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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Tras escuchar las ofertas que Shiba mencionó, volvió a mirar la carta que tenía entre sus manos. Un helado en aquella estación tan fria no era desagradable, pero quería algo más calido; un calor igual de agradble y suave como el de la chica de aquellas dos chicas. Suzume no tardó en aceptar el menú que la camarera vestida de hada le correspondia por la estación que representaba, pero Saki tardaría un par de segundos mirando un poco la carta de arriba abajo.

Creo que me quedaré con las tortitas esponjosas con sirope de vainilla y nata montada — dijo señalando en algún punto de aquel papel. — Y el café como ella mencionó anteriormente. El helado suena apetecible, pero me apetece algo más calido — añadió mirándo a Shiba con sus preciosos ojos azules perlados, que resaltaban aún más su belleza natural por sus bonitas pestañas.
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#32
Shiba empezó a escribir tan pronto como las chicas empezaron a pedir. Cuando estas acabaron de dictar su orden, ella ya había acabado, prácticamente al unisono.

Un menú de verano, un cafe solo con crema y azucar y unas tortitas con vainilla y nata. ¿Quiere algo de comer, Suzume-san? Los menús son la bebida y el acompañamiento, de platos principales tenemos gofres, tortitas y crepes. Y se acompañan de sirope de fresa, nata, caramelo, chocolate negro, con leche o blanco. ¿Hay algo que le apetezca?

Mientras hablaba, la joven seguía bailoteando sin llegar a moverse del sitio. Movía la cabeza, las caderas, incluso girando ligeramente sobre sí misma. No parecía ansiosa por irse ni estaba apresurada, simplemente parecía su estado natural.
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#33
A Suzume le fascinaba el empeño que Shiba ponía a su papel, y no dejaba de sonreírle.

¡Oh, sí! Algo de comer, a ver... —Se dio toquecitos en el mentón, pensando —. ¡Ah, los crepes suenan maravillosos! Con... Veamos... ¡Oh, con chocolate blanco! Suena delicioso.

La cantante estaba más que emocionada, y no sólo por la comida. Quería ver a aquella hada pelirroja traer las cosas. ¡Imaginaba que las traería todas al mismo tiempo, equilibrándolas como una precaria torre, pero les serviría todo sin problema ni desastre alguno. Sí, de lo imaginaba vívidamente. Le alegraba también que Saki hubiese estado dispuesta a pedir algo más. ¿Sería el calor del verano derritiendo su semblante frío?

Suzume soltó una risita silenciosa, sin borrar ni ocultar su sonrisa.
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#34
Ante los ojos de Saki, y seguramente de Suzume, parecía la viva encarnación de la primavera. Tan alegre y jovial, que contagiaba a los de su alrededor con esa sonrisa, su pelo anaranjado era largo y libre, como seguramente ella. Sus abiertos ojos llenos de vitalidad eran de un color marrón muy claro, por lo que seguro que el sol le molestaba cuando brillaba con fuerza. Aunque cuando se alejó para dar los pedidos en la cocina del local, la temperatura pareció haber bajado ligeramente. Lo que hacía que más que la primavera en sí, fuera más bien el verano. Aquello hizo que Saki se girara al notar aquella extraña sensación, como de haber separado una cálida estufa de su lado, dedicándole una última mirada a la chica antes de devolverla a su acompañante.

Suzume parecía cuidar su imagen al milímetro, cosa que era más que normal debido su sueño y afición. Su piel se veía suave y palida debida al clima de Amegakure, lo que hacía que contrastara de forma hermosa con sus cabellos rojizos. Sus ojos eran de un color violeta que en ojos de la morena se veían radiantes y llenos de vida como los de la chica que es había atendido. Siguiendo la temática, Saki pensaba que si Suzume fuera una estación, sería también la primavera y sin mucho lugar a dudas, ella el invierno.

Fría, callada, distante y una piel blanca como la nieve que daba una sensación de pureza y enfermedad a partes iguales por la palidez de su piel, contrastando mucho con el intenso color azul de sus ojos y su larga melena oscura. Realmente ella por si sola contrastaba bastante con Suzume, pero añadiendo aquella tercera chica a la ecuación, hizo que fuera mas notorio y evidente. ¿Debía molestarle? Porque no era así, en su lugar, se sentía bastante cómoda al estar con ambas pese a ser tan enérgicas y vivaces.

Suzume — quedaría algo repentino aquella llamada por su nombre, hubiera habido silencio o esta estuviera entablando conversación. — ¿Cuánto tiempo reservaste el hotel? Estoy en mis días libres pero aun así...

Con el tiempo que llevaban, Suzume ya se habría dado cuenta de que la chica no conocía la palabra "descanso". Siempre estaba ocupada entrenando, estudiando o cualquier otra cosa, y la había engañado un poco para forzarla a venir con la excusa de que si era su sensei, debía ir con ella.
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#35
¡Oh, sí! Algo de comer, a ver... ¡Ah, los crepes suenan maravillosos! Con... Veamos... ¡Oh, con chocolate blanco! Suena delicioso.

Shiba asintió varias veces mientras Suzume recitaba lo que iba a comer, apuntandolo al mismo tiempo. Una vez escrito volvió a asentir.

Perfecto entonces. En breves traeré las bebidas, cualquier cosa que necesiten las señoritas, podéis pedirmelo a mi o a cualquier hada. ¿De acuerdo? — antes siquiera de acabar de hablar ya se había marchado.

Tras haberles tomado nota, se marchó directa al mostrador para dar la orden. Después empezó a moverse de un lado a otro, llevando y trayendo platos y vasos. No era especialmente rápida, ni llevaba más de una cosa en cada mano, sin embargo, a diferencia del resto, no paraba. Iba y venía una y otra vez, no tenía problema en preguntarle directamente a los clientes de quien era cada cosa.

No era demasiado eficiente pero tampoco parecía tener ninguna necesidad de hacerlo. Parecía que la pareja iba a tener unos minutos de tranquilidad antes de que su hada pelirroja les trajese su comanda.
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#36
¡Por supuesto, Shiba-san!

Ver a Shiba asentir como un juguetito y luego ponerse a volar de un lado a otro le hizo a Suzume soltar una risita. Era en realidad entretenido verla ir y venir, casi hipnotizante. Puso el codo en la mesa y apoyó el mentón en la palma. La voz de Saki le trajo de vuelta, y la cantante le dirigió una sonrisa y una mirada brillante. Era como pasar la vista del paisaje de un campo florido lleno de mariposas a uno invernal, nevado, con conejos árticos saltando por doquier. Ambos opuestos, ambos preciosos.

¿Ah? Oh, sí, eh... Pensé que un sólo día sería demasiado poco, y una semana entera podría ser... ehm... agobiante para senpai, así que lo reservé para tres noches. ¿Está bien? Tres me parece un bonito número.

Sonrió ampliamente, sin separar el mentón de su palma.
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#37
Mas que agobiante, me carcomería un poco el cargo de consciencia el estar tanto tiempo sin hacer nada — dijo dirigiendo su atención a la carta que todavía quedaba sobre la mesa que había ojeado antes. — Pero... Tres me parecen bien, me parece perfecto

Volvió a abrir la carta, para volver a ojearla en búsqueda de también una tercera enmienda para más tarde. Aunque Suzume seguro que le insistiría en que probara lo que ella había pedido para querer abrirle más mundo de sabores, sin detenerse en un café solo.

¿Tienes algo pensado para estos días entonces? Visitar la ciudad y ver algunos de sus lugares podría estar bien. Aunque... Necesitaríamos un guía y no hay tampoco mucho tiempo para buscarlo — se llevó una mano al mentón, mientras seguía mirando la carta.

Un batido helado de fresa con nata, habría captado su atención con aquel dibujo tan apetecible.
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#38
Mientras la pareja hablaba distridamente de sus planes en la ciudad, Shiba les trajo las bebidas con un suave "aquí teneis" antes de seguir con su danza por toda la cafeteria. El café de Saki iba acompañado de la crema y el azúcar tal y como habían pedido.

No tardó más que unos minutos en aparecer con tres platos: uno tenía el crep relleno de chocolate blanco, otro más pequeño tenía una bola de helado blanco con trazas amarillas apoyado sobre dos barquillos de galleta y el último un par de tortitas una sobre la otra con dos montones de nata montada y sirope de vainilla goteando de ellas.

Por aquí un delicioso crep con chocolate blanco, con su helado de verano y... las tortitas por aquí. — dijo dejando cada plato delante de su comensal conforme los nombraba.

Al acabar de servir dio un pequeño saltito hacia atrás para volver a sacar el bloc de notas y mirar a sus clientas.

¿Quieres alguna otra bebida? ¿Algo que les apetezca? ¿Les ha gustado el café y el té? — las miraba ilusionada, como si fuese una perrita a la espera de su premio.
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#39
La cantante agradeció con dulce voz el té verde que la mesera le traía. Lo probó, deleitándose con su suave sabor.

Nee, senpai, está bien tomarse alguno que otro día libre. No todo es trabajo, ¿Sabes? —le contestó Suzume con una risita —. Honestamente no tenía pensado nada más. Lo principal era venir aquí. ¡Y vaya que ha valido la pena, jaja! Pero tienes razón, necesitaríamos un guía...

Sus últimas palabras coincidieron con el regreso de Shiba, trayendo la comida. Los crepes se veían maravillosos, y el rostro de Suzume lo demostró con ojos brillantes.

Oh, Shiba-san, admito que normalmente no soy fan del té, ¡pero éste me ha encantado! Muchas gracias~ ¡Y los crepes se miran deliciosos también! Algo más... Ahm... ¡Oh! ¿Qué tal alguna malteada? ¿Sí? Una de banana, si es posible, por favor.

Suzume le dirigió una mirada muy alegre y una enorme sonrisa a la otra pelirroja. La cantante no era de las que comen demasiado, pero esa cafetería le daba ganas de probar de todo. ¡Más aún con la entusiasmada actitud servicial de Shiba!
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#40
Abrió a boca por un instante, pero las palabras no salían de ella. Saki quiso responderle de alguna forma a las primeras palabras de Suzume, sin embargo ciertamente apenas descansaba. Su tiempo libre solo lo dedicaba en entrenar y practicar buscando ser solo mejor. Poco después, sus primeras comandas llegaron gracias a la pelirroja. Una para taza para Saki, y otra para Suzume.

Frente a la morena, había una pequeña taza con un líquido marrón muy oscuro junto a un pequeño bote que contenía crema, y un azucarero. Sostuvo la taza con ambas manos, pasando el dedo índice de una de sus manos por el asa. El calor era agradable para sus delicadas, largas y finas manos de porcelana. El aroma del café era intenso sin embargo se le hacía bastante agradable, por lo que bebió ligeramente inclinando la taza para evitar quemarse si estaba demasiado caliente. Como la propia Suzume le sugirió desde el principio, el amargo sabor e intenso sabor que de gusto era más que de su agrado. Bajo la taza con lentitud y sus ojos estaban abiertos de par en par, cosa que su kohai jamás había visto en este tiempo que llevaban juntas.

Esta delicioso — dijo observando la taza mientras la dejaba de vuelta sobre su platillo. Descartó automáticamente el plus de complementos que le habían traído para poder echar a su bebida, y miró a Shiba con el mismo rostro de ojos abiertos después de que Suzume volviera a pedir algo más. — Está muy bueno ¿cómo lo habéis preparado? Jamás había probado algo así. Los tés que suelo tomar están muy bien, pero esto es completamente distinto

Estaba tan ensimismada en aquella bebida, que se le había olvidado si pedir algo más. Ante la ligera y extraño rostro de entusiasmo proveniente de su inmóvil expresión, parecía que sus ojos brillaban con luz propia por primera vez en años y sus mejillas estaban ligeramente coloreadas.
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#41
Oh, Shiba-san, admito que normalmente no soy fan del té, ¡pero éste me ha encantado! Muchas gracias~ ¡Y los crepes se miran deliciosos también! Algo más... Ahm... ¡Oh! ¿Qué tal alguna malteada? ¿Sí? Una de banana, si es posible, por favor.

Shiba se dedicó a apuntar mientras asentía con su sonrisa calida. De nuevo, la atmosfera se calentaba con cada segundo que la pelirroja pasaba con ellas.

Por supuesto, una malteada de banana marchando.

Antes de poder girarse a preguntarle a Saki, fue ésta la que se le lanzó a hablarle.

Está muy bueno ¿cómo lo habéis preparado? Jamás había probado algo así. Los tés que suelo tomar están muy bien, pero esto es completamente distinto

Se quedó un segundo pensando. Intentando encontrar la mejor forma de explicarle como funcionaba la cafetera. Realmente no había mucho qeu explicar pero tampoco quería parecer que era perezosa a la hora de responderle. Bah, lo mejor era ir con la verdad por delante.

Realmente no hay mucho que decir, se cogen los granos de café, se muelen y se filtra agua caliente. Basicamente se hace como el té, pero en vez de con hierbas sería con polvos. ¿Quiere otro, señorita Saki?

La sonrisa de Shiba volvió en cuanto acabó de hablar.
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#42
Lentamente, la sonrisa de Suzume se hizo más y más grande conforme Saki probaba el café y quedaba encantada con él, e incluso preguntaba sobre su preparación. La cantante soltó una risita cuando el hada pelirroja explicó el sencillo procedimiento del café.

Suzume supuso que lo estaba simplificando bastante, y que omitía o ignoraba algunas cosas. ¡No podía ser un café tan bueno si se preparaba igual al resto!

¡Qué amable es, Shiba-san! ¡Muchas gracias! —dijo con leve tono cantado cuando Shiba tomó su orden, y le regaló una gran sonrisa.

Suzume no dijo nada más, y se dedicó a comer sus crepes a bocados pequeños, saboreando cada uno al máximo. Le había encantado el lugar y adoraba haber ido. Aunque la calefacción parecía estar un poco alta, no le molestaba mucho a Suzume. Tal vez era su imaginación, pero era como si Shiba aumentara el calor al acercarse.

Suzume pensó, con una risita, que debía ser su energía de hada veraniega.
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#43
Completamente atenta a aquella explicación, volvió la mirada pensativa y abstraida del lugar.

Se muelen y se filtra agua caliente... Tengo que hacerme con una de esas cafeteras... — Dijo pensando en voz alta, completamente seria, para posteriormente darse cuenta de su error, y girarse algo nerviosa. Rompiendo una vez más su faceta fría y distante. — ¡Ah, traeme a mi... ! — Ojeó otra vez la carta, centrando su atención en las diversas formas que ofrecían aquella bebida, y siendo completamente incapaz de decidirse por una, frunciendo el ceño sin saber qué hacer.

Seguramente Shiba saldría a su rescate, ofreciendo alguna del menú. Saki aceptaría asintiendo sin rechistar casi en el momento, deseando probar aquel siguiente delicioso café que le trajera.

Poco después de que se marchara, devolvería la atención a sus tortitas. Utilizando un cuchillo y tenedor predispuestos, cada vez que se llevase un trozo a la boca, cortaría un trozo tan pequeño que apenas necesitaba abrir mucho su mandíbula para ello. En algún momento, volvería a conectar la mirada con la de su kohai.

¿Quieres probarlas?
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#44
¡Qué amable es, Shiba-san! ¡Muchas gracias!

¿Amable? No, no, solo hago mi trabajo, Suzume-san. No hace falta que me lo agradezcas. — aclaró Shiba devolviendole la sonrisa.

Mientras, Saki parecía revisar el menú en busca de otro café que tomar. Era complicado para la pelirroja aconsejarle algo sobre aquello a la morena. Si le había gustado el café solo era que le gustaban los sabores fuertes y amargos. Ella era más de dulces, de hecho, nunca había disfrutado un café. Se quedó pensativa unos segundos hasta que se le ocurrió algo, alzando un dedo de golpe al tiempo que volvía a sonreír.

Ah, bueno, a mí el que más me gusta es el café moca. Lleva leche y chocolate, pero sigue siendo un café. Creo, supongo. No sé si le gustará algo tan dulce, Saki-san, pero si quiere probar cosas nuevas, igual le gusta... — Saki asintió secamente y Shiba apuntó la comanda animada. — Pues vuelvo en un batir de alas.

Les guiñó un ojo y volvió a sus quehaceres de camarera mientras las chicas disfrutaban de la comida.
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#45
Suzume soltó otra risita, imaginando a Saki en una habitación con estantes repletos de distintos tipos de café, toda una fanática de la bebida.

Cuidado, senpai. No quisiera que te hicieras adicta, je je. —Luego se viró hacia la camarera —. Bueno, ¡aunque no haga falta lo haré, Shiba-san, que su atención ha sido maravillosa! —Le guiñó un ojo antes de que ésta fuese a por el moca de Saki.

Iba ya por la mitad de su platillo cuando la morena le preguntó si quería probar. Suzume de sonrojó de la pena. ¡Qué vergüenza! ¡No le había ofrecido nada a Saki! ¿Dónde estaban sus modales?

Oh. ¡Oh! Claro, senpai. Me parece bien. ¡Esas tortitas se ven deliciosas! Podemos intercambiar un poquito, si gustas~ —canturreó.

Suzume cortó un poco de crepe, intentando que estuviese bien cubierto de chocolate blanco, y, con la mano debajo del tenedor para evitar ensuciar la mesa, dirigió el trocito de comida hacia la boca de Saki, buscando darle de probar. Sonrió muy ampliamente, divertida. La pelirroja no aceptaría un no.
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