La sardina y la araña

[Sasagani Yota]

Aquel periplo por los dominios del remolino estaba siendo lo más parecido a unas vacaciones. Es innegable que me hubiese gustado tomar parte de forma activa de los examenes de ascenso, pero el destino no lo quiso así. Por lo que, allí estaba, En Uzushiogakure, apoyando a Jurete y disfrutando del lugar a medida que las pruebas iban avanzando.

Precisamente aquel día de verano, me encontraba en el jardín de los cerezos, disfrutando de un día de tranquilidad antes de que dieran comienzo los combates de la tercera parte del examen. Sentado en uno de aquellos bancos de madera y bajo el regazo de las hojas rosadas de aquellos arboles, disfrutando de mis inseparables dangos.

Además, dios supiera porque, pero perdí de vista a Kumopansa y disfrutaba de una jodida relajación fuera de lo habitual. silencio, pajaritos y la brisa del lugar, proveniente del mar que bañaba las costas de la aldea. La verdad, estaba en la más absoluta de las glorias en aquel preciso momento. Pensaba en que debería estar haciendo Juro y pensaba también qué estaría haciendo yo en su lugar. Probablemente perdido de los nervios. No podía evitar pensar también qué narices estaría haciendo esa jodida araña, tan solo esperaba que no se metiese en demasiados problemas.

— Joder, esto es vida — me dije, pensando en voz alta.

[Umikiba Kaido]

¿Pero para qué una persona iba a estar tan en paz consigo misma, a su vez relajada y despreocupada de los menesteres de la vida; sino para que un hijo de puta llamado Umikiba Kaido le arruinara la velada?

—¡O-h p-o-r D-i-os! si es el mismísimo Yota. ¿Sasagani Yota? —y ahí estaba el Tiburón, plantado frente a él y cortándole la sombra. Llevaba la melena rala atada a una cola de caballo, no tenía la bandana puesta, y llevaba su casual conjunto de pantalón negro y camisa azul con su tan particular mordida de tiburón tejida. Un collar con un diente de tiburón, y su sonrisa, de oreja a oreja—. tanto tiempo, colega. Te hacía muerto, ¿sabes? ¿Qué es de tu vida?

[Sasagani Yota]

—¡O-h p-o-r D-i-os! si es el mismísimo Yota. ¿Sasagani Yota?

Ah, como no. Aquella paz tenía que durar poco. El típico pesadito con ganas de juerga tenía que llegar para fastidiarlo. Y quién mejor para ejercer aquel papel que la maldita sardina de Amegakure. Otra cosa no, pero lo cierto es que fue muy oportuno. Abrí mi ojo derecho y ahí le vi, con una postura chulesca y una indumentaria bastante vulgar.

tanto tiempo, colega. Te hacía muerto, ¿sabes? ¿Qué es de tu vida?

— ¿Yo, muerto? haría falta una buena panda de asesinos bien entrenados para ello, mi buen Kaido

Lucía aquella fila de agujas en sus fauces con orgullo.

— Ten cuidado con eso de ir enseñando ese abrelatas, tio. A mi me da igual, pero la gente podría asustarse y no estamos en casa precisamente, ¿sabes?

Yo también sabía cachondearme cuando se presentaba una ocasión y, a decir verdad, era como un clásico cuando te cruzabas con aquel tipo. Como una fuerza sobrenatural que, además de impulsarte a ti mismo a hacerlo, también le impulsaba a él.

[Umikiba Kaido]

Kaido sonrió aún más cuando escuchó la respuesta de Yota.

—¿Asustarse? ¡pero si les encanta lo desconocido, joder! no veas cuantos uzureños se me han acercado a preguntarme de dónde vengo, o de si soy un tritón. Una llegó a preguntarme si tenía la polla azul, ¿puedes creerlo? —bromeó, mientras se carcajeaba elocuentemente—. bueno, bien; entonces no estás muerto. Pero sí que estas como un poco quedado, ¿no crees? ¿cómo es que el gran Yota, el gran guerrero que huyó de la Isla Monotonía, no participa en los jodidos examenes de chunin, eh?

[Sasagani Yota]

—¿Asustarse? ¡pero si les encanta lo desconocido, joder! no veas cuantos uzureños se me han acercado a preguntarme de dónde vengo, o de si soy un tritón. Una llegó a preguntarme si tenía la polla azul, ¿puedes creerlo?

Cuando dijo lo del miembro viril no pude evitar soltar una carcajada. Fue tan inesperado que solo pude reaccionar de esa forma

bueno, bien; entonces no estás muerto. Pero sí que estas como un poco quedado, ¿no crees? ¿cómo es que el gran Yota, el gran guerrero que huyó de la Isla Monotonía, no participa en los jodidos examenes de chunin, eh?

— Pues porque en esta vida no todo es blanco o negro, amigo — dije aparentemente relajado.

Saqué uno de mis caramelos sujetandolo por aquel fino palo de plástico blanquecino, pero todavía sin comerlo.

— Llevar una plaquita plateada en mi manga derecha no va a cambiar mi vida, Kaido-san. A veces es bueno saber cuando hay que hacer un alto en el jodido camino. ¡Estoy de vacaciones mientras apoyo a mis camaradas! De todas formas, Morikage-sama sabe exactamente de lo que soy capaz sin necesidad de tener que fijarse en una estúpida chapita o en un insignificante chaleco, ¿entiendes?

El discursito explicativo me había salido razonablemente bien a mi parecer. Después de eso, entonces si que iba a degustar el caramelo que sostenía en mi mano.

[Umikiba Kaido]

Pues porque en esta vida no todo es blanco o negro, amigo —alegó Yota, con la franqueza de un filósofo—. Llevar una plaquita plateada en mi manga derecha no va a cambiar mi vida, Kaido-san. A veces es bueno saber cuando hay que hacer un alto en el jodido camino. ¡Estoy de vacaciones mientras apoyo a mis camaradas! De todas formas, Morikage-sama sabe exactamente de lo que soy capaz sin necesidad de tener que fijarse en una estúpida chapita o en un insignificante chaleco, ¿entiendes?

Kaido no sabía si reír, o llorar. Aquel discurso le pareció tan gracioso y triste a la vez que no podía decidirse si hacer mofa de ello o de darle una palmadita en la espalda al kusajin.

—No, no lo entiendo. ¿Me estás diciendo que estás contento con eso de rascarte las bolas y comer dulces hasta que te salgan caries en los dientes mientras tu jodida generación demuestra su valía y tú no?

»¿Para qué ser ninja si aspirar a esa plaquita, como la llamas, te es insigniicante?

[Sasagani Yota]

No esperaba que alguien con el cerebro de un tiburón fuese a entender mi razonamiento. Alguien que tan solo buscaba en confrontamiento, la pelea y el pavonearse. Y por supuesto que no lo entendió.

—No, no lo entiendo. ¿Me estás diciendo que estás contento con eso de rascarte las bolas y comer dulces hasta que te salgan caries en los dientes mientras tu jodida generación demuestra su valía y tú no?

»¿Para qué ser ninja si aspirar a esa plaquita, como la llamas, te es insignificante?

Me llevé una mano al rostro, mordí el caramelo dentro de mi boca y arrojé el palito de plástico a la papelera al lado del banco. Iba a intentarlo de nuevo.

— Vamos a ver, Kaido. ¿Qué dices tú de valía? ¿Demostrar mi valía en un examen? Eso está muy bien, pero prefiero ayudar a mi aldea con cosas serias de verdad. Ya haré algún día esto. Al menos coincidirás con que una plaquita plateada en mi brazo derecho no me convertirá en un mejor ninja, ¿verdad?

Tenía la sensación de estar explicándome cada vez peor.

— A lo que me refiero, los líderes de la aldea, mi sensei, todos ellos saben de lo que soy capaz, toman consciencia de mis progresos y convertirme en chunnin no me va a cambiar, no voy a aprender un nuevo jutsu increíble gracias a ello. No es solo una cuestión de rascarse las bolas y comer dulces y ya está

[Umikiba Kaido]

Mientras Yota se explayaba, el tiburón tomó asiento cómodamente frente a él.

—Ayudar a tu aldea en cosas serias de verdad, dices. ¿Pero sabes que un genin por lo general vive limpiando mierda de chucho y haciendo de niñera, no? ¿no te enseñaron en la academia que las misiones con las que puedes colaborar son correlativas a tu jodido rango?

[Sasagani Yota]

Definitivamente debía estar explicándome como el maldito culo, pero aún tenía ases bajo la manga. Oh, ya lo creo que los tenía. Lo fuera menos decirle que Sora-sensei no me había recomendado. Ni ella ni Kenzou-sama. Cualquier cosa menos aquello. El tipo se sentó delante mío y arremetió de nuevo.

—Ayudar a tu aldea en cosas serias de verdad, dices. ¿Pero sabes que un genin por lo general vive limpiando mierda de chucho y haciendo de niñera, no? ¿no te enseñaron en la academia que las misiones con las que puedes colaborar son correlativas a tu jodido rango?

«Además de tener aspecto de tiburón, te pusieron el cerebro de un maldito mosquito, por lo que parece»

— ¿Limpiando mierda de chucho y haciendo de niñera dices? — dije para después resoplar con pesadez — Entonces dime, Kaido el Sabio, ¿Por qué me enviaron solo a mí, fuera de mi propio país a escoltar a un tipo al Valle de Unraikyo? ¿para ver si así me podían quitar de en medio y ver si moría o qué? Como dices, tan solo soy un gennin que limpia mierda, ya sea de chucho o de niño, ¿no?

Mostré una sonrisa y vi que por detrás del banco del amejin aparecía Kumopansa.

— Joder, Yota, te lo juro por lo que más quieras. Los mosquitos de este sitio están demasiado salados. No me vuelvas a traer hasta aquí

Moví la mano un par de veces de arriba a abajo como dicendo "sí, si, vale, pero cállate ya".

[Umikiba Kaido]

—Entonces dime, Kaido el Sabio, ¿Por qué me enviaron solo a mí, fuera de mi propio país a escoltar a un tipo al Valle de Unraikyo? ¿para ver si así me podían quitar de en medio y ver si moría o qué? Como dices, tan solo soy un gennin que limpia mierda, ya sea de chucho o de niño, ¿no?

—Que limpies mierda en la Hierba, en Unraikyo, o en donde sea; no cambia el hecho de que sigues haciendo la labor de un estiercolero, colega.

Sin embargo, antes que pudiera picar más a su interlocutor, algo les interrumpió.

Y digo algo porque no se trataba de un humano. Sino de una jodida araña que, además de horrorosa y peluda, hablaba. ¡Hablaba la muy hijaputa!

—Mierda, un eserpepento —dijo—. ¿cómo cojones te llamas, chiquitín?

[Sasagani Yota]

—Que limpies mierda en la Hierba, en Unraikyo, o en donde sea; no cambia el hecho de que sigues haciendo la labor de un estiercolero, colega.

— En ese caso no importa cual sea el rango, ¡A cualquier cosa se le llama limpiar mierda!

Joder, aquel tipo azulado lo conseguía. era especialista en sacarme de quicio. Por suerte aquel día estaba relajado así que daba igual lo que intentase, no iba a perder la cabeza. De lo contrario aquello se traduciría en problemas. Pero no por él, sino por el hecho de que los guardias de aquella aldea pudiesen irrumpir en cualquier momento. Como el que recibe una bala perdida. Entonces apareció Kumopansa y el foco de los improperios fue el arácnido.

—Mierda, un eserpepento —dijo—. ¿cómo cojones te llamas, chiquitín?

— ¿Y me lo dices tu, bacalao? — respondió el animal mientras yo disfrutaba del espectáculo acomodándome en mi asiento

— Ten cuidado, Kaido, es peligrosa y no me apetece que te envenene. El hospital queda lejos de aquí — advertí para que el amejin bajase velas, aunque lo cierto es que dudaba que lo hiciese — Se llama Kumopansa y es una hembra

— ¿Y por qué no puedo hacer que pruebe mi veneno?

El animal empezó a escalar por el banco en el que se había sentado Kaido y si no hacía nada por evitarlo buscaría su cabeza para subirse y, muy probablemente, jugar con él[/color]

[Umikiba Kaido]

Kaido soltó una risotada cuando le llamó bacalao. Sencillamente, viniendo de una jodida criatura ochopatera con diez mil ojos y más vello en las patas que un jodido chimpancé, le resultó bastante gracioso.

El animal, de pronto, comenzó a subirle por el costado, y ante la infranqueable tranquilidad del amejin, ésta logró llegar a su cabeza. Kaido torció los ojos hacia arriba, la miró, y luego viró a ver a Yota.

—No me preocupa el veneno, Yota. En ame estamos acostumbrados a comer tarántula frita, con los riesgos que eso conlleva, así que... —comentó, jocoso—. con que Kumopansa, ¿eh? un placer. ¿Qué se supone que eres, la mascota del tarado de Yota? ¿cómo cojones es que puedes hablar?

[Sasagani Yota]

—No me preocupa el veneno, Yota. En ame estamos acostumbrados a comer tarántula frita, con los riesgos que eso conlleva, así que...

A juzgar por el tipo que tenía en frente, aquella tenía toda la pinta de ser un bulo con el que esperaría colarme un gol por toda la escuadra y, aunque Kumopansa dio un respingo, hice como si me lo creyera, pero haciendo caso omiso, la verdad es que me importaba un pimiento frito si se comía tarántulas o no.

con que Kumopansa, ¿eh? un placer. ¿Qué se supone que eres, la mascota del tarado de Yota? ¿cómo cojones es que puedes hablar?

— Joder, Yota, colega — dijo el animal en un tono cansado — ¿Por qué todos se pensarán que soy tu puta mascota? ¡Que yo también sé usar el jodido chakra!

No pude evitar reírme ante el evidente enfado del arácnido.

— ¿Y a mi qué me cuentas? Tendrás cara de mascota, yo qué sé

Supongo que es lo priemro que pasaba por la cabeza de alguien. Si un animal va con alguien es que será su mascota. No todo el mundo era conocedor de los pactos de sangre con animales que no solo sabían luchar, sino que disponían de chakra al igual que los shinobis y sabían usarlo para realizar distintas técnicas. Aunque eso era algo que Kaido podría llegar a deducir, ¿desde cuando las arañas hablaban nuestro idioma sino? Solo por eso debería deducir que aquel animal no era común precisamente.

— Y bueno, Kaido, te dije que era peligrosa pero me olvidé de decirte que tenía mal genio. No debiste cabrearla

Dije aquello mientras veía como preparaba sus fauces para propinarle un mordisco en la coronilla, cosa por la cual, probablemente le robase unos cuantos cabellos azulados y le dejase una buena marca de sangre en la cogorota. Para fortuna del tiburón, no había veneno alguno, pero claro él no lo sabía.

Kumopansa saltó y volvió hacia mí.

[Umikiba Kaido]

—¡Auch! —espetó, al recibir el mordisco—. —quita, quita, hijaputa.

Kaido se la zarandeó de la cabeza, y ésta saltó hasta los linderos de tu dueño.

—Entonces sabes usar el chakra —dijo—. asumo entonces que eres una invocación, Kumopansa. Vaya pedazo de gaznate te tocó como invocador, ¿eh?

Rió.

—¿Y qué más sabes hacer además de morder? ¿arrojas telaraña? ¿pones huevos? muéstrame, ¡dale!

[Sasagani Yota]

«Alguien debería lavarle la boca a este gilipollas»

La lista de insultos e improperios no cesaba ni un solo segundo. Yo ya sabía lo poco agradable que podía ser aquel tipo, pero aquel era el primer encuentro de Kumopansa y podía percibir como el arácnido empezaba a ponerse de los nervios. Lo notaba en la tensión de sus patas en un se bello, el cual empezaba a erizarse, así que antes de que empezase el show de verdad debí intervenir. Aquel sitio, Uzushiogakure, no era el lugar para perder los estribos. Desconocía si el obbjetivo de Kaido era el de buscarme problemas, pero debía evitarlo a toda costa.

— Me parece que hoy ya has descubierto demasiado de Kumopansa — dije, serio, mientras acariciaba la espalda del animal que ya estaba encima del banco en el que estaba sentado — Pero yo que tu me preocuparía más del veneno que Kumopansa ha inyectado en tu sangre antes de que caigas muerto. Harías bien en no infravalorarla a pesar de su tamaño

¿Dejaría ahora de insultar de forma tan gratuita? No, desde luego que no. Aunque bueno, el asustarse por la alarma del veneno, debería hacerle cambiar de opinión y salir cagando leches en dirección al hospital más próximo para recibir un antídoto que no necesitaba.

— Además, esa hemorragia no tiene buen aspecto

Lo cierto es que a pesar de que en un primer momento salió poca sangre, ahora el caudal había aumentado un poco. De nuevo era una falsa alarma. El chico no iba a morir en aquel lugar, no por la herida que le había hecho la araña.