Conociendo las termas

[Sagiso Ranko]

Un escalofrío recorrió la espalda de Ranko al escuchar que los bichos vivían dentro de Mei. En primera instancia imaginó algo totalmente grotesco, salido de una historia de terror. Sin embargo, no tardó en caer en cuenta de que no era tal cosa: la chica había usado los insectos en combate, y Ranko ni siquiera se había dado cuenta de dónde habían salido. No había señales de huevecillos saliendo de granos purulentos o de arañas rompiendo el esternón de la chica al salir. No había sido para nada asqueroso, aparte de las picaduras, claro. Además, no se notaba repercusión alguna en el cuerpo de la Uzujin.

"N-NO ES QUE ME FIJE MUCHO EN SU CUERPO, POR SUPUESTO" pensó, como si lo hubiese dicho en voz alta o si Mei pudiese leer su mente. Después de un ratito más, habló al fin.

—N-no soy muy fan de los insectos. ¡P-pero están bien! Digo, no conozco los de Mei-san. Tal… Tal vez ellos son muy amables. Conozco una araña que me cae bien… Digo… esto… Es… —Se rascó la mejilla, más como reflejo que por necesidad. Al final logró dirigir su mirada a Mei. Se notaba tan tranquila y relajada, y Ranko decidió que debía dejarse llevar por las termas. Aspiró profundamente, intentando dejar de tensarse —¿D-dan comezón o cosquillas? ¿Les da calor estar en las termas? ¿Duele cuando entran?

Antes de que pudiese preguntar alguna otra cosa, la puerta que daba al interior se abrió y de ella salió un par de chicas con su abuela. Como si fuese reflejo, Ranko se hundió en el agua hasta la nariz, como si fuese a disolverse. Afortunadamente para ella, el trío de féminas pasó en dirección a otras termas. Desafortunadamente para ella, había un trío de féminas.

"Esto es el fin. Tendré que quedarme en el agua hasta que se vayan. Me convertiré en una pasita hervida."

—¿Piscina? ¿Con chorro? —dijo en voz baja después de resurgir hasta medio cuello, intentando que solamente Mei la escuchara —. No sabía q-que había… Qué había cosas así aquí… P-pensé que eran s-sólo termas… para re-relajarse…

Se le hacía curioso y tal vez divertido. Pero sabía que moriría si tuviese que pasearse hasta aquella piscina frente a las tres mujeres desconocidas.

[Aburame Mei]

Aunque Ranko guardó silencio por unos cuantos segundos, se mostró tranquila y condescendiente conmigo, quizá lo hacía por como me había portado con ella, pudiera considerar que me lo debía, o no, preferí no ahondar en ello —. No... Hace años que viven conmigo, no es algo desagradable, o bueno, no sé, para mi es normal— admití con sinceridad —. No, no pican ni dan comezón, no dan cosquillas, no duelen hice una breve pausa —. Deben sentir un poco de frío o calor, pero en menor proporción, pues están dentro de mi. «Creo...»

Cuando pasó el trío me puse de pie y le miré, ella estaba sumergida hasta la nariz —. Tienes que trabajar en ello, no tienes nada por lo que debas avergonzarte, no haces nada malo...

Suspiré.

—¿No viste el folleto, verdad?— dije con un deje de decepción, se lo había dado en el restaurante para que lo viera —. Son la principal atracción, es una piscina muy grande, con decoración de dragones de los cuales brotan potentes chorros de agua caliente, la presión es tan fuerte que es como sí te dieran un masaje en el agua, o bueno, eso dicen los rumores.

«Por eso hemos venido»

—Luego iremos para allá, sí esta te gusta, aquella seguro te encantará.

[Sagiso Ranko]

Al parecer los insectos no le provocaban malestar alguno a la chica, aunque el tema pronto quedó atrás en la mente de Ranko gracias al arribo de las chicas y su abuela. Mei intentó calmarla, pero el que se pusiera de pie no ayudó mucho.

Ranko apartó la mirada a como pudo, pues estaba a nada de sumergirse por completo, apenas vio la figura de la Uzujin emergiendo del agua. Sintió que era su rostro el que calentaba las termas y no al revés. Algo tiraba de sus ojos para hacerlos observar a Mei de pie, con el torso fuera del agua, pero Ranko resistió. Apenas.

— Y-y-yo… Y-yo… S-sí lo le… leí… —Recordó que no se había fijado mucho en eso, pues sólo había un par de cosas que le habían interesado de inicio —P-pero creo q-que… Creo que s-sólo me fijé e-en el costo y-y en lo solitario que estaría… L-lo siento…

Mei precedió a describir cómo eran aquellas termas con chorro, y cómo estarían mucho mejor que las de ese momento.

"Vamos. Vamos, Ranko. Tú puedes, Ranko. Son sólo dos personas desnudas en un lugar donde debe estar desnudas. ¡Es tradición! Estaría mal entrar a las aguas termales con ropa interior. ¿No? Y no quieres hacer las cosas mal ¿No? No debes de apenarte. ¡NO TE APENES, AAAAAAH!"

Pero no logró alzar la vista. Seguía hundida casi hasta la nariz, y se había alzado ligeramente solo para hablar. No sabía cómo lograría moverse de una terma a otra sin su bata.

—S-s-suena di-divertido...

[Aburame Mei]

—¡No se diga más!— dije con ánimos mientras me acercaba con movimientos energéticos hacia Ranko, consecuentemente haría mover el agua y la nariz de la menor se vería sumergida por el cálido líquido —. Vayamos de una vez— tendí mi mano para ayudarla, claro que no solo tenía esa intención, una vez nuestras palmas se tocasen buscaría entrelazar nuestros dedos y agarrar camino directo hacia la piscina con los chorros, prácticamente la remolcaría, ese también era un tipo de ayuda, ¿no?

«Vamos, no te resistas»

[Sagiso Ranko]

Mei se acercó a Ranko, obligándole a hacer resurgir su cabeza, hasta los hombros, para evitar ahogarse debido al movimiento del agua. La Kusajin siguió con la mirada baja, intentando evitar a toda costa mirar a su amiga.

—¿¿Y-ya?? P-pero a-acabamos d-d-de llegar… ¿No sería mejor… ahm… d-disfrutar éstas primero? ¿Y… Y… e... ir en u-un rato…?

Intentó defenderse de la chica, moviendo los brazos frente a sí, pero Mei la tomó de una mano, y entrelazó sus dedos. Al sentirlo, Ranko alzó el rostro y vio a Mei sin querer. Había imaginado cómo reaccionaría: la belleza de Mei la aturdiría y haría estallar sus mejillas del rubor. No podría apartar sus ojos de su piel, y posiblemente moriría, derritiéndose y haciéndose una con el agua.

Pero eso no pasó. Sólo la vio. Claro, era una chica hermosa, y la vista de Ranko paseó naturalmente por su cuerpo, antes de anclarse en los orbes esmeraldas de Mei. Pero por lo demás, tal como había dicho la Uzujin, no hubo nada por lo que estar avergonzada. Sus mejillas no se sonrojaron en exceso, y sus manos no temblaron de más. Ranko no supo exactamente por qué, pero dejó de sentir pena por un instante.

—Sí. Está bien.

Ranko se dejó llevar por la mano de Mei, y pronto ambas estuvieron fuera de las termas. Ranko soltó un suspiro audible. Sentía a la pena regresar, pero su voluntad, y la emoción del momento, la mantenían a raya.

"Mei-san estaba en lo cierto. Creo que es su actitud. Es asertiva, pero nada egocéntrica —no como otras —, y me hace sentir siempre cómoda. Bueno, no siempre… ¡Pero siento que me ha alentado mucho en el poco tiempo que llevamos de conocernos! Es tan relajante estar con ella. Es como si… como si estuviera desnuda y me llevara desnuda a una piscina con OTRAS PERSONAS DESNUDAS. ¡AAAAAAAH!"

La pena se inflamó de nuevo en su interior y Ranko se soltó de la mano de Mei.

"No, Ranko. ¿Qué haces? Recuerda, no hay nada de qué preocuparse. ¡Todo está bien! Todo está bien, todo está…"

—S-sólo quiero tomar mi bata. P-por favor. —dijo con voz queda encontrando lo que supuso era una solución, pero en realidad solamente atrasaba lo inevitable. Si nada se lo impedía, iría de vuelta a las perchas de la pared y se pondría su bata de nuevo.

"Todo está bien.

[Aburame Mei]

Ranko batalló dentro del agua por unos segundos antes de caer presa de mi agarre, la fui remolcando lentamente hasta que ella accedió "voluntariamente" a cambiar de terma, sonreí en mis adentros tras volver a conseguir lo que quería tan fácilmente. También me sorprendió no escuchar el tartamudeo característico de su voz, había sido dos o tres veces en un mismo día, ¿sería un avance?

Tras dar unos pasos por el piso de piedra una corriente gélida nos azotó, hizo que mi piel se erizara y que tiritara por un segundo.

—¿Eh?— volteé a la par que sentí como su mano se separaba de la mía —¿Pasa algo?— indagué, después de todo su movimiento había sido muy brusco —. De acuerdo, pasame la mía por favor, así no nos da tanto frío mientras llegamos a la otra.

Una vez la de la clineja me hubiese entregado la prenda, me la pondría y le anudaría un nudo en la cintura, cuando ambas estuvimos listas empecé a andar —¿Qué crees que esté haciendo tu hermana en estos momentos?— pregunté repentinamente, no sabía porqué, pero lo dijo sin pensarlo.

El camino se piedras que tomó el trío de feminas no era muy largo, aunque no habíamos visto la terma podíamos escuchar el fluir del agua y los chorros caer, se veía y se sentía un vapor más cálido mientras nos acercabamos, no tardamos mucho en apreciar la terma, era cinco o seis veces más grande que la primera, con una especie de muralla a su alrededor, aunque no estaba dispuesta por todo el borde, y en el centro de la piscina también se alzaban pilares tallados con escamas, en su ápice se encontraba una gran cabeza de dragón, desde sus fauces caía un potente chorro, las paredes también tenían detalles similares al cuerpo del ser mítico, garras, cuerpo, bigotes y si seguían el chorro conseguías la cabeza. A diferencia de la otra, en esta el agua era de su color habitual, quizá un poco más oscura, pero podía verse el fondo perfectamente.

Afortunadamente en la solo se encontraban tres mujeres en el interior del agua, y tres batas reposando sobre los ganchos de la pared.

—Que linda vista, ¿no crees?

[Sagiso Ranko]

Y todo estaba, de hecho, muy bien. Mei le pidió su bata, sin más, y Ranko estuvo feliz de proporcionársela. Con la pena sobre los hombros, esta vez no apartó la mirada de los pies de la Uzujin sino hasta que ambas tuviesen la prenda puesta. En lo que caminaban, Mei soltó un pensamiento que hizo que Ranko olvidara lo que estaban por hacer.

—Kuu-chan… —A pesar de que se encontraba mucho más tranquila con su hermana, no podía evitar sentir una espinilla de molestia. Soltó un suspiro pesado mientras sus pasos seguían a la chica por el camino de piedra —. No sé. Está… Está bien, estoy segura. T-tal vez está en lo del festival de los gatos. Comprando ropa.

Kuumi podía llegar a ser superficial a veces, y lograba distraerse con algunas actividades banales. Aunque no le sorprendería que la pelirroja siguiese pensando en su pelea.

—G-gracias por preguntar, Mei-san.

La piscina tenía en realidad una pinta excelentísima. Las estructuras daban la impresión de que era la morada de un dragón de piedra y agua. Ranko dejó salir un "ooh" bajito mientras admiraba desde el potente chorro hasta el detalle escamoso de los pilares. A diferencia de las termas anteriores, el agua de ésta era más clara, no cristalina, como si la presencia del ente dracónico la enturbiara lo suficiente para apenas emborronar el fondo de la piscina.

—S-sí, es… —Los ojos de Ranko, después de pasear por toda el área, se detuvieron brevemente sobre las tres mujeres que habían pasado previamente, para luego desplomarse nuevamente hasta las pantorrillas de Mei —. M-m-muy linda.

Cerró los ojos con fuerza e intentó la técnica de Etsu de nuevo. Al abrirlos y voltear hacia la piscina, imaginó a tres cabezas enormes de conejo sobre los cuerpos humanos mujeres. Tenían el pelaje esponjado por la humedad, y las orejas apuntando al cielo. La más anciana tenía una afable expresión caricaturesca y un moñito en la frente. Ranko soltó una risita, y agradeció a los dioses por su imaginación.

—E-es un sitio muy mono.

Seguiría a Mei, entonces, y se metería a las aguas en cuanto ella lo hiciera.

[Aburame Mei]

El trío apenas y reparó en nuestra presencia, la anciana estaba debajo de uno de los chorros y las otras dos junto a ella, sumergidas en una conversación que nunca llegaría a nuestros oídos por el ruido del agua. Otra corta pero potente ráfaga de viento nos azotaria, haciendo que nuestra piel descubierta se erizara.

—Creo que un buen hidromasaje nos caerá de lujo— dije tras caminar cerca de la pared con los ganchos para despojarme de mi bata y colgarla —. Me pregunto como será el festival de mañana, eso de los perros y los gatos, debe ser todo un caos, imagino que es un atractivo turistico internacional, aunque realmente no lo había escuchado antes.

Caminé hasta la orilla de la terma y me adentré en la calidez del agua, no dudé en acercarme a una de las bocas del dragón y a dejar que mi espalda fuese golpeada por la corriente de agua —.Debes probar esto, es mucho más relajante— dije a Ranko, para luego cerrar los ojos y sentir como mis músculos cedían y se liberaban de la presión.

[Sagiso Ranko]

La fría brisa hizo temblar a Ranko, aunque no tanto como el quitarse la bata de nuevo y adentrarse en las aguas con cuatro personas más.

"Conejos, conejos. Son conejos. Inocentes, inofensivos conejos desnudos. Conejos." se dijo una y otra vez, mientras su cuerpo se hundía hasta los hombros.

—Y-yo tampoco había escuchado de tal festival… E-espero que sea… —Vio a Mei colocarse bajo uno de los chorros, similar a las otras chicas —Divertido. Creo. C-creo que e gustan más los perros, aunque e-e-en realidad soy más de… soy más de conejos.

Tragó saliva. Su cuerpo se rehusaba a relajarse, y la transparencia del agua le obligaba a mantenerse de brazos cruzados en un intento por cubrirse de miradas que ni siquiera estaban allí.

Mei la instó a probar los hidromasajes, y Ranko tragó de nuevo.

"No. Mei-san tiene razón. ¡No he venido hasta aquí para desaprovechar la oportunidad! ¡No he venido aquí para pasarla estresada en un lugar tan relajante! ¡Vamos, Ranko! ¡Hasta la Princesa Conejo debe de aflojarse un poco! ¡Vaaamooos!"

La chica asintió varias veces para sí, con los ojos cerrados, y fue hacia Mei, con los brazos contra su torso y las piernas apretadas. El agua caliente no hacía mucho efecto en la Kusajin, pero tan pronto se encontró al lado de su amiga, recibiendo la potencia de aquel chorro de agua, soltó un suspiro. Era un masaje continuo, tan relajante que su timidez cedió por completo el control de su cuerpo. Sus brazos cayeron a sus costados, sin pensarlo, y un estremecimiento recorrió su piel. Era exactamente lo que necesitaba, no sólo por la tensión social y la pena que sentía, sino por el combate que habían tenido varios minutos atrás.

—Oh… M-Mei-san tiene razón… Es… Es de lo más relajante… —Aunque su voz aún temblaba, su rostro ahora mostraba una sonrisa calmada. Por un momento, olvidó al trío de desconocidas que compartían las aguas con ella y Mei —. S-sólo faltan los bocadillos. —bromeó.

[Aburame Mei]

Ranko se adentró en el agua siendo guiada por la mis sugerencias, dejando a un lado, temporalmente, todas sus inseguridades y miedos —. Un bocadillo estaría genial ciertamente— dije tras un gran bostezo, mis parpados empezaban a pesar cada vez más y más y entonces los dejé cerrados.

Dejé de hablar, mi consciencia menguaba lentamente, si Sagiso se daba cuenta vería mi cuerpo perderse en el agua.

—Cff coff coff— salí repentinamente de golpe, mientras mi cuerpo convulsionaba demandando oxígeno y tranquilidad, entre toda la ansiedad me alejé del chorro y me acerqué al borde.

—Casi me ahogo— dije con un tono agudo.

Las tres femeninas del otro lado de la piscina se quedaron viendo hacia nosotros, la más vieja se acercó como quien no quiere la cosa, no dijo nada, quizá quería ayudar o simplemente saber lo que ocurrió.

[Sagiso Ranko]

Mei concordó con los bocadillos, y Ranko soltó una risita de nuevo.

"Tal vez podríamos llamar a uno de los que atienden, y pedirle que nos traiga… ¡No, no, no, no! ¡No pueden venir cuando estamos en las aguas!"

Cuando se volvió, notó que la Uzujin había desaparecido bajo la superficie.

—¡Mei! —Ranko se apresuró a buscar en el agua, aunque ésta era lo suficientemente transparente como para ubicar fácilmente el brazo de su amiga. Tiró de ella para sacarla, aunque la misma Mei se incorporó con rapidez, tosiendo. La Kusajin le dio palmadas en la espalda, intentando hacerle expulsar toda el agua que hubiese tragado —. ¡Mei-san! ¿E-está bien?

Sin quitar sus manos del brazo y la espalda de la chica, la acompañó hacia el borde de la piscina, y se preocupó cuando la escuchó decir que casi se ahogaba.

—M-me alegra que haya reaccionado a tiempo, Mei-san… ¡Y eso que fue usted quien rió al leer la advertencia de quedarse dormido! —Ranko suspiró de alivio, pero el sentimiento le duró poco, pues el accidente había llamado la atención del trío de mujeres.

"Oh, por el dios de las aguas termales."

Quería esconderse detrás de Mei, pero no quería soltarla sino hasta que dejase de toser por completo. Curiosamente, Mei era de su altura, pero Ranko era más corpulenta, así que habría sido difícil ocultarse. Fue la mujer mayor quien se les acercó. Ranko mostraría una tímida y torcida sonrisa si la fémina iba hasta ellas.

—E-e-e-está bien. Creo. —diría apenas la mujer se encontrase a corta distancia.

[Aburame Mei]

Afortunadamente la kunoichi que me acompañaba no se dejaba acomplejar por sus problema psicosociales y actuó efectivamente al acercarse a mi y tirar de mi mano, cosa que me ayudo a salir, claro que ya yo estaba reaccionando, pero su ayuda no me cayó nada mal. Ranko se preocupo bastante y con razón, casi me moría frente a sus ojos por un descuido.

Aunque los ataques de tos habían empezado a cesar me sentía un poco más segura junto a La Coneja, por lo que decidí pasar mi brazo por su cuello en modo de gancho y descansar un poco mi peso en ella,

—Gracias a los dioses, ten mas cuidado jovencita— dijo la anciana, quedó un par de segundos viendonos, pero finalmente se volteó y se marchó.

En ese momento mi compañera fue consciente de que estaba siendo abrazada por mi persona, con una mano muy cerca de su pecho, sintiendo la humedad de nuestros cuerpos al tocarse, del roce de mi piel con la suya al toser —. G-gracias Ranko— murmuré girando mi cara un poco hacia ella y mi aliento acarició su oreja.

[Sagiso Ranko]

—Gracias, Ranko.

Su nombre reverberó incontables veces dentro de su cabeza. Pronto, la anciana que se les había acercado no sólo se alejaba, sino que desaparecía, así como sus nietas. El dragón de la piscina, las protecciones que la rodeaban y hasta el ruido de los chorros se desvanecieron. Sólo estaban Mei y Ranko, rodeadas de agua, cubiertas por el firmamento nocturno de aquella Flama.

..Ranko...

La mente de la Kusajin se vio abrumada por sensaciones. El murmullo que fue la voz de Mei. Su piel contra la suya. Su brazo rodeándola. Su rostro, tan cercano al suyo. Incluso podría jurar que el aroma que inundaba su nariz era de Mei y nada más. Y, aunado a todo ello, lo que Ranko sintió dentro de ella.

..Ranko...

Hubo un hervor intenso en la Kusajin y un rubor total en su rostro. Una parte de ella quería gritar y largarse de allí, y nunca más volver a ver a nadie. ¡No era justo que se sintiera así! Pero la otra parte…

—No es nada, Mei.

A la otra parte no le habría importado seguir así por un buen rato. Habiendo la Uzujin calmado su tos, Ranko movió su brazo, el cual había estado contra la espalda de la chica, hasta su hombro, correspondiendo un medio abrazo. A pesar de que su sangre parecía embravecida y su mente estaba en caos, su cuerpo se movía firmemente, y su voz sonaba muy tranquila. Era como si su cabeza no supiera qué hacer, pero su corazón sí.

El haberse sumergido en el agua le había claramente mojado el cabello a Mei, así que Ranko llevó su mano al rostro de la chica y apartó unos mechones. Un par de orbes esmeraldas se coincidieron con los suyos en lo que bien podrían haber sido mil años.

Y entonces Ranko regresó.

—¡AAH! ¡Y-y-yo…! ¡L-l-lo si…! ¡Yo s-s-sólo te quería…! ¡DIGO! ¡Q-quería… a-ayudar! !D-disculpa s-s-si yo…! ¡Yo…!

El cuerpo de la Kusajin se congelaría, sin apartarse pero sin moverse, y Mei podría sentir fácilmente lo tensa —y lo roja— que se había vuelto a poner.

[Aburame Mei]

El silencio se hizo, Ranko quedó absorta en su mundo, ya había visto esa reacción antes, por lo que no hice ni dije nada más, esperé a que su motor arrancase, en esa espera vi como su rostro pasaba desde rosa pálido hasta el rojo más intenso, incluso podría decir que el la temperatura del ambiente subió y no se debía necesariamente al agua de la terma.

—No es nada, Mei.— dijo con un tono de voz que denotaba cierta calma, senti como su brazo se alzaba también por mi espalda para terminar a la altura de mi hombro, imitando mi movimiento, ahora estabamos un poco más cerca que antes, simplemente sonreí y nada más, al ver como su mano se acercaba a mi cerré los ojos por instinto, pero luego sentí como sus delicadas manos movían los mechones de cabello que caian sobre mi rostro.

El momento parecía perfecto, en paz, ella y yo solas, con el sonido del agua caer, el tiempo parecía haberse olvidado nosotras, era el momento perfecto para un...

—¡AAH! ¡Y-y-yo…! ¡L-l-lo si…! ¡Yo s-s-sólo te quería…! ¡DIGO! ¡Q-quería… a-ayudar! !D-disculpa s-s-si yo…! ¡Yo…!

Cerré los ojos fuertemente por el grito que se emitió casi en mi oido y me alejé para tapar mis orejas —.¡Ranko! ¡Tranquila, no ha pasado nada, no vuelvas a gritar así por favor!— vociferé mientras ponía mis manos en sus hombros —. Relajada mujer, no sé como te pones tensa en estas aguas...— dije al sentir la tensión de sus músculos.

Suspiré.

— Por cierto, creo que ya es hora de ir marchando— sugerí.

[Sagiso Ranko]

Algo se rompió dentro de ella al echar a perder el momento, al ver a Mei tan relajada, como si estuviese preparada para recibir un...

"¡Noooo! Lo arruiné. ¡Oh, lo arruiné! ¡¡Por todos los dioses, lo arruiné!!

Había alterado a Mei con su reacción, y ésta se apartó. Le hizo ilusión que se acercara de nuevo y pusiera sus manos en sus hombros. Sin embargo, Mei sugirió retirarse.

"¿¿Qué?? ¡No, no! ¡Lo siento! ¡De verdad que lo arruiné!"

Ranko también suspiró. Había sido un día muy fuera de lo común para Ranko, y se había salido a zancadas de su zona de confort. Ahora se lamentaba enormemente no haber tenido la entereza, la calma. Ya lo había logrado por un instante. ¿Por qué no podía relajarse a como lo estaba haciendo Mei? ¿Por qué la tenía que vencer su pena? ¿Por qué tenía que ser tan dramática ?

La Kusajin llevó sus manos a sus hombros y los puso sobre las de la Uzujin.

—Lo s- —Pero se mordió la lengua "¡NO! ¡Ya te disculpaste mucho! ¡Creerá que es molesto!" —. E-está bien. Ha… ¡Hay otras cosas por hacer todavía! ¿N-no, Mei-san?

"¡Eso! ¡Muy bien! ¡Recupera algo de la dignidad que acabas de perder!"

—¿Qué… qué tal… algo de cenar?

Ranko saldría entonces de las aguas, con suma velocidad para evitar que el trío de chicas le viera, al punto de que casi se resbala y cae al suelo. Logró, sin embargo, llegar hasta su bata, y se la puso en un santiamén. Fue para ella un gran alivio sentirse cubierta de nuevo.

"No. No puedo dejar que lo último que vea Mei-san de mí sea la Ranko penosa y vergonzosa. ¡Debo de demostrarle que no soy tan socialmente incompetente como parezco! ¿Lo parezco? ¡Pues no importa! ¡De ahora en adelante sólo verá a la Ranko decidida! Creo..."

Tomó entonces la bata de Mei, y la preparó con manos temblorosas, lista para ayudar a la Uzujin a ponérsela. La sonrisa en sus labios era sincera, aunque los nervios se notaban a leguas.

"Me pregunto si Kuu-chan hubiese hecho todo mejor o peor… No. ¡Debes de dejar de pensar en ella! Concéntrate en…"

—¿L-le parece a Mei-san?