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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
La naturaleza siempre había jugado un papel importante para los habitantes del País del Bosque y, cómo era de esperar, pronto empezaron a asociar las cosas fascinantes que se veían con criaturas igual de fascinantes. En Tane-Shigai, un pequeño local ubicado en el tronco hueco de un gran árbol se aseguraba de traer esa magia a su acogedor negocio. Se trataba ni más ni menos que del Café Magico.

Por fuera no daba la sensación de ser nada diferente ni extravagante, tenía una puerta de madera y un letrero con el nombre del local y un arcoiris por encima. Las ventanas dejaban ver el interior, un acogedor café de mesas redondas con taburetes que salían del mismo suelo. Apenas había una decena de mesas pero todas estaban llenas. No es que fuese inmensamente popular sino que la dueña se negaba a ampliar o a abrir otro locales, ya que ella no podría manejarlo y no quiere que se pierda la magia del lugar.

Si no hay nada extraordinario ni en su presentación ni en su mobiliario, ¿qué hace a este café tan único? ¿Su comida? ¿Tal vez su café? Sería lógico que la gente fuese por la calidad. Ninguna de esas. Se trataba de un café tematico. Cada estación había un tema diferente, podía ser tanto un animal mitologico, un tema concreto o la propia estación. No se trataba de un evento de un día ni de nada especial que se hacía una vez al año, la tematica se mantenía toda esa estación.

Durante ese periodo, todos los trabajadores tenían que vestir y comportarse según el tema, como si fueran actores y el café fuese su escenario. El tema de esa estación eran las hadas. Pequeñas criaturas aladas llenas de bondad, amor y brillo. Había un total de cuatro camareras y cada una representaba una estación del año. El atuendo estandar era un vestido de una pieza de tirantes agarrado por la cintura. Hecho de una tela especialmente suave y cada uno del color que correspondiera. Primavera verde, verano amarillo, otoño naranja e invierno azul. Todo en tonos pastel para suavizar el impacto y que tendiesen a uniformarse más que a repelerse entre ellos.

Sin duda, un lugar curioso donde poder relajarse y olvidarse un poco del día a día, conviviendo con seres mágicos y tomando té, café o incluso dulces.
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#2
El camino en tren era de lo más común ya para aquella chica. Había viajado incontables veces debido a los viajes de negocios en los que tenía que ir por simplemente aparentar, aunque ahora poco a poco dichos de estos eran para aprender sobre las relaciones con el resto de socios, para cuando en un futuro heredara el puesto de su padre. Saki, era una chica de metro ochenta y largos de unos veintiún años. Su cabello era tan largo que llegaba al final de su espalda, era tan suave y liso como la seda y más oscuro que la noche sin estrellas, algo que hacía contraste con su pálida piel de aspecto enfermizo, y sus ojos tan azules como el más precioso zafiro. Vestía con un traje negro de pies a cabeza, una camisa blanca y una corbata también oscura, lo que la hacía parecer muy elegante. Por encima de todo esto, llevaba una larga gabardina negra que llegaba casi hasta sus tobillos, lo que era más que útil en el país de la lluvia.

¿El motivo por el que iba hasta en tren esta vez? Acompañando a su pupila Suzume, la cual había sido designada para ser enseñada por Saki, debido a sus altas notas para tenerla en cuenta en un futuro ascenso. A la chica de fría expresión, y con difíciles habilidades para socializar, le importó poco pues era su trabajo. Si aquello la acercaba a un puesto más alto, mejor para ella.

El tren llevaba en marcha desde que habían abandonado la estación inicial, y Saki estaba sentada frente a Suzume con las piernas cruzadas leyendo un periódico, tan insípido y soso como ella, del cual no levantó la mirada a menos que su kohai se lo pidiera.
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#3
«Al camino iré
A lugares que no visité
Ver lugares que tal vez no vuelva a ver
Estoy ansiosa, al camino pronto iré~»

Murakisho Suzume caturreaba para sí misma, mirando por la ventana con ojos soñadores. Su larga cabellera roja caía detrás de ella, a la espalda de su blusa negra y blanca, de olanes en los hombros. Sus piernas, cubiertas de medias hasta los muslos y botas bajas, iban cruzadas.

Gracias por acompañarme, Saki-san —soltó Suzume con melodiosa voz, virando sus ojos violeta hacia su amiga —. Te aseguro que este café te encantará. He escuchado maravillas de él, incluso hasta estando en Amegakure.

Aunque la curiosidad y el interés por un lugar tan bonito eran auténticas, Suzume tenía un objetivo ulterior: ¿Era un buen lugar para sus presentaciones? Si sí lo era, no dudaría en comenzar relaciones con el establecimiento. Si no lo era, simplemente se convertiría en una clienta. Le hacía, además, mucha ilusión el que la helada Saki le acompañara. Le sonrió cálidamente.

¿Has encontrado algo divertido en el periódico?
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#4
El traqueteo del tren contra las vias era todo lo que podían escuchar las dos kunoichis de Amegakure que iban dentro del vagón, sentadas una enfrente de la otra. Por el pasillo que conectaba los vagones habían visto pasar varias veces a una empleada del tren con un carrito con comida, pero siempre pasaba de largo a toda prisa.

Y es que el aspecto estrafalario de la vestimenta de Saki no le daba ninguna confianza a cuantas personas la vieran. Tapada de arriba abajo con una gabardina negra y con un traje completamente extraño bajo la misma. Además del porte completamente serio y amenazante. La mayoría de la gente no es que la temiese, sino que prefería evitarla por un motivo o por el otro.

La parte buena es que no las molestaría nadie. Incluso el revisor intentaría evitarlas.

Por otro lado, Suzume era el polo opuesto. Era demasiado hermosa para que la gente tuviese el coraje de acercarse a ella. Aunque los niños no tenían problema con eso, un par de niñas se le habían acercado en la estación a pedirle autografos. Sin embargo, al subir al tren y esconderse en el vagón más alejado posible, pocos niños iban a ver.

Tenían toda la intimidad del mundo y un par de tazas más.


Id posteando y cuando llegueis entro de nuevo, así podéis hablar si quereis.
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#5
Pese a su aspecto algo amenazador dada la naturaleza de su ropa así como su semblante inexpresivo, era difícil evadir la realidad de su belleza. Y aunque algunos la miraban de reojo ya fuera por curiosidad o miedo, sus miradas se posaban sobre ella durante un par de segundos más por su encanto natural. ¿Sería aquello por lo que Suzume era tan amable con ella? ¿También le parecía atractiva? En cualquier caso, eso no es algo que le importara.

Nada — dijo cerrando con lentitud las hojas sin dejar de mirar, y posteriormente dejarlo sobre la mesita que las separaba a la una de la otra.— ¿Quieres tomar algo? Todavía parece quedar un poco hasta Tane Shigai ¿hay algo en concreto que quieras hacer nada más llegar?

Posó las manos sobre sus propios muslos, una encima de la otra mirando a los ojos con sinceridad a Suzume. Entre la ventana y ella, una espada envainada en una funda oscura descansaba de pie sobre los acolchados asientos. El guardamano y el extremo de la empuñadura eran dorados con detalles en un color azul apagado sobre el guardamano, y la tela de la empuñadura blanca.
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#6
Era de esperarse, pensó Suzume. A ella no le divertía leer largas páginas de blanco y negro. Y apostaba que a Saki mucho menos. Es más, ¿Había algo que divirtiese a la morena? La pelirroja chasqueó la lengua y sonrió.

Era en realidad una intriga hecha persona, aquella Saki.

Claro. Un té suave y dulce estaría la mar de bien. ¿Quieres tú algo, Saki-senpai? ¿Debería llamarte senpai? Técnicamente llevas más tiempo que yo en esto de ser ninja... Pero no sé si estás de acuerdo.

Soltó una risita mientras vislumbraba la espada que la morena llevaba. Se preguntó si algún día podría empuñar algo así de guay, aunque algo le decía que era demasiado débil para hacerlo. Se encogió de hombros y alzó la vista hacia los ojos de Saki.

No sé. Llevamos rato viajando, no sé si deberíamos esperar hasta mañana para ir al café con el cien por ciento de energía, o si ir apenas llegar y recargarnos de energía allí. ¿Qué dices?

Sus ojos no se apartaban de los de su interlocutora. Era como si quisiera forzarla a sonreír a base de miradas tiernas. Era una especie de estatua de hielo, de magnífica hechura en escarcha permanente. Se preguntó si podría derretir aunque fuese un ápice de ella.
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#7
"Senpai". Aquello se le hizo raro al escucharlo, pero realmente no era muy distinto. Se llevó una mano al mentón dándole un par de vueltas. Reamente ella había sido destinada para ayudarla en su formación académica como shinobi, y estaba completamente a su cargo como si de un tutor se tratara. Cumplía todos los requisitos ¿no? Entonces estaba bien ¿verdad? La lógica le decía que si.

Uhm... — Se mantuvo todavía pensativa, desviando un momento la mirada.

Aun así, debía de estar entrenando con ella y enseñándola a practicar todo lo reglamentario en la academia. Pero sin embargo, estaban allí, de camino a una cafetería a la que Suzume se moría de ganas por ir. Ahora Saki era más una especie de guardaespaldas, ya que la chica su principal objetivo era ser una idol. Además, si ella era su senpai, automáticamente eso volvía a Suzume...

Si tomamos algo aqui, supongo que no nos sabrá igual o no podremos pedir todo lo que querías, kouhai — respondió apartando la mano por fin de su boca, y mirandolá fijamente a los ojos. — Esperemos entonces.
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#8
Suzume sonrió ampliamente, con esa curva casi gatuna que sus labios hacen. Le alegraba saber que Saki le dejaría llamarle senpai. Ahora podía jactarse mentalmente de tener algún tipo de relación directa con la morena. Soltó una risita y recibió la mirada de la superior con ojos brillantes.

Es más por la experiencia, Saki-senpai, no tanto por probar todo lo del menú. Pero tienes razón~ Esperemos~ —canturreó.

La pelirroja movió sus pies en el asiento cual niña pequeña. Era técnicamente una adulta, y sus pies tocaban el suelo del vagón, pero le parecía divertido ver sus piernas columpiarse. Le parecían divertidas muchas cosas sencillas.

No he escuchado si tienen algún show en vivo en ese café... ¿Crees que pueda cantar yo en caso de que haya? Tal vez algún karaoke o algo así~ ¿Te gustaría?

Le regaló una sonrisa enorme, mostrando sus dientes de bien cuidados de artista. Era una especie de pregunta con trampa. ¿Expresaría Saki que ella querría verla actuar y cantar? ¿O dejaría la respuesta en un "No sé"? Suzume se mordió el labio inferior levemente e inclinó el rostro. Apoyó el codo en el brazo del asiento, y el mentón en la palma, a la expectativa de la respuesta de su amiga.

No haría falta mucho para llegar al destino.
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#9
¿Un show dices?... Uhm... No recuerdo si ponía algo así en el panfleto que me mostraste... — Respondió intentando hacer memoria en la medida de lo posible, volviendo a llevarse una mano al mentón. — Igualmente ¿hiciste los entrenamientos que te dije de ninjutsu? ¿Leiste los libros de Genjutsu y Fuinjutsu que te pedí?

En ese momento, recordó que le había pedido a Suzume que estudiara por su cuenta un par de libros que ella estudió en su momento. No es que pudiera saber a ciencia cierta si mentia, como si pudiera entregarle un libro de trabajo sobre lo estudiado, pero si era bastante evidente, extendería la mano dando una falsa sensación de amistad, para luego pellizcar una de sus bonitos mofletes para regañarla.
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#10
Como toda una maestra, Saki evadió la pregunta y contraatacó con las propias.

Eh... Yo... Bueno, estuve muy ocupada escribiendo algunas estrofas y... Cuando me di cuenta ya era de noche y no pude... ¡Ayayay! —Suzume chilló cuando su senpai le pellizcó, aunque evidentemente estaba exagerando y no le dolía tanto —. Eh... Le-Leí la contraportada de los libros ¿Eso cuenta?

Con el rostro apresado por la morena, Suzume sonrió, intentando hacer ojitos tiernos mientras rascaba con un dedo el dorso de la mano que le pellizcaba.
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#11
Hubiera suspirado, si se hubiera sentido molesta o decepcionada. O más bien, si supiera como debía sentirse, como debería reaccionar y que significaban aquellos sentimientos.

Bueno, tienes bastante tiempo. Puedes seguir compaginándolo con tu trabajo como idol — giró la cabeza con lentitud, para observar el bello paisaje de la ventana que no le procesaba nada en especial. — Tan solo no lo dejes para muy tarda. Y si necesitas que te ayude con algo, o hagamos una sesión de estudio no dudes en preguntarmelo

Se recostó relajando ligeramente los hombros, esperando principalmente a que su viaje llegara a su fin.
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#12
Le sonrió a Saki, pero ella ya miraba por la ventana.

Lo sé. Me esforzaré incluso más, Saki-senpai. ¡Agradezco toda tu ayuda, y con gusto tomaré esa sesión contigo! —Puso primero las manos juntas en gesto de súplica, y luego le dedicó una profunda reverencia, sin levantarse —. Pero eso será al regresar, ¿no? ¡Ah, mira!

Ya pasaban cerca de aquellas curiosas estructuras de Tane-Shigai. Varios minutos después, el tren comenzaría a desacelerar hasta detenerse.

¡Qué emoción! ¿No te gusta salir de viaje, senpai? Es raro que no esté lloviendo aquí… —comentó alegremente mientras se preparaba para bajar.
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#13
"Emoción". Aquella palabra resonó en la mente de Saki con fuerza, palpitando en ella como si le hubiera caído una gran jarra de agua fría. Apenas escucho lo siguiente de Suzume, como si de una voz en la distancia se tratara. Era fría, y le costaba entablar relaciones más allá de las profesionales como la que estaba desarrollando ahora con su pupila. Miró a la mesa de color beis que las separaba, viéndola más blanca de lo que realmente era intentando procesara lo que sentía. ¿Era angustia? ¿Tristeza? Ojala lo pudiera saber.

El tren no tardaría en detenerse, y solo sería ahi cuando ella reaccionaria, tomando su espada así como el equipaje que había por encima de su cabeza en un hueco preparado para esto a lo largo del vagón. Era una maleta negra, con los picos dorados y de forma ligeramente rectangular. Apenas había un par de personas más en el mismo vagón que iban ellas, que comenzaron a desfilar para desalojar el lugar.

Saki guiño un ojo por accidente al bajarse, tapando un poco su rostro con la mano que sostenía el arma. Como Suzume misma había mencionado, allí no llovía, por lo que aquello no termino de procesarlo tras aquel breve momento en el que se había enfrascado en sus propios pensamientos.

Es verdad. Había olvidado que aquí no llueve de forma incesante... — dijo bajando la mano, pero una fría brisa la golpearía reubicándola en la fría estación invernal, meciendo un poco sus cabellos.

Al menos, su gruesa gabardina negra, la resguardaría sin problemas del frío.
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#14
Suzume tomó su maleta cian, llena de pegatinas y etiquetas de colores (y su mochila a juego), se puso un enorme y esponjoso abrigo morado, y bajó del tren tras Saki.

Woah... Qué extraño el cielo —soltó, mirando hacia arriba como una pequeña niña curiosa. Claro que había visto el cielo despejado antes, incluso antes de viajar en tren, era simplemente que le gustaba verlo, y lo encontraba tan ajeno a ella, tan curioso —. Tal vez debería cantar algo al respecto. Digo, no justo ahora~ ¿Te gusta el sol, senpai?

Soltó una risita, ajustándose el abrigo para resistir el invierno del País del Bosque, que si bien no era tan cruel, no quería resfriarse.

¡Andando, Saki-senpai! —dijo Suzume, con todo el ánimo y la convicción del mundo, mientras avanzaba a paso firme para salir de la estación.
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#15
Suzume salió un par de pasos más adelante de Saki, contemplando con una sonrisa igual de cálida y suave que el sol en aquella fría época. O por lo menos, es como lo vio la chica morena pese a no terminar de comprenderlo. Pero volvió en sí, cuando esta la llamó de nuevo, adelantándose un par de pasos a ella. Saki alzó las cejas ligeramente sorprendida cuando esto ocurrió, y tuvo que dar un par de pasos acelerados para volver a ponerse a su lado.

No me... No me desagrada el sol, aunque me quemo con algo de facilidad — dijo levantando la mano que llevaba ahora suelta, girando su mano con suavidad hacia delante y atrás, mostrando un guante de cuero negro en unos alargados y finos dedos de pianista. — Nuestro hotel no debe estar muy lejos, dejemos nuestras cosas primero y entonces vamos a ese café que querias

De su abrigo, saco un par de papeles que miro por encima mientras caminaba para luego devolverle una mirada momentánea a Suzume, mientras con su otra mano, sujetaba su maleta con la espada encima de esta sobresaliendo por delante y atrás, pero manteniéndose segura gracias a los agarres.
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