2/04/2016, 20:15
-Qué me dejéis en paz, cojones- gritaba desesperado desde aquel cubículo de mala muerte con olor a lejía por todos sus rincones.
Pinchazos, vías, sueros, enfermeras toqueteandome de arriba a abajo y mareandome incluso más que aquel maldito veneno. Eso se suponía que era cuidarme. A mi lado estaba mamá, por supuesto, ella no iba a separarse de mí. ¿Cómo iba a permitir dejar a su Yotita solo en un momento como aquel? Ojalá lo hiciese, ella solo hacia que todo fuese más pesado. su mirada clavada en mí, como si la mismísima espada de Damocles fuera me avisaba de que si hacia un berrinche más lo iba a pagar pero aquello era superior a mí. No entendía que me hicieran tantas cosas. Ya había pasado pro cosas así y simplemente con reposo mejoraba.
Putos pesados.
-¡¡QUÉ ME DEJÉIS EN PAZ DE UNA PUTA VEZ, JODER!!- vociferé en cuanto me cambiaron la maldita via
-Vamos, vamos, solo es una via, deja de quejarte-
La mano abierta de Naomi viajó a toda velocidad impactando en mi mejilla, dejandome el lado izquierdo de la cara al rojo vivo.
-Deja de quejarte, lo hacen por tu bien-
-Yotaniichaaaaaaaan, sal a jugaaaaar.
Genial. Ahora teníamos invitada de ecepción. Mi verdugo en el torneo, la chica que no puse superar. Mizumi Eri. Y quería jugar. en menudo momento más oportuno se le había ocurrido venir a jugar. La cara de mi madre cambio y creo que llegué a ver sus incisivos durante un instante en cuanto el dolor se adueñó de su rostro. Agarré su brazo antes de que hiciese alguna estupidez.
La infermera por su parte ya había acabado con aquellos peculiares cuidados, al menos por el momento.
-Me temo que no puede jugar pero.. ¿Por qué no haces algo por tu amigo? ¿Podrás cuidarle hasta que vuelva?-
Eri se encontró con aquella enfermera que lucía una bata rosa pálido y cargaba con la via que me había quitado anteriormente la cual le ofreció una sonrisa amistosa y le invitó a entrar antes de irse a cuidar a otro paciente. Aquellos días, sobre todo en aquel evento, el hospital estaba a reventar. Entre el torneo y las peleas callejeras de los que hacían su propio torneo por las calles... El hospital se había convertido en un lugar de visita obligada.
Pinchazos, vías, sueros, enfermeras toqueteandome de arriba a abajo y mareandome incluso más que aquel maldito veneno. Eso se suponía que era cuidarme. A mi lado estaba mamá, por supuesto, ella no iba a separarse de mí. ¿Cómo iba a permitir dejar a su Yotita solo en un momento como aquel? Ojalá lo hiciese, ella solo hacia que todo fuese más pesado. su mirada clavada en mí, como si la mismísima espada de Damocles fuera me avisaba de que si hacia un berrinche más lo iba a pagar pero aquello era superior a mí. No entendía que me hicieran tantas cosas. Ya había pasado pro cosas así y simplemente con reposo mejoraba.
Putos pesados.
-¡¡QUÉ ME DEJÉIS EN PAZ DE UNA PUTA VEZ, JODER!!- vociferé en cuanto me cambiaron la maldita via
-Vamos, vamos, solo es una via, deja de quejarte-
¡PLACA!
La mano abierta de Naomi viajó a toda velocidad impactando en mi mejilla, dejandome el lado izquierdo de la cara al rojo vivo.
-Deja de quejarte, lo hacen por tu bien-
-Yotaniichaaaaaaaan, sal a jugaaaaar.
Genial. Ahora teníamos invitada de ecepción. Mi verdugo en el torneo, la chica que no puse superar. Mizumi Eri. Y quería jugar. en menudo momento más oportuno se le había ocurrido venir a jugar. La cara de mi madre cambio y creo que llegué a ver sus incisivos durante un instante en cuanto el dolor se adueñó de su rostro. Agarré su brazo antes de que hiciese alguna estupidez.
La infermera por su parte ya había acabado con aquellos peculiares cuidados, al menos por el momento.
-Me temo que no puede jugar pero.. ¿Por qué no haces algo por tu amigo? ¿Podrás cuidarle hasta que vuelva?-
Eri se encontró con aquella enfermera que lucía una bata rosa pálido y cargaba con la via que me había quitado anteriormente la cual le ofreció una sonrisa amistosa y le invitó a entrar antes de irse a cuidar a otro paciente. Aquellos días, sobre todo en aquel evento, el hospital estaba a reventar. Entre el torneo y las peleas callejeras de los que hacían su propio torneo por las calles... El hospital se había convertido en un lugar de visita obligada.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa