1/04/2016, 04:32
¡No hay de que! – Exclamo con emoción, manteniendo la sonrisa en los labios – Yo creo que todos lo piensan, solo no se atreven a decírtelo –aseguro, asintiendo con la cabeza bastante animada. No era de cohibirse a la hora de hablar, siempre se aseguraba de dar a conocer lo que pensaba a quien fuera que tuviese en frente y esa ocasión no sería la excepción. La vista de la menor se paseaba de una persona a otra, por minutos observaba al muchacho que tenía en frente y a los siguientes le dedicaba una mirada fugaz a la madre del mismo, era una mujer de rasgos llamativos, era hermosa, causaba gran impresión.
Salio de letargo, volvió en si dejando de lado sus pensamientos cuando escucho a la señora decir que se retiraría por un momento, pero que su hijo se quedaría- oh! –dejo escapar un murmullo mientras juntaba sus manos con emoción ¡ya no tendría que pasar el resto de día sola, junto a sus abuelos y primos! – El gusto es fue todo mío – contesto en respuesta, mientras se despedía de la mujer.
- ¿No eres de aquí verdad? ¡Seré tu guía aquí, en Yamiria, la capital del país del espiral! – Pese a sonar tan convincente, la verdad era que su sentido de orientación estaba defectuoso, nunca se sabía a donde irías a parar, cuando era ella quien estaba a la cabeza. Cosas tan simples como el norte, sur, le eran un misterio…los mapas no hacían gran diferencia por la misma razón.
- Pfff ¡si la sigues muy seguramente nunca vuelvan a verte! -
Una voz bastante familiar para la niña se dejó escuchar a sus espaldas. Era Hiroshi, aquel niño con el cual tiempo antes había cruzado un par de palabras. Mayor que Nonoha en un año y con quien se llevaba mejor pese a molestarla constantemente, Este se acercaba hasta donde ambos se encontraban, riendo divertido por el comentario de la niña. El sabia mejor que nadie lo mala que era guiándose, solía perderse constantemente y le divertía escucharla decir que aria de guía para alguien más.
– Es cierto – dijo de pronto la castaña mientras terminaba de despeinar aquella maraña que le coronaba la cabeza- Norte, sur…la verdad para mí todo es igual – se rio por escasos segundos de su mal y antes de poder agregar algo más la voz de su abuelo le hizo callar.
-No veo lo gracioso –la voz del anciano se dejó escuchar mientras reposaba una de sus manos sobre la pequeña cabeza de la ojiazul, despeinándola aún más – Debes esforzarte más, cosas como esas son indispensables para un ninja – sentencio el hombre con cierta seriedad mientras los observaba a los tres. Nonoha por su parte solo rodo los ojos dejando escapar un suspiro por las palabras del mayor.
– Jovencito, es un placer– El hombre hizo un ademan con la cabeza antes de presentarse a Tatsuya -Mi nombre es Hiwatari Ren y estos dos mis nietos, Nonoha e Hiroshi – este último levanto una de sus manos y saludo a Tatsuya animadamente.
¿Deseas acompañarnos en nuestra pequeña caminata por la plaza? – Ren observo al joven esperando su respuesta.
Salio de letargo, volvió en si dejando de lado sus pensamientos cuando escucho a la señora decir que se retiraría por un momento, pero que su hijo se quedaría- oh! –dejo escapar un murmullo mientras juntaba sus manos con emoción ¡ya no tendría que pasar el resto de día sola, junto a sus abuelos y primos! – El gusto es fue todo mío – contesto en respuesta, mientras se despedía de la mujer.
- ¿No eres de aquí verdad? ¡Seré tu guía aquí, en Yamiria, la capital del país del espiral! – Pese a sonar tan convincente, la verdad era que su sentido de orientación estaba defectuoso, nunca se sabía a donde irías a parar, cuando era ella quien estaba a la cabeza. Cosas tan simples como el norte, sur, le eran un misterio…los mapas no hacían gran diferencia por la misma razón.
- Pfff ¡si la sigues muy seguramente nunca vuelvan a verte! -
Una voz bastante familiar para la niña se dejó escuchar a sus espaldas. Era Hiroshi, aquel niño con el cual tiempo antes había cruzado un par de palabras. Mayor que Nonoha en un año y con quien se llevaba mejor pese a molestarla constantemente, Este se acercaba hasta donde ambos se encontraban, riendo divertido por el comentario de la niña. El sabia mejor que nadie lo mala que era guiándose, solía perderse constantemente y le divertía escucharla decir que aria de guía para alguien más.
– Es cierto – dijo de pronto la castaña mientras terminaba de despeinar aquella maraña que le coronaba la cabeza- Norte, sur…la verdad para mí todo es igual – se rio por escasos segundos de su mal y antes de poder agregar algo más la voz de su abuelo le hizo callar.
-No veo lo gracioso –la voz del anciano se dejó escuchar mientras reposaba una de sus manos sobre la pequeña cabeza de la ojiazul, despeinándola aún más – Debes esforzarte más, cosas como esas son indispensables para un ninja – sentencio el hombre con cierta seriedad mientras los observaba a los tres. Nonoha por su parte solo rodo los ojos dejando escapar un suspiro por las palabras del mayor.
– Jovencito, es un placer– El hombre hizo un ademan con la cabeza antes de presentarse a Tatsuya -Mi nombre es Hiwatari Ren y estos dos mis nietos, Nonoha e Hiroshi – este último levanto una de sus manos y saludo a Tatsuya animadamente.
¿Deseas acompañarnos en nuestra pequeña caminata por la plaza? – Ren observo al joven esperando su respuesta.