26/03/2016, 22:27
La bestia se movía con una velocidad y un trote difíciles de creer dado su gran tamaño. Rodeo el tronco de aquel árbol en cuestión de segundos y como una flecha se dirigió hacia Tatsuya. Por suerte este tenía un plan para lidiar con la cercanía de semejante amenaza. Haciendo uso de un shuriken y de un poco de hilo de shinobi logró frenar la embestida.
De un momento a otro, el jabalí se vería a sí mismo golpeando el suelo a gran velocidad mientras producía un pequeño temblor. Aquello debido a algo que se había enredado entre sus patas. La bestia chillo y pataleo mientras intentaba levantar la gran masa de músculos que era su cuerpo, pero el joven de cabellos negros no le permitiría reincorporarse tan rápido.
—¡Bien hecho! —No pudo contener su aprobación al ver como una ráfaga de relámpagos impactaba de lleno sobre el costado del monstruo.
La criatura se agito y convulsionó un poco debido a la fuerte descarga, pero aunque por un instante se había quedado tiesa, aún le quedaba mucha violencia por manifestar. Se pudo escuchar un chillido desgarrador y entonces aquel enorme cuerpo se levantó y comenzó a embestir el aire con sus afilados colmillos.
Kazuma comenzó a moverse pues sabía que las cosas no habían terminado. Prueba de aquello era el renovado aprecio por Tatsuya que la bestia mostraba en cada borbotón de espuma amarillenta que salía de su hocico. Rápido como el ninja que era se acercó por el punto ciego del animal y en un movimiento bien coordinado envaino su katana y desplegó su confiable fuuma shuriken.
«¡Vamos, que sea un buen corte!» —Tensó sus músculos y dejó que la fuerza fluyera mientras arrojaba su arma.
Las aspas de acero viajaron veloces y letales, como el vuelo de un ave de presa. Antes de poder reaccionar, el filo de las cuchillas se había enterrado en el musculoso lomo del jabalí. El arma quedó tan justa que ni siquiera hubo sangre que manara de la herida. La bestia se agito y corrió hacia el tronco para golpear su espalda contra él y liberarse del objeto extraño. Fue tanta la violencia con la que se restregó que el enorme shuriken se rompió, dejando la cuchilla agresora aún atrapada en aquella carne salvaje.
El jabalí se irguió y se puso en guardia. Por su aliento y su postura se vía que comenzaba a sentirse arrinconado, cosa que aumentaba más el peligro de la situación. Sin embargo era la oportunidad perfecta para que los jóvenes tomaran la ofensiva.
De un momento a otro, el jabalí se vería a sí mismo golpeando el suelo a gran velocidad mientras producía un pequeño temblor. Aquello debido a algo que se había enredado entre sus patas. La bestia chillo y pataleo mientras intentaba levantar la gran masa de músculos que era su cuerpo, pero el joven de cabellos negros no le permitiría reincorporarse tan rápido.
—¡Bien hecho! —No pudo contener su aprobación al ver como una ráfaga de relámpagos impactaba de lleno sobre el costado del monstruo.
La criatura se agito y convulsionó un poco debido a la fuerte descarga, pero aunque por un instante se había quedado tiesa, aún le quedaba mucha violencia por manifestar. Se pudo escuchar un chillido desgarrador y entonces aquel enorme cuerpo se levantó y comenzó a embestir el aire con sus afilados colmillos.
Kazuma comenzó a moverse pues sabía que las cosas no habían terminado. Prueba de aquello era el renovado aprecio por Tatsuya que la bestia mostraba en cada borbotón de espuma amarillenta que salía de su hocico. Rápido como el ninja que era se acercó por el punto ciego del animal y en un movimiento bien coordinado envaino su katana y desplegó su confiable fuuma shuriken.
«¡Vamos, que sea un buen corte!» —Tensó sus músculos y dejó que la fuerza fluyera mientras arrojaba su arma.
Las aspas de acero viajaron veloces y letales, como el vuelo de un ave de presa. Antes de poder reaccionar, el filo de las cuchillas se había enterrado en el musculoso lomo del jabalí. El arma quedó tan justa que ni siquiera hubo sangre que manara de la herida. La bestia se agito y corrió hacia el tronco para golpear su espalda contra él y liberarse del objeto extraño. Fue tanta la violencia con la que se restregó que el enorme shuriken se rompió, dejando la cuchilla agresora aún atrapada en aquella carne salvaje.
El jabalí se irguió y se puso en guardia. Por su aliento y su postura se vía que comenzaba a sentirse arrinconado, cosa que aumentaba más el peligro de la situación. Sin embargo era la oportunidad perfecta para que los jóvenes tomaran la ofensiva.
Estado de Ishimura Kazuma
- Puntos de Vida: –
150/150
- Puntos de Chakra: –
110/110
- Acciones Ocultas: