Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Fue extraño que le hicieran caso tan fácilmente, por lo menos la gran mayoría de los delincuentes habían salido corriendo ante las amenazas de la de Taki y posiblemente los golpes que algunos se llevaron por parte de la peliceleste también habrían aportado lo suyo. Lo importante era que ahora mismo Noemi se encontraba cara a cara con tan solo un hombre.
~Y eso que ya sabes como te irá… ~Pensaba la kunoichi con una ceja levemente alzada ante tal situación, ella al menos se habría ido corriendo si le daban un golpe eléctrico de esa manera.
De cualquier manera casi ni tiempo tenía para pensar que ya tenía al grandote lanzándose sobre ella. —Imbécil… —Susurró en lo que le daba otro katanazo en la cara, cortesía de un bandido idiota que se lanza con la cara al frente. Justo después del golpe, aún siguiendo la trayectoria del movimiento la chica soltó la vaina que mantenía en su lugar con uno de sus pulgares. Al instante el filo del arma vio la luz y la electricidad ahí seguía como si nada.
—Dos veces en las que te podría haber matado… —Le espetó al hombre esperando que al fin entendiera lo que ella intentaba decirle. ~Supongo que nadie lo extrañaría… ~Se dijo a si misma mientras analizaba posibilidades.
Ahora la cuestión… ¿La vendrían a molestar guardias de algún lado por matar a un hombre? Posiblemente lo hagan, pero si tenía a su favor el testimonio de algunas personas podría llegar a liberarse de todos los cargos. —¿Algún problema si te mancho el piso de sangre Kuro...? —Si llegaba a recibir una afirmativa no dudaría en cortar al medio a ese hombre que tenía delante.
PV:
100/100
–
CK:
89/100
–
+5
–
Reg. Dividida
–
Inventario:
¤ Bandana Ninja (En el cuello)
¤ Wakizashi x1 (En la espalda)
¤ Shuriken x4 (En el portaobjetos)
¤ Senbon x5
¤ Vaina x1
-1
– (?
¤ Raiton: Chakura Nagare no Jutsu ¤ Elemento Rayo: Técnica del Flujo del Chakra - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Raiton 15 - Gastos:
6 CK (divide regeneración de chakra)
(Raiton 30) (multiplicable x2)
- Daños: Daño del arma + 10 PV - Efectos adicionales:
Hace que un arma cuerpo a cuerpo sea capaz de cortar a cualquier otra.
(Raiton 80) Atraviesa técnicas Doton.
(Raiton 80) La versión sin multiplicar puede usarse con armas a distancia.
Una de las ventajas del elemento Raiton es que puede ser conducido a través de las espadas y demás armas cuerpo a cuerpo para aumentar su capacidad de corte. Aunque tarda un poco en hacer efecto, si durante un choque de armas el oponente no se aparta, el filo del arma del ejecutor de la técnica acabará cortando por la mitad al filo de su contrincante. Por cada golpe, para mantener activo el flujo de chakra, el usuario debe volver a pagar el coste.
19/04/2016, 20:44 (Última modificación: 19/04/2016, 20:45 por Uzumaki Eri.)
''Parece que este hombre quiere morir... Si yo fuera él ya hubiera salido corriendo por patas...'' Los pensamientos de Eri viajaban del moreno hasta la rubia y viceversa mientras curaba al primero, sabía que su deber era ayudar a los heridos y quedarse atrás en una batalla, pero no quería quedarse atrás, quería echarle una mano a Noemi también, aunque, admitiendo la destreza de la rubia, parece que solo se interpondría en su camino.
Retiró las manos del cuerpo de Kuro, dejando que éste se incorporase de la forma más lenta posible para que no sintiese demasiado daño en sus heridas. Sin embargo, el joven no dudó en ponerse de pie sujetándose la zona afectada con su mano izquierda, y tras unos torpes pasos, se colocó a la par de Noemi. -Eri... Eres médica, o algo así, ¿no? Encárgate de mi abuelo, está más atrás... - pidió mientras ahogaba una mueca de dolor, la peliazul, por su parte, corrió a socorrer al anciano sin dudar, encontrándolo inconsciente, aunque para su alivio todavía respiraba.
-Noemi-san, por favor, déjame acabar con él, por... El honor de mi abuelo. - El bandido, aún confundido por el golpe que había recibido por parte de la rubia, no podía sentir más rabia en su interior - más de la que había experimentado antes, cabe decir -, y la ira hablaba a través de sus ojos grises, con una llama fulminando a la mujer que tenía enfrente. ¿Qué clase de voluntad era esa? Kuro no dudó en arremeter contra él, y, sin embargo, esa fue su perdición, ya que nada más poner en práctica su ofensiva, el maleante le golpeó en pleno estómago, haciendo que volase a su posición inicial, de nuevo junto a Noemi; pero esta vez de su boca salía un hilo de sangre y tos, tos incontrolada. -L-Lo siento... - atinó a decir, con un sabor salado en la boca -Solo... Echa a ese hijo de puta de mi casa...
Eri lo veía todo como una espectadora, se había encargado de cuidar del anciano mientras presenciaba el arranque de voluntad de Kuro, más, sin embargo, él requería ahora la atención de la médica. Se mordió el labio con frustración al recriminarse que si ahora corría a ayudar en ese lugar, solo se interpondría entre Noemi y el enemigo.
-Noemi-oneesan... Kuro-san... - Susurró intentando que de sus ojos no saliesen lágrimas traicioneras.
~Imbécil… ~Fue lo único que cruzó la mente de la rubia al escuchar al moreno intentar parecer un héroe y como tal, se llevó el golpe de su vida. A Noemi no le sorprendió en lo más mínimo, había dado un par de golpes al bandido si, pero no había sido nada de gravedad como para que un hombre apalizado pudiera hacerle frente y aún así se arriesgó.
No dijo nada, al menos no de buenas a primeras, pero su semblante se mantenía sereno como si nada de todo esto le afectase y siendo que ya tenía la katana desenfundada pues sencillamente la usó como debía de hacerse. Un corte preciso vertical, de arriba hacia abajo, una puñalada al pecho y finalmente… La extrajo, si llegaba a hacer lo que se le cruzó por la mente terminaría por vomitar en un mar de órganos y sangre pero por lo menos el tipo no volvería a molestar.
Luego de eso, como si nada le interesara la kunoichi de Taki se acercó hasta una de las mesas y tomó algunas servilletas para comenzar a limpiar la hoja de la katana. —¿Murió o está inconsciente...? —Consultó con frialdad a la peliceleste. Usualmente no era así, pero cuando alguien se "suicidaba" por querer hacerse el héroe le caía para la mierda.
—Eri… —Llamó tras un rato de silencio en lo que limpiaba el acero de su arma. —No deberías llorar así, después de todo eres una kunoichi y estas cosas pasan muy seguido. —Decía mientras se iba en busca de la vaina que había lanzado algo lejos. —Piensa que en cuanto nos vayamos de aquí podrían llegar a volver y terminar lo que empezaron. ¿Me entiendes...?
Ya a estas alturas le daba lo mismo, si el tipo se había muerto o no, Noemi se retiraría a seguir con su búsqueda que justamente era para llegar a los dojos del combatiente, ya suficiente servicio había hecho al cargarse a un bandido. ~Y… Me quedé sin mi postre. ~Fue uno de los pocos pensamientos que zurcaron la mente de la mayor en lo que se limpiaba con más servilletas la sangre que le había caído encima.
Observó horrorizada como Noemi terminaba con el bandido, sin embargo no podía culpar a nadie a excepción de a sí misma por no detenerlo, ¡ella era médica! Y eso conllevaba a intentar salvar todas las vidas que pudiese y más... Bueno, quizás no las vidas de quienes jugaban con ella, pero... ¿Eri no era de aquellas personas que hacían que su vida pendiese de un hilo siempre que salía de su villa? Incluso dentro de ella... Suspiró sin dejar de observar a la rubia, serena, imperturbable, acercándose a limpiar el filo de su katana. —¿Murió o está inconsciente...? —preguntó con un tono diferente al que se había referido a ella antes, justo cuando fue a socorrer a Kuro.
-Está bien, solo ha recibido golpes, pero no tiene ningún daño interno grave - Explicó con una voz entre quebrada y dolida, sin embargo las lágrimas se quedaron en sus ojos, nublándole la vista. —Eri… No deberías llorar así, después de todo eres una kunoichi y estas cosas pasan muy seguido. Piensa que en cuanto nos vayamos de aquí podrían llegar a volver y terminar lo que empezaron. ¿Me entiendes...?
Kuro miraba a la joven de Takigakure con los ojos entrecerrados, debatiendo entre isi quedarse en el estado de vigilia o irse al del sueño, decantándose por el último mientras ambas kunoichis hablaban -.Te entiendo, Noemi-neesan, siendo estar triste... Pero tienes razón, si no lo hubieras hecho, ellos volverían, y eso es algo malo - afirmó la razón de la rubia con sus últimas palabras mientras terminaba de tratar al moreno, luego se levantó y lo acercó lentamente al lado de su abuelo, dejándolos a los dos resguardados debajo de la mesa más cercana -.Gracias
Era lo máximo que podía decir.
-Creo que... Deberíamos recoger esto e... ¿Irnos? Mike tiene que estar hambriento... - Pensó en voz alta, pareciendo una excusa horriblemente pésima, sin embargo la joven se estaba preocupando de verdad por el can.
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La respuesta de la peliceleste en cierto modo aliviaba a la rubia que se había imaginado lo peor, no por ser pesimista sin más, si no que prefería prepararse mentalmente para lo peor antes que estar esperando una bonita respuesta y llevarse una desilusión aún más grande. —Bien entonces… —Respondió casi indiferente en lo que envainaba su katana y la devolvía a su lugar con ayuda de las argollas que había adherido a su vestimenta.
Ella al menos no sentía la necesidad de permanecer allí por más tiempo, habían sido hospitalarios y tal pero todo ello ya había sido saldado en el instante en que se deshicieron de esa parda de delincuentes, lo que si, con ambos allí inconscientes… —Ve si quieres, yo me quedaré al menos hasta que alguno de los dos despierte. —Respondió Noemi aún manteniendo la serenidad en su mirar.
De todas maneras, la de Taki no tenía muchas ganas de moverse luego de la movida en la que se había visto involucrada, además si vamos al caso era casi seguro que regresarían como mínimo a buscar a su ahora difunto compañero. ~A saber si podré sola con ellos pero bueno… No queda otra… ~Sin mediar palabra se acercó a una silla bastante próxima al lugar donde descansaban los dos del sexo masculino.
—Mike es tu mascota, ¿verdad...? —Preguntó en lo que aplastaba sus posaderas sobre la madera de la silla. —Tendrías que ir a alimentarlo... —No era que quisiera echarla, para nada, pero si la de Uzushio tenía una mascota por algún lugar cercano más le valía hacerse cargo de la pobre criatura.
—Ve si quieres, yo me quedaré al menos hasta que alguno de los dos despierte. —Se ofreció la rubia tan serena como había estado desde que había acabado con aquel maleante, sin embargo aquella memoria solo hizo que Eri sintiese un escalofrío recorrer todo su cuerpo, y, sin poder mirar hacia aquel lugar, restó importancia al asunto. -No te preocupes, yo puedo ayudar también... - alegó, intentando parecer tan serena como la rubia se encontraba en aquel entonces.
Tragó grueso y se levantó a recoger los postres ya derretidos y el té frío de la mesa en la que se habían sentado ambas kunoichi y decidió llevarlo a la cocina, sin embargo, antes de tomar los platos, recogió la mesa y ordenó la ventana por la que habían salido aquellos bandidos, cercionándose de que no había daños mayores y que, por suerte, no seguían merodeando por aquel lugar. Un suspiro acompasó su recogida de mesa mientras la de Takigakure se acercaba a una silla próxima a los hombres.
''Ojalá fuese más como ella...''
Pero su voz la sacó de sus pensamientos. —Mike es tu mascota, ¿verdad...? Tendrías que ir a alimentarlo... — Mike... Sí, debería, pero todavía no podía, tenía algo que hacer. -Está bien, cuando terminemos aquí y alguno de los dos despierte - De sus labios escapó una sonrisa y se perdió en la cocina.
En ese momento, un quejido resonó en la estancia.
-Urg... ¿Qué ha pasado? - Un confundido Kuro preguntó con voz ronca, mientras se llevaba una mano a la cabeza.
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Luego de todo el numerito de parte de la parda de bandidos el restaurante se encontraba casi en absoluto silencio a excepción de los ruidos provocados por la peliceleste que había decidido juntar platos y cubiertos además de acomodar un par de cosas más para que no se note el lío que se había armado allí.
Si había algo que la peliceleste ignoraba, era que Noemi no estaba tan tranquila como aparentaba estarlo. Justo después de acomodar su trasero sobre la silla y pasarse una pierna por encima de la otra decidió cruzarse de brazos, aunque se acomodó de forma que Eri pudiera verle en mayor medida desde atrás, pues el brazo que había quedado oculto lo tenía firmemente agarrado con la mano contraria en un intento por retener los temblores que estaba padeciendo. Siendo completamente sinceros, esta había sido la primera vez en que Noemi le arrebataba la vida a una persona y tampoco se trataba de una desalmada como prefería mostrarse, por el contrario. ~Era necesario… ~Se decía una y otra vez a si misma en un intento por justificarse.
-Urg... ¿Qué ha pasado? -
Aquellas palabras lograron sacarla de su pequeño trance y casi que fueron un alivio. —Te dieron una paliza —Respondió a secas la de Taki sin soltarse el brazo y dedicándole una mirada de completa serenidad, aunque en sus ojos se podían apreciar un poco más brillantes de lo normal. —Recomiendo que te consigas algunos guardias o algo del estilo o la historia podría repetirse. —Agregó en lo que se levantaba de la silla para acuclillarse frente a Kuro.
—¿Qué piensas hacer ahora...? —Consultó sin más, ignorando olímpicamente el cadáver que estaba justo detrás suyo a unos metros de distancia. ~Sería peligroso dejarle solo incluso… ~Golpeado, mareado, confundido y solo, los bandidos podrían volver y aprovechar la situación aunque posiblemente pensaran que ambas kunoichis seguirían allí mismo.
Kuro se incorporó lentamente,aún sujetándose la cabeza, y se encontró con Noemi cerca de él, sentada, de piernas cruzadas, haciendo que su ya acrecentada belleza se incrementase todavía más. El moreno sentía que incluso los ángeles debían tenerla envidia.
—Te dieron una paliza — Bueno, aunque quizás algo de tacto sí que necesitaba. O no, no en vano era una kunoichi. Ante la confusión Kuro solo pudo sonreír de medio lado bajo su mano, que aún reposaba sobre su cabeza. Sí, bueno, le habían dado una paliza por: 1) intentar hacerse el machote y 2) proteger el recinto de su abuelo; suponía que se lo merecía de alguna forma. —Recomiendo que te consigas algunos guardias o algo del estilo o la historia podría repetirse. — Ante la propuesta de la rubia, el muchacho suspiró, no los necesitaban, solo que ella no estaba para proteger el lugar.
—¿Qué piensas hacer ahora...? — Pasados unos segundos, Kuro salió de su trance y miró a la joven de Takigakure a los ojos cuando ésta se puso a la altura del chico, y no pudo evitar ensanchar su sonrisa -.Bueno... Supongo que arreglar los desperfectos y esperar a que llegue... Ella- Terminó con un retintín en la voz un tanto siniestro. -¿Y tú? ¿Te irás ahora? - Si comparaba, Kuro prefería mil veces la compañía de la rubia que la de Ella, aunque le faltase un poco de tacto... La prefería sin dudarlo.
Sin embargo, su pregunta se quedó volando en el aire.
Fue como si le restaurante entero temblase, como si un terremoto se estuviese formando a sus pies; pero nada de eso era el causante. Pero antes de que Eri - quien había salido de la cocina y ahora se encontraba a escasos metros de Noemi y Kuro - o la rubia proveniente de Takigakure pudiesen ir a investigar de qué se trataba, una voz profunda apareció por la puerta, seguidos de unos cabellos oscuros con tonalidades marrones.
-¡Kuro-chaaaaaaaaaaaaaaaaan, ya estoy en casa! - anunció la voz, y poco a poco se pudo distinguir un cuerpo de mujer, de cabellos largos atados en una coleta alta y de ropajes sencillos. La fémina, que rozaba quizá los cuarenta años, parecía que se conservaba bien. -¡Oh! ¿Clientes? ¡Qué novedad! Y yo que me había ido a reponer el frigorífico... - susurró con reproche, pero antes de que siguiese haciéndose ilusiones, observó al jefe en el suelo. -No me digas que han vuelto los retrasados de turno... ¡Aprovechan que me voy de casa para aprovecharse de vosotros! ¡Inútiles!
Eri tenía un tic en el ojo izquierdo, ''¿qué narices?'' Su mente intentaba procesar la información tan rápido como los sucesos pasaban, pero le era imposible. Miró a la espalda de Noemi, intentando descifrar qué pasaba por su cabeza, y se dedicó a observar qué pasaba a su alrededor como una mera espectadora.
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Pese a haber recibido una paliza y haber estado inconsciente por algunos minutos Kuro parecía estar bastante bien, después de todo no cualquiera se queda hablando como si nada y entiende perfectamente todo lo que se le dice. -¿Y tú? ¿Te irás ahora? -Preguntó el "empleado" de la posada luego de responder a las preguntas de la rubia que seguía de cuclillas frente a él.
La idea original justamente era esa, dejarle una vez despertase y olvidarse totalmente de lo que pasó allí pero si ni siquiera se podía poner de pie… —Yo… —Iba a responderle que se quedaría si, pero algo indescriptible ocurrió allí mismo y lamentablemente se quedó paralizada. Como si hubiese caído en un genjutsu o el pánico se adueñase de ella totalmente, no podía ni hablar ni moverse, el tiempo parecía congelado y finalmente se hizo presente… "Algo"...
-¡Kuro-chaaaaaaaaaaaaaaaaan, ya estoy en casa! -Fue la carta de presentación de una mujer que realmente no parecía tener absolutamente nada especial pero que mantenía algo temblorosa a la kunoichi. —Creo que si me iré… —Respondió en un susurro a Kuro en lo que giraba muy lentamente su cabeza en dirección a la puerta al mismo tiempo que se levantaba. ~¿Y Eri...? ~Con un poco de suerte la menor habría escapado en ese mismo instante pero no, tras levantarse pudo verla detrás de ella, no estaba escondiéndose pero no parecía muy dispuesta a moverse.
Sin más Noemi se acercó a Eri y plantó ambas manos sobre los hombros de la pequeña para con suma seriedad decirle. —Vámonos. —¿Por dónde? Pues por la puerta principal obviamente.
—¡Bueno! —Exclamó luego de aquel comentario hacia la peliceleste mientras se volteaba esbozando una alegre sonrisa dedicada a la nueva fémina allí presente. —Nosotras ya hemos terminado todo aquí así que nos vamos. —Agregó al cabo de unos segundos ya dispuesta a desaparecer de aquella escena, si es que la cuarentona se lo permitía y no malinterpretaba la situación claro. ~No sé que tiene pero pelear con ella no parece opción…
—Creo que si me iré… — la joven kunoichi respondió a la pregunta del moreno, y él solo pudo atinar a sonreír de forma cómplice, y es que, ¿quién no huiría de semejante monstruo? Podría ser una kunoichi letal, podría ser la mejor de su promoción, pero esta mujer ahuyentaría incluso al propio Kyuubi con su aura maligna. Luego vio que se levantaba y la siguió con la mirada, acercándose a la pequeña que se encontraba a unos metros de ella.
Cuando la de Uzushio notó una presencia cerca de ella, sus orbes pudieron apartarse de la figura femenina que se alzaba en la puerta y posarlos en la rubia. Abrió la boca para decir algo, quizás que deberían irse de allí, pero Noemi se adelantó. —Vámonos. — Sí, acababa de decir lo que ella misma estaba pensando.
''¿Y si nos hace pagar lo que hemos pedido? ¿Y si nos viola y nos rapta y nos mata y nos extorsiona para sacar información? Espera... Creo que el orden no sería así...'' Por dentro, Eri era todo un caos, sin embargo se intentaba - en vano, ya que las piernas habían empezado a temblarle - mantener serena.
—¡Bueno! Nosotras ya hemos terminado todo aquí así que nos vamos. — Alegó la de Takigakure, sin embargo, a la mujer no le hizo ni pizca de gracia, es más, se puede afirmar que le salió un tic en la ceja derecha.
-Erm... Sí, mi perro Mike debe estar muriéndose de hambre, ¡y tengo que alimentarlo! - No estaba diciendo una mentira, pero por su voz parecía más una escusa que una verdad, lo que hizo que la fémina restante allí presente se cruzase de brazos y se apoyase en el marco de la puerta, impidiendo el paso a ambas jóvenes.
-Vaya, ¿por qué los únicos clientes que tenemos en meses se quieren ir cuando Nanako llega? No es justo chicas, ¿por qué no os quedáis un rato más? Podríamos jugar a algo... - sugirió, arrastrando las palabras de forma suave, lo que hizo que Eri temblase en su sitio y que Kuro se desplazase lentamente hacia atrás. -Venga, no seáis tímidas, solo un rato, por mí... - Pidió, juntando ambas manos.
La mirada verdosa de Eri buscó la de Noemi, porque su corazón comenzaba a ablandarse tras la petición de la mujer, ¡se sentiría sola y por eso quería compañía! Sin embargo tenía miedo de quedarse sola allí... Kuro, por otra parte, sabía que la mujer quería que se quedasen para que ordenasen más pedidos y sacarle todo el dinero posible, pero no podía decir nada, o seguro que recibiría un zapatillazo de su madre.
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Pero no, no pudo retirarse porque una mujer más que intimidante se interpuso en su camino soltando una parda de frases que en la cabeza de la rubia de Takigakure no tenían importancia. Por lo menos hasta que se vio obligada a frenarse para no chocar.
Siendo realistas le sonaba muy raro el tono que había utilizado, en especial ante la oferta de jugar a algo aunque por mucho que lo pensase, Noemi no se veía capaz de decirle nada en contra. ~¿Si no puedo con mi madre como haría con esta...? ~Pensaba la mayor de las kunoichis mientras lentamente la mueca de su rostro se iba transformando como si estuviese frente a un fantasma.
—¿Jugar...? Lo hizo sonar demasiado… Raro… —Cuestionó con tonito tembloroso, siendo que ni siquiera estaba segura de si se había aferrado de la idea correcta a la idea de intentar zafarse de aquello y para colmo Noemi al menos no podía ver lo que Eri hacía pero bien que un poco de ayuda la agradecería.
De todas formas, con o sin respuesta Noemi retrocedió un poco y también buscó un poco a cada lado. ~Kuro… ¿Dónde estás...? ~Se preguntaba la chica que buscaba casi con desesperación al chico.
Definitivamente Noemi Sakamoto no estaba hecha para este tipo de trabajos y ahora era cuando se le notaba el temblor de sus piernas. Para colmo aquel al que había ayudado ni siquiera daba señales de andar por allí así que en cierta forma también se estaba enojando, aunque el miedo a la mujer la superaba. —¿Eri...? —Soltó temblorosa tratando de localizarla.
La mujer de nombre Nanako aprovechó la cercanía de la kunoichi de cabellos rubios, posando sus finas y huesudas manos sobre los hombros de la chica. - Entonces... ¿Os quedáis? - El tono dulce y esperanzado que empleó hizo que Eri soltase un suspiro ahogado, si solo era un rato... Pero, antes, tenía que sacar a Noemi de las manos de aquella mujer, no en vano estaban juntas en eso.
Rápidamente se acercó a la de Takigakure y tomó su mano, tirando de ella para que se escapase de la morena mayor. -Onee-chan, es cierto, deberíamos quedarnos, además... Yo quiero un batido todavía... - intentó sonar convincente para el gusto de la mujer, para el de Noemi y para el de ella misma. Kuro sonrió ante la ocurrencia de la menor y con avidez - la que le dejaba su cuerpo magullado - se posó en el otro lado de la muchacha.
-Hey, es cierto, venga, juguemos juntos mientras Eri-chan toma su batido. - Colaboró el moreno, haciendo que la sonrisa de la mujer se ensanchase. No temía en la clase de ''juegos'' que tenía preparados su madre, lo que temía es que las raptase de verdad para ''jugar'' todo el rato con ellas.
Sin embargo, Nanako borró su sonrisa de inmediato, como si se acabase de acordar de algo, y comenzó a buscar con la mirada ese ''algo'' que faltaba. -¿Dónde está papá? - Preguntó. Kuro tragó saliva mientras Eri tiraba más de Noemi para que se pusiesen detrás de Kuro, ahora él tenía que enfretarse a su madre. El muchacho señaló con la mirada al lugar donde reposaba su abuelo, que... Bueno, se encontraba roncando. -¡Papá! - Chilló con lágrimas en los ojos, acercándose a él y tomándolo en su espalda sin apenas esfuerzo. -Esperad aquí jovencitos, voy a dejarle en su cuarto... ¡Ay qué sería de vosotros sin mí! - Y desapareció.
Un momento de silencio se formó en el gran comedor para asimilar qué había pasado.
Eso era demasiado surrealista.
-Erm... ¿Qu- - No pudo terminar la frase ya que Kuro la interrumpió.
-Está bien, si queréis salir con vida, o con todas las partes de vuestro bien esculpido cuerpo, tú - Señaló a Eri -, tómate ese batido mientras juegas, y tú mi bella rosa dorada - Llamó ahora a Noemi -, quédate, por favor. - Pidió mientras escuchaba los pasos de su madre acercándose.
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Con solo sentir el tacto de la fémina contra sus hombros Noemi experimentó una especie de escalofrío sepulcral y poco después fue liberada por una pequeña mano que le tironeó sacándola de ese pequeño trance.
—Pero… ¿En serio? —Estaba algo pálida cuando preguntó aquello, a saber si era por lo que le proponía la mayor de las mujeres o por lo que Eri le acababa de decirle. Solo la rubia lo sabría.
De cualquier manera, ahora mismo no lograba analizar nada, simplemente se mostraba estupefacta por lo que estaba ocurriendo a su alrededor y su mirada poco a poco fue perdiendo el brillo, no porque haya muerto si no porque sus neuronas dejaron de congeniar mutuamente.
El comentario de Kuro tampoco le ayudó en lo más mínimo. [sub]-Hey, es cierto, venga, juguemos juntos mientras Eri-chan toma su batido. -[/color]Decía el moreno, aunque Noemi no reaccionaba, simplemente le dedicó una mirada un tanto vacía pero no soltó ni un simple sonidito. A final de cuentas parecía que no se libraría y se vería obligada a jugar aunque como una muñeca de trapo en estos instantes.
Finalmente la cuarentona cayó en cuenta de la ausencia del anciano y luego de un rato se esfumó, llevándoselo con ella a seguramente alguna habitación y dicho sea de paso el moreno aprovechó para darles algunas instrucciones a las kunoichis.
—Ah… —Soltó como un simple zombie la Senju mientras desviaba levemente la mirada a un lado donde estaba el cadáver del bandido con su respectivo charco de sangre pero a nadie parecía importarle así que simplemente siguió desviando sus ojos hasta la silla más próxima donde se sentó en absoluto silencio.
Así estuvo un buen rato, mirando en dirección a una de las ventanas más próximas hasta que al fin se dignó a hablar con Kuro con la esperanza de que la otra mujer no la escuchase. —¿Será por mucho tiempo...? —No quería pasarse el resto del día allí dentro.
Eri observó cada gesto y expresión que la rubia hacía, y suspiró, ¡no podían hacer que se quedase en contra de su voluntad! Además, era libre de hacer lo que quisiese, por lo cual, tomó a Kuro de la mano con gesto dulce, y habló. — Kuro-san, creo que lo mejor sería irnos de verdad, pero no te preocupes, dile a tu madre que volveré para tomarme ese batido. — comunicó con una sonrisa en el rostro. —Ahora bien, no creo que sea buena idea irnos por la puerta... Donde ella nos pueda ver, así que podríamos salir por la ventana rota... ¿Me sigues? — soltó la mano del chico y se acercó a Noemi esta vez. —Venga, Noemi-oneesan, ¡nos vamos! — Parecía la opción más sensata incluso de lejos, además, sin la presencia de la mujer era más fácil pensar.
Kuro, por otra parte, había puesto un puchero de gesto en su rostro, pero al notar la ausencia de la rubia suspiró. —Está bien, yo os cubriré de ella, espero que no me caiga una buena por vuestra culpa... ¡O lo pagaréis caro, y no con batidos precisamente! — Y antes de marcharse, se viró y guiñó un ojo a ambas chicas. — Espero volver a veros, ha sido un placer, ¡daré recuerdos al abuelo de vuestra parte! — Salió por la puerta con algo parecido a un ''¡Mamá, no encuentro las pajitas!'', dejando a ambas kunoichis solas, por primera vez en mucho tiempo.
Cuando estaban inconscientes no contaba.
Eri se acercó a Noemi y señaló la ventana rota. —¡Vamos, onee-san! Pero asegúrate de no dejarte nada, no creo que podamos entrar de nuevo después... Además, deberíamos ir a los dojos pronto, no creo que Nabi se esté encargando de Mike en mi ausencia...— Recordó mientras entornaba los ojos, a la espera de la contestación de la mayor.
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Estaba algo perdida, las cosas se estaban yendo por las ramas de una manera que nunca se habría imaginado ni en sueños. Allí seguía el cadáver y el charco de sangre del hombre que ella misma se había encargado de matar y el ambiente parecía de todo menos serio, casi como si ella fuese la verdadera presa de una mujer cuarentona que ni siquiera conocía de nada.
Sobraban los motivos para estar en semejante trance, pero nadie parecía percatarse de ello y en su lugar le insistían con que debía quedarse por las buenas o por las malas y de ahí que terminase sentada a un lado del resto. ~¿Es que a nadie le importa que haya un cadáver aquí…? ~Se preguntaba la Senju que aún no concebía lo que estaba viviendo. Parecía la única afectada por ello.
La conversación que la peliceleste tuvo con el moreno estaba más allá de Noemi que seguía con una mirada algo apagada mientras intentaba comprender en totalidad todo lo que había ocurrido.
Pero la vocecita de la menor la sacó de dicho trance. —¡Vamos, onee-san! Pero asegúrate de no dejarte nada, no creo que podamos entrar de nuevo después... Además, deberíamos ir a los dojos pronto, no creo que Nabi se esté encargando de Mike en mi ausencia...—Dijo la menor.
En primera instancia Noemi se quedó mirándole fijamente inexpresiva, pero poco a poco fue mostrándose claramente confundida. —¿Qué…? ¿No ibas a tomarte el batido? —Consultó con una ceja levemente arqueada, mostrándose totalmente ajena a la conversación que la de Uzushio acababa de tener con el empleado del restaurante.