Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Vale, fallo totalmente mío, ¡el cadáver! Eso me pasa por contestar en las nubes y no estar a lo que debo estar... Igualmente te pido perdón también, ya que pensaba que no querías continuar con la trama y quise que sonase lo más convincente, voy a ver cómo soluciono esto... De nuevo, ¡mil perdones! (Aunque creo que el post no es lo mejor del mundo...)
—¿Qué…? ¿No ibas a tomarte el batido? —
''Creo que me está empezando a doler la cabeza...'' Se llevó una mano a la frente mientras escuchaba a Kuro de forma amortiguada por entre las puertas ya cerradas del salón y observaba como Noemi arqueaba una ceja, sin comprender del todo qué estaba ocurriendo aquí. ''Creo que es por pensar tanto, pensar no es lo mío, yo actúo y luego tengo que acarrear con las consecuencias... ¡Jopetas!'' Recordándose esto último en su interior, la joven de cabellos azules se dio la vuelta mientras abría la boca para contestar a su compañera, solo para echar una última ojeada a su alrededor.
—Sí, pero esa mujer me da escalofríos, y ahora que no está creo que lo mejor será... — no pudo continuar la frase ya que sus ojos, medio cerrados, fueron abiertos de par en par al encontrarse aún con el cadáver del hombre que su compañera de profesión había ejecutado momentos antes. ¡Se había olvidado por completo! Y lo peor es que ahora al verlo se sentía totalmente descompuesta. —¡Ay! — exclamó tras unos segundos de indecisión. —Erm... Noemi-neesan, ¿crees que deberíamos llevarnos el cadáver y... Bueno... Eso que se hace a los cadáveres antes de irnos? — intentó sonar convincente, pero sus piernas hechas gelatina la delataban completamente. ¿Qué se hacía en momentos como ese? ¿Se dejaba el regalito en plan ''Feliz Navidad'' o lo... Enterraban?
¡Ella nunca había matado a nadie!
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
No era que quería terminar el tema, era más bien como que Noemi no terminaba de entender si estaba en una de esas pesadillas ultra realistas o que era la única que no acostumbraba a ver cadáveres XD
Todo era muy extraño en aquel local y cuando la cuarentona llegó fue a peores, nada tenía sentido y no importaba en lo más mínimo la presencia de un cadáver que pronto comenzaría a apestar bien feo mientras ellos jugaban o se tomaban batidos.
En resumen, un cadáver ahí pudriéndose sin que a nadie le importase. Pero finalmente Eri reaccionó aunque curiosamente tarde y demasiado tranquila por lo que Noemi le miró aún más extrañada. —¿Es en serio? —Soltó con una ceja en alto.
Pero en realidad ni siquiera ella sabía lo que deberían de hacer con eso, seguramente sacarlo y enterrarlo en algún lugar o dejarle que se pudra en medio del bosque sería lo mejor, o mismo quemarlo pero la rubia por lo menos no conocía métodos para incinerar un cuerpo de forma rápida y eficaz. Aunque por primera vez en todo ese rato le causó gracia algo y era el temblor de las piernas de la peliceleste que intentaba parecer en perfecto estado.
Aun así, la rubia no rió ni nada por el estilo, en su lugar se acercó al cadáver también temblando levemente y con una mueca de asco recordando que justamente ella había sido la culpable de esto. —Ayúdame a cargarlo. —Le pidió a la de Uzushio mientras se acuclillaba a un lado del difunto bandido para pasarse el brazo ajeno por encima del cuello. Era seguramente muy pesado para ella sola.
4/06/2016, 11:05 (Última modificación: 4/06/2016, 11:06 por Uzumaki Eri.)
Al parecer Noemi pensaba como ella, o quizá solo parcialmente, pero al menos podrían llevarse el cadáver de allí y deshacerse de él... Qué mal sonaba eso, por Shiona-sama. ''Pero era un bandido... ¿No?'' Se recordó mentalmente, tragando grueso, mientras intentaba domar a sus piernas para que volvieran a hacerla caso.
—Voy. — Una vez sus piernas respondían a las llamadas de su cerebro, Eri se acercó a la rubia mayor para ayudarla a cargar con el muerto... Seguía sin gustarle eso. Negó varias veces con la cabeza, intentando disipar aquellos pensamkientos y fijó la mirada sobre la joven de Takigakure, viéndola como se preparaba para levantarlo. Entonces, imitó a su compañera de profesión acuclillándose pero en el lado opuesto a ella para tomarle por el otro brazo. —¿A la de tres? Una... Dos... ¡Y tres!` — Soltó, mientras hacía toda la fuerza que podía para levantar al bandido.
Tampoco es que pesase mucho.
—Creo que cerca de aquí había un río, podríamos ir a algún lugar cercano a él, donde la tierra se encuentre húmeda, y... Bueno, esconderlo ahí. — Omitió la palabra enterrarlo ya que un escalofrío la recorrió de pies a cabeza, y esperó a una contestación por parte de la rubia, mientras tomaba rumbo hacia la ventana rota.
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El deshacerse de un cadáver no terminaba de hacerle gracia y nada aseguraba que en algún momento de su vida como kunoichi esto cambiase, pero de momento no le quedaba de otra que hacerlo o el restaurante con tan poca clientela terminaría por cerrar ese mismo día por tener… Bueno, eso que ahora ambas chicas estaba cargando sobre sus hombros.
Noemi no llegó siquiera a responderle a su compañera ante aquella propuesta que ya la escuchó contar y por ende se vio obligada a levantarse, no tanto para que el peso no se le fuera totalmente a Eri y con eso ya tenían seguro el poder cargarse el cadáver medianamente cómodas.
—Kuro… Abre la puerta por favor. —Le pidió algo suave al moreno intentando mantener cierta firmeza en el tono pese a que estuviese algo nerviosa por la carga que llevaba.
Si él les hacía el favor podrían dirigirse a algún lugar del bosque o mismo al río del que comentó la peliceleste aunque a la de Taki mucha gracia no le hacía ya que si bien había aprendido a manipular su chakra para caminar sobre el agua no era muy diestra que digamos debido a su falta de práctica. ~No tiene por qué enterarse. ~Era el pensamiento de la mayor que comenzó a marchar en torno a la puerta principal.
—La tierra es lo de menos, puedo ablandarla con la katana. —Afirmó la de Taki. —La cuestión es con qué hacer el agujero. —Agregó al cabo de unos instantes. Ella por lo menos no se tomaría la molestia de hurgar en lodo con las manos desnudas.
No recibió respuesta de la rubia, aunque tampoco le importaba, ya que ambas habían logrado tomar al muerto por sus inertes brazos. Era peso muerto aunque no pareciese que fuese mucho, sabía que tendrían varios problemas a la hora de cargar con él, por lo que Eri se mordió el labio, intentando ocultar sus nervios. ''Cuanto antes terminemos, mejor...'' Se recordaba a sí misma.
—Kuro… Abre la puerta por favor. —Pidió con voz suave al nieto del encargado, eliminando la opción de irse por la ventana. ''Hombre... Por la puerta será más fácil, ¿no?'' Y, tan rápido como fue pestañear tres veces seguidas, la puerta, tanto del salón como del recibidor, se encontraban abiertas, y unos pasos apresurados acompañados de quejidos de la mujer residente de aquel lugar provenían del piso de arriba.
—La tierra es lo de menos, puedo ablandarla con la katana. —Afirmó la de Taki. —La cuestión es con qué hacer el agujero. —Agregó, mientras Eri, tras descubrir que podría ser un poco difícil, respondió con encogerse de hombros mientras tomaba rumbo a las puertas abiertas.
—A falta de palas, buenos son kunais... — Susurró, a modo de contestación. Ya había escarbado antes en la tierra, no creía que pudiese ser tan difícil... Solo localizar un lugar más bajo que los demás, cavar un agujero, meter el cadáver y enterrarlo. Esperaba no quedarse allí para decirle unas cuantas oraciones... —Tranquila, yo me encargo. — Sí, o al menos, eso intentaría.
Una vez fuera del edificio que tanto les había costado dejar atrás, solo tendrían que caminar de nuevo por el camino por el que habían venido, girar donde se habían encontrado y cavar al refugio de unos cuantos árboles para no ser descubiertas, el plan no parecía tan difícil, ¿no?
—Vamos por le camino, luego giramos a la derecha, lo enterramos y volvemos a los dojos sin pararnos en ningún lugar... ¿Parece un buen plan? — Preguntó esta vez a su compañera.
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Lo único que tenían para hacer ambas chicas era llevarse el cadáver y ocultarlo en algún lugar, siquiera era necesario enterrarle y ciertamente el hombre no se lo merecía por el estilo de vida que había estado llevando pero tal vez podrían terminar con problemas si se lo encontraba, además que terminaría bastante cerca del restaurante y tal.
De cualquier manera, no podían salir por la ventana de ninguna manera, a duras penas podían cargar con el cuerpo sin vida del bandido así que ni hablar de ello. A final de cuentas el moreno reaccionó y abrió las puertas dejándoles el paso libre a ambas que no tardaron mucho en cruzar en torno al exterior.
—Entre las dos o estaremos hasta mañana. —Afirmó la rubia sin siquiera molestarse en girarse a ver a la peliceleste, era obvio que seguía allí.
Luego de aquello la menor soltó una serie de indicaciones que hicieron a la rubia recordar el motivo por el que estaba junto a ella. ~Los dojos. ~Repitió para sí misma, el hecho de haber llegado justamente para entrenar se había borrado totalmente de su mente, hasta pensó en darse alguna otra vuelta por el restaurante de Kuro de no ser por la aparición de esa intimidante mujer.
—Claro, para colmo participas en el torneo así que no deberías perderte por mucho más tiempo. —Afirmó mientras hacía caso a lo que la menor le había dicho, seguir por el camino hasta donde se podían vislumbrar buena cantidad de árboles de alturas considerables. —¿Te parece bien por aquí…? —Consultó mirando a lo que vendría siendo la derecha de ambas.
Así, ambas abandonaron aquel restaurante-hotel y, con él, recuerdos que habían creado. No entendía por qué pero se vio divagando en si volvería a ver a Kuro alguna vez, o si volvería a tomar aquel postre del que no recordaba su nombre... Cuando volviese a los Dojos, ¿volvería a ver a Noemi? ¿O no? Negó con la cabeza repetidas veces mientras llegaban a una de las paradas para concluir aquella pequeña aventura.
—Claro, para colmo participas en el torneo así que no deberías perderte por mucho más tiempo. — ''Eso es cierto... ¡Se me había olvidado!'' Se recordó mentalmente cuando las hojas de los árboles más altos tapaban los débiles rayos del astro rey que intentaban caer y fundirse en su rosada piel. —¿Te parece bien por aquí…?
—¿Ah? Eh, sí... A unos cuantos pasos está el río, creo que entre los árboles más cercanos podremos ocultar a este... Hombre — Atinó a decir mientras tomaba rumbo a aquel lugar.
No tuvieron que arrastrar mucho el cuerpo del hombre ni empezar a sentir la fatiga que se sentía al llevar tal peso muerto sobre sus hombros, ya que rápidamente ambas kunoichi pudieron vislumbrar el riachuelo del que había hablado la menor. —¡Mira! — Señaló. — Debajo de aquel árbol parece un buen lugar, dejémoslo aquí y empecemos... — El lugar del que hablaba Eri no era más que un círculo de árboles que rodeaba un pequeño lugar hundido, cerca del río, siéndole más fácil de quitar la tierra y acabar con aquella tarea.
Así fue como la pequeña dejó el cuerpo del bandido apoyado en otro de los árboles y se acercó al lugar, se arrodilló y empezó a quitar tierra húmeda con ambas manos, intentando hacer un hoyo lo suficientemente grande para que el cuerpo inerte de aquel ladrón pudiese caber.
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El edificio donde se había dado todo ese asunto y donde Noemi por primera vez en su vida arrebató la vida a otra persona se iba desvaneciendo a la distancia, entre árboles y hierba no tardó mucho en desaparecer completamente de vista de ambas chicas que cargaban como buenamente podían aquel peso muerto que era el cadáver del bandido.
++Fue su culpa, le di la posibilidad de escapar. ++Se decía a sí misma para auto convencerse de que no tuvo ninguna otra alternativa que lo que justamente hizo. Aunque siendo realistas podría haber sido mucho más sádica pero seguramente hubiese terminado por vomitar.
Después de caminar un buen tramo, la rubia soltó una sugerencia que por suerte agradó a la peliceleste y por ende cambiaron de rumbo en dirección a lo que parecía ser un río, o por lo menos el ruido del agua fluyendo le decía eso a la de Taki.
—¡Mira! — Señaló. — Debajo de aquel árbol parece un buen lugar, dejémoslo aquí y empecemos... —
Mejor imposible, la tierra de esa zona seguramente sería algo más blanda y por ende fácil de trabajar con las pocas herramientas con las que contaban en ese mismo instante así que siguiendo el ejemplo de la menor, Noemi desenfundó su katana y comenzó a apuñalar la tierra lo más profundo que podía para ablandarla aún más. —Con que el cuerpo no se vea basta ¿Verdad? —Consultó aún algo nerviosa sin dejar su tarea.
La idea era echarle un poco de tierra e irse lo más lejos posible, con un poco de suerte nadie se percataría del cadáver o mismo no le darían importancia. Además que tampoco tenían por qué hacerles líos a ellas a no ser que Kuro abriera la boca al respecto. ++Espero que no…
Ensimismada en sus pensamientos, Eri no podía imaginarse lo que pasaba por la mente de su rubia compañera, por lo cuál ella seguiría cavando, ignorando lo que pasase a su alrededor. Solo sintió algo cuando la de Takigakure se acercó, desenfundando su katana, y comenzó a dar golpes a la tierra cercana a Eri para que ésta su pudiese ablandar más y cavar resultase más fácil.
Por otro lado, Eri no se había percatado de que lo que habían hecho, en verdad, era acabar con una vida humana. Cosa que ella repugnaba con toda su alma, pero, tampoco tenían mucha opción si querían protegerse ellas mismas, o al mismísimo Kuro junto con su abuelo, pero... ¿Seguía estando bien? ¿Habrían cometido un delito? ¡Era en defensa propia! Así que... Una punzada de dolor atravesó el pecho de Eri, que sin sopesar sobre lo que conllevaba acabar con la vida de alguien, en lo más profundo de ella, sabía que estaba mal.
Pero todavía no podía asimilar lo que acababa de hacer.
— Vale, creo que ya está, pongámoslo aquí y enterrémoslo. — Susurró intentando limpiar sus manos de barro dando ligeras palmadas. Luego se acercó al cuerpo inerte que se encontraba reposado sobre uno de los árboles que rodeaban el lugar y lo tomó por las manos, arrastrándolo hasta el agujero que habían cavado entre las dos.
La verdad es que cabía a la perfección, si flexionaban las piernas y tiraban la tierra que habían amontonado en los bordes del agujero estaba ya hecho. Suspiró, cansada, y se alentó. — Solo queda enterrarlo...— Anunció mientras tomaba puñados de tierra y los esparcía para completar el agujero.
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No pasó demasiado rato, Noemi ablandaba la tierra y Eri se encargaba de removerla y en poco tiempo lograron cavar un agujero del tamaño perfecto para meter el cadáver aunque en posición fetal seguramente. La rubia por lo menos había clavado la katana un poco más a los costados pensando que seguirían para poder enterrarle con piernas extendidas pero la menor llevaba la razón, era más sencillo así.
—Si… —Respondió apenas la rubia mientras se acercaba al cuerpo sin vida del bandido para ayudar a la de Uzushio a llevarlo hasta el agujero.
Como un saco de papas cayó en este y claro, tuvieron que removerlo un poco para que entrase perfectamente en el mismo. —No nos llevará mucho. — Afirmó la fémina mientras empezaba a patear los túmulos de tierra que se habían formado entre tanta excavación y con el mínimo esfuerzo más de la mitad del cuerpo había desaparecido.
Por suerte nadie había pasado cerca o si lo había hecho no alertó a ninguna de las chicas, aunque había que aceptar que no estaban en su mejor momento. —Vámonos Eri… Cuanto antes lleguemos a los dojos mejor. —Afirmó tras terminar el entierro y pisar un poco la tierra para que el viento no la quitase tan fácilmente.
Ya no tenían nada para hacer allí y Noemi por lo menos quería irse cuanto antes así que tomó la iniciativa y salió nuevamente hacia el sendero. Con un poco de suerte la peliceleste le alcanzaba y de paso la guiaba puesto que en primer lugar se había perdido y por ello habían terminado en ese restaurante.
Una vez terminaron de enterrar el cadáver del hombre y dejar un bulto de tierra extraño pero nada fuera de lo común entre esos árboles, Eri se levantó de nuevo y se limpió las manos en el río de forma rápida mientras pensaba en unas palabras que quería decir, quizá por el remordimiento de lo que acababa de pasar, tal vez porque no podía quedarse tranquila al dejar allí a un alma sin haber recibido un último adiós.
—Vámonos Eri… Cuanto antes lleguemos a los dojos mejor. — Afirmó la rubia terminando con la tarea, y la pequeña asintió con la cabeza, acercándose a ella.
—Ahora voy — Informó mientras la joven de Takigakure desaparecía rumbo al sendero que antes habían recorrido. —Espero que tu alma esté en paz y no tenga que robar de nuevo, así podrás ser feliz sin tener ningún remordimiento. — Murmuró mientras juntaba ambas palmas de sus manos en su pecho, luego subió la mirada al cielo y sonrió.
Con eso parecía bastar.
Una brisa pasó por entre sus cabellos, meciéndolos con ellos, y se dejó llevar por el viento, ''Cómo hecho de menos Uzushio...'' recordó, con los ojos cerrados. Unos segundos más tarde, los abrió y emprendió la marcha. Salió hacia el sendero encontrándose con la rubia esperándola, dedicándola una pequeña y tímida sonrisa. —Ya podemos irnos... — Anunció mientras daba toquecitos a su bota contra el suelo, acomodándola. —Si seguimos esta ruta, y nos desviamos por el otro camino, creo que estaremos pronto en los Dojos, no creo que nos anochezca — Explicó señalando de un lado a otro.
Y emprendió su camino, ahora de verdad, de vuelta a los Dojos del Combatiente.
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Habiéndose librado de aquel mal recuerdo, la rubia no tenía ninguna otra excusa para seguir perdiendo su tiempo por aquellos lares, además que el tiempo seguía fluyendo y terminaría por alcanzarlas la noche si seguían así.
Por suerte la peliceleste tras limpiarse y hacer alguna última cosa ahí mismo en el bosque salió al encuentro con la de Taki que ya había limpiado la katana y la había guardado en su funda.
—Genial, una vez que lleguemos ya te dejo en paz. —Afirmó soltando una pequeña risita para intentar alivianar la tensión que se sentía en el ambiente.
Por mucho que la menor aparentara estar bien era sabido que el asunto le seguiría dando vueltas por la cabeza al igual que a Noemi, después de todo parecía ser que ninguna de las dos acostumbraba a ver cadáveres y mucho menos a hacerlos ellas mismas. Por lo menos con personas que tranquilamente podrían estar trabajando para mantener a sus familias y tal.
—De nuevo, gracias por la ayuda, Eri. —Dijo con el tono más agradable que halló para el momento.
Ambas kunoichis ya iban de camino, siguiendo las indicaciones de la menor no deberían de tardar demasiado, es más, a los ojos de la mayor ya se podía vislumbrar lo que probablemente serían los dojos pero ante la duda…
—Genial, una vez que lleguemos ya te dejo en paz. — Eri frunció el ceño, ¡pero si a ella no la estaba molestando! Bueno, quizá no lo había dicho en serio, ya que dejó escapar una risa, ¡estaba sonriendo! De verdad que parecía un ángel cuando sonreía...
En aquel día no habían reído tanto.
—¡No me molestas! — Aseguró de forma exagerada, levantando las manos hacia el cielo, mirando a su compañera con el ceño fruncido. —Además, hemos probado algo que estaba muy rico hoy, yo... Me lo he pasado bien. — ''Casi bien...'' Añadió en sus pensamientos, obviando la parte en la que enterraban al pobre hombre.
Seguía pensando en aquello, y parecía que Noemi también, así que lo mejor sería olvidarlo, o guardarlo en algún rincón de su mente en el que se llene de polvo y se pierda en el olvido... Ella no estaba hecha para matar, ella quería salvar gente. Pero... ¿Y lo difícil que era?
—De nuevo, gracias por la ayuda, Eri. —Aseguró la rubia de nuevo.
—No te preocupes, para eso estamos.— Contestó formando de nuevo una tímida sonrisa.
Ambas caminaban en silencio, parecía que estaban tan metidas en sus pensamientos que casi ya estaban en los Dojos. Eri se sorprendió tanto al ver un poco de ellos que se asustó. ¿Cuánto llevaban caminando? ¡Madre mía!
—Es ahí ¿No?
— ¡Sí, es allí! — Exclamó, entusiasmada, sin embargo, algo cruzó su mente. — ¡Oh, no! — Soltó, llevándose ambos manos a la cabeza. —¡Tengo que volver al bosque! — Explicó, señalando de nuevo al camino por el que habían venido. —¡Salí a buscar unas hierbas para preparar medicamentos... ¡Y vuelvo con las manos vacías! — Exclamó, ahora tapándose los ojos. —¿Te importa volver sola, Noemi-neesan? Créeme, estaré bien, volveré en poco, tu ya sabes dónde están los dojos, así que no pasa nada... — Ya ni sabía que murmuraba, ya que comenzó a correr en el sentido opuesto por el que habían venido.
—¡Ha sido un placer conocerte, Noemii-neesan! ¡Eres un ángel! — Se despidió.
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Si molestaba o no solo Eri lo sabría, hasta podría estarse inventando aquello solo para que la rubia no se sintiera mal ni nada por el estilo pero que va, ella feliz con haber podido sacarse de encima ese asunto tan desagradable que con un poco de suerte allí mismo se terminaba por siempre.
—Me alegro mucho, Eri. —Soltó con una sonrisa en el rostro y se dio el lujo de acariciarle con delicadeza el cuero cabelludo aprovechando la diferencia de estaturas. Tras ello simplemente siguieron caminando, no había mucho más para hablar considerando que aún no estaban completamente recuperadas de los sustos y nervios del día pero va, por lo menos podrían aparentarlo entre las calles.
Pero cuando ya tenían los dojos a simple vista, cuando los samurái ya estaban alertados de la presencia de ambas kunoichis, la peliceleste se frenó en seco y comenzó a explicarle los motivos por lo que había salido en primer lugar y aunque a Noemi le dolía en el fondo de su ser tener que separarse de una criaturita tan inocente y buena como lo era Eri, terminó por aceptarlo.
—Claro, gracias de nuevo. —Le dijo sin esperar mucho más para no retenerla, tenía que apurarse si no quería que la atrapase la noche y si le acompañaba probablemente terminaría por retrasarla nuevamente así que prefirió irse sola a los dojos, aunque primero tuvo que responder un par de preguntas de parte de los samurái… El lado positivo era que no se pondrían a inspeccionar por armamento a una kunoichi o podría llegar a ponerse violenta por ello.
Y así fue como Noemi terminó por separarse definitivamente de la chica de Uzushio, le dejaron pasar y para su sorpresa las calles no estaban tan concurridas como se habría esperado, parecía que todos estaban metidos en algún local trabajando o puede que consiguiendo lugar para la cena. Quien sabe, lo importante era que la rubia se tenía que ir a buscar un lugar donde pasar la noche o dormiría en la calle. ~Espero pegarla con la primera. ~Pensó tratando de darse ánimos en su nueva búsqueda.