La Cortesía

[Kaminari Kimi]

Exhausta, Kimi le sonrió a su hermana y le mostró las palmas de las manos.

— Estoy bien, estoy bien... solo estoy cansada.

— Estábamos entrenando y de pronto empezó a calentarse muchísimo. ¡Tendrían que haberme avisado de que no podía vivir sin agua!

Kimi se rio un poco por lo bajo, conteniéndose para no decir lo que pensaba en voz alta.

— Lo siento. Supongo que me dejé llevar entrenando...

— Oh, bueno, está bien. ¿También quieres entrenar, Chika?

[Kaminari Chika]

— Lo siento. Supongo que me dejé llevar entrenando...

— Oh, bueno, está bien. ¿También quieres entrenar, Chika?

— ¡Mi-chan! Tienes que tener en cuenta el agua. No te puedo dejar sola ni un segundo. Y no, Kira-chan. Si papá me ve entrenando con un brazo fuera de mi cuerpo, me mataría.

Lo dijo cómo si Kimi no estuviese allí y fuese a matarla de la misma forma que su padre.

[Kaminari Kimi]

— Perdón, perdón... —Se disculpó Kimi, sentándose.

— Oh, okay. —Respondió Kira, tranquilamente.

El resto del día pasó sin inconvenientes. Kimi recuperó el aliento al cabo de un rato, aunque no continuó entrenando, mientras que Kira continuó entrenando hasta que se cansó varias horas más tarde.

Al salir del dojo, Chika podría encontrarse con Miki, Raijin y los gemelos, que estaban haciendo la comida para todos. El resto de chicos no tardaron mucho más en regresar a casa para comer todos juntos. Luego de aquello, Ryō, Momo, Kira y Kenshin decidieron volver a entrenar, los gemelos fueron a estudiar junto a Raijin y Miki y Mami volvió a salir por ahí.

Kimi, por su parte, se quedó con Chika y la acompañó durante el resto del día, cuidando de ella y ayudándola con lo que necesitase, o simplemente haciéndole compañía si no necesitaba nada. Al caer la noche, luego de que todos cenasen juntos y llegase la hora de dormir, alguien tocó la puerta de la habitación de Chika un par de veces, esperando unos pocos segundos antes de pasar.

— Ka-chan... ¿puedo dormir hoy contigo? —Se trataba de Miki, que había venido abrazando su almohada—. ¿Porfi?

[Kaminari Chika]

Por suerte para todos, el día prosiguió sin más incidentes. Cada uno hizo la suya y haberse partido los brazos fue solo un anecdota en un dia familiar más. Cómo algún día sería el gracioso accidente en el que secuestraron a Kimi y casi acaba con todos ellos muertos. Graciosas anecdotas familiares.

Chika consiguió esquivar la bala de que Kimi la ayudase a cambiarse en su pijama. Eran hermanas, sí, pero no quería darle envidia a su hermana medio androide con su cuerpo perfectamente carnico. Ni siquiera tenía una sola cicatriz por muchas heridas que se hiciese, era todo un misterio. Así que decidió cambiarse por ella misma.

Cuando, despues de quince duros minutos, ya lo había conseguido, alguien golpeó la puerta.

— Pasa. — concedió sin aliento desde el borde de la cama.

— Ka-chan... ¿puedo dormir hoy contigo?
¿Porfi?

El rostro de Chika se iluminó al ver a la pequeña Miki, le sonrió calidamente.

— Claro, pero tendrás que dormir a mi izquierda, que no tengo la derecha para un golpe tonto durante la noche. — rio brevemente, invitandola a la cama con su mano buena.

[Kaminari Kimi]

— ¡Vale! —Respondió Miki, luego de asentir varias veces.

La Kaminari se apresuró a la cama de su hermana, como si pensase que en cualquier momento esta fuese a cambiar de opinión. Rápidamente se sentó al lado izquierdo de Chika, colocó su almohada y se pegó a su brazo bueno, abrazándola.

— ¡Gracias! —Le agradeció—. Hotaru nunca me deja dormir con él...

[Kaminari Chika]

Chika tuvo el tiempo justo para hacerle sitio a Miki antes de que ella misma saltase a por ella como una bestia sedienta a un manantial cristalino. Lejos de tomarselo a malas, Chika ensanchó su sonrisa.

— Tranquila, que la cama no se va a ir a ningún lado.

Colocó su almohada con precisión y abrazó su brazo bueno con fuerza, a lo que la peliazul respondió apretando levemente el abrazo y apoyando su cabeza sobre la de su hermana.

— ¡Gracias! Hotaru nunca me deja dormir con él...

— De nada. Y no te preocupes por Hotaru, hay gente que está hecha a dormir sola, seguro que es eso.

Intentó aliviar la carga que pudiese tener en el corazón de Miki que su hermano no la dejase dormir con él. Aunque no tenía ni idea de por qué era, dijo lo mejor que se le ocurrió.

[Kaminari Kimi]

Miki asintió, con la cara todavía acurrucada contra el brazo de su hermana.

— Sí. el tonto se pasa todo el día durmiendo. —Dijo, enfadada, pero rápidamente su tono pasó a uno de preocupación—. ¿Crees que pueda venir con nosotros pronto?

Se quedó con su cabecita pegada al brazo de Chika mientras hablaba, sin despegarla. Se quedó callada durante varios segundos mientras escuchaba lo que la mayor le fuese a decir, y después de eso, se quedaría callada unos segundos más antes de hablar.

— Realmente estoy muy feliz de poder estar contigo y con papi, pero Ka-chan... —Le dijo entonces, levantando la cabeza para verla—. ¿Por qué nos abandonó Mika-san?

[Kaminari Chika]

— Sí. el tonto se pasa todo el día durmiendo. ¿Crees que pueda venir con nosotros pronto?

— Claro, seguro que en breves ya está aquí y podrás dormir con él cuanto quieras. — contestó de forma inmediata.

Siempre tenía el reflejo de aliviar la situación, aunque con Kimi a veces podía sonar forzado y que realmente solo lo decía para consolarla, Miki bebía de sus palabras sin replicarle casi nunca. Y eso solo alimentaba que Chika estuviese siempre dispuesta a venderle la mejor situación posible sin siquiera comprobar si era posible o probable.

— ¿Por qué nos abandonó Mika-san?

— Mika-san no es precisamente la mejor madre del mundo. No sé por qué os abandonó, pero llevo siete años con Kimi y era la primera vez que la veía. Siempre pensé que estaba muerta. Estoy segura de que no fue por vosotros, es que ella es así. — se encogió de hombros sin mucha confianza en no haber dicho algo realmente feo.

Sin embargo, no dejaba de ser cierto. Da igual lo que estuviese haciendo Mika, su cosa era abandonar hijas. No es que no fuese la mejor madre del mundo, es que ni llegaba a ser una madre. ¿Para qué había recogido a tantos chicos para después abandonarlos? Si no llega a ser por ellas y Raijin, se hubiesen muerto de hambre o se hubiesen vuelto unos delincuentes peligrosos. Encima ni les había enseñado a leer.

[Kaminari Kimi]

Miki parecía tragarse todo lo que le decía su hermana como si Chika fuese la dueña de la verdad. Hotaru iba a volver pronto a casa y Mika...

— Es verdad. Supongo que Mika-san es así... —Dijo, triste, aunque se podía escuchar también el enfado en su voz—. La odio. ¡Nos había prometido que nos cuidaría a todos como a sus hijos! —Y podría decirse que, en cierta manera, había cumplido su promesa.

La menor abrazó su brazo con aún más fuerza.

— Vosotros nunca me vais a abandonar como ella ¿verdad?

[Kaminari Chika]

— Es verdad. Supongo que Mika-san es así... La odio. ¡Nos había prometido que nos cuidaría a todos como a sus hijos!

Sabía que lo correcto era defender de alguna forma a Mika. Tal vez había algo importante que tenía que hacer, pero es que ni Chika podía decir algo así. ¿Algo tan importante que te mantiene lejos de tu propia hija durante siete años? ¿Y después adoptas a una docena de chicos y los vuelves a abandonar? No había excusa posible. La mejor reacción que pudo pensar fue apretar levemente el abrazo sobre Miki.

— Está bien, ahora estas con nosotros, todo estará bien.

— Vosotros nunca me vais a abandonar como ella ¿verdad?

— Nunca te abandonaré, Ki-chan. Eso te lo juro por Amegakure. — respondió al instante, esto sí que no lo tuvo ni que pensar.

[Kaminari Kimi]

— Gracias, Ka-chan. —Le diría, abrazándola—. ¡Te quiero!

Poco tiempo más tarde, Miki acabaría quedándose dormida poco tiempo después y, durante el resto de la noche, no pareció tener más pesadillas ni ningún problema para dormir. Al despertar Chika a la mañana siguiente, a primera hora como usualmente, se encontraría con que Miki todavía no había despertado, y por lo que sabía, no iba a despertarse pronto.

Si conseguía salir de allí con cuidado de no despertar a su hermana e iba al dojo como lo hacía usualmente, Chika se encontraría con Kimi esperándola frente a la puerta del dojo, como siempre.

— ¡Buenos días, Ka-chan! —La saludaría, sonriendo—. Hoy podías quedarte descansando ¿sabes? ¿Cómo te encuentras?

[Kaminari Chika]

— Y yo a ti. — contestó en un susurro.

Tras darle un último abrazo a Miki, ambas se echaron a dormir. Antes de que la peliazul pudiese acallar sus propios pensamientos, su hermana ya estaba dormida. Sonrió levemente para sí y procedió a imitarla.

Como cada día, se despertó a la hora de entrenar. No es algo que pudiese evitar, eran muchos años con la costumbre y ahora ya ni vacaciones ni hostias, se levantaba a la misma hora de forma automatica. Pero claro, Miki no tenía el ritmo cogido y Chika no tenía la voluntad de despertarla para entrenar cuando estaba tan adorable mientras dormía. Por suerte, estaba durmiendo en su lado bueno y podía usar todo su conocimiento ninja para escabullirse sin despertarla.

Cuando apareció por el dojo, Kimi ya estaba allí. Seguramente ella no había tenido que hacer el super escape ninja de su cama.

— ¡Buenos días, Ka-chan! Hoy podías quedarte descansando ¿sabes? ¿Cómo te encuentras?

— Buenos días, Mi-chan. Estoy bien, ya te lo dije. Además, despertarme temprano dejó de ser opcional hace mucho tiempo. Aunque no entrene, si necesitais algo, aquí estoy yo. — se dio un golpecito en el pecho para parecer tan confiable como siempre.

Siempre había cosas que hacer en el dojo aparte de entrenar, y ahí estaba ella para convertirse en la lider de esas cosas. Las haría todas, y después haría más incluso. O eso, o tendrían que pararla. Lo que no iba a hacer era quedarse sin hacer nada porque se hubiese lesionado, aún podía hacer todo lo que podía hacer.

[Kaminari Kimi]

Kimi rio un poco.

— Sabía que dirías algo así. —Le dijo—. ¡Por eso me quedé aquí esperándote!

Así es. Como usualmente lo hacía, Kimi se había quedado esperando a su hermana en la puerta del dojo para entrar juntas a entrenar. La única persona que faltaba allí era su padre, Raijin, quien solía entrenarlas por las mañanas también.

— Papá ha ido a buscar las armas. Dijo que quería que entrenásemos hoy con ellas. ¿Lo esperamos dentro mientras caliento?

A menos que Chika se negase, Kimi abriría las puertas del dojo para entrar, sorprendiéndose al encontrarse con que no estaba tan vacío como esperaba.

— Oh, buenos días. —Las saludaría casualmente Kira, mientras hacía unos abdominales en mitad del dojo. Por el sudor que había manchado el suelo, no fue difícil deducir que ya llevaba un rato allí.

— Buenos días. —La saludó Kimi de forma educada—. No esperaba encontrarte entrenando tan temprano. Nosotras íbamos a empezar justo ahora. ¿Quieres que entrenemos juntas?

Kira no se lo pensó un segundo.

— ¡Claro! Ya estaba terminando, pero algo de post-entrenamiento no estaría mal.

[Kaminari Chika]

Kimi iba siempre un paso por delante de ella. Lo cual no le importaba en absoluto. Se rascó la nuca con el único brazo que podía mover y le sonrió.

— Supongo que verte es mi premio por ser predecible.

— Papá ha ido a buscar las armas. Dijo que quería que entrenásemos hoy con ellas. ¿Lo esperamos dentro mientras caliento?


Tan pronto como su hermana anunció el tema del día, el rostro de Chika se llenó de pura preocupación. No es que Kimi fuese un completo desastre, pero las armas estaban muy lejos de ser su cosa. Y, para sorpresa de nadie, las armas eran peligrosas.

— Ten cuidado, ¿vale? Ya estoy lesionada yo por las dos, no hace falta que te sobreesfuerces con las armas. Solo con cuidado se aprenden las cosas. — puso expresión de haber dicho algo sabio y profundo, un proberbio ancestral.

Al abrir el dojo, estaba ocupado por Kira, que estaba en pleno medio haciendo abdominales como si fuese lo más normal del mundo. ¿Cuanto llevaba ahí? ¿Las estaba esperando?

— Oh, buenos días.

— ¡Buenos días, Kira-chan! ¿Cuanto llevas aquí? — alzó su mano para saludarla alegremente.

Kimi y Kira empezaron a planear su mañana de bodas entrenamiento, Chika miraba a una y a la otra como si esperase algo.

— Yo iré a traeros algo de agua, ¿quieres algo de hielo, Kira-chan? Y no os agoteis antes de que llegue papá con las armas.

[Kaminari Kimi]

— Eh... no mucho. Probablemente solo lleve una hora o así.

Aquello lo decía más o menos con un 50% de seguridad, pero por las distintas herramientas de acondicionamiento que estaban desordenadas, por un makiwara que parecía particularmente triste y golpeado aquella mañana, y porque podía escucharla contar por lo bajo más de cien abdominales, no fue difícil deducir que llevaba al menos una hora allí si había estado entrenando bien.

— Claro. Con hielo está bien. —Respondió Kira a la oferta de Chika.

Kimi torció los labios.

— Recuerda que estás lesionada. No puedes cargar con tanto. —Le dijo, y Chika ya se podía imaginar cómo iba a continuar. También se podría imaginar que Kimi no se tomaría un "no" por respuesta—. Te acompaño.