Lo que sea que pasara en el torneo no había llegado a oídos de la pelirroja que apenas si había llegado a los dojos, donde justamente se desarrollaba este evento al que había sido invitada justamente por un extranjero. Chocante sin lugar a dudas. ~ Así van las cosas… ~ Pensaba la chica mientras recorría las calles de aquel lugar que desconocía completamente.
Todo parecía una ciudad bastante normal en si, con varios dojos de distintas dimensiones y dedicados a distintas disciplinas que realmente ninguna le llamaba la atención para su estilo de pelea, a lo mucho le sería útil aprender un poco de tonfas pero no tenía siquiera un par para practicar y las cuchillas que tenía en casa no serían igual de manejables.
De cualquier forma, ella no había llegado para entrenar ni nada por el estilo, si no más bien llegó buscando a aquel pelirrojo que la había invitado y dicho sea de paso le había dejado ese colgante que nunca le faltaba y se podía ver perfectamente en su pecho. ~ Pero… ¿Dónde se supone que lo busco...? ~ Que no se enteraba de nada y la carta poco decía respecto del punto de encuentro.
Si lo encontraba en los mares de gente resultaría casi que milagroso, aunque las pintas que llevaba mientras usaba su preciada máscara le venía genial porque algunos que llegaban a ver esa figura carmesí encapuchada se alejaban dejándole el paso libre. - Llamas mucho la atención… - Decía la fémina inexistente que le acompañaba. - Mejor. - Respondió a secas la pelirroja.
Las calles eran a los ojos de la kunoichi casi que iguales, se repetían una y otra vez las mismas ya que no le prestaba ni la más mínima atención a los alrededores. - Venga Reiji… - Susurraba mientras 'nadaba' entre personas pero sin encontrar aquello que buscaba.
A la larga Ritsuko se cansaría y terminaría por salir, apenas donde habían algunos samurái parados como guardias donde podría respirar más tranquila sin una multitud de personas a su alrededor que la limitasen en sus movimientos.
- Ya lo encontrarás, no te preocupes. - Decía en un intento por animar a su hija aunque sin éxito. La chica había decidido sentarse en una roca a un lado del camino solo para mirar el horizonte. - Porque es de fácil encontrar a un shinobi en particular. - Respondió algo cabizbaja mientras estiraba los brazos y contraía levemente las piernas para poder abrazarlas y apoyar su mentón cerca de las rodillas. - No sé ni a qué vine, siquiera los de mi aldea me dijeron nada. -
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El chico había pasado toda la mañana yendo de aquí para allá por todos los dojos del combatiente, practicando distintas artes marciales, con alguno nombres que no sabia ni pronunciar. La verdad es que se había cansado bastante, pero aun así estaba muy feliz, sobre todo porque su maestro le había permitido ir a practicar con otros maestros a aquel lugar, lo que significaba o que eran buenos maestros o que Shu quería quitárselo de encima, o quizá ambas. En cualquier caso, ahora mismo Rin se moría por ir a comer algo y así reponer fuerzas.
Tras andar buscando entre las callejuelas algún lugar donde comer, Rin por fin encontró un pequeño restaurante, en el cual pidió arroz para llevar. Ya con su comida decidió salir del lugar, para comer mas tranquilo. Si salia encontraría un lugar con menos gente y así le seria mas fácil comer, sin tener miedo de chocarse con alguien mientras lo hacia.
El rubio al final salio, sin llamar demasiado la atención, seguramente por el hecho de que no llevaba ni la mascara, ni la capa ni las armas. Tras salir y observar que solo había unos guardias, así como una persona encapuchada que parecía uno de estos mimos, a los cuales les echabas una moneda y ellos hacían su espectáculo antes de volver a quedarse quietos, Rin deicidio que comería mientras veía al mimo, siempre le había sorprendido su habilidad de estar totalmente quietos, el no podía para ni una milésima de segundo.
El chico se acerco a la personas encapuchada y le dejo una moneda en los pies, antes de separase un poco para que empezara el espectáculo, mientras comía su bol de arroz.
- Si no lo encuentro sería una pérdida de tiempo haber venido… - Dijo casi en un susurro la pelirroja cuya mirada yacía en el sendero. - No te queda de otra que arriesgar y seguir buscando. - Fue la respuesta que recibió, aunque ante los oídos del resto esta no existiría.
La chica seguía inmóvil, con una mirada melancólica clavada en el sendero como si en algún momento debiera pasar aquello que había venido a buscar pero era obvio que no sería así, quién sabe incluso si esa persona no habría terminado su participación y por ende regresado a casa en su aldea.
Lo importante era que Ritsuko no tenía ningún método para ponerse en contacto con Reiji y para colmo no se había enterado de nada como para sacar sus conclusiones, en otras palabras, no había nada que le asegurara que el shinobi seguía en los dojos o si había regresado a Amegakure donde ella no podría verle por obvias razones.
Para colmo, en lo que la pelirroja seguía meditando sobre su vida un chico rubio se le acercó comiendo algo, parecía ser arroz, pero lo importante, o mejor dicho lo que le hinchó una vena en la frente a la chica fue que le haya dejado una moneda a sus pies y luego se sentara justo adelante como si esperara algo.
Sencillamene tomó la moneda, la estrujó en su puño y se la lanzó de vuelta con fuerza en lo que se ponía de pie. - ¿¡Te crees que soy un payaso o alguna mierda de esas!? - Chillaba histérica con el puño en alto, casi que echando fuego por la boca.
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Tras observar a aquella persona durante un par de instantes, se sorprendió ante su reacción y a penas le dio tiempo a poder recoger la moneda con sus palillos la verdad es que parecía un mimo o algo así, pero según las palabras que le acababa de gritar se podía deducir perfectamente que no era así. Rápidamente el chico se levanto y aun con la moneda entre los palillos puso las manos frente a su cara, no quería que le pegase mientras comía y al parecer la chica tenia toda la pinta de querer hacerlo.
-Perdón perdón-Dijo el chico asustado ante su reacción, al tiempo que retrocedía varios pasos para estar a una distancia segura de ella, aun con las manos delante de su cara, una sujetando el bol y la otra los palillos que mantenían apresada a la moneda.-No me pegues por favor
Tras decir esto y seguir unos pasos alejado de ella el chico llevo la moneda a su bolsillo y la dejo allí, para después dejar los palillos sobre el bol, observando a aquella chica, o eso parecía, con un cráneo humano colocado en su rostro, lo cual daba bastante miedo. No obstante Si aquella chica volvía a atacarle seguramente se defendería y de allí no podría salir nada bueno, pues a judgar por el lanzamiento que había hecho era bastante rápida, quizás tanto como el y si llegaban a pelearse eso seria una gran desventaja, aunque esperaba que eso no ocurriese, pues no quería buscarse problemas con nadie, y mucho menos con una desconocida.
¿Cómo no iba a estar enojada? ¡Le acababan de pagar como si fuese una idiota de entretenimiento! ¿Es que la calavera está tan mal hecha que parece de un payaso? No, definitivamente esta chica así como iba no serviría para entretenimiento infantil en una fiesta de cumpleaños además que los puntos grises que tenía a la vista tampoco eran demasiado agradables a la vista pero no, le pagaron igual.
El chico se apresuró a pedir disculpas y suplicar, sin soltar esa bola de arroz que había estado devorando pero la kunoichi seguía de pie sobre la roca fulminándole con la mirada. - Mira que a la próxima te reviento… - Le gruñó la chica en lo que volvía a plantar el trasero en aquella superficie plana y sólida.
- Venga… Sigue con lo tuyo… - Le apresuró haciendo un ademán con la mano como si intentase decirle que se largara y claro, le había fastidiado y de no ser por la máscara se le podría apreciar una vena algo hinchada en su frente, sin mencionar la expresión de mala leche que traía luego de ese pequeño 'detalle' por parte del desconocido.
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El chico bajo la cabeza levemente, se sentía un poco mal por haberla ofendido, pero tampoco era para ponerse así, parecía que le quisiese arrancar la cabeza y eso que solo la había confundido con un mimo, por el hecho de que tenia toda la pinta de ser uno, el simplemente le tendió el bol de arroz y dibujo una leve sonrisa en su cara.
-¿Quieres?-Pregunto a modo de disculpa aun sonriendole a aquella chica, la verdad es que si intención era conseguir que se calmase, aunque no sabia demasiado bien como hacerlo, por eso le ofreció la comida, porque amansa a las fieras, o algo así decía su madre.
El chico quería parecer todo lo amable que pudiese para poder calmarla, pues parecía muy enfadada y sin duda eso no era bueno para nadie, porque estar enfadado no es agradable ni bonito o eso pensaba el y esa chica parecía pasarse todo el día enfada o quizás simplemente es que fuese irascible, eso no lo sabia, pero lo que si sabia es que lo mejor era tratar de calmarla, así seguro que no habría ningún lío.
Que la confundan con un mimo… ¿Qué seguía? ¿Qué le pidieran que se diera de pastelazos con alguien más? No, las cosas no podían seguir así y ella por lo menos estaba más que dispuesta a cambiar ese asunto. Mínimo como para que desconocidos no le anden tirando monedas.
De todas formas el rubio que la había ofendido seguía allí, mirándole y ahora le ofrecía hasta comida. ~ ¿Es que parezco muerta de hambre...? ~ Se cuestionaba la pelirroja que le intentaba fulminar con la mirada pero seguramente no se podrían apreciar algunas venas hinchadas por culpa de la máscara. - No, no quiero. - Respondió a seca con la mirada aún clavada en el rostro ajeno.
Lo único que quería era que el chico se fuera o mínimo le dejase de molestar con esas confusiones e insinuaciones irritantes. - Y mira, te ahorraré todo tipo de esfuerzo. - Agregó al cabo de unos instantes de silencio. - No me hace falta nada, no necesito nada y no quiero nada. ¿Entiendes...? - Ahora si que no estaba siendo tan tajante como antes pero era justamente para intentar dejar las cosas claras.
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El chico abrió los ojos ante su respuesta, no sabia por que pero cada vez estaba mas enfadada, es mas dudaba de que aquella chica pudiese sentir algo distinto a enfado, seguro que le explotaba la cabeza un día de estos por un cabreo o algo así. Simplemente tomo aire y suspiro, mientras seguía comiendo poco a poco su arroz.
-Vale perdón...es que como parecías enfadada quería solucionarlo...- Dijo el chico antes de encogerse de hombros y fijar la vista en su bola de arroz.
Simplemente siguió comiendo mientras la observaba de reojo, la verdad es que aquella chica asustaba un poco, pues tenia que ser una especie de ser que solo sabia pegar gritos o algo así, el rubio no sabia muy bien como reaccionar ante aquellas situaciones puesto que nunca había sido muy violento y tampoco le gustaba pegar gritos, al menos no con enfado.
De a poco iba logrando su objetivo de que la dejasen en paz, después de todo ese rubio no había hecho nada más que molestarle con su ‘caridad’ para con ella, aun así seguía en la suya, afirmando constantemente que quería ayudarle de alguna manera aunque lo único que lograba era ganarse el desprecio de la pelirroja.
—Ofendes. —Respondió de mala gana abrazando sus propias piernas en un intento por contenerse aunque sea un poco. Le estaban dando buenas ganas de darle algunos golpes pero muy probablemente eso conllevaría a líos entre aldeas y no iba a darse el lujo de ser justamente LA que arme el jaleo.
—O sea, primero me dejas monedas como si viviera de caridad, luego me ofreces comida como si estuviese muriéndome de hambre. —Decía la pelirroja mirando al horizonte aunque era consciente de que el de Ame seguía allí. —Mira que me han dicho de todo pero lo tuyo lo supera, está bien que no sea tan carnosa como otras pero ¿muerta de hambre? Por dios. —Concluyó moviendo a cada lado la cabeza en signo de negativa.
Si la pelirroja diera mayor importancia a la opinión ajena probablemente se estaría cortando las venas ahora mismo, después de todo le habían dado una puñalada directa a la autosetima.
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1/07/2016, 09:46
(Última modificación: 1/07/2016, 09:47 por Higeki.)
El chico la escucho atentamente, escucho cada palabra que dijo, aunque la verdad le pareció que lo veía todo como al revés, no obstante no iba a decir nada, no quería que le arrancasen la cabeza por hablar por lo que simplemente se levanto aun comiendo, dejo la comida a un lado e hizo una reverencia.
-Lo siento muchísimo, ya me voy -Dijo el chico antes de que la contraria se enfadase mas, lo cual parecía bastante difícil por el hecho de que la chica debía vivir enfada o algo así, es decir, no era normal tomárselo todo a malas.
Tras incorporarse, ya con su comida en la mano volvió a tomar sus palillos y comenzó a comer a comer de nuevo, dando pequeños pasos de vuelta a las calles principales de la ciudad, no obstante a los pocos minutos pudo volver a observar a aquellos hombres que habían estado molestando en el bar, por lo que rapidamente cambio su dirección hacia donde estaba con la pelirroja, debía encontrar algún sitio para esconderse de ellos.
Tras volver al lugar la saludo con la mano y rapidamente comenzó a moverse por la zona buscando algún lugar poco sospechoso para poder esconderse allí, como debajo de una piedra o dentro de un armario.
Finalmente el rubio insoportable a ojos de la pelirroja había captado los mensajes y se dispuso a retirarse de la vista de la joven por lo menos. De todas maneras no le dijo ni adiós, simplemente le miró con una expresión que dejaba en claro lo indeseable de su presencia allí e incluso un gruñido habría calado perfectamente pero no. La chica se mantuvo en silencio y siquiera se molestó en comprobar que en serio aquel chico se retirase, ni bien se le fue del rango visual la chica volvió a clavar la mirada en el horizonte.
~Gente insoportable si la hay. ~Se dijo a sí misma la kunoichi en lo que intentaba regresar a su meditación innecesaria y hasta estúpida.
Estaba demasiado concentrada tal vez, lo suficiente como para dar un pequeño salto debido a un susto que se pegó tras ver al rubio volver a pasar a su lado pero por suerte ni la palabra le dirigió esta vez que se fue a un lado del sendero, actitud sumamente sospechosa y curiosa que Ritsuko al menos podía vislumbrar con detalles.
—¿Qué carajo…? —Susurró para sí misma con la esperanza de que no se vea involucrada en nada más.
Pero eso era demasiado pedir a la vida ¿No? Al poco tiempo, MUY poco tiempo, aparecieron un par de tipos que enseguida parecieron interesados en la pleirroja y en consecuencia uno de ellos le usó la espalda de soporte para el brazo. ¿Intento de galán que liga con lo que sea? Pues mal ahí, que ni la máscara le han visto a Ritsuko.
Muy lentamente la kunoichi fue volteándose con una ligera sonrisa algo maniática que se veía aun peor gracias al maquillaje que traía además de la genética favorable que la había dotado de un color de ojos rojizo brillante.
—¿Sehanperdido…? —Soltó con su extremadamente rápida velocidad a la hora de articular palabras acompañado de una risita que hacía juego con su cara.
Con un poco de suerte se irían lejos y no volverían, con un poco de suerte ya que no tenía ganas de aguantarse a nadie en esos momentos.
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