“Si te asignan una misión, sea la que sea, es porque te ven preparado para ella.” Es lo que Rika recordó en su mente. ¿Y si esa misión conllevara quitarle la vida a alguien? ¿Y sí, aunque te vieran capacitado para ella, no lo estabas? La Sarutobi recordó que sus padres partieron a una misión, y no regresaron nunca. Si tomaba las palabras de Riko, es porque ellos estaban preparados para afrontarla, o porque la máxima autoridad pensó que lo estaban.
Los jóvenes pidieron unas larvas, y, además, el camarero les ofreció probar gratuitamente un nuevo plato que tenían en carta, una pequeña degustación. Se trataba de saltamontes frito con un sofrito de tomate y cebolla. Pronto les traerían un bol con larvas y además, aquellos platos, aunque muy pequeños, con un saltamontes en cada uno de ellos.
- Adelante. – Le dijo, incitándole a que probase el plato primero.
Antes de probar nada, Rika se quitó las gafas. Su vista se nubló un poco, incluso no podía ver claramente al joven que había delante. Se limpió las gafas como solía hacerlo habitualmente, y volvió a colocárselas.
- ¿Y ya has terminado lo que viniste a hacer aquí?
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12/12/2017, 22:25
(Última modificación: 12/12/2017, 22:25 por Riko.)
No tardaron en servirles aquello que habían pedido y además, tal y como el camarero les ofreció, un plato con saltamontes frito en salsa, sí, sonaba asqueroso pero quizás no lo estaba y tenían que probarlo antes de dar un veredicto, por lo que, en cuanto la chica le animó a que fuera él el primero en degustar los plato, y así lo hizo, cogió unas pocas larvas y se las acercó, tomando una sola con la mano libre y llevándosela a la boca.
— Mmmm... ¡Están súper crujientes! — Exclamó el peliblanco llevándose ahora todas las demás que había cogido a la boca. — ¡Y muy ricas además!
Miró entonces el saltamontes, y toda aquella decisión con la que había entrado allí pareció ir esfumándose, pero de nuevo la del pelo bicolor habló, salvándole momentáneamente.
— Bueno, realmente no tengo mucho que hacer aquí, he venido un poco de turismo, a probar cosas nuevas... — Dijo mirando los platos que tenía delante. — Poca cosa más. ¿A ti qué es lo que te trae hasta aquí?
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
Riko parecía disfrutar con las larvas así que, ella hizo lo mismo que él. Cogió una, se la llevo a la boca con un poco de indecisión, pero finalmente la metió adentro. La saboreó con una cara un poco extraña, frunció su ceño y cerró los ojos. Realmente estaba comiendo aquello.
Pero gratamente la sorpresa fue favorable. Cuando mordió a la larva, crujió y pudo saborearla no pudo evitar soltar una onomatopeya que se asociaba a lo que estaba sintiendo Rika en aquel instante, una explosión de sabor en su paladar. Tal cual había dicho el shinobi peliblanco, estaban buenísimas. Abrió sus ojos y sin dudarlo, cogió un par más y se las metió a la boca sin modales algunos.
También atacó al saltamontes, antes que él, lo probó y le pareció exquisito. Estaba disfrutando con aquel manjar. Las apariencias engañaban bastante, ¿cómo algo que podía parecer tan repugnante a simple vista podía saber tan bien?
- Esto. – Y colocó la bolsa que portaba encima de la mesa. – Son unas infusiones que según mi sensei ayudan a la vista. Aunque ya llevo gafas, pero no viene mal tomarse de vez en cuando algo extra. Vengo una vez al mes y compro hasta el siguiente. – Explicó la chica.
Podía parecer algo extraño, pero era la verdad. No le costaba nada comprarse aquello, que además sabían bastante bien, como si tomase té, y en teoría le ayudaría a mejorar pero ella no sentía nada, las compraba más por el sabor y haberse acostumbrado a tomárselas que por el efecto de debían producir.
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Una vez Riko dio el visto bueno, la chica atacó a sus platos, empezó por las larvas, tal y como había hecho el peliblanco y al igual que éste, pareció quedar gratamente satisfecha y, tras coger un par más, decidió atacar el plato al que les habían invitado, sin pensárselo dos veces y pareció disfrutar del mismo, por lo que el Senju se lanzó a la aventura y lo probó, descubriendo que también tenía un buen sabor.
- Esto. Son unas infusiones que según mi sensei ayudan a la vista. Aunque ya llevo gafas, pero no viene mal tomarse de vez en cuando algo extra. Vengo una vez al mes y compro hasta el siguiente.
El de ojos violetas echó un vistazo, y tal como explicó la chica, lo que pudo ver no eran más que infusiones, y se quedó algo sorprendido al escuchar que se suponía que servían para mejorar la vista, como una, como si tomar agua con algo fuera a ser capaz de mejorar algo, pero cada cual creía en lo que quería y él no era quien para quitar la ilusión a nadie.
— Vaya, que curioso, había oído hablar de estas cosas, la verdad. — Afirmó el genin, tratando de no mostrar su falta de creencia en ello. — ¿Y sólo lo venden aquí?
El peliblanco seguía liado con su comida, pero en cuanto tenía la boca vacía aprovechaba para mantener la conversación viva.
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- Si, lamentablemente solo lo venden aquí y no en la villa. – Contestó. Eso es lo que le había dicho el propio sensei, quien le había aconsejado aquello. La verdad es que ella pocas veces había cuestionado las cosas que sus superiores le decían y aunque aquello sirviera o no, no iba a hacerlo. Su moralidad se lo impedía.
- Puedes pedir más comida, si quieres. – Le indicó. Ella por su parte solamente pediría un plato más, pues tenía que organizarse bastante bien los ahorros, no quería gastar todo en un mismo día y no tener para el resto de la semana. – Luego puedes visitar las tiendas de la zona, encontraras cosas interesantes. Compra alguna infusión y llévala de recuerdo a tu villa. – Le sugirió, pues ella pensaba que, si en kusagakure no vendían la que ella consumía, en la aldea de él, aún menos.
No solo pensó en eso, sino en algún tipo de souvenir, figura o cualquier tipo de artilugio que vendieran en aquella ciudad tan turística.
La degustación continuaba, y no sabía cual sería el próximo plato a ingerir, pero ella, seguía pensando en muchas cosas que le rondaban la mente, pues últimamente las semanas que había pasado conllevaron muchos cambios para ella.
- ¿Qué es lo más impresionante que has visto de un ninja? – Preguntó.
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Aquello era una pena, encima que era algo que no funcionaría en principio, te tenías que dar un paseo importante para conseguirlas, era de seguro una pérdida de tiempo muy grande, pero si su sensei era quien se lo había recomendado, entendía perfectamente que le creyera.
— No, no, creo que vaya a pedir nada más, demasiadas cosas nuevas a la vez no son buenas, prefiero quedarme con esto y así me llevo un buen recuerdo de comer bichos. — Aseguró el peliblanco. — Sí, eso sí, seguro que a mi tía le hace ilusión que le compre algo. — Dijo con un brillo de ilusión en el rostro.
La chica parecía bastante curiosa, por lo que el Senju empezaba a sospechar que realmente se había convertido en kunoichi hace muy poco, ya que todas sus preguntas eran las que te surgían nada más empezar.
— ¿Lo más impresionante? Déjame pensar... Bueno, me he encontrado ninjas con habilidades bastante especiales. — Explicó Riko, incapaz de resaltar alguna. — Una vez me enfrenté a un tipo que absorbía chakra, un desquiciado... Pero hay que estar preparado para lo que sea... aunque luego no es tan fácil. — Rió el Senju.
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Riko prefería guardarse las energías para más adelante o incluso otro día. Según alegó tantas cosas nuevas de golpe no eran buenas. Seguramente serían incapaces de procesar todo aquello como algo nuevo o realmente recordar lo más impactante en ellos. También tenía razón en qué, si continuaban degustando platos y se topaban con algo que no les sentaba bien no se iban a llevar la misma impresión que si dejaban aquel experimento en ese mismo punto, dejándoles un buen recuerdo.
- ¿Un tipo que absorbía chakra? – Preguntó exaltada. – Debe ser bastante peligroso.
Lo comentaba como si hubiera combatido mucho, pero realmente no era así, salvo los combates de prueba y práctica que habían tenido en el dojo, Rika no se había enfrentado a nadie más, ni porque ella quisiera ni porque se lo ordenasen, así que se podía decir que era bastante inexperta en ese campo.
- La próxima vez que coincidamos, hagamos un combate de práctica. – Le propuso. No quería que fuese ahora, tampoco quería darle una mala imagen de una inexperta. – Y así me enseñas tu poderosa habilidad. – Le dijo entre risas, ya que, suponía que él tendría también algo especial, algo en lo que destacase.
Creía que era hora de terminar con las larvas que quedasen, y después, pedir la cuenta.
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- ¿Un tipo que absorbía chakra? Debe ser bastante peligroso.
El peliblanco asintió, dándole la razón a su acompañante, estuvo a punto de salir muy mal, pero entre él, Kaido y el guardián de la cueva pudieron derrotarle, aunque con alguna que otra dificultad.
— Pues sí, la verdad que casi no lo cuento, pero bueno, conseguí escapar. — Alegó, sintiendo aquel cosquilleo subiendo por su barriga, la emoción con solo recordarlo. — ¿Y tú? ¿Te has encontrado con algún ninja con habilidades increíbles?
Las próximas palabras de la chica con gafas fueron música para los oídos del Senju, le encantaban los combates de práctica, sobre todo con shinobis que no conocía, era la mejor manera de mejorar y de aprender, y sobre todo de hacer amistad siempre y cuando no se fuera de madre.
— ¡Sí, genial! Aunque te advierto que de poderosa habilidad... poco la verdad, no soy nada del otro mundo, ¡pero bueno! ¡No hay que desanimarse!
Cuando se terminaron la comida, pidieron la cuenta y, tal y como le habían enseñado, trataría de pagar él, por cortesía y porque sin Rika no habrían conocido aquel sitio y era su forma de agradecer, por lo que, dijera lo que dijese, pondría el dinero que fuera y se lo entregaría al camarero.
— ¡Qué rico estaba todo, eh?
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- Una vez vi un ninja que despareció en mil mariposas. – Le contó al shinobi. – No sé cómo lo hizo. – Quizá le parecía una historia interesante a Riko, o no, pero para Rika tenía mucho más que eso.
Para la sarutobi formaba parte de su pasado, era una historia larga de contar y además, solamente otra persona a parte de ella la sabía. No iba a contársela a un chico que acababa de conocer. Ya había hecho bastante en contarle acerca de ese ninja, aunque ella no estaba segura si aquella persona era un ninja o no, pero para hacer lo que hizo, debía tener capacidades de ese tipo.
- Ah, ¿no? Pues te advierto que espero que te prepares, y mejores tu habilidad que no es nada del otro mundo, porque de lo contrario, te ganaré. – Dijo entre sonrisas, intentando animar al shinobi a que se tomara aquello enserio, porque la que realmente no era nada del otro mundo era ella misma, aunque no iba a aceptarlo ni a decirlo en público.
Fueron a pagar la cuenta y Riko insistió en pagarla él. Ella quería pagar su parte, pero él no la dejó, simplemente por su forma de ser, no lo hizo.
- Si, estaba todo bueno. – Añadió. – ¿Y qué plan tienes ahora?
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- Una vez vi un ninja que despareció en mil mariposas.
Riko se quedó un momento callado, aquel también había visto aquello, aunque no fueron mariposas de verdad, eran de papel, pero Aiko, la kunoichi de Amegakure también era capaz de deshacer su cuerpo a placer y convertirlo en mariposas y le parecía algo bastante curioso.
- Ah, ¿no? Pues te advierto que espero que te prepares, y mejores tu habilidad que no es nada del otro mundo, porque de lo contrario, te ganaré.
El peliblanco asintió, estaba claro que no se iba a quedar parado sin hacer nada, iba a entrenar muy duro para conseguir mejorar, y así no volver a perder como había hecho en el Torneo de los Dojos.
— Eso habrá que verlo. — Retó el muchacho entre risas.
Rika había pasado de no mostrar demasiado confianza en sí misma a, de repente, ser capaz de decir aquellas cosas y aquello le alegraba, quizás su discurso había tenido algo que ver.
— Pues la verdad, tenía pensado hacer lo que me has dicho, iba a dar una vuelta a ver si encontraba algún souvenir chulo, pero no puedo tardar demasiado, que mi tía me estará esperando.
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Ya había mencionado a su tía anteriormente, así qué, aquel chico había venido con un familiar hasta aquella parte del mundo. Interesante. ¿Y si la persona a la que escoltaba era su propia tía? Según él, su familia era rica así qué, todo podía cuadrar. Al joven le pareció bien la idea que le había dado de comprar algún souvenir, no todos días uno pasaba por la ciudad de los árboles, ni siquiera ella.
-Buena elección. Hay algunas tiendas muy interesantes en la plaza. – Le explicó, refiriéndose a la plaza en la que se encontraban. – Y también puedes echar un vistazo cerca de la casa del señor feudal, seguro que ahí también. – Apuntó. – Aunque creo que lo más bonito que se puede llevar es que ella misma vea toda la ciudad con sus propios ojos.
No había mejor forma de recordarlo que viéndolo. Metió la mano en su bolsa y sacó uno de los pequeños sobrecitos de infusión para ofrecérselo a él. Después, le tocaría volver un día antes y cambiar todo su planning pero él había sido amable con ella, incluso pagando la cena, era lo mínimo que podía hacer.
-Yo tengo que alojarme aquí hasta mañana que regresaré a mi casa. – Explicó. No le hacía mucha gracia estar todo el día viajando, así qué, pasaría allí la noche.
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El Senju escuchó atentamente las palabras de la chica, anotando mentalmente todos los sitios que ésta le iba indicando para luego pasarse por allí para buscar algo chulo que comprar.
— Ah, por eso no te preocupes, ella ya ha estado aquí antes, se conoce bien la ciudad. — Aseguró el peliblanco.
Momentos después la kusajin sacó una de sus infusiones de su bolsa y se la ofreció, a lo que Riko, agradecido, sonrió y la aceptó de buen grado, a pesar de ser algo escéptico con esas cosas, un regalo así no se rechaza.
— ¡Muchas gracias Rika! — Agradeció. — La verdad que es un palo darte todo el viaje hasta aquí para no estar ni un día entero, ¿no? Mucha paliza...
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- Un poco palo sí que es, sobre todo si solo es para comprar esto. Pero así salgo de casa como quien dice. Es mi día de excursión al mes. Salgo de casa, paso el día aquí y regreso al día siguiente. – Le explicó a Riko. Aquello era el modus operandi de Rika una vez al mes, y normalmente, lo calculaba para que fuera el mismo día de la semana siempre.
Normalmente realizaba aquel trayecto sola, o a veces Nemu la había acompañado, pero lo habitual era que fuera en solitario.
Los dos caminaros de vuelta, subiendo esta vez la escalera de caracol, dejando el fabuloso restaurante de insectos atrás, y volviendo a lo que se podía decir, las calles principales de la ciudad. Las luces de la ciudad ya estaban encendidas.
- Te acompañaré a terminar tus compras. No tengo nada que hacer. Y quizá encuentre algo que me llame la atención – Dijo ella.
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- Un poco palo sí que es, sobre todo si solo es para comprar esto. Pero así salgo de casa como quien dice. Es mi día de excursión al mes. Salgo de casa, paso el día aquí y regreso al día siguiente.
El peliblanco asintió, en alguna ocasión había tenido que viajar a un lugar algo lejano para volver prácticamente el mismo día y era algo bastante tedioso, aún así, para Rika parecía ser algo que la sacaba de la rutina, al fin y al cabo salía de casa y gracias a eso podía conocer gente nueva, como aquel día.
— Deberías viajar más, es bastante gratificante, y siempre conoces gente nueva, es una pasada. — Dijo Riko, con tono alegre.
Ambus subieron por el lugar que antes había bajado, buscando un lugar en el que poder hacer unas compras a las que la kusajin se apuntó a última hora, cuando Riko ya pensaba que tendría que ir solo.
— ¡Vaya, muy amable! Creo que tengo en mente lo que quiero, una figurita del edificio del señor feudal, creo que será lo más significativo, ¿no crees?
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Rika asintió. Ojalá pudiera viajar más, de hecho, lo deseaba, pero tampoco quería ser una despreocupada por todo. Como había dicho antes, no le gustaba tanta responsabilidad sobre ella, pero era lo que tenía encima, y por como habían andado las coas últimamente, quizá incluso tendría más. La academia y la villa contaba ahora con ella. No podía fallarles.
- Me gustaría. Estoy segura que, en el futuro, lo haré. – Contestó, también para animarse a sí misma, y auto creerse la idea de que, en un futuro, quizá no muy lejano, viajase.
Él le comentó que tenía en mente como souvenir y a Rika, le pareció bastante acertado, tal y como decía, representaba una parte de aquella ciudad. Había otra cosa también en la ciudad que pudieran ser características, pero ese edificio infranqueable era digno de mención. Deseaba algún día poder entrar en su interior y así poder visualizar sus estancias. ¿Sería tan bonito por dentro como por fuera?
Indicándole el camino, regresaron hasta donde estaba el edificio del que hablaban, y justamente, en la calle paralela a ella, había una pequeña tienda, donde vendían figuras artesanas.
- Creo que en esta tienda podrás encontrar lo que deseas, adelante. – Invitó. Parecía que Rika era toda una guía en aquello, pero en realidad solo era que recordaba bien ciertos lugares, y más sobretodo los que los extranjeros solían visitar.
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