Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Cuando Rōga tomó el control de la botella de ron y se echó un vaso —aunque no entero—, Akame no pudo evitar mirarle con los ojos muy abiertos, genuinamente sorprendido. «¿Acaso va a...?» En efecto, el joven King se bebió su vaso de licor de un tirón, aguantando la carraspera y el tipo. Aquello le sacó una sonrisa al Uchiha, una que le levantó el espíritu. «Verdaderamente eres un ninja curioso, Rōga-san...» El renegado no dijo nada, sin embargo, sino que cuando su compañero empezó por su parte el festín, él asintió en silencio. Mientras comía trataba de apartar los pensamientos que la historia le había evocado, ideas problemáticas, recuerdos agridulces y en general, toda esa clase de cosas que un verdadero Profesional no debía tener en la cabeza antes de enfrentarse a una complicada misión. Y aunque él ya no fuese El Profesional, ni aquello fuera una misión, quería estar despejado. Quería ayudar a Okawa.
Durante toda la cena, el Uchiha no dijo una palabra. Se limitó a comer y comer hasta que no quedó un sólo grano de arroz en su plato, ni un sólo filete en su parte de la bandeja. Luego lo bajó todo con medio vaso de ron, idéntico al que Rōga se había tomado al principio. El calor del licor le subió desde el estómago a la cabeza, pero a pesar de su aspecto flaco y su edad joven, Akame había construído una buena tolerancia al alcohol; por lo que dos vasos y medio del mismo no le afectaban tanto como podía esperarse.
Cuando terminaron, el renegado se recostó en la silla cruzado de brazos, mientras esperaba a que Rōga le pusiera al corriente de ese plan que decía haber armado para atrapar al perseguidor de Okawa. Con gesto impaciente, Akame miraba cualquier reloj que tuviera cerca; no quería que se les hicese demasiado tarde.
El reloj era tan simple y sencillo como cualquier otro elemento del entorno, fabricado también en bambú. Estaban por dar la siete y media, pero el Yotsuki seguía comiendo. No le gustaba que le metieran prisas en la comida, ya que él era de los que se deleitaba con el sabor. "Para hacer las cosas bien debo sentirme bien, así que haré las cosas a mi ritmo." Ahí donde le mirabas se le veía despreocupado, como si no estuviese a punto de ser el cebo de saber ni quién.
Ambos estaban calmados, pero de una manera distinta. Uno estaba centrado, controlando sus emociones. El otro, se llenaba de confianza y la certeza de que iba a lograr su cometido. Dos formas de encarar el dilema, tan similares y distintas a la vez.
Cuando el Yotsuki terminó su plato, optó por algo de agua pura, que él no tenía la tolerancia al alcohol que tenía Akame. Notó que el Uchiha estaba ansioso, pero no le dio mayor importancia. Iba a tomarse el tiempo necesario, así que cuando finalmente estuvo libre, sonrió.
—Upa. Que paciencia— Dijo socarrón. La verdad es que podría parecerte un chico descuidado, pero hay quién dice que esperar el momento justo tiene sus recompensas. —Pues bien, ahora te explico, pero échale primero un ojo a esto— le extendió un papel con un croquis improvisado de Murasame. —¿Recuerdas la casa abandonada? Pues bien, hay muchas más, son las que marqué con rojo— Señaló el sitio que Akame podría identificar como el linde del pueblo, aunque la mayoría de casas marcadas se encontraban desperdigadas fuera de la ciudad actual. —Mencionaste que había falta de niños, ¿no? Pues parece que la población ha ido reduciéndose de tamaño con el paso del tiempo... Por qué no sé, pero lo que importa es que he hecho creer a la gente que Ōkawa podría estar escondiéndose en alguna de ellas. No dije un lugar exacto para no levantar sospechas. Sólo dime cuál de estas te parecería ideal para tender la emboscada y ahí ejecutaremos el plan a la espera de que me encuentren— Se arregló el fleco, confiado, para luego cruzarse de brazos.
Akame se inclinó sobre la mesa para no perder detalle del parco croquis de Murasame que Rōga le mostraba. Atendía también a su historia, asintiendo de tanto en tanto, mientras pensaba en sus propias ideas acerca del asunto. Cuando el King le pidió consejo sobre qué casa tomar para escenificar todo lo que serviría en la caza del perseguidor desconocido, Akame frunció el ceño. Pasó la vista por el mapa una vez más y acabó por señalar una de las viviendas abandonadas que estaban más solitarias, y más lejos del pueblo. «Cuanto más cerca, más posibilidades hay de que algún lugareño intervenga o aparezca por allí, especialmente si la cosa se desmadra. Debemos procurar que nadie en Murasame, excepto el enemigo, sepa de lo que estamos haciendo», reflexionó Akame.
—Esa. Está aislada y es fácil de vigilar. Lo prioritario es capturar al objetivo con vida, no podemos asegurar que no trabaje para alguien o tenga colaboradores, así que interrogarlo después será vital —susurró el renegado. Un ninja debía contemplar todas las posibilidades—. Vamos.
Al Uchiha no le haría falta mucho más para levantarse, tomando sus posesiones y colocándose ya un cigarrillo en la boca —aun sin encenderlo—; el de después de comer era el que mejor le sentaba. No se puso el kasa, sino que lo dejó colgando en su espalda del filo hilo que se ataba bajo la nuez. Aseguró su fiel ninjatō en la funda bandolera y salió del hostal, esperando que Rōga le siguiera.
—Última oportunidad para echarte atrás, Rōga-san —le dijo Akame con una sonrisa socarrona en los labios cortados. Sabía que el amejin no iba a acobardarse, y mucho menos en ese momento, pero aun así quiso lanzarle aquella puyita.
Ambos estaban de acuerdo y el Yotsuki no le dio más vueltas, por lo que simplemente atendió al resto de las indicaciones del vendado sobre cómo iban a operar. Se levantó, dejando el enorme pago por la comida en la mesa. Por un instante pareció triste al dejar aquellos billetes atrás. "Esa loca ni se los merece" Bufó para sus adentros mientras salían al exterior.
—Eso no es una oportunidad, es una sandez— Se ufanó con aire vanidoso. —A nuestros puestos— Ninguno de los dos tenía realmente superioridad o autoridad sobre el otro, pero le agradaba la forma en la que se estaban dando las cosas.
Ambos se encaminaron a la zona, llegando a eso de las nueve. Era ideal, pues debían posicionarse antes de la hora más siniestra, cuando el enemigo seguramente quisiese esconder sus atrocidades bajo el velo nocturno profundo.
El Yotsuki simplemente se adentró en el lugar elegido, una casita de bambú un tanto particular. Aún tenía muebles, y los trastos viejos estaban guardados como si el tiempo se hubiese congelado en aquel sitio desde que sus ocupantes partieron a saber donde. Incluso algo de vegetación creció por debajo de las puertas y entre los marcos de las ventanas. "Este pueblo oculta mucho más de lo que creemos, aunque no estamos en posición de ponernos a curiosear" Se puso a pensar, que si estaban los muebles en su lugar... "Bingo" Una cama polvorienta, son sus sábanas. "Aunque quizás me dará igual de frío." Se transformó en la muchacha, aún con las vestiduras de novia, un poco sucias como las de alguien que estuvo batallando para encontrar refugio. "¿Quién vendrá ahora a los aposentos de lobo?" La caperucita roja seguramente que no.
Ahora sólo quedaba que el Uchiha se posicionase en su lugar de guardia.
Akame observó cómo Rōga se internaba en la casucha para tomar posiciones mientras él meditaba acerca de la mejor forma de hacer lo mismo. «Necesito ojos aquí fuera, para vigilar a quien quiera que venga y asegurarme de cuántos enemigos llegan, pero también debería colocarme en una posición estratégica, dentro de la casa, para coger por sorpresa al enemigo», se debatía. Al final acabó por formular el sello del Kage Bunshin no Jutsu y formar una copia idéntica de sí mismo. El clon se quedó apostado fuera de la casucha abandonada, oculto entre las ramas de la copa de un árbol cercano y con una visual clara tanto del camino como de la entrada de la vivienda.
El Akame original descendió de un salto, internándose en la casa para pasar junto a Rōga —quien se había tumbado en la cama, ya transformado a imagen y semejanza de Okawa— para colocarse en una esquina de la habitación. Entonces sus manos formaron el sello del Tigre, y su figura fue poco a poco difuminándose con el ambiente, fundiéndose con las sombras del lugar hasta volverse completamente invisible. No en vano Akame había sido, en otra vida, un ninja altamente eficiente en el uso del Meisaigakure no Jutsu gracias a su excelente control del chakra.
«Ahora... A esperar.»
¤ Kage Bunshin no Jutsu ¤ Técnica del Clon de Sombras - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Ninjutsu 70 - Gastos: 30 CK por clon, el chakra restante se divide entre el número total de clones al final de cada turno (la regeneración de chakra se divide entre el número de clones) - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: Sello de clonación especial - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
Similar a la técnica de clonación estándar, esta técnica crea clones del usuario. Sin embargo, estos clones son copias idénticas, no ilusiones ni imágenes. El chakra del usuario se distribuye equitativamente entre todos los clones creados por este método, dándole a cada copia una fracción equivalente del poder total del usuario. Los clones son capaces de realizar técnicas por sí mismo, de cualquier tipo, y pueden incluso sangrar, aunque se dispersarán ante tres golpes físicos cualesquiera o un ataque lo suficientemente fuerte (30 PV o más). Los clones también pueden dispersarse a la orden del usuario.
Cuando estos clones son creados, replican todas las armas no consumibles, pero sólo quitarán la mitad de daño. Es posible "pasarle armas" al clon al crearlo, en este caso el usuario pierde dichas armas de su repertorio y las posee su clon. Si el usuario tiene alguna técnica activa mantenida en el tiempo, deberá pagar de nuevo el coste de activación si desea que su clon también tenga dicha técnica activa. Además la regeneración del chakra se divide como corresponde.
Los clones de sombra no pueden ser diferenciados del original, ni siquiera con el Byakugan, ya que todas las réplicas y el original tienen exactamente la misma cantidad de chakra y no están hechas de ninguna otra sustancia. Los clones devuelven al original las experiencias recibidas al dispersarse, siendo útiles para entrenamientos que requieran mucho tiempo, y para enviarlos a misiones de espionaje o recogida de información. Sin embargo, también devuelven al original el shock emocional del recuerdo de un ataque recibido, aunque en menor medida. Los efectos negativos, como el del cansancio, o cualquier otra penalización a los atributos, pasan al original si el clon desaparece.
Debido a la forma en la que los clones son creados, el usuario debe dividir su chakra por igual entre él y sus copias, posible usando todo el chakra del que disponen rápidamente si hace demasiados clones. Además, se requiere bastante cantidad de chakra para poder hacer muchos clones. Si el usuario original queda con menos de 25 CK, todos los clones se deshacen. Para que los clones se coordinen entre sí y puedan realizar acciones combinadas, el usuario tiene que tener al menos 20 puntos de Inteligencia por cada clon creado. Todos los clones pueden usar hasta -25 CK, pero si alguno de ellos lo hace, la cantidad negativa de ese chakra también pasa al usuario, con lo que podría quedar inconsciente.
Los jinchuuriki son capaces de usar esta técnica hasta el extremo, ya que cuando se crea un clon se divide tanto el chakra del usuario como el chakra del bijuu disponible (y si en total el original tiene más de 25 CK, la técnica permanecerá activa). Sin embargo, no pueden utilizarse si se activan las capas de chakra de bijuu y no se controla a la criatura, pues la presencia del bijuu podría desestabilizar a los clones o tomar posesión del usuario. Incluso si el bijuu está controlado y dominado, si el usuario no tiene su favor podría aprovechar una fragmentación de más de un clon utilizando su chakra para tomar posesión de su cuerpo y liberarse.
Al contrario de lo que ocurre en el resto de las técnicas de clonación, los Kage Bunshin pueden pensar por sí mismos y, a pesar de estar separados, pueden sentir en cierto grado el dolor que sufra el original, ya que en el fondo siempre están conectados por un enlace microscópico de chakra. Si el usuario sufre un daño único de más de 50 PV, todos los clones desaparecen.
¤ Meisaigakure no Jutsu ¤ Técnica del Escondite Camuflado - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Ninjutsu 75 - Gastos: 30 CK (impide regeneración de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales: Vuelve invisible al usuario - Sellos: Tigre - Velocidad: Lenta - Alcance y dimensiones: -
Mediante el uso de este técnica, el usuario controla la forma en la que la luz se refleja en su cuerpo mediante la inflexión de su propio chakra y es capaz de camuflarse a la perfección con el ambiente que le rodea (hasta el punto de volverse prácticamente invisible al ojo humano, ya que la técnica también elimina la sombra del usuario).
Así, sólo los ojos más expertos (Percepción del oponente > Inteligencia del usuario) serían capaces de adivinar la posición del usuario al detectar sutiles variaciones a su alrededor (como sería ver las distorsiones del aire en torno a su cuerpo). Además, cualquier usuario de Dōjutsu también sería capaz de distinguir la silueta de un shinobi que esté usando esta técnica.
Sin embargo, mantener esta técnica activa requiere de una gran capacidad de concentración, por lo que el usuario no podrá realizar ningún movimiento o desatar cualquier técnica que no estuviera ya activa sin que el camuflaje se vea desbaratado. La técnica también perderá su efecto si el usuario recibe cualquier tipo de daño.
27/05/2019, 19:19 (Última modificación: 27/05/2019, 19:23 por King Roga. Editado 1 vez en total.
Razón: Mi celular adora comerse letras (?)
)
"¿Y eso? Estaba sorprendido ante aquella técnica. En la academia le enseñaron que era posible usar una manta como camuflaje, pero le parecía una técnica un tanto tonta por lo fácil que era desbaratarla. Nunca se esmeró en intentarla, pero lo que Akame mismo ejecutó en ese sitio era otro nivel. "Eso si me interesa." Pensó para sí. Cada vez le fascinaba más y más el mundo del ninjutsu... Las utilidades poco a poco le atraían más que la idea de sólo romper cosas.
Un par de horas más tarde, a eso de las once cuando la oscuridad estaba en su punto más álgido y el cielo de verano sin nubes dejaba desfilar a la luna y su séquito de estrellas, dos figuras de paso silente se aproximaban al sector.
No emitían sonido al andar, y ambas eran un reflejo de la otra. Botas, pantalones cortos pegados, blusas escotadas sin mangas. Ambas de cabello por sobre el hombro y fleco en la frente. La diferencia es que una parecía una fotografía en sepia, y la otra su fotocopia en blanco y negro. Identicas y distintas a la vez, acechaban a paso lento la casa.
Esa era la última casa por revisar, que peinando toda la zona nunca encontraron nada. Su presa, debía estar ahí. Aún así, eran cautelosas. Observaron los alrededores de la casa, optando por entrar por una ventana sin cristal y así no causar ruido por abrir la puerta.
***
En la guarida, los dos chiquillos estaban dormidos luego de cenar. Una en la hamaca y el otro con una camilla improvisada en el suelo. Podían darse el lujo, creyendo que Akame iba a salvaguardarlos. Pero, el clon que se quedó con la gana de probar cena pronto también tendría problemas.
Escucharía un ruido extraño, semejante a un bastón golpeando. O mejor dicho. Tres.
Las mismas dos ancianas que custodiaban la entrada de la montaña habían tomado iniciativa de subir el escarpado terreno. Esta vez acompañadas por una tercera fémina un tanto más joven.
Era una dama de cabellos negros ondulados, peinada con dos trenzas que caían a los laterales de su rostro. Tenía aproximadamente unos cuarenta años y los ojos vendados. Lo que más destacaba era su ropaje vívido en rojo y dorado brillante, siendo este un kimono más elegante que el de las otras itako. Incluso su báculo era metálico y no de madera, contrastando a las otras.
Parecía dirigirse hacia su posición, con paso inéquivoco. ¿Como era posible?
El Kage Bunshin apostado fuera divisió sin problemas a las atacantes. «Dos, parecen claramente compañeras, y también saben lo que hacen» concluyó, después de ver tanto el sigilo que eran capaces de utilizar al caminar como que no habían utilizado la entrada más obvia. La copia se deshizo en un "puf" para pasar la información que había recopilado al original.
Akame, dentro de la casa e inmóvil en su camuflaje, recibió el mensaje alto y claro en su cabeza. «Ya vienen.» No se inmutó ni se movió en absoluto, no obstante, pues confiaba en que su técnica fuese suficiente para engañar a las muchachas. Activó el Sharingan, con la mirada fija en la dirección en la que, según la ventana por la que habían entrado, debían venir las atacantes. Quería comprobar antes de nada su nivel de chakra y la densidad del mismo, para hacerse una idea de a qué clase de enemigo se estaban enfrentando. Luego...
Luego las cazadoras se convertirían en presas.
—
—Mierda... —masculló el Kage Bunshin. «¿¡Cómo mierda...!? ¿Acaso esas viejas son capaces de sentir la presencia de Okawa de forma similar a como ella nos percibe a los demás?»
No había mucho tiempo para elucubraciones. Fuese así o no, el Akame que estaba en aquella gruta llegó rápidamente a la conclusión de que tenían que moverse de allí. Y ya. Con movimientos apresurados trató de despertar a Okawa y a Kiyoshi, zarandeándolos en sus mantas si era necesario. Una vez el mendigo abriese los ojos, el Uchiha le preguntaría con urgencia.
—Kiyoshi, no hay tiempo. Tenemos que largarnos de aquí. ¿Esta cueva tiene alguna otra salida?
El Yotsuki fingía estar dormido, pero con los ojos ligeramente entreabiertos se mantenía vigilando la estancia. "¿Cuando se supone que van a venir? Ya he pasado demasiado tiempo con esta transformación y se me está volviendo pesado." Ahí en la cama, estaba pendiente de la puerta. Para su suerte -aún era temprano para decir si buena o mala- pronto ambas mujeres entraron a la habitación, guiadas por las pequeñas pisadas que levantaron el polvo de la cabaña.
Ambas se separaron y la castaña empezó a utilizar señales con las manos para darle instrucciones a su compañera.
Akame, quién era entendido de esta táctica en labores de infiltración, podría fácilmente interpretarlas cómo: "Quédate en la puerta, yo intentaré capturarla. Si despierta se percatará de inmediato que estamos aquí."
"No hacen ruido, y como saben que ella está ciega entonces no podrá ver lo que ellas están planeando. Lo tienen medido hasta el más mínimo detalle." El genin no se movió de su sitio, se mantenía relajado y simplemente fingió seguir dormido y aguardó a la espera de que el Uchiha ejecutara su plan. "Quién sabe y yo también pueda entrar a la refriega." La mujer extendió su mano, dispuesta a remover suavemente la sábana que le cubría.
El vendado por su lado notaría que ambas tenían un chakra bastante estándar para los usuarios de ninjutsu promedio, ni muy bajo ni muy alto. Además de que las reservas de ambas estaban al mismo nivel, siendo que incluso en eso se parecían.
Poder 60 Destreza 60 CK
240/240
–
Poder 60 Destreza 60 CK
240/240
–
***
Lo que El Fénix no sabía, es que aquella habilidad únicamente funcionaba con objetivos conscientes. Oh. Ellas se habían percatado de él, pero no de los muchachos. No hasta que él tomó la decisión de despertarlos y ponerlos en estado de alerta, volviéndose mucho más rastreables. ¿Por qué si no iban a estar alterados? Ante aquellos sentimientos sospechosos, la mujer del báculo de acero aceleró el paso con todo lo que le permitía su estado. Era extraño, ¿quién era ese tercero involucrado?
—¿Suzaku? ¿Qué ocurre?— se despertó lo más rápido que pudo.
Kiyoshi por su lado se negó a limitar con la cabeza. ¿Cómo demonios iba a montar otra salida? ¿Escarbando hasta abrir un agujero a través de toda la montaña? Señaló a la puerta, indicando que era la única opción viable.
—Oh no...— De pronto Ōkawa se erizó. —Alguien viene hasta aquí con mucha determinación y enojo... Debe ser de quién te hablé, la Duodécima. Esperaba que ella enviara a alguien a buscarme pero no que viniese ella misma— Se levantó lo más rápido que pudo y buscó su vara. —Es la única Itako que queda además de mí que puede usar el don. Su rango es el doble del mío, debió darse cuenta de que estabas por aquí y ahora también se percató de que nosotros también estamos acá. Y si yo la siento es que está jodidamente cerca.
Uchiha Akame esperó, paciente, al abrigo de su técnica de camuflaje. Allí, en una esquina de la habitación —desde la cual tenía una clara visual tanto de la puerta como de la cama donde aguardaba el cebo, Rōga, el renegado meditaba en silencio. Contemplaba todas las posibilidades, desde las más evidentes —el perseguidor era ninja o al menos tenía conocimientos de Ninjutsu, siendo que se había transformado para impersonar al sastre, en algún momento de la tarde—, hasta las más catastróficas. «¿Y si no es un solo enemigo, sino varios? ¿A cuántos ninjas sería capaz de enfrentarme?», se cuestionaba, juiciosamente, el Uchiha. Pese a que él había alcanzado el rango de jōnin, todo shinobi tenía sus limitaciones. Enfrentarse a varios oponentes de aceptable destreza era una forma muy rápida de morir.
De repente, unas pisadas —más sigilosas de lo normal, no obstante— alertaron al renegado. Akame dirigió la vista hacia la puerta, que en ese momento estaban atravesando dos mujeres rematadamente parecidas. Incluso la intensidad de su chakra era idéntica —cosa que, en la situación que les atañía, constituía un problema para los dos ninjas—. «Me cago en todo... Tengo que aprovechar el factor sorpresa, es la única ventaja que vamos a tener. Debería intentar matar rápidamente a una de ellas y coger a la otra viva... Espero que Rōga de la talla.»
Cuando la mujer alargó la mano para descubrir la sábana bajo la que se ocultaba el joven King, Akame dio un latigazo con su propio brazo y arrojó una bomba de luz directamente al medio de la estancia después de cerrar los ojos. El estallido de la hikaridama afectaría —presumiblemente— a las dos kunoichis; Akame esperaba que el destello cegase en menor medida a Rōga, quien se encontraba en una posición en la que sólo recibiría el fogonazo parcialmente. Sin esperar un segundo, el Uchiha recortó la distancia que le separaba de la mujer castaña con dos rápidos pasos al tiempo que retraía su brazo diestro y una capa de chakra carmesí lo recubría hasta el codo...
«¡Oni no Tsume!»
Akame trataría de atravesar directamente el torso de la mujer de pelo castaño con aquella garra bestial hecha de puro y vibrante chakra. Con suerte el ataque sería suficiente para inclinar la balanza a favor de los ninjas, pero también Akame había tenido en consideración no usar un jutsu más destructivo para no alcanzar, por accidente, a su compañero.
¤ Oni no Migite ¤ Mano Derecha del Ogro - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Ninjutsu 50 - Gastos:
30 CK (multiplicable x2)
(Ninjutsu 75)Oni no Tsume, multiplicable (x3)
(Ninjutsu 100)Oni no Gekido, multiplicable (x4)
- Daños: 50 PV - Efectos adicionales: Es un 50% más efectivo al tratar de romper defensas sólidas - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Oni no Migite es una técnica de Ninjutsu desarrollada por Uchiha Akame. Sus fundamentos son muy básicos: el usuario acumula chakra para recubrir su mano —pese al nombre de la técnica, puede ser tanto izquierda como derecha— y luego lo hace vibrar a alta frecuencia. Esto convierte la mano del usuario en una potente cuchilla de chakra, capaz de cortar gran cantidad de materiales y muy efectiva a la hora de atravesar las defensas del enemigo.
Con el tiempo, el usuario puede alcanzar la maestría necesaria como para aplicar más energía a la técnica y potenciarla considerablemente. En la versión potenciada Oni no Tsume el ninja recubre su mano y antebrazo con esta capa de chakra, dándole la forma de una garra bestial. En el nivel más alto de la técnica, Oni no Gekido, ésta envuelve por completo el brazo del usuario, tomando la forma de una pieza de armadura recubierta de protuberancias puntiagudas y retorcidas.
Oni no Tsume: 150 PV
—
El Kage Bunshin chasqueó la lengua, molesto. Por si fuera poco con la inesperada llegada de aquellas invitadas, de lo más inoportunas, él acababa de notar a través de su enlace de chakra con el Akame original, que su creador acababa de gastar una buena cantidad de energía. «Parece que la fiesta ya ha empezado por allí», dedujo el clon de sombras. «Lo que significa que pronto tendremos respuestas... O todo se habrá solucionado. Tan sólo tenemos que no cagarla en este lado.»
Con movimientos rápidos y aspavientos, el Kage Bunshin le indicó a los chicos que se levantaran y le siguieran. Ni siquiera se molestó en tomar las provisiones; no había tiempo que perder. Al fin y al cabo, él era un simple clon, y no podría luchar contra tres oponentes. Ni siquiera aunque fuesen tres ancianas decrépitas que, su instinto le decía, no serían tan inofensivas como uno podía pensar.
—Teneis que largaros de aquí, y cagando ostias. Espero que tengas algún otro as en la manga —dijo a Kiyoshi, haciendo referencia a cualquier posible escondite adicional en el bosque—. Vamos, no hay tiempo que perder. Okawa, ¿puedes sentir en qué dirección vienen?
En caso de ser posible, el Uchiha trataría de buscar una ruta de escape en la dirección totalmente opuesta, poniendo tierra de por medio. Voluntariamente o no, Okawa acababa de revelarle un detalle crucial sobre aquel don; tenía un alcance limitado. Si conseguían alejarse lo suficiente, las chamanas no podrían encontrarles.
En cuanto Akame rompió su camuflaje para lanzar la bomba de luz, ambas mujeres cometieron el instintivo error de voltear a ver para ponerse a la defensiva, recibiendo de lleno la cegadora luz. Pese a todas las precauciones tomadas, bajaron la guardia y cayeron de lleno en la trampa montada por el Yotsuki y el Uchiha.
—¿¡Cómo!?
—¡AH!
Rōga por su lado, no se vio afectado en lo absoluto, pues aún con las consideraciones que Akame había tomado el genin de la lluvia tenía sus propios artilugios para lidiar con aquello. "Joder, de saber que haría algo cómo eso podríamos habernos coordinado mejor." Siendo él único que podía ver en aquella situación, no iba a desperdiciar la oportunidad y reaccionó rápidamente para saltar desde la cama buscando tomar el brazo derecho de la pelinegra empleando su propia zurda, tirando de ella para acercarla levemente mientras su diestra cargada de electricidad impactaba su pecho.
—¡Lariat!— diría, aunque la transformación le quitaría algo de epicidad el momento.
Ejercería la presión del movimiento hacia abajo mientras halaba su extremidad, buscando tumbarla al suelo sin llegar a reventarle el pecho, que tampoco quería dejar sin habla a la futura rehén. Cuando se lo proponía, llegaba a superar muchas expectativas.
Al mismo tiempo, una espectral garra terminó por atravesar violentamente el pecho de la castaña, quién ni siquiera fue capaz de soltar un grito ante ello. Sufrió una única convulsión, antes de que sus brazos quedasen colgando y Akame sintiese que el peso de ella caída vencido.
El genin ladeó la vista un sólo segundo y fue testigo de ello, ante lo cuál no pudo sino chasquear la lengua un tanto molesto. No era la primera vez que veía gente ser asesinada delante de él, pero le resultaba incómodo la grotesca forma en la que el renegado arrancó aquella vida. Más, no tenía tiempo para ponerse escrupuloso, pues aún tenía que lidiar con la pelinegra que yacía sin aliento en el piso. Un poco más y casi le daba lástima, aunque eso no impidió usar su pie para moverle la cabeza y luego poner su zapato sobre su sien mientras seguía sujetándola de la muñeca mientras estiraba su extremidad.
—Podría aplastarle el cráneo ahora mismo— La figura de la chamana despareció detrás de la nube de humo para dejar a la vista ahora al niño rockero. —Pero sinceramente no quiero hacerlo— Observaría a Akame de forma furtiva. —¿Conoces alguna técnica de interrogación? Puedo noquearla si quieres— Recordaba por experiencia pasada que existían métodos para sacarle información a alguien inconsciente, además que los prefería por sobre torturarla para obligarla a hablar.
La muchacha apenas si pudo toser en un intento de respuesta.
Detestaba admitirlo, pero aún con su su rudeza superficial, pecaba de piadoso en ciertos momentos. Aún sabiendo que ellas causaron daño a algunas de las mujeres del templo y que también estaban tras la niña ciega, no era parte de su naturaleza el ser verdugo. No lo exteriorizaba, pero aunque por fuera luciese calmo, en el fondo la historia era muy distinta.
Aplicado sobre el cuello, dos Lightning Lariat de dos usuarios distintos decapitan a la víctima
Al usarlo junto al 'hermano', su potencia aumenta en un 25%
- Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
El usuario carga hacia su oponente, atizando su pecho o su cuello con un movimiento de Lariat, que puede o no estar potenciado por alguna técnica Ninjutsu o del flujo del chakra. Un golpe muy preciso puede destruir costillas o incluso decapitar a un oponente con un sólo ataque directo. La técnica es muy simple y convencional, pero también muy rápida y poderosa. Esta técnica se considera toda una tradición en Kumogakure, y se utiliza para encontrar un "hermano" simbólico para el Raikage. "Hermano" para los líderes de la villa es aquél que logra igualar el Lariat de su otro "hermano".
La versión del clan Yotsuki incluye una capa de electricidad que aumenta peligrosamente la potencia del golpe, y provoca una descarga eléctrica en el oponente.
Las gafas militares bloquean toda luz fuerte xDU, así que puede actuar de inmediato sin verse afectado por el flashazo.
120 PV de Lariat x3
Más muerta que su abuela
Resistencia 30 Poder 60 Destreza 60 PV
80/200
–
-120
– CK
240/240
–
***
Kiyoshi cómo siempre, no respondió. Claro que tenía más sitios para escabullirse, pero en su caso sabía moverse por el terreno de las montañas a diferencia de su amada discapacitada. Llevarla a ella era el principal inconveniente, pero debía arriesgarse.
En el caso de la muchacha, tuvo que negar con la cabeza.
—No, lo lamento. Mi habilidad no funciona así— Arqueó las cejas. —Puedo detectar emociones, pero aún estando en mi perímetro no puedo ni siquiera calcular la distancia, pero no importa, debemos salir de aquí— Se puso en pie.
Kiyoshi le extendió su bastón y la tomó de la mano, ayudándola a dirigirse hasta la puerta y emprender la huída.
Por suerte, las abuelas aún no habían llegado hasta su posición. Sospechaban sobre la ubicación de la guarida al ser una de las zonas de más difícil acceso y dónde nadie más se hubiese atrevido a buscar. Sin embargo, ellas tampoco tenían la certeza y al precisión para darles alcance tan pronto.
***
Jugar a tener el control, a sentirse poderoso. Los adultos también juegan al igual que los niños, pero los primeros no son conscientes de ello. Creen que es real, por que si no, no serían capaces de mantener la cordura. Los ninjas juegan a ser jueces y verdugos, confundiendo la experiencia con la sabiduría. Tan simple cómo el letrado que ignora las palabras del analfabeto, no aprenden del árbol anciano y vigilante. Lo justo no existe, porque la injusticia es lo que no nos gusta. No hay certeza de lo correcto, así que todo es un error. Soy la encarnación de lo erróneo, pero ni siquiera las deidades son capaces de castigarme. Los dioses son espejos de imperfección, que por ello los humanos se reflejan en ellos y adoran su propia impureza.
Ōkawa. Tan tonta. No has aprendido a esconder tu verdad de los demás. La guía empieza cerrando las puertas del conocimiento, porque cada ser humano es equiparable al infinito.
«¿Debería dejarlos jugar más tiempo?»
La niña del sombrero salió por la puerta del hotel, dirigiendo una reverencia al conserje que trapeaba el suelo luego de la cena, aunque cuando desde hace horas no recibían un sólo comensal.
—¿A dónde vas a estas horas de la noche?— dijo el hombre, confuso.
—Pocas veces el cielo está tan despejado, así que quiero aprovechar esta noche de verano— sonrió dulce, dando saltitos mientras salía por la puerta.
Caminó, adentrándose entre los bambúes. La luna estaba en plenitud y su luz se desdibujaba a través de las hojas y cañas, mientras la niña se dejaba perder en el bosque.
El Uchiha retiró su brazo de dentro del cuerpo de aquella mujer antes de que la capa de vibrante charka carmesí llegara a disiparse. Cuando el cadáver cayó con un golpe seco, aquel sonido tan característico inundó los oídos de Akame y le taladró la cabeza. El sonido de la muerte. Apenas le dedicó una mirada a la mujer que acababa de asesinar antes de acercarse a su aparente gemela con dos pasos rápidos, a la que Rōga había reducido con gran habilidad.
—Buen trabajo —masculló al pasar junto al joven King—. Me temo que no. Habrá que hacer esto al viejo estilo... Dame un momento.
Con un movimiento rápido, Akame sacó unas esposas supresoras de chakra y, tras colocarle violentamente los brazos en la espalda a la mujer de pelo azabache, engrilletó sus muñecas. «Estas malditas son ninjas, no podemos confiarnos», se dijo el Uchiha. Tal y como había previsto en sus peores escenarios, sus enemigos conocían las artes del Ninjutsu. «Joder, esto lo complica todo. ¿Habrá alguien más en los alrededores?» El Uchiha se incorporó tras esposar a la mujer de cabello negro, dirigiéndose a Rōga.
—Ayúdala a ponerse cómoda y amordázala —le pidió, sin abandonar su actitud calmada—. Voy a dar una vuelta rápida por los alrededores para asegurarme de que estaban solas.
Dispuesto a cumplir con su palabra, Akame saldría de la casa con cuidado, vigilando siempre a su alrededor, para dar una breve vuelta por el perímetro circundante.
—
El Kage Bunshin chasqueó la lengua, molesto, pero entonces también cayó en la cuenta de algo. «Si Okawa no puede obtener tanta información de las monjas con su habilidad, puede que ellas tampoco de nosotros.» La perspectiva era alentadora, sobre todo cuando su objetivo inmediato era huir a través de una montaña con una ciega y un niño, en mitad de la noche. Y él era tan sólo un clon, con pocas limitaciones pero muy críticas. «Si algo me pasa... Estos chicos pueden darse por perdidos. Me cago en todo», maldijo para sus adentros el Kage Bunshin.
—No perdamos más tiempo entonces. Kiyoshi, guíanos a alguno de tus otros escondites... Tenemos que darle esquinazo a estas viejas chotas.
Akame lo tenía claro; no iba a dejar que las chamanas capturasen a Okawa. No después de lo que ya habían hecho por ella. No después de que su verdadero yo y Rōga probablemente se estaban enfrentando a otros enemigos en ese mismo momento. El Uchiha estaba decidido a cargar con Okawa a sus propias espaldas si era necesario.
—Bas...tar...dos— Dijo con esfuerzo mientras recuperaba el aliento al tiempo que era sometida por el ex-jounin.
Rōga se mantenía estoico hasta cierto punto mientras observaba. ¿Por qué se sentía tan distinto? Era un dèja vú imperfecto, pues aunque ya hubiese vivido una situación así con anterioridad, la forma de proceder se le antojaba incómoda. Estaba acostumbrado a un trabajo limpio pero sentía que algo iba mal.
—Oh fantástico— Rodó los ojos ante la negativa de Akame sobre el método para forzarla a hablar.
"Yo sólo sé que lobo no va a estar presente." Independientemente de lo poco práctico y tardado que era un interrogatorio improvisado en medio de la nada, no tenía el corazón para atestiguar algo como eso.
—¡MI HERMANA ESTÁ MUERTA! PAGARÁN POR ELLO
El genin suspiró mientras cortaba un trozo de la vieja sábana con un kunai para amordazar a la mujer según las indicaciones de Akame y así ya no tener que seguir soportando sus gritos.
—¡NO IMPORTA CÓMO PERO PAGARÁN! !PAG-!— la tela terminó por ahogar los gritos mientras ella se sacudía.
"Puta vida" El Yotsuki no tenía tanta fuerza bruta, al punto que era equiparable a la de la mujer que quería retener. Simplemente la forzó a sentarse en el piso, amenazándola con el mismo kunai para que recostara la espalda en el lateral de la cama.
Afuera, Akame decidió otear la zona en búsqueda de alguien más que pudiese interferir con sus planes, pero su sharingan no distinguiría nada anormal en los alrededores.
***
Kiyoshi asintió y emprendieron la marcha a toda la velocidad posible, aunque el ruido llegó rápidamente a los oídos de la cuarentona que no dudó en alzar la voz en un esfuerzo por dar con ellos.
—¿¡Ōkawa!? ¿¡Kiyoshi¡?— Gritó desde la lejanía. —¿Quién más anda ahí? No sé qué planes tienes, pero debes devolver a la décimo cuarta. No permitiré que le hagas más daño. ¡Ya hirieron mucho a mis demás hermanas!— Intentó persuadirlos.
La niña cayó en cuenta de algo y trató de dirigirse a Akame en voz baja.
—Ella cree que eres de los que asaltaron el templo la primera vez— Era un dato irrelevante, ¿o no? —No piensan que esté huyendo por mi propia cuenta.
Cómo fuese, ninguno de los dos muchachos iba a quedarse a platicar. El asunto estaba, en que a la ciega le costaba tomar velocidad en lo empinado.
***
La certeza es el peor enemigo de la mente, pues engaña al cerebro haciéndole creer que conoce la verdad. Las variables del mundo son tan impredecibles cómo para que algo tan inútil como las precauciones puedan calcular el destino. Nuevamente, sedientos de razón, anhelan que la lógica les de respuestas y luego tachan de faltos de cordura a los que sueñan con la pasión cuando ambas añoranzas son igual de improbables.
Pero la humanidad debe seguir mintiéndose a sí misma o si no el mundo como lo conocemos colapsará.
Shinobi.
«¿Qué excusa tienen para su locura?»
Ni el Yotsuki ni el Uchiha tenían la más remota idea de que en aquel juego de ajedrez, un tercero actuaba como juez de la partida, decidiendo quién merecía ganar. Quedaba mucho menos tiempo en el reloj.
Akame hizo caso omiso a los insultos de la mujer, y aunque sintió ciertas ganas de patearla en la boca —para obligarla a dejar de gritar, no fuese a alertar a alguien en los alrededores—, se contuvo cuando Rōga la amordazó. No tenía necesidad de malgastar energías. Así pues, el Uchiha abandonó momentáneamente la casucha para dar un breve reconocimiento por la zona, pero de forma idéntica a cuando los dos ninjas habían llegado para preparar su trampa, no encontró a nadie. Parecía que estaban solos.
«Bien.»
El renegado se metió de nuevo a la casa y volvió a la habitación donde Rōga retenía a la asaltante. Inclinándose sobre ella, con los ojos inyectados en el Sharingan y expresión insondable, Akame la observó durante unos momentos. «Claramente es una kunoichi. ¿Será de alguna Aldea? Joder, espero que no. Ya sería demasiada mala suerte», se dijo el Uchiha. Así pues, procedió a expresar su demanda, clara y firme.
—Escúchame atentamente, mujer. Ahora te voy a quitar esta mordaza, y como des un solo grito, te arranco las muelas —ni la víctima de aquella amenaza ni el propio Rōga podrían advertir falsedad en las palabras de Akame, ni en su voz, sino la más fría sinceridad. El muchacho cumplió la primera parte de su enunciado, sacándole la tela de la boca a la kunoichi—. Te haré algunas preguntas, y me las vas a responder. Podemos hacer esto por las buenas o por las malas, pero como ya te habrás imaginado, escogí este lugar por su adecuada... Localización. Nadie va a venir a ayudarte, así que piensa muy bien si es que quieres que esto acabe rápido o lento para ti. ¿Quiénes sois y qué queréis con esa niña?
—
La voz de la anciana sobresaltó al Uchiha, que entendió lo cerca que estaban de sus perseguidoras. «Y Okawa apenas puede caminar por este terreno escarpado, mierda. Tengo que conseguir algo de tiempo, si no tenemos más margen, no lograremos dejar atrás a estas viejas...» Apretó los dientes. Sus manos se entrelazaron en un sello y un Kage Bunshin idéntico a él mismo surgió de la nada.
—Danos algo de tiempo.
La copia asintió mientras el creador —y sombra a su vez— instaba a Okawa a subirse a su espalda, agarrándola con ambos brazos para llevarla a cabritillo por el bosque. Mientras, el tercer Kage Bunshin se dirigió hacia las tres ancianas, o al menos al lugar del que provenía la voz de la chamana mayor. Si daba con ellas, las confrontaría de frente. Tenía un objetivo claro.
—¡Si estoy aquí, anciana, es precisamente para proteger a Okawa! —vociferó, férreo—. Tú y las de tu calaña ya la habéis maltratado bastante, el destino que le reserváis no es muy distinto, sospecho, del que quieren para ella esa gente que la anda buscando... Y que mató a algunas de tus hermanas en el Templo. ¡Todo esto se acabó! Vosotras no pasaréis de aquí, y los que la persiguen probablemente estén ya muertos mientras hablamos. El tormento de esa niña acaba esta noche.
El Yotsuki se alejó un poco, caminando hasta llegar a la puerta del cuarto, recostándose a un lado del marco de la misma mientras mantenía los brazos cruzados, observando la forma de proceder del Uchiha. Si la cosa se ponía fea, pues simplemente podía darse media vuelta para cruzar el umbral, que ya luego Akame podía darle los detalles, pero Rōga no quería ser participe directo. "Que poco creativo." Pensó al escuchar como el ex-jōnin amenazaba a la mujer con arrancarle algunos dientes. Aunque, aún cuando fuese sincero, ni el genin ni la mujer se inmutaron ante aquellas palabras.
La mujer prefirió evitar contacto visual, bajando la cabeza unos instantes. Aquellas palabras le hicieron reflexionar, dándole el empujón para tomar una decisión, aunque seguramente no era la que el fénix esperaba.
—¿En serio me estás subestimando de esa manera?— Bufó molesta.
Su hermana estaba muerta, y debía admitir que Akame le había cortado las alas para poder escapar. ¿Para qué hablar entonces? Acababa de jurar venganza por su hermana, ¿cómo iba a traicionarla abriendo la boca? Aún existía una oportunidad, pero ella no sería la encargada de ejecutar la revancha. No existían garantías de nada, ni siquiera de que la dejaran con vida. ¿Quién en su sano juicio lo haría? Estaba más que acostumbrada a ser una pieza en un juego, pero conocía su función cómo peón que era. Conocía su valor para el enemigo y por lo mismo, el silencio era su última ofrenda a su amo.
Una lágrima rodó por su mejilla.
—¿Crees que mi integridad vale más que mi lealtad...?— y de pronto, calló.
Aquella frase, por alguna razón disparó todas las alertas del genin de la lluvia que rompió su postura de inmediato extendiendo la mano hasta adelante sin saber exactamente por qué tenía esa mala sensación en el pecho.
—¡Oeh!— No sabía realmente que era la sensación de incertidumbre que le atacó, hasta que se percató de un hilo rojo en la boca de la pelinegra que le hizo a él mismo alzar las cejas.
Oh sí. La tipa en ese mismo instante dio un único mordisco con el fin de mutilarse su propia lengua. Prefería mil veces morir, si eso mantenía su honor intacto. El hilo entonces se convertiría en una fuente desbordándose.
***
Las ancianas y la propia Ōkawa de pronto experimentaron algo de confusión cuando una nueva presencia se hizo presente, con una emoción idéntica a la de uno de los presentes, siendo este obviamente el clon de sombras creado por el otro clon de Akame.
Kiyoshi por su lado, fue testigo de la aparición del clon, abriendo la boca y parpadeando sólo para luego enrojecerse como un tomate al ver cómo este se atrevía a intentar cargar a su amada a caballito.
—¡No es momento para celos Kiyoshi!— la ciega intentó ponerlo en su lugar.
El desgreñado muchacho resopló como buey. Tenía que admitir que no había otra salida, ya que él mismo no tenía la fuerza de soldado que el Uchiha. Su mejor opción era echar a andar cuanto antes para evitar que las itako les siguieran el rastro, y así lo hicieron.
El otro clon, se dirigió justamente hasta la posición de la décimo segunda, la cuál frunció el ceño al sentir la determinación que emanaba el joven ninja.
—Hablas desde la ignorancia. En la civilización, su don será un peligro para ella— Azotó su báculo contra el suelo. —Acá, aprenderá a usarlo para el bien, para ayudar a los demás, para ser una guía para los que se pierden del camino. Pero allá afuera, su poder podría ser no sólo desperdiciado, sino mal aprovechado— Señaló a Suzaku con la punta de su vara. —El simple hecho de que hayan venido a buscarla es la prueba suficiente de que tengo razón. Sólo la anhelan cómo un arma, para usarla para lastimar. Hay tantos milagros en el mundo, pero sólo desean militarizarlos para sus fines. El templo de la Montaña Murasame fue formado para que las itako pudieran ser ascendidas ante el Gran Yama y que sean iluminadas de mente, además de salvaguardarlas del podrido mundo exterior.
»Incluso tú puedes ser salvado si nos escuchas. Otros shinobi han venido hasta aquí y han encontrado un nuevo sendero que seguir.
¿Que si la había subestimado? Podía estar segura de que sí. En defensa de Akame había que decir que, en los últimos meses, su mundo había dado un vuelco y la gente con la que se había acostumbrado a tratar era, en su mayoría, capaz de vender a su madre por tres huevos duros. De modo que cuando aquella kunoichi trató de suicidarse antes de que el Uchiha pudiera sacarle nada de información, éste abrió los ojos con gran sorpresa. «De modo que todavía quedan ninjas con las agallas suficientes para hacer lo que es correcto.» Un borboteo de sangre empezó a escurrirse entre los labios de la mujer. «Tengo que actuar, y ya.»
El renegado se volteó hacia Rōga.
—¡Ayúdame a abrirle la boca, rápido!
Con la mano izquierda trató de separarle las mandíbulas a la mujer, mientras en la derecha una canica ígnea surgía en el dedo índice. Oh, sí, Akame había subestimado la voluntad de aquella ninja, pero aun así era un tipo con recursos. No iba a dejarla morirse tal que así. No iba a perder a su principal hilo del que tirar de una forma tan estúpida... O, al menos, no sin antes haberlo intentado todo. Si con la ayuda de Rōga —o sin ella— conseguía mantenerle la boca abierta a la mujer, el Uchiha procedería a intentar cauterizarle la herida abierta en su lengua para impedir que consiguiera desangrarse.
—
El Kage Bunshin dejó hablar a la anciana itako, al fin y al cabo, tiempo era todo lo que él debía conseguir. El fin último de su efímera existencia. Si algo no tenía ganas de hacer era discutir filosofía con una fanática religiosa en mitad de la noche, pero acaso, ¿tenía otra cosa que hacer? ¿Otro motivo para existir? No, y sabiendo esto, la sombra se dispuso a darle cuanta coba pudiera a aquella vieja. Akame lo sabía bien; de quien profesaba un fanatismo religioso tal no se podía esperar una conversación razonada, pues la lógica y la argumentación válida quedaban fuera de semejante terreno. Así pues, su estrategia iría por otro lado; el de estancar a las ancianas.
—¿No lo ves? ¿No entiendes por qué no puedo permitir que Okawa se quede con vosotras? Vuestro fanatismo os ciega, ancianas, hasta tal punto que estáis dispuesta a hacer pasar a una niña por todo tipo de calamidades, tan sólo porque "vosotras tenéis la verdad". No existe tal cosa, vieja. A tu edad ya deberías darte cuenta —escupió, despectivo. Mas pronto su tono cambió a otro más calmado y educado—. Nadie debería ser privado de su libertad sólo por haber nacido con un don. Entiende que no sois distintas de esa gente que quiere usar a Okawa para sus propios fines, ¿no perseguís vosotras eso mismo? ¿Utilizarla? Vuestro parloteo sólo esconde la realidad; la niña os importa tan poco como a sus otros perseguidores. Nunca podréis verla como una persona, porque vuestros ojos están fijos en su don.
El Uchiha se cruzó de brazos. Suspiró con resignación.