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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#61
Saki arqueó ligeramente una ceja para bajar la otra, como queriendo fruncir el ceño con sencillez, pero apenas había expresión en su rostro. No podía negar que la sorprendió un poco ante aquellas palabras, sin embargo, tampoco era algo que fuera para ella una dependencia. Aquella misma cajetilla, podía durarle casi dos meses sin mucho problema y en cierto modo, se veía elegante como lo hacía.

Se llevó dos dedos a la boca para simplemente tras dar una pequeña calada, que expulsó en dirección contraria a las chicas para incomodar lo menos posible. No pensaba tirarlo ahora que estaba a medias, pues le supondría una tontería y aunque no fuera buena expresándose, era más que empática para saber que les molestaba.

U-Uhm... La verdad es que no lo sé... Creo que apenas he viajado antes a Tane-Shigai — respondió quitando momentáneamente el cigarrillo de sus labios.
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#62
Shiba había hecho un esfuerzo en no decir nada, pues no quería empezar quejandose, pero Suzume le había hecho la pregunta y ella tenía que contestar.

Senpai... No creo que sea de buena educación fumar frente a un amiga nueva. ¿No crees, Shiba-san?

Lo cierto es que me parece terrible en todos los aspectos. — dijo sonriente con el mismo tono energetico — No solo te matas tú, sino a tus seres queridos.

Apartó la mirada de las amejines para mirar alrededor sopesando las posibilidades. Podían ir a pasear por los parques pero Suzume parecía una chica más interesada en la fiesta, aunque realmente ella no tenía ni idea de qué era la fiesta. ¿Qué podía interesarle?

Hay muchos parques preciosos por aquí, pero podemos buscar algún local para cantar y bailar también si quieres. Aunque creo que deberíamos cenar primero.

Y sin tener una dirección clara, empezó a andar con confianza.
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#63
La honestidad de Shiba fue brutal, y le sacó una risita a Suzume, quien intentó ahogarla. ¡Y su tono era de lo mas natural, como si siguiese siendo un hada!

¡Suena muy bien! ¿Qué tal ambos? Vamos a uno de esos locales, y luego paseamos por un parque. Me parece bastante divertido. ¿Qué dicen? Claro, podemos pasar a comer entre tanto. ¿Qué sitio recomiendas para cenar, Shiba-san?

Suzume no tenía tanta hambre, pues había estado ordenando y picando en el café, pero suponía que Shiba no había comido, pues estaba trabajando. La mirada de la cantante iba desde el hada hasta su senpai, y luego de vuelta, alternando entre mirar a los ojos de una y a los de la otra, esperando sus opiniones.

Le dieron ganas de quitarse el abrigo. ¿Había estado junto a la calefacción? ¿Por qué su abrigo estaba tan caliente?
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#64
La chica fue tan directa y fría que casi parecía una persona distinta a la que les habia atendido. Aunque dentro de aquel local estaba actuando, así que puede esa fuera simplemente su manera de ser.

Cualquier sitio me parecerá bien — dijo con su indiferente rostro para llevarse de nuevo aquel cigarrillo a la boca. — Podéis adelantaros un poco, así no os molestará el olor

Se giraría a un lado, y de sus labios escaparía entonces una leve humareda de forma tan seguida, que no rompería en una nube de humo, sino que más bien parecía una especie de tela grisácea que se iba deshaciendo poco a poco. Cenar sonaba tentador si encontraban un buen sitio, mientras que lo de cantar... Bueno, a Suzume le entusiasmaba, pero si Saki debía tocar un micro, lo rechazaría casi en el instante.
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#65
¡Suena muy bien! ¿Qué tal ambos? Vamos a uno de esos locales, y luego paseamos por un parque. Me parece bastante divertido. ¿Qué dicen? Claro, podemos pasar a comer entre tanto. ¿Qué sitio recomiendas para cenar, Shiba-san?

El estomago de Shiba contestó por ella. Mientras había estado de turno, trabajando rodeada de deliciosos dulces, había placado a su estomago de la mejor forma que sabía: no pensando. Simplemente dejaba que su cuerpo tomase el mando y su cerebro descansaba. Iba y venía tomando comandas y comunicandolas pero no procesaba nada más que lo necesario.

Ahora, fuera de eso, con la dulce voz de Suzume susurrandole sobre locales de comida, se había desatado por completo. Gruñó y cuando parecía que había parado y Shiba abrió la boca, volvió a gruñir.

Me acabo de acordar de un lugar que vi cuando llegué. Siempre había querido probarlo. Es un restaurante de barbacoas. Ya sabeis, de los que cada mesa tiene su propia barbacoa para poner la carne y diferentes salsas. No había visto ninguno, en mi familia solemos comer carne muy ocasionalmente. Sobre todo verduras y arroz es lo que cae aquí. — se dio un par de palmadas en la barriga. — Claro que será muy caro, pero no os preocupeis, tengo el dinero que había traido para sobrevivir esta semana. No he tenido que usarlo porque la dueña me ha dado comida y cena.

A pesar de lo mucho que había dicho, no había tardado tanto en decirlo todo. No era dificil de entender ni se trababa, pero si te despistabas un segundo igual te perdías dos oraciones enteras.

La pelirroja esperaría con media sonrisa a que las chicas respondiesen antes de cambiar la dirección a la del lugar mencionado.
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#66
Suzume apretó sus labios para evitar reír ante los gruñidos del estómago de Shiba. ¿Tan duro había trabajado que no había almorzado? Sus palabras le respondieron. Bueno... ¿Tan duro había trabajado que había quemado la energía del alimento tan rápido? Sí, eso sonaba mejor. La cantante asintió de vez en cuando, escuchando atentamente a su nueva amiga. Tenía la sensación de que su voz era pegajosa, y necesitaba escuchar cada palabra con suma concentración. ¡Era una máquina para hablar! Suzume se preguntó si era posible que fuese un hada en realidad.

El sitio de barbacoa me parece maravilloso. ¡Oh, y no te preocupes por el dinero! Nosotras podemos pagar. Es más: ya que serás nuestra guía, nosotras deberíamos invitarte, ¿No crees, Senpai?

Se volteó a verla. La morena parecía querer quedarse detrás lo suficiente para no molestarles con el olor, pero Suzume no querría separarse tanto. Si aceptaba, asentiría y comenzaría a andar tras Shiba.

Y... ¿Qué tal la vida de kunoichi? Quiero decir... Nada clasificado, sólo... ¿Cómo va? Hace no mucho tomé este camino y, bueno, aún me falta por vivirlo.

Se pasó un mechón de cabello por detrás de la oreja. Ya habían visto a la Shiba hada. ¿Verían a la Shiba Shinobi?
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#67
El sitio de barbacoa me parece maravilloso. ¡Oh, y no te preocupes por el dinero! Nosotras podemos pagar. Es más: ya que serás nuestra guía, nosotras deberíamos invitarte, ¿No crees, Senpai?

La morena ladeo un poco la cabeza para centrar su atención en Suzume, y posteriormente asentir con su habitual neutralidad. Llevo los dedos a su boca, para volver a exhalar algo de humo, sin perder el paso. Por su lado, la pelirroja se veía completamente emocionada al conocer a otra kunoichi formada, y no tardo en preguntar por su experiencia, ya que por parte de Saki solo había recibido palabras vacías. Pero proseguiría caminando, tras ellas para desviarse un poco hasta una papelera cercana, donde apagaría lo que quedaba de la colilla en una parte metálica diseñada para eso, donde caían las cenizas y la almohadilla restante en un pequeño cajón que sobresalía.

Era trabajo, simplemente. Un día tenías que escoltar a un par de personas, otro ocuparte de los gatitos perdidos, o de encontrar algún objeto perdido. No obstante seguía siendo eso, trabajo. Una obligación por la que era recompensada económicamente. ¿Lo disfrutaba? ¿Puede? ¿Tal vez? Era algo que le resultaba realmente complicado responder siempre.

Sus ojos se deslizaban ligeramente por los laterales de las calles, observando las luces que comenzaban a encenderse iluminando los locales, tiendas y puestos de comida. La ciudad parecía empezar a tener un cierto toque mágico para ella con el color anaranjado y rojizo que bailaba; como los cabellos de aquellas dos chicas.
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#68
El sitio de barbacoa me parece maravilloso. ¡Oh, y no te preocupes por el dinero! Nosotras podemos pagar. Es más: ya que serás nuestra guía, nosotras deberíamos invitarte, ¿No crees, Senpai?

Saki asintió y todas se pusieron de marcha al restaurante. En realidad, era uno de los pocos sitios que Shiba recordaba donde estaban. Le costaba prestar la atención necesaria para recordar calles y caminos. Su cantidad de energia hacía que le fuese dificil estarse quieta y lo mismo le pasaba a sus ojos.

Sin embargo, por primera vez, le costaba apartarlos de Suzume. Había algo en la chica que hacía que el tiempo se ralentizase cuando la miraba. Y por mucho que lo intentase, su mirada siempre acababa volviendo a ella.

Vamos entonces. — dijo con una sonrisa, dedicandole una larga mirada a Suzume sin vergüenza alguna.

Y... ¿Qué tal la vida de kunoichi? Quiero decir... Nada clasificado, sólo... ¿Cómo va? Hace no mucho tomé este camino y, bueno, aún me falta por vivirlo.

Su sonrisa se ensanchó y soltó una breve carcajada.

No creo que nada de lo que he hecho hasta ahora sea clasificado. Pasear perros, limpiar retretes, persiguiendo gatos... — enumeró sus misiones sin perder su sonrisa — Supongo que no suena muy... ninjastico lo de ser kunoichi si lo digo así.
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#69
Sonrió tanto como Shiba rió.

Bueno —dijo Suzume entre risas —, ¡Cuidar mascotas suena algo lindo e importante! Lo de los retretes... Bueno... Supongo que igual es importante.

Rió junto con la chica.

He escuchado que se empieza por debajo. ¿O no, Saki-senpai?

Suzume volteó a ver a la morena, dedicándole una enorme y cálida sonrisa. La chica al menos había ya apagado su cigarrillo, lo que le tranquilizaba a la cantante. Esperaba que Saki no se quedara muy atrás, ni que Shiba fuese muy por delante, a pesar de estarle dedicando miradas a cada tanto. Miradas que Suzume devolvía con una gran sonrisa, por supuesto.

Suspiró.

Sigo teniendo calor a pesar de estar en invierno, pensé que era la calefacción del café... ¿Estaré enferma?

Suzume se quitó el abrigo para estar más cómoda, pues con él comenzaba a sudar un poco. Al mencionar la probabilidad de enfermar, su semblante se pondría un poco serio por unos instantes. No quería que alguna infección le imposibilitara cantar.
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#70
Recortó la distancia para poco después recibir una nueva pregunta a la que responder.

Uhm... Si, la mayoría de misiones de rango D suelen ser así — dijo cogiéndose la barbilla con el pulgar e indice, ladeado ligeramente la cabeza mientras hacía memoria. — Alguna C suelta también puede ser bastante similar a una de esas

En una ocasión, alguien le mencionó que tuvo que hacer de una mascota para una gran tienda, y que estaba catalogada como un rango C solo para darle algo de prioridad e importancia sobre el resto para que se hiciera antes, y recibiera cuanto antes más publicidad.

Bueno... No estamos en Amegakure, así que no hay tanta humedad por la que puedas constiparte — añadió posteriormente, al ver como la pelirroja quería deshacerse de sus ropas.

Aunque no era la misma sensación que dentro de la tienda, era cierto que la temperatura era extrañamente algo más elevada. Aunque para ella era agradable ese calorcito veraniego, como el de una estufa o una densa capa de mantas peluditas.
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#71
Bueno, ¡Cuidar mascotas suena algo lindo e importante! Lo de los retretes... Bueno... Supongo que igual es importante.

Sí, pero no es lo que me imaginaba cuando me hice kunoichi. Esperaba estar donde fuese necesario, rescatando perritos, no paseandolos. Me suena a tareas que no quieren hacer y nos endosan a los ninjas. No es algo trascendental. Aunque supongo que mientras paguen tampoco pasa nada. Es trabajo.

Se llevó ambas manos a la nuca, despreocupandose al momento.

Sigo teniendo calor a pesar de estar en invierno, pensé que era la calefacción del café... ¿Estaré enferma?

¿Calefacción? — se llevó un dedo al mentón, pensativa. — Estoy bastante segura de que no estaba puesta la calefacción. Será porque llevas demasiada ropa encima y al andar habrás entrado en calor, por lo menos yo no te veo mala cara.

Se acercó levemente a Suzume para observarla incluso más detenidamente. Definitivamente se veía exactamente como la primera vez que se vieron, tal vez algo más roja por el calor pero no tanto como para llamarlo enfermizo.

¿Te notas mareada o debil?
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#72
Esas misiones seguro vendrán a futuro, Shiba-san —le dijo con una enorme sonrisa y un pulgar arriba —. Apuesto a que yo también comenzaré con cosas así, ja ja ja~

Lo que el hada pelirroja dijo le dejó anonadada. Eso era imposible. No podía no haber calefacción. ¡Claramente había sentido calor dentro! ¡Mucho para ser un local en invierno! ¡Y justo ahora también lo sentía? ¡Y...!

Y Shiba se la acercó. Incluso sin el disfraz de hada, se le hacía bastante linda. Suzume no pudo evitar sonreír como tonta.

Eh... No, no, me siento de maravilla. Sólo estoy caliente. ¡Quiero decir! Sólo tengo calor. No puede haber sido el abrigo, porque en el café también lo sentía y no lo tenía puesto. Y antes de entrar no había calor, y lo único que ha cambiado es...

Los ojos violeta de Suzume se clavaron en los de Shiba.

Es que Shiba-san está con nosotras.

¿Tenía sentido? No. Pero era la única cosa que se le venía a la mente.
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#73
Saki acabaría alcanzándolas, hasta situarse al lado de ellas. Aquella sensación de calor extraña, volvía a hacer acto de presencia tomando como foco a Shiba. Era suave y agradable, como un suave calefactor. Instintivamente, la morena tiró de una de las muñecas de Suzume, obligándola a colocarse detrás de ella quedando entre las dos chicas de pelo rojizo.

Acto seguido, paso a una pose defensiva, con una mano casi rozando el mango de su espada y clavando la mirada en la kunoichi de la aldea oculta de la hierba.

Claro, el calor proviene de ti. No me di cuenta en el interior porque pensaba que era parte de la calefacción y por esos ojos color miel — de la misma forma que le costaba expresarse, podía llegar a ser demasiado sincera y objetiva. — ¿Qué estas preparando? No le hagas daño

Basándose solo en los hechos que podía percibir, era más que capaz de confundir las intenciones de la gente. Vivir constantemente pensando que el resto del mundo solo te busca queriendo aprovecharse de ti es un gran problema que le costaría solucionar, y el espectáculo que estaba dando inconscientemente en la vía pública, no ayudaba en nada.
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#74
Shiba sonrió al oír que Suzume tenía calor. Obviamente tenía que ver con estar tan apegada a ella, pero parecía que la propia kunoichi ya lo había descubierto por sí misma. Siempre se le olvidaba comentarle ese pequeño detalle a la gente. Normalmente, en la villa, todo el mundo ya era más o menos consciente de la peculiaridad de Shiba, pero fuera, había tenido que explicarlo un par de veces. Siempre era raro.

Sin embargo, Saki se puso a la defensiva, muy a la defensiva. Shiba alzó las manos de inmediato, para asegurar su inocencia. Lo último que quería era empezar una pelea por estar caliente.

Hey, hey, no estoy preparando nada. Siempre estoy caliente, puedes tocarme si quieres. No llega a hacer daño, no te preocupes. Es como tocar una taza caliente. — acercaría la mano si Saki dejaba de amenazar con cortarsela poniendo la suya sobre la empuñadura de su arma. — Nací con ello, a veces se me olvida comentarlo.

Gesticuló un par de veces para restarle importancia.
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#75
Al ser tirada del brazo, Suzume se alteró un poco, mas al escuchar que había sido por la preocupación de Saki, su corazón latió fuertemente, y ella sonrió. Lo hizo aún más cuando la morena mencionó los ojos de Shiba.

¡Ah, mi heroína! —dijo, apretando levemente el brazo de Saki a modo de agradecimiento —. Pero no creo que Shiba-san quiera hacernos daño. Llámame ingenua, si quieres es... —Sus ojos se posaron en los de la pelinaranja —. Algo me lo dice. Yo también nací con algo distinto. Puedo hacer vapor. Y uno muy ácido.

Soltó una risita, como si fuese lo más normal del mundo nacer con aliento corrosivo, o piel ardiente. ¿Tendría Saki algún truco secreto también? Tal vez su especialidad era ser una tremenda espadachina, o la espadachina más guapa de Amegakure. La cantante se regañó mentalmente por andar pensando cosas tan atrevidas. Suzume salió con cautela de detrás de Saki, con una mano extendida, buscando la de Shiba. Realmente tenía curiosidad de cómo se sentía.

No te preocupes, Senpai. Aunque te lo agradezco mucho. Shiba-san, ¿puedo?

Esperaría el permiso de la Kusajin antes de cerrar la distancia y colocar su mano sobre la de ella.
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