Aquella era una mañana como cualquier otra, el cielo despejado salvo por una que otra nube completamente blanca dejando en claro que no llovería pronto y una temperatura ideal para vestir como a uno se le antojase. No hacía frío ni calor, pero podías abrigarte sin exagerar que no te sentirías agobiado, o llevar poca ropa encima que el viento no te haría tiritar.
Era un día muy bonito, perfecto para dar un paseo en algún paraje natural, para almorzar en pleno campo o incluso llevar una práctica amistosa con algún compañero.
Lamentablemente, Ritsuko no era el tipo de persona que iba a buscar a alguien con quien pasar el rato y menos para ir a solicitar alguna misión. Más que nada porque era un día tan lindo que no le parecía adecuado invertirlo en un encargo que podría ser bastante pesado y aburrido, como limpiar los baños de la academia.
Así fue como la joven pelirroja decidió salir a pasear, primeramente acompañada por aquel shinobi que siempre se había asegurado de que ella no llegara tarde a sus clases, pero como era de esperarse, llegó un momento en el que se separaron en medio de la nada.
Conociéndose a sí misma, prefirió darse media vuelta y dirigirse a la aldea, pero dicho giro fue bastante errado, tanto que terminó por viajar en la dirección contraria a Kusagakure hasta que incluso cruzó la frontera y terminó en el país de la tierra. Aunque no había mucho para indicarle que lo había hecho así que simplemente siguió su camino.
«No recordaba haber caminado tanto »pensaba mientras seguía la marcha en línea recta, con la esperanza de encontrarse nuevamente con la aldea.
Aquello no ocurrió, pasaron varios días en los que tuvo que pararse en cada asentamiento que encontró para descansar y reponer suministros, pero de la aldea no había señales.
Finalmente, al cabo de aproximadamente una semana, la de ojos blancos llegó a los pies de una escalera que se veía excesivamente larga, estaba rodeada de infinidad de pilares que sentía que conocía, al menos porque se lo habían nombrado alguna vez en alguna clase así que rebuscó en su portaobjetos llevándose consigo un par de pinchazos por los shurikens y extrajo al fin el mapa, algo rotoso pero porque lo guarda siempre en el mismo lugar que sus armas cortantes. Es más, más de una vez se le ha destrozado la bomba de humo que suele llevar consigo justamente por eso.
—Esto no puede estar en el país del bosque —murmuraba a sí misma mientras buscaba en el mapa por algo que pudiera indicarle aunque sea vagamente dónde estaba.
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Cielo nuboso, lluvia constante, ni rastro del sol y un elevado grado de humedad en el ambiente. Así era cada día en amegakure desde que tenía memoria. Cómo cada mañana se dió una pequeña ducha, se puso un kimono y desayunó un poco de arroz y fruta. Cómo buen ciudadano de Amegakure, ya estaba acostumbrado a su lluvia y humedad por lo que sus temperaturas antaño muy frescas, ahora eran agradables, sin embargo, no podía evitar extrañar el sol.
Una vez terminó de prepararse salió de casa cerrando la puerta con llave al salir, bajó las escaleras y una vez en la calle dejó la bolsa de basura en el contenedor. Terminadas las tareas matutinas el joven de ojos platinos empezó a caminar por la aldea con el objetivo de salir y buscar un lugar tranquilo donde estar lejos de las personas y del ruido de la aldea.
En las afueras de la aldea, había naturaleza algo que le gustaba al joven Jiren, pero sobre todo silencio, podía escuchar el solido de la lluvia, percibir el olor a tierra mojada y sobre todo, no había tanto humano cerca y eso le hacía sonreír algo que pocas personas habían conseguido sacarle desde ya hacía años. Estaba caminando sin dirección, pero después de tiempo andando llegó al cementerio Gobi. Era algo irónico pero aunque su familia no estaba allí, visitar aquellas tumbas le generaba paz al joven. Estuvo paseando por allí largo rato hasta que una idea irrumpió su mente. <Quiero ver el sol> Una idea simple, pero que a la vez implicaba muchas complejidades y problemas... <Quiero ver el cielo azul que una vez ví...> Ese pensamiento arrastró al joven de mirada rasgada y ojos platinos a caminar lejos, muy lejos.
Pasaron bastantes días, el chico cambió mano de obra a cambio de dormir en pesebres y graneros, pues no tenía dinero, lo había dejado en casa. Le regalaron un mapa en uno de los sitios donde descansó y eso le ayudó a seguir un camino más directo. Hacía tiempo que había dejado el país de la tormenta, era obvio, el cielo estaba despejado y se veía el sol, sin embargo no era suficiente... <El sol no es suficiente, quiero ver un paisaje iluminado por el sol...> Fue entonces que a lo lejos a una distancia aun considerable estaba una enorme escalera que subía hacia el cielo...
<Si subo allí seguro que podré ver todo... y está bastante retirado, seguro que además estoy tranquilo y solo, sin personas cerca...> Con aquellos pensamientos el chico de cabellos negros comenzó a correr velozmente para llegar a los pies de la escalera como primer objetivo, y comenzar a subirla como segundo... - Me estoy emocionando... no viajaba tan lejos desde aquella vez...- gritó sonriendo abiertamente mientras corría hacia aquella especie de escalera.
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La pelirroja dudaba de si subir o no la escalera, se veía demasiado extensa como para poder darse el lujo de solo ascender y comprobar si podría ver algo que le sirviese de referencia o no, y es muy probable que lo que alcance a ver le resulte inútil.
«¿Subo o no? Tomaría mucho tiempo »pensaba aún indecisa, con el mapa en mano, que tampoco la estaba ayudando mucho.
Mientras se debatía entre subir o no, echó un rápido vistazo a su alrededor para comprobar si se encontraba sola o si alguien se acercaba y esto último resultó ser cierto. Un chico venía en su corriendo en su dirección así que el encuentro sería casi inevitable y la de ojos blancos iba a aprovechar aquello.
—Disculpe… —diría tímidamente y con un tono algo bajo.
Tenía la esperanza de que el de cabellos oscuros la escucharía a pesar de lo bajo que habló.
Pero aunque no la escuchara, indudablemente el de Amegakure se vería obligado a pararse aunque sea por un momento porque descendiendo por las escaleras venían suficientes soldados armados para ocupar todo el camino, se los encontraría si decidía subir, y Ritsuko podría aprovechar —en caso de que el shinobi la ignorase— para intentar hablar con ellos si es que estos se mostraban dispuestos a hablar.
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El joven de ojos plateados estaba corriendo sin preocuparse de nada hacia la escalera, se despreocupó tanto que no se percató de que había gente hasta que ya era tarde. En ese momento no solo se dio cuenta de que había gente, sino que valoró la posibilidad de que le escucharan gritar anteriormente y lo vieran sonriendo como aun niño... <Vaya que corte... si hay una persona y es una chi... chi. chicaaaaa... Actúa normal, actúa normal> Se repitió a sí mismo mientras dejaba de correr y continuaba el resto del camino andando. Andaba muy tenso en dirección a las escaleras y efectivamente había una chica allí... El sudor recorría su espalda y no era por haber corrido, era de los nervios. Fueron unos metros, pero al joven shinobi le parecieron eternos.
Fue entonces, cuando estando a poca distancia de ella la chica habló. Fue casi un susurro, habló muy bajo pero estaba claro que habló y no sólo eso, se refería a él. Su cuerpo se tensó y se volvió rígido como el acero, paró de caminar y quedó inmóvil unos segundos... <¿¡Me... me... me ha hablado!? Tranquilo, habla con calma y respeto, todo irá bien> Se giró lentamente hacia la joven de cabellos largos y rojos y se dispuso a responder... - ¡Hola! ¿Te dirigías a mí? ¿necesitas algo?- Dijo el joven shinobi de amegakure, esperando reacción de la joven. Estaba relajado, no había sido tan difícil, además la chica parecía amable. Fue entonces, que el joven ninja vio a los soldados y volvió a estar nervioso... <¡¡Más gente!! ¿quizá no me hablaba a mí?...> Se preguntó Jiren mientras permanecía allí de pie a un par de metros de la pelirroja, pronto sabría si metió la pata o si se dirigía de verdad a él.
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A juzgar por la reacción del joven, Ritsuko dedujo rápidamente que no estaría muy dispuesto a proporcionarle su ayuda por lo que terminó por girarse a la espera de que los soldados bajasen. Estaba algo decaída, como siempre, pero no nunca le sienta bien que la gente pase de ella y esta vez estaba casi segura de que le había escuchado.
«Ni modo »se dijo a sí misma encogiéndose de hombros.
Cuando ya se había resignado, a pesar de que apenas pasaran unos segundos, el chico de cabellos oscuros se giró hacia ella y la miró directamente, preguntando esta vez él a ella aunque se le notaba algo tenso, lo cual preocupaba a la tímida pelirroja.
—Este… —dudó por un instante—. Sí, si no es molestia —añadió esta vez avanzando unos pasos para ubicarse a un lado del contrario y poder mostrarle bien el mapa—. ¿Podría indicarme dónde estamos?
En todo momento había hablado algo bajo, un tono de voz que cualquiera escucharía siempre y cuando no tuviese problemas auditivos y también, la expresión de su rostro como siempre parecía indicar que estaba deprimida, como si algo malo le hubiese ocurrido hacía poco. Aunque ambos detalles eran más que habituales en ella.
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Aquella joven pelirroja se dirigía al ninja de amegakure y se acercó poco a poco con un mapa. Jiren se acercó para ver el mapa y ayudarla. Miró brevemente el mapa, se orientó y señaló con el dedo el lugar aproximado. - Estamos en el país de la tierra, y aproximadamente por esta zona...- Cuando terminó de hablar retiró el dedo, se rascó la cabeza y con una sonrisa nerviosa volvió a hablar. - Aun así, no me oriento del todo bien así que espera aquí un segundo.- La dijo comenzó a correr hacia un soldado, una vez terminó de hablar volvió junto a la joven y se dispuso a confirmar lo que ya la había dicho. - Efectivamente, estamos en el país de la Tierra, en concreto a los pies de las escaleras del cielo... ¿no es emocionante? Creo que subiré arriba para ver las vistas desde la cima, quiero saber que se ve en el horizonte jajaja- Dijo el joven genin, pero entonces al mirar a la pelirroja a la cara se percató de la cara de la joven, parecía deprimida, quizá incluso incomoda.
Pronto se percató de que estaba llegando el momento de cortar la conversación, para no deprimir más a la joven con su presencia. Igualmente sonrió y volvió a hablar con amabilidad, dispuesto a despedirse. - Bueno, no quiero molestarte... seguro que tienes cosas que hacer o esperas a alguien, si no necesitas nada más, comenzaré a subir las escaleras para ver todo desde arriba.-
Dicho eso, Jiren quedó parado frente a ella esperando respuesta, sobre que harían desde ese punto, si seguirían juntos o si tomarían caminos opuestos.
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Con aquella vaga información que el de cabellos oscuros le proporcionó podía dar por seguro que se estaba alejando más de la cuenta de la aldea, lo que significa que si quiere regresar tiene que regresar en sus pasos o terminaría llegando al país de la tormenta, o incluso al del viento.
En cualquier caso, a la pelirroja no le apetecía visitar ninguno de los lugares mencionados así que con una reverencia y una palabra agradecería al desconocido y se retiraría… de no ser porque este se le adelantó y fue a consultar por indicaciones más precisas a los soldados que iban bajando. A diferencia del aspecto de estos, accedieron a despejarle las dudas al joven de Amegakure y siguieron su camino.
—Muchas gracias —dijo la pelirroja dedicándole una reverencia al contrario una vez que este regresó.
Con solo eso era suficiente para dar por finalizado el encuentro, Ritsuko no tenía más motivos para seguir molestando a aquel chico ni él tenía motivos para seguir hablando con ella. Fue así como se separaron.
«Me tomará días llegar »se lamentaba la kunoichi, quien ya se dirigía hacia el país del bosque, de no ser porque curiosamente se topó cara a cara con un enorme león, tenía alguna que otra marca en el cuerpo, dejando en claro que había tenido sus conflictos pero se mantenía completo e intimidante, mostrando los dientes ante la pelirroja cuyas piernas temblaban violentamente.
Nadie le enseñó cómo reaccionar ante un animal, salvaje, y definitivamente no es lo mismo hacer frente a un animal que a una persona así que lo único que atinó a hacer la genin de Kusa fue echarse a correr ni bien la bestia se abalanzó sobre ella.
—¡Mierda, mierda, mierda! —chillaba mientras corría tan rápido como podía escaleras arriba.
Probablemente hubiese sido una mejor idea correr hacia los soldados que podrían manejar más fácilmente la situación que un par de genins, pero la pelirroja al ser presa del pánico solo pudo pensar en correr hacía un terreno que consideró dificultaría al animal el perseguirla, lástima que ese león fuese lo suficientemente ágil para subir sin muchos problemas.
Claro que si Jiren se volteaba lo primero que vería sería la expresión de terror de Ritsuko, siendo perseguida por un león enfurecido.
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Cómo era de esperar, con aquella información era suficiente, no había más de que hablar por lo que ambos shinobis optaron por seguir caminos opuestos. Jiren comenzó a andar hacia la escalera y empezó a subir los escalones de piedra. La subida era tal que no se veía la cima, así que el joven de cabellos negros aceleró el ritmo. <¿Alguien en Amegakure se habrá dado cuenta de que llevo días fuera? bah, ni lo habrán notado y si lo han notado no creo que pase nada...> Pensó brevemente mientras subía a buen ritmo los escalones. Mientras subía escalones sin mucho que hacer los pensamientos del genin se mantenían muy activos y variados, pero había uno en concreto que no podía quitarse de la cabeza. y ese pensamiento le hizo parar..<Aquella chica... era una ninja de Kusagakure... ¿qué haría en esta zona? quizá debí ofrecerme a guiarla de vuelta a su aldea... así hubiese visto otra aldea...> Fue una pausa breve... - Bah, da igual, seguro que la irá bien... mejor seguiré.- Dijo en voz alta y comenzó a andar y a subir escalones.
Fue en ese momento que unos gritos llamaron la atención de este genin, que sin dudar se dio la vuelta y vio la escena... .<Anda... la chica de antes> pensó al ver su cabello rojo, pero entonces observó su cara y miró tras ella... - Anda también hay un león... espera... ¡¡Un león!!- Dijo sorprendido, pero esa no sería la única sorpresa, ya que la chica venía en su dirección atrayendo el león hacia el joven genin, que notó como un sudor frío recorría su cabeza... Al joven de amegakure nunca le había perseguido un león, pero estaba acostumbrado a que los matones y abusones de amegakure lo persiguieran y le dieran palizas, así que aquella situación era lo mismo pero con un gato grande en lugar de con los "simios" de la aldea... por eso pensó en las alternativas... <No creo tener potencia suficiente para derribarlo, pero quizá... sí, eso puede funcionar.> Jiren esperó y justo cuando la chica llegó donde él, lejos de hacer algo heroico comenzó a correr junto a ella.
- ¡¡Hola de nuevo!! Entiendo que este gato no es tuyo, ¿verdad?- Dijo el joven de amegakure mientras señalaba al león. Antes de que la joven respondiera el chico la dio dos opciones que había pensado...
- Tengo una idea... Podríamos andar verticalmente por las paredes de piedra, así no nos alcanzará ¿qué te parece? Dijo Jiren sabiendo que llegados a ese punto si no hacían algo iban a morir y que preocuparse no evitaría eso. Lo que el joven ninja tampoco calculó es que la gente nunca suele prestar atención a sus ideas en situaciones normales, por muy coherentes que pudiesen ser, aunque lo que sí sabía es que no tenía resistencia para correr eternamente...
También pensó en un ataque conjunto que hiciera al león despeñarse por la escalera pero no conocía a la ninja cómo para coordinarse con ella en un buen ataque conjunto...
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La kunoichi corría tan rápido como podía, pero obviamente no podría mantener el ritmo por mucho tiempo más aunque claro, el factor miedo la ayudaría a superar sus límites pero no por tiempo indefinido así que mientras durase mejor. La cuestión era que ya estaba sintiendo los músculos agarrotados y su respiración se había alterado excesivamente rápido, sin mencionar que comenzaba a sudar como una cerda.
—¡Claro que no! —exclamó como buenamente pudo.
Correr escalera arriba al mismo tiempo que hablaba era demasiado para ella, pero se las arregló para hacerlo hasta que Jiren decidió soltar una propuesta que resultó ser bastante lógica. Una lástima que no fuese aplicable con kunoichis como ella.
—¡No puedo! ¡No sé hacerlo! —respondió sin aflojar el paso.
Tendría que haberse centrado un poco de su atención en el ninjutsu, cualquier tipo de ninjutsu pero en lugar de hacerlo pasó directamente al genjutsu así que había cosas básicas para cualquiera que ella no conocía. Aunque teniendo en cuenta que sabe utilizar un kekkei genkai, debería resultarle sencillo aprender cosas básicas como caminar sobre el agua o por paredes.
Pero no, sabe de disciplinas complicadas pero no las cosas más sencillas.
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El genin de amegakure se quedó asombrado ante aquella sorprendente información... y más que asombrado, preocupado, pues seguían huyendo de aquel león y no tenían ningún plan.
Agarrar a la chica y cargar con ella mientras andaba verticalmente, lo veía una auténtica locura y algo imposible para sus actuales fuerza y resistencia físicas. Estuvo corriendo un poco más y decidió entrar en acción, miró a la pelirroja y volvió a hablar. - No pares de correr, yo voy a intentar que el león pase un mal rato... tú sigue corriendo.- Dicho eso, el ninja de ojos plateados acto seguido dejó de correr al lado de la joven y pegó un salto para comenzar a correr por la pared.
Hacer eso requirió de concentración, pues estaba tratando de no distanciarse en exceso de la joven pelirroja y a la vez trataba de subir por la pared concentrando chakra en sus pies. <Esto va a ser complicado...>
El joven ninja no pudo evitar pensar en qué pensaría la pelirroja, si pensaría que la habían abandonado a su suerte o si la estaban usando de señuelo... <Debo concentrarme... ya me disculparé después.> Mientras corría en paralelo a ellos, esperó el momento oportuno y justo la chica se disponía a girar hacia un lado... <Ahora.>
El ninja de amegakure comenzó a hacer los sellos y justo cuando vio a la chica girar, liberó su técnica... - ¡Suiton: Mizurappa!- Exclamó el genin y acto lanzó un chorro de agua con todas sus fuerzas en dirección a la cara y patas delanteras del león con el objetivo de desequilibrarlo y empujarlo por el borde de las escaleras, aunque si eso no funcionaba, esperaba cegarlo y retrasarlo lo suficiente como para darle más tiempo a la ninja de Kusa.
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Correr era lo único que podía hacer, principalmente por el miedo de estar siendo perseguida por una bestia bastante más grande que ella y que seguramente la podría matar con tan solo un zarpazo. Para empeorar la situación, el de Amegakure decidió simplemente saltar a un lado y escalar por las paredes, dejando a Ritsuko completamente sola. «¡Serás…! »quería gritarle todo, pero en el fondo lo entendía, no tenía por qué dejarse matar por solo acompañar a una desconocida.
Y de todas maneras la pelirroja no dejaba de maldecirle en su mente por dejarla sola.
Hasta que el de cabellos oscuros lanzó una técnica de agua que hizo que la bestia resbalase un poco. Se frenó en seco, se aseguró de estabilizarse y soltó un rugido aterrador, que al menos a Ritsuko le llegó con la fuerza suficiente para que se echase a correr más rápido todavía.
—¡No, no, no, no! —chillaba la kunoichi que viéndose incapaz de mantenerse fuera del alcance de la bestia fue alcanzada finalmente.
El animal podría haber saltado sobre ella, podría haberle dado un zarpazo o una mordida con la que matarla fácilmente pero en su lugar, llevó la cabeza debajo de las piernas de la chica y la levantó fácilmente dejándola sentada sobre su lomo.
Claro que la chica se quedó estupefacta ante tal cosa, ni siquiera sabía si era conveniente que se quedase allí arriba o lo mejor era salir corriendo de alguna manera, pero la bestia pareció tranquilizarse, o por lo menos ya no corría.
—A la próxima te juro que me la cobro —advirtió el león.
Que sí, el león estaba hablando y a juzgar por su tono, iba muy en serio con esa advertencia. Y pronto se giró a mirar al otro shinobi, el que le había soltado el mizurappa en la cara.
—Tú, el de Amegakure, ven acá —exigió dedicándole una mirada fulminante.
Sería comprensible si Jiren se negaba a acercarse, el animal era imponente a pesar de que su gran melena se veía considerablemente más pequeña por estar empapada.
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Aquel era el límite del shinobi de amegakure... apenas había ralentazado y molestado al león. Eso le hizo distanciarse, aun así siguió a ambos hasta que vio el desenlace. El león no atacó a la joven, se acercó a ella y la levantó situandola en su lomo. Eso sorprendió bastante al ninja que estaba preparando otro ataque más potente y helador, pero de pronto el león habló de forma amenazadora... <Pero qué diablos... si habla, implica que o no es un león o al menos, no es uno normal...> Pensó y se mantuvo allí en la pared observando.
El león se giró hacia el y volvió a hablar de forma amenazadora, se dirigía inequívocamente a Jiren, lo miraba con ojos de pocos amigos y parecía esperar a que el ninja obedeciera. < Qué diablos está pasando... dice que me acerque como si nada... y al final no atacó a la chica... ¿una trampa?...> Pensaba y permaneció parado un poco más de tiempo analizando la situación. Tras pensarlo detenidamente, dio un salto y bajó a tierra firme pero a unos metros del león parlante... - Bien... bien, ya me acerco...- Dijo Jiren, estaba calmado, si el león se lanzaba hacia él usaría el agua para crear hielo y ralentizarlo lo suficiente como para saltar por el lado de las escaleras... era mejor unos huesos rotos a ser devorado...
Se acercó pero mantuvo las distancias y se mantuvo alerta y en guardia... - Ya estoy aquí... ¿y ahora qué?- Dijo el chico de ojos plateados mantiendose tenso pero en guardia.
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La majestuosa bestia esperaba pacientemente a que el de Amegakure se le acercase, aunque se esperó una reacción un tanto diferente, después de todo ambos habían estado corriendo de él y ahora, como si algo le hubiese restado credibilidad el chico se le plantó delante sin un ápice de temor. Aun así, no indagó en el asunto, simplemente hablaría con él lo que quería desde un principio.
—¿Se puede saber qué pretendías hacer con esa técnica? —le cuestionó comenzando a caminar para rodearle.
Parecía estar midiéndolo, aunque siempre manteniendo una distancia constante y casi parecía haber olvidado que la pelirroja estaba sentada en su lomo. Sin saber si agarrarse de la melena o hacer el intento de mantener el equilibrio allí.
—¿Y por qué me perseguías? —preguntó temblorosa y muy nerviosa.
El animal fácilmente pudo sentir el temor en aquella kunoichi, pero prefirió pasar de ella por algún motivo. Simplemente seguía sus vueltas alrededor del shinobi de cabello oscuro.
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La grácil bestia, aunque ahora algo mojada, daba vueltas alrededor del de amegakure junto con la joven pelirroja sobre sus lomos. Estaba midiéndolo y en guardia, estaba claro que cualquier movimiento y se lanzaría a la yugular del chico demostrando el temible cazador que era. Pronto preguntó por las intenciones del chico, aunque Jiren permaneció callado observando al león. Fue entonces, que la kunoichi de Kusa hizo la gran pregunta del día, la pregunta clave que nos había llevado a aquella situación, sin embargo, la bestia de la sabana no dio respuesta y mantuvo su atención sobre el joven de cabellos negros, que se cansó del silencio y decidió responder a la pregunta... - En el punto que estábamos, había dos opciones, plantarte cara o huir y dejar que te merendaras a la kunoichi que está sobre tus hombros y tratar de matarte... y cómo es obvio, elegí la segunda. Mi intención era que mi Mizurappa te empujase por la ladera de estas escaleras y te despeñases... pero obviamente fallé...- Dijo Jiren con total tranquilidad, ocultando que había un segundo plan... y ese era congelar el agua y la humedad de la atmósfera y ensartar con ellos al felino, pero decidió que era mejor omitir ese detalle por el momento.
- Ahora bien... ¿qué eres y cuales son tus intenciones? porque a estas alturas dudo de que seas un león común- Insistió el de amegakure, haciendo énfasis en que la pregunta de la kunoichi continuaba sin respuesta y estaba claro de que era la clave de todo lo que allí estaba sucediendo.
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El joven comenzó a hablar, explicando sus ideas sobre o bien, dejar a la pelirroja completamente sola y a su suerte, o mismo, plantarle cara e intentar matar a la enorme bestia. Solo que por cómo se expresó el animal se quedó estático por un instante mirándole con el ceño levemente fruncido.
—¿El qué lo qué? —preguntó con un tono bastante más amigable.
«Se le han enredado las ideas… »pensó Ritsuko, quien prefirió guardar total silencio en lugar de aportar nada a la conversación entre aquellos dos. De lo contrario podría ser que alguno termine ofendido y lo que menos quería era quedarse en malos términos con cualquiera de los dos.
Dejando las ideas de Jiren a un lado, el animal miró hacia abajo, por donde se desciende de aquella extraña construcción y ciertamente, una caída por allí podría significar muchas cosas entre ellas la muerte, aunque seguramente pudiera esfumarse en una nube de humo en lugar de soportar tremendo castigo. Así que la idea del chico no estaba tan errada, aunque no tan efectiva como se imaginaría.
Guardó silencio, devolvió la mirada al de Amegakure y tomó asiento, ignorando que así dificultaba a la kunoichi el mantenerse sobre él. Pero Ritsuko se las arregló para aferrarse a él con brazos y piernas, aunque claramente asustada y fuera del alcance de la vista del shinobi.
—Pues resulta que sí soy un león común, solo que puedo hablar —dijo el gran felino con absoluta sinceridad—. Solo vine a buscar a esta chica, no te haces una idea de lo mala que es para orientarse —afirmó ignorando totalmente las protestas de la fémina.
No esperaba que le creyese, pero si algo iba a hacer, eso era llevarse a la kusajin de vuelta.
—¿Alguna otra pregunta? Que no sea filosófica, por favor.
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