Un café mágico

[Murakisho Suzume]

—Oh, una Saki-senpai bronceada... Creo que no te quedaría mal. —Suzume rió ante su comentario.

La pelirroja caminaba con decisión, como si conociera el camino a la perfección. Aunque claro, no era así, y más de un par de veces tuvo que preguntarle a Saki para confirmar su rumbo. Cuando al fin llegaron al hotel, no tardaron en hacerles pasar a una habitación elegante, de dos camas. Suzume cantaba en voz baja mientras acomodaba sus cosas, y varios minutos después estuvo lista para salir, con su abrigo encima.

—Qué e-mo-ción~ —exclamó la cantante —. ¿Qué tipo de café te gusta más, senpai? ¡Ah! ¡Se me antoja algo dulce y cremoso! Algo con chocolate, tal vez~ —Suzume saldría junto con Saki, caminando a su lado o dando ocasionales vueltas a su alrededor, como si de una niña pequeña se tratase.

[Zhaoren Lyndis]

La kunoichi no ignoró aquel comentario, pero resulto de lo más indiferente para ella. Suzume ya había comentado en otras ocasiones cosas que podrían quedarle bien o variantes para la chica, como de hacer una fiesta de disfraces y que la morena fuera de una errante, una ronin. Aunque tampoco es que le molestaran aquellos comentarios, era capaz de comprender que Suzume intentaba establecer algún vínculo con ella, pero su dificultad para relacionarse complicaba la situación.

Para cuando salieron del moesto hotel, su kohai estaba completamente entusiasmada, canturreando animada e inquieta de un lado para otro, portando un bonito abrigo. Saki por su parte seguía utilizando aquella gabardina negra que llegaba un poco más allá de tus rodillas, y portando todavía su arma envainada en una de sus manos libres. Seguramente aquello le molestaría a Suzume, pero seguía de servicio, por lo que no podía desproveerse de ella por si surgía algún inconveniente.

— Uhm... No lo sé, nunca he bebido café. Suelo beber té negro — respondería dejándose llevar por la chica.

[Murakisho Suzume]

—Woah, eso sí me sorprende —Suzume se volteó, caminando de espaldas por un momento para poder ir viendo a Saki —. Pensé que te gustaría el café. Café negro, sin azúcar, ni crema, ni nada.

La pelirroja volvió a ver al frente, sin dejar de caminar con mucha alegría. Se preguntó si, en un futuro cuando fuese conocida en todo Onindo, sería difícil andar por las calles así. ¿La gente le impediría el paso? ¿Gritarían todos su nombre? ¿Le pedirían que cantase en medio del camino? Eso último sí lo haría, se dijo. Volteó de reojo a la espada envainada que la morena portaba. Claro. Cuando fuese más famosa, estaría en mayor riesgo. Pero allí estaría Saki para protegerla, ¿no? De las veces que lo había intentado, el combate cuerpo a cuerpo no era lo suyo, así que aquel filo le recordaba lo incapaz que era en cierta disciplina.

—Aunque pensándolo bien, tiene más sentido que te guste el té. Siendo honesta a veces no le encuentro sabor al té. Pero no negaré que tiene algo… único y especial —Se giró para dedicarle una enorme sonrisa a su senpai. Al volver la vista al camino, apuntó a un letrero con un arcoiris no muy lejos de allí. Aquella puerta en el árbol parecía más la entrada a un mundo de maravilla que a un lugar para comer —. ¡Senpai! ¡Allí está!

Suzume chilló como niña pequeña y aceleró el paso un poco.

[Zhaoren Lyndis]

A la morena ahora le picaba la curiosidad por el café, sobre todo el modo en el que lo describió Suzume. "Negro, sin azúcar ni crema, un café negro solo" es lo que se le grabó en la mente que pediría en aquel lugar si tenía la oportunidad. Y no tendría que pensarlo durante mucho más tiempo, pues no tardarían más de un par de segundos antes de encontrar el lugar señalado. No recordó siquiera porque accedió a acompañarla hasta aquel lugar, realmente la engatuso un poco mientras desviaba sus auténticas obligaciones y Saki acabó accediendo sin darse cuenta.

Abrió la puerta con su inquieta "pupila" entrando seguramente al momento detrás de ella.

— Buenas tardes, querríamos mesa para dos — dijo alzando dos dedos de una de su mano, y posteriormente procediendo a quitarse su gran y oscuro abrigo.

Colgó aquella negra prenda de uno de sus brazos en horizontal dejando caer una mitad por delante y otra por detrás para que no tocara el suelo, y se lo ofrecería a la persona que les atendiera si esta sé lo pedía para resguardárselo, pero se negaría a dar la espada que portaba en la mano contraria.

[Kaminari Chika]

En cuanto abrieron la puerta del local una onda de calor prácticamente las golpeó a ambas en la cara. La mayoría de gente del interior iba en manga corta e incluso las camareras iban vestidas de tematica de hada con ropas finas.

Poco después de entrar, llegarían a un modesto atril. Cuando abrieron la puerta, no había nadie pero apenas llegaron a él ya estaba frente a ellas una chica pelirroja. Vestía un vestido de color amarillo pastel de tirantes con unas pequeñas alitas semitrasparentes a la espalda. Además, tenía purpurina tanto en las mejillas como en la falda del vestido.

— Buenas tardes, querríamos mesa para dos

— Buenas, queridas humanas. ¡Claro! ¿A qué nombre tenían la reserva?

Mientras hablaba, revoloteaba a su alrededor, casi literalmente, cogiendo la gabardina de Saki y guardandola en el guardarropa. Antes de que pudiese contestar, la pelirroja ya estaba de nuevo detrás del atril. Abrió el libro de las reservas y puso el día actual, a la espera de que las clientas nombrasen su reserva.

No paraba de mirarlas y volver a mirar el libro, mientras movía los pies de un lado a otro y canturreaba una cancioncita en voz baja.

[Murakisho Suzume]

—Uff, ¿soy yo o hace calor aquí? —Bromeó, entrando detrás de Saki y quitándose el abrigo poco después.

Una chica pelirroja muy animada se les apareció casi al instante. Suzume saludó con una gran sonrisa y un emocionado gesto con la mano. ¡Ah, era una hada! ¡Qué precioso era al fin estar en tal mágico café! Suzume ya se sentía como un ser místico también. La chica se notaba tan activa como un hada de verdad. ¡Qué brillante!

—Debe estar a nombre de Suzume. Murakisho Suzume —dijo la cantante, moviéndose para estar al lado de Saki —. ¡Qué bonito cabello y vestuario! ¿No crees, senpai? —dijo sin intentar siquiera ser discreta.

[Zhaoren Lyndis]

Para cuando preguntó por el nombre, Saki solo giró levemente para dejar paso a Suzume, quien no tardó un instante en pronunciar su nombre completo. La indumentaria que llevaba la chica realmente concordaba con todo el local, dándole un toque casi mágico. Acto seguido, Suzume se acercó hasta Saki recortando la distancia entre ambas, lo que hizo que sin querer se encorvara un poco hacia atrás a modo de reflejo.

— Uuhm... ¿S-Si? — Respondió confusa, sin tener clara su respuesta.

Supuso que era su uniforme al ir tan parecida como aquel propio local, y no es que fuera ropa de su agrado, pero tampoco es que despertara nada en su interior. Ni positivo, ni negativo. Tras confirmar la reserva, simplemente esperaría a que dirigiera a ambas hasta su lugar reservado.

[Kaminari Chika]

—Debe estar a nombre de Suzume. Murakisho Suzume

La chica se quedó un segundo parada pensando al oír el nombre de Suzume. Le sonaba pero no lograba ubicarlo. En cuanto volvió a hablar, ella se puso a buscar el nombre.

— ¡Qué bonito cabello y vestuario! ¿No crees, senpai? —

La joven camarera contesto sin dejar de sonreír.

— ¡Gracias! Los vestidos nos los hicieron nuestras primeras amigas humanas cuando abrimos el café. Al parecer, no está bien considerado ir sin ropa y nosotras no sabíamos cómo funcionaba esto. Ay, perdona, me estoy enrollando. Aquí está vuestra reserva. Seguidme, por favor.

Tachó rápidamente algo en el libro de reservas y empezó a andar hacia dentro, esperando que la siguiesen pero sin girarse a comprobarlo. Mientras andaba, las pequeñas alitas a su espalda se movían al unísono con sus piernas.

— Aquí está la mesa, con ventana como pidió, Murakisho-san. — se paró al lado de una mesa que estaba pegada a una ventana ovalada que daba a la calle principal. — ¿Saben lo que van a pedir ya las señoritas o quieren saber los especiales de la temporada?

Lo extraño de la muchacha pelirroja, aparte de su sonrisa natural, era que iba acelerada. No era tanto como para que se viese antinatural. Sin embargo, hablaba rápido sin trabarse, caminaba rápido sin esforzarse y nada de eso parecía algo forzado para ella. Desde luego, era la viva imagen de la energía veraniega. Además de que el calor del lugar aumentaba con la proximidad a la camarera, como si fuese la estufa.

[Murakisho Suzume]

A Suzume le divertía bastante ver a la chica hablar y moverse como un hada de verdad. Se le hacía adorable cada que mencionaba a "los humanos".

—Qué emocionante, ¿No, Saki-senpai? —Le susurró a la morena. Quería saber qué pensaba sobre el lugar, pero guardaría su pregunta directa para más adelante.

La energética chica les guió hasta una mesa. Suzume se sentó. El calor se le hacía algo extraño, pero no era nada insoportable, así que no dijo nada al respecto.

—¡Oh, oh! ¡Me encantaría escuchar los especiales, Hada-chan! Y llámame Suzume. Hay que ser amigables con las hadas, ¿No? —la cantante le regaló una enorme sonrisa tanto a la mesera como a su acompañante, buscando alentar a la segunda a que interactuara un poco.

[Zhaoren Lyndis]

El calor de la estancia era bastante agradable en reflejo al frío exterior. El trío caminó por el interior de la estancia hasta que la chica que las había atendido les mostró su mesa reservada al lado de la ventana. Saki dejó apoyada su arma contra la pared, quedando inclinada y procedió a quitarse la chaqueta oscura que todavía llevaba, dejándola en el respaldo de la silla cayendo cada una de las mangas por un lateral. Suzume por su parte, estaba realmente emocionada, disfrutando con el hecho de que la muchacha se metiera tanto en su papel.

— Si claro, nos gustaría saberlo. Pero por lo pronto yo quiero un... — Giró el rostro, para mirar a Suzume y compartir una mirada momentáneamente, en la que buscaba que la corrigiera si se había equivocado. — Un café negro solo.

Levantó el dedo índice de una de sus manos, para mirar a la camarera.

[Kaminari Chika]

—¡Oh, oh! ¡Me encantaría escuchar los especiales, Hada-chan! Y llámame Suzume. Hay que ser amigables con las hadas, ¿No?

— Claro, Suzume-san. Ustedes pueden llamarme Shiba, seré su hada de servicio. — se cogió la falda con una mano e hizo una leve reverencia

— Si claro, nos gustaría saberlo. Pero por lo pronto yo quiero un... Un café negro solo.

La pelirroja se quedó un segundo pillada por las palabras de la amejin.

— Bueno, los menús temáticos especiales que tenemos incluyen bebida. Pero podría sustituir la bebida por un café solo aunque creo que rompería el objetivo de los menús. Tendría que ir a preguntar.

Miro a ambos lados y antes de que pudiesen detenerla se fue directa a una mujer que parecía ir vestida también temáticamente. Vestía un vestido que asemejaba la corteza de un árbol y unos laureles coronaban su cabellera marrón.

Shiba fue hasta ella, mantuvieron una breve conversación y volvió de inmediato.

— Sí, podemos cambiar la bebida de los menús por otras. Entonces... ¿qué tomarán? — parecía haber olvidado que no les había dicho los menús al final.

[Murakisho Suzume]

—¡Shiba-san! ¡Qué lindo nombre!

Suzume dio un par de silenciosos aplausos. Intercambió miradas con Saki. ¿Acaso estaba... Siguiendo su sugerencia? ¡Pero no había sido una sugerencia!

—E-espera, senpai... Si no has tomado café antes, es posible que te sepa muy fuerte... —Sin querer, había sincronizado su comentario con la veloz retirada de la camarera, mas regresaría para que la cantante le dijese algo más —. Shiba-san, ¿Podrías traer crema y azúcar aparte? En caso de que a Saki-senpai... No le guste del todo el café negro. —Rió brevemente.

Suzume miró fijamente a Shiba por un momento. ¡Qué energía destilaba! Parecía ir tan rápido que calentaba todo a su paso.

—Pero no nos has dicho los especiales, Shiba-san. —dijo con una risita y tono cantado.

[Zhaoren Lyndis]

Suzume se alteró ligeramente al haber escuchado la petición de Saki, lo que la hizo voltearse hasta ella casi al momento, para después compartir la mirada de ambas sobre Shiba, la camarera que las estaba atendiendo.

— Yo soy Saki, perdon por no haberme presentado en el momento — respondió primero, al darse cuenta de lo maleducada que había sido tras caer en que su pupila ya se había presentado a diferencia de ella. — Como dice Suzume-chan ¿cuáles son esos menús que mencionaste antes?

Puso los codos sobre la mesa, con los brazos algo flexionados y entrelazando los dedos para hacer un puente sobre el que sostuvo su barbilla mientras miraba a los ojos a la chica pelirroja con su indiferencia habitual. No lo hacía de forma que fuera con desprecio o superioridad, sino que era completamente inconsciente y su belleza natural hacía que aquella mala sensación, no hiciera tanta acción.

[Kaminari Chika]

—. Shiba-san, ¿Podrías traer crema y azúcar aparte? En caso de que a Saki-senpai... No le guste del todo el café negro.

Asintió rápidamente y apuntó algo en su pequeña libreta.

— ¡Claro! Ningún problema.

— Yo soy Saki, perdon por no haberme presentado en el momento

Repitió la leve reverencia sujetándose la falda para Saki.

— Encantada, Saki-san.

Después de aquella última presentación volvió a ponerse en posición de apuntar.

—Pero no nos has dicho los especiales, Shiba-san.

Shiba se rascó la nuca, rememorando que efectivamente no había dicho los especiales.

— Como dice Suzume-chan ¿cuáles son esos menús que mencionaste antes?

Junto ambas manos ante ella, con bloc de notas y lápiz incluidos, y bajo la cabeza ante ellas.

— Lo siento muchísimo, no sé dónde tengo la cabeza. Estaba convencida de que sí.

Volvió a recuperar la posición normal y se quedó pensativa un segundo.

— Bien, los menú de temporada, como podréis suponer. — dio una pequeña vuelta sobre sí misma — Va sobre las hadas de las estaciones. Yo soy la del verano. El menú del verano es un té verde con un helado de nata y limón. Para el de otoño un té rojo con un helado de café. En invierno tenemos un té negro con un helado de menta y chocolate. Por último en primavera, té verde con un helado de frutas silvestres. Cada té tiene un ingrediente sorpresa para darle un aroma especial según la estación, así que si tienen alguna alergia, decídmelo y yo se lo digo a cocina. ¿Alguna pregunta?

Todo lo había recitado del tirón y con cierta musicalidad como si fuese una nana sin rima alguna. Acto seguido se quedó sonriente mirando a sus clientas.

[Murakisho Suzume]

Suzume soltó una risita queda al ver aquella pose que intentaba ser dominante, pero que resultaba muy atractiva, por parte de Saki. Luego puso atención a Shiba, mirando fijamente a su rostro con una gran sonrisa.

La Amejin dio unos suaves aplausos, como si Shiba hubiese terminado alguna canción. Le encantaba la actuación de hada de la pelirroja. Aunque, ¿Cómo le hacía para tener el calor del verano? ¿Si le hubiese tocado ser el hada de invierno, habría más frío? ¡Oh! ¡Si hubiese sido la de la primavera, estaría cubierta de flores y perfume! ¡Había que regresar algún otro día!

—Bueno, como Shiba-san es el hada del verano, me encantaría probar el menú del verano, gracias —sonrió incluso más, encogiéndose de hombros por un instante, tierna —. En cuanto alergia, no tengo ninguna. ¿Pedirás algún menú, senpai? Todos suenan deliciosos.