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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Puedo hablarle sobre eso también, si quieres.

Sobre todo, ten cuidado, ¿vale? — no quiso especificarle de qué debía tener cuidado.

De empeorar la situación, de la violencia de Kira... Había tantas cosas de las que tener cuidado... Suspiró e intentó devolverle la sonrisa a su hermana, aunque fuese debilmente.

No tengo hambre. Iré a ver si puedo hacer algo de utilidad en algún sitio y no darle demasiadas vueltas a nada. Seguro que hay platos que limpiar o algo.

Le apartó la mirada a su hermana tan rápido como pudo, deshaciendo por completo cualquier intento de sonrisa en su rostro.
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Kimi asintió con energía. Confiaba en que no tendría problema con hablar con ella y que todo estaría bien. Solo tenía que tener cuidado.

— De acuerdo. Creo que están Mami y Hotaru lavando los platos. Seguro que agradecerán la ayuda. —Le informó—. Yo acabaré de entrenar e iré a hablar con Kira. ¿De acuerdo?

Decidió no comentar nada más, pues parecía que Chika necesitaba su espacio, así que la dejaría marcharse y se sentaría a meditar en cuanto su hermana abandonase el lugar.
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— De acuerdo. Creo que están Mami y Hotaru lavando los platos. Seguro que agradecerán la ayuda. Yo acabaré de entrenar e iré a hablar con Kira. ¿De acuerdo?

Claro. Iré a ver qué tal está Hotaru. Ni siquiera he hablado con él todavía. Vaya hermana estoy hecha. — esbozó una leve sonrisa antes de darse la vuelta y dirigirse a la cocina, dejando a Kimi en paz.
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— Tranquila. Seguro que no te lo tiene en cuenta. —Le dijo, riéndose un poco.

Al entrar a la casa, Chika se encontraría con Ryō y Kenshin jugando a un juego de cartas en la mesa, mientras Momo miraba con atención.

— Ey. —Saludó Ryō. Estaba muy concentrado.

— Hola. —Saludó Kenshin, mientras escogía con dificultad una de las cartas de su mano y la ponía en la mesa—. A pescar.

Ryō estampó las manos contra la mesa.

— ¿¡Pero sabes siquiera cómo se juega a esto!?

— ¿Tú sí?

Luego de un corto silencio, Chika podría ver a Ryō coger cartas de la pila.

— Pesco...
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Al entrar en la casa se encontró con una escena curiosa. Ryō y Kenshin jugaban a cartas mientras Momo miraba. Eso no era extraño, lo extraño era que no estaba para nada segura de qué estaban jugando. Había una pila de cartas en el medio y Kenshin acababa de decir algo de pescar.

Hola. ¿A qué estais jugando? — pregunto sin sentarse siquiera.

Solo se acercó un poco para ver si podía ayudar, pues parecía que ni sabían lo que hacían. A menudo esos chicos simplemente parecían un cachorro al que llamas para darle de comer y solo se te queda mirando, sin entender qué es la vida ni qué le intentas decir.
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— A las cartas. —Respondió Ryō.

— Mami me enseñó a jugar y ahora les estoy explicando cómo se hace.

— Excepto que no te acuerdas de cómo se juega ¿verdad?

Ryō lanzó un cuatro de corazones sobre la mesa.

— ¡Claro que sí! Ahora necesitas un... ¡tres! O otro número como este.

— ¿Un tres? —Si Chika miraba la mano de Kenshin, vería que no tenía un tres en ella, pero sí que tenía un cuatro en la mano, que tiró a la pila, quedándose con solo una carta—. ¿Quieres jugar?

— ¡Uno!

— Oh, mierda.

Esta vez, fue Kenshin quien tuvo que recoger la pila.
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China dejo de prestar atención rápidamente al juego de cartas que hasta ella sabía que estaban jugando mal y sonrió tiernamente. Tal vez, y solo tal vez, sí que había esperanza para ellos.

No, jugad vosotros. Voy a ver si necesitan ayuda en la cocina. ¿Se ha levantado Miki? — en cuanto le contestasen, empezaría a moverse.

Si la respuesta era una afirmación, sus piernas dirigirán su cuerpo a la cocina, tranquilizada de saber que Miki se había levantado y desayunado. Si, por el contrario, se trataba de una negativa o cualquier cosa que no fuese una afirmación, se dirigiría a su habitación a despertarla y decirle, de la forma más hipócrita del mundo, que desayunase.
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— Sí, aunque no sé dónde estará ahora.

Los jóvenes siguieron jugando tranquilamente a las cartas, mientras Chika se dirigía directamente a la cocina. Allí podría encontrarse a Hotaru, el chico que había aparecido esta mañana, lavando los platos. Tras él, sentada en la pequeña mesa de la cocina, estaba Mami.

— Ash... ¿Tienes dinero para...?

— No.

— ¡Pero no me has dejado acabar!
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Con la afirmación de que Miki seguía viva, Chika se quitó un peso de encima. Una vez en la cocina se encontró con Mami sentada y Hotaru limpiando. Así que se dirigió a su hermano.

Buenas, chicos. ¿Necesitas ayuda, Hotaru? — preguntó directamente desde la puerta, tampoco quería invadir demasiado.
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— ¡Ah! —De un bote, Mami se puso de pie.

— Sí, gracias... estaría bien algo de ayuda.

En ese momento Chika pudo ver como Mami, que no había mostrado la más mínima intención de ayudar hacía unos momentos, se acercaba a Hotaru. Habían montones y montones de platos, vasos y utensilios de cocina que necesitaban ser lavados.

— ¿Eeeh? ¡Si querías ayuda solo tenías que decirlo!

Hotaru apartó lo mirada, sin dejar de limpiar.

— Lo hice...
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Chika asintió de inmediato y entró a la cocina a ayudar a Hotaru en lo que necesitase. No se detuvo por lo que dijese Mami.

Ya me pongo yo. — avanzó hacia Hotaru.

A pesar de que tenía un brazo parado, haría lo que pudiese con su brazo libre.
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Mami intentó llegar antes hacia Hotaru para ayudarlo, pero no demasiado. Tampoco quería llegar antes de Chika y tener que trabajar en algo, realmente.

— Ayúdala a fregar, Mami... —Dijo Hotaru, antes de mirar a Chika y volver a apartar la mirada—. La semana pasada tenías el brazo bien...

Mami simplemente suspiró, antes de colocarse al lado de Chika y levantar la mano como si estuviera esperando a que Chika le diese algo.

— Pásame la bayeta y veme dando los platos.
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— Ayúdala a fregar, Mami... La semana pasada tenías el brazo bien...

No es nada, no te preocupes. Un pequeño accidente entrenando.

Chika se colocó en posición y Mami se puso a su lado. Poco a poco, con el pasar del tiempo y el estar, la peliazul iba relajandose y olvidando que había explotado el universo.

— Pásame la balleta y veme dando los platos.

Voy.

Procedió a pasarle la bayeta y a ir pasandole platos con su mano buena.

Es tu primer día aquí, Hotaru. Deberías estar fuera jugando a las cartas. Disfrutar de tus hermanos antes de disfrutar de la limpieza.

De nuevo, estaba haciendo de hermana mayor. No podía salirse de ahí.
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Según Chika le iba pasando los platos a Mami, la joven los secaba y los dejaba a un lado, en el escurridor. No es que le estuviese poniendo muchísimas ganas, pues parecía querer estar en cualquier otro lugar excepto donde estaba ahora, pero hacía su trabajo.

— Está bien. Si lo hago ahora, tendré un par de días sin que me vuelva a tocar... supongo. —Dijo—. ¿Y está todo bien con Kira?

Aquel comentario llamó la atención de Mami, que miró a su hermano.

— ¿Es que pasó algo con Kira?

— ¿... No te fijaste?

— ¿No? ¿Qué pasó?
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Chika se quedó callada hasta que Mami preguntó qué había pasado.

No ha sido nada. Ella se calentó, dijo cosas feas de Kimi y Raijin y entonces yo me calenté y dije cosas feas de Mika. Pero estamos bien. Lo único es que quiere montar un torneo y a mi me da cosa hacerlo tan pronto. Creo que deberíais daros un tiempo para adaptaros a todo antes de eso.

Quería aclararlo todo antes de que la cosa se fuese a peor y contra más claro hablase mejor. Tarde o temprano, Kira empezaría a anunciarlo a los cuatro vientos de todas formas, lo mejor era dejar clara su posición antes de que eso sucediese.
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