26/03/2016, 04:31
—Entendido —Respondió mientras se acomodaba el portaobjetos en el cinturón—. Me posicionaré y luego llamaré su atención con uno de mis jutsu, en cuanto veas un destello, esa será la señal para que des el primer golpe.
Aquella respuesta le insuflo ánimos a Kazuma, pues tenía consigo a alguien dispuesto a enfrentar semejante peligro. Rápidamente el joven se retiro para buscar una posición adecuada para su rol en aquella estratagema improvisada. La bestia ni siquiera se inmuto con aquello, pues parecía estar enzarzada en una batalla de miradas con el joven Ishimura. Inexorablemente golpeaba el árbol, con mayor ímpetu y violencia a cada momento. Pero él seguía tranquilo y observante, llevando a cabo su viejo ritual de contemplar al oponente antes de batirse en duelo con él.
«¿Miedo? ¿Ira? ¿Recelo? ¿Ansiedad? ¿Nada? —Kazuma indagaba en aquellos ojos rojos, en busca de alguna emoción o instinto reconocible—. Ni siquiera distingo su salvajismo, es como si solo fuera un cuerpo impulsado por una necesidad violenta… Como una especie de zombi.»
Por un instante sintió pena por aquella grotesca criatura, pues ya ni siquiera era un animal. Ni siquiera era movido por su necesidad de comer, sobrevivir y reproducirse, tan solo era un cuerpo que aplastaba todo a su paso y que arremetía contra todo aquello que se atravesara. A esas alturas era obvio que jamás podría volver a estar en equilibrio con la naturaleza. La única forma en que aquella bestia pudiera encontrar la paz era asegurándose de que abandonara este mundo.
«Debes estar sufriendo —se dijo a sí mismo en cuanto vio el destello que llamó la atención de jabalí—. Me asegurare de que la paz sea contigo, noble criatura cuya naturaleza ha sido corroída.»
Entonces comenzó todo.
Como un ave en picada inició la carrera a lo largo del tronco. Se movía raudo y feroz mientras iba desenvainando su espada. En su ser la situación era simple; Matar y evitar morir. Aunque dadas las circunstancias tampoco se podría permitir el que su compañero muriese. Cuando estaba a tan solo unos metros de chocar contra la base, se separó del árbol y cayó en picada blandiendo su espada como si fuera una guillotina. El jabalí solo tuvo oportunidad de arrojar un chillido cuando la hoja de Bohimei acarició su lomo.
«¡Maldición! —un pequeño roció de sangre le cubrió la mitad del cuerpo—. El corte fue poco profundo, apenas si dañe el musculo.»
Apenas herida, la bestia se giró violentamente hacia él, y fue poco lo que faltó para que le alcanzara con su colmillo grisáceo. El peliblanco se paró firme y contempló las dimensiones del animal que tenía frente a él. Sus miradas se cruzaron y el tiempo pareció detenerse. Por un instante, lo único que pudo percibir fue aquella sangre negra y espesa como la brea y aquel aliento acre y ardiente.
Se acomodo en una de sus posturas más sólidas y levantó su espada en alto. La bestia demostró captar el desafío y comenzó a bufar violentamente mientras se preparaba para recorrer los cinco metros que los separaba. Preparada para poner toda su atención en aquellos ojos grises y así matarlo.
—No me mires como a cualquier otro animal, bestia sin vida —le dijo al demente jabalí—-. No he venido aquí a desafiarte, sino a darte muerte.
Aquella respuesta le insuflo ánimos a Kazuma, pues tenía consigo a alguien dispuesto a enfrentar semejante peligro. Rápidamente el joven se retiro para buscar una posición adecuada para su rol en aquella estratagema improvisada. La bestia ni siquiera se inmuto con aquello, pues parecía estar enzarzada en una batalla de miradas con el joven Ishimura. Inexorablemente golpeaba el árbol, con mayor ímpetu y violencia a cada momento. Pero él seguía tranquilo y observante, llevando a cabo su viejo ritual de contemplar al oponente antes de batirse en duelo con él.
«¿Miedo? ¿Ira? ¿Recelo? ¿Ansiedad? ¿Nada? —Kazuma indagaba en aquellos ojos rojos, en busca de alguna emoción o instinto reconocible—. Ni siquiera distingo su salvajismo, es como si solo fuera un cuerpo impulsado por una necesidad violenta… Como una especie de zombi.»
Por un instante sintió pena por aquella grotesca criatura, pues ya ni siquiera era un animal. Ni siquiera era movido por su necesidad de comer, sobrevivir y reproducirse, tan solo era un cuerpo que aplastaba todo a su paso y que arremetía contra todo aquello que se atravesara. A esas alturas era obvio que jamás podría volver a estar en equilibrio con la naturaleza. La única forma en que aquella bestia pudiera encontrar la paz era asegurándose de que abandonara este mundo.
«Debes estar sufriendo —se dijo a sí mismo en cuanto vio el destello que llamó la atención de jabalí—. Me asegurare de que la paz sea contigo, noble criatura cuya naturaleza ha sido corroída.»
Entonces comenzó todo.
Como un ave en picada inició la carrera a lo largo del tronco. Se movía raudo y feroz mientras iba desenvainando su espada. En su ser la situación era simple; Matar y evitar morir. Aunque dadas las circunstancias tampoco se podría permitir el que su compañero muriese. Cuando estaba a tan solo unos metros de chocar contra la base, se separó del árbol y cayó en picada blandiendo su espada como si fuera una guillotina. El jabalí solo tuvo oportunidad de arrojar un chillido cuando la hoja de Bohimei acarició su lomo.
«¡Maldición! —un pequeño roció de sangre le cubrió la mitad del cuerpo—. El corte fue poco profundo, apenas si dañe el musculo.»
Apenas herida, la bestia se giró violentamente hacia él, y fue poco lo que faltó para que le alcanzara con su colmillo grisáceo. El peliblanco se paró firme y contempló las dimensiones del animal que tenía frente a él. Sus miradas se cruzaron y el tiempo pareció detenerse. Por un instante, lo único que pudo percibir fue aquella sangre negra y espesa como la brea y aquel aliento acre y ardiente.
Se acomodo en una de sus posturas más sólidas y levantó su espada en alto. La bestia demostró captar el desafío y comenzó a bufar violentamente mientras se preparaba para recorrer los cinco metros que los separaba. Preparada para poner toda su atención en aquellos ojos grises y así matarlo.
—No me mires como a cualquier otro animal, bestia sin vida —le dijo al demente jabalí—-. No he venido aquí a desafiarte, sino a darte muerte.
Estado de Ishimura Kazuma
- Puntos de Vida: –
150/150
- Puntos de Chakra: –
110/110
- Acciones Ocultas: