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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Raiyōbi, Ceniza, verano del año 201

Me parece muy estúpido llevar un diario a mi edad, o a estas alturas de la vida, pero hacía tanto tiempo que no hablaba con nadie de estas cosas que creo que terminaré por volverme loca, así que lo mejor será escribir lo que pienso, o lo que necesito expresar, para así guardarlo aquí, dejarlo escrito y desahogarme, o lo que sea. Yoko me ha comentado que me hará sentir mejor, aunque, si te soy sincera, no sé si es cierto lo que dice o solo lo intenta para que vuelva a cómo era antes.

Si piensa que voy a volver a vestirme a la antigua gratis, lo lleva claro, já.

Aunque...

Bueno, vale, ¿por dónde debería empezar? Ah, ya, escribir mi nombre, me llamo Mizumi Eri y tengo casi quince años. Hace un año me apunté a un torneo en lo que eran los Dojos del Combatiente, ¿sabes que ahora es un hermoso lago? Se llama Lago de los Recuerdos por lo que oí la última vez que hablaron de él, y, la verdad, coincido con el nombre.

Son demasiados recuerdos.

Uno de ellos, sí, el último combate, la gran final en la cual hice el ridículo y sin embargo, ya da igual. Fue allí cuando apareció aquel ser... Aquella criatura de chakra, eso que llamamos bijuu. El Ichibi hizo acto de presencia, y... Capturó a Nabi... Sí, de eso me acuerdo, e inmediatamente después, de mi cuerpo emanó un chakra especial, algo muy extraño, haciéndome sentir llena de ira y de tristeza al mismo tiempo, ¿sabes cómo es eso? Como si quisieses llorar, explotar del dolor que sientes, pero en verdad estás en perfectas condiciones. No lo sé, pero me sentía poderosa. Me sentía... Capaz de salvar a todos. Y así me tiré a algo que podría ser considerado como un suicidio, solo por salvar a Uchiha Nabi.

Y, bueno, dentro de lo que cabe... Él terminó salvado.

Más bien, todos nos salvamos, gracias al mismísimo Sabio de los Seis Caminos, el cuál se llama Hagoromo. Todavía lo recuerdo algo borroso, primero el Ichibi lanza una gran bijuudama sobre nosotros, y luego Hagoromo nos salvó de la mismísima muerte. Me sentí extraña, fuera de lugar, y a la vez era como si perteneciese a este mundo por algo, por una razón. Mi corazón se hinchó y se deshinchó varias veces en esos momentos, durante las sabias palabras de aquel sabio. Y, al final, nos dio la tarea de tener cuidado del ''hombre con la risa escalofriante'', alguien que lleva perviviendo durante mucho tiempo... Alguien, sin duda, temible. Pero también había que tomarlo con calma... Por ello ahora vivimos en un periodo de paz, la paz que se ha ido forjando desde hace mucho y que, aún así, parece tan nueva, pero siento que el mal sigue ahí, siempre acechando cual león sobre su presa, esperando a la mínima oportunidad de atacar...

Y nosotros somos los guardianes de esa paz.

Cuando regresamos de aquel lugar donde nos habló Hagoromo, volvimos a lo que eran los Dojos del Combatiente: un gran cráter, sin rastro de nada, absolutamente nada era lo que adornaba aquel lugar. Estábamos serenos, silenciosos, fue como si nadie quisiese hablar, como si... Nadie tuviese ganas de más que de disfrutar aquella paz que crecía entre todos. Nos comprendimos por un corto instante, y volvimos a nuestras aldeas. Pero... Toda esa gente que se encontraba allí, aquellos que no era afín al Ninshuu, al Ninjutsu por el que ahora se conoce; murió. Miles de vidas fueron perdidas en aquel lugar.

Y así fue como... La vida de Mike acabó, lo supe, lo sé, no vino a buscarme ladrando, no vino a lamerme ni a tirarme contra el suelo para que jugase con él. Ya no estaba entre nosotros.

¡Oh Mike! Mi pequeño perro...


La tinta del bolígrafo que se estaba usando para escribir a partir de aquí se hace borrosa, algunas palabras están distorsionadas por el rastro de agua en ellas.

Mike era el perro que nos encontramos un día de lluvia Nabi y yo, y yo decidí adoptarlo, aunque lo crió más él que yo... Era, y aunque penséis que es un cliché, un buen perro. Y es verdad, estaba muy bien adiestrado aunque yo ni si quiera lo intenté: hacía sus necesidades fuera, traía lo que le pedías y siempre se comía lo que le dejabas en el cuenco de su comida... Todavía está ahí, en la cocina. Duele mucho saber que nunca podré rellenarlo de nuevo para él, o que se tumbe a mis pies cuando esté sentada en el sofá, o duerma conmigo en los días de invierno... Joder Mike, ¿por qué te tenías que ir tú? Yo te quería pequeño...

La última línea de la página es imposible de descifrar.
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#2
Kazeyōbi, Descenso, otoño del año 201.

Sé que la última vez que escribí en este diario terminé... No muy bien, pero creo que me hizo sentir un poco mejor. Debería dejar de esconderme o refugiarme en entrenar, lo he hecho durante parte de la primavera y todo el verano, ¡pero es que no sabía cómo tomarme todo! Todavía no sé como digerirlo, fíjate...

Bueno, el otro día salí de casa y Yoko me acompañó a comprar, estuvimos hablando, y, pensé que... Bueno, si me la hubiese llevado al Torneo... La hubiese perdido, y, aunque sea una mujer un tanto especial, es... Lo más parecido a un familiar que tengo ahora mismo, no querría perderla ahora, así que me alegro de que no me hubiese acompañado, por muy cruel que suene, así al menos sigue con vida.

Y eso me reconforta.

¿Sabes a quién he visto estos días? A Yoko, bueno, y a Toyo, ese hombre me echó una regañina por no haber terminado el combate y luego me hizo correr treinta vueltas a la zona de entrenamiento. Aún recuerdo sus palabras ''el combate es más que puñetazos y patadas, ¡es honor!'', estúpida escusa, pero bueno, ¿quién soy yo para desobedecer a mis mayores? Como descubra que he escrito eso me va a hacer correr por toda la villa... En serio, ¿cuántos años tiene?

Mejor no preguntar.

Ah, dice que después de lo que pasó el otro día quiere llevarme a un lugar para entrenar de forma especial, ¿qué querrá?

De la villa no he visto a nadie, Riko al parecer no sale de casa, Juro... No le he visto, ni a Kazuma. ¿Qué estarán haciendo? A ver, no les conozco de nada, pero son compañeros y, bueno, ¡amigos también! Aunque vaya amiga estoy hecha, debería visitar a Riko en algún momento, pero no sé ni donde vive Juro, ¿vivirá con Kazuma? Pff... Vaya amiga. ¿Qué será de Yota? Tampoco he visto su cabello rojizo cuando salía, ni si quiera Toyo me ha hablado sobre él, ¡y eso que se conocen!

Por no hablar de Nabi... A él si que le he evitado lo máximo posible, no he pasado por delante de su casa, y he evitado pasar por los lugares que frecuenta (no preguntes por qué los sé, ¿vale?). No sé como enfrentarme a él cara a cara, ni qué decirle, pero eso sí: le echo muchísimo de menos. No entiendo el por qué, pero es como si me faltase algo, ¿demasiado tiempo en la infancia con alguien hacer querer más a una persona? ¿Me habré enamorado de Uchiha Nabi de verdad? Tampoco quiero ser tan radical, pero tengo miedo de eso.

Se supone que en el mundo en el que nos ha tocado vivir no se pueden demostrar sentimientos, vale, no tan exagerado, pero es lo que hay, y yo ya he pecado por exceso, así que enamorarme supone poner los sentimientos de por medio, y no, DEFINITIVAMENTE NO. Por eso debo evitarle, ¡no quiero verle!

No.

Ni un poquito.

Me pregunto también cómo le irá a Datsue, ¿se habrá caído a otro pozo? Vale, no tiene gracia, ¡pero el susto que nos llevamos fue grandísimo! Solo espero que aquel hombre descanse en paz ahora... ¿Y Noemi? A lo mejor volvió a ver a Kuro, ¿se habrá salvado también? Quién sabe, a lo mejor se ha refugiado en Taki y ahora son pareja... Ahora que lo recuerdo, Kaido, el chico de la piel rara, le debo el llavero de calabaza... Lo tengo por ahí guardado. ¡Y a Ayame le debo otra pelea cuando la vea! ¿Sabes que es una jinchuriki? Eso me da un poco de miedo, pero por otro lado me encantaría preguntarla qué se siente, son muchos misterios juntos...

Debería salir un poco más, me gustaría volver a verles.

Hoy me siento un poco mejor, creo que voy a salir un rato a entrenar, le preguntaré a Yoko si quiere venir conmigo.


Al final de la página hay un dibujo de una chica con el pelo azul sonriendo y el símbolo de Uzushiogakure al lado.
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#3
Hoyōbi, Entretiempo, otoño del 201.

Nunca voy a empezar una entrada con ''querido diario'', ¿me oyes? Bueno... ¿Me lees? Vale, si ha quedado claro eso, entonces empiezo.

Hace una semana escribí sobre las personas que conozco, además de escribir también sobre el viaje que Toyo quiere hacer conmigo a un lugar para entrenar, ¿y sabes de qué se trata? A ver... Cómo explicarlo. La verdad es que no lo entiendo ni yo, es un poco difícil. Al parecer, cuando entrenaba con Genza (Genza es mi abuelo, pero murió hace tiempo...), él me enseñó el arte del suiton, ya sabes, la naturaleza de chakra... Y me he centrado en él todo lo que he podido y más, pero no sé qué ha pasado en este tiempo que he logrado tener afinidad con otro elemento más: ¡el raiton! Estoy muy emocionada, para mí es uno de los mejores elementos sin duda alguna, aunque debería tener cuidado de los electrocutamientos.

¿Te acuerdas de Yota? Él también tiene raiton.

Bueno, volviendo al tema, Toyo, que tiene afinidad con el raiton, me quiere llevar a entrenarlo lejos, porque no se fía de que lo haga yo solita... ¿En qué lugar era...? ¡Ah, ya! Vamos al país del Rayo, a la villa de las Aguas Termales, que es lo que está más cerca de Uzushio (más o menos a unos tres días y medio). No sé si lo que quiere es relajarse allí o entrenarme de verdad, ya se verá. De momento solo le he dicho que sí, esta tarde se pasará para ultimar los preparativos. He de decírselo a Yoko para que cuide mi casa en mi ausencia.

¿Veremos los raíles que están colocando por todo el mapa?


Se ve entre medias de la última línea y el siguiente párrafo a un tren y unas vías garabateadas.

Creo que está empezando a ser operativo ya, pero... No lo sé con certeza, solo sé que estaban colocando raíles por todo el mapa, menos por Uzushiogakure, ¡lo más cerca que nos pilla es en Los Herreros, a un día de aquí! Aunque estoy deseando montar, ¿cómo será? Dudo mucho que Toyo me deje viajar en ellos, me hará ir andando para fortalecer mis cortas y debiluchas piernas, cito textualmente.

Estoy pensando en cambiar mi vestimenta, pero eso cuando vuelva a Uzu, se lo encargaré a Yoko para que esté entretenida.

Sigo sin haber visto a nadie en la villa... Pero bueno, al menos no dejo de entrenar a diario, fíjate que después de escribir esto me iba al campo de entrenamiento ya, ¡soy eficiente!

Esta entrada al diario será más corta que las demás, ¡pero es que no puedo esperar a marcharme a entrenar! Hacía demasiado tiempo que no me sentía ilusionada por algo...

Algún día le agradeceré a Yoko por aconsejarme escribir un diario, no sé, siento que al escribir aquí me estoy abriendo un poco más y dejo de ser un tanto borde con los de mi alrededor. no quiere decir que cambie mi actitud, solo seré más agradable... O eso intentaré, vaya.
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#4
Tsuchiyōbi, Augurio, otoño del 201.

¿Adivinas quién ha vuelto a casa? Sí, exacto, tu dueña. Pensé en escribir anoche, pero llegué tan cansada que busqué casi con desesperación mi cama para zambullirme en ella y no salir en tres días... Aunque al final he terminado por madrugar. Gajes del oficio, supongo.

¿Mi viaje? En resumen, Toyo me ha dado una paliza. ¿Que qué me hizo? Mejor dicho, ¡qué no ha hecho! Nada más salir de Uzushio, con todo el equipaje a cuestas (la mochila abultaba más que yo), me hizo correr un buen trecho del viaje corriendo, saltando de árbol en árbol e, incluso a veces, me hacía dar volteretas. ¡Solo para calentar! Este tío está loco, te lo digo yo.

Después de casi tres días de viaje, llegamos a la villa de las Aguas Termales donde Toyo, tan ancho y pancho, decide meterse en el hostal más alejado del pueblo, alegando que ''es donde mejor podremos entrenar'', ¡pero bien que se daba unos baños nocturnos que flipas! En fin, vayamos al grano, que me enervo.

Casi siempre nos íbamos detrás del hostal para calentar y entrenar el taijutsu básico de forma sencilla, y luego íbamos a por el entrenamiento del elemento rayo. Al principio no me salía, y eso hacía que perdiese los nervios fácilmente. ¡Incluso había días en los que mandaba todo al diablo y me perdía por los alrededores! Hasta que un día... Pasó.

Venga, Eri, concéntrate y atácame con la técnica básica del raiton.Me alentó Toyo mirándome con ojos esperanzadores. Sé que puedes, has estado entrenando para esto.

Hice los sellos correspondientes y luego coloqué mis manos en posición, cerré los ojos, asustada por no ver ningún tipo de resultado, cuando... ¡Justo comenzaron a salir chispas eléctricas hacia él! Le di, sí, aunque no fue muy eficaz, salté de alegría al comprobar que había conseguido realizar la técnica. Toyo se acercó y me felicitó por mi primera hazaña, aunque también...

¡No debes cantar victoria todavía, Eri! Te queda mucho por descubrir aún.Y volvimos al trabajo.

Así durante los siete días restantes.

Bueno, miento, ya que ocurrió algo bastante inoportuno en nuestra estancia allí: fue como una explosión extraña en el centro de la villa, quizás alguien tuvo un accidente, no me enteré bien, solo sé que me ofrecí voluntaria para ayudar a los heridos que ocasionó aquel desastre y me vi obligada a aplazar mi entrenamiento del Raiton, aunque, por otro lado, me sirvió para no dejar de lado mis quehaceres médicos y aprendí varias cosas con los médicos locales de allí. Además, por suerte ningún civil resultó muerto o gravemente herido, así que entre todos logramos volver a poner en marcha aquel lugar. Aunque tampoco es que fuese mucho de ayuda...

Pero bueno, algo es algo, ¿no?

Al final volvimos una noche oscura, de nubes negras y amenazantes con llover, pero no llovió, aunque sí hacía bastante viento. Llegamos en cuatro días a la villa, justamente ayer. Y no he vuelto a ver a Toyo, aunque afirma estar muy orgulloso de mí.

Espero que sea cierto.

Hoy iré a ver a mi vecina, y comenzaré a ir al hospital más a menudo, con todo el problema del País del Rayo, me han entrado muchas ganas de entrenar mis artes médicas... Quiero convertirme en un buen ninja médico. A ver si con suerte me prestan un par de libros nuevos para leer, ya que ahora tendré bastante tiempo libre y eso me hace pensar en muchas cosas, y, sinceramente... No me apetece pensar.

Llegar a casa ha sido un alivio, pero también un cúmulo de pensamientos y sentimientos apartados han aparecido de golpe y ahora siento una opresión en el pecho... ¿Qué será? Espero que nada grave, puesto que no entiendo de que se trata, y yo soy la médica. Será... ¿Añoranza? ¿Tristeza? ¿Nostalgia? Pero... ¿Por qué?

No lo logro comprender.
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#5
Kazeyōbi, Despedida, invierno del 201.

Hola,

No sabía como empezar otra entrada, es un poco difícil cuando ya ni si quiera hablas con gente muy a menudo. En resumen, llevo la mitad del invierno yendo de un lado para otro. Me leí varios libros de medicina que me prestó el hospital de forma amable, también estuve ayudando en todo lo posible allí, pero hay una cosa que hace que me irrita. ¿Por qué, con todo lo que leo y practico, luego fuera no lo empleo de la forma correcta? O lo paso por alto, o me pongo nerviosa y lo olvido... La verdad es muy... Frustrante.

Por eso decidí salir de la villa otro tiempo, unos días... Me apetecía salir, simplemente. Es como si me sintiese enferma en la villa, como si algo me absorbiese las ganas de hacer cosas, de estar... Feliz. Y todo pasa cuando estoy en mi casa, sola, pensativa. Así que decidí salir, turismo y eso. Llegué a ver los raíles que comenté hace unas páginas, pero no vi ningún tren... Me gustaría montar pronto, no sé, nuevas experiencias siempre están bien.

Cuando volví hacía bastante frío para las ropas que llevaba, y te preguntarás: ¿para qué me hablas de ropa? Sencillo, al final Yoko me ha hecho algo nuevo para mi vestimenta, y la verdad es que me gusta mucho, me siento... Nueva, como si mi yo de hace unos meses hubiese desaparecido por completo, y eso me aterra y me complace a partes iguales... ¿Será para bien? ¿Para mal? No lo sé, tampoco lo he puesto en práctica.

No he hablado más que con dos personas estos meses atrás... Y, bueno, no parecen vivir en tensión de que algo vaya a ocurrir pronto, ni tarde... Solo viven su vida. ¿Por qué siento que estoy tan estancada? ¿Qué narices me pasa? Es algo que no puedo soportar bien.

Quiero salir de mi casa, hacer misiones, salvar gatos y entrenar con energía; quiero ver de nuevo a mis amigos, viajar, conocer gente nueva... Y sin embargo, estoy aquí, encerrada, a la triste luz de una vela porque se me ha roto la lámpara.

Creo de verdad que tengo que hacer algo con mi vida, lo que sea, pero ya. O si no terminaré por no poder ayudar en la petición que Hagoromo nos dejó...

Todavía recuerdo aquello como algo tan irreal...

Pero sé que no lo es, porque entonces Mike no estaría muerto.


Hay borrones y una letra imposible de descifrar que abarcan un párrafo entero, luego sigue:

Está bien, creo que mañana empiezo de nuevo, será como el final del episodio uno, como en las series que ve Yoko. O mejor, una nueva temporada. Mañana saldré dispuesta a encontrarme con alguien, a entrenar con ganas, ¡dispuesta a todo! O eso espero mantener.

Solo quiero salir del abismo donde me he metido yo sola.
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