Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Tras mucho pensarlo y analizarlo, la joven de Takigakure decidió dar un giro a su vida, dejar de valerse por lo que hizo alguna vez en la academia y de la fama que su propio padre consiguió al apellido y comenzar a movilizarse para ser reconocida no solo por su apellido, sino también por su nombre. Que cada quién que escuche el nombre sea capaz de reconocerlo por si solo y no por algún vínculo con nadie más, siquiera le interesaba que la reconocieran por algún mérito de la villa o similar no, quería que su nombre, Sakamoto Noemi, fuese reconocido en todos lados.
Depender solamente de su físico no le parecía lo mejor, después de todo podría llegar alguien más con mejor cuerpo y rostro y sacarle el título fácilmente, además que la belleza sería algo pasajero y conforme pasaran los años, suponiendo que se hiciera la fama por este factor, pasaría a ser un cuento "Alguna vez fue una belleza..." y nada más, en cambio si lograba hazañas a nivel shinobi seguiría siendo reconocida con el pasar de los años tal y como sucede con aquellos tres que en la actualidad poseen tres estatuas representativas de si mismos en el Valle del Fin.
~ Suzumi Kouta… Uzumaki Shiomaru… Koichi Riona… ~ Recitaba en su mente la kunoichi de dorada cabellera en lo que recorría diversos senderos sin hacer uso de su fortuna para pagarse algún medio de transporte, había decidido privarse de casi todo tipo de lujo con tal de lograr mejorías en su estado físico y por ende mejorar su rendimiento como shinobi, después de todo era bastante escuálida y carecía casi completamente de experiencia real, además que nunca en su vida había estado en una situación de vida o muerte.
Este viaje no era algo improvisado ni mucho menos sin motivos, tenía planeado llegar hasta el país del fuego donde su padre le comentó acerca de la existencia de un conjunto de dojos en los que él mismo había entrenado en su debido momento. Según él, si ingresaba a cierto dojo en particular y hablaba con los más ancianos deberían de reconocer el apellido y no por hacer mal las cosas, aunque claro, la habilidad de Kaiser se basaba justamente en el uso de armas blancas mientras que Noemi sabía mejor como arrojar cosas, entre ellas platos pero claro, en su espalda había una katana que nunca en su existencia fue utilizada y ya iba siendo hora de que aprendiese a utilizarla. Eso sin mencionar que de tan escualida que era siquiera podía manipularla correctamente con una sola mano.
Tras una caminata de varios días, Sakamoto finalmente llegó a lo que en teoría era el lugar indicado pero en su lugar lo único que veía era un hermoso risco que posiblemente si caía moriría irremediablemente. ~ Encima hay ríos… ~ Pensaba al asomarse y vislumbrar al fondo el agua que corría con gran caudal, una pena que la chica no supiese nadar ni andar sobre el agua. Siendo esa la situación, la kunoichi decidió simplemente seguir su viaje como hasta ahora, deambulando de un lado a otro evitando en medida de lo posible los ríos para evitar accidentes y también tenía que vérselas con algún que otro animal salvaje pero nada del otro mundo, siquiera llegaban a atacarla que se sentían intimidados por la katana al ser desenfundada. El único problema que se le presentaba era que al haber dado mil vueltas por el país del fuego ya no sabía como debía de ver el mapa, no tenía manera de darse cuenta si lo estaba viendo de revés, de lado o como fuese y por ende se decidió a caminar en línea recta con la esperanza de que llegaría a algún lado algún día.
Lo más deprimente del caso de Noemi, era que previamente había pasado por lo que parecía ser un pueblo o algo similar que justamente era su objetivo, los dojos del combatiente, pero al pasar con la mirada clavada en la dirección contraria siquiera se percató de nada y de ahí que ahora estuviese dando vueltas aleatorias cerca del lugar. — ¡Última vez que te acepto un mapa! — Gritó a todo pulmón la kunoichi que ya estaba más que fastidiada de estar deambulando por todos lados sin llegar a ningún lugar, para colmo había tenido que pasarse por un sector del país de la tormenta justo en un momento en que llovía. El lado positivo era que se había vestido suponiendo que terminaría padeciendo frío en algún momento de su viaje y no padeció tanto.
14/02/2016, 17:36 (Última modificación: 14/02/2016, 17:37 por Uzumaki Eri.)
''A la caca todo, hoy me voy de paseo''
Con ese pensamiento dejó su asignada habitación con Mike dentro dormitando sobre la cama sin hacer, se colocó su típica ropa de primavera, guardando en el portaobjetos su bandana ninja, ya que a parte de no estar de servicio, bastante tenía con estar allí por su villa para demostrar sus habilidades como para que se encontrase con alguien y la retase cuando sus miradas se cruzaran, ¡Ya tenía bastante! Se repitió mentalmente, con las sandalias sujetas por su mano derecha para no despertar al can ni a la mayoría de la gente que dormía en aquel hotel, ya que salir tan pronto no estaba en los planes de la mayoría de la gente que se hospedaba allí. Suspiró nada más salir del edificio y calzándose, tomo rumbo por donde días antes había llegado a los Dojos del Combatiente.
Contando los días que había pasado allí y las incontables horas que se había pasado entrenando, fortaleciéndose y buscando alguna información sobre los participantes, -además de lo que ya conocía al pasar la primera ronda -, la joven huérfana de Uzushiogakure ya estaba un tanto harta y saturada por la información que había golpeado su cerebro como si de un puñetazo a un recién genin se tratase, vamos, un tanto difícil de asimilar.
Por ello decidió salir a dar un paseo por las afueras del lugar donde se quedaba, antes de comenzar el segundo combate, sopesando sus posibilidades ''Que yo recuerde... Quedan... Sasagani Yota, ¡puff! Me da miedo solo de pensarlo...'' Paso a paso se fue alejando, perdida en sus divagaciones acerca del torneo. '' Aotsuki Ayame... Eikyu Juro...''. Paró cuando la información volvió a sobrepasarla, haciendo a un notable dolor de cabeza alojarse en su cabeza sin ánimos de desalojarla por varios minutos, o quizás horas, no lo sabía, por eso paró en un río cercano.
Observó su reflejo en el agua, que se encontraba pacífica, con varias ondas creadas por los peces que pasaban por el líquido cristalino. Allí estaba ella, la joven huérfana Mizumi Eri. ¿Quién era ella? ¿Qué hacía allí? No se había parado a pensar en eso, ni en nada en particular relacionado con ella y sus sentimientos. Había ganado a Kazuma, ¡a Kazuma! Pero la victoria le había dejado un sabor tan agridulce que se sentía revuelta cuando pensaba en continuar en aquel torneo, pero no podía dar la espalda cuando había llegado hasta aquel punto. Suspiró y se colocó su cabello despeinado para ver si su reflejo mejoraba, pero aquel reflejo no dejaba de recordarla que estaba hecha una porquería: con ojeras marcadas debajo de sus orbes esmeralda vacíos, con la sonrisa prácticamente desaparecida y el cabello totalmente desordenado. Incluso su ropa, la cual se había encargado de estar presentable, se había desaliñado completamente.
Se mordió el labio, furiosa, y dio un golpe al agua, haciendo que su cara se distorsionara. Pero Eri lo ignoró completamente, posicionandose de nuevo sobre sus dos piernas y comenzando a caminar de nuevo.
Caminando, caminando, se alejó de los ríos y de sus posibles imágenes de sí misma reflejadas en el agua, cuando escuchó una voz, más bien una queja de alguien. — ¡Última vez que te acepto un mapa! — Se alertó y se escondió en el primer árbol que encontró, ya que se encontraban tanto ella como la desconocida - esa voz era de mujer -, en un camino. Pero al notar como seguramente solo sería una viajera perdida, decidió presentarse y ayudar de alguna forma.
- ¡Holi! -. Saludó saliendo de su escondite y posicionándose en frente de la joven chica, sonrió olvidándose de sus pensamientos. - ¿Necesitas ayuda? -. La viajera era increíblemente bella, vaya, no todos los días te encontrabas a una chica maldiciendo a alguien por conseguir un mapa erróneo: su cabello, minuciosamente cuidado y extremadamente largo, daba la sensación de que cada hebra estaba bañada en oro puro, brillando de manera que los ojos de Eri brillaban sólamente por el resplandeciente brillo que desprendía, luego bajó a sus ojos, unos orbes verdosos con un brillo singular que seguramente dejaba a más de uno bajo los encantos de la joven viajera. Parecía una escultura realizada por ángeles, o quizás ella misma era un ángel caído del cielo... ¡La chica simplemente era perfecta! Se sintió un poco avergonzada por sus pensamientos, ya que... La verdad es que ella no se podía comparar con tal regalo para la vista.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Encontrar un lugar indicado en un mapa y dicho sea de paso, teniendo dicho mapa en mano no debería de ser tan difícil, aunque sea orientarse en la dirección adecuada. Pero nadie nunca tuvo en cuenta las limitaciones de la rubia que nunca se dignó a echarse al agua y aprender a nadar y tampoco a usar su chakra para andar sobre el agua. En otras palabras, el territorio del país del fuego resultaba ser uno de los laberintos más difíciles con los que se había topado en su existencia, después de todo con mantener una mano pegada a una pared era más que suficiente para encontrar la salida de cualquiera, pero aquí no había paredes, habían ríos y riscos donde no podía apoyar la mano y listo.
Era ahora cuando a Noemi se le devolvía la idea de hacerse famosa por su belleza. ~ Ni siquiera tengo que esforzarme… ~ Pensaba la kunoichi, además de que estaba suponiendo tal vez más cosas de las que debería, como que no habría ninguna otra fémina que le hiciera la contra y bueno, de entre los árboles, como caída del cielo ahí estaba aquella hembra que la de Taki supuso no existiría. Una chica claramente más joven que ella, de cabello corto y celeste con un rostro simplemente perfecto y su cuerpo, si bien no es comparable a las ya existentes curvas de la Sakamoto, era muy posible que en un futuro no muy lejano le llegase a la altura o inclusive podría darse el caso en que la terminasen superando. ~ Por la santísima mierda… Voy a tener que entrenar… ~ Dijo en su cabeza con una mueca de horror en el rostro como si tuviese un fantasma frente a ella.
Pero que va, la chica no se le había presentado para burlarse ni nada por el estilo, por lo menos con esa sonrisa y su alegre voz daba una sensación de tranquilidad a la de Taki que a estas alturas ya había logrado dominar los músculos de su rostro para esbozar una sonrisa un tanto nerviosa. — Este… Si… — Dijo claramente nerviosa mientras sacaba el mapa de su portaobjetos para mostrárselo a la menor. — ¿Sabes cómo llegar aquí…? — Consultó apoyando suavemente el dedo en un lugar marcado, supuestamente los dojos que ella al menos ignoraba que se encontrasen literalmente a su lado. ~ Esta chica es demasiado linda… ~ Pensaba la rubia mientras analizaba discretamente con la mirada a la jovensita de cabellos celestes hasta que pudo divisar que traía una bandana… En la frente, oculta bajo el flequillo.
¿Estaba bien? ¿Por qué estaba tan nerviosa? Eri frunció el ceño, entre preocupada y sin saber muy bien cómo actuar frente a tal regalo para la naturaleza, así, cuando la joven de Takigakure - la distinguió por el característico símbolo de cada villa, que mostraba visible en su cuello - le tendió el mapa y puntualizó un lugar en concreto con su pequeño dedo, Eri tardó unos segundos en situarse en aquellos lares que marcaba con tanta precisión. No es que fuera una experta en leer mapas, es más, hasta hacía relativamente poco no había aprendido a orientarse ni en su propia aldea, pero con un poco de práctica y preguntando por indicaciones que la mayoría de la amable gente le daba, siempre conseguía llegar al lugar deseado.
-¡Oh, vaya! - Exclamó llevándose su mano derecha a la boca, símbolo de asombro, ¡la chica iba hacia el lugar de dónde ella venía! Miró a la joven con los ojos brillando, ¡por fin se sentía útil! Asintió enérgicamente. -De allí es donde vengo, se celebra un Torneo en el que estoy participando, creo que he oído que varios participante provienen de Takigakure... - Dejó caer, sin si quiera pararse a pensar si su acompañante había descubierto si la peliazul era una shinobi o no, o si ella misma se había dado cuenta de que la rubia también lo era, ¿qué más daba? Ambas eran ninjas, diferente origen, mismo destino: proteger su villa. -Puedes venir conmigo, así te puedo enseñar el camino -. Se ofreció, gustosa, tras descubrir tal información.
Dio un paso hacia el lugar, sin embargo, paró en seco y se dio media vuelta para encararla de nuevo. -Por... Cierto, yo soy Eri, ¡encantada de conocerte!
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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Lo que Noemi se esperaba era que la jovensita que tenía delante no fuese capaz de darle una respuesta en concreto, un "No sé" o "No entiendo", cualquier manera de respuesta negativa la haría feliz y no le tiraría abajo la autoestima por ser casi mayor de edad y no mostrarse capaz de leer un sencillo mapa. Pero las cosas no iban como ella deseaba, la peliceleste con alegría le respondió de forma positiva. Fue con eso que el ánimo de la rubia se fue al suelo de golpe. ~ Tantos años que he desperdiciado… ~ La pregunta ahora era qué tan lejos habría llegado ella si no se hubiese quedado vagando por la aldea.
Lo único que se podía hacer ahora mismo era intentar recuperar el tiempo perdido y justamente a ello había venido hasta el país del fuego. Dentro de los dojos podría tener un buen entrenamiento mucho mejor que la simple práctica a solas o incluso con algún compañero, allí realmente deberían ser capaces de instruirla para mejorar es más, puede que le ayuden a dejar de lado ese problemita suyo. De cualquier manera, Sakamoto debía centrar su atención en la pequeña kunoichi que tenía enfrente, después de todo se estaba ofreciendo abiertamente a ayudarla con su problema.
—Si, algunos de mis compañeros fueron invitados pero no pude hacerme tiempo para al menos venir a ver. — Explicó la kunoichi en lo que intentaba mostrarse un poco más relajada, no podía darse el lujo de mostrarse decaída ante una desconocida que ni siquiera tenía la culpa de haber nacido. —Te lo agradezco mucho. — Respondió ya esbozando una sonrisa algo más natural ante aquella invitación.
Ahora si, parecía que ambas se dirigirían al lugar mencionado en el mapa de la de Taki, pero al cabo de un paso la pequeña se volteó una vez más cosa que en cierto modo asustó a Noemi. Al final simplemente lo había hecho para presentarse. —Noemi, el placer es mío. — Respondió cordial la mayor ya más tranquila, aunque su mente era un soberano caos. ~¡Seguro a ella la invitaron al torneo! ~ Se quejaba en su mente, Eri no tenía por qué enterarse de nada.
—Por cierto… ¿Te molesta si pregunto tu edad...? — Consultó ciertamente nerviosa y por miedo a ofenderle.
21/02/2016, 12:45 (Última modificación: 21/02/2016, 12:46 por Uzumaki Eri.)
—Si, algunos de mis compañeros fueron invitados pero no pude hacerme tiempo para al menos venir a ver. —Vaya, al parecer no había podido asistir al evento, pero bueno, ¡al menos conocería el lugar donde estaba pasando esos días! Era maravilloso... Y si... Quizás se podían hacer amigas... ¡Tendría una amiga nueva! Todo eran ventajas para la pequeña kunoichi. -No tienes por qué agradecérmelo, es un placer para mí -. Negó para que la rubia viese que era totalmente desinteresado, pero no era altruista ni mucho menos, ya que Eri buscaba beneficio a toda costa: crear un nuevo vínculo con una persona nueva.
Cuando la huérfana se paró solo tras dar un paso y se dio la vuelta para presentarse, encontró que la de Takigakure tenía un nombre que le pegaba en su totalidad: Noemi... Era muy bonito, iba incluso tan acorde con ella que se sentía un poco estúpida por no haberlo sopesado con anterioridad.
Seguro que se acordaría de ese nombre por mucho tiempo, no como el de otros... Tales como Samekichi, que recordaba su apodo en vez de su verdadero nombre.
Al recordar eso se sintió un poco mal, la próxima vez no se olvidaría de su nombre tan pronto.
—Por cierto… ¿Te molesta si pregunto tu edad...? — ¿Su edad? Vaya, ¡esta chica era una caja de sorpresas! Nunca lo hubiese imaginado, a no ser que fuera un señor mayor que le regalaba piruletas, pero seguro que ella lo preguntaba por duda, ¡hay que saciar las dudas antes de formar un lazo de amistad! -Oh, no, para nada, dentro de poco cumpliré catorce años - Dibujó una sonrisa en su rostro con felicidad -¿Y tú? - Preguntó comenzando a andar ahora de verdad, y así podrían mantener una conversación haciendo que la caminata fuese más amena de recorrer.
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Lo que más deseaba la kunoichi de Taki era escuchar a la pequeña pronunciando una respuesta negativa, mientras más clara sea mejor, pero no, aquello nunca se hizo escuchar y por el contrario, la peliceleste pudo orientarse perfectamente con ese mapa que traía la rubia e incluso le dejó una oferta para acompañarla hasta el dichoso lugar en cuestión. ~ Bien… Siempre puedo aprender a cocinar… ~ Pensaba la mayor ya resignada a ser “inferior” a la joven peliceleste.
De cualquier manera, ahora que podría llegar al lugar del mapa podría intentar recuperar todos esos años perdidos por culpa de su ego, planeaba internarse allí por un buen tiempo aunque probablemente tendría que pasar cada tanto por Takigakure para evitar problemas con el Yubiwa, pero incluso en ese caso volvemos al inicio. Aquel a quién debía consultar se encontraba en los Dojos justamente por un torneo al que Noemi al menos no fue invitada y con razón.
Eri por lo visto no se percató del sobresalto de la rubia que ya tenía una mano cerca de su katana y simplemente siguió su camino como si nada, habiendo claro, respondido a la pregunta formulada una vez que la de Taki se encontraba algo más “relajada”
-Oh, no, para nada, dentro de poco cumpliré catorce años –
Dijo la chica con esa alegría que irradiaba de forma tan natural. Obviamente, nadie podría culparla de haber destruido la autoestima de una persona con una simple frase, siquiera Sakamoto la principal afectada podría hacerlo ya que ella al menos, no tenía la obligación de saber la situación de la mayor. –Diecisiete – Respondió abatida la kunoichi, una genin de tal edad, definitivamente era algo deprimente e incluso podría llegar a ser ese el motivo por el que su kage no la había llamado a participar del torneo, sería un tanto vergonzoso para la aldea que alguien de su edad se presentase con un rango tan penoso. ~Tengo que lograr que Yubiwa me recomiende para el examen chunin… ~ Se decía a sí misma la rubia en un intento por mantener la esperanza.
Siendo que ambas kunoichis ya se encontraban caminando en dirección a los Dojos, Noemi se dio el lujo de comenzar a diagramar vagamente lo que haría allí, primero y principal estaba justamente el encontrar el lugar exacto que su padre le había indicado, segundo sería encontrarse algún lugar donde pasar la noche. ~Eri seguramente sepa… Aunque dijo que participaba del torneo… ~ Pensaba la rubia que seguía un par de pasos atrasada a la menor. ~Momento… ¿No se supone que la primera ronda ya había pasado…? ~ La verdosa mirada de la chica se clavó en la alegre y teóricamente inocente pequeña que la estaba guiando. ~¿Es en serio…? ~ Cada segundo que pasaba aunque hablasen tan poco se seguía sorprendiendo. –Entonces… ¿Pasaste a la segunda ronda…? – Consultó la de Taki nuevamente con temor a la respuesta.
Mil disculpas el retraso y también, si te resulta algo pesado de leer o algo similar házmelo saber y veo si logro redactarlo mejor.
25/02/2016, 22:06 (Última modificación: 26/02/2016, 12:06 por Uzumaki Eri.)
–Diecisiete –
¡No era de extrañar su gran belleza, la llevaba años de ventaja! En verdad no, la joven de Taki, de nombre Noemi, no llevaba más experiencia, no, era algo único, era ella la que iluminaba el lugar donde pisaba, así que no podía competir con la rubia porque entonces, desde el primer momento, Eri hubiese perdido. Mostró una sonrisa amplia y contestó -¡Vaya, tienes que tener unas grandes dotes de shinobi! - Afirmó mientras daba pequeños saltitos a medida que se alejaban del lugar y se acercaban más a los dojos.
Cuando, de repente, la duda al parecer golpeó a la joven de ojos verdosos.
–Entonces… ¿Pasaste a la segunda ronda…? –
Sus mejillas se tiñeron de carmesí y sus manos viajaron hasta uno de los mechones de sus cabellos, jugando con ellos nerviosa mientras recordaba el cuerpo de Kazuma sobre el pilar, entonces una nube negra ensombreció los grandes ojos de la kunoichi de Uzushiogakure. -Sí... Estoy en la semifinal - Respondió con un tono de voz apagado.
Negó con la cabeza y volvió a instaurar su sonrisa para que, esta vez, no se fuera de nuevo. ¡Hay que crear una buena imagen si quieres hacer amigos! -Y... Dime, Noemi-neesan, ¿cuál es la razón por la que estás por aquí? ¿Vienes a entrenar o de turista? ¿O quieres apuntarte al torneo? No sé si puedes pero... ¡Seguro que hubieras podido vencer a la mayoría de los participantes! - musitó mientras afirmaba lentamente con la cabeza.
''No sé si le molestará la pregunta... Ay, no sé qué hacer...''
No te preocupes mujer, contesta cuando puedas. Y me encanta como escribes, no es pesado
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-¡Vaya, tienes que tener unas grandes dotes de shinobi! -
Con eso una de las cejas de Noemi se alzó a más no poder y su mirada casi de forma instantánea bajó hacia su busto. ~¿Me está diciendo que parecen falsos...? ~Se preguntó a si misma, no le interrogaría al respecto para evitar cualquier tipo de inconveniente que pudiera llegar a darse. Además que la respuesta que la peliceleste pudiera llegar a darle podría llegar a darle otro derechazo a la autoestima que ya la traía bastante golpeada. ~Pensar que solo pasaron unos minutos… ~
Lo importante era llegar hasta donde Noemi quería, ya luego podría arriesgarse a preguntar más cosas como esa duda que le quedó dando vueltas por su mente. ~Ya le preguntaré… ~Pensaba sin parar la marcha, quería llegar cuanto antes.
–Al menos hiciste algo bueno por tu aldea. –Le soltó con bastante tranquilidad sin dar mayor importancia a la reacción de la pequeña kunoichi. En ciertos casos Noemi solía mostrarse con cierta falta de tacto y lamentablemente a la peliceleste le tocaría soportarla de esa manera, aunque principalmente la mayor se había puesto de esa manera por su injustificada envidia.
Ahora lo importante. Esa pregunta que le formuló Eri que hizo que Sakamoto se retorciera en su lugar, no por rechazo, por el contrario. ~¡Qué me la llevo a casa! ~Primera vez en su vida que le llamaban de esa manera y si bien, le hacía sentir ciertamente vieja, le quedó gustando. ~Ahora… ¿Por qué carajo el viejo no le hizo un segundo hijo...? ~Comenzó a cuestionarse Noemi casi olvidando por completo que no estaba sola. ~Todavía son jóvenes y a mamá no se le han caído ni nada… ~Y así siguió por un rato totalmente desconectada del universo.
De un instante a otro, la rubia desvió totalmente su mirada al suelo, a un lado de donde ella justo acababa de pasar donde teóricamente no había nada. –A entrenar… Mi padre dijo que era un buen lugar. – Respondió natural como si nunca hubiese pasado nada. Lo que la había traído de vuelta no fue el recuerdo de la pregunta, tampoco Eri ni mucho menos la propia fuerza de voluntad de la chica, nada de eso. Fue una paloma desgraciada que por un milímetro falló al blanco que era la de Taki justamente. –No lo sé, no sé mucho del torneo, siquiera el rango de los participantes y eso. –Agregó al cabo de unos pasos ya habiendo perdido de vista la gracia de la paloma. –A todo esto… ¿Llevas mucho trabajando como kunoichi? –~Como sea una prodigio… ~
-Sí, en eso tienes razón, aunque no sé si golpear a uno de tus compañeros de villa sea del todo bueno... - Quizá no era la mejor manera de seguir aquella conversación, pero es que esa frase estaba ahí y no era mentira, así que lo mejor era quitársela de encima, con suerte Noemi no la diría nada al respecto... Bastante abochornada estaba ella, ¿debería ir a ver a Kazuma? Seguro que Nabi y Juro estarán con él en el hospital, así que ya bastante tenía con aquella compañía.
Suspiró dejando atrás el lugar donde se encontraban, escuchando como la kunoichi de Taki contestaba que ella había decidido venir a entrenar aquí por recomendación de su padre, ¡vaya! Seguro que sus padres tenían mucho conocimiento sobre estos lugares, ¿quién sabe si eran dueños de algún Dojo? Bueno, si ella había venido aquí sola desde Takigakure no tenía mucho sentido... Quizás estaba empezando a divagar porque no conocía a su nueva compañera y su curiosidad quería matarla por dentro.
–No lo sé, no sé mucho del torneo, siquiera el rango de los participantes y eso. –Agregó al cabo de unos pasos ya habiendo perdido de vista la gracia de la paloma. –A todo esto… ¿Llevas mucho trabajando como kunoichi? –
-Creo que éramos todos genin allí, pero no estoy muy segura... - Contestó llevándose el dedo índice de su mano izquierda al mentón, pensativa -Oh, vaya... Llevo al rededor de los ocho años aprendiendo para convertirme en ninja médico, pero empecé en la academia sobre los diez, once años, no me acuerdo muy bien... - Terminó en un susurro mientras se rascaba la nuca, nerviosa -¿y tú? - Preguntó mientras alcanzaba los pasos de la joven y así no quedarse atrás, ¡la rubia era más alta que ella! Necesitaba dar dos pasos cuando ella daba solo uno...
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Técnicamente golpear a un shinobi de otra aldea en estos instantes era lo mejor que podían llegar a hacer, después de todo las relaciones entre las aldeas shinobi no era la mejor y justamente Takigakure podría llegar a resultarle un tanto sospechoso a cualquiera luego de lo que pasó con Kusagakure. No era descabellado pensar que entre ninjas se matasen con solo verse y tal. —En realidad si está bien… Todo depende del punto de vista claro. —Respondió con suma tranquilidad la rubia como si pretendiese restarle importancia al asunto y realmente ese era su objetivo principal. —Es más… Creo que incluso tu kage te felicitaría si llegas a matar a tu oponente en pleno combate, claro suponiendo que no sean de la misma aldea. —Agregó al cabo de unos instantes. Noemi por lo menos en lugar de la peliceleste hubiese intentado matar a su oponente de buenas a primeras, a no ser que se tratase de algún compañero de aldea, en ese caso con noquearlo era suficiente.
Después de todo, se supone que en un torneo una aldea debe demostrar el poder militar que maneja y si los ninjas que envían no hacen absolutamente nada o simplemente se rinden terminarían por manchar la reputación de la aldea de la que provengan. ~Y eso a ningún Kage le gustará. ~Pensaba la rubia que seguía caminando con suma tranquilidad hasta que se percató de que estaba fastidiando inconscientemente a su guía. —Disculpa… —Soltó con una mueca que parecía mostrar preocupación aunque le duró un instante, puesto que la kunoichi más joven seguía viéndose sumamente tranquila. Igualmente Noemi caminaría algo más despacio ahora que sabía que estaba molestando a Eri por su falta de consideración.
—Entonces si podría haber llegado a hacer algo… —Respondió algo más tranquila y mucho más aliviada de saber que la jovensita que la acompañaba en este instante no era una chunin ni menos una jonin, además las edades que mencionó coinciden a grandes rasgos con las edades de la rubia. ~Una buena al fin… ~Mucho más tranquila se encontraba ahora, aunque en cierta manera Sakamoto ni experiencia tenía, se la pasaba panza arriba sin hacer nada la mayor parte del día. —Son seis años desde que me gradué, igual mi kage sigue sin tomarme en cuenta como ya sabrás. —Ella no tiene por qué saberlo, que Noemi es una vaga que poco hace de su vida más que peinarse o lo que ahora mismo hacía, hacerse una trenza algo delgada con un mechón de su cabello. —Ahora que lo pienso… Has de ser buena peleando digo, no te veo herida ni nada por el estilo. —Soltó de la nada y porque si la rubia que ya se encontraba deshaciendo la trenza.
—En realidad si está bien… Todo depende del punto de vista claro. —Respondió. —Es más… Creo que incluso tu kage te felicitaría si llegas a matar a tu oponente en pleno combate, claro suponiendo que no sean de la misma aldea. —Agregó al cabo de unos instantes.
-¿Desde cuando está bien matar a mi oponente? - La joven frunció su ceño, claramente disgustada por la respuesta de su compañera. -No sé yo... Para mí todos son personas antes que ninjas, y que yo sepa yo no soy más que todos los participantes, sé que hay un reglamento, pero antes de ese reglamento están mis propias reglas... Y esas son las que no me gustaría quebrantar, aunque por ellas diera la vida-. Contestó mientras se rascaba la nuca, un poco dubitativa de seguir aquella conversación que ya pasaba límites de desconocidos y entraba en argumentos de opinión.
Con suerte cambiarían de tema pronto.
La rubia, al parecer, también daba señales de ser el mismo rango que ella o superior, tal y como Eri había deducido, ¡chunin seguro! —Son seis años desde que me gradué, igual mi kage sigue sin tomarme en cuenta como ya sabrás. —Dijo mientras se hacía una trenza algo delgada con un mechón de su cabello. —Ahora que lo pienso… Has de ser buena peleando digo, no te veo herida ni nada por el estilo. —Soltó de la nada y porque si la rubia que ya se encontraba deshaciendo la trenza.
-Vaya, ¡debes de tener mucha experiencia en el mundo shinobi! ¿Cuántas misiones has hecho ya? - Preguntó con chispas en los ojos, claramente emocionada al escuchar algún relato. ¡Ella no había salido de misión! Bueno, y las pocas veces que había hecho algo... No había sido muy útil. -Oh, ¡qué va! Todo lo contrario... Si pasé fue por suerte, más que nada... - Ahora la que jugaba con su cabello era ella, claramente nerviosa.
No le apetecía hablar del torneo.
Continuó caminando junto a la rubia hasta encontrar una zona rodeada de árboles pero claramente más extensa, siendo esta de una forma redondeada; probando así que el camino se detenía ahí y que continuaba siguiendo esa dirección, pero claro, si seguían caminando se darían con un edificio de unas dos plantas situado justo en el centro, totalmente tradicional, de techos oscuros y paredes de madera de un tono más claro que el techo, con puertas de tela correderas. Eri ladeó la cabeza, confusa. Ese edificio parecía nuevo. ''¿Será una casa? ¿O un dojo?''
-¿Sale... Esto en tu mapa? - Preguntó señalando al edificio que tenían ambas delante.
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La primera pregunta que lanzó la pequeña kunoichi no recibiría respuesta aunque la mayor si que tenía una en mente. ~Desde que te graduaste de la academia. ~Así de sencillo, pero se notaba que la menor no se sentía tan cómoda hablando del asunto así que mejor era dejar morir el asunto cuanto antes, luego si llegaban a los dojos podría retomar el tema sin ningún tipo de temor a quedarse nuevamente perdida en esos terrenos naturales.
Cada palabra de Eri servía para armarle a Noemi una especie de idea acerca del tipo de persona con la que se había encontrado, alguien sumamente alegre y bondadoso incapaz de terminar con la vida de alguien, algo que sin lugar a dudas pega perfectamente con esa especialidad que ella misma había nombrado. ~¿Así serán todos los de Uzushio...? ~Se preguntaba la rubia incapaz de llegar a alguna conclusión clara ya que conocía a muy pocos shinobis de esa aldea, uno para ser más precisos y justamente coincidía en su necesidad de ayudar a todo mundo. ~La Hyuuga… Exactamente igual. ~
Pero bien, ya le había tocado a la peliceleste su turno de charlas incómodas y ahora le seguía el turno a la rubia, si, una sencilla pregunta llena de inocencia y altas espectativas que terminaron por darle de lleno en esa parte de su ser que prefería mantener oculta. ~Ninguna maldita sea… Tengo que moverme urgente... ~Decía en su cabeza mientras intentaba encontrar algún tipo de respuesta medianamete convincente para zafarse pero por suerte se encontraron con una formación un tanto extraña. Árboles marcando una perfecta circunferencia pero nadie con un poco de cerebro se centraría en ello, para eso estaba la enorme casa que fue construida ahí en medio, posiblemente se hayan talado los árboles para dar lugar a esa gran vivienda sin la posibilidad de que las ramas terminasen por dañar la estructura o mismo las ventanas.
-¿Sale... Esto en tu mapa? -
Consultó la pequeña logrando sacar de trance a la mayor que parecía estupefacta con el hallazgo. Sacó el mapa que lo traía dentro del portaobjetos y lo extendió, dio un par de vueltas y finalmente logró mirarlo como corresponde y en ningún lugar figuraba algo así. —No… No hay casas ni tampoco círculos así dentro de los bosques según esto… —Respondió la rubia que iba alternando miradas entre el mapa y la gran casa. Por una vez en su vida estaba viendo como corresponde el mapa.
Luego de un buen rato de contemplaciones en los que nada se podría sacar a la luz, Noemi comenzó a caminar en dirección a la estructura. —¿Vienes...? —Consultó manteniendo un paso algo lento para que la menor pudiese alcanzarle sin problemas. No tardó absolutamente nada en llegar hasta la puerta principal, puertas dobles bastante grandes a decir verdad. —¿La pensaron para gigantes? —Soltó entre risas mientras se desviaba hacia una de las ventanas para intentar ver algo en el interior.
—No… No hay casas ni tampoco círculos así dentro de los bosques según esto… —Respondió la rubia que iba alternando miradas entre el mapa y la gran casa.
-Debe de ser bastante reciente... - La kunoichi de Uzu se puso de puntillas para ver el mapa junto a la joven de Takigakure, intentando por todos los medios comprender la lectura del mapa, ya que, aunque hubiese aprendido a orientarse hace poco, leer aquellos pergaminos todavía le resultaba del todo difícil. Suspiró cuando volvió a su altura normal mientras la rubia miraba cual partido de tennis el mapa y la vivienda.
—¿Vienes...? — La rubia comenzó a caminar hacia aquel bulto enemigo de la naturaleza, y Eri tragó saliva, ''Mmm... Habrá que ver por qué esto está aquí... ¿No? Al menos para que lo incluyan en los mapas...'' Se dijo a sí misma mientras daba saltitos para alcanzar a la mayor.
Ya en la puerta principal, todo era absolutamente hecho para adultos, o para personas en definitiva más altas que la joven de cabellos celestes. ''Estúpido mundo hecho para gente de mayor estatura'' Hizo un puchero al aire, claramente disgustada por sus pensamientos. —¿La pensaron para gigantes? — Noemi la sacó de sus pensamientos, y enarcando una ceja, acompañó a la casi-ángel para intentar descubrir por una ventana qué se hallaba en el interior.
-¿No os han enseñado a llamar antes de...? - Una voz grave y aterciopelada salió de dentro de la estructura, y por la ventana por la que querían espiar las dos kunoichis salió una cabeza poseedora de unos ojos ámbar y cabello corto, rebelde y azabache. -¡Vaya! No me esperaba que dos jóvenes como vosotras se presentasen por aquí, y menos semejante ángeles, decidme, ¿os habéis hecho daño al caer del cielo? - Preguntó con una sonrisa ladeada mientras se apoyaba en el alfeizar de la ventana.
Eri se sonrojó e intentó ocultarse detrás de Noemi, claramente avergonzada por las palabras del moreno. Pero antes de dar posibilidad a volver a hablar, el chico volvió a hablar. -Oh, venga, ¡no seáis tímidas! ¿Queréis pasar? Esto es un restaurante, bueno, más o menos, es un lugar de paso para aquellas personas que se pierden... - Soltó mientras se carcajeaba. -Pero no os preocupéis por el dinero, yo invito - Ofreció, guiñando un ojo a la más mayor.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
La idea era sencilla, mirara el interior de la enorme casa para verificar lo que había dentro. A simple vista todo normal, muebles, mesas, sillas, todo muy normal y con bonitos detalles pero algo se hizo presente que hizo que Noemi diera un salto hacia atrás y casi se le erizara el cabello. ~Mierda… ~No lo dijo no más porque estaba parcialmente paralizada por ese susto que se había dado. Todo gracias a un moreno que no tardó nada en compensar ese "error" lanzando una serie de cumplidos.
—Que susto hombre… —Soltó la mayor suspirando pesadamente para luego alzar un brazo en un intento por ver donde se estaba posicionando la chica de cabellos celestes. ~Que mona… ~Pensaba pero por obvias razones no diría nada al respecto, en su lugar prefirió actuar como si nada hubiese pasado y claro, permitirle a Eri refugiarse detrás suyo.
Justo en ese instante en que la de Taki se dispuso a responder el hombre volvió a articular palabra, esta vez explicando el objetivo de aquella construcción en tan peculiar terreno. Además de una invitación que le sacó una sonrisa a la rubia. —Si que sabes tratar a una mujer. —Sentenció de manera juguetona en lo que se giraba para mirar a la de Uzu que no había articulado palabra. —¿Qué dices? —Usualmente actuaría según lo que a ella le interesaba, pero abandonar a la pequeña por una invitación en el medio de la nada no era del todo lindo para la rubia.
Pero claro, había algo entre medio que no podía dejar pasar. —Por cierto, me llamo Sakamoto Noemi, ¿Puedo preguntar por el suyo? —Habló volviendo la mirada al de sexo masculino enarcando una sonrisa cordial.