ayame ha sufrido algunas ligeras modificaciones para facilitar un uso rápido del arma y un aligeramiento a la hora de llevarlo, sin tener que estar cargando con él en el hombro todo el tiempo. Mediante un ligero acortamiento de su longitud total, la colocación una pequeña charnela metálica en en el centro que permite doblarlo por la mitad sin quebrarlo, y su acoplamiento a un mecanismo en su antebrazo izquierdo similar a un mecanismo oculto de kunai, Ayame es capaz de desplegarlo con tan sólo extender la muñeca y liberar el mecanismo, permitiéndole blandirlo rápidamente. Con estas modificaciones también se ha visto mermado su alcance máximo (sólo pudiendo llegar ahora hasta los 25 metros con 45 puntos en Destreza). [b]¤ Hankyu (arco pequeño)[/b] Cuarto alterador (16-20)
¤ Suiton: Gōsuiwan no Jutsu
¤ Elemento Agua: Técnica del Gran Brazo de Agua - Tipo: Ofensivo (contundente) - Rango: C - Requisitos:
- Daños: Golpe físico o del arma + 30 PV - Efectos adicionales: - - Carga: 3 - Velocidad: Moderada - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo Usando la técnica de la hidratación, el usuario es capaz de concentrar una gran masa de agua en el interior de sus músculos aumentando el tamaño y la fuerza de una extremidad. La humedad es recogida en todo el cuerpo y se comprime en una sola extremidad en un sólo instante. Sin embargo, dado que es esencial controlar apropiadamente el equilibrio de humedad en el interior del cuerpo, el grado de dificultad de esta técnica es muy elevado. La técnica proporciona al usuario una fuerza sobrehumana, capaz de atravesar paredes de roca y derribar puertas de acero.
Alterador (Suiton: Gōsuiwan no Jutsu - Elemento Agua: Técnica del Brazo Fuerte de Agua): A cambio de impedir la regeneración de chakra, el usuario es capaz de mantener en el tiempo el agua concentrada en uno de sus brazos. De esta manera, en lugar de utilizar esta técnica para golpear, aumentará la Fuerza del usuario en 15 puntos y podrá ser utilizada para acciones que requieran de fuerza bruta (como empujar objetos pesados, levantarlos, etc). Está técnica sólo podrá mantenerse activa como máximo un número de turnos igual a Aguante/10 (nunca pasando de los 5 turnos). En caso de golpear, la técnica se deshará como normalmente lo haría y deberá pagarse su coste para iniciarla de nuevo. [b][color=dodgerblue]¤ Suiton: Gōsuiwan no Jutsu[/color][/b] Quinto alterador (21-25)
Este alterador modifica la Séptima evolutiva. Sexto alterador (26-30)
¤ Magen: Narakumi no Jutsu
¤ Ilusión Demoníaca: Técnica de la Visión del Infierno - Tipo: Apoyo (Genjutsu visual) - Rango: A - Requisitos: Genjutsu 70 - Gastos: 60 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Gran oportunidad para un ataque sorpresa, dolor emocional extremo, fatiga - Sellos: Serpiente → Rata - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: Doce metros Genjutsu que revela los miedos que subyacen en el corazón de las personas y las imágenes de lo que no desearían ver nunca.
Este genjutsu es una técnica ilusoria que saca a la luz dichas imágenes desde el corazón y la confunde con la realidad. En primer lugar, un círculo de hojas imaginarias giran alrededor y envuelven al oponente, cayendo al suelo poco después. Tras un escaso periodo de tiempo la ilusión comenzará. Esto es para hacerla más convincente, ya que el usuario podría haberse incluso movido antes de que la ilusión dé lugar. Está en manos de la víctima rolear los efectos de esta ilusión, que serán extremadamente profundos, hasta el punto de dejarlo paralizado por completo, hacerlo gritar o llorar, o que no sea capaz siquiera de hablar ni de sujetar sus armas. Alterador (Magen: Tendōmi no Jutsu - Ilusión Demoníaca: Técnica de la Visión del Paraíso): Con esta alteración de la técnica original, el usuario revela lo más profundos deseos que subyacen en el corazón de su objetivo y los saca a la superficie en forma de imágenes ilusorias. El funcionamiento de la técnica es exactamente igual que la original, pero en lugar de dejar a la víctima en un estado de terror y trauma, lo dejará profundamente embelesado y cautivado por la visión de aquello que más ansía. [b][color=mediumvioletred]¤ Magen: Narakumi no Jutsu[/color][/b] Séptimo alterador (31-35)
¤ Mizudeppō no Jutsu
¤ Técnica de la Pistola de Agua - Tipo: Ofensivo (cortante) - Rango: S - Requisitos:
- Daños: 70 PV por disparo - Efectos adicionales: - - Carga: 2 - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: 10 metros Imitando con su mano la forma de una pistola y utilizando el Suika no Jutsu, el usuario comprime el agua en la punta del dedo. El disparo se produce con una tremenda fuerza y velocidad que produce un sonoro estallido y es incluso capaz de perforar fácilmente un cuerpo humano.
El usuario puede aumentar la potencia de la técnica utilizando ambas manos para disparar de forma simultánea dos balas de agua, haciendo el ataque aún más letal. Alterador (Suikikkanjū no Jutsu - Técnica de la Ametralladora de Agua): El usuario pasa de disparar una única bala desde su dedo a disparar hasta catorce balas (3 CK por bala, 5 PV por cada bala) de forma rápida y consecutiva, como si de una ametralladora se tratara, pudiendo incluso variar la trayectoria de los disparos si mueve el brazo en el proceso. Al igual que con la técnica original, el usuario puede doblar el gasto de energía para utilizar los dos brazos de esta manera. [b][color=dodgerblue]¤ Mizudeppō no Jutsu[/color][/b] Octavo alterador (36-40)
|
Pacto
|
|
¤ Kuchiyose: Futsū no Dōbutsu ¤ Invocación: Animal Ordinario - Tipo: Criatura - Requisitos: Nivel 15 - Gastos: 20 CK - Daños: 10 PV por golpe de Taijutsu animal - Resistencia: 20 PV (rompe el contrato), 40 PV (vitalidad total) - Chakra disponible: 40 CK - Duración del contrato: 10 días on-rol (máximo 3 al mismo tiempo) - Máximo número de usos: 3 por día (dormir unas horas on-rol se considera como descanso válido) - Dimensiones: Las de un animal común de su especie, o más pequeño, dentro de lo razonable El usuario obtiene la habilidad de invocar animales shinobi comunes, que poseen las características típicas de un animal de su especie, pero que son capaces de hablar, empuñar y lanzar armas y objetos. Resultan extremadamente útiles para recopilar y transportar información, puesto que el tiempo de contrato de estos animales es muy largo y les permite viajar durante días. Un usuario que disponga de animales cuyas dimensiones son muy grandes debido a su especie, puede invocar crías o adultos jóvenes de menor tamaño, siempre dentro de lo que es razonable. Asimismo, los animales pequeños podrían llegar a tener versiones de treinta centímetros, o incluso cincuenta. La descripción de estos animales es libre, y el usuario lo interpretará como desee cada vez que los invoque.
«Amatsu Yokuna le permitió a Ayame firmar el pacto de invocación con la familia de halcones de Sora-Su, un grupo de aves rapaces procedentes del pico más alto de las Escaleras al Cielo, en el País de la Tierra: Sora. Los halcones se caracterizan por ser aves de presa más pequeñas, esbeltas y menos corpulentas que las águilas, las verdaderas reinas del cielo. Mientras que las águilas están diseñadas para la fuerza bruta, los halcones lo están para la velocidad. Los animales comunes de esta familia están formados por los falcónidos conocidos como esmerejones. Son unos halcones pequeños, de unos treinta centímetros de longitud y unos setenta de envergadura alar. Su plumaje presenta un fuerte contraste entre la parte ventral, de un color más pardo y blanquecino con algunas motas rojizas, y su dorso y alas, de un potente tono grisáceo-azulado. Gracias a su velocidad de vuelo y su capacidad para orientarse, suelen utilizarse como animales mensajeros e incluso transportar objetos pequeños, y esta capacidad incluye empuñar armas pequeñas cedidas por el usuario. Sin embargo, como animales shinobi que son, también son capaces de combatir con placajes, picotazos y arañazos de sus garras (6 PV), o de lanzar ráfagas de viento potenciadas con chakra con sus alas (10 PV, por 6 CK) que abarca algo menos de un metro y avanza dos metros y medio antes de disiparse. Con un gasto de 14 CK, estos pequeños halcones son capaces de aumentar aún más su velocidad y realizar pequeños movimientos instantáneos de hasta 20 metros de distancia, pero sólo podrán hacerlo una vez cada cinco turnos (equivalente a una Agilidad 50).» [b][color=tomato]¤ Kuchiyose: Futsū no Dōbutsu[/color][/b] ¤ Kuchiyose: Sentō no Dōbutsu ¤ Invocación: Animal de Combate - Tipo: Criatura - Requisitos: Nivel 20 - Gastos: 100 CK - Daños: 25 PV por golpe de Taijutsu animal - Resistencia: 80 PV (rompe el contrato), 100 PV (vitalidad total) - Chakra disponible: 100 CK - Duración del contrato: 15 turnos del usuario (incluyendo el inicial) - Máximo número de usos: 1 por día (dormir unas horas on-rol se considera como descanso válido) - Dimensiones: Mínimo, 2 metros, máximo, 3 metros. Mayor, si un animal común de la especie es mayor «Takeshi es un esplendoroso halcón peregrino perteneciente a la familia de Sora-su. Es de gran tamaño, perfecto para ser montado por una persona. Con tres metros de longitud de cuerpo, y unos seis de envergadura alar, esta majestuosa ave es capaz de surcar los cielos a toda velocidad gracias a la aerodinamicidad de su cuerpo y de sus alas. Tiene el cuerpo de color gris azulado, blanquecino por la parte ventral pero lleno de motas oscuras. De cabeza negra y ojos grandes, profundos y oscuros ribeteados de dorado. Es un ave orgullosa de sus dotes como velocista del cielo, pero extremadamente fiel a sus invocadores. No duda ni un instante en ayudar a aquellos que considera que merece la pena salvar de un peligro de muerte.
Como animal shinobi que es, puede atacar a sus adversarios con placajes, picotazos y arañazos con sus garras (12 PV), también es capaz de tomar armas y objetos grandes entre sus garras y utilizarlas. Pero, más que fuerte, Takeshi es un ave rápida. Muy rápida. No en vano pertenece a la especie animal más rápida del mundo. Y no duda en jactarse de ello siempre que puede. Puede realizar movimientos instantáneos en el aire por un gasto de 14 CK que le permiten desplazarse hasta 20 metros en línea recta a gran velocidad (equivalente a una Agilidad 100); pero sólo puede utilizar esta habilidad cada cinco turnos. En cuanto a sus habilidades de Ninjutsu, Takeshi es capaz de utilizar el chakra para endurecer las plumas hasta el punto de ser tan afiladas como el acero y lanzarlas en línea recta hasta a tres metros con un batir de alas, como si de proyectiles se trataran (7 CK/pluma (máximo 5), 8 PV/corte por pluma, 12 PV/impacto por pluma). » [b][color=tomato]¤ Kuchiyose: Sentō no Dōbutsu[/color][/b] ¤ Kuchiyose: Ōkina Dōbutsu ¤ Invocación: Gran Animal - Tipo: Criatura - Requisitos: Nivel 30 - Gastos: 150 CK - Daños: 40 PV por golpe de Taijutsu animal - Resistencia: 120 PV (rompe el contrato), 150 PV (vitalidad total) - Chakra disponible: 150 CK - Duración del contrato: 10 turnos del usuario (incluyendo el inicial) - Máximo número de usos: 1 por mes - Dimensiones: Criatura gigante, de 15 a 20 metros «Vedfolnir es un gigantesco halcón gerifalte de la familia Sora-su de cuerpo mayormente blanco y moteado de negro en la parte de las alas y la cola. Vive en lo más alto de la montaña con sus hermanos más grandes, por lo que está adaptado a las bajas temperaturas e incluso la nieve, pudiendo sobrevolar tormentas de nieve sin demasiados esfuerzos. Con sus quince metros de largo y unos treinta y cinco de envergadura alar, puede transportar hasta a 3 personas sobre su lomo. Puede que no sea tan rápido como Takeshi u otros de sus hermanos más pequeños y ágiles que él, pero lo compensa con una mayor fuerza y potencia de ataque.
Como ave shinobi puede atacar a sus adversarios con potentes picotazos, placajes y arañazos de sus patas (40 PV), pero también puede tomar objetos y armas grandes entre sus garras o en su pico y utilizarlas con soltura. Al contrario que el resto de sus hermanos, no puede realizar movimientos instantáneos, pero puede recubrir sus garras y su pico con chakra y volverlos tan duros como el acero para hacer sus ataques aún más letales (48 CK, 80 PV, daño perforante). Vedfolnir también es capaz de endurecer sus plumas y utilizarlas como si fueran hojas de katanas, pudiendo incluso arrojarlas contra su objetivo en línea recta hasta a 20 metros de distancia (36 CK por pluma, 30 PV/corte superficial, 40 PV/corte, 60 PV/penetración). » [b][color=tomato]¤ Kuchiyose: Ōkina Dōbutsu[/color][/b] |
Espacio personal
|
|
Expediente de Aotsuki Ayame
• Cumpleaños: Hikariyōbi, día 31 de Caída del Pétalo del año 203 • Sexo: Femenino ♀ • Edad: 16 años • Altura: 164 centímetros • Peso: 50 kilogramos • Apodos: - • Grupo sanguíneo: A+ • Clasificación: Clan Hōzuki • Afiliación: Amegakure • Rango: Genin • Registro ninja: 24127 • Edad de graduación como genin: 14 • Trivia: - El nombre de Ayame (菖蒲), que significa literalmente iris, viene referido a la flor de los lirios: una herbácea perenne que abarca desde las regiones frías de laderas herbosas, dehesas, ribazos de ríos hasta desiertos de Europa, Medio Oriente y África del Norte y por toda Norte América. Su apellido, "Aotsuki", es una contracción de "Aoi" (azul, en japonés, 青) y "Tsuki" (luna, en japonés, 月). Así, su nombre completo podría traducirse como "Lirio de la luna azul". • Hobbies: Leer, cantar cuando cree que nadie la escucha y dibujar. • Deseo de combate: Le gusta entrenar con Kōri y le encantaría luchar contra Zetsuo. • Comida: Su comida favorita es cualquier tipo de pasta. Siente una gran predilección por los granizados de sandía durante las épocas cálidas; mientras que lo que menos le gusta son los cocos, los tomates, y los champiñones. • Color de chakra: Azul (Ayame) // Blanco (Kokuo) • Citas: —No puedes contener al agua. • Misiones: Rango D: 4 | 0 | 0 Rango C: 2 | 0 | 0 Rango B: 0 | 0 | 0 Rango A: 0 | 0 | 0 Rango S: 1 | 0 | 0 Otros datos de Ayame
Golpes físicos
· Puñetazo: 13 PV · Cabezazo: 13 PV · Patada: 14 PV · Codazo: 12 PV · Rodillazo: 11 PV · Llave contra suelo/pared: 11 PV · Manotazo: 6 PV · Mordisco: 7 PV · Arañazo: 8 PV · Placaje: 6 PV Descripción de atributos
Fuerza:
Resistencia:
Aguante:
Agilidad:
Destreza:
Poder:
Inteligencia:
Carisma:
Voluntad:
Percepción:
(Agilidad 20) (Destreza 50), Será capaz de realizar acrobacias sencillas. (Destreza 50) (Inteligencia 40), El personaje puede abrir cerraduras sencillas mediante el uso de un juego de ganzúas. Es capaz de manejar maquinaria básica y computadores. (Destreza 50) (Inteligencia 40) (Percepción 40), Es capaz de entender y comunicarse con el lenguaje de signos, útil para hablar en silencio con otros compañeros en una misión de infiltración. (Destreza 40) (Carisma 40): Aprende a tratar bien a los animales y ganarse su favor, mediante una presencia agradable y un cuidado especial. (Destreza 50) (Percepción 60), Una vez detectada una trampa, el personaje puede identificar los distintos componentes para boicotearla o desarmarla. (Inteligencia 60) (Carisma 40): Mediante el uso de un lenguaje correcto y una presencia natural alta, el personaje se encuentra en situación de ventaja ante negociaciones diplomáticas y asuntos con superiores y altos cargos del mismo nivel extranjeros. (Inteligencia 60) (Percepción 60), No importa el lugar donde se encuentre el usuario o el sitio al que le lleven. Su sentido de la orientación y el conocimiento del mundo de Oonindo le garantizan la capacidad de ubicarse. Puede leer cualquier mapa. NPCs
Aotsuki Kōri Datos básicos
· Fecha de nacimiento: 24 de Aliento Nevado de 198 · Residencia: Amegakure · Sexo: Hombre · Facultad personal: Clan Yuki · Naturalezas del chakra: Fūton, Suiton Descripciones
· Física: · Psicológica: Atributos
· Nivel: 25 • Fuerza: 40 • Resistencia: 45 • Aguante: 55 • Agilidad: 65 • Destreza: 70 • Poder: 60 • Inteligencia: 60 • Carisma: 35 • Voluntad: 45 • Percepción: 65 • PV: 270 • CK: 270 Facultades
• Clan Yuki: 100
Inventario
Armas arrojadizas: · Fūma Shuriken (Espalda) (25 PV/corte superficial, 40 PV/corte, 65 PV/impacto) · Shuriken x5 (Portaobjetos) (8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo) Armas de filo: · Kunai (Mecanismo oculto) (9 PV/golpe con anilla, 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte, 18 PV/penetración) · Ninjatō (Cadera derecha) (15 PV/golpe con mango o vaina, 20 PV/corte superficial, 30 PV/corte, 40 PV/penetración) Equipamiento · Comunicador excepcional (10 Km) (20 turnos) · Hitai-ate (Cuello) (7 PV de protección) · Mecanismo oculto de kunai (Muñeca) · Portaobjetos básico (Muslo derecho) · Respirador Herramientas y consumibles · Antídoto (Portaobjetos) · Hilo shinobi (Portaobjetos) (10 metros) · Hikaridama (Portaobjetos) · Píldora de soldado superior (Portaobjetos) · Píldora estimuladora de sangre superior (Portaobjetos) Méritos y defectos
¤ Calma (coste de 1 punto)
Posees una calma natural y no es fácil sacarte de tus casillas. Este efecto tiene más valor con una Voluntad muy alta.
¤ Mago de los sellos (coste de 3 puntos) Eres capaz de hacer sellos manuales con una sola mano. Los personajes que hayan perdido un brazo desarrollan este mérito de forma gratuita pasado un año de haber perdido dicha extremidad.
¤ Sueño profundo (otorga 1 punto)
No es nada fácil despertarte, a no ser que escuches un ruido suficientemente fuerte o te causen cualquier tipo de daño o golpe. Este defecto causa menos problemas con una Percepción alta.
¤ Intolerancia al sadismo (otorga 1 punto) Sientes un desprecio irracional (o justificado) hacia cualquier cosa, desde personas a determinadas actitudes o grupos. Éste desprecio no es ligero, sino que es bastante marcado, y puede conducir las acciones de tu personaje hacia una dirección equivocada. Ten en cuenta que algunas cosas podrían ser demasiado triviales para esto. Pregunta a un administrador.
¤ Negado en Genjutsu (otorga 2 puntos) Niega el derecho al uso de una facultad en toda la vida como shinobi, y ésta deberá permanecer en 0 puntos. No se incluye la negación de la facultad personal.
|
Reacciones |
Reacciones más recibidas |
48
26
16
15
13
12
11
8
7
6
|
Reacciones más dadas |
62
52
40
39
28
21
19
15
14
12
|