27/03/2016, 06:51
(Última modificación: 27/03/2016, 14:56 por Hanamura Kazuma.)
—¡Takanashi! —Fue lo único que alcanzó a gritar cuando vio cómo su compañero era herido.
Ni siquiera el mismo se escuchó rugir pues el demencial chillido del jabalí lo opaco todo. Se retorcía de un lado a otro por causa de un kunai enterrado en su globo ocular. La bestia había quedado tuerta, pero puede que el precio pagado por el Takanashi fuese demasiado alto. La criatura tardó unos instantes en recomponerse, pero cuando lo hizo se encontró con que aquel que le había herido yacía en el suelo.
«No…» —De a poco fue desenvainando su espada mientras hacía circular su chakra por el filo de la misma.
Aquel monstruo fijó el único ojo que le quedaba en el joven que yacía herido e indefenso frente a él. Solo bastaría con que lo pisotease un poco para que muriera. Presintiendo lo que estaba sucediendo, aquella montaña de carne comenzó a caminar lentamente hacia su enemigo, segura de que podría darle muerte con tan solo unos cuantos movimientos.
«¡No te lo permitiré! —Comenzó a moverse con prisa mientras las palabras acudían a su mente como algo aterrador pero poderoso—. Alma que grita - Abandona el pesar - Corta con honor…»
Realizo un corte vertical en el espacio y de Bohimei se desprendió una masa de chakra que en un instante tomó la forma de una delgada media luna. El tiempo pareció congelarse cuando aquel corte se torno de un gris espectral y varias figuras esqueléticas se manifestaron en su estela. La monstruosa criatura no percibió el ataque hasta que estuvo a tan solo a unos metros de ella, pues fue entonces cuando aquella cuchilla emitió un bramido aterrador idéntico al de un guerrero que se arroja hacia la muerte, tanto suya como de su oponente. El enorme cerdo se quedó petrificado ante aquella técnica fantasmal que le igualaba en altura.
«Setsudan Tamashī.» —Aquel era el nombre de la técnica que acababa de golpear de lleno el costado de esa montaña de carne.
Tanto el animal como Kazuma se tambalearon un poco luego del ataque, el primero por la fuerza de la técnica y el segundo por el retroceso causado por la misma. Del costado del jabalí comenzó a manar su espesa y oscura sangre. Aquella herida sería imposible de ignorar y el joven lo sabía, por lo que alzó su espada en señal desafiante y espero el contraataque. Por los momentos su compañero se encontraba a salvo, pero ahora tendría que preocuparse por si mismo.
—¡Vamos! —Le gritó. La liga de su cabello se desató, dejando que su blanca melena se expandiera—. ¡Muéstrame que tienes!
Se observaron por un instante y entonces se arrojaron el uno contra el otro de manera feroz. El choque fue estridente; uno de aquellos afilados colmillo trato de empalarlo pero logró cubrirse con su katana, provocando un fuerte chirrido y una lluvia de chispas carmesí. Así se llevó a cabo un rápido intercambio de golpes que marcaba impresiones en ambos. Kazuma se encontraba impresionado de que aun haciendo uso de toda su pericia, todas sus estocadas fueran interceptadas. Por su parte el jabalí parecía desconcertado por encontrar la primera cosa que no se rompía ante sus enormes colmillos.
«Seguro has destrozado los cuernos de mucho ciervos y el tronco de muchos árboles, pero jamás podrás quebrar a Bohimei.»
Como si hubiese leído sus pensamientos al ver aquellos ojos grises, la bestia se enfureció aún más y volvió a atacar. Pero en esta ocasión había algo diferente y el Ishimura también lo noto cuando ya era demasiado tarde. La nueva embestida no tenía intenciones de cortarle, sino más bien de desarmarle. El arma se escapó de sus manos mientras él caía rodando hacia atrás. El cerdo monstruoso parecía saborear su victoria, pues a su joven presa no le daría oportunidad de alcanzar su arma antes de quedar aplastado bajo sus pezuñas. Irguió la cabeza y comenzó a acercarse lentamente.
—Los ninjas no somos presas fáciles. —En un ágil movimiento levantó un kunai que estaba a sus pies, aprovechó que su enemigo bajo la guardia, y ataco. La filosa arma voló hasta clavarse en el único ojo que le quedaba.
La bestia quedó ciega y mientras emitía un chillido desgarrador comenzó a tambalearse de un lado a otro arrojando estocadas al aire. Parecía que iba a caer por el daño, pero no arrojaría su cuerpo sobre cualquier sitio. Ya fuese por el olor o inconscientemente, el jabalí se encaminó hacia donde yacía tirado el joven de ojos dispares. Su colosal peso amenazaba con aplastar al muchacho si este no hacía nada al respecto.
—¡Tatsuya, muévete, no puedes permitirte morir aquí! —Gritó con todas sus fuerzas, con la esperanza de que su compañero evadiera la mortal sombra que se cernía sobre él.
Ni siquiera el mismo se escuchó rugir pues el demencial chillido del jabalí lo opaco todo. Se retorcía de un lado a otro por causa de un kunai enterrado en su globo ocular. La bestia había quedado tuerta, pero puede que el precio pagado por el Takanashi fuese demasiado alto. La criatura tardó unos instantes en recomponerse, pero cuando lo hizo se encontró con que aquel que le había herido yacía en el suelo.
«No…» —De a poco fue desenvainando su espada mientras hacía circular su chakra por el filo de la misma.
Aquel monstruo fijó el único ojo que le quedaba en el joven que yacía herido e indefenso frente a él. Solo bastaría con que lo pisotease un poco para que muriera. Presintiendo lo que estaba sucediendo, aquella montaña de carne comenzó a caminar lentamente hacia su enemigo, segura de que podría darle muerte con tan solo unos cuantos movimientos.
«¡No te lo permitiré! —Comenzó a moverse con prisa mientras las palabras acudían a su mente como algo aterrador pero poderoso—. Alma que grita - Abandona el pesar - Corta con honor…»
Realizo un corte vertical en el espacio y de Bohimei se desprendió una masa de chakra que en un instante tomó la forma de una delgada media luna. El tiempo pareció congelarse cuando aquel corte se torno de un gris espectral y varias figuras esqueléticas se manifestaron en su estela. La monstruosa criatura no percibió el ataque hasta que estuvo a tan solo a unos metros de ella, pues fue entonces cuando aquella cuchilla emitió un bramido aterrador idéntico al de un guerrero que se arroja hacia la muerte, tanto suya como de su oponente. El enorme cerdo se quedó petrificado ante aquella técnica fantasmal que le igualaba en altura.
«Setsudan Tamashī.» —Aquel era el nombre de la técnica que acababa de golpear de lleno el costado de esa montaña de carne.
Tanto el animal como Kazuma se tambalearon un poco luego del ataque, el primero por la fuerza de la técnica y el segundo por el retroceso causado por la misma. Del costado del jabalí comenzó a manar su espesa y oscura sangre. Aquella herida sería imposible de ignorar y el joven lo sabía, por lo que alzó su espada en señal desafiante y espero el contraataque. Por los momentos su compañero se encontraba a salvo, pero ahora tendría que preocuparse por si mismo.
—¡Vamos! —Le gritó. La liga de su cabello se desató, dejando que su blanca melena se expandiera—. ¡Muéstrame que tienes!
Se observaron por un instante y entonces se arrojaron el uno contra el otro de manera feroz. El choque fue estridente; uno de aquellos afilados colmillo trato de empalarlo pero logró cubrirse con su katana, provocando un fuerte chirrido y una lluvia de chispas carmesí. Así se llevó a cabo un rápido intercambio de golpes que marcaba impresiones en ambos. Kazuma se encontraba impresionado de que aun haciendo uso de toda su pericia, todas sus estocadas fueran interceptadas. Por su parte el jabalí parecía desconcertado por encontrar la primera cosa que no se rompía ante sus enormes colmillos.
«Seguro has destrozado los cuernos de mucho ciervos y el tronco de muchos árboles, pero jamás podrás quebrar a Bohimei.»
Como si hubiese leído sus pensamientos al ver aquellos ojos grises, la bestia se enfureció aún más y volvió a atacar. Pero en esta ocasión había algo diferente y el Ishimura también lo noto cuando ya era demasiado tarde. La nueva embestida no tenía intenciones de cortarle, sino más bien de desarmarle. El arma se escapó de sus manos mientras él caía rodando hacia atrás. El cerdo monstruoso parecía saborear su victoria, pues a su joven presa no le daría oportunidad de alcanzar su arma antes de quedar aplastado bajo sus pezuñas. Irguió la cabeza y comenzó a acercarse lentamente.
—Los ninjas no somos presas fáciles. —En un ágil movimiento levantó un kunai que estaba a sus pies, aprovechó que su enemigo bajo la guardia, y ataco. La filosa arma voló hasta clavarse en el único ojo que le quedaba.
La bestia quedó ciega y mientras emitía un chillido desgarrador comenzó a tambalearse de un lado a otro arrojando estocadas al aire. Parecía que iba a caer por el daño, pero no arrojaría su cuerpo sobre cualquier sitio. Ya fuese por el olor o inconscientemente, el jabalí se encaminó hacia donde yacía tirado el joven de ojos dispares. Su colosal peso amenazaba con aplastar al muchacho si este no hacía nada al respecto.
—¡Tatsuya, muévete, no puedes permitirte morir aquí! —Gritó con todas sus fuerzas, con la esperanza de que su compañero evadiera la mortal sombra que se cernía sobre él.
Estado de Ishimura Kazuma
- Puntos de Vida: –
150/150
- Puntos de Chakra: –
86/110
- Acciones Ocultas: