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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Protegiéndose de una leve lluvia con la capucha de su sudadera, Daigo se encontraba sentado en el suelo mientras observaba incrédulo la estatua de Sumizu Kouta, o a lo que quedaba de ella.

—¿Por qué alguien haría esto...?

El peliverde había venido en primer lugar para meditar, para hacerse preguntas y buscar respuestas, pues su encuentro con cierto chico de Amegakure le dio bastante de que pensar sobre todo lo que sucedía a su alrededor y su papel en ello.

En aquel momento Daigo había dicho solo podían hacer lo que estuviera en su mano, ¿pero cuánto podía él hacer si solo era un chico? Siempre había pensado todo estaría bien eventualmente si él seguía intentando hacer el bien y no perder su camino, ¿pero acaso bastaba solo con aquello cuando todo el mundo tenía intereses distintos?

No, él mismo lo había dicho, era necesario que todos empujaran juntos en la dirección correcta para salir de esta. No bastaba con que lo intentara él, o un grupo grande de gente, ni siquiera bastaba con que lo intentara casi todo Ōnindo, porque siempre que quedara alguien con malas intenciones podría aparecer otro Zoku en cualquier parte del mundo y liarla de verdad.

¿Y cómo se podía hacer algo tan difícil como que todo el mundo intentara hacer lo correcto? En su momento la paz empezó a nacer cuando los tres primeros Kages se unieron para derrotar un enemigo común, pero ahora ni siquiera se respetaban las estatuas de los héroes del pasado y nadie tenía ni idea de quien era el enemigo ahora. Ni siquiera sabían si había uno.

Se cruzó de brazos y dejó escapar un suspiro mientras pensaba en todo aquello.
[Imagen: IMG-20210515-202948-586.png]

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Team pescado.


Canal 5 con Uzumaki Eri hasta verano del 222.
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#2
—Por Amenokami... —susurró Ayame debajo de su capucha, profundamente consternada.

Sus iris castaños, fijos en la estatua que se encontraba en el otro lado del acantilado, buscaban detrás de su antifaz con desesperación algo que bien sabía que no iba a encontrar. Daruu se lo había contado con anterioridad, pero hasta el momento no había tenido la oportunidad de verlo con sus propios ojos. Y si creía que se había horrorizado cuando lo había escuchado de los labios de Daruu, aquel sentimiento no tenía nada que ver con el que ahora ardía en su pecho. Y es donde debía estar tallada la cabeza de Sumizu Kouta, el primer Arashikage, ahora no había más que un hueco completamente vacío. Desaparecida. Evaporada. Desvanecida. No había rastro de aquel rostro anciano que antaño le había recordado a la de un mago surgido de un cuento, de sus largos cabellos y aquella barba tan larga. Nada más que unas que otras rocas esparcidas por el suelo como meros despojos.

¿Pero quién o qué podría haber hecho algo así? Con una precisión casi quirúrgica, el corte que había sentenciado la cabeza del Primer Arashikage seguía una trayectoria demasiado limpia como para tratarse de un un fenómeno natural como podría ser la erosión o un desprendimiento, de abajo a arriba y en diagonal. ¿Un ataque? ¿Pero de quién? Desde luego no podía tratarse de un civil. ¿Un shinobi? ¿Pero qué clase de shinobi podría poseer una técnica que pudiera hacer un daño así?

Sea como fuera, y si de verdad se había tratado de un ataque de un shinobi, aquello constituía un auténtico atentado contra su aldea. Y dificultaba enormemente la restauración de la paz entre las tres aldeas...

Ayame apretó sendos puños con rabia y, acumulando el chakra en la planta de los pies, comenzó a ascender entre largas zancadas el cuerpo de Sumizu Kouta.
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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#3
Vestida por completo con una túnica blanca del color de la nieve, encapuchada, una mujer pálida de cabellos y ojos negros, carmín también de tinieblas, y un extraño tatuaje bajo ambos ojos con tres círculos del mismo color, acariciaba con curiosidad la textura de la roca, quemada, negruzca, de lo que fue el interior del cuello de la estatua del Primer Arashikage.

¿Qué fue lo que acabó con tu larga no vida, efigie antigua? —susurró, observando lo familiar de las marcas—. ¿Y por qué motivo? —Cogió un trocito de roca con sus guantes de cuero negro y la observó con curiosidad.

La lanzó hacia atrás y puso la suela de sus botas, también de cuero, encima de la estatua. Se aupó y caminó un poco sobre su superficie.

«Mmh...»

Daruu.

Hueco de rol.
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#4
Mientras el peliverde continuaba allí sentado preguntándose, entre otras cosas, el porqué de la decapitación de la estatua del primer Arashikage, pudo ver una figura escalar su cuerpo a gran velocidad.

Pero aquella figura que viajaba totalmente escondida tras una túnica no ascendía de una manera común, sino que corría en vertical de una forma que solo podían hacer los ninja. Seguramente un ninja que estaba tan confundido como él, o quizá con suerte uno que tuviera las respuestas que él buscaba.

De todos modos, Daigo decidió concentrar chakra en sus propios pies para escalar la estatua de Sumizu Kouta, buscando preguntar por si tenía alguna clase de información extra.

Una vez arriba, el chico no solo se encontraría con la figura, que seguramente ya habría llegado antes que él, sino que además vería a una misteriosa chica pálida.

—Esto... ¿hola? —preguntó sin estar del todo seguro sobre si se acababa de meter en un problema.
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#5
Como kunoichi que era, su cuerpo entrenado no tuvo ningún tipo de problema a la hora de escalar el pétreo cuerpo del primer Arashikage. Es más, sus pies se posaban sobre la roca vertical con la misma facilidad y naturalidad que si estuviera corriendo por un sendero completamente llano. La intención de Ayame era escalar hasta el origen de la destrucción, y una vez allí estudiar el panorama que sin duda se encontraría, en busca de cualquier pista que pudiera aclararle qué tipo de acontecimiento se había producido en aquel lugar para que Sumizu Kouta terminara sin cabeza.

Sin embargo, lo que menos se esperaba era lo que encontró una vez dio el último salto y aterrizó sobre la parte llana.

No estaba sola. Al parecer, otra persona había tenido la misma idea que ella, y ahora se paseaba de aquí para allá observando las rocas. Vestía una larga túnica blanca y ocultaba su rostro bajo una capucha similar a la que utilizaba Ayame, pero la muchacha llegó a atisbar unos labios pintados de negro. No llegó a atisbar ninguna bandana representativa de ninguna aldea, pero Ayame supuso que si había conseguido llegar hasta allí arriba, o bien era una experta escaladora (cosa que no parecía) o bien era una kunoichi como ella.

A Ayame le habría gustado disfrutar de un estudio de aquella zona en soledad, pero la suerte no parecía sonreírle en aquel instante. Fuera como fuera, y pretendiendo pasar lo más desapercibida posible, Ayame ajustó la capucha sobre su cabeza e intentó alejarse de su rango de visión en completo silencio.

Intención que se vio truncada enseguida.

—Esto... ¿hola?

Aquella voz masculina logró sobresaltarla. Cerca de su posición había aparecido un chico que destacaba por sus cabellos, de un color extravagantemente verdes. En su brazo derecho lucía una bandana que le identificaba como shinobi de Kusagakure.

«Al menos no es de Uzushiogakure.» Suspiró Ayame, en orden de poner calma a su alocado corazón.

Sin embargo, se limitó a responder a su saludo con una silenciosa inclinación de cabeza. No sabía quién era, ni sabía si había estado en el examen de chuunin como espectador, pero no quería arriesgarse a ser reconocida. Por eso, simplemente, caminó para quedar lo más lejos posible de ambos y se agachó para inspeccionar la roca más de cerca.
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—Habitación de Ayame: Link

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#6
Pero dos figuras interrumpieron su inspección del terreno casi a la misma vez. Kuroyuki dio un paso atrás, instintivamente, y levantó el brazo derecho, como preparándose para un ataque. No sería la primera vez que encontraba a alguien con ganas de hacer demasiadas preguntas. La mujer observó, con los ojos entrecerrados, a ambos: una kunoichi encapuchada con un antifaz blanco, amiga de lo incógnito (nunca significaba algo bueno) y un muchacho, apenas un genin, de Kusagakure, con un extraño color verde. Quien no dudó en saludar.

...¿hola? —repitió ella, confusa. ¿Quién diantres aparecía así, espontáneo, como una seta, y se dedicaba a saludar a un extraño encapuchado? Sus intenciones no parecían malas, de hecho, parecía que sólo pasaba por allí.

Pero su atención se desvió a la otra, a la que había comenzado a marcharse. Esa llamaba más su atención, y no sabía por qué. La muchacha saludó al otro con una queda inclinación de cabeza, y como ella había hecho, se agachó para comprobar la piedra de la estatua. «Todos estamos aquí por lo mismo, ¿eh?»

Entonces ahogó un grito en un murmullo, y se puso rígida como una tabla.

«Es ella. La jinchuuriki de Amegakure.»

La voz retumbó desde lo más profundo de su ser. Tragó saliva, y se acercó dos pasos hacia Ayame.

Aotsuki Ayame —llamó. No era una pregunta, tenía la convicción de quien sabe con quién se encuentra hablando—. Aotsuki Ayame. Siento molestarte, pero tengo cierto asunto que tratar contigo.

»Shinobi de Kusagakure, por favor, márchate. Quiero hablar en privado con ella —lanzó a Daigo. Firmemente, pero de forma educada.
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#7
Una media sonrisa nerviosa se formó en el rostro de Daigo ante aquel frío recibimiento, por parte de ambas kunoichi.

«Supongo que me tendré que olvidar de preguntar... solo queda investigat»

Daigo estuvo a punto de agacharse a investigar como hacían aquellas kunoichi, pero la voz de una de ellas pronunciando un nombre ligeramente conocido lo distrajo por completo.

—Aotsuki Ayame.

—¿Aotsuki-san?

El chico, sorprendido, volteó la mirada ante la otra kunoichi, centrándose sobre todo en su Hitai-ate que llevaba atado al brazo.

—Aotsuki Ayame. Siento molestarte, pero tengo cierto asunto que tratar contigo.

»Shinobi de Kusagakure, por favor, márchate. Quiero hablar en privado con ella


Daigo esta vez no se movió del sitio, centrando su atención esta vez en la otra chica.

—Sois... ¿compañeras? —preguntó.

Aquella chica se lo había pedido educadamente, pero toda la situación no hacía más que poner los nervios de punta a Daigo, quien temía que se tratara de una Uzujin buscando alguna clase de venganza.
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#8
No es demasiado importante, pero la túnica está encima de la bandana XDDDD La placa está atornillada en una de sus mangas, pero no en las mangas de la túnica sino de las mangas que lleva ella debajo.



Sus manos encontraron la roca, de un color negruzco, quemado. Ayame frunció el ceño, con su interés aumentando exponencialmente por momentos. Si la roca estaba quemada, y estaba claro que las rocas no se derretían con el fuego, eso sólo dejaba opción a...

—Aotsuki Ayame. —La llamó una voz femenina. La de la mujer encapuchada—. Aotsuki Ayame. Siento molestarte, pero tengo cierto asunto que tratar contigo.

Insistía, pero Ayame, paralizada en el sitio como estaba, tardó algunos segundos en responder. Se reincorporó con cierta lentitud, su corazón galopante en el pecho y la adrenalina bombeando en su sangre. Alzó la cabeza lo justo para clavar los ojos en la mujer. Todo en ella era un continuo contraste: tez pálida como la nieve y ojos tan oscuros como el fondo del océano. No la conocía, eso era algo que tenía muy claro. Pero, de alguna manera, ella sí la conocía a ella. Y no era la única.

—¿Aotsuki-san? —preguntó el de Kusagakure, pero la otra le interpeló:

—Shinobi de Kusagakure, por favor, márchate. Quiero hablar en privado con ella.

Pero él, lejos de hacer caso, arrancó una nueva pregunta:

—Sois... ¿compañeras?

Ayame respiró hondo un par de veces e intentó inculcar a su voz una calma que estaba lejos de sentir. ¿La conocerían del examen de chuunin? Si ese era el caso, tampoco era buena señal.

—Os estáis confundiendo de persona —cortó, tajante.

Y su mente ya estaba barajando a toda velocidad todas las vías de escape que tenía: el agua, el cielo, el bosque...
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—Habitación de Ayame: Link

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#9
Lejos de abandonar la escena como la tan atenta Kuroyuki le había solicitado, el extraño de Kusagakure preguntó. De forma demasiado curiosa. Sospechaba lo que estaba por venir, como se temía. La mujer chasqueó la lengua, molesta, y sin embargo no apartó la atención ni la mirada de la muchacha del antifaz, que a su vez le negó que fuese Ayame de forma tan tajante como lamentable. Sólo era una niña jugando a los espías.

Kuroyuki avanzó un par de pasos más mientras su mano derecha formulaba, de forma extremadamente rápida, una cadena larga de sellos. El suelo alrededor de sus pies se escarchó con una sustancia gris, y el ambiente perdió saturación, haciendo que los colores pareciesen más apagados. Daigo y Ayame expulsaron vaho de sus bocas y comenzaron a tiritar.

¡Shinobi de Kusagakure! Si aprecias tu vida, te marcharás. Es mi último aviso —dijo—. Aotsuki Ayame, libera lo que no es tuyo.

El mismo brazo que había formulado la cadena de sellos fue extendido en horizontal hacia fuera, y de la mano creció una Uchigatana de color azul pálido, cristalizada con el vapor de agua del ambiente, que se convirtió en hielo.

En hielo negro.

»Si no te resistes, esto será más fácil para todos.



· PV: 270/270
· CK: 458/500 (-32) (-10)
· CK adicional: 200/200


Fuerza: 40
Resistencia: 60
Aguante: 100
Agilidad: 120
Destreza: 100
Poder: 70
Inteligencia: 60
Carisma: 40
Voluntad: 60
Percepción: 120


Para el uso con Hyōbuki no Jutsu:
- x10 Uchigatana (x1 en mano derecha)
- x20 Shuriken
- x20 Senbon
- x5 Kunai

Portaobjetos, muslo derecho:
- x2 Kemuridama
- x2 Hikaridama
- x2 Antídoto
- x1 Juego de ganzúas
- x1 Esposas supresoras de chakra
- x1 Píldora estimuladora de sangre superior
- x1 Sello explosivo de rango A


¤ Hijutsu: Hiya
¤ Técnica Secreta: Frío
- Tipo: Apoyo
- Rango: B
- Requisitos: Yuki 60
- Gastos: 16 CK (impide regen. de chakra, multiplicable x2)
- Daños: -
- Efectos adicionales: Reduce la Agilidad y el Aguante en 10 puntos en el rango de la técnica
- Sellos: Diez sellos específicos de la técnica, con una mano
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones: 5 metros a la redonda con el usuario en el centro (aumenta con la multiplicación)
El usuario esparce chakra Hyōton en un rango determinado, creando un área alrededor de él en el que la temperatura ambiente es muy inferior a la exterior, entumeciendo los músculos de los adversarios e impidiéndoles tomar un respiro merecido después de cada movimiento.

¤ Hyōbuki no Jutsu
¤ Técnica de las Armas de Hielo
- Tipo: Apoyo
- Rango: B
- Requisitos: Yuki 70
- Gastos: 2 CK por armas pequeñas, 10 CK por armas grandes
- Daños: -
- Efectos adicionales: Crea armas de hielo duraderas desde el inventario (ver descripción)
- Sellos: Uno, específico, de una mano, por cada arma a crear
- Velocidad: Muy rápida (objetos pequeños), Moderada (objetos grandes)
- Alcance y dimensiones: -
El usuario dispone de una sección en el inventario reservada para esta técnica. Mediante el uso del Hyōton, es capaz de crear dichas armas (el número desde el inventario disminuye) desde las manos o desde los antebrazos, en pleno lanzamiento, únicamente en el caso de las armas de tamaño pequeño. Esta técnica puede ser utilizada tanto por clones de sombra como por clones de hielo, que sustraerán las armas también del inventario reservado para la misma.

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#10
La mujer avanzó un paso y Daigo atrasó otro, enseñando ambas palmas algo juntas a la altura del pecho como si pretendiera defenderse de algo mientras ella realizaba una gran cantidad de sellos en tiempo record.

Pero antes incluso de que terminara de dar el paso, el mundo a su alrededor empezó a perder su color, volviéndose más apagado y frío. Tan frío como la más fría de las nieves.

—¡Shinobi de Kusagakure! Si aprecias tu vida, te marcharás. Es mi último aviso. Aotsuki Ayame, libera lo que no es tuyo.

La misma mano que había formado los sellos iniciales ahora estaba estirada en horizontal, formando una Uchigatana de hielo negro en ella.

»Si no te resistes, esto será más fácil para todos.

Llegados a este punto, el Genin ya sabía que simplemente no quedaba tiempo para pensar. Era una situación en la que la única opción sensata era huir, pero aún así le parecía tan difícil...

Asustado y con el corazón a mil por hora, dio otro pequeño paso atrás lo acercó aún más al borde, tan cerca de este que una simple ráfaga de viento podría haberlo tirado en cualquier momento. Para salir de aquella situación tan solo bastaba con darse la vuelta bajar, obedeciendo a Kuroyuki.

«Por favor, espero que esto te ayude a salir de esta».

Entrelazó rápidamente ambas manos en un solo sello y sopló. Sopló al sopló directamente al suelo ligeramente en dirección hacia Ayame, escupiendo el humo más denso que consiguió fabricar buscando con ello esconder a Ayame, a sí mismo y probablemente a Kuroyuki dentro de él.

Inmediatamente después realizaría un único sello manual para vitalizar su cuerpo y escapar al Bosque, a La Lluvia O la espiral. No tenía ni idea de a dónde iba o si siquiera llegaría a iniciar su carrera.

Tan solo esperaba que al menos uno de ellos pudiera salir vivo de esta.


· PV: 170/170
· CK: 74/150 -24 -52
*Contra todo pronóstico activado


Fuerza: 40
Resistencia: 40
Aguante: 40 -10 -10
Agilidad: 30 -10
Destreza: 40
Poder: 30
Inteligencia: 40
Carisma: 60
Voluntad: 60
Percepción: 40


- Hitai-ate (En la frente)
- Esposas supresoras de chakra

Portaobjetos:
-


¤ Fūton: Sunabokori
¤ Elemento Viento: Nube de Polvo
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Fūton 15
- Gastos:
  • 8 CK
  • (Fūton 30) (multiplicable x2)
  • (Fūton 45) (multiplicable x3)
- Daños: -
- Efectos adicionales: Crea una nube de polvo que entorpece la vista
- Sellos: Carnero
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones: La nube de polvo abarca 3 metros a la redonda por multiplicación
Esta técnica es utilizada para escupir una gran cantidad de viento cargado de polvo desde la boca. En sí, el polvo que expulsa el usuario ya es suficiente para cubrir un gran área, pero la técnica levantará polvo incluso más denso si se utiliza sobre el suelo.

¤ Sunshin no Jutsu
¤ Técnica del Parpadeo Corporal
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Ninjutsu 40
- Gastos:
  • 14 CK/20 metros
  • 52 CK para huir de un combate
- Daños: -
- Efectos adicionales: Cada uso restará 10 puntos de aguante durante los próximos 5 turnos
- Sellos: Carnero/una mano
- Velocidad: Instantánea
El Sunshin no Jutsu es una técnica basada en un movimiento ultrarrápido, permitiendo a un ninja moverse de cortas a largas distancias a unas velocidades casi imperceptibles. Para un observador cualquiera, resulta como si el usuario se hubiera teletransportado. En ocasiones, se utiliza una pequeña señal para camuflar los movimientos iniciales del usuario. Esta técnica se basa en el uso del chakra para vitalizar temporalmente el cuerpo y moverlo a velocidades extremas. La cantidad de chakra requerida depende en la distancia total y la elevación entre el usuario y el destino. La técnica puede usarse, además, para escapar del campo de batalla. Las diferentes villas tienen variaciones de esta técnica, e incluyen un elemento extra para distraer al oponente. En Konoha, se utiliza un rastro de hojas.


170 PV autoinflingidos, porque esto es un suicidio
[Imagen: IMG-20210515-202948-586.png]

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#11
Pero era inútil mantener aquella farsa. Aquella mujer sabía muy bien quién era en realidad, como si hubiera visto a través de su disfraz. ¿Pero cómo? Era la primera vez que salía de la aldea después de castigo, acababa de regresar de Tanzaku Gai de estar con Eri, y tanto a la ida como a la vuelta había guardado celosamente su identidad. ¿Cómo era posible? ¿Por qué la conocía? ¿Y qué intenciones tenía?

—¡Shinobi de Kusagakure! Si aprecias tu vida, te marcharás. Es mi último aviso —exclamó la desconocida, avanzando hacia ellos. Y Ayame tensó todos los músculos del cuerpo en respuesta cuando vio su mano derecha formular una larga secuencia de sellos a toda velocidad—. Aotsuki Ayame, libera lo que no es tuyo.

—¿Qué...? —balbuceó, confundida. Pero nunca llegó a terminar la frase.

Había esperado cualquier tipo de ataque ofensivo, pero no algo así. El suelo se escarchó de repente bajo sus pies y el ambiente a su alrededor se volvió gris y taciturno, como si hubiera perdido todo rastro de color. El frío del invierno se había visto opacado por uno aún más intenso que calaba como una garra a través de la ropa, haciéndola tiritar y castañear los dientes sin remedio, como si la Reina de las Nieves lo hubiese invocado. Pero había sido aquella desconocida, ella era la Reina de las nieves.

«Qué frío...»

En la misma mano de la Reina se materializó repentinamente una espada condensada a partir de la humedad del aire. Una espada que resplandecía con el color del hielo, pero que era negro como el ébano.

«Es Yuki... Como Kōri...» Pero aquel pensamiento no la animaba, más bien al contrario.

Porque aunque conocía muchas de sus técnicas, bien sabía y bien había experimentado en sus carnes una y otra vez que el agua no podía hacer nada frente al hielo. De hecho, era una de las cosas que podía apresarla.

Y el terror la invadió.

—Si no te resistes, esto será más fácil para todos.

—Para ti, querrás decir —replicó, obligándose a esbozar una sonrisa que no sentía—. Como que voy a dejar que me mates.

Sintió al muchacho de Kusagakure moverse cerca de ella, y entonces, como si alguien hubiera lanzado una bomba de humo, un vendaval cargado de polvo las envolvió. Ayame no perdió ni un solo instante. El shinobi le había brindado una oportunidad de oro y ella pensaba aprovecharla. Sólo esperaba que después de aquello decidiera huir. Se dejó ir hacia atrás. Se dejó caer por el borde, y la gravedad no tardó en tomarla y reclamar su cuerpo, haciéndola caer a toda velocidad hacia un suelo hambriento de su sangre que se acercaba a ella a toda velocidad. Pero Ayame giró sobre su propio eje en un tirabuzón para colocarse de cara al suelo, y tras entrelazar las manos en el sello del pájaro, una explosión de agua en su espalda arrancó la túnica de su cuerpo y la arrojó lejos de allí. No le importó perderla, en aquellos instantes era más importante no perder la vida. Ayame se apresuró en agitar sus alas de agua, frenar la caída y abalanzarse hacia el bosque para refugiarse entre sus árboles.






PV:

200/200



CK:

240/270

-30 CK





Fuerza: 35
Resistencia: 35
Aguante: 25
-10

Agilidad: 60
-10

Destreza: 45
Poder: 50
Inteligencia: 50
Carisma: 40
Voluntad: 40
Percepción: 70









¤ Hikōgo no Jutsu
¤ Técnica del Pez Volador
- Tipo: Apoyo
- Rango: A
- Requisitos:
  • Hōzuki 60
  • Suika no Jutsu
- Gastos: 30 CK (impide regeneración de chakra)
- Daños: -
- Efectos adicionales:
  • Permite al usuario volar
  • Las alas tienen una resistencia de 20 PV
- Sellos: Pájaro
- Velocidad: Muy rápida (formación)
- Alcance y dimensiones: Las alas tienen una envergadura total de cuatro metros
Usando la técnica del Suika no Jutsu como base, el usuario multiplica el agua del interior de su cuerpo con ayuda del chakra y la expulsa a través del centro de su espalda. El agua no llega a desprenderse de su cuerpo, sino que se divide y toma direcciones opuestas, formando tras la kunoichi dos alas constituidas enteramente por este líquido que parecen brillar con cristales de lapislázuli y que le permite volar con casi total libertad hasta un máximo de 10 metros de altura.

La velocidad de desplazamiento y los movimientos que pueda realizar en el aire dependerán de la Poder y la Inteligencia del usuario (que sustituirán a los correspondientes atributos de Agilidad y Destreza para cuestiones como acrobacias). Sin embargo, dado que el usuario está utilizando la técnica de la hidratación como base, las alas se desharían de inmediato si llegase a recibir un ataque que le obligara a convertir todo su cuerpo en su forma líquida o si fueran estas las que sufrieran un daño superior a 20 PV, de manera que el usuario debería volver a pagar el coste energético si deseara volver a formarlas.

«Las aves no son las únicas que son capaces de surcar los cielos. ¿Acaso no has oído hablar de los peces voladores?» —Aotsuki Ayame.



[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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#12
Los genin la sorprendieron con una táctica sorpresa improvisada. Sin embargo la experiencia y los reflejos le hicieron formular un simple sello con la mano izquierda, y expulsó un torrente de aire que rápidamente se llevó el polvo incluso antes de que asentara. «Ese mocoso entrometido...» Ayame dio un paso atrás, aprovechando la supuesta cobertura, y se lanzó al vacío para escapar, mientras el otro hacía lo propio con un Sunshin no Jutsu.

Kuroyuki ignoró a Daigo y se centró en su objetivo. Avanzó rápidamente y también ella se precipitó al vacío, valiéndose de las suelas cargadas de chakra para controlar el descenso. Patinaba sobre la roca, levantando polvo a su paso, como un esquiador en las cumbres del norte. Desde allí vio como Ayame emitía un estallido de agua desde su espalda, y como un ángel de las leyendas, tomaba el vuelo para escapar, hacia el bosque.

Sin embargo...

«¿Darme la espalda? Un grave error.»

Kuroyuki alzó el brazo libre y, poco a poco, frenó añadiendo más chakra a la suela de los zapatos. Dirigió su mano hacia la muchacha. Una garra roja anaranjada de chakra burbujeante la envolvió desde la muñeca. Una esfera de energía negruzca creció rápidamente en el hueco de la palma.

«Cuidado. No la mates.»

«Lo sé.»

La esfera, de forma prácticamente silenciosa en comparación con el estruendo de la enorme catarata, salió disparada hacia el frágil cuerpo de Ayame, quien a la desesperaba trataba de marcharse, y que pronto descubriría que a veces un ave está mucho más segura dentro de su jaula.

Bijūdama.

La esfera estalló contra su espalda, liberando un enorme torrente de energía que hizo agitar el agua del lago y que incluso llegó a crear cierto oleaje.


· PV: 270/270
· CK: 446/500 (regen. /2) (-12)
· CK adicional: 80/200 (-120)


Fuerza: 40
Resistencia: 60
Aguante: 100
Agilidad: 120
Destreza: 100
Poder: 70
Inteligencia: 60
Carisma: 40
Voluntad: 60
Percepción: 120


Para el uso con Hyōbuki no Jutsu:
- x10 Uchigatana (x1 en mano derecha)
- x20 Shuriken
- x20 Senbon
- x5 Kunai

Portaobjetos, muslo derecho:
- x2 Kemuridama
- x2 Hikaridama
- x2 Antídoto
- x1 Juego de ganzúas
- x1 Esposas supresoras de chakra
- x1 Píldora estimuladora de sangre superior
- x1 Sello explosivo de rango A


¤ Fūton: Soyokaze no Jutsu
¤ Elemento Viento: Técnica de la Brisa Ligera
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Fūton 20
- Gastos: 12 CK
- Daños: -
- Efectos adicionales: Desvía el rumbo en medio del aire
- Sellos: Carnero (una mano)
- Velocidad: Rápida
- Alcance y dimensiones:
  • Desvía al usuario 3 metros de su rumbo en mitad de un salto o una caída, en línea recta.
  • (Fūton 80) El usuario puede desplazarse parabólicamente.
Escupiendo un fino pero concentrado chorro de aire desde su boca, el usuario es capaz de cambiar la dirección de caída o aterrizaje de un salto en medio del aire a alta velocidad durante distancias cortas. Esto le permite amortiguar caídas o incluso esquivar ataques en pleno vuelo. Esta técnica puede utilizarse sobre el suelo para disipar bombas de humo o nubes de polvo.

¤ Bijūdama
¤ Esfera de Bestia con Cola

- Tipo: Ofensivo
- Requisitos: Capa de Chakra versión 2 o Forma Bijū Liberada
- Gastos: 0.6*X CK
- Daños: X PV
- Efectos adicionales: -
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones: 
  • La bomba ocupa X/10 decímetros de diámetro, y la explosión abarca X/3 metros de tamaño.
  • El láser ocupa de ancho el doble de la esfera y el doble de la explosión hacia delante.
La Bijūdama es la técnica definitiva de un bijū. Para formar el ataque, el usuario concentra chakra positivo negro y chakra negativo blanco, lo reúne en una esfera y lo comprime dentro de su boca. El chakra necesita ser balanceado en una proporción 8:2, respectivamente, o será contraproducente. Para finalizar, puede dispararlo en forma de una enorme explosión de energía hacia delante en proporción a su tamaño (mucho más grande en la forma completa de la bestia) o en forma de bala de color oscuro que provoca igualmente una enorme explosión al impactar contra algo. La bijūdama es increíblemente densa y pesada, y el jinchūriki se puede ver hundido en la tierra en el proceso de creación. Usada cerca de otros bijū, puede ser combinada aumentando drásticamente su tamaño y su poder destructivo.

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#13
Casi estaba allí. El bosque la recibía con los brazos abiertos y los árboles estaban casi al alcance de su mano. Aleteó aún más fuerte. Aleteó con toda la fuerza de su desesperación. Ya casi estaba. Ellos la protegerían. Podría refugiarse entre el follaje. Podría esconderse. Y entonces podría esc...

Tras su espalda, un silbido supersónico hendió sus oídos por encima del estruendo de la catarata y Ayame apenas tuvo tiempo de girar la cabeza antes de todo a su alrededor se viera inundado por una luz cegadora que acuchilló sus retinas. Ni siquiera tuvo tiempo de comprender qué había ocurrido. Todo su cuerpo chilló de dolor cuando la energía abrasó cada fibra de su ser, pero ella ni siquiera pudo hacerlo. Fue apenas un segundo. Un segundo del dolor más intenso que había sentido en toda su vida, antes de que su cerebro decidiera desconectarse de la realidad. Las alas se deshicieron en el acto, y la onda de energía la lanzó como una simple muñeca de trapo. Su cuerpo cayó a toda velocidad como un cometa, dejando una estela de humo tras su descenso, y sus ansiados árboles la recibieron entre crueles latigazos, frenando una caída imposible de evitar. Terminó por caer a plomo contra el suelo, y su cuerpo rebotó una vez contra la tierra antes de quedar inmóvil y con parte de sus ropajes y su piel quemados por aquella demoníaca energía.

Era irónico, tan irónico...

Y tan cruel...

Era la primera vez que salía de su aldea después de su castigo... Y también sería la última. Un castigo que había cumplido a rajatabla, entrenando cada día para mejorar sus habilidades y su autocontrol. ¿Y de qué había servido? Apenas hacía unos días que se había atrevido al fin a presentar su solicitud para realizar de nuevo el examen de chuunin. Pero nunca llegaría a hacerlo. Y ni siquiera podría despedirse de su padre, ni de su hermano, ni de Daruu-kun, ni de Kiroe, ni de Kaido, ni de sus amigos. Estaba lejos, muy lejos de casa, en la frontera entre las tres grandes aldeas shinobi. Había salido buscando la paz y la redención con Uzushiogakure... Y sólo iba a encontrar la muerte en el mismo lugar donde los primeros Kage abatieron a los bijuu.

Era irónico... Tan irónico...

Y tan cruel...

Una solitaria lágrima rodó por su mejilla, impotente.

Sólo esperaba que Eri cumpliera con su cometido, y que el mundo ninja caminara hacia un futuro mejor en su ausencia.

«Lo... siento... todos...»
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Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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#14
Kuroyuki se tapó la cara para protegerse del deslumbramiento provocado por la explosión de energía de la bijūdama. Saltó y aterrizó en el agua, donde tuvo que hacer grandes esfuerzos por no hundirse debido a las grandes olas que había levantado el ataque. Cuando se estabilizó, echó a correr por la superficie hasta llegar a un punto concreto del lago, y dejó de usar el chakra en las suelas de los zapatos para hundirse. Emergió segundos después, con el cuerpo inerte de Aotsuki Ayame.

Se la echó al hombro como si fuera sólo un trapo. Avanzó hasta llegar a la orilla contraria, recuperando el aliento. «Al fin hemos atrapado a uno. Después de la sorpresa del Uchiha, casi me da un infarto cuando ésta ha salido volando.»

«¿Quién lo iba a decir? Shukaku... separado en dos. ¡Ja! Seguro que tiene el orgullo lastimadito. Media cola, ya ni una entera.»

Kuroyuki sonrió, y depositó el cuerpo de Ayame sobre la hierba. Hincó una rodilla en tierra frente a ella, y le levantó la ropa, buscando... Negó con la cabeza. No estaba en el torso. Acabó encontrando el sello en la espalda. Con cuidado, volvió a poner el uwagi en su sitio. Con conocer el lugar bastaba.

La espada en su mano derecha se deshizo en múltiples cristales de hielo. La mano se enfundó de nuevo un guante en forma de garra de chakra anaranjado. Kuroyuki movió la extremidad hasta el centro de los omoplatos y clavó las garras de chakra en Ayame.

Kyūjū Tensei. —Giró la muñeca, y se apartó un par de metros.

La espalda de Ayame brilló con fuerza. Lo hizo un instante después el cuerpo entero de la muchacha, durante unos segundos, hasta que por fin el brillo se apagó, y algo... cambió. Desde la raíz, el cabello de la muchacha comenzó a teñirse de blanco, hasta que llegó a las puntas, que se tornaron de un color crema un poco más oscuro. Sus ojos tomaron el color de la aguamarina, y sendas sombras rojas se dibujaron bajo sus párpados.

»Bienvenida, Kokuō-sama.



¤ Kyūjū Tensei
¤ Transmigración de las Nueve Bestias
- Tipo: Apoyo
- Requisitos: Generosidad de Kurama
- Gastos: 200 CK
- Daños: -
- Efectos adicionales: Revierte el control del cuerpo humano en el sello de un jinchūriki (ver descripción)
- Velocidad: Moderada
- Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
El brazo del usuario, desde la mano hasta el antebrazo, se recubre de una capa de chakra burbujeante de color naranja rojizo con forma de garra, similar al aspecto que tomaría la extremidad de tener activada la Capa de Chakra (Versión 1). Clavando las uñas de la garra espectral sobre el sello del bijū del jinchūriki en cuestión, el ejecutor hace que el control del cuerpo del jinchūriki pase a la voluntad del bijū en cuestión. El objetivo brillará ligeramente durante unos instantes, y sentirá un intenso calor. Su cuerpo se transformará de acuerdo al aspecto del bijū correspondiente:

- Un jinchūriki de Shukaku pasará a tener el pelo del color de la arena, ojeras pronunciadas, esclerótica negra y unos ojos dorados con un rombo estrellado como pupila con cuatro marcas redondas formando un cuadrado alrededor. Su voz cambiará a la de Shukaku.

- Un jinchūriki de Matatabi pasará a tener el pelo de color azul eléctrico, la esclerótica negra y los ojos sin pupila, uno dorado y el otro verde mar. Su voz cambiará a la de Matatabi.

- Un jinchūriki de Isobu pasará a tener el pelo de color verde pálido, la esclerótica roja con círculos concéntricos múltiples y los ojos dorados. Su voz cambiará a la de Isobu.

- Un jinchūriki de Son Gokū pasará a tener el pelo de color rojo, y unos ojos sin aparentemente un iris ni una pupila, de color dorado. Su voz cambiará a la de Son Gokū.

- Un jinchūriki de Kokuō pasará a tener el pelo de color blanco con las puntas de color crema, los ojos de color aguamarina y sombras rojas en los párpados inferiores. Su voz cambiará a la de Kokuō.

- Un jinchūriki de Saiken pasará a tener el pelo de color plateado, y los ojos de color gris oscuro, sin pupila. Su voz cambiará a la de Saiken.

- Un jinchūriki de Chōmei pasará a tener el pelo de color azul acero, los ojos dorados y unas ojeras de color verde alrededor de los párpados. Su voz cambiará a la de Chōmei.

- Un jinchūriki de Gyūki pasará a tener el pelo de color rosado grisáceo, los iris de color blanco y una pupila imperceptible. Las líneas que separan los iris de las escleróticas serán múltiples y formarán un remolino. Su voz cambiará a la de Gyūki.

- Un jinchūriki de Kurama pasará a tener el pelo de color naranja rojizo, iris de color rojo intenso y pupilas rasgadas. Su voz cambiará a la de Kurama.

A partir de ese instante, un jugador que controlase a su personaje pasará a controlar al bijuu dentro del cuerpo humano del jinchūriki, quien podrá hacer uso tanto de las técnicas del usuario como las disponibles para el bijuu, pero no las capas de chakra ni la forma liberada. En su lugar, puede disparar bijūdama con las manos o la boca, y utilizar los brazos de chakra y la transformación parcial a placer. Todos los atributos del personaje original se mantienen, excepto el chakra, que pasa a ser el chakra total del bijū en control. Un jugador podrá subir nivel y crear evolutivas, incluso utilizando las temáticas disponibles para cada bijū (teniendo en cuenta que, si alguna vez recupera el control de su cuerpo, no podría usarlas si no controla al bijū o entabla una relación colaborativa con él).

El sello tiene las mismas debilidades que las que se suponen cuando la relación es a la inversa. En un momento de un gran estrés emocional, el control puede pasar al personaje original momentáneamente, y si ese estrés se mantuviera en el tiempo, el sello podría llegar a volver a revertirse, tomando el control por completo el original. El bijū también puede ceder el control al personaje original, pero como es más poderoso que él, puede recuperarlo a voluntad mientras el control del sello siga revertido. En estos momentos, el aspecto del usuario toma pequeños recuerdos del original, tal y como antaño lo hacía del propio bijū.

El personaje original pasa a estar prisionero en el sello del bijū, y por tanto tendrá la capacidad de hablar al bijū en sus pensamientos, y el jugador podrá rolear diálogos internos a placer, además de conversaciones en el lugar del sello personalizado para cada bijū, donde la bestia aparecerá con su forma real fuera de la jaula correspondiente, sin poder herir al original.

Si por algún casual el chakra del bijū del jinchūriki estuviera incompleto (es decir, si la bestia está dividida en otro recipiente aparte del jinchūriki) la técnica fallará.
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#15
Lo primero que sintió fue la lluvia sobre su piel. Lluvia fina, débil, que acariciaba su cuerpo con delicadeza. Abrió los ojos y vio el cielo nublado por encima de su cabeza. Respiró, captando el olor húmedo del aire y la fragancia de la vegetación que la rodeaba. La fragancia de la libertad. Sin embargo, entrecerró los ojos con una extraña sensación y sacudió la cabeza mientras se reincorporaba. Se detuvo momentáneamente al sentir el dolor en su maltrecho, pequeño y débil cuerpo y se miró. Manos. Tenía manos. Y dos piernas. Y las heridas se cerraban y curaban a toda velocidad con un débil silbido. A su alrededor había bosque, pero no era aquel bosque de hojas caducas caídas sumido en un perpetuo atardecer al que estaba acostumbrada. Aunque también era cierto que conocía aquel sitio: Era el Valle del Fin, donde los humanos la habían destruido una vez.

—Bienvenida, Kokuō-sama.

Ella alzó la barbilla hacia su interlocutora. Una mujer pálida, de cabellos tan oscuros como sus ojos y como sus labios que vestía con una larga túnica blanca. No fue su presencia lo que llamó su atención, sino el sentimiento que la embargó cuando miró más allá de sus iris y se encontró con algo completamente inesperado.

Nueve.

«Con que aquí estabas.» Meditó, entrecerrando aún más los ojos.

En completo silencio, y sin aparente dificultad ante su nueva condición, Kokuō pasó por delante de la mujer sin prestarle demasiada atención, avanzó hasta la orilla del lago y se agachó para confirmar sus sospechas: Tal y como había temido, no había rastro de colas, ni de cascos, ni de cuernos, ni de pelaje. Era humana. Era una maldita humana. Y no una humana cualquiera. El rostro que le devolvía la mirada desde el agua era demasiado conocido para ella, pero al mismo tiempo era diferente. Era su propia captora, pero con una apariencia a la que no estaba acostumbrada a vislumbrar. Aunque seguía manteniendo aquella redondeada cara infantil, sus cabellos se habían vuelto albos con las puntas de crema, los ojos fría aguamarina en lugar de cálido chocolate y los párpados inferiores carmesíes. Era su propia apariencia mezclada con la de aquella chiquilla.

Y cuando cerró los ojos momentáneamente y miró hacia su interior...

—¿Qué significa esto? —habló, volviéndose hacia la mujer que guardaba en su interior al Nueve.

Al menos su voz seguía siendo la suya.
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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