3/04/2016, 20:53
El puñetazo del rastas había fallado, eso era incuestionable y Ritsuko tenía vía libre a atacarle o por lo menos eso supuso en el instante en que saltó sobre él con la intención de colgársele de una bendita vez por todas. Terminaría la pelea ya sea con él rindiéndose o matándolo, cualquiera de las dos valía aunque la segunda prefería evitarla por razones obvias.
En cuanto la pelirroja despegó los pies del suelo, el chico abrió la mano con la que pretendía golpearla y un destello cegador se hizo presente, haciendo que la kunoichi calculase bastante mal el momento para cerrar sus brazos y piernas y con ello terminó por chocar contra él, acto seguido, antes de que recuperase la visión algo la golpeó fuertemente en las piernas y justo antes de caer una potente patada le dio de lleno en el hombro haciendo que se girase un poco en el aire y terminase por chocar de cara al suelo.
De no ser por la máscara tal vez se habría partido la nariz o quién sabe qué, pero los daños por esas patadas habían sido severos y ahora mismo Ritsuko siquiera era capaz de levantarse. ~ Mierda... ~ Se quejaba la dolorida genin incapaz de articular palabra por el dolor. Por un lado las piernas, por otro el hombro y finalmente el cuello, después de todo una caída a buena velocidad con la cara no era moco de pavo incluso teniendo una buena protección.
Boca abajo y en el suelo, la pelirroja intentaba levantarse pero las piernas apenas si le respondían, los brazos todo perfecto, pero sus otras extremidades estaban entumecidas e incluso levemente hinchadas por la fuerza del golpe. Probablemente al día siguiente tendría unos hermosos moratones en esa zona. - Ya... Ganaste... - Dijo una adolorida kunoichi que seguía en sus intentos por ponerse de pie, aunque poco a poco iba recuperando el control de sus extremidades y muy lentamente fue logrando su objetivo.
~ Tendré que volverme al pueblo aunque queda algo lejos. ~ Tendría que retroceder en sus pasos, así como se encontraba no podía darse el lujo de seguir viaje o podría terminar peor de lo que se encontraba. - Supongo que... Hasta aquí te acompaño... - Aún jadeando y adolorida, Ritsuko se dispuso a marchar como buenamente podía rengueando a un paso más que lento en la misma dirección por la que venían. Eso claro, si Riko no se decidía a detenerla.
En cuanto la pelirroja despegó los pies del suelo, el chico abrió la mano con la que pretendía golpearla y un destello cegador se hizo presente, haciendo que la kunoichi calculase bastante mal el momento para cerrar sus brazos y piernas y con ello terminó por chocar contra él, acto seguido, antes de que recuperase la visión algo la golpeó fuertemente en las piernas y justo antes de caer una potente patada le dio de lleno en el hombro haciendo que se girase un poco en el aire y terminase por chocar de cara al suelo.
De no ser por la máscara tal vez se habría partido la nariz o quién sabe qué, pero los daños por esas patadas habían sido severos y ahora mismo Ritsuko siquiera era capaz de levantarse. ~ Mierda... ~ Se quejaba la dolorida genin incapaz de articular palabra por el dolor. Por un lado las piernas, por otro el hombro y finalmente el cuello, después de todo una caída a buena velocidad con la cara no era moco de pavo incluso teniendo una buena protección.
Boca abajo y en el suelo, la pelirroja intentaba levantarse pero las piernas apenas si le respondían, los brazos todo perfecto, pero sus otras extremidades estaban entumecidas e incluso levemente hinchadas por la fuerza del golpe. Probablemente al día siguiente tendría unos hermosos moratones en esa zona. - Ya... Ganaste... - Dijo una adolorida kunoichi que seguía en sus intentos por ponerse de pie, aunque poco a poco iba recuperando el control de sus extremidades y muy lentamente fue logrando su objetivo.
~ Tendré que volverme al pueblo aunque queda algo lejos. ~ Tendría que retroceder en sus pasos, así como se encontraba no podía darse el lujo de seguir viaje o podría terminar peor de lo que se encontraba. - Supongo que... Hasta aquí te acompaño... - Aún jadeando y adolorida, Ritsuko se dispuso a marchar como buenamente podía rengueando a un paso más que lento en la misma dirección por la que venían. Eso claro, si Riko no se decidía a detenerla.
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