23/07/2021, 00:09
Zaide vio cómo la araña atrapaba las llaves y las ganzúas con dos telas de araña finas y precisas. Volvió a dejar las ganzúas junto al montón de armamento ante la incredulidad de Zaide, y las llaves de las esposas se las guardó entre sus quelíceros. Pero, ¿qué se pensaba? ¿Que iba a hacer la vista gorda ante ello y ya está? Si por algo Zaide las había tirado al lago, era precisamente para evitar cualquier tontería. Como una intentona de escapar, por ejemplo.
«Tú también me vas a dar problemas, ¿huh?»
Qué pesadilla de kusajines. Eran duros de mollera y luchadores, eso tenía que reconocérselo. Llevándose una mano al portaobjetos, sacó el botiquín y se lo lanzó a su clon. Hizo como que no miraba, pero de reojo estaba pendiente. Claro que estaba pendiente. ¡Le había cogido las putas llaves frente a sus ojos, joder! La araña no se lo pensó ni un segundo, saltando sobre las manos de Yota.
«¿En serio? ¿¡Ya!? ¿Frente a mis putas narices? ¿No vas a esperar al momento adecuado? ¿A qué por alguna gracia divina me olvide de que has pillado las PUTAS llaves frente a mis PUTAS narices? Vale que estoy ciego de un ojo, ¿¡pero te crees que estoy de los dos!?» Solo le hacía falta sumar dos más dos.
—Jo..
—Desaparece de mi puta vista.
Yota acababa de despertarse cuando le mandaron de vuelta al mundo onírico. Por segunda vez en aquel día. Empezaba a darle pena aquel chico. Se estaba llevando una de hostias sin comerlo ni beberlo por culpa de sus “amigos”. Y es que Zaide había ejecutado el Chidori Senbon contra ellos dos, aunque con la inclinación y ángulo preciso para que Yota solo sufriese parte de la técnica, y en puntos no vitales, como la espalda. Después de todo, ya estaba lo suficientemente débil y no quería matarle.
Esperaba que con aquello la araña desapareciese en una nube de humo y le dejasen en paz de una maldita vez. ¿Es que no podían tener el culo quieto y dejarse machacar, humillar e interrogar como buenos ninjas? «Supongo que yo haría lo mismo en su lugar, pero… ¡Joder, al menos con un poco más de respeto!»
«Tú también me vas a dar problemas, ¿huh?»
Qué pesadilla de kusajines. Eran duros de mollera y luchadores, eso tenía que reconocérselo. Llevándose una mano al portaobjetos, sacó el botiquín y se lo lanzó a su clon. Hizo como que no miraba, pero de reojo estaba pendiente. Claro que estaba pendiente. ¡Le había cogido las putas llaves frente a sus ojos, joder! La araña no se lo pensó ni un segundo, saltando sobre las manos de Yota.
«¿En serio? ¿¡Ya!? ¿Frente a mis putas narices? ¿No vas a esperar al momento adecuado? ¿A qué por alguna gracia divina me olvide de que has pillado las PUTAS llaves frente a mis PUTAS narices? Vale que estoy ciego de un ojo, ¿¡pero te crees que estoy de los dos!?» Solo le hacía falta sumar dos más dos.
—Jo..
—Desaparece de mi puta vista.
Yota acababa de despertarse cuando le mandaron de vuelta al mundo onírico. Por segunda vez en aquel día. Empezaba a darle pena aquel chico. Se estaba llevando una de hostias sin comerlo ni beberlo por culpa de sus “amigos”. Y es que Zaide había ejecutado el Chidori Senbon contra ellos dos, aunque con la inclinación y ángulo preciso para que Yota solo sufriese parte de la técnica, y en puntos no vitales, como la espalda. Después de todo, ya estaba lo suficientemente débil y no quería matarle.
Esperaba que con aquello la araña desapareciese en una nube de humo y le dejasen en paz de una maldita vez. ¿Es que no podían tener el culo quieto y dejarse machacar, humillar e interrogar como buenos ninjas? «Supongo que yo haría lo mismo en su lugar, pero… ¡Joder, al menos con un poco más de respeto!»