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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
El de cabellos tricolor observó a Higeki cuando este parecía querer decir algo, pero pro alguna razón se cohibía y se mantenía de pie sin hablar con actitud azareada, lo cuál no llevó a ningún lado y el silencio imperó en el dormitorio. "¿Qué significa esa postura? Parece una niñita enamorada." Simplemente ignoró la actitud rara de su compatriota y desempacó todas sus cosas, colocándolas en la parte de arriba de la litera sin siquiera consultar cuál de las dos prefería el pelinegro. Intentó recostarse y acomodarse, pero por mucho que se sentara y se revolviese, no conseguía sentirse a gusto por la tensión de los músculos.

Fue entonces que su compañero salió con la idea de pedir permiso para entrenar, la cuál aparentemente incluía entre sus planes al Yotsuki ya que habló en plural al hacerlo.

—¿Por qué iba a enojarse? ¡Ni que fuera algo malo!— Dio un brinco para bajarse de la cama. —Ya que saliste con la idea y me metiste en ella, pues te voy a acompañar— Se acercó y rodeó nuevamente a Higeki con el brazo. —Si tanto te preocupa vamos a avisar que saldremos y regresaremos cuando la cena esté lista— Le sonrío. —Siento bastante incomodidad en las articulaciones, me cae como anillo al dedo el poder estirarme un poco. Así luego de comer podré darme una ducha y dormir relajado— Soltó su agarre para luego caminar hasta la puerta, sacudiendo su mano de atrás hacia adelante para que su compañero le siguiese el paso. —¡Bajemoes ya, Hyūga! Lo peor que nos podría pasar es que diga que no, ¡ja, ja!

Abajo en la cocina, la mujer recogía del piso el trapo mientras escuchaba la presentación del líder de la misión.

—Ay mujer, no tienes que ser tan dramática— Dijo el señor de la casa. —Además el sé ofreció a ayudar con la cena, no tendrás que hacerlo sóla.

—¿De verdad Karamaru-san?, ¿no es demasiada molestia?— Apretó la tela con ambas manos.

—¿Qué vamos a cenar?— Interrumpió la niña que Uruku cargaba.

—¡Prepararé un caldo de arroz con verduras y pollo, una comida abundante y rica!

—No me gustan los vegetales...— Se aferró a Uruku y buscó esconder su rostro en su abrigo.

Mientras tanto, Rōga bajó por las escaleras, esperando también que el chico de las ojeras le hubiese seguido. Inmediatamente después se asomó levemente sin entrar a la cocina, hablando desde su posición.

—¡Hey! Higeki y yo estaremos afuera entrenando para hacer algo productivo en lo que esperamos, regresaremos luego—. Avisó.

Entre tanto, el cliente de la misión entraba por la puerta principal, colgando su saco en el perchero y caminando por la estancia. Probablemente terminaría cruzándose con el dúo de Amegakure cuando estos se dispusieran a salir.
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#32
El pelinegro rió suavemente al escuchar la contestación de su compañero. Roga parecía tan confiado y era tan activo que, si bien no le hacía ligeramente feliz a propio Higeki, al menos le transmitía mucha positividad. Bajó por las escaleras siguiendo al otro genin mientras llevaba las manos a su espalda, un gesto típico de un anciano.

Puedo intentar arreglar lo que te duele...一Comentó el joven.

Ai le había enseñado algunos pequeños trucos que podían usarse para la relajación muscular, la mayoría de los cuales consistían en pequeñas inyecciones del propio chakra en el cuerpo de la otra persona. Higeki lo practicaba constantemente, aunque era una tecnica dificil y aun no era capaz de dominarla, pero si podía relajar un poco sus articulaciones.

El pálido siguió a Roga con calma, asomándose levante junto a él y dedicando una suave sonrisa a los presentes. Así hacía acto de presencia y además los demás miembros de la familia podrían reconocerle luego. Justo después ambos salieron afuera, cruzándose con Atsuki, al cual Higeki también sonrió. Sin duda los modales debían estar ante todo.

Nada más salir, Higeki caminó varios metros y se colocó cerca de donde había estacionado el carro que los dejó allí. Después sonrió de nuevo a Roga y comenzó a hacer estiramientos. No quería lesionarse durante el entrenamiento.
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#33
El calvo se limitó a negar con la cabeza ante la pregunta de la mujer. Si se había ofrecido era justamente porque no tenía problema en hacerlo. Sin embargo antes de poder empezar con el trabajo culinario sus compañeros volvieron rápidamente de la habitación dispuesto a salir a entrenar un poco.

«Que cómodos...»

Siendo invitados lo correcto era ayudar en todo lo posible o al menos ofrecerse a hacerlo. Esa era la idea de Karamaru pero parecía que no a todos se la enseñaba desde pequeños. Pero el monje prefirió responder sin decir nada ni haciendo gesto alguno.

Bueno, ¿Por dónde empezamos?— preguntó en un tono cordial a la mujer de Uruku.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"  
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#34
Los dos muchachos abandonaron el lugar y Higeki fue rápidamente el que tomó la iniciativa para realizar ejercicios de calentamiento. "Así que debajo de esa cara de desvelado si tiene un lado proactivo, ¡quién lo diría!" Ríose el Yotsuki. El muchacho le transmitía un aura de inseguridad bastante notoria, incluso mucho más de la del genin de Kusagakure que conoció en la torre de meditación. "Geki...Higeki. Vaya coincidencia." Sin embargo la postura de Rōga era distinta en este caso, ya que el Hyūga era un compañero de su aldea y sentía la necesidad de acercarse a él para ayudarlo. Ya sea inconscientemente o no, intentaba sacar de su burbuja a su compañero. ¿Por que lo hacía? No tenía motivo para ello, pero tampoco para no hacerlo. Entonces, ¿por que no pasar a la acción?. Sin embargo sentía raros los manerismos del chico de cabellos alargados, pero no quería prejuzgarlo, alguna razón tenía para ello.

—¿Has estado en otras misiones antes?— Preguntó mientras se paraba a unos dos metros y medio de él dando saltos y ejercicios de calentamiento. —No recuerdo haberte visto en la academia, quizás no seamos de la misma promoción—. Cualquier tema era bueno con tal de hacer platica.

Dentro de la casa, la señora se ajustaba la cinta de su delantal mientras Karamaru preguntaba por la labor que le tocaría.

—¿Me ayudarías pelando las verduras? Encárgate de las papas, las zanahorias y el güicoy, yo picaré las cebollas,el tomate, el chile pimiento y sazonaré el pollo—. Caminó hasta una estantería, sacando dos tablas de madera y un par de cuchillos de cocina.

—¡Nunca me cansaré de probar tus caldos Chiasa-San!— El cliente se asomó sin previo aviso por la puerta de la cocina. —Hace rato vi salir a los otros dos chicos salir afuera, nunca entenderé como soportan mojarse tanto tiempo.

—¡Eh sinvergüenza!— Pese a lo pesado de sus palabras, se mantenía sonriente. La confianza entre ambos les permitía interpretar el tono de ambos sin tomárselo a mal. —Tanto tiempo trabajando cómo mercader y nunca te acostumbraste al clima de afuera de tu tierra. Y hablando de viajes, a la próxima dinos cuando traigas gente— Se agachó para dejar a la niña en el suelo, la cual de inmediato corrió a abrazar las piernas de su abuelo mientras Uruku se cruzaba de brazos. —¿Por qué contrataste ninjas?, ¿pasó algo malo?— Alzó las cejas.

—Sí y no. Hubo una avalancha y causó un destrozo, no hubo heridos pero... digamos que ya no estamos en edad para hacer trabajo pesado y quedarnos sin las rutas de comercio es malo para el negocio.

—Siempre te he dicho que deberías irte de ahí y mudarte con tu hijo y tu nuera— Negó con la cabeza.

Ambos hombres mientras platicaban empezaron a caminar fuera de la cocina, dejando a Karamaru a solas con la mujer, por lo que no alcanzaría a escuchar el resto de los detalles de la conversación.

—No te sientas mal por lo que dice mi marido, no es que no le agrade tenerlos aquí, simplemente que pudimos haberlos recibido de mejor manera— Comentó mientras picaba un chile pimiento en cuadritos a gran velocidad.
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#35
El calvo fue rápido para tomar sus elementos de trabajo culinario y seguir las instrucciones. Se movió al lugar dónde menos en el medio estaría y por ende menos molestaría y empezó a cortar las papas en figuras bastantes parecidas a cuadrados pequeños. Sus manos hacían una tarea, pero sus oídos se encargaban de otra cosa. No es que fuese un metido, sino que uno no puede evitar si hablan a su lado.

«Pero si acostumbrarse a la lluvia y la nieve es fácil.... y hermoso....»

Siguió en silencio sin interrumpir, más concentrado en su trabajo de cocinero que escuchando a los adultos. De su ensimismamiento lo sacó la voz femenina de la mujer de Uruku que contrastaba con la de los hombres.

No no, si lo entiendo, no debe de ser cómodo recibir visitas inesperadas de esta manera— contestó con una sonrisa en un tono amable— Perdona que pregunte pero, ¿Por qué le aconseja que se vaya de su propio pueblo?
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#36
Higeki probablemente se sintió algo intimidado por la pregunta de su compañero. No podían culparlo. Después de tantas burlas, de tanto acoso sufrido, del estigma que los demás sembraron en él, lo último que necesitaba Higeki ere rememorar aquellos dolorosos momentos y menos para compartirlos con un desconocido con el que era poco probable volver a cruzarse después de que terminaran un poco. Quiso balbucear algo, se detuvo de sus ejercicios y luego se volteó para seguir a lo suyo, sin poder responder correctamente a la pregunta. "¿Se va a quedar callado igual que cuando veníamos en la carreta? ¡Maldita sea no otra vez!" Rōga infló los cachetes, molesto, pero siguió con sus estiramientos por aparte.

Dentro, de la casa, la señora y Karamaru conversaban mientras preparaban la cena.

—Eso es porque probablemente dentro de unos años ya no quede nadie en ese lugar— Aquella frase podía sonar siniestra, pero la señora se mantenía calmada y sonriente mientras lavaba y destajaba el pollo. —Fukui era un pueblo de comerciantes y gente que vive de los trueques, aunque muchas de las generaciones jóvenes que no desean sentirse obligados a mantener un estilo de vida determinado decidieron mudarse. Yo misma doy fe de ello, solía vivir ahí, pero cuando conocí a Uruku en uno de mis tantos viajes, decidí dejar atrás el pueblo y al casarnos fundamos esta granja— Sazonó un poco el pollo y lo colocó en una bandeja, cubriéndolo con plástico y dejándolo en reposo para que se marinara mientras pasaba a picar el resto de verduras. —Con el tiempo, me enteré que varios de mis contemporáneos también se fueron marchando... Hoy en día no encontrarás nadie en Fukui con menos de cincuenta años encima.

»Mi propia madre murió apenas hace tres años, y mi hermana que era la única que la cuidaba, se fue a vivir a Shinogi-To al no tener nada más que la atase al poblado.


Una vez teniendo todos los vegetales listos, decidió lavarnos nuevamente con un colador y los pondría a cocer.

—En el caso de Atsuki, no estoy muy enterada pero parece que tanto su hijo y su mujer son shinobis de Amegakure de alto rango o algo así, por lo que apenas tenían tiempo para atender a su pequeña. Él detesta bastante el clima lluvioso, así que decidió quedarse en Fukui mientras cuidaba a Warakko. Atsuki siempre insiste que es la pequeña chispa de juventud que hará resurgir a su pueblo cómo la gran sede mercantil que fue antaño y heredarle el negocio familiar—. Terminó su relato mientras se lavaba las manos.
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#37
El calvo siguió concentrado en su trabajo de pelador de papas mientras la mujer de la casa hablaba y él escuchaba. No era una historia particularmente alegre la que tenía por contar, sino todo lo contrario, pero era una la dura realidad. Karamaru sabía bien lo que era ver alejarse a la gente con la creció y vivió durante tantos años.

«Suena como si le costase soltar lo poco que queda Fukui, a veces es mejor dejar ir...»

La esperanza es lo único que se pierde, aunque a veces sea tan solo una ilusión— contestó en un tono más lúgubre que la dama.

No es mi problema, pero estaría bien que el sueño de un viejo hombre no arruinara el futuro de una pequeña niña, creo yo.

Mientras hablaba seguía pensando en una cosa que se le hacía raro. Por más que la madre y el hermano sean kunoichi y shinobi deberían de poder tener tiempo para cuidar de la nena, acaso los padres se habían separado solo porque Atsuki no le gustaba la lluvia, la madre estaría tan contenta de separarse de su hija.

Se olía que algún problema hubo, o la historia no era completamente cierta, pero la curiosidad era algo que tenía que controlar para no meterse en donde no lo llaman.
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#38
—De una u otra forma Atsushi sabe que dentro de treinta años probablemente Fukui desaparezca, quizás antes, quizás después. Mi esposo concuerda con tu forma de pensar, por eso mismo los viste discutir hace rato, pero cuando a ese viejo se le mete algo en la cabeza nadie se lo saca— La mujer caminó entonces hacia los estantes con platos. —¿Podrías llevar los platos y cubiertos en la mesa del comedor? El guiso ya casi está listo, saldré a avisar a tus compañeros para que entren a comer con nosotros.

La mujer se quitó su delantal y salió de la cocina, con rumbo a la entrada de la casa.

Lloviznaba suavemente, aunque el frío del agua y de la noche recién caída no parecían importarles en lo más mínimo a los genin.

—¡Niños, vengan a comer!— Gritó mientras agitaba su mano parara llamar la atención.

—¡Ya vamos!

No habría más contestación por parte de ninguno de los dos, por lo que Rōga y Higeki caminaron hasta entrar a la casa, donde Uruku y Hirashi ya estaban sentados. Warakko tenía una silla especial, con varios cojines que el permitían estar a la altura de la mesa.

—Todo es cultivado en nuestra granja, así que la frescura está cien por ciento garantizada— Río.

—¡Me moría de hambre!— Dijo el Yotsuki mientras se apresuraba a sentarse.
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#39

Esta vez te tocó a vos, *insert Hermione leviosa meme* Es Atsuki, no AtsuSHI xDDDD

Pobre la niña entonces si tenía que cumplir con las fantasías del padre pensó el calvo. Aunque bien no sabía con claridad la posibilidades a futuro del pueblo Fukui el panorama no se le pintaba nada bien. Pero era un tema aparte, lo más apremiante era poder comer algo rico y caliente que al día siguiente había trabajo que hacer.

«Al menos no soy el único al que se le patinó la pronunciación» pensó con una sonrisa divertida el monje al escuchar a la mujer pronunciar el apellido de Hirashi.

Tras asentir con la cabeza a la pregunta de la cocinera Karamaru tomó los platos y cubiertos y los llevó a la mesa del comedor donde esperaban Uruku y Hirashi, al parecer en silencio. Apoyó todo en una gran pila y comenzó a repartir lugar a lugar lo que había traído para que todos tuviesen con qué comer.

Tomó asiento en la mesa cuando vio a sus compañeros entrar tras ser llamados por la esposa de Uruku.

Recuerden secarse— dijo seco pero amistoso al ver que entraban con algo de prisa— No queremos mojarle la casa a los huéspedes.
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#40

JAJAJAJAJAJ Se me pegó por tu culpa

—Oh cierto, tienes razón— Se regresó para limpiarse los zapatos con el tapete de la entrada.

—Aquí hay dos trapos para que se sequen un poco— Se los extendió a ambos.

Los genin hicieron lo propio y luego fueron a sentarse, mientras el ama de casa empezaba a servir el caldo y la guarnición a cada uno, para luego traer un pichel de refresco y algunas tortillas de maíz.

—Gracias por la comida— Dijo el anciano.

Cuando todos estuvieran sentados la cena empezaría. Rōga y Higeki iban a lo suyo, uno enfocándose sólo en la comida y el otro luciendo algo apenado, tomando de la sopa con parsimonia.

—¡Niño come sin pena!— Río el padre de la familia.

Sería una cena tranquila, Uruku y Hirashi probablemente no iban a volver a hablar, al menos no enfrente donde los genin pudieran escucharlos, por lo que todos pasarían el resto de la noche en silencio.

—¡Provecho!— Dijo el Yotsuki al ser el primero en terminarse su plato, pues lo había devorado a una gran velocidad. —¿Dónde dejo los platos?

—En el lavabo está bien. Warakko, ¿luego me ayudarás un poco con los trastes?

—¡Warakko ayudará en lo que pueda!— Dijo entusiasmada, aunque le faltaba bastante por terminar.
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#41
Gracias— repitió el calvo tras recibir su plato de comida. Lo que seguiría sería una cena bastante incómoda al pasarla casi en su totalidad en un silencio solo roto por los ruidos de saliva. El calvo pensaba de vez en cuando al ver a los dos hombres qué sería de aquel tema de Fukui más en profundidad, con el conocimiento que tenían ambos que Karamaru no sabía. Era curioso y le molestaba la duda pero se tenía que esforzar para no meterse y preguntar.

Uno a uno fueron terminando sus platos, entre ellos Roga que no tardó en tomar sus cosas y levantarse de la mesa. Por su parte, el cenobita se quedaría en silencio recostado en el respaldo de su silla aún degustando el sabor que le quedaba en la boca.

Yo también ayudaré en lo que pueda.— se ofreció al igual que la niña.

Pero no era solo la comida o el ayudar lo que lo mantenía sentado al contrario de su compañero. Tenía ganas de saber más de la conversación de los adultos, y si bien no forzaría nada, mientras más tiempo estuviese cerca de ellos más chance tenía para saber algo más del tema que rodeaba a esa misión.
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#42
—No te deberías esforzar de más— Comentó el Yotsuki a su capitán temporal para luego limpiarse los labios con una servilleta. —Aún nos queda mucho tiempo de viaje, seguramente el día de mañana será igual de largo que hoy. Tendremos bastaaaaante en que trabajar cuando lleguemos a Fukui— Se puso en pie y colocó las manos en la cintura, aunque su gesto no era agresivo del todo.

—Cada quién que haga lo que le plazca...— Interrumpió gruñón Hirashi, para luego seguir con su sopa.

—Cómo sea— Rodó los ojos. —Que no digan que yo no lo intenté, ¿eh, Higeki?— Se inclinó a donde estaba el pelinegro y le dio algunas palmadas en la espalda, aunque ante lo repentino del gesto sólo pudo toser un poco al atragantarse, para que al recuperarse asintiera tímidamente con la cabeza.

»Iré a darme una ducha antes de dormir, que en serio lo necesito, ¡los veo arriba!

Tomó sus platos y los fue a dejar al lugar donde le indicaron, para luego ir a toda velocidad con rumbo a las escaleras.

—Estos niños de ahora que no pueden tomarse las cosas con calma— Negó con la cabeza.

—¡Ja! A tu edad y resultaste más quejumbroso que yo.

La mujer río levemente, cubriéndose la boca con los dedos en vertical, para luego dirigir su mirada a los dos genin restantes.

—Coman sin prisas, además puedo repartirles una segunda ronda si así lo desean, queda bastante caldo aún en la olla—. Añadió con una sonrisa.
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#43
Por favor, estaría agradecido— contestó el calvo acercando su plato a la esposa de Uruku.

Karamaru se había quedado sin contestar a las palabras de su compañero al ser Hirashi quien dijese lo mismo que tenía pensado responder. Roga desapareció de su vista y se fue escaleras arriba, seguramente lo volvería a ver más pronto que tarde.

Pido disculpas por la actitud de mi compañero, realmente se siente muy bienvenido parece— se disculpó por la soltura en la que se comportaba Roga en casas de extraños.

«Porque cumplir una misión no te da tantos derechos, como el sobrepasar el respeto... por ejemplo...»

Recibiría su comida en silencio y de la misma manera la consumiría esperando que fuesen los adultos los que armasen algo de conversación. Su otro compañero, Higeki, parecía seguir el mismo camino que él.
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#44
Una nueva ración fue servida a cada uno, salvo por la pequeña Warakko, la cuál aparentemente ya estaba llena y se bajó de su silla con un brinco, dirigiéndose luego al lavabo.

—Olvídalo, tú solo come—. Le restó importancia sacudiendo la mano. Estaba muy apático desde que el momento en que llegaron a la granja. —Vas a necesitar fuerzas.

—Pues fuerzas ya tiene, digo yo— Desvió la mirada hacia los brazos del muchacho. —¿Nunca has trabajado en el campo chico? Porque con esos bíceps sé que podrías ser bueno labrando.

Higeki estaba en silencio, viendo su reflejo en la sopa con la calma de alguien que está acostumbrado a ser ignorado mientras elogian a alguien más enfrente de él. De pronto, empezó a toser de nuevo.

—¿Estas bien?— Pregunto preocupada la señora.

Alzó la mano para indicar que le esperasen y se levantó corriendo para ir al baño, pero en lugar de regresar al comedor luego de eso iría directamente a la habitación.

—Ya decía yo que se miraba algo enfermo antes de venir. Cómo siga así el clima de Fukui quizás le haga empeorar—. Negó con la cabeza. —Si hubiera gente joven no necesitaría recurrir a Amegakure para estas circunstancias.

—Oye, no puedes andar toda la vida amargado porque tu hijo se casara y se fuera a vivir a otro lugar.

—¿También planeas amargarme la cena?

—¡Warakkoooo!— Interrumpió el pleito de forma disonante. —¡Espérame un momento en el lavabo, ahorita llego!— Se levantó un poco nerviosa, pues no le gustaba entrometerse en las discusiones de los amigos.
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#45
«No era mi papel realmente» contestó para sí mismo el calvo ante la pregunta sobre su pasado, y respondiendo a los demás con una simple negación con la cabeza mientras comía. El silencio siguió, ambos adultos sin dar palabra, hasta que su compañero, Higeki, se alejó de la mesa y su comida.

¿Estás bien?— preguntó Karamaru al unísono con la señora. Pero no recibiría respuesta por parte del morocho que se apuraría probablemente buscando el baño. Le preocupaba obviamente, y tenía que cuidar más de los suyos que saciar su curiosidad.

Oídos sordos hizo a las siguientes palabras de los hombres en la mesa y otra vez sincronizado con la señora se levantó de la mesa. Un ligero Disculpas fue lo único que dio sin tanto grito como la mujer pero dejó a los hombres solos de igual manera.

Se dirigía a buscar a Higeki, consultar cómo estaba y tratar de ayudarlo.
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