Cargando a toda velocidad

[Inuzuka Nabi]

—¿Sabes qué? Si un día se vuelve a realizar otro examen como este, espero que tú también le eches valor y participes, Inuzuka-san, porque yo estaré allí.

Me gustó su entusiasmo, era bonito de ver en la gente joven, no como yo, un viejo de casi 16 años ya. ¿Donde iba yo con esa gente tan joven y energética? A ninguna parte. Estaba a un paso de acabar dando misiones en el Edificio del Uzukage.

— Yo tengo mis motivos para no presentarme. Hago mejor trabajo como soldado raso que como jefe de nada. Cuando necesiten a un especialista en rastreo, me llamaran independientemente de mi rango, mejor que me llamen para ir de peón que para ir de rey. Mientras siga entrenando, el rango es solo una plaquita.

[Tsukiyama Daigo]

—Si tú lo dices, Inuzuka-san...

Daigo no estaba muy seguro de por qué alguien no querría avanzar de rango en el mundo ninja, pero Nabi parecía estar lo suficientemente convencido como para que nada de lo que el peliverde le dijera importara en algo.

—Aún así, que sepas que podrías hacerlo genial si quisieras —dijo—. Si dices que solo se trata de echarle valor... tú no parecías quedarte corto en eso.

[Inuzuka Nabi]

—Aún así, que sepas que podrías hacerlo genial si quisieras. Si dices que solo se trata de echarle valor... tú no parecías quedarte corto en eso.

Como siempre, tenía que explicarme cinco o seis veces usando diferentes sistemas para que alguno de ellos llegase a la cabeza de la persona con la que hablaba. Porque en general, no entendían lo que les decía o no prestaban atención suficiente como para entenderme.

— Mi problema no es con el examen en sí, el examen lo pasaría con los ojos cerrados si quisiera. El problema es que despues de ese examen tendría que ser responsable, atento, profesional y tener algo de liderazgo si la ocasión lo exigiese. Y yo de esas cuatro cosas no tengo ni la mitad. Por eso prefiero quedarme como soldado raso, antes de que se me muera alguien bajo mi responsabilidad. Cuando esté preparado, estaré preparado. Pero de momento mejor no.

[Tsukiyama Daigo]

—Entiendo, entiendo —contestó—. Supongo que no sería buena idea forzarlo si todavía no estás preparado...

Daigo estaba de acuerdo con lo que le decía: una persona no puede pretender convertirse en Chūnin sin tener lo que hace falta, ¡pero no conseguía entender cómo podía alguien pasar el examen con los ojos cerrados y no considerarse capacitado!

Aún así, Nabi parecía haber tomado una decisión y el peliverde no planeaba intentar convencerle de lo contrario.

[Inuzuka Nabi]

—Entiendo, entiendo Supongo que no sería buena idea forzarlo si todavía no estás preparado...

Y ya. No tenía nada más que decir ni hacer en ese momento. La última vez que un Kuseño de atrevió a enfrentarse a mí en el Valle del Fin casi muere desangrado, así que no tenía a bien enfrentarme a otro ahora que era todavía más fuerte. Si él no sacaba tema de conversación (yo ya no me arriesgaba a hacer movimientos de ese calibre a sabiendas de mi completa falta de diplomacia) y no iba a pegarme con él ni como entrenamiento ni como entretenimiento ni como nada, pues no había mucho que hacer.

— Bueno, Daigo, un placer haber aclarado las cosas contigo. Se nota que eres buena gente como Juro. Va siendo hora de partir hacia el hogar de nuevo, que tú estás a tiro de piedra de Kusagakure pero yo tengo varios días de camino hasta Uzushiogakure. Espero volver a verte, a poder ser en un examen y si no, al menos estando en el mismo bando.

Cuando todo esto pete y acabemos en una guerra de las que destrozan medio continente y acaban con nueve bestias pastando a sus anchas. Todo eso me lo ahorré por no generar tensión innecesaria.

Le ofrecí la mano para estrecharla como simbolo de cordialidad y reencontrada alianza entre shinobis. A menos que me contrariase, me marcharía del lugar tras estrecharle la mano rumbo al único y verdadero hogar de la justicia y el bienestar en Onindo.

[Tsukiyama Daigo]

—Bueno, Daigo, un placer haber aclarado las cosas contigo. Se nota que eres buena gente como Juro. Va siendo hora de partir hacia el hogar de nuevo, que tú estás a tiro de piedra de Kusagakure pero yo tengo varios días de camino hasta Uzushiogakure. Espero volver a verte, a poder ser en un examen y si no, al menos estando en el mismo bando.

Daigo asintió, alegre.

—El placer ha sido mío, Inuzuka-san. Yo me quedaré aquí un rato más, por si acaso.

Con eso y un apretón de manos, los chicos dieron por concluido su encuentro.

—Espero que nos podamos encontrar pronto. ¡Ten un buen viaje!

Luego de que Nabi se marchara, Daigo se quedaría allí un tiempo más antes de volver a Kusagakure sintiéndose satisfecho al haberse disculpado finalmente por lo sucedido durante los exámenes.